Discurso de Malala: “Que nadie sea olvidado”
Discurso pronunciado en la ceremonia de entrega del Premio Embajador de Conciencia de Amnistía Internacional, celebrada en Dublín (Irlanda) el 17 de septiembre de 2013.
Malala Yousafzai
- activista por el derecho a la educación para niños y niños de todo el mundo
Queridos y respetados hermanos y hermanas,
secretario general Salil Shetty, señor alcalde, señor ministro de
Educación, Bono, Roger Waters y Harry Belafonte:
Es un gran honor para mí estar de nuevo aquí en Irlanda, donde los ojos siempre sonríen y se oye a los ángeles cantar.
La vez anterior fui invitada a Tipperary,
cuyos bellos paisajes me recordaron a mi ciudad, Swat, con sus
exuberantes colinas verdes, sus montañas con altos árboles y sus ríos
cristalinos. Decimos que Swat es un paraíso terrenal, e Irlanda comparte
esa belleza.
Pero, además de la belleza natural de
esta tierra, para mí lo más importante es el cariño y la amabilidad que
sus habitantes me han demostrado.
Agradezco a Amnistía Internacional su constante actividad de campaña para proteger los derechos humanos y que me haya concedido este premio por nuestra campaña mundial en favor de la educación de las niñas. Me siento realmente honrada de compartir hoy este galardón con el rey, no sólo del Calipso, sino de las campañas en favor de los derechos humanos en todo el mundo. Le admiro profundamente, señor Belafonte.
Queridos hermanos y hermanas, como muchos de ustedes saben, mi amado país, Pakistán, y su pueblo sufre a manos de la violencia terrorista. Continúa librándose una guerra contra civiles inocentes en Afganistán, y las niñas de todo el mundo se ven privadas de su derecho básico a la educación. Niñas como Sambul, de 5 años, son víctimas de la violencia sexual. Se asesina a defensoras de los derechos humanos como Sushmita Banerjee, escritora y trabajadora de la salud, que murió abatida a tiros en Afganistán. Vemos que en Siria la gente se queda sin hogar y los niños y niñas no pueden ir a la escuela. En India, las niñas y los niños son víctima del trabajo infantil y de la trata.
En muchos países las mujeres son víctimas de abusos sexuales, matrimonios forzados a edad temprana y trabajo doméstico. No se acepta que son seres humanos. Se las considera seres inferiores, se las desatiende y se las margina. A las mujeres se las priva de su derecho básico a la igualdad y la justicia. Podría seguir hablando mucho tiempo de las atrocidades y las violaciones de derechos humanos que ocurren cada hora, cada minuto y cada segundo de cada día.
Agradezco a Amnistía Internacional su constante actividad de campaña para proteger los derechos humanos y que me haya concedido este premio por nuestra campaña mundial en favor de la educación de las niñas. Me siento realmente honrada de compartir hoy este galardón con el rey, no sólo del Calipso, sino de las campañas en favor de los derechos humanos en todo el mundo. Le admiro profundamente, señor Belafonte.
Queridos hermanos y hermanas, como muchos de ustedes saben, mi amado país, Pakistán, y su pueblo sufre a manos de la violencia terrorista. Continúa librándose una guerra contra civiles inocentes en Afganistán, y las niñas de todo el mundo se ven privadas de su derecho básico a la educación. Niñas como Sambul, de 5 años, son víctimas de la violencia sexual. Se asesina a defensoras de los derechos humanos como Sushmita Banerjee, escritora y trabajadora de la salud, que murió abatida a tiros en Afganistán. Vemos que en Siria la gente se queda sin hogar y los niños y niñas no pueden ir a la escuela. En India, las niñas y los niños son víctima del trabajo infantil y de la trata.
En muchos países las mujeres son víctimas de abusos sexuales, matrimonios forzados a edad temprana y trabajo doméstico. No se acepta que son seres humanos. Se las considera seres inferiores, se las desatiende y se las margina. A las mujeres se las priva de su derecho básico a la igualdad y la justicia. Podría seguir hablando mucho tiempo de las atrocidades y las violaciones de derechos humanos que ocurren cada hora, cada minuto y cada segundo de cada día.
Sé que cuando alguien sube aquí y pronuncia un discurso, el público aplaude y ahí acaba todo. Queridos hermanos y hermanas, no estoy aquí para entrar en detalles sobre los problemas a los que nos enfrentamos. Estoy aquí, como todos, para buscar una solución a estos problemas. Y puede que ustedes se estén preguntando: ¿cuál es la solución? Yo creo que la única solución es ¡educación, educación y más educación!
Con esta poderosa arma podemos combatir la violencia, el terrorismo, el trabajo infantil y la desigualdad. Las únicas herramientas necesarias son un lápiz y un libro para guiarnos en nuestro camino hacia un futuro mejor para todas las personas.
Hoy quisiera pedirles a todos que después de este acto hagan una cosa muy sencilla: que tomen papel y lápiz y escriban a sus gobiernos pidiéndoles que se centren en la educación y que actúen realmente.
Es fundamental que la educación sea su principal prioridad.
Quiero vivir en un mundo donde la educación obligatoria gratuita esté al alcance de todos los niños y niñas en todas partes.
Que nadie sea olvidado.
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