viernes, 13 de septiembre de 2013

A grandes males, grandes remedios

El Congreso investiga el sellado de cinco impactos de bala del 23-F

Anabel Díez Madrid 
El presidente de la Cámara baja asegura que ante las obras de reparación se dio la orden de no tocar los disparos.
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Los cinco impactos de bala que disparó el comando Tejero y que se incrustaron en el techo del Congreso, se los acaba de cargar un albañil. Y ese detalle, sin el que no podía continuar nuestra historia, ha puesto en marcha nada menos que todo un aparato investigador, un come-come inquieto y democráticamente desazonado entre las señorías, cuya mayoría, entonces, andaba en la escuela o en el instituto o en puestos de jóvenes alevines políticos con aspiraciones vitalicias a la grandeur politicante, como ahora se comprueba. Eso sí que es un verdadero episodio de memoria histórica en su salsa.

Lo más fuerte del caso es que las cinco huellas, como la cinco flechas "de mi haz", según cantaba, y por lo visto sigue cantando, el caralsol, tengan más importancia y puesta en marcha, que investigar la desvergüenza de la banca, la corrupción del Gobierno y su ppartido, la arbitrariedad rayando en la delincuencia del cinismo del ministro de injusticias, la tragedia de los desahucios, la penuria de las escuelas, el tenguerengue de las pensiones en vilo, la sanidad y el desempleo y la ineficacia social y política del propio Congreso...O sea, que es mucho más importante colar el mosquito en la taza de café con leche para que no se estroppee el relaxing people, que impedir a un dinosaurio destrozar el hemiciclo con todo lo que ese desbarate debería suponer para una democracia. 

La conservación de las huellas del tiroteo presenta lecturas paralelas que deberían meditarse seriamente para que el caballo de Troya mental, que nos manipula desde la misma tripa de la democracia, no nos siga vendiendo la moto ni los céntimos a euro. La cosa es muy sibilina: ¿Qué se pretende con impedir el borrado de las huellas?

a) ¿Que nunca olvidemos la fragilidad de un sistema político y social pillado con alfileres e hilvanes, que cualquier fanático descerebrado se puede cargar en un santiamén si se le cruzan los cables? O sea tener bien nutrida la cuenta corriente del miedo ancestral.

b) ¿Que sea el recordatorio permanente de la mascarada que tramó el CNI con la CIA para afianzar a su malestad en su derecho de pernada constitucional y en el chollo de su very very happy vidorra a costa de un pueblo acojonado for ever and ever again, mientras levantaba la liebre de una trama golpista tan vieja como el propio sistema para dar el verdadero golpe de estado que consistía en vendernos un rey que no había pasado el control de calidad ciudadano e impuesto por un dictador? Justificar la validez del chanchullo y el engaño para convertirlo en cantar de gesta.

c) ¿Que se conserve intacto el recuerdo de la barbarie puntual y mentalmente estrábica del pasado reciente, mientras se olvidan los muertos sin nombre ni apellidos sembrados en las cunetas del genocidio que es mejor enterrar para siempre y pelillos a la mar? O sea: sustituir el interés por la memoria histórica, por el culto a la memoria histérica de una historia reciente manipulada.

d) ¿Tal vez se pretende borrar con esta horterada histórica, más digna del 13 Rue del Percebe de Ibáñez que de las crónicas,  la horterada olímpica reciente y calentita o la epopeya del Peñón o los devastadores efectos de la UCI de Botín en los suicidios por despojamiento de casa, trabajo y dignidad? Es decir: difuminar las noticias inmediatas e importantes con cortinas de humo que a nadie le importan más que la subsistencia y los derechos legítimos.

f) ¿Quizás es un maquillaje para tapar los desconchones reales de un poder legislativo secuestrado por el ejecutivo y sus sobres y por el judicial y sus pertenencias ideológicas, parciales e injustísimas y pisoteado y choteado por la misma jefatura del Estado? Aumentar el grosor de la disperción para evitar miradas más profundas sobre causas y efectos

Pueden ahorrarse la cosmética mediática y la decorativa, que por lo visto está costando el pastón que debería invertirse en que el susodicho hemiciclo tenga sentido verdadero y sirva para lo que democráticamente no ejerce y deje de ser la pantomima hemimomoral y hemipolítica que el ciudadano soporta.

No me gusta la crítica destructiva, por eso, cuando descubro los escombros de un derribo procuro imaginar y aportar posibles soluciones prácticas, como por ejemplo, dejar de perder el tiempo, que es dinero de todos, en comisiones de investigación sobre la intencionalidad política e irreparable de la albañilería saboteadora de epopeyas bufas, que posiblemente si perteneciese a un país educado y no analfabeto en democracia y en inteligencia, no haría las cosas sin preguntar primero.
O sea, que sugiero una solución mucho más elemental, minimalista y barata: colocar una placa en el techo del Congreso con una inscripción que recuerde la vergüenza  y la fecha del esperpéntico perpetraje y, como con el chapapote, añadir un "Nunca mais". Sobre todo aludiendo a la lengua materna del dictador que desencadenó desde el más allá, con las ataduras del más acá, tan ridículo episodio, cuyo recuerdo más que miedo o repelús, debería darnos vergüenza y bochorno. Como nos tiene que dar el culto al espantajo que ahora trata de resucitar  "la primavera que por cielo, tierra y mar se espera, arriba escuadras a vencer" 
que en España hay gente sin comer, 
por culpa de los fachas del pp 
lo mismo que ocurrió en el treintayseis.

Pero esta vez no lo conseguiréis
porque hay gente más sana, más despierta
y mejor preparada, mucho mejor dispuesta
que no mata ni odia y que trabaja
que combate con paz e inteligencia
la injusticia, la mugre y la indecencia
de un capital salvaje y asesino
que no duda en cargarse a su vecino
si eso le da dinero y dividendos
y si le da poder con que molernos
a palos de unas leyes muy "legales"
pero llenas de instintos criminales
de edictos inhumanos y crueles
que contamina hombres y mujeres;
lo mismo a los humildes que a los ricos
la miseria no entiende de dinero
pues es más miserable quien no da
que quien no tiene
y más indeseables todavía
son quienes utilizan la justicia
para rebobinar  sus fechorías
y convertir delitos en negocio
y el puesto en que trabajan
para hacer patrimonio.

¿Por qué hay que conservar
con tanta diligencia
los torpes desconchones 
de un golpista tarado y obediente
al primero que le tiente,
en el techo de unas instituciones
que no tienen conciencia?
¿A caso no es un golpe mucho más indecente
y repugnante
machacar los derechos de la gente
y sostener gobiernos tan mangantes?

A la ciudadanía, por supuesto,
le importa más comer y trabajar,
disponer de servicios y derechos
que conservar intactos
los tiros de un cretino
decorando los techos del Congreso. 
Pues la mejor vacuna
para que no rebroten los golpismos
es tener un estado de Derechos
y no vivir por siglos en la Luna
con una buena escuela en un país bueno
que por siempre derrote al peor enemigo:
La tontuna




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