jueves, 30 de julio de 2009

Albaes velencianes per cantar a la fira de juliol

Tiene el reino de Valencia
un qué sé yo, yo qué sé
que no se puede aguantar,
un toquecillo fallero
estrafalario y quizás
con un picadillo crudo
de rara excentricidad
que nos deja casi siempre
por debajo del listón
de la media nacional
y diez metros por debajo
de la racionalidad.

Lo nuestro es de otra galaxia
ya lo dijo Mr Camps
con vocación surrealista
cuando con fervor ardiente
a su valido el Bigotes
le declaró sin complejos
eterna fidelidad
más allá de los delitos
más allá del qué dirán
más allá de que la gente
se muera por no arreglar
esa cutre linea uno
ya missing en los archivos
de la generalitat...

"No te olvidaré Bigotes,
lo nuestro es la eternidad
los accidentes mortales
por incuria y dejadez
sí que los voy a olvidar
que 44 muertos
encima de la conciencia
pesarán una jartá
y yo no tengo intenciones
de quererlo comprobar.
Así que zanjando el tema
y pelillos a la mar
entre escombro, tente tieso
huevo viene y huevo va,
y el timo de la barquita
que fue la America's Cup.

Prefiero el peso ligero
que da una fórmula uno
o una visita papal
o un rascacielos que rasque
las nubes del esplendor
en la ciudad musical
en ese cauce del río
que nos grita sin cesar:
"¡Que me teneis muy vacío!"
y con esa invitación
tentadora por demás
aquí estamos codo a codo
servidor y Barberá
a ver con cuanto cemento
podemos descogorciar
tanto árbol y tanto cesped
que es un gasto innecesario
en los fondos incorruptos
del bolsón municipal...
con el pastón gigantesco
que nos podría llover
sin el más mínimo esfuerzo
sólo con dar mano libre
y mirar para otro lado
mientras levantan hoteles,
baretos y algún spa,
para forring y disfrutting
del turismo virtual
o excursiones del inserso
que son los que siempre vienen
para ir rellenando huecos
y justificar los gastos
de un fraude descomunal
que está dando mucho juego
en la mesa electoral..."

En el paisaje dantesco
andamos un poco más
y alcanzamos el circuito
que traza la sanidad
donde la gestión perfecta
la domina el corteinglés
que sabe mucho de rayos
de ánalisis y de scanners,
resonancia y cirujías,
que nos puede dar lecciones
de juramento hipocrático
y de trato personal
a cada enfermo mediático
con esa parafarmacia
de la señoritapepis
cargada de tuttofashion
que lo mismo está en los bajos
que la terraza del ático.
Mientras una intervención
de urgencia puede llegar
a los tres meses y medio
de la fecha de decreto,
y una escayola mal puesta
por un médico novato
puede dejarte una pierna
a punto de gangrenarse
sin que nadie se haga cargo
de quién va a pagar el pato.

Y luego, junto a Virgilio,
el poeta sin igual,
nos metemos en el circo
de aquella consejería
tan culta y tan eficaz
que rige la educación
con sabia vara de mando
y fuerza inquisitorial:
"¡Ave (¿quizás mejor, mercancías?),
ave, micer Font Demora!
que lo tuyo es demorar
lo mismo la inaccesible
voz de la ciudadanía
que el dinero necesario
para adquirir material.
Tu ingenio es cosa increible
es un rasgo sin igual;
donde la justicia escribe
con exacta claridad
tú lo repasas en chino
con una destreza tal
que ni siquera los chinos
se han coscado de qué vas.
Desde tu torre bermeja
de esta Valencia ancestral
entre moros y cristianos
en desfile popular
y elevado a las alturas
de una inconsciencia integral
el resto de Celtiberia
te observa sin reaccionar,
como a ese toro sentado
de noble solemnidad
que rige el ayuntamiento
de la capitalidad
vestido de grana y oro
con un capote torero
y un estoque peparado
con diez masclets emboscados
por si viene Zapatero.

Tú, con el Rus añadido
puro swing y sutileza,
para dar caña al maestro
que protesta y que se queja
sólo por vicio adquirido
en barracones-escuela
donde en verano se cuecen
y en invierno se congelan
mientras los fondos se piran
en los barquitos de vela,
en bienales de bochorno
y eventos de tres al cuarto
para llenar los bolsillos
del Bigotes, el valido
de los trajes y los bolsos
louisvuitón y tan contento,
que ha iniciado el primer acto
de esta sátira que oscila
entre la tragicomedia
y el delictivo esperpento.

"¡Ay, de nosotros!", dirían
los inclitos valencianos
si un día se despertasen
de este sopor inducido
y de golpe descubrieran
qué piratas del Caribe
les levantan los impuestos
y ,como un mago nocturno
en el show de canalnou,
difuminan la vergüenza
la paciencia y los dineros
en la secreta chistera
de sus bolsillos inmensos
sin fondo ni faltriquera.
Bolsillos que son abismos
que su ambición nunca llena
pero va dejando en seco
la fuente que los genera.
Y un día, como Zaplana,
se alejarán de la escena
llevándose las alforjas
y las maletas bien llenas,
les harán un homenaje
por los servicios prestados
y en su Caribe de origen
vegetarán encantados
y aquí seguirán las fallas
cantándoles una nana
entre petardo y petardo.

martes, 21 de julio de 2009

Un dilema

-Maestro, aquí vengo a entregarle mis inquietudes, mi búsqueda y mi libertad, para que usted me guíe por el camino de la perfección. Haga de mí lo que considere oportuno.

-¿Quién te ha dado esa libertad que me ofreces?

-Supongo que Dios.

-Así es. Y ¿crees que esa herramienta imprescindible y sagrada de tu libre albedrío la puedes ir entregando por ahí al primer hombrecillo, débil y tan deficitario como tú, al que consideres "maestro", si ya estás partiendo de la base de que no sabes encontrar el camino? ¿Quién te asegura que yo no voy a equivocarme y no te confundiré con mis errores? ¿A caso te ha dado Dios el don imprescindible de la libertad para no usarla por miedo a equivocarte?

-Es que temo no saber como caminar solo.

-¿Recuerdas como aprendiste a andar?

-No. La verdad, no lo recuerdo.

-Pero caminas, ¿no?

-Claro!

-Para que caminases, tuviste que soltarte de los brazos de tus mayores. Tuviste que atreverte a experimentar por ti mismo la capacidad de vencer la fuerza de la gravitación y a dominar el equilibrio motriz. Ejercitaste tu libre albedrío para ser independiente. Como Dios te creó. Ahora estás aprendiendo a descubrir quién eres y ¿quién mejor que tú mismo para averiguarlo?

-Pero entonces ¿qué es ser maestro? ¿no es aquél que nos conduce a la verdad segura?

-Maestro es aquél que camina a tu lado y aprende contigo el arte de conocerse a sí mismo al mismo tiempo que tú. Sirviéndote y acogiéndote en los momentos de dificultad y agradecido por el servicio que le prestas. En realidad un verdadero maestro nunca dirá que lo es, porque él se considera un eterno discípulo de la verdad divina y un parvulito en el amor de Dios. Pero creo que yo ni siquiera llego a eso. Aún me queda tanto por hacer, descubrir y trabajar...

-Entonces ¿qué hago?

-Pregúntale a tu libertad consciente qué debes hacer y obedecela.

Silencio largo. Tras el cual llega la resolución:

-Mi libertad dice que aprenda de un hombre como yo, a encontrar mi propia via. Él ya sabe que ni siquiera es un parvulito y yo ni siquiera me lo había planteado.

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sábado, 18 de julio de 2009

Forma y esencia

A veces, desde nosotros,
desde Casa,
se desliza la forma y se escapa
muy lejos. Es tan curiosa...
La vemos patinar en trapecios circenses,
se columpia, desciende, salta, se esconde
y gira, igual que una peonza
en las manos de un niño hiperactivo;
se deja cautivar por las luces de feria,
y luego, axahusta,
se tumba a reposar sobre el heno
de un prado lejanísimo. Al que debemos ir
para recuperarla
alguna tarde azul de invierno
o una mañana fría de primavera
o una noche de agosto incandescente
o un mediodía de otoño pleno de hojas doradas
ajenas a la brisa que las lleva y las trae...

Con amor la recogemos
medio dormida, como una tibia seda
que se deja plegar en nuestras manos,
como un niño cansado
que se duerme en cualquier rincón
del bosque, olvidado el camino de regreso
y agotado de buscarlo en dirección contraria.

Entre los dos la levantamos con cuidado,
la llevamos de nuevo hasta el hogar,
limpiamos el barro de sus pies descalzos,
bañamos su cuerpo y sus cabellos suaves
en agua de rosas y jazmín,
y con un camisón blanco acariciante
la llevamos al lecho a descansar

Poco a poco, de nuevo se despierta
y ocupa su lugar entre nosotros.

La forma experimenta para llegar a ser.
Pero nosotros, somos.
Amor. Sin eufemismos.