sábado, 26 de diciembre de 2009

Carta urgente para Oriente

Queridos Reyes Magos
Si aun creyera en vosotros os pediria tantas cosas...Por ejemplo, lucidez suficiente para no dormirme en las ideas preconcebidas y comodas que tal vez pudiese estar confundiendo con la justificacion de mis debilidades.
Inocencia iluminada para ver cada instante y cada manifestacion del ser como nuevos e irrepetibles.
Clarividencia para distinguir lo medicore de lo bueno y lo bueno de lo excelente.
Confianza suficiente en la voz interior como para no confundirla con las voces y ecos que quisiera oir porque me confirman los prejuicios y limitaciones que, a su vez, me aseguran la posesion de "razones seguras" y componendas para tapar la cara de la verdad.
Una mirada honesta hacia mi misma, para que pueda ser igualmente honesta cuando mire a los otros.
Un bisturi lo suficientemente afilado para cortar sin miedo los lazos que esclavizan y manipulan desde la hipocresia aprendida y bendecida por la costumbre facilitadora de vicios camuflados de virtud, y por eso, indetectables.
Un colador que me permita filtrar y separar la miseria de la verdadera riqueza. Ir eliminando los elementos innecesarios, contaminantes, embaucadores y falsos, que puedan enrarecer e intoxicar la atmosfera interna.
Valor para no avergonzarme de lo que soy y coherencia para mostrarlo sin infantilismos de imagineria. Que la imagen que los demas perciben de mi, se ajuste realmente a lo que soy y a como soy.
Unas gafas para apreciar las distancias entre la neurosis y la salud mental. Para que la primera no se convierta, como un autochantaje, en mi modus vivendi y que la segunda sea mi verdadera maestra de vida.
Lucidez suficiente para comprender que lo que sucede en mi vida, la gente "perjudicial" que me pudiese complicar, las telaranyas que me envuelvan, los intoxicadores parasitarios a los que pudiese culpar de mis "males", realmente los atren a mi, mis actitudes negativas,mi falta de caracter y de solidez psicoemotiva, mi superficialidad, mi falta de equilibrio, de discrecion, de humildad y todo lo que tengo en comun con ellos, sin ser consciente.
Fuerza superior que me permita poner orden en mi misma sin achacar mis fallos a esos agentes invasores que me convierten en marioneta y titere de sus manipulaciones, con mi consentimiento, mi inconscencia, mi comodidad y hasta mi admiracion. Y con mi profundo disgusto cuando sufro las consecuencias de sus precariedades, errores de calculo y juicios temerarios, que yo he aceptado como "sabiduria" y norma de conducta salvifica.
Gozo para disfrutar honestamente de mis procesos sin sentirme culpable de nada, sino adultamente responsable de mis errores involuntarios, de mis complicidades perjudiciales pero "rentables" y de sus consecuencias.
En una palabra, queridos Magos de Oriente, os pido la formula para tener siempre la mente limpia, el alma y la conciencia despiertas, el corazon dispuesto, enamorado del Amor y generoso y el Espiritu en conexion constante, como esa Luz inextinguible que jamas se apaga sobre quienes desean alevarse de verdad sobre lo elemental y sus cadenas.
Y por fin quiero pediros conocer y a aceptar el don de la libertad, que nada tiene que ver con los caprichos, pulsiones, obsesiones, con las manias, las fobias, las filias, la cabezoneria, las cuadraturas mentales y la obstinacion. Sino a valorarla como el don mas alto que la Inteligencia Eterna ha regalado a los hombres que muestran deseos de buena voluntad para poder realizar su funcion particular y unica en el puzzle universal.
No os voy a pedir que "traigais la paz al mundo" porque eso depende de que el mundo se lo trabaje y no de que vosotros se lo deis. De hecho ni siquiera se daria cuenta del regalo, en el estado en que esta'. Por eso he preferido pediros lo que yo necesito para construirme y construir. Celulas sanas hacen un cuerpo sano. Comenzando por lo pequenyo se llega a lo grande. Sin cimientos las construcciones no se sostienen.
Estoy segura de que me vais a traer lo que os he pedido, porque es un bien que tambien repercutira en todo y en todos.
Buen viaje, queridos Reyes Magos. Y que vuestra magia bendita haga el resto.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Una llamada al amor

Concierto solidario "AfricanBach" por la Paz. El refinamiento exquisito de la musica al servicio de la supervivencia, por que sin Paz no se puede hacer nada.

Estais todos invitados a un acontecimiento muy especial. Concierto gratuito en el Palau de la Musica de Valencia, sala Iturbi, el martes 29 a las 20'15. El arte se compromete con los valores, porque sin valores el arte es basura y los valores sin arte y sin ingenio , una pesadez insoportable y un aburrimiento. Asi que este binomio sagrada merece todo el apoyo y el carinyo que seamos capaces de aportar y de acoger.
Al fin y al cabo que seria la Navidad sin estos brotes frescos de amor en sazon?

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Mundo angelico

La voz del angel habla en los espacios del silencio.
El eco de su palabra intacta no se puede manipular.
Desgrana luz y gracia por los caminos inexplorados
del Espiritu. Y sus mensajeros son centellas intimas
de Amor. Banyan el pensamiento y bautizan la mente
lejos del estruendo y de la chachara que todo lo confunde.
Cuando el angel quiere presentarse en una forma tangible
usa la bondad y la transparencia
nunca engayna ni se esconde en disfraces extranyos.
No lo necesita. Sus alas le delatan y su altura le hace visible
entre la multitud.
Sobre todo porque es identico a la Presencia que nos habita
y eso le hace inconfundible y unico.

Asi se comporta el angel.
Y solo otro angel lo puede entender.

El resto, a veces lo mira y lo oye,
pero pocos lo Ven y lo Escuchan.
Solo UNO lo SIENTE y lo VIVE.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Siempre hay una salida genial detrás de un desastre colosal. Sólo hay que querer construirla.

Leo hoy en la Repubblica.it una carta lacerante. Un padre, rector de una universidad privada italiana, recomienda a su hijo que se marche de Italia para poder desarrollar sus conocimentos y su experiencia profesional, debido al estado desastroso en que se encuentra el País y la imposiblidad de trabajar en un lugar donde la ética no existe y el chanchullo mafioso ocupa todo el tejido social. Donde sólo el dinero y el poder que el dinero da, son los "valores" permanentes. Se puede comprender el estado de desaliento y depresión que emanan sus palabras. Una persona consciente que ve mermada en todos los sentidos la sociedad que le rodea, que está cansada de luchar para no conseguir nada, que ve como las expectativas de cambio no se concretan, es muy lógico que tenga esa actitud de derrota. ¿Y quién no se sentiría así en sus circunstancias? Se parte el alma al leer semejante alegato de impotencia y dolor. La enfermedad de Italia es la enfermedad del mundo, pero en dosis concentrada,muy tóxica y muy potente. Ella ha perdido la esperanza y ya no se cree en nada que pueda valer la pena.
Sin embargo es seguro que algo se puede hacer. Seguramente desde el poder no. Desde las instituciones corruptas, tampoco. Desde los despachos oficiales, nada de nada... Es necesaria una revolución de valores desde la base. No un golpe de poder, ni una guerra solapada entre conceptos paralizantes. Hay que moverse. Salir a la calle, acercarse a los demás. Contactar con el alma del otro, escuchar y proponer ideas realizables. Empezando por lo sencillo. Básico. Si la sociedad es superficial, comodona, frívola, chismosa, indiviualista en exceso y despilfarradora, los valores no echarán raíces. Sería predicar en desierto. De hecho, Di Pietro lo ha intentado, pero no lo ha conseguido, porque ha cometido el error de entrar en la "clase política". Y ese mundo abominable está completamente desacreditado y moralmente desautorizado, en un pais donde la política -perdido su sentido etimológico real de servicio al bien común- es el refugio de los delincuentes adinerados y la bula oficial para hacer leyes de sus caprichos, veleidades y delitos. Ahora hace falta otro método mucho más próximo, humano y positivo, que devuelva la energía perdida y que alimente la esperanza y con ella la creatividad.
Si yo fuese Celli -el autor de la carta en cuestión- animaría a mi hijo a salir a otros paises para profundizar en sus estudios y aprender modos nuevos de vida, sistemas de asociación, de cooperativismo, inicativas realizables, le animaría ver como se puede conseguir el cambio y como lo hacen otros. Casi le ayudaría y animaría más ir a la India, a China, a Bolivia, a Chile, a Cuba, a Mongolia, Siberia, Ucrania o a Brasilia. Ellos han superado durísmas circunstancias, sin perder su esencia y ahora son una fuente de ideas creativas que les impulsa a un desarrollo y a una búsqueda de alternativas muy válidas con mucha simplicidad. Luego le diría que volviese para ayudar a la regeneración de Italia.
Una joven científica y empresaria alemana, pionera en investigación y orientación empresarial, que conozco muy de cerca, suele visitar el Oriente y África del Sur, porque allí se inspira y se energetiza, aprende de los métodos simples y sabios que están facilitando mucho las cosas y sobre todo en el terreno investigador y laboral. Tal vez en un tiempo donde las soluciones tecnológicas, pese a ser una gran ayuda, están comenzando a invalidar las iniciativas humanas, a dejar que el tedio se apodere de la actividad, sería interesante volcarse en adquirir habilidades profesionales de frescura, de cercanía humana y de objetivos compartidos que impliquen las aportaciones de todos. La sensación de que todo está hecho y de que lo que se podría hacer no hay ni noticias, es muy deprimente. Por eso hay que aprender de quienes casi sin medios van consiguiendo organizarse, abaratar costes y crear empleos para las nuevas necesidades no consumistas, sino básicas para reestructurar una nueva sociedad.
Un amigo médico viajó a Cuba hace unos años y visitando un hospital público encontró enfermos sentados en salas y pasillos, que llevaban una pirámide hueca hecha de alambres cubriéndoles la cabeza y reposando sobre los hombros. Perplejo, preguntó a sus compañeros médicos cubanos qué era aquello. La respuesta: Están haciendo su tratamiento reenergetizador, con el que se eliminan dolores en todo el cuerpo porque la forma de la pirámide modula y regula las ondas de energía, equilibra y quita, primero el dolor y poco a poco la inflamación. En unas cuantas sesiones, se consigue la curación de muchas dolencias incipientes, que al no medicarse dejan libre el organismo para reaccionar y auto sanarse.
A falta de fármacos, debida al bloqueo económico de los USA sobre la isla, los científicos físicos y médicos, se pusieron a recuperar a Hipócrates y a Esculapio. Y encontraron la solución gratuita a una deficiencia hospitalaria grave. En Inglaterra se hace reiki y terapia sanadora por arquetipos, en los hospitales estatales, por ejemplo. Aquí en Madrid hay algún hospital público que también está introduciendo la energía como solución a muchos problemas; con esto quiero apuntar que las dificultades y la búsqueda de soluciones son un filón para las inovaciones. Y los momentos peores son el comienzo de lo mejor.
En vez de querer arreglar todo de golpe mientras nosotros aun estamos presos de la pereza, del temor, de los vicios y desganas que han llevado a una sociedad al declive absoluto, debemos empezar la propia casa por los cimientos mientras vamos ayudando a renovar la casa común. Hay un hecho incontestable: en la medida en que nos sanamos individualmente nacen las ganas y las ideas para compartir.
Imagino que en Italia habrá gente capacitada para crear asociaciones en ese sentido: Sanarse uno mismo para cambiar el pais. Centros gratuitos de orientación y práctica de técnicas para el cambio de conducta. No se puede esperar que "todo cambie" por sí mismo. Un país es una construcción de todos. Con ladrillos estropeados y mal puestos,con cemento malísimo, la casa se cae, por mucho dinero que se invierta en pintarla y decorarla con muebles exquisitos y pinturas de firma y por mucho que discutan los vecinos a gritos y se culpen unos a otros.
¿Por qué al mismo tiempo que se reivindica la decencia en los políticos, la prensa no crea espacios de encuentro, de revisión autocrítica y de ideas innovadoras, pero para reunirse y organizarse y que no quede todo en la teoría? Centros de asesoramiento gratuito. Con psicólogos, médicos, terapeutas, educadores y orientadores; jornadas de relajación, charlas testimoniales y coloquios con lluvia de ideas y objetivos concretos que desarrollar y llevar a cabo. Que la gente se exprese y recupere su valor como individuo, más allá del muñeco consumista y narcotizado en que se ha convertido. Ir a las casas y preguntar por el estado personal y los problemas, movilizarse como calle, como barrio. Visitar a los del terremoto y empezar a darles ideas y aportar ayudas simples que harán el milagro de despertar sus ganas de inventar y de conseguir lo que necesitan sin esparar la "caridad"publicitaria de la miseriak porque estarán recuperando sus capacidades para crear vida y organizarla.
Jornadas festivas de contacto con la naturaleza en pueblecitos y ciudades pequeñas...jornadas sin coche o sin móvil. Encuentros al aire libre, de puertas abiertas entre los vecinos, para aprender a recontactar con la libertad y la calma.
En Valencia hace tiempo ocurrió que en uno de los barrios típicos se concentraron immigrantes árabes, lo que provocó que los más xenófobos y radicales fuesen a manifestarse violentamente cada semana durante un par de años. Viendo que las autoridades "cívicas" no se daban por enteradas y la indefensión de los inmigrantes era total, algunos valencianos compasivos y concienciados comenzaron a irse a vivir a aquel barrio para crear un núcleo protector que defendiese a los inmigrantes de los ataques vandálicos. Se comenzó a abrir tabernas árabes y españolas, restaurantes. Teterías y tiendas. Pubs de jazz y de danza oriental. Las viejas casas que tanto inmigrantes como oriundos se iban comprando se rehabilitaban, se pintaban, se pusieron plantas y flores en los balcones, se hicieron campañas de solidaridad y mutuo apoyo. Los niños chinos, latinoamericanos, árabes y españoles aprendían a jugar y a estudiar juntos. Los abuelitos que durante años habían sido los únicos habitantes del barrio comenzaron a ser los "abuelos" ecuménicos de unos nietos inimaginables, que correteaban a su alrededor mientras ellos les miraban encantados tomando el sol en invierno o la sombra de los castaños del parque en verano. Y un buen día, se dieron cuenta que los vándalos ya no venían a ofender y a agredir, sino a comer couscous y dulces de almendra. A tomar tapas y a disfrutar de una arquitectura urbana preciosa y variopinta. Y de que ya no eran tan bárbaros, sino gente buena. Buena gente. Pero la rehabilitación del barrio comenzó en las personas. Un grupo de seres comprometidos mueve montañas. Como la verdadera fe. Que no es una creencia, sino una puesta en marcha con la seguridad de que es lo mejor que se puede hacer en un momento dado.
En fin, querida Italia, esperemos que como el Ave Fénix renazcas de tus propias cenizas y tristezas. Y eso será posible si los más lúcidos comienzan a ser la levadura del nuevo pan. Y Saviano pasa de ser un fenómeno extraterraestre a un ejemplo multiplicado entre jóvenes y adultos. Ya he leído que algunos mafiosos han aprovechado los años de cárcel para estudiar economía, derecho y matemáticas y que ahora que se han despertado ya no quieren estar en la "onorabile società", sino incorporarse a una vida decente y valiosa. No les defraudes, querido Belpaese y aprovecha ese impulso renovador desde el underground para salir del pozo del desaliento. Si hasta los delincuentes están con ganas de cambio ¿cómo van a irse los jóvenes ahora que está todo por hacer? Realmente regresarán los que se fueron porque ya no resistían más, cuando los que se han quedado consigan abrir una puerta a la esperanza. A dejar de ser el país "sputtanato" y decadente no porque ya haya mandatarios decentes que decreten decencia por ley, sino porque hay ciudadanos decentes, maduros y responsables que han aprendido a hacer innecesarios los decretos y a elegir representantes a tono con su condición cívica. A no conformarse con el primer vendedor de lencería fina, que llame a la puerta pidiendo un voto.
Y no olvides, querida vecina de mar, que sin salud mental y de hábitos no se puede hacer nada más allá de morirse de asco. Para levantar la auotestima hay que tener motivos reales. Las ruinas y la historia están muy bien donde están. Pero la vida no se parar en crónicas ni en piedras, por muy solemnes que sean. La vida es dinámica y musical. Y hay que aprender a bailar con ella si no quieres perder el tren de la evolución.
Ojalá fuese italiana para echar una mano. Te juro, Italia, que yo no me iría.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Valencia se despereza

Ayer, en Valencia, por segunda vez en quince días, la esperanza plantó su antorcha. La ciudad volvió a iluminarse. Fue emocionante ver y escuchar a casi 30.000 personas manifestarse contra la corrupción, escenificando el funeral de una democracia pantomímica, reivindicando el derecho a la decencia, más allá de los credos políticos, apelando a la resposabilidad de cada uno de nosotros, haciendo despertar las fibras íntimas del compromiso, porque un conjunto de seres humanos honestos, responsables y despiertos tiene mucha más fuerza que una caterva numérica de dormidos, irresponsables y corruptos. Fue el entierro social de la sardina podrida de la política, entendida como "modus malvivendi" y meninfotista, como bochorno y vergüenza ajena de la ciudadanía. Un recital de ingenio y creatividad, con el poder sanador de la música, esa compañera permanente de un pueblo que con frecuencia, volcado en el fervor por todo lo que suena a víscera elemental y acomodado en la facilidad de una tierra rica y de costumbres ligeras, en fiesta perenne, se olvida de crecer, de profundizar, de madurar. Este pueblo diligente a la hora de ganar dinero e invertir a saco, pero muy perezoso para trabajar el campo ético y pedir responsabilidades a sus "vacas sagradas" electas, aunque nada selectas, por fin, se despereza, se estira y comienza a mirar a su alrededor.
El panorama que ve es desolador: quiebra, por falta de pagos, de todas las pequeñas empresas que abastecían a la administración. El índice de paro más alto del país. La deuda autonómica más grande. La sanidad más desastrosa y desorganizada, que no puede salvar ni siquiera la excelente calidad profesional del personal médico, de prestigio nacional, porque los medios materiales se han esfumado en un despilfarro y un descontrol absolutos. Una enseñanza de opereta bufa, tocando el vértice agudo del ridículo más lastimoso, que obliga a impartir en chino la asignatura de "Educación para la ciudadanía", que coloca a los enseñantes en los puestos que dejan libres los amigos y familiares de los líderes gurtelianos, cada vez más numerosos y prepotentes. Obras pantagruélicas que se desconchan y se agrietan con la vibración de los petardos y masclets, de la misma inauguración. Las obras de ampliación del metro, que ocupan el centro de la ciudad, paralizadas por falta de recursos, convierten Valencia en un caos vial y dejan a la ciudad convertida en un paisaje de postguerra, desolado y abandonado. Mientras los cochecitos fantasma de una limpieza(?) neurótica, esparcen a su alrededor la basura que si no hay barrenderos detrás -que no los suele haber porque eso significa más contratos- van contaminando con polvareda térrea y acústica todo el ambiente. La ley de dependencia no se cumple, la antitabaco en lugares públicos, tampoco, las desalinizadoras no han recibido el permiso de la administración autonómica, para solucionar el problema del agua. Las becas escolares y los colegios públicos están bajo cero, sin calefacción y sin material, sobre todo en las zonas rurales. La lína uno del metro, sigue con los vagones viejos y destartalados, a pesar de la masacre de 2006. Los restos de la Copa de América, son el grito silencioso de la impotencia frente a la ineficacia y la garrulería del equipo municipal, que se gasta un pastón en llenar de flores frescas los puentes y las calles fravoritas del centro, mientras el tercer mundo del Cabañal y los restos portuarios, se caen a pedazos, contemplados con indiferencia por el circuito desolado de una Fórmula 1, que bajo los rigores despiadados del estío valenciano y el cemento incandescente, no consigue colocar las entradas a nadie y acaba por regalarlas y ni aún así, logra el pleno, ni siquiera a medias. Eso, sí, para consuelo y refugio de tanta cutrez irresponsable y mísera, nos quedan esos cisnes navegables y wagnerianos del Parque de Cabecera, que al módico precio de 18 euros nos permiten dar una vueltecita por el lago para aliviar el panorama de nuestras reflexiones. Lástima que el poder adquisitivo de los posible usuarios no les permita disfrutar de ese privilegiado relax.
Y eso por no hablar del metro fantasma que iba a sustituir al modesto y fiel tren de toda la vida que comunicaba Valencia con Ribarroja . Las obras paradas sine die, el ayuntamiento, cuyo alcalde ha colocado a todo su clan familiar en el consistorio -que ya se califica de "Villa Tarazona"-y pretendía liquidar en un Pai toda la riqueza natural de aquel encantador entorno, -afortunadamente, la crisis ha salvado a la naturaleza de esa salvajada- prefiere invertir en Julio Iglesias, a 260.000 € la jugada, y dejar al pueblo sin medios de transporte, porque no se pueden pagar autobuses municipales hasta las paradas de metro o de renfe, más próximas. Sólo unos autobuses privados que van a su aire, se saltan horarios y llegan cuando quieren, llevan y traen a los desesperados vecinos que no disponen de coche, a los ancianos y trabajadores más humildes. Como suele suceder donde se asientan las huestes de la horterada beata e inhumana, festera y del Postiguet, estos Atilas de sacristia, mano larga y vergüenza missing- los más desprovistos de medios, pagan el pato. Bueno, en Valencia, por aquello del caché, pagan el cisne.
Cuando poco a poco, gota a gota, la necesidad y los problemas van ahogando a la ciudadanía, se produce el milagro del despertar. Ha tenido que ser la corrupción desmadrada e imparable, como un Niágara gigantesco, la que toque a zafarrancho y sacuda los bolsillos y las cuentas y -tristemente en segundo lugar- las conciencias. Al final, los trapos sucios de todos los que llegan al poder por el poder, son su propia denuncia y su propia sentencia cósmica. Toda España, toda Europa y todo el mundo, han entrado en el tiempo catártico de la limpieza. Sólo es el principio. La atmósfera terrestre no sólo está contaminada químicamente, sino moralmente, psíquicamente. Y como es arriba es abajo, por eso la lavadora del universo no se priva de hacer su trabajo. Al pricipio los dormidos lo achacan a conspiraciones y asuntos feos paranoides, pero con el tiempo irán comprendiendo que hasta los pelos de nuestras cabezas y las frágiles hojitas de un árbol tienen su puesto en el conjunto de la exitencia. Todo chanchullo y todo delito sale a la luz , incluso delitos enterrados en el tiempo, resucitan para explicar la cadena que los une al presente. No es ningún drama, es justicia. Y eso nos alegra y nos reconforta, porque revela el orden de la Creación y el fluir de la Evolución creadora.
Los ciudadanos no sólo están tomando la calle, sino - lo más importante- conciencia y responsabilidad. El poder sobre sí mismos, para decidir entre todos, dialogando y proyectando juntos, cómo quieren gestionarse y qué tipo de régimen desean. Como pueden oparticpar en las decisiones de gobierno. Sin propaganda ni marketing electoralista. Termina la era de la "democracia" acomodaticia y egócrata, y comienza el tiempo de la demosofía equitativa y solidaria. Un cambio real después de la limpieza a fondo. Resulta que aquel grito de la manifestación "Pobreza cero", se está haciendo carne entre nosotros: "¡Un mundo nuevo! ¡Sí, es posible!"

domingo, 11 de octubre de 2009

Chocolate espeso e ideas claras

He leído una noticia curiosa e interesante: José Bono, presidente del Congreso, declara que al socialismo le vendría muy bien acercarse al cristianismo y llevarse mejor con la iglesia católica. Dos afirmaciones que me parece necesario ajustar, porque tienen una lógica y matices importantes, y que son eco de una realidad social confusa y bastante distorsionada. Veamos el panorama en algunos puntos de reflexión.
1) No sólo al socialismo, sino al mismo catolicismo militante y ofendiente contra todo prójimo que no pertenezca al clan, le vendría de perlas, además de repasar el catecismo, sobre todo, convertirse. Cambiar. Un giro copernicano de conciencia que abra las mentes y los sentimientos. Que despierte la capacidad de Ser y avive la llama del amor, de la solidaridad, del respeto, de la bondad y de la inteligencia.
2) Confundir catolicismo con cristianismo es un error muy común, porque desde que la iglesia asumió poderes temporales, se ha ido formando un batiburrillo de confusiones, manipulaciones y engaños, dobles sentidos y enredos que con la mejor intención, seguramente, han enmarañado mentes y conciencias hasta derivar en este maremagnum findetodo y comienzodealgo, que ahora nos ocupa y nos descoloca cada día un poco más. Lo que hemos heredado como institución es una farsa. ¿Qué es una farsa? ¿una mentira? No exactamente. La farsa es un modo deformado y fuera de tiesto, de interpretar una realidad que supera los medios y modos de entender y comunicar lo noentendido. Por ejemplo, podemos hacer una farsa, una comedia, un sainete, sobre la corrupción, sobre la enfermedad, sobre la droga o la guerra. Tomando un hecho real, lo interpretamos, lo modelamos y lo orientamos hacia aquello que nos interesa comunicar, dejando a un lado zonas importantes de la realidad objetiva, y apartando aquello que no interesa resaltar, o lo que no importa o no conviene tocar. Eso ha sido durante siglos este catolicismo agonizante que aún sobrevive camuflándose en una multinacional ideológica, que ya hace mucho tiempo ha olvidado su verdadero sentido, sus raíces. Se ha incardinado de tal modo en la supervivencia y en el miedo a desaparecer, que ese mismo afan de "eternidad" la ha dejado sin alma, sin contacto con el Ser y congelada en el tener, poseer, mandar y figurar, paro ya sin un porqué.
3) En efecto, como percibe Bono, el socialismo y el cristianismo tienen mucho que ver.Pero en la base. En el origen. No en la farsa "política" o religiosa. Uno y otro responden al evangelio de la vida, cada uno en su tiempo. Hasta en la honesta percepción de Marx, que detectó la idolatría, el opio del pueblo, la adormidera de conciencias con que el falso cristianismo vegetaba entonces y aún vegeta por estas latitudes del tercer milenio en ciernes. Sin raiz espiritual se ha vinculado a opciones políticas que mantengan su supervivencia en las costumbres y en hábitos sociales incluso opuestos al origen cristiano, para no perder la clientela. Así, para "sobrevivir" ha ido olvidando su función mediática, no salvífica por sí misma, sino como instrumento de algo más consistente y valioso: el camino hacia el encuentro humano-divino dentro del mismo hombre. De ser un medio se ha convertido en fin. Y como hacen los políticos demagogos, cuando esa farsa se siente atacada, envenena y asusta a sus partidarios: quien la critica o la rechaza, quiere el mal para todos.
Cuando alguna costumbre injusta, pero arraigada y bendecida por el sistema "católico" se modifica desde la sociedad laica, para mejorarla, -reconocer derechos a los homosexuales, no hacerla signatura de religión católica obligatoria, o respetar el testamento vital o la pluralidad de credos en la enseñanza sin imposición de la religión propia a los no católicos- a institución salta como una fiera acorralada, sin reflexión ni sabiduría, se alía con lo más fanático y menos cristiano que encuentra porque ha perdido el don del discernimiento y ha olvidado la humildad. Reprimiendo el don divino de la sexualidad humana, -porque no ha sabido comprenderlo limpiamente ni orientarlo-, en pro de una "castidad" impuesta, provoca pedofilias, dobles vidas y males psíquicos incontables. Alterando la paz social y creando bandos y luchas, ella siente la "militancia" de una cruzada y se refuerza en su poder mundano, dando la espalda a su misión y aceptando pactos sacrílegos de silencio con los dictadores que le permiten seguir en el poder, aunque haya mártires por el reino de Dios, que no están bautizados o que no van a misa, eso no cuenta. Con sus hechos niega lo que con sus palabras afirma: Dios es Amor sin exclusiones.
Justicia, compasión por todos y respeto para todos, sin excepciones. No se puede ser aliados del racismo y la xenofobia no bendecir en privado lo qque se condena en público. Ni cobrar un plus multimillonario por las visitas del jerarca máximo, sobre todo en aquellas al Tercer Mundo. Ni consentir dispendios brutales en los preparativos,mientras necesidades vitales de los ciudadanos están al descubierto. Todo eso se ahorraría si el jerarca máximo no fuese un jefe de estado, sino un peregrino al servicio de los más sufrientes y necesitados. Pero en eso el señor Bono no quiere entrar. Tal vez no lo ve ni lo sabe. Porque siguiendo las buenas costumbres ancestrales sigue confundiendo catolicismo con cristianismo.
4) Al socialismo, es cierto, le vendría muy bien pasarse por el cristianismo de vez en cuando ¿Y a quién no? También al catolicismo de corte fasci-corrupto,le vendría al pelo. ¿En qué se diferencian los cultos profanos y fanáticos a la Xeperudeta o Sant Vicent, por ejemplo, del culto a los ídolos pehistóricos? Pues en que ahora se ven por la tele y el atrezzo se compra en el Corte Inglés. Nada más. El estado de dormición en que vegeta la sociedad,acunada por las nanas del catolicismo-fusión, impide despertar. Y eso es el pecado más grave que se puede cometer. La base del verdadero "mal" que afecta al hombre. Da escalofríos pensar que todos los beneficiarios de una trama corrupta de dimensiones descomunales, están bautizados, que dejan un ratito libre en sus tejemanejes de mentiras, omisiones, calumnias y desvergüenzas, para ir a misa, comulgar, confesar y rezar ¿ a quién?...Y que después de estudiar religión en la escuela y en el instituto durante años, de besuquear a Santiago y a la Virgen del Pilar, no han aprendido a distinguir las dimensiones y variantes del séptimo mandamiento, por ejemplo o del octavo, por citar sólo esos dos. Será que no han pasado el control de calidad en el cumpli-miento de los dos primeros:
I- Amarás a Dios por encima de todo y I-Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Claro que tal vez, ocupados en el III que es santificar las fiestas, es posible que se hayan pasado diez pueblos. Sobre todo si las fiestas dan un pastón y entretienen a la gente aún más y mejor. Panem et circenses. Faltaría más, para no perder la costumbre imperial.
No se trata de destruir nada, ni de ofender. Son hechos. Hechos que debemos analizar y estudiar con calma y reflexión. Sin enfado ni descalificación. Ateniéndonos a lo que hay. A lo que vivimos. Al deber de informarse y aportar nuestro discernimiento. No a la rebeldía, no a la inutilidad de los enfentamientos inútiles. Como ciudadanos, reflexionamos y construimos espacios de intercambio de ideas y opciones, para que todos mejoremos.
¿Cómo se estaría viviendo esta crisis si la honradez, la cooperación y las ganas de que el bien sea patrimonio de todos, no algo partidista, guiase las intenciones? Si el bien común fuese el objetivo de los discursos y no el apoderarse del poder y de la influencia social, religiosa o mediática. Si fuesen la inteligencia, la ética, la honestidad y la lucidez las cualidades más valoradas en vez de la sastrería superstar, el joyero, el relojero de lujo o el peluquero fashion que hacen los arreglitos en esa evento-pijolandia de nuestros gobernantes falleros, mientras la falla ciudadana se cae a cachitos, desmoralizada, desinflada y harta de tanta basura costeada, zaplanizada, fabreada, barbereada y campsizada por los impuestos que salen del trabajo y del esfuerzo de los pocos que aún conservan el empleo, si fuesen esas cualidades importantísimas e imprescindibles las mejores medallas que se colgasen, entonces sí, la iglesia que los formó y educó en el catolicismo podría de verdad sentirse contenta y satisfecha de su misión.
Pero con estos resultados, señor Bono, ¿qué quiere qué le diga?

miércoles, 7 de octubre de 2009

El poder y la nueva conciencia

En el nuevo paradigma que estamos comenzando a construir, están cambiando muchas cosas y lo veremos reflejado en vuelcos sociales y sorpresas inesperadas que darán al atraste con montajes y estructuras viejas, que ya no se corresponden con las necesidades que la evolución necesita. La evolución, como la misma fuerza divina creadora y mantenedora del cosmos visible e invisible, no funciona con los parámetros "humanos" al uso, basados en el juicio, es decir, en la aprobación o el rechazo de ideas y tradiciones,costumbres o intereses, que se defienden o atacan según conviene al estamento cultural, social , religioso, político, étnico, genérico, económico, etc, al que se pertenece. En el nuevo modo de vida que se está empezando a desarrollar, el interés es el bien común. No el bien "común" de una parte, de un clan, de un trust, de una fracción, sino el bien de todos los componentes del conjunto humano. Por eso se hace sin lucha, sin agresión, con la fuerza de la serenidad que dimana de las cosas que llegan a su tiempo, como se nace y se muere. Como las cosechas maduran. A su tiempo. Eucronísticamente.

Una de las esclavitudes más perjudiciales que hemos soportado a lo largo de la historia ha sido la lacra del "poder"; un sistema que pervierte las responsabilidades que deben ejercerse al servicio de la comunidad y las convierte en manipulación usufructuaria de las mismas por parte de los gobernantes corrompidos, usando la posibilidad de utilizar la cosa pública para adquirir influencia social, autoridad política, económica o religiosa, para sacar provecho personal y de partido, escondiendo las ambiciones más bajas y rastreras en la pésima gestión de los asuntos públicos, hasta llegar a unificar falsamente los intereses de un colectivo ciudadano, con los propios de los dirigentes, de modo que los todos identifiquen la fuerza del gobierno, el símbolo de la nación, la gobernabilidad necesaria, con la figura y los intereses de los gobernantes. Y cuando esos piratas de la picaresca y el chanchullo se sienten acorralados por las consecuencias de sus errores y fiascos y delitos, intentan que el ciudadano se sienta perseguido y acosado, porque el daño no es pera el "héroe" que gobierna, sino para el pueblo entero, que está siendo menospreciado y maltratado por el poder central antitodo, absolutista y malísimo. Ha sido siempre la táctica de los imperios. Pero en nuestros días se ha agravado el proceso con el uso de los medios de comunicación y de la publicidad como armas indetectables pero realmente peligrosísimas para un sistema equilibrado de libertad de expresión y de participación ciudadana en los asuntos que conciernen a todos y no a los intereses interesadísimos de unos cuantos.

El poder,como todas las fuerzas que están a nuestra disposición, no es real si no se llena de contenido y se le da una aplicación práctica. El resultado de su función depende del uso consciente y justo que se le conceda, del modo en que esa fuerza operativa, que en sí es neutra, se utilice. Al llegar a este punto, la nueva visión consciente de la humanidad comprende que las ideologías que vinculan y articulan los estamentos del poder y que subyadcen en las decisiones políticas, económicas, religiosas o legislativo-judiciales, no sirven al desarrollo de todos, sino que están al servicio de una concepción partidista que mutila y margina las opciones diferentes y los intereses opuestos a quien manda más y corrompe mejor.
La concepción que se tiene de quienes deberían ser servidores públicos, es exactamente la opuesta: personajes ambiciosos, corruptos, manipuladores e intrigantes, capaces de lo peor para llegar al poder y mantenerse en él. Una aberración endémica que se debe soportar como un mal de "menor cuantía". En este sistema de desinformación zafio y obtuso, a cualquier cargo público la corrupción se le supone, como al soldado el valor. De tal modo afecta esta visión al ciudadano normal, intoxicado y desesperanzado por los media, -que no desean ofrecer otra cosa, que las peores noticias y desastres, ignorando los hechos buenos, nobles, sanos y justos, alegando que no son "noticia"- que el panorama apático y desmoralizante, no tiene en cuenta al servidor público honesto, ni valora sus esfuerzos; los medios se han encargado de tirar por tierra y desvalorizar a todos por igual. Y los llaneros solitarios de la ética deben lidiar solos, juzgados con la misma dureza que si fuesen corruptos. Así encontramos que se puede incohar un proceso contra un juez demostradamente honesto, sin fundamento alguno, y dejar sueltos los cabos de un grupo entero de jueces corruptos usados como tapaderas para ocultar verdaderos delitos, tras la más desvergonzada prevaricación. Así comprobamos que la maledicencia y la calumnia de las mentes enfermas, salpican y expanden las basuras propias sobre el "enemigo"a través de una prensa incapaz de analizar ni comprender, que vomita desinformaciones y deformaciones y se pone al servicio de la confusión para vender más y mejor. El resultado es lo que hay: la eterna historia de "buenos y malos", según del lado en que se milite. Ergo, la militancia y la partidocracia, nos están sobrando. Nos molestan y nos estorban.

En la nueva energía este concepto guerrero y obsoleto del servicio público como campo de batalla, áspero e inútil, el sistema de gobernar siempre contra algo, en vez de a favor de todos, no puede seguir vigente. Los miembros de un parlamento no han sido votados por la ciuadadanía para que se enfrenten y se falten el respeto, para que corrompan y esquiven al poder judicial, para que se renueven vestuario y complementos a base de conceder dineros públicos a los mangantes, pícaros y delincuentes, poniéndose a la misma altura de éstos. Para que dispongan de la región que gobiernan como si fuese su finca particular, para que deformen obras de arte que mencionan lo que no les gusta, como ese "Roger de Flor" de Chapí, que han mutilado y cambiado a su mediocre criterio y palurda concepción de la cultura "valenciana". No. No seguirán. Y no será porque nadie de fuera los espíe ni les persiga. Les persiguen sus acciones corruptas, su complejo de inferioridad, su no adecuación al momento histórico y evolutivo. Su demostrada incapacidad para gestionar con decencia y eficacia el patrimonio de todos. Su mediocridad. Su analfabetismo ético.
Ya se les ha pasado el arroz en la cocina del universo. Y el socarrat de su coentor, la puzza della loro immondizia, como dirían en Italia, atufa demasiado el medio ambente. Por eso mismo no necesitan que nadie les ponga zancadillas, las denuncias no las he hecho nadie de fuera de su entorno, sino la gente misma de su grupo, que está horrorizada de pertenecer a una mafia, cuando pensaban creer y pertenecer a algo digno. Tienen miedo y se han ido directos a la policia judicial para denunciar lo que sus conciencias en estado de renovación ya no pueden asumir. Quieren volver a dormir tranquilos. Tienen al "enemigo" dentro y se están desgastando al buscarlo fuera. No lo detectarán, pues su falta de inteligencia no les permite reconocerlo cuando se miran cada mañana al espejo. Las leyes universales tienen sus métodos y sus herraminetas de trabajo. No se conspira contra nadie, sino contra uno mismo. No se eliminan enemigos, se destroza uno mismo. No se engaña a nadie, la verdad tiene tanta fuerza que acaba por sobrevivir a sus potenciales verdugos. La sectas del poder, como Cronos, acaban devorando a sus hijos predilectos. Y los pactos con el diablo siempre acaban fatal. El mal odia a los perdedores que engendra y quien vendió su alma ya es un perdedor. Se ha despojado voluntariamente de su mayor riqueza: su conciencia.

Desde el nuevo paradigma de conciencia la participación ciudadana en el bien común no es hacer "polìtica"tal y como se entiende ahora, sino una obligación ética y moral lejísimos de las ideologías y ajena al partidismo, que según su nombre indica, es división y fisión, como la desintegración atómica, destructivo y creador de luchas inútiles. Socialmente mortal por desgaste y enfermedad colectiva. Cada ser tiene perfecto derecho a pensar, sentir y hacer lo que considere bueno y constructivo para su vida y su persona, mientras su mundo privado no interfiera y perjudique al resto. Y por tanto tiene el deber de trabajar para lograr una sociedad que permita ese estado y forma de vida para todos. El bien común.
Estamos en el final de unos tiempos devastadores y en el principio de un mundo nuevo. No nos asustemos de que las viejas estructuras que se niegan a evolucionar y a rehabilitarse, adaptándose limpiamente y sin lavados de cara estratégicos, a las nuevas necesidades y desafíos, se desplomen sin que ninguna piqueta desde el exterior las golpee. Se derrumban porque sus cuarteadas bases ya no soportan el peso de la inutilidad y la hostilidad inoperantes, per sé.
No se puede ya sostener que el cambio climático es un rumor sin base. Un alarmismo. No se puede sostener que los intereses personales y amiguistas organicen el modo de gobernar. No se puede sostener que las conductas corruptas demostradas son infundios. No se puede gobernar desde la paranoia viendo enemigos en quienes opinan diferente y enriquecen con su visión la limitación propia. No se puede imponer el chino como estudio para impedir una asignatura imprescindible como educar ciudadanos para el mundo que está gestándose, sólo por pánico a afrontar en público lo que se vive oscuramente en privado. No se puede montar una cruzada religiosa y menos para rentabilizarla políticamente. Toda religión que no se basa en el respeto al prójimo y a su derecho a elegir, es falsa. Pura idolatría de conveniencia. No se puede manipular la información, porque el mismo manipulador acaba por creerse su propia farsa y romper sus vínculos con la realidad entrando en un estado de demencia peligroso, que le incapacita para gobernar, ya que no es capaz de controlar su miedo a la responsabilidad de afrontar lo real y eso es lo que lo ocurre cuando decide falsear o silenciar la información o no responder a la prensa ni al congreso cuando le piden respuestas y razones de sus actos sin fundamento ni coherencia. De sus delitos que todos ven, menos el interesado y la camarilla interesada en seguir lucrándose de un personaje chantajeable y teledirigible. Vendible y comprable. Todo esto es el epílogo a que ahora nos enfrentamos desde la esperanza y la comprensión. Desde el perdón preparado para cuando esté listo el arrepentimiento hecho realidad y las ganas de devolver lo arrebatado: la dignidad de un pueblo engañado y alienado, que ha dejado en manos negrísimas y desastrosas su presente. Y que ahora está pagando tan cara su atolondrada elección y su falta de discernimiento. Un pueblo así de fatuo, iluso, elemental e ingenuo merecía este escarmiento. Seguramente por eso votó en masa el despropósito. Ya se sabe que con la masa, sobre todo, se hacen churros. Y así estamos. Esperando que las existencias se acaben y la churrería cierre por falta de clientes.
La nueva conciencia ya sabe alimentarse mejor. Los fritos son pesados y pierden aceite por todas partes. Producen colesterol. Prefiere el aire limpio a la fritanga. La huerta verde y viva, al cemento desolado. La cultura de las bibliotecas al chisgarabís de la wikipedia mediática. La fiesta civilizada y hermosa de unas fallas musicales y participativas, al estruendo palurdo del bestiario montaraz aislado en carpas insolidarias e incívicas. El diálogo y el respeto a la burla de las instuticiones en degradación creciente. La inteligencia y la bondad, a la chulería impositiva. La crisis dead the old way of life .
El universo nunca se para. Y todo se armoniza por sí mismo. Los propios males traen sus remedios escondidos en su interior: El aprendizaje y el cambio irreversible. El antídoto perfecto.Todo está en marcha. No hay más poder real que la propia justicia eterna dando a cada uno su parte según sus actos. Ni más riqueza que la inteligencia del amor haciendo posible la nueva vida.
Ya queda menos.

martes, 6 de octubre de 2009

Leyes eternas. Nueva conciencia.

Amor y matrimonio. Significado profundo.

Hay mucho que revisar en nuestra herencia cultural, ética y religiosa, para poder liberarnos de tópicos y restos inservibles que suponen un lastre pesadísimo en la evolución. No se trata en absoluto de eliminar las bases fundamentales y necesarias para convivir armónicamente y en paz. Civilizadamente. Ni un permiso irresponsable para saltarse a la torera las normas más elementales de la decencia, sino al contrario, se trata de hacer un análisis justo y honesto de nuestro estado evolutivo, revisando las condiciones del "contrato" existencial que nos encontramos al nacer y que con la evolución de la conciencia y del cerebro, con la modificación de la percepción y de la experiencia, necesitan una nueva visión para poder comprender en qué punto del camino nos encontramos ahora y cómo afrontar los nuevos desafíos y comprobar si las herramientas heredadas nos sirven o hay que sustituírlas por otras más adecuadas a las nuevas funciones. Es decir, como Darwin afirma, si la función crea el órgano, las nuevas funciones de la nueva conciencia tienen que desarrollar nuevos órganos personales y sociales que hagan posible el crecimiento, la liberación y el equilibrio.
Uno de los puntos álgidos de nuestro currículum terrestre es el de la relación de pareja. La vida compartida entre dos. Desde el Paleolítico ha llovido mucho y hemos ido aprendiendo y desarrollando diferentes modos de entender esta forma de relación que es fundamental para la especie y para el equilibrio individual.
La "solución" a esa necesidad desde siempre ha sido el matrimonio, en cualquiera de sus modalidades antropológicas. En la medida que las conciencias han ido progresando también ha ido tranformándose la base de datos que nutre el vínculo matrimonial.
De una unión meramente funcional, reproductora e interesada, se ha ido llegando a la pareja que se une por afinidades, afecto profundo y enamoramiento. Por un proyecto de vida a compartir,por un trabajo conjunto que realizar en el mundo. Por unos ideales de desarrollo que mueven el interés por la vida en común en privado y en público. Sin embargo hasta esa forma más selecta de relación ha entrado en crisis y uniones "de toda la vida" se deshacen un buen día porque ya "no hay nada que decirse", ya "no hay comunicación" y lo que fue ha dejado de ser sin poderse evitar. Se hace lo posible por "salvar el matrimonio", pero el resultado es nefasto. El matrimonio está fundamentado en el bien y en el crecimiento de dos personas y de pronto esas dos personas empiezan a sentirse desconocidas, extrañas. Y sin ellas el matrimonio no existe. No es el divorcio lo que ha estropeado el matrimonio, sino la solución civilizada a una situación insostenible en una unión que ya nolo es. Un divorcio respetuoso y comprendido con honestidad, es mucho más ético que el adulterio y la mentira como recurso para ocultar el final de algo que no tiene sentido sostener. Si aparece un tercero entre las dos componentes de la pareja es porque el enamoramiento se ha terminado y el amor no ha llegado a ser. El divorcio ya es un hecho. La firma ante le juez, es puro trámite.
¿Y el amor? Los implicados en la "ruptura" dicen que se ha terminado. Lo que no sospechan es que ese amor ahora falta porque nunca estuvo presente. Se confundió el enamoramiento -esa fuerza magnética e invencible, durante algún tiempo- con el amor. Y aunque son compatibles no siempre aparecen juntos. Porque el enamoramiento depende de los sentidos y por eso caduca cuando los sentidos se saturan o cambian de interés y fijaciones. Sin embargo el amor no caduca nunca, necesita la ignición del enamoramiento para hacerse notar y sentir y a partir de entonces comienza a crecer y a liberarse de los altibajos de aquél. Al amor empieza a tener identidad propia con todo lo que eso implica. El enamoramiento es hijo de los sentidos. El amor es hijo del alma y del espiritu. Los sentidos y el eros se purifican en él y él a su vez, los embellece, los eleva y en ese proceso se hace visible. Convierte la estética de la apariencia en ética de la profundidad y viceversa.
Está claro que muy pocas parejas pasan de la primera fase. Es decir, que se quedan atrapadas en la cadena del enemoramiento, de la fantasía desbordada, del estado de necesidad dependiente. A la altura emotiva y elemental de un niño pequeño que no es nadie sin sus padres. No lpuede amarles porque les necesita. Les "quiere". Les desea a su lado para sentirse protegido, mimado, valorado, querido, orientado y cuidado, eso es puro egoísmo muy natural en la fase infantil pero insostenible y fuente de infelicidad y de desequilibrio en la fase adulta. Un enamoramiento sin amor es el triunfo del disturbio edípico. Un desastre anunciado. Esos "te necesito" que tanto abundan en el léxico de los enamorados son la llave del fracaso en una relación, no un seguro de eternidad. Esas obsesiones de "salvar" al otro, de "hacerle feliz", de ser su "esclavo", son más bien preocupantes indicios de que la etapa edípica no fue superada en su momento y determinarán una relación desajustada, neurótica, inmadura y posesiva. Dependiente. Puede que con muchas muestras de afecto superificial y emocional, pero siempre sin la raiz sana del sentimiento, que es la elevación de la emoción y de la mente, hasta el espíritu. La armonización entre los chakras inferiores y los superiores que se vinculan y armonizan en el 4º chakra. Mucha gente detiene su evolución en ese canto de sirena que atrae para devorar, porque en esos estados de rapto y exultación creen energetizarse y ponerse las pilas, al sentirse admirados, deseados e imprescindibles hasta la desesperación autoinmoladora del ferviente enamorado. Todo eso sin amor se apaga cuando acaba el ciclo del encantamiento y uno de los dos, o los dos, descubre que se ha cansado, que recibe menos de lo que da y que pierde lo que ha invertido: su tiempo, sus bienes, su atención y su cariño o que hay otro/a que le da más devoción, facilidades, oportunidades, comodidad, satisfacciones egoistas, etc. El enamormiento es puramente mercantil y eso se ve, cuando se despierta de su denso sopor y se descubre la mentira en que hemos estado sumergidos. Incluso hay alguna frase típica de ese estado: "Mienteme!", "dime que me quieres aunque no sea verdad". No se puede caer más bajo en el nivel del ser.
Intuyendo esos finales irremediables, hay mucha gente que nunca se compromete y prefiere soñar de lejos, alimentar su emocionalidad con ese tipo de sensación estimulante y no vinculante. De ese modo nunca se crece ni se ama. Todas le relaciones llevan la fecha de caducidad como un producto de consumo. Nada de amor, que es lo único eterno que puede disfrutar nuestra condición. Todo es como un hermoso castillo de fuegos artificiales. Ígneo, veloz y efímero. Estalla en un momento, ilumina la oscuridad y se apaga. La oscuridad sigue donde estaba y el castillo ya no existe. Las emociones suben y bajan. De la euforia se pasa a la confusión, de la confusión a la tristeza, de la tristeza a la decepción, de la decepción al vacío y del vacío al llenado con otra novedad que aparezca en lontananza o en vecindad. Y otra vez, la noria gira. La involución pone la directa. Y sigue la inercia mecánica de la esclavitud. Del karma. De la repetición. Lo grave es que cada vez que esto ocurre se forma una placa de dureza en la sensibilidad, una queratinización, una cicatriz que insensibiliza y "protege" del sufrimiento a base de desarrollar la dosis justa de cinismo inmunizador y bloqueante. Impedimento absoluto para crecer y ser felices.
Y ese estado repetido y no superado, forma y deforma el carácter, lo pervierte y lo estropea para siempre, si la conciencia no se libera de hábitos cómodos, de consejos estúpidos y degradantes que tienden a facilitarnos y a justificar las conductas erróneas que nos atrapan y nos impiden ser, sentir, pensar y obrar en limpio, en inocente, en alto, en liberado, en feliz y realizado. Integrado. Universal.
El amor es otra historia. Para vivirlo hay que desnudarse de todo y del todo. Hay que aprender a morir, en Sus manos la eutanasia es el éxtasis del místico no el orgasmo insaciable del sátiro o de la ninfómana; aprender a soltar, a gozar de verdad, a fluir, a perder la seguridad, el apego, el afán de control sobre el otro, que ya es tú y sois en todo. El amor te asciende de vibración, supera el sexo, la atracción, la manipulación de los sentidos, el angaño de la mente, el significado de las palabras. El te convierte en perfume, en luz, en verso silencioso y música callada, para que se escuche solo la Voz que no hace ruido y hable en el vacío divino aquel lenguaje que llena todo sin ocupar espacio ni tiempo. Es un océano delicioso que no se queda enganchado en emociones ni ideas, que ya no necesita comerciar ni exhibirse. Sino el sacro misterio de la clausura que te expande por el cosmos sin ánimo de lucro ni de recompensa. Cada paso que das en Él te agranda y te reduce. Te arranca el miedo para siempre. Te hace parte del Dharma sin que tú aportes mérito alguno, sólo la entrega sin límites. El olvido de la limitación y del "poder", de la seducción estúpida, de la rapiña afectiva que no puede entender ni acoger este don transformador de la personalidad en la plena individualidad. Entras en otro estado. ¿Quién podría engañar desde aquí? ¿Para qué mentir o fingir cuando todo es tan claro que la verdad es un libro abierto? ¿Para qué intentar empinarse en zancos para simular una altura falsa que se ve a simple vista? El amor simplifica. Libera. Allana los caminos. Donde todo es difícil, el amor no falla. El mundo puede poner imposibles por medio, pero el amor ni los ve. Para Él no existen. Y tranforma lo que toca para siempre. Vive en las criaturas y las hace nobles, se refleja en la creación y la embellece. Quien entra en su Fortaleza nunca la abandonará, porque forma parte de ella. Y descubre que es allí a donde pertenece.
El amor es el milagro constante. El mago infinitamente sabio y tierno que se esconde en tus átomos, en tus moléculas y partículas. Es la luz que te puede hacer atravesar universos, autobuses, continentes, cielos y tierras. Que deja tu pobre pensamiento adaptado a la miseria, a la altura del betún. Es decir, en su lugar. Ante su grandeza ¿en qué se queda lo "otro"? Es decir, los enamoramientos temporales, las sacudidas del instinto, las mentiras del tiempo, la vanidad cruel de poseer a alguien que en realidad es nadie, de desconfiar, de engañar y fingir para "conquistar" basura. Todo eso es nada ante Él. Y cuando aparece el Ser que viene de lo eterno para encontrarte, un pedazo de Dios para recordarte que tú eres él, entonces vives el amor que no termina, entonces todo es perfecto aún en medio de lo que la gente llama "malo". Todo lo que roza ese estado se convierte en bueno y perfecto, en felicidad refinadísima y perenne que nada ni nadie puede arrebatarte, una posiblidad que ni siquiera te planteas. Todo pasa allí abajo,como ves las nubes desde un avión que atraviesa la estratosfera o sigues viendo el sol mientras abajo se ha hecho de noche. Ese es el matrimonio verdadero, que una vida y otra se repite y se renueva, porque se realiza primero entre tu alma y el Espíritu. Sólo así aparece el SER que no se exptingue. Hombre y mujer los creó en una unidad indisoluble. Una unidad que crea la Vida. Y la reparte.
¿Qué adulterio podría caber en un estado así? ¿Qué engaño? ¿Qué divorcio? Todo eso ya no existe en el Amor. Se ha cambiado la esencia y se ha traspasado la frontera entre la vida y la muerte. Se ha atravesado el velo, por fin.
En estos tiempos nuevos, esta nueva conciencia reclama otro mundo de sentimientos y profundidad. De sanación plena. Seremos místicos amantes divinos,nueva creación, o la vida en el planeta, tal como se conoce, se extinguirá. Sólo el Amor es la Nueva Tierra y el Nuevo Cielo posibles.

jueves, 1 de octubre de 2009

Virtudes capitales VII: La Diligencia

Diligencia

Aunque evoque el título de aquel legendario film de John Waine, la diligencia es, además, una hermosa y sana virtud encargada de suprimir los estragos que hace la pereza en su lugar, cuando nos abandonamos a esa tentación. Y hay que supervisar el concepto de ese vicio capital, porque la pereza no es simplemente un "dolce far niente" que nos deja catatónicos, pasotas e indiferentes. No. Es bastante más complicada de lo que parece. Y está camuflada de muchos aspectos que en apariencia no tienen nada que ver e incluso, parecen ser lo contrario a ella.
La raiz profunda de la pereza es la tendencia a escapar de aquello que tarde o temprano deberemos asumir. Es decir, la pereza es miedo paralizante, que cristaliza en diferentes formas.

a) Miedo a decidir.

b) Miedo a tomar la iniciativa en cualquier asunto.

c) Miedo a no ser lo suficientemente buenos y competentes.

d) Miedo a cambiar.

e)Miedo a no controlar y a sufrir las consecuencias.

f)Miedo a decir la verdad, que deriva en la mentira.

g)Miedo a no ser aceptados, a no ser como los demás esperan.

h)Miedo a estropear las cosas si intervenimos, lo que lleva a postergar las actividades necesarias y a veces urgentes.

La lista puede hacerse interminable, pero el motor y el resultado de todas estas barreras psicoemotivas, es la pereza. Que no sólo es ausencia voluntaria de acción, sino también hiperactividad. Aunque no lo parezca.
La hiperactividad es una escapatoria perfecta hacia la dispersión del ser. El mismo refranero popular lo incluye desde hace tiempo: "Quien mucho abarca, poco aprieta" y así es. Una actividad desenfrenada, inagotable, extensísima, no deja espacio interno en nuestra atención para que aquello que vivimos deje en nosotros huella suficiente para hacernos crecer. El hecho de vivir es también valorar lo vivido, discernir como vivirlo, elegir conscientemente, erradicar de nuestra vida el automatismo y dar paso a la creatividad que con los reflejos mecánicos de la mente y las reacciones inmediatas, se anula, se deja siempre al ralentí. En el trastero de nuestra casa interna.
Es cierto que la mente pensante tiene un poder inmenso si no aprendemos a controlarla y es ella la que marca el ritmo de nuestra actividad, la que no para ni un momento para que desde el fondo de nuestro ser se vaya manifestando la esencia, la sustancia que da coherencia y sentido a nuestra vida personal y a nuestras actividades externas.
Una manifestación clarísima de este vicio que frena las potencias superiores lo tenemos en el afán de "triunfar", "ganar", "luchar" y "vencer". Son infitos los casos en que el éxito mata a sus elegidos. Y no sólo los mata por agotamiento y estrés, sobre todo les mata la conciencia de sí. Les deja vacíos,sin sentido,como hojas caídas y arrastradas por el viento. Cuántos personajes famosos en la cima de su éxito se hunden en una depresión oscurísima porque ya han conseguido todo lo
que deseaban y la necesidad de "luchar" que les motivaba, ya no existe. A un tío mío, hombre de negocios brillantísmo, cuando le ocurrió esto mismo, el psiquiatra le dijo que lo que necesitaba era arruinarse para empezar otra vez a levantar su imperio. Menos mal que mi tío fue lo suficientemente inteligente como para cambiar de vida de un modo radical : Reunió a sus hijos, les repartió responsabilidades en las empresas y él se retiró del todo, primero pasó un año con la tía, su mujer, en su casa de verano, junto al mar en el Cabo de Gata, pescando, conviviendo con la gente del pueblo, yendo a la compra, usando transportes públicos y echando partidas de dominó en el bar por las tardes. Dando larguísimos paseos por la arena, observando que ni los amaneceres ni los crepúsculos eran jamás los mismos. Los dibujaba y coloreaba, con lápices de color, como un niño. Salía a navegar cuando llegaba la primavera y el verano.Y leía todo lo que no pudo leer en sus tiempos de vértigo empresarial. Después de aquel año sabático,en que se dedicó a demostrar a su mujer cuánto la quería y qué importante era para él, los tíos volvieron renovados y se incorporaron a la familia de un modo distinto. Como abuelos en activo. Cuando el chófer se jubiló el tío se ocupó de conducir, y era el encargado de llevar y traer del colegio a los nietos, aprendió a cocinar y sustituía a su mujer en los fogones, "déjame hacer algo, que ya has trabajado demasiado en estas cosas y yo soy un aprendiz" . Viajaron solos a pesar de ser muy mayores. Cuidaban el jardín y le dejaban comida a los pájaros y a las carpas del estanque. Mientras miraba cada movimiento, se dejaba encantar por los trinos que distinguía perfectamente.
Y así llegó al final del camino. Cuando una de sus nietas murió en el incendio de una discoteca, en una fiesta de la universidad, él se apagó de repente. Nos dijo que se iba, porque,seguramente , Cristina estaba demasiado sola al otro lado. Y él que siempre la había acompañado a la escuela no iba a dejarla perdida por esos cielos de Dios. Y se fue. Sin sufrir, sin ruido. Feliz. Igual que vivió sus cambios y supo gestionarlos. Recuerdo una de sus frases: "Hay que ser lo suficientemente diligente como para saber pararse a disfrutar la vida. Quien no aprende a pararse y a vivir lento, es un perezoso". Entonces no lo entendía. Hoy sí lo entiendo. No es más diligente quien más cosas hace, sino aquél que consigue dar sentido a su vida haga lo que haga o aunque aparentemente no haga nada. No es lo mismo el sereno ritmo lento a veces de un ser iluminado y consciente que la pereza histérica del dormido que no sabe quién es ni qué sentido real tiene lo que hace tan acelerada como mecánicamente. ¿A caso llamaríamos pereza al invernar de los animales? Es un tiempo necesario para protegerse del frío de la aceleración hiperestésica y sin finalidad ontológica
en que las prisas por tener sin ser agotan el tiempo y la energía de la existencia.

Ejercicios para aumentar nuestra diligencia pueden ser una dosis de disciplina, un horario que cumplir que incluya un tiempo para transgredir esa misma disciplina. Un tiempo para mirarnos por dentro y sentir qué somos y con esa sensación de encuentro interior, respirando y sintiendo, sumergirnos de nuevo en lo que hacemos. Como Moisés ante la zarza ardiente del Sinaí, así nos quitaremos las sandalias del pensamiento mecánico, porque estamos en territorio sagrado: en el templo del Ser. Donde la vida se convierte en milagro y una vida milagrosa nunca deriva en pereza, ni en saturación, ni en agotamiento.
Cuentan que Pedro Arrupe en Japón, cuando fue testigo directo de la explosión atómica, trabajaba incansablemente desde las cinco de la mañana a las diez de la noche, que su ritmo era tranquilo, nada exigente con los demás, todo dulzura, pero quienes trabajaban con él se contagiaban de su serena eficacia y eran los más competentes. Nadie sabía que el secreto de aquel hombre santo era un presente zen meditativo, al que dedicaba cada día una hora antes de ponerse a trabajar. Se levantaba a las cuatro de la madrugada y estaba el resto del día sin parar y sin estrés. No era hiperactivo, era un realizador consciente. Tal vez por eso el día de la explosión pudo meterse en el mismo centro radioactivo para auxiliar a los supervivientes, sin contaminarse ni sufrir niguna secuela, algo que nadie se ha explicado jamás. Y es que la disciplina, la flexibilidad y el amor, son los tres jinetes de la victoria. No hay pereza que pueda con ellos.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Virtudes capitales VI: La Templanza

Quizás a los muy serios y ceremoniosos de la erudición, les parezca banal y poco científico citar los arcanos del tarot a la hora de hacer un trabajo de reflexión, con ciertas bases fiables. Sin embargo la ciencia, con Jung en la vanguardia de la iniciativa, sí estudia en muchos casos, la importancia sustancial de los arquetipos representados en los naipes tarotísticos. Muy lejos de connotaciones "adivinatorias" y pseudomágicas, por supuesto. Hago esta pequeña advertencia como introducción al análisis de la virtud que tratamos hoy: La Templanza. Que está representada entre los arquetipos que configuran la estructura psicológica de nuestra especie, en el naipe nº XIV del Tarot.
En el Tarot de Marsella, que es seguramente el más antiguo y fiel a la Tradición, esta carta representa la figura serena de un ángel vestido con una túnica en dos colores: el rojo, que equivale al amor superior y al impulso racional y pasional, trascendente, activo, masculino, y el azul, que es el color de la materia transmutable, emotiva, intuitiva, receptiva y femenina. El peto superior, el cinturón, las alas, las manos y el rostro son de color amarillo dorado, tonalidad solar que equivale a la andrógina sabiduría que produce la iluminación, al oro del alquimista, que es luz concentrada en la materia. También el cabello es azul y se adorna con una pequeña flor roja en el centro, que es también una estrella de discernimiento amoroso. En cada una de sus manos sostiene un ánfora, la de la derecha es roja y la de la izquierda, azul, entre las dos vasijas hay un fluido blanco, el agua purificadora del espíritu que equilibra los demás elementos con su frescura y su capacidad de dar vida. El líquido fluye entre las dos ánforas sin derramarse, lo que indica la capacidad equilibrante del autocontrol. Además la figura, a pesar de ser alada y angélica, no está en el aire, sino sobre una tierra amarilla dorada, que es la base del conocimiento del sabio.

Ya sólo la descripción de esta figura nos indica qué significa la Templanza y su importancia en el acervo arquetípico humano, como virtud imprescindible. La Templanza es el equilibrio vital que regula nuestro camino en el Planeta y nos conecta con el cosmos. La moderadora de los impulsos e inclinaciones personales, para adecuarnos al mundo en que vivimos. Por eso, se ha señalado como la compensadora de los excesos desajustadores del metabolismo como la gula, otro pecado "mortal", sobre todo ahora que tenemos bases suficientes para saber que la comida puede ser nuestra medicina, como afirmaba Hipócrates o nuestra enfermedad, como ya sabemos por ese bombardeo mediático que nos advierte constantemente por vía televisiva y en las horas de sobremesa, especialemente, de los riesgos alimenticios: colesterolhemia, uremia, diabetes, hipertensión, reumatismos, extreñimiento, diarreas, celiaquía, descalcificación, obesidad, bulimia y anorexia. Motivos importantes para ser equilibrados en el terreno alimenticio. Pero la Templanza va mucho más allá de esta apreciación.
Es cierto que la gula, el opuesto de la Templanza, está en la misma onda de la lujuria, es otra especie de desbordamiento lujurioso, en cuanto al descontrol del sentido del gusto. Y dado que en la antigüedad la comida no era demasiado abundante, este pecado era fundamentalmente, un pecado de "ricos" y también de pobres cuando éstos estaban en condiciones de comer en abundancia, es decir, en las ocasiones especiales y celebraciones, ya que por la falta de costumbre y las carencias de aquel tiempo, era muy fácil enfermar de indigestiones, morir de un cólico "miserere", a causa de los atracones casi inevitables, para quienes la comida diaria era muy parca y con frecuencia, escasa. Así, la Iglesia tuvo a bien incluir la gula entre los riesgos "mortales", ejerciendo un poco la medicina preventiva del sentido común, como Moisés en los preceptos que escribe mientras el pueblo judío atraviesa el desierto, durante años, estableció la prohibición de comer cerdo,animales tóxicos y pesados (impuros) o las reglas de higiene con abluciones para poder resistir la dura travesía.

En nuestros días la gula puede ampliarse al sentido del consumismo, de la obsesión por comprar y vender, tragar, absorber, fagocitar, muchas veces bastante más allá de lo necesario, que es uno de los fundamentos desbordados de nuestra época y la causa profunda de las crisis de desajuste económico y laboral que de vez en cuando nos sacuden, cada vez más gravemente.
En este pack puede incluirse también la obsesión por el cuerpo físico, descuidando otros aspectos igualmente importantantes, como el cultivo interno, la simplificación de nuestros hábitos. La interiorización de la vida como fuente de satisfacción esencial, que cuando falta, convierte al hombre en objeto y sujeto de consumo constante y compulsivo. Creando necesidades impuestas y aceptadas sin poner ni una sola objeción. Es esta gula consumidora generalizada la que está agotando y contaminando el Planeta.
La Templanza con sus dos ánforas en perfecto equilibrio trasvasando el agua de la vida y del espíritu, del consciente al inconsciente, de la razón a la intuición, de la materia a la energía, nos está dando la clave de mantener la armonía tanto en nosotros mismos, como fuera. Todo lo que tenemos es bueno, útil y sano, como los colores, la tierra, nuestro cuerpo, la inteligencia y las emociones, las herramientas de trabajo, como la figura representa. Pero de nosotros depende que su uso sea realmente óptimo, aprovechable, ineficaz o desastroso. Somos nosotros los que tenemos entre manos la responsabilidad de lo que vivimos. Nadie más. Elegimos sin ser conscientes. Pasamos de exigir lo justo. Nos resignamos a lo que quieran hacer con nosotros, como por ejemplo, en las enfermedades. Depositamos nuestra responsabilidad hacia nuestra salud en unos asesores sanitarios que llamamos médicos, a cuya ciencia hemos atribuído un poder casi chamánico, sólo que estos profesionales no son chamanes, sino empleados en un taller de reparaciones mecánicas. Se equivocan muchísimo, porque la medicina occidental se enseña y se aprende sobre tejidos muertos, el médico que dice tarbajar la salud, realmente lo hace desde laóptica de la enfermedad, porque se ha formado estudiando y observando lo inerte, así nos enferman sin pretenderlo. Y sobre ese estado de morbilidad se han constituído las mayores fortunas del Planeta.
Para ayudarles y mejorar nosotros mismos, hay que preguntarles, pedirles explicaciones, buscar información y enterarnos bien de qué se hace en nuestro cuerpo con la química, la cirují, las vacunas y las aplicaciones tecnológicas.
Lo mismo diríamos para la enseñanza: debemos colaborar, enseñando a nuestros niños a participar en clase, trabajando a dúo con los profesores en equipo, y así darles ideas, si las tenemos, o colaborar en proyectos escolares donde podemos aportar mucho. Esto despierta la conciencia holística de los niños y de los jóvenes que poco a poco podrán ir integrando la casa y la escuela en una misma onda de referentes. Y evitando el pasotismonihilista, la violencia juvenil, los enfrentamientos y hostilidades. Las barreras se quitan con la cooperación y la co-gestión.
Y lo mismo para la participación ciudadana: asistir periódicamente o en turnos y por grupos cívicos, a los plenos del ayuntamiento de la ciudad, enterarnos de nuestros derechos y deberes, reclamar cuando sea necesario y aprender a con-vivir con el resto, dejando de ser cápsulas de desconfinza y desaliento en medio de una in-comunidad. La Templanza es imprescindible en toda relación sana del hombre con su entorno, le favorece tanto como un complejo vitamínico o una dieta sana. Suprime la amargura, el aislamiento, el complejo de élite y de falsa "arisctocracia", el desconocimiento juzgador y necio que da la distancia. El desprecio por lo que desconocemos o pensamos conocer sólo en teoría. Nos educa en la solidaridad y ayuda a los grandes cambios sociales, que desde la inteligencia ordenada y sana, dejarán de ser revoluciones violentas para ser evolución serena y constante. Si no queremos un futuro lleno de delincuencia y agresividad, empeñémonos en el presente, en nuestro entorno, en el hogar, en la escuela, en el barrio, en la ciudad.

La gula es una necesidad física y anímica que se ha pervertido y convertido en vicio perjudicial. Necesita un método para curarse.

La Templanza es un ángel que pisa tierra, es decir, nos indica que somos seres elevados que están en la materia para tomar de ella lo mejor, armonizarlo y crecer en ese proceso. Y hacer que lo peor vaya desapareciendo sin necesidad de llegar a la represión, a la cárcel o a la guerra. Sus ánforas representan el equilibrio de nuestra dualidad y nos avisan de que la energía espiritual que impulsa la evolución pasa por no aislar ninguno de los dos recipientes: como es arriba es abajo. Como es dentro es fuera. Como te interesas por lo privado, empéñate también en tu medio ambiente. Porque cuando te dedicas sólo a ti, sin tener en cuanta el macroorganismo que te contiene, te comportas como una céllula cancerosa: sólo te ocupas de engordar tu ego y eso enferma el tejido que después te matará. Estamos en relación con todo aunque no queramos verlo.

Como ejercicios de templanza podemos empezar por hacer una lista de cosas imprescindibles antes de ir a comprar. Y limitarnos a lo escrito, para dominar la tendencia caprichosa. Observar como reaccionamos cuando mecánicamente vamos a comprar lo innecesario y nos lo impedimos. Escuchemos las reacciones de respuesta corporales y comprendamos cómo nuestro ser entero se implica en cada cosa que hacemos. De este modo nuestra sensibilidad se hace más fina y atenta, nos "avisa" cuando nos educamos para escucharla, porque las señales las da siempre, es nuestra conciencia ausente y disatraída la que se pierde. Cuanto mejor nos conocemos, más templanza desarrollamos. También pongamos atención a lo que acumulamos en casa: tal vez demasiada ropa y complementos en los armarios que tquizás ya no usamos hace años. Podemos darla para que otros la aprovechen ganándose la vida en mercaditos de segunda mano, o para Cáritas o Cruz Roja, o Traperos de Emaús. Una buena receta es comorobar si hay prendas que no se han usado en ninguna de las cuatro estaciones del año, entonces, darlas es mejor. Lo mismo el exceso de libros que ya han cumplido su misión, tal vez son de texto de nuestro hijos ya mayores. Hay ONGs que los recogen para Latinoamérica, para bibliotecas y escuelas.

Bueno, la creatividad es una gran maestra y practicándola aumenta su poder y sus capacidades. Así que propongámonos ser creativos con templanza y veremos cosas muy interesantes y hermosas en nuestro alrededor. Lo primero, poder sobre nosotros mismos. Cuando uno de nosotros hace algún cambio importante, algo cambia en todo, así que ánimo, que el mundo puede mejorar bastante si queremos. Al menos el trocito de mundo que tenemos alrededor.

martes, 29 de septiembre de 2009

Virtudes capitales V: La Magnanimidad

Magnanimidad



Es una palabra quizás demasiado rimbombante. Excesivamente larga, tal vez, para un tiempo como el nuestro, hecho de abreviaturas, de signos esquemáticos, de guiños conceptuales que rascan la superficie de todo sin arriesgarse a entrar profundamente en nada. Es lo que tiene la limitación del habla, que no de la lengua, como distinguiría Ferdinand de Saussure. La lengua es extensa, abstracta y abierta al intelecto, mira a lo lejos, no se avergüenza de su historia, la asume y se enriquece de ella, y el habla, en cambio, está reducida a los límites de lo concreto, es portátil y adaptable a lo que hay en los manejos infinitesimales y variables de lo acostumbrado y perentoriamente temporal. Una wikipedia del sobeteo ad hoc. Pero imprescindible para que el habla tenga sentido y se haga tangible.

¿Qué traducción tiene la magnanimidad en el habla de hoy? De la expresión latina magna anima = alma grande, deducimos que debe ser algo demasiado etérico, quizás. Y un poco demodè, solemne en exceso, out-sider, que nos queda bastante lejos, altisonante y rarito. Quizás el habla tenga algo que inventarse todavía al respecto y aplicarle más simplicidad. Un vocablo que sin alterar el contenido lo incorpore al uso habitual con los matices de: excelencia, grandeza, altura, sencillez, justicia...Pues estos ingredientes se enmarcan en el diagrama de la magnanimidad, que es el exacto opuesto y perfecto remedio para la envidia, una pandemia de gripe E, que viene haciendo estragos en la humanidad desde la noche de los tiempos sin que los laboratorios farmaceúticos se hayan preocupado, hasta la fecha, por invetar la vacuna preventiva adecuada al caso.
Por envidia -cuenta la mitología bíblica- le serpiente amnésica del astral arrastró con ella al animus y al anima del hombre, que, empeñado en alcanzar el poder de un dios, se vio reducido a reptar por los suelos del tiempo y del espacio tratando de arañar un poco de felicidad y algún consuelo de poca enjundia que le recordase a chispazos sueltos, su pertenencia a algo menos angustioso y comprensible. Una condición menos cutre y más llevadera. Y el detonador lo pulsó la envidia. Una contravirtud, o pecado "mortal", tal vez, el más letal y venenoso de todos, por lo solapado de su presencia poco ruidosa, pero fatal. La infección por envidia es muy difícil de detectar por el que la padece. Los demás lo ven, lo saben, lo notan, lo sufren, pero el afectado nunca se da cuenta y cuando lo hace, es demasiado tarde. Y le cuesta muchísimo sanarla. Precisamente porque la envidia produce amnesia de uno mismo, de lo mejor de uno mismo. Incapacita para recordar que uno pertence a lo más alto. Que todos pertenecemos a lo más alto. Sin embargo el envidioso no puede verlo, no recuerda quien es. No sabe aún que existe y es. Sólo transita, vegeta, especula, se come el tarro, mira alrededor y compara. Se compara con lo que ve, porque ha perdido la brújula personal. O no la ha tenido nunca. Y entonces puede haber dos reacciones:

a) La pasiva, directamente autodestructiva, que le impulsa a reconcomerse, a infravalorarse y a negarse el derecho a crecer y a vivir. Envidia suicida acorto plazo.

b) La activa. Que le impulsa a sumergirse en la soberbia, la ira, la lujuria, la avaricia, la gula y la pereza. Es decir, la envidia es el trampolín estratégico de todo el florilegio degradante que mantiene al hombre hecho un desastre incívico, estúpido, enfermo y absurdo. Con tal curriculum calamitatis la tendencia autodestructiva y suicida se convierte en tiranía y exterminio generalizado, a largo plazo. En el desequilibrio en los mandos de la nave humana que conduce a la pérdida del rumbo ya que la brújula no está disponible. El desastre está servido.

El primer síntoma de la magnanimidad es la alegría que causa el bien ajeno. La capacidad de alegrarse por todo lo bueno que tienen, son, hacen y disfrutan los demás. La persona magnánima es ésa que siempre descubre las virtudes de los otros y se las hace ver. Es una luz que permite que quienes están a su lado puedan verse a sí mismos como únicos y especiales, porque en realidad lo son. La magnanimidad nace de la fe en la humanidad y en su destino cósmico y por eso es próspera, no anida en su interior ningún recelo ni miedo ni desconfianza ni celos, porque "ve" y "siente" el interior de los demás, igual que se ve uno mismo. La magnanimidad implica el autoconocimiento, la valoración objetiva, no subjetiva ni relativa pues eso es lo que hacen la soberbia y la propia envidia. La magnanimidad ve los "defectos" pero sabe el valor que tienen, pues son exactamente la sombra de las cualidades ocultas,por eso no se desalienta con los fallos propios ni critica con dureza los ajenos, sino que con gran sentido práctico, en vez de desperdiciar la energía en críticas estériles, diseña soluciones y regala las ideas sin apegarse al hecho de la propiedad personalizada, no sólo no prohíbe la reproducción de su trabajo, como los copyrights, sino que recomienda que se reproduzca desinteresadamente todo lo que pueda ser útil y benéfico para todos. La magnanimidad no puede tener celos jamás, porque nace del amor verdadero. El Amor es magnánimo per se. Solo pueden amar las almas grandes y a todo el que ama el alma se le agranda. ¿En qué se relacionan los celos con la envidia? En que los celos son la tristeza que se experimenta cuando alguien es feliz,querido o respetado, valorado, y el celoso no se considera partícipe de esa felicidad porque no es el único protagonista ni el único causante ni el único beneficiado por ella. Quiere la posesión en exclusiva de un bien que en realidad no puede poseer,como es una persona concreta o un trabajo o un éxito o una familia o una buena salud o riqueza material, o belleza e inteligencia. En realidad esa envidia celosa es la manifestación de un alma pequeña, que debe hacerse grande y abandonar el grado comparativo para quedarse entre el positivo y el superlativo, es decir, entre la bondad que se está trabajando y la que crecerá si sigue empeñado en ello.

La magnanimidad nos hace valientes y confiados, no sólo en las propias cualidades sino en la buena onda que generan y propagan. Es un campo fértil, bien abonado y bien regado,donde todo lo que se cultiva se convierte en un vergel, en riqueza para todos. La persona magnánima está bendecida por el universo y no necesita acumular como el avaro, ni agredir como el iracundo, ni autoengañarse como el soberbio, ni alienarse como el lujurioso adicto. Es libre de ataduras porque está abierta al don de sí, de su alma grande,que como no tiene suficiente con un cuerpo reducido, se extiende como la luz en el cosmos, para crear, dar forma, color y contenido a la creación. Los pensamientos de deficiencia, complejos, bajezas, intrigas y engaños, no le interesan, más bien, le aburren y saturan, pero tiene la habilidad de convertirlos en crítica constructiva que estimula y corrige con respeto, señalando el fallo como algo mejorable y aprovechable, no como una sentencia lapidaria. No compara a nadie entre sí, ni consigo misma, porque valora la individualidad única y original de cada uno, que existe, como las huellas dactilares, el iris o la disposición cromosómica. Si no lo sabe por estudios, el magnánimo lo intuye, lo "sabe" por dentro. He conocido campesinos sin estudios ni información cultural, pero con una disposición natural magnánima y sabia. Grandes seres, nobles de verdad, regalos de la vida.
Todos conocemos, en cambio, líderes "triunfadores" cuya almas caben en un dedal y aún queda espacio. No se puede caer más bajo y ni siquiera han desarrollado la capacidad de verlo y corregirlo. Cuando la poquimidad o la nulimidad, toman los plenos poderes, la magnanimidad del conjunto disminuye, porque esos filibusteros de la mentira y del autobombo, no son capaces de ver ninguna virtud por encima de ellos y si la intuyen por debajo se encargan de chafarla lo antes posible para que no les deje en evidencia. Ahí está el origen de las represiones, las persecuciones y las dictaduras más crueles y sangrientas.De las inquisiciones y autos de fe. De la ruina que arrastran tras de sí en sus imperios de mediocridad, donde la mentia oficial y la componenda maquilladora intentan sustituir a las leyes justas, respetuosas y buenas para todos. Sólo al carente de magnanimidad, al envidioso esencial, le crecen enemigos por todas partes en su paranoia megalómana. Todo el que disiente en lo más mínimo es una amenaza que hace visible su precario sistema insostenible y autárquico. Y eso es la prueba de que no existe magnanimidad, un alma grande. El magnánimo agradece las disidencias porque le muestran aquello que necesita cambios y mejoras. Nunca se siente amenazado por la libertad de expesión, la agradece y se enriquece con ella. Es tan inteligente que puede ser humilde. Y por eso sabio y prudente. En cambio los que no dan la talla y caminan de puntillas par aparentar más altura de la que tienen montan un enredo tal que arruina lo que toca. Son reyes Midas al revés. Una plaga bíblica intemporal. Ignoran que su verdaero triufo sería el desarrollo de esta magnífica virtud capitalísima, origen y a la vez consecuencia (el universo y Dios son pura paradoja) de todas las demás.

Como práctica para desarrollar esta cualidad fundamental, es importante hacer el ejercicio de buscar en todas las personas que encontremos, con quienes convivimos o nos tratamos, las virtudes,posibilidades de desarrollarlas y empezar a tratarlas como si ya las tuviesen. Señalar lo bueno que se ha hecho aunque sea poca cosa, un detalle. Cuando haya que corregirles o reivindicar algo justo, es buena cosa empezar siempre señalando la parte mejor del asunto y luego, sugerir como se puede mejorar y dar ideas con humildad y mejor aún, sugerir con delicadeza hasta que el otro las descubra y las exprese como cosa propia. Así, haciendo su trabajo consciente de sí, se crece y aumenta el potencial sin sentirse "dirigidos" ni conducidos, porque en realidad recibir una ayuda de vez en cuando es bueno para todos, no una humillación. Y todos deberíamos agradecer la bendición de encontrar seres magnánimos en nuestro camino. Un alma grande que siempre será un igual, no un dependiente ni un acaparador de alabanzas y veneración. Alguien con quien crecer y que crece con nosotros. Sencillamente.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Virtudes capitales IV: La Generosidad

Generosidad


La contrapartida de la generosidad es el "pecado" de avaricia. Que en esta línea de aggiornamento que intenta clarificar un poco los contenidos tradicionales del concepto "pecado" y adaptarlos a lo que estamos viviendo, se puede considerar más bien una patología. Porque la avaricia enferma. Todo recipiente tiene una medida justa para contener algo, cuando nos empeñamos en llenarlo demasiado desperdiciamos lo que no cabe dentro, reventamos el envase si es poco consistente o estropeamos el mecanismo por exceso de volumen y peso, si se trata de una máquina, por ejemplo. Bien, pues eso es lo que provoca un temperamento avaricioso: Rotura del recipiente por exceso de poseer, abarcar, poder, tener y acumular. Inflacción de cosas, ideas, objetos, dineros, placeres, personas, afectos, negocios, influencias...¿Quienes son más proclives a padecer este síndrome de pobreza inextinguible? Quienes tienen miedo a la vida, a los cambios desfavorables, a los imprevistos, a la soledad, a la pobreza, a pasar deapercibidos, etc...Por eso acumulan. Son verdaderos mendigos existenciales. Siempre necesitados, desagradecidos e insatisfechos. Bloqueados por sus temores y desconocedores de quienes son en realidad.

¿Recordais aquel cuento de la infancia en que se contaba la historia de una hormiga y de una cigarra? La hormiga era trabajadora incansable y acumulaba en su hormiguero cantidades ingentes de comida para el largo invierno. Mientras la cigarra cantaba despreocupada de arbusto en hierba, de árbol en piedra, sin pensar en el invierno terrible que le aguardaba...Cuando el invierno llegaba con sus heladas y sus campos secos, la desdichada cigarra, no tenía nada que comer y pedía ayuda a la hormiga que con severidad, en vez de socorrerla, la dejaba abandonada mientras le daba una lección de economía y "moral" laboral: "Si hubieses trabajado como yo, ahora no estarías así" Y luego, la moraleja: "Hay que trabajar y acumular para estar seguros, porque si no puede ocurrirnos como a la cigarra, irresponsable y demasiado alegre". Y a los niños que escuchábamos aquella crueldad, se nos saltaban las lágrimas, mientras el adulto de turno nos decía que aquello era una enseñanza para la vida. Qué horror de vida, -pensaba nuestra lucidez infantil- ¡qué asco de mundo!
Cuando se podía leer el Evangelio sin interpretaciones predicadoras ni catequesis domesticantes, nos dejaban muy perplejos ciertas afirmaciones de Jesucristo: "No os preocupeis ni os angustieis por el sustento. Mirad las aves del cielo que no cultivan y cada día tienen alimento. Ved los lirios del campo, que no hilan ni compran vestidos, y sin embargo ni Salomón con sus mejores galas fue nunca tan hermoso. Y si Dios procura sustento y belleza a criaturas tan efímeras ¿qué no os dará a vosotros que sois los hijos de su corazón paternal?". El choque era frontal. Polos opuestos. O los del cuento eran unos rácanos e ignorantes que no se enteraban de nada o Jesús estaba como una regadera y no sabía como era la vida en realidad. Poco a poco, los teólogos de la praxis que confesaban y daban ejercicios y charlitas de campamento, nos iban explicando para "orientarnos"que en realidad lo que Jesús decía eran cuentecitos poéticos, con muy buena voluntad, faltaría más, pero muy fuera de tiesto. Vamos, que la hormiga tenía razón y Jesucristo era una cigarra cantarina y por eso acabó crucificado. Menos mal que la cordura llegó con Constantino y su edicto lombardo y puso orden en aquellas alucinaciones tan fuera de la realidad; así la Iglesia llegó a ser triunfante. Y una se pregunataba ¿triunfante, de qué? Pues del poder, del dinero, de lalucha por las investiduras y los sacrosimperios, de su seguridad de hormiga cósmica, superviviente...claro, era eso, la vida era eso. Hasta la Iglesia lo bendecía.
De este modo, el pecado de "avaricia" , condenado in leteris quedaba bendecido socialmente, y para rematarlo estaba la limosna liberadora. Ese óbolo que se daba con tanto sacrifico. Y entonces contaban el caso evangélico de la viuda que daba al Templo el único óbolo que poseía. Para eso sí, Jesucristo y sus cuentecitos venían al pelo...

En semejantes tesituras, la generosidad, que es el antídoto de la avaricia, ha sido siempre la gran desconocida. Su esplendidez se asocia más bien con el despilfarro, cierta frivolidad irrsponsable y hasta con las fases maníacas del trastorno bipolar. Tiene mala prensa. O si no, al loro: Hay problemas con la pobreza global, hay que aumentar la ayuda al tercer mundo y abrir las puertas a los extranjeros de los paises más pobres, explotados y empobrecidos por el primer mundo durante siglos, que buscan mejores condiciones. El planeta es de todos. Todos somos galletas de la misma harina, debemos ayudar en lo que se pueda, con inteligencia solidaria (este sería el discurso de la cigarra crística, claro).
Las hormigas "bienpesantes y de orden" respoderían: Si tienen problemas, que se apañen, que todos los tenemos. Ya es bastante con llenarnos el hormiguero a rebosar. Y si vienen aquí a robarnos trabajo y sustento, más vale que se queden en su casa. Aunque luego tiremos lo que sobra porque se pudre. Que aquí ya tenemos lo nuestro con pagar las hipotecas de los pisos, chalets, coches y cochazos, vacaciones, tarjetas del corte inglés, liposucciones, siliconas, liftings y peelings, etc...Si son pobres, allá ellos, que se espabilen, que se civilicen y aprendan, pero allí, en su tierra, claro. Aquí, ni hablar.
Este panorama es el fruto de la siembra. La cosecha de un mundo miserable, dominado por la avaricia. Un mundo enfermo. Saturado e intoxicado de sí mismo. De ese ego intermultinacional, que es la suma de todos los pequeños egoísmos, que viven su enfermedad a la defensiva, protegiéndose de los enemigos extraños, mientras los devora y los mata su mal interno. Sus excesos. Su egorragia.

Creo que una medicina estupenda como la generosidad hay que cultivarla, educarla y aumentarla en nosotros. ¿Cómo? Recordando algo importantísimo: la muerte. ¿Hay alguna inversión material que nos acompañe en ese momento? ¿Podremos llevarnos "al otro lado" el Mercedes Coupè, el abrigo de martas cibelinas, el conjunto de brillantes y esmeraldas que nunca nos ponemos por si nos lo roban o sepierde y por eso está apolilado en la caja fuerte de un banco haciendo tiempo para sobrevivirnos, como sobrevivió a mamá, a las abuelas y bisabuelas o los tres apartamentos que tenemos en Xabia alquilados por un pastón? Demasiado equipaje. Overbooking total. Pero la cosa no se para en lo material. ¿Qué calidad de vida querría en ese momento final? ¿Estar tranquilísima y feliz porque me siento libre y he colaborado a la felicidad y al bienestar de todos en la medida que he podido y sabido y me siento liberada porque lo que de verdad vale no se separará jamás de mí? Es decir, los bienes más cotizados, como la paz, la serenidad, el gozo aún en la dificultad y en el adios, el agradecimiento, el amor sin exigencias y la verdadera felicidad...el equilibrio y la salud integral, eso es en realidad el patrimonio que nadie ni nada me puede arrebatar. Son parte de mi esencia. Y tienen una ventaja maravillosa: ni hay que guardarlos ni ahorrarlos con sacrificio ni privaciones, porque crecen y aumentan en la medida que se comparten, como en realidad le pasa al dinero. Que es otra forma de energía. Cuanto más se comparte, se invierte y se emplea en el bien de todos, sin tácticas miserables que intenten enriquecer a toda velocidad empobreciendo y engañando, más se multiplica. Porque la generosidad es valor y ausencia de miedo. Es fe realizada. Esperanza cumplida, amor en acción. Prosperidad y desarrollo. Inteligencia. La grandeza del hombre tiene la medida de su generosidad. De su desapego y de su fluir con el universo, que es lo suficientemente rico en recursos para que nadie esté en la miseria, si los administradores, que somos los humanos, sabemos gestionar lo que está dipuesto para el crecimiento y el bien de todos. La naturaleza, incluída.

Hay otros ejercicios para aumentar la generosidad. Por ejemplo, los profesionales que trabajan en consultas de abogacía, medicina, terapias, asesorías, enseñanza, deportes, arte o música etc...pueden acrecentar su generosidad regalando su tiempo y su trabajo sin cobrar, por lo menos una vez a la semana; dar algunas sesiones gratis, mirando el estado económico de los consultantes. Que se ve, normalmente. Y no dejar jamás sin asistencia a alguien porque no pueda pagarse las sesiones o las clases. También se puede trabajar en algún voluntariado hacendo del propio trabajo un don. En fin, los resultados son espléndidos, porque la generosidad, a parte de liberarnos de la miseria boomerang, de la estrechez de miras y del aburrimiento, nos hace cada vez más libres, sabios y felices.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Virtudes capitales:II La pureza

Pureza

En los viejos catecismos el pecado de la lujuria se contrarrestaba con la castidad. Y estaba bien así, porque en aquellos tiempos la cultura y las costumbres reducían la lujuria al ámbito exclusivo del sexo. Sin embargo en nuestro tiempo podemos comprobar que el término "lujuria" ha adquirido ciertos matices más amplios, que implican también un sentido de frenesí sensorial hacia cualquier estímulo excitante, que sin autocontrol, deriva en uno de los pozos sin fondo más oscuros de nuestra natualeza : la adicción. Como esclavitud, como pérdida de la voluntad y como estado dependiente y precario de una conciencia saturada de señales y bloqueada por las pulsiones urgentes. Tiránicas, con que nuestro sistema tricéntrico: cuerpo, emoción y mente, tiene que lidiar en tantos campos de la seducción mediática, publicitaria, "lujuriosa", que es hoy por hoy, la que dicta y dirige las conductas, desde su cuartel general enterrado en el inconsciente, desde donde dicta leyes, diseña costumbres y normas, vocabulario y tendencias del pensamiento creativo o más bien tirando a compulsivo e inestable, en lo fundamental, mientras se convierte en obsesión repetitiva en lo supérfluo. Ya no hay un "pecado" de lujuria, sino una lujuria general que invade el albedrío y lo moldea a su antojo. La lujuria es esa invitación a suprimir el límite de la moderación. Es una especie de sensorrea crónica con crisis agudas cada vez más frecuentes que requieren tratamiento clínico y reeducador de la conducta. Nuestros sentidos se ven invadidos constantemente por esa onda expansiva de la dispersión lujuriosa, que ya no necesita el sexo como escape morboso. El sexo ha dejado de ser un tabú, gracias a Dios. Un tema del que se puede hablar sin sonrojo porque ya ni siquiera requiere intimidad: se ha transformado en objeto de consumo y ha pasado a ocupar su lugar ad hoc, junto al alcohol, el tabaco, la mariguana, la coca, el haschis, las sectas, la tv, las compras compulsivas, la moda, el café, los dulces, los medicamentos, la velocidad, el poder, el dinero o la comida bulímica. Un menú completito que se va cociendo a fuego lento en la marmita de la lujuria.

Por eso la castidad se ha quedado fuera de juego. Es insuficiente para moderar esta nueva clase de lujuria que desborda lo conocido y controlable, porque tiene resonancias monacales en una época básicamente escéptica e irreligiosa. Porque suena a ascesis impuesta en un tiempo donde la permisividad es la corriente más fuerte en las conductas y costumbres humanas. El hombre, al mismo tiempo que desintegra su vieja moral bajo el imperio de los sentidos, está desarrollando una conciencia y una intuición mucho más sutiles, aunque parezca una paradoja, y tal vez por eso, esta inmersión en el huracán de los sentidos desquiciados, le conduce a un estado de ansiedad con posterior incidencia en la depresión, a veces suave y leve y otras grave y destructiva. La nada. El vacío, que se traga hasta el eco de la existencia sin sentido alguno, si se excluye el trabajar como bestias para pagar el alud de ataduras que aplasta el libre albedrío y el bienestar personal armonizado con la vida y los acontecimientos que deben asumirse cada día. Una esclavitud voluntaria, libremente elegida y a la vez, una rueda infernal de la que es casi imposible evadirse.
La pobre casitidad, inocente y piadosa, poco puede ofrecer en este punto álgido, que lleva a la decadencia de lo obsoleta y a la creación de lo necesario.

Proponemos la virtud de la pureza porque es mucho más aplicable. La pureza no es un hábito particular y concreto, como la castidad, sino un estado generador de equilibrio y salud mental. Un filtro protector, de un factor altísimo, frente a las radiaciones destructoras de la locura generalizada que padece nuestro mundo. La pureza se instala desde la cuna en el alma del niño por medio de un ambiente sereno, dialogante, alergre, positivo, respetuoso, delicado y sencillo, que eleva y fortalece la sensibilidad y la inteligencia autoselectiva, sin forzar ni presionar, sin culpabilizar pero responsabilizando, o se adquiere de mayores a través de poner la atención en las cosas que nos ayudan a crecer, a liberarnos de ataduras y pulsiones adictivas, estudio profundo de libros sagrados, de pensamiento y argumentos fundantes, de espiritualidad, filosofía, poesía, ensayos sobre ciencia, sociedad, cultura, lejos de la superficialidad de lo pasajero, que no se desprecia, por supuesto, pero que no se deja al mando de las decisiones importantes. La pureza se aprende seleccionando lo que nos ayuda a subir en la escala de la evolución. Es un crisol
que funde los metales más pesados y consgue mezclarlos en las mejores condiciones, darles utilidad como herramientas y proporcionarnos un sistema de discernimiento para caminar tranquilos. La pureza nace del aprendizaje, desde dentro. La castidad es una privación. La pureza incluye también la sexualidad. La castidad la excluye. La pureza armoniza, la castidad polariza. La pureza sana, la castidad frecuentemente genera neurosis. El verdadero amor de pareja es inconcebible si no incluye el sexo. Pero el amor purifica por sí mismo ese vínculo carnal y lo convierte en poesía, en contemplación, en perfeción, en generosidad total, en comprensión profunda, en gozo infinito. En pureza absoluta que nos hace descubrir la esencia divina del amado y del amante,que es el mismo.

Ahora, repasemos un poco el material mediático que creemos manejar, pero que en realidad, nos maneja. Qué novelas, qué series televisivas, qué películas, qué artículos de prensa o revistas, tenemos al alcance. ¿Podremos crear en nosotros ese oasis reconfortante de la pureza, con tales estímulos de lujuria sensitiva, de dispersión y aturdimiento? Ruidos, estruendos, colores agresivos, historias sórdidas, tramas corruptas, crímenes, tensiones constantes, trivialización de contenidos sacrificados al glamour de la imagen vulgar, de los lugares comunes, del vocabulario paupérrimo, y tantas veces soez e insultante, que todos valoran quizás como obras maestras e imprescindibles para mantener conversaciones inútiles. "Es que hay que ver qué bien refleja este autor la realidad"...y nos preguntamos ¿esa realidad repulsiva vale la pena reproducirla si ya estamos saturados de su inmundicia en las mismas noticias de cada día? Si el ojo del observador que luego crea, fuese puro, nos presentaría obras estimulantes, inteligentes, que dejan un poso, que te hacen pensar, parar, entrar en ti, crecer y tener algo verdaderamente interesante que decir y aportar, más allá del tópico aburrido y cansino, la pureza nos hace brillantes, porque es limpia. Observo que cuando limpio a fondo mi casa, todo brilla. Que cuando hago la colada y la dejo toda la noche bajo la luz de la luna y el fresco de la escarcha y espero a que amanezca y los primeros rayos del sol la iluminen y evaporen el regalo de la noche sobre los tejidos blancos, las piezas de tela brillan, perfuman el cesto donde las recojo. La pureza las ha dejado impecables.
Así, podemos repasar el simbolismo de los elementos: la ropa es nuestro estado, la lavadora es la situación, la máquina que todo lo mezcla mecánicamente, sin miramiento, somos nosotros -la conciencia- quienes debemos seleccionar qué tejidos y colores se van a lavar, el agua representa la emoción, el jabón es la voluntad que intenta quitar las manchas y al mismo tiempo perfumar, el suavizante es la delicadeza y el respeto por nuestro proceso interno, la noche es la paz, la oscuridad necesaria para el descanso, la luna es el flujo del inconsciente que aporta los sueños y las intuiciones mientras dormimos, la escaercha es el frío necesario para congelar lo que no interesa que avance, pero que bien usado es un blanqueador maravilloso y un quitamanchas ideal, el sol es el calor que disolverá y resolverá todo el proceso, blanqueando y purificando, fundiendo, todas esas energías y materias. Por la mañana nuestra alma nos revelará su inspiración, nuestro espíritu su fuego, el intelecto intuitivo y razonador, por eso nuestra ropa -la situación- habrá sido purificada, perfeccionada y elevada.

Construir pureza es adquirir calidad de vida. Interiorizarla, es crecer. Compartirla es amar. Y agradecerla y disfrutarla, hacer el mundo más bello y habitable.