martes, 29 de diciembre de 2020

The Sound of Silence Original Version from 1964

COVID CELLO PROJECT 10 "Adagio for Strings" by Samuel Barber

  


La música es imposible sin comunidad; hasta el solista necesita de  auditorio que testifique la fusión del Ser con el estar, mediante el sentir compartido de la conciencia. La música es terapéutica cuando es música de verdad y transciende el mero fenómeno físico del sonido para convertirse en expresión inseparable del alma y de la Idea como luminosa expresión de vida plena. 

Nada mejor que esas infinitas manos globales traduciendo con el  violoncello la inspiración de Samuel Barber, para materializar en notas musicales la maravilla del espíritu cósmico del que todos somos parte. El sufrimiento consiste en llamar vida al vegetar pululante sin descubrir lo que somos en realidad, mientras mariposeamos entre euforias y  dolores,  de ficción en ficción, de sueño en ilusión, entre todos y nadas. Urge despertar ya mismo. Nos estamos haciendo muy viejos como especie de usar y tirar sin haber superado la adolescencia ontológica. O como diría Platón: sin haber salido aún de la caverna.

Aunque sea renqueando, aun podemos intentarlo con posibilidades de conseguirlo. Mientras hay vida hay esperanza. Pero recordemos que no todo lo que se mueve mecánicamente y parece estar vivo lo está de verdad. Hay que re-nacer/resucitar para poder descubrir la Vida antes del The End de esta peli, que simula ser vida sin serlo. La Hollywood fashion como sistem in failure ya no da para más...Lo estamos viendo y lo veremos in crescendo si a este bodrio no se le coloca ya el Stop

La respuesta está dentro. Lo demás solo son ecos externos de lo que nos falta por descubrir para seguir respirando en el mismo biós.

Libros, libros...la mejor compañía para un confinamiento. Gracias, Alfons Cervera e Infolibre! Y buenas fiestas lúcidas y terapéuticas para todas y todos, que buena falta nos hacen


Lo de hoy mismo y lo que felizmente viene de mucho antes y sigue aquí

  • Las listas de éxitos son casi siempre un apaño con las multinacionales del bochorno literario. Por eso me gusta sacar aquí lo de hoy mismo y lo que viene de mucho antes y sigue aquí
  • En las ciudades/Nas cidades/Hirietan. Poemas de Beatriz Chivite en tres idiomas: castellano, galego y euskara. Un lujo al tacto y al gusto de lo que encontramos dentro

Publicada el 24/12/2020 a las 14:00
Infolibre 

Una lista de libros tiene algo de material reciclado. Por eso, cuando se trata de sacar de la planta de almacenaje esa lista, te entra una especie de canguelo: recordar los títulos que has leído en los últimos meses es un ejercicio de alto riesgo, sobre todo porque la memoria flojea —la turbia compañía del puñetero pangolín alivia bien poco esa flojuna— y es seguro que se van a quedar fuera libros que tendrían que estar en la versión definitiva de este recopilatorio. No estoy del lado de los grandes éxitos. Nunca lo estuve. Tampoco ahora. Me importan un pito los cánones. Detesto profundamente muchas de las “obras maestras” (casi todas) con las que, desorbitadamente, esos cánones inflan el mercado. No hace mucho, a la entrada de una librería, destacaba una pirámide de bestsellers. En uno de ellos la editorial había rodeado la cubierta con una faja, de esas que se usan para llamar la atención de la “clientela”, que no de los lectores y lectoras: ¿aún no has leído esta novela?, eso ponía, como si fuera esa pregunta la versión cutre del imperativo categórico de Kant. Pues no, no había leído esa novela que, por cierto, estaba siendo tratada por la crítica —así, en general— como si fuera poco menos que la Carta al padre. Lo que hice fue poner el libro boca abajo. Y me fui a las estanterías de los libros “pobres”, que son los que nunca te preguntan tonterías en sus fajas publicitarias.

O sea, que allá cada cual con sus gustos. “Vigilante, en esta prisión solitaria”, escribe Emily Brontë. Así el punto escorado desde el que decido mis lecturas. Las listas de éxitos son casi siempre un apaño con las multinacionales del bochorno literario. Por eso me gusta sacar aquí lo que leí hace apenas unas semanas, lo de hoy mismo y lo que felizmente viene de mucho antes y sigue aquí, como toca hacer con los libros que no tienen fecha de caducidad. Un libro bellamente editado (Chan da Pólvora&papelesmínimos): En las ciudades/Nas cidades/Hirietan. Poemas de Beatriz Chivite en tres idiomas: castellano, galego y euskara. Un lujo al tacto y al gusto de lo que encontramos dentro. No falta la “conciencia social”, como apuntan Jon Kortazar y Aiora Sampedro en el texto de presentación. Que concluyen para animar a la lectura: “La poesía de Beatriz Chivite va creando una de las voces más originales y distintas, más distinguibles, más personales de la actual poesía vasca”. De hace muy poco, la lectura de Días de euforia (AlianzaLiteraturas), novela de Pilar Fraile, me convirtió no precisamente en la alegría de la huerta, sino en la versión rabiosa de un elenco de artistas del dinero que se encapsulan en un mundo para mí extraño, algorítmico y tal, pero que me convierten en un lector cómplice de la escritura excelente. Falta nos hace, esa escritura, en un tiempo en que escribir bien —como decía no sé si García Márquez o quién— es un verdadero acto revolucionario. Salto atrás en el tiempo y paso a otra línea.

Un libro de dimensiones casi de miniatura. Hoy se estilan los libros gordos. Es como si se vendieran a peso. Por eso cuando cayó en mis manos Vivir el tiempo. Mujeres e imaginación literaria (edicions bellaterra) pensé dos cosas: tan pocas páginas han de contener algo grande. Y grande es lo que ha escrito Noelia Adánez. Decía en el párrafo anterior lo de “salto atrás en el tiempo” porque en este libro se habla de dos escritoras imprescindibles: Dolores Medio y Concha Alós. Tal vez Generación del 50. Fueron importantes, aunque nunca aparecieron (tampoco entonces) en los renglones del canon. Reconocidas con premios importantes (Nadal y Planeta), hoy las cubre el polvo del olvido (vaya ocurrencia, eh, eso de “polvo del olvido”). Leo libros de antes, de mucho antes de ahora. Y la sorpresa fue que Noelia Adánez escribe, precisamente, de esas dos escritoras republicanas que nunca he dejado de leer. De Dolores Medio recomiendo Celda común y Nosotros, los Rivero. Si piensan en Concha Alós no se pierdan El caballo rojo, Los enanos y Las hogueras, si es posible, por ese orden: de la segunda, me declaro fan insobornable. Lo siento por quienes se alimentan de novedades editoriales. Pocas de esas novedades van a encontrar en esta lista. Sí textos que leí este año, como era preceptivo para esta sección. Uno que nadie debería dejar pasar de largo, aunque tenga que escarbar en las librerías de segunda mano (o de lance, o de viejo en plan época lazarillo), es Historia de No. ¿Les suena el nombre de Mercedes Soriano? Pues es el de una escritora inmensa y esa novela, que habla de un tiempo de traiciones a destajo conocido como Transición (así, escrita mayúsculamente, como a alguna gente les gusta escribirla), siempre estuvo donde mis lecturas principales. Dice Belén Gopegui: “Su obra no es extensa y ella misma comenzó a restarle importancia en sus últimos años”. Publicó cuatro o cinco novelas, entre ellas Contra vosotros y ¿Quién conoce a Otto Weininger? Luego se retiró a una aldea almeriense y murió cuando estaba a punto de cumplir cincuenta años. Y ya que he nombrado a Belén Gopegui, voy a ella en el siguiente párrafo.

Otra miniatura. Aunque suene bastante cursi (o muy cursi): una joya. Dimensiones en centímetros: 16x11. Más o menos como aquellas novelitas del Oeste que siguen siendo mi taller de escritura porque a ellas les debo no tener ningún estilo heredado a la hora de escribir lo que escribo: lo proclamo con un orgullo que ni Casado y Abascal cuando hablan de la bandera y entonan los himnos de su Patria. Belén Gopegui escribe un homenaje. Le pone el nombre de su madre: Margarita Durán. Y un título: Ella pisó la Luna. Ellas pisaron la Luna (Random House). Pedazo de libro. Situarnos en el punto de vista de los demás, sobre todo de la gente que sufre, como hacía Atticus Finch en Matar a un ruiseñor. Eso hacía la madre. Pero sufrir por los demás no es someterse a la abnegación, ni extender sonrisas profidén de comprensión en medio de la tristeza ajena. Cuenta Belén Gopegui de su madre, pero en plural, en ese plural que cada vez sube más crecido, mal que les pese a algunos canallas: “Hoy ya sabemos que el largo camino de las mujeres no se hizo con palabras esporádicas, acciones desconectadas y estallidos personales, sino que fueron muchísimas las voces, los modelos, los intentos enhebrados una y otra vez. Un hilo de activismo, reflexión, y organización trenzado por millares de mujeres”. ¿Por qué será que los pequeños libros —así, en general— crecen a cada lectura y los aparentemente grandes —esos con las fajas impertinentes— se achican ya desde las primeras páginas? La respuesta está en el viento, como diría Bob Dylan. Y como en una serie no prevista de encabalgamientos poéticos, les paso otra recomendación que tiene que ver con el Nobel de Literatura. Pero antes, una referencia: Críticos, monstruos, fanáticos y otros ensayos literarios (Mardulce), de Cynthia Ozick. Novelista, ensayista, siempre en el sorteo del Nobel, la autora estadounidense alarga su mirada crítica sobre un paisaje que le provoca escasa complacencia. Sobre todo, el de la crítica: “El reseñista profesional, a quien se le dan unas quinientas palabras para que considere una obra de ficción, debe zambullirse y volver a salir: un párrafo introductorio, a veces temático pero a menudo no, rudimentos de la trama, un lengüetazo a la idea (si la hay), y enseguida el veredicto, el corte definitivo: sí o no”. Un poco antes: “¿Los verdaderos reseñistas no son la gente que lo hace como un medio de vida, las talentosas manos de alquiler que escriben regularmente en una única publicación, o los diligentes y dispersos freelancers?”. Poca simpatía por Susan Sontag y, seguramente lo mejor del libro: una extensa semblanza de Franz Kafka que justificaría, por sí sola, el interés que este libro me ha despertado en medio de la inquietante asechanza del pringoso bicho. Y vamos al encabalgamiento con Dylan.

¿Cuánta gente sabe quién es Suze Rotolo? Seguramente muy poca. Pues ella y Bob Dylan fueron pareja en los primeros años de buscarse la vida como podían por los tugurios del Village neoyorquino. Los dos aparecen en la portada del disco The Freewheelin’, el segundo del músico. Esos años y los que siguieron después de su separación (pero, sobre todo, los dos o tres que estuvieron juntos) los cuenta Suze Rotolo en un magnífico libro: A Frewheelin' time. En el camino con Bob Dylan (Barlin libros). Ella era hija de comunistas, y eso, con Joseph McCarthy persiguiendo brujas, no era cualquier cosa. Entonces, Dylan buscaba raíces que alimentaran su vena artística: Pete Seeger y Woody Guthrie, principalmente. Pero el picotazo político se lo arreó Suze Rotolo. Ella era la conciencia militante. No se perdía una manifestación. Repartir panfletos ocupaba su tiempo ya desde la adolescencia. Cuando se conocieron, ella tenía dieciséis años y él diecinueve. Estamos en 1960. Siempre, también en el tiempo que compartieron juntos, tuvo claro Suze que no iba a ser “la chica del músico”. Y bien que conocía el ambiente del momento en el mundillo artístico: “Las mujeres éramos invitadas, pero no participantes”. Así que un día cerró la puerta de ese mundo y se largó a vivir la vida por su cuenta. Si no sabían quién era Suze Rotolo, igual es hora de que se lo aprendan. Una manera hermosa de hacerlo puede ser leyendo este libro que es de ahora mismo y es tan bueno como los antiguos que ocupan esta lista de mis particulares y literarios cuarenta principales. Al lado mismo, leído hace unos meses, está otra historia que se junta a muchas de las anteriores: pequeñas mujeres rojas (Anagrama). A vueltas con la memoria, en el enfrentamiento a cara de perro con esa “memoria mala” que alguna vez citó Marta Sanz, autora de esta novela que redondea las dos que con ella conforman una trilogía: Black, black, black y Un buen detective no se casa jamás. La buena memoria existe, aunque algunos estén empeñados en enturbiarla con su incansable equidistancia: ¿qué harían sin Chaves Nogales o Ridruejo, qué harían?: igual se quedaban más desnudos que los muertos de Norman Mailer. Me quedo con esta novela de Marta Sanz y este párrafo, casi de los últimos: “Ahora, quedamos atentas. Llegan, con aires de libertad y sonrisa blanqueada por el láser, los vástagos de nuestros embalsamadores. Sonríen en la foto, ocupan su escaño en el Parlamento, apelan a nuestra descendencia —se la quieren meter en el bolsillo—, se dicen salvadores de la patria, aprenden a contar hasta uno, rezan en las plazas públicas, apuntan al corazón de la cierva con su mira telescópica. Buscan criados. Señalan a las mujeres muertas —infanticidas, brujas, mentirosas— y a los niños perdidos —asesinos, sacrílegos, analfabetos—. Y es verdad que no somos iguales”. ¿Qué?, bien, ¿no?

Ya sé que el llamado conflicto vasco está dando mucho de sí en el mercado político y en el literario. Y a mí me entra a ratos una patología lectora: cada vez que leo algo sobre la novela más premiada del mundo mundial que trata de ese conflicto, me pongo a leer a Iban Zaldua y Harkaitz Cano. Y me quedo a vivir una temporada en Mejor la ausencia (Galaxia Gutenberg), la novela de Edurne Portela que no está construida con estereotipos y que, al contrario, llena de carne (a ratos maloliente) los huecos que dejan los huesos de los muertos. Leí esa historia narrada desde esa voz infantil que se vuelve turbadora conforme avanza en el relato. La literatura complaciente es mentira. Literatura pálida. Mejor la literatura Cochise o Nube roja. El conflicto vasco no se cierra con ninguna novela, aunque se empeñe tanta gente en que así sea. Pero unas novelas tienen más encarnadura que otras, desde cualquier punto de vista que las analicemos. Yo me quedo con Mejor la ausencia. Y aunque no vaya directamente de eso, también me quedo con una novela que me recomendó Isaac Rosa acabándose el año prepandemia. Estábamos en unas jornadas de homenaje a Azaña en Montauban. Y me dijo: has de leer El hijo zurdo (Comba), de Rosario Izquierdo. No tenía ni idea del libro ni de la autora. Lo leí, claro. La palabra de Isaac es sagradamente laica para mí. Lola es una madre separada con un hijo y una hija. El hijo le sale facha perdido, neonazi o así. Qué hacer, desde dónde entender lo que pasa en su propia casa. Otra mujer, Maru, entra en escena. Y con ella, los asuntos que hoy resultan tan en candelero: la precariedad laboral, esos valores que una sistema capitalista depredador de ilusiones y esperanzas nos convierten en carne de peligrosa imbecilidad, las reflexiones sobre la maternidad, sobre esa culpabilización que ataca a las mujeres porque no es fácil construirse fuera de esa historia que nunca contó con ellas para nada. Esa novela, como su anterior y primera Diario de campo, deja bien a las claras ese compromiso inseparable que junta lo social con la mejor literatura a la hora de narrarlo. Y antes de que se me olvide, saco aquí un libro de poemas y les pido que levanten la mano quienes lo conozcan: Eterno anochecer (Gallo Nero). Claro, como no interviene en la poesía de las redes, entre otras razones porque Forugh Farrojzad se mató en accidente de automóvil cuando tenía treinta y dos años, ella y su libro igual duermen el sueño triste de la invisibilidad. Bueno, ojalá me equivoque y ustedes se conozcan de los pies a la cabeza la poesía de esta escritora y cineasta iraní que se enfrentó a todo lo que suponía el régimen de los Reza Pahlaví, padre e hijo. Había nacido en 1935 en Teherán y pertenecía a la burguesía iraní. Pero pronto mostró otras intenciones que las de comulgar con el ambiente corrupto de la política y la sociedad de su país. Escribió poco, prácticamente toda su obra poética está en este libro absolutamente necesario, aunque no circule por internet ni tenga, con toda seguridad, millones de deditos en alto en el caso de que algunos de sus poemas se hubieran convertido en galácticos (lo dicho: ojalá me equivoque y sea Forugh Farrojzad un nombre, como se dice ahora, superconocido). Miren lo que dice Nazanin Armanian en su excelente prólogo: “Sería imposible comprender su obra sin profundizar en la batalla que libró contra el decadente e injusto orden social que imperaba en el Irán de los años cincuenta y sesenta. Sus versos son en gran medida la historia de su vida, la de una mujer que se rebeló con todas sus fuerzas contra el sistema en el que había nacido. Forugh, aun siendo tachada de ser una poeta de cama, por escribir sobre la pasión y el sexo femeninos, abogó por una sociedad libre y justa en todas sus dimensiones”. Y ya vamos acabando. Creo que quedan dos o tres títulos en esta apresurada memoria libresca que les estoy contando.

Lecturas recientes de los libros de Natalia Carrero. Llegué tarde a esa lectura. Uno lee poco sobre lo que se dice de la literatura contemporánea. Domina en mis costumbres lectoras más la intuición que otra cosa. A veces llegan recomendaciones sabias. Y les hago caso. De ahí llegaron dos libros suyos: Una habitación impropia (Caballo de Troya) y Yo misma, supongo (Rata). Un rabiosamente feliz descubrimiento. La escritura que se revuelve contra el orden establecido (qué orden: yo qué sé, pongan ustedes los órdenes que quieran), que se ríe y que de repente suelta metralla desde todos los rincones que se convierten en puntos de conflicto. Una escritura que se junta con las que están llevando a cabo otras escritoras como Belén Gopegui y Rosario Izquierdo. Preguntas y más preguntas sobre la vida y la literatura. Es Natalia Carrero una “no-escritora”. Eso dice ella misma. Más o menos lo que decía Onetti: alguien que no quiere ser escritor, que simplemente escribe. “Paso miedo, pero es un miedo al que poco a poco y a solas voy enfrentándome”. Lo escribe en Una habitación impropia. Y más adelante: “Parece que empiezo a escribir algo. Es sobre una mujer que no sabe si quiere madurar, o si va a quedarse para siempre con el miedo a la oscuridad de los niños. Todavía no lo ha decidido”. Miren qué semejanza con este párrafo de Yo misma, supongo: esta novela “podría considerarse la historia de una mujer rota en busca de la recomposición de las partes”. Escritura sin contemplaciones, sin monsergas lloronas para que nos baboseen con compasiones lamentosas y otras seducciones parecidas. A veces esas lamentaciones sí que tienen sentido, como por ejemplo las que me vienen a la cabeza cuando pienso en la escritura latinoamericana que se quedó en las afueras del boom. Mujeres escritoras. Casi todas ellas en el extrarradio del reconocimiento, incluso en sus propios países. Menos mal que la dicha llega, aunque sea con bastante retraso. Un libro que reúne sus relatos: Vindictas (UNAM y Páginas de espuma). La han coordinado Socorro Venegas y Juan Casamayor. El boom no tuvo nombres de mujeres. Qué cosa: sólo Carmen Balcells. Lo que dice Venegas: “A veces es la propia familia de la escritora la que preferiría que su obra permaneciera enterrada y que nadie más recordara que escribió”. Bienvenida sea, pues, la hora de la reparación.

Y para el punto de cierre, un homenaje que acaba de llegar a las librerías. A las casas en que no había libros —la mía, por ejemplo— un día llamaron a la puerta. Y al abrir, ahí estaba el Círculo de Lectores. Los hombres y mujeres que iban repartiendo lecturas imprescindibles. Esas pequeñas bibliotecas caseras. El lujo de unas ediciones perfectamente diseñadas, atractivas, duraderas. Literatura de todas partes. Ahora podemos disfrutar de una historia que nos marcó a tanta gente para siempre. El libro que viene a salvar esa historia: Círculo de lectores. Historia y trascendencia de un proyecto cultural (Ampersand). Lo escribe Raquel Jimeno y va delante un prólogo, de los mejores que he leído en mi vida, de Ignacio Echevarría. Las grandes editoriales guillotinan lo que les “sobra”, que es, ni más ni menos, la escritura que no se acomoda a las cuentas corrientes de la empresa. A esas empresas lo mismo les da fabricar libros que longanizas. Por eso, muchas de esas empresas fabrican las dos cosas a la vez. El caso es que Planeta se hizo totalmente con el Círculo en 2014 y lo cerró cinco años después. La vida de ese inmenso Club de Lectura que fue el Círculo pasó por muy diversas etapas desde su fundación en 1962. Poco a poco fue diversificando su catálogo. “Con el paso del tiempo, el club, cuya oferta estaba condicionada a un público poco habituado a la lectura, pudo combinar secciones comerciales con apuestas editoriales cada vez más arriesgadas, en especial durante la etapa de Hans Meinke como director, lo cual daría lugar a grandes proyectos editoriales”, escribe Raquel Jimeno. Por eso, enorme gratitud a su trabajo. Bien reconocido por Echevarría, en su texto de presentación, cuando alude al desastre que supone la concentración editorial y el cierre de muchos proyectos que fueron importantes antes de que el pastel de la literatura se lo repartieran entre cuatro (o menos): por todo ello, “la investigación de Raquel Jimeno está llamada a preservar, al menos en parte, una memoria que de otro modo resultaría muy difícil reconstruir dentro de apenas unos años”.

Que tengan ustedes unas navidades de andar por casa (nunca mejor dicho) y con muchos libros que les hagan buena compañía.

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Alfons Cervera es escritor. Su último libro publicado es Claudio, mira (Piel de Zapa).


lunes, 28 de diciembre de 2020

¿Cómo llamarlo: coherencia pringada, solidaridad de pacotilla o destarifo a la carta? A ver: salvamos el Aquarius y ahogamos en miseria a los "salvados", quitamos los CIEs y luego los ponemos, acogemos en frío/templado y se propone devolver en caliente; si no fuese porque las vidas humanas son la moneda de cambio tras haber arrasado "patriotamente" . of course, los continentes que ahora están en la ruina del acabóse, la ocurrencia sería como un juego de mesa en plan Monopoli. Vergüenza a toneladas y crueldad sin fronteras es el resultado social del invento. Pongámonos las gafas de ver. Que no son pelusas de barrer y tirar ¡Que se trata de nuestros hermanos de especie, que son ig-ua-les-que- no-so-tros, con los mismos DDHH, que han nacido y viven en la misma casa planetaria, que para colmo además de haberles esclavizado para forrarnos hemos saqueado sus habitaciones territoriales durante siglos, o sea, que hemos devastado su pasado, su presente y ahora ¡hasta su futuro! ¿Cómo se puede recuperar un mundo así y mejorarlo en este plan? Somos nosotros, el mundo esclavo de la pasta y sus caciques, los peores virus cuando no queremos despertar y ver sin tapujos nuestra miseria empapelada de 'civilización', 'cultura', 'ciencia', 'arte', 'economía' rascainfiernos e inventitos tt, tecno/terminators...con estos resultados maravillosos como certificado evolutivo. ¿En serio creéis que esto lo pueden arreglar las vacunas o algún fármaco ad hoc? Mientras esta ceguera no se cure, no habrá nada que nos salve ...de lo peor y más egópata de nosotros mismos, que ya es el colmo. Ains!

Decenas de periodistas a las puertas del (CIE) de Aluche, en Madrid.

El año en el que se cerraron los CIE (y se volvieron a abrir)

En septiembre, cuando comenzaba la segunda oleada de la pandemia, el Ministerio de Interior anunció su reapertura
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Unas reflexiones compartidas sobre el fin del año 2020 para no pedérselas

 

 Público

 

En el tramo final de este 2020 que nos ha puesto al borde del abismo, ‘El Asombrario’ ha querido repasarlo juntando a Miriam C. Leirós, representante de Teachers for Future España, y el biólogo Fernando Valladares, uno de los científicos más brillantes en explicar la relación entre pandemias, crisis climática y deterioro de la biodiversidad. Porque la encrucijada ambiental planetaria es el gran reto que tenemos planteado ahora y en los próximos años.

El año ha sido convulso y hemos tenido que incorporar muchos cambios urgentes a nuestras vidas adaptándonos a la nueva situación. ¿Qué medidas urgentes tomarías ahora mismo, Fernando?

Llevamos 30 años sobrevalorando la globalidad, la importancia de alcanzar acuerdos globales, desde la Cumbre de Río de 1972, pero la especie humana aún no está bien adaptada para alcanzar una gobernanza global. De hecho, con la pandemia vemos que somos bastante mediocres en gobernanzas nacionales e incluso regionales. Se nos han ido tres décadas cruciales, con avances muy modestos en protección y conservación de la naturaleza y en mitigación del cambio climático. Ahora nos estamos dando cuenta, otra vez, de la importancia de lo local, que es donde realmente sabemos movernos. Y tenemos que avanzar en la coordinación de lo local para que alcancemos respuestas globales. No digo abandonar cumbres planetarias del clima o de la biodiversidad, ni estrategias ni acuerdos internacionales. Son imprescindibles. Pero son insuficientes y van demasiado despacio. Digo que hay que moverse a más ritmo, y esa velocidad mayor hoy por hoy solo podemos alcanzarla en agendas locales. Coordinadas, pero locales. Por ahí irían mis medidas urgentes. Por coordinar lo que ya se hace a nivel local. Por sacar partido y por poner en el punto de mira de la motivación la acción local. Por sentirnos todos más útiles en esta batalla global contra enemigos que hemos creado nosotros, pero que no vemos hasta que nos golpean en forma de pandemias, huracanes o mares repletos de plásticos.

Más allá de tu trabajo como científico o profesor en la Universidad, has comenzado una labor de comunicación muy necesaria. A menudo entender la ciencia o informes muy técnicos resulta una labor ardua para la ciudadanía en general que puede llevar al desinterés por el sobreesfuerzo que requiere. Tú te has implicado mucho en este sentido tratando de simplificar el lenguaje, buscando metáforas y analogías como la que empleas en el vídeo ‘Cambio climático, la otra pandemia. Diapositivas narradas’, en el que te refieres el sistema circulatorio del cuerpo humano para hacernos entender las teleconexiones; en ese vídeo incluso enseñas a interpretar los datos de los informes del IPCC. Yo pienso que esta forma de comunicación realiza una gran labor para llegar a la masa social y concienciar, y evocas el “derecho a ser parte del cambio”, pero ¿cuánto peso recae en la sociedad general para que se produzca el cambio?, ¿qué vías de ayudar tenemos la sociedad?

La verdad es que me encanta el desafío de darle vueltas a las cosas para contarlas de otra forma, más intuitiva, más didactica, más breve… Me desayuno cada día con un artículo científico o dos que me llevan un rato desmenuzar, desmontar, elegir las piezas esenciales, buscar nuevas palabras y reconstruirlos en un tuit o en una infografía para Instagram. Me obliga a entenderlo muy bien y me desafía a la hora de la economía de términos y conceptos. Quiero pensar que todo el mundo disfruta entendiendo las cosas. Y si se lo ponemos fácil a la gente para que entienda bien los problemas que subyacen a las crisis que sufrimos, logramos que disfruten aprendiendo, pero también les damos herramientas para ser parte del cambio. ¡Un auténtico dos en uno!

La sociedad tiene mucho que hacer. Lo podemos ver como un peso que recae sobre sus hombros o como un desafío o incluso como una oportunidad de hacer historia. El papel de la sociedad ahora es clave, insustituible y urgente. La sociedad ya hace mucho entendiendo y queriendo entender. Conexiones, prioridades, mecanismos, procesos. Lo que nos está ocurriendo es complejo. Necesitamos una sociedad que quiera entenderlo, que yo creo que con eso podemos contar, y también una sociedad que pueda entenderlo, y en eso hay bastante en lo que podemos ayudar los científicos, los docentes y los profesionales de la comunicación. Cuando la sociedad vaya entendiendo qué pasa y por qué pasa, ya irá viendo las cosas concretas por las que hay que ir empezando. No soy partidario de dar listas de cosas que hacer. Creo que hay que ayudar a que cada uno las hagamos personalmente. Dar una lista es como un profesor que ponga ejercicios a los chicos y chicas para que aprendan y se los dé ya resueltos, con la solución y los pasos a seguir y toda la información necesaria. Eso resta participación y se aprende menos que si uno se esfuerza en entender, elabora su lista y luego la contrasta con otras listas y la mejora.

Para que una persona tan ocupada como tú dedique tanto tiempo a la comunicación y concienciación tiene que estar realmente convencida con la causa, pues es una entrega de tiempo generosa y gratuita que muchas veces puede llegar a ser frustrante al no ver los resultados que se esperan. En este aspecto, el de la frustración, entiendo perfectamente a la gente cuando se queja de la gente que incumple con las restricciones o con las personas que no llevan mascarilla. Entiendo perfectamente su frustración en el tema Covid, pero también la identifico con la frustración en la causa medioambiental, porque sé lo que es estar dedicando tiempo a una causa y, lejos de comprobar avances, muchas veces ver retrocesos. ¿Se frustra Fernando Valladares en esta lucha medioambiental? ¿Qué te lleva a seguir adelante?

Hace tiempo, cuando me propuse cambiar el mundo, me preparé para la frustración porque sabía que sería cuando menos improbable que lograra cambiarlo, al menos en cosa de unos pocos años. Una fórmula que me ha dado resultados excelentes es hacer las cosas por coherencia interna. Por el simple hecho de que hay que hacerlas. Cuando te ves haciendo algo porque crees que hay que hacerlo, eres inmune a la frustración. Cuando haces las cosas pensando solo en conseguir objetivos, pones tu felicidad y tu motivación en las manos de otros. Y eso te expone innecesariamente. Por eso creo que el excesivo énfasis en lograr objetivos en el caso de muchas empresas y del propio sistema social e incluso el sistema docente, durante la formación de las nuevas generaciones, genera gente frustrada o insatisfecha. Por supuesto que hay que ponerse objetivos, pero no cegarnos con ellos. Poner el foco en el centro de gravedad de uno mismo, revisar que uno hace lo que debe hacer, genera satisifacción y estabilidad emocional.

Pero es evidente que me frustra que no se alcancen los cambios que propongo; bueno, cambios que proponemos muchos, en general la comunidad científica y mucha gente bien informada y mejor intencionada que hay en el planeta. Estar todo el día rodeado de malas noticias y de equivocaciones, decisiones egoístas y cortoplacistas que estropean la labor colectiva de años o siglos entristece cuando menos. Pero seguir cada día revisando información que merece ser contada me entretiene y me recarga de motivación. Salir de la frustración requiere terapia y esfuerzo. De momento me voy bastando yo mismo, con mi familia, amigos y colegas más cercanos para neutralizar los malos ratos y las dudas. Y por cada negacionista o por cada hatter o troll hay cinco buenas personas que te alegran el día.

Estamos asistiendo a una llegada masiva de migrantes a España, mucha gente no entiende qué relación puede tener la inmigración con el medioambiente, pero lo cierto es que además de la evidente sequía, en muchos pueblos de África ya no hay conflictos armados por oro o esmeraldas, sino por el control del río, del agua dulce, que es la fuente de vida que les proporcionará cultivos con los que sobrellevar hambrunas. Los más desfavorecidos en todas las sociedades son, además, los que más sufren las consecuencias del cambio climático, esto es algo que a mí me molesta especialmente, pues me parece una situación de abuso. En tu labor de comunicación, no solo simplificas los términos científicos para hacerlos más accesibles a la población general realizando una gran labor didáctica, sino que además llamas la atención de cómo el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la contaminación afectan a las personas. Hablas de cómo se provocan muertes de forma directa e indirecta, migraciones climáticas y conflictos. ¿Crees que todavía no se ven las consecuencias en este aspecto? ¿Cómo poder concienciar sobre las consecuencias sin caer en un catastrofismo que desanime?

Estoy totalmente de acuerdo contigo en esa tremenda injusticia múltiple que cometemos con los migrantes climáticos. Normalmente viven en países que apenas han contribuido a la emisión de gases de efecto invernadero, pero el cambio climático les obliga a abandonar lo que más quieren: su país y su familia y amigos. Y luego no los aceptamos, les ponemos vallas y todo tipo de obstáculos legales. Y a los que logran pasarlos todos, les regalamos una horrible discriminación social. Es increíble. Cuando empecé a hablar de migrantes climáticos en mis charlas de cambio climático hace 15 años me decían de todo. Desde que ideologizo o politizo mi mensaje hasta que no estaba demostrada ninguna conexión con el clima. El tiempo, por desgracia, ha ido poniendo las cosas en su sitio y no andaba yo muy desencaminado.

Cada día busco formas nuevas de provocar reacciones en la sociedad ante la injusticia y ante los problemas medioambientales. La pandemia nos ha dado todo un repertorio de argumentos, principalmente relacionados con la salud. Cuando puse el nombre de La salud de la Humanidad a mis canales en YouTube o Instagram, muchos pensaron que era exagerado. Luego vino la pandemia y con artículos científicos en la mano vimos que de lo que estamos hablando es de la salud de la humanidad cuando hablamos del cambio climático y del origen de las pandemias, y que la salud de la humanidad y la de los ecosistemas están estrechamente vinculadas porque se rigen por los mismos principios y se necesitan mutuamente. Hablar de eso no es catastrófico ni apocalíptico. Es como hablar con tu médico si tienes un problema de diabetes o de cáncer o de lo que sea. Es grave. Hay conocimiento. Hay opciones. Pero hay que ponerse serios. Creo que se puede hablar de cambio climático y de crisis ambiental y de riesgo de pandemias poniéndose serios pero sin caer en el catastrofismo. Y hay luz al final del túnel. Hay opciones, requieren esfuerzo, pero las hay. Y tenemos mucho que ganar en el proceso.

Desde el colectivo Teachers For Future Spain, en el que estoy implicada de forma muy activa, llevamos a cabo actividades educativas de concienciación y acción, pero sabemos que no tenemos tiempo de que este alumnado llegue a la sociedad, los cambios deben comenzar ya. Sin embargo, también sabemos que este alumnado concienciado transmite estas ideas a las familias que realizan pequeños cambios en su día a día y así parte de la sociedad adulta se conciencia de algún modo a través del alumnado. Educar y concienciar sobre el medioambiente y su necesidad de cuidado no es tarea fácil, y menos este curso, en el que la seguridad urgente ha desplazado al tema medioambiental, creyendo que para ocuparnos del medioambiente ya habrá tiempo. Todavía mucha gente no ve la relación entre pérdida de biodiversidad y zoonosis. Para ti, ¿qué labor tiene la educación reglada en este sentido? ¿Crees que habría sido necesario incluir contenidos sobre cambio climático o eco-alfabetización más allá de un tema en una asignatura en la nueva ley de Educación?

El sistema educativo de nuestro país tiene muchas asignaturas pendientes. Yo no soy ningún experto, pero leemos las estadísticas de nuestros chicos y chicas, les oímos sus reflexiones, vemos a los que tienen ocasión de conocer los sistemas de otros países anglosajones, del norte de Europa o incluso de Asia… hay muchas cosas que cambiar y modernizar. La grandísima paradoja es que España fue líder mundial en su modelo docente de principios del siglo XX, para caer a la cola del mundo a finales del mismo siglo. Una auténtica involución. Creo que no vamos a arreglar nada cargando con más contenidos a los pobres muchachos y muchachas. De hecho, la obsesión con contenidos y materias es la gran tragedia del sistema español. Y con el advenimiento de Internet, este énfasis ha quedado aún más obsoleto. Así que yo, si pudiera elegir y ser ambicioso en las mejoras, no añadiría nuevas asignaturas ni recargaría las existentes con más contenidos ambientales. Estuve acompañando a mis propios hijos durante sus estudios en Primaria y Secundaria, y los libros de texto ya tenían miles de conceptos complejos de ecología y medioambiente. No hacen falta más. Hace falta que los entiendan. Y hay que comenzar por que los entiendan bien los propios profesores.

Hay que acompañarles en la comprensión de la situación histórica y ambiental en la que estamos. Esto es una formación transversal donde necesitamos a los profesores de matemáticas o de música tanto o más que a los de biología o historia. Como científico, creo que no se inculca con suficiente claridad y decisión el método científico y la actitud crítica. Eso es mucho más importante en la formación de los estudiantes que aprenderse de memoria la tabla periódica de los elementos, la lista de los reyes godos o la lista de preposiciones o el pretérito pluscuamperfecto del verbo correr. Creo que hay que poner patas arriba los planes de estudio. No en el sentido político del término. Ya vemos los efectos devastadores de que los chicos y chicas pasen por dos y hasta tres planes de estudio diferentes durante su paso de infantil a bachillerato. No, yo me refiero a revisar la forma de enseñar y abandonar las peleas por asignaturas y por contenidos. Pero mientras no sea posible, mientras no haya políticos valientes que quieran afrontar este cambio que implica un diálogo profundo y continuo con el personal docente y estar dispuestos a escuchar, revisar y proponer y volver a proponer, tendremos que poner parches. Y esos parches deben contener mayor presencia de temas y conceptos de ecología y medioambiente porque viven y vivirán en un planeta en crisis ambiental y deben entenderlo. Y hay que recuperar a toda costa el placer de aprender, la pasión de entender. El sistema actual mortifica y castiga, penaliza y juzga constantemente a los estudiantes, sometiéndolos a 6 o 7 charlas magistrales de 6 o 7 temas completamente diferentes cada día. Hoy sabemos que ningún adulto, por motivado que esté, puede escuchar con provecho más de dos o tres charlas magistrales al día y no deben durar más de 20 minutos. El resto del tiempo, nuestro cerebro debe correr libre por los conocimientos recién impartidos.

  COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’.

domingo, 27 de diciembre de 2020

Aquí va un artículo bastante claro, conciso y acertadísimo, magistral, aliñado con la humildad de los sabios, para expliacar conceptos científicos y que se entiendan bien como información. Lo escribe un verdadero experto: un médico que investiga y sabe de lo que habla y a lo que se enfrenta cada día. Son las voces que debemos escuchar en épocas de confusión bulócrata

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 (Nota del blogg)

El Doctor Soriano se graduó en Medicina en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde a continuación cursó durante 5 años el programa MIR de especialidad en Medicina Interna. Obtuvo el doctorado en Medicina en 1990 con una tesis sobre retrovirus humanos. Estancia posdoctoral en la FDA (Bethesda, Estados Unidos) hasta 1992. Profesor titular de Medicina acreditado por la ANECA desde 2009. Exencion para acreditacion de catedratico universitario por la ANECA en 2011. Director de 34 tesis doctorales.

 

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Otras miradas

¿Por qué hay vacuna contra la covid-19 y no frente al sida?

Vicente Soriano

Facultad de Ciencias de la Salud & Centro Médico, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja

Público

Los primeros casos de sida se describieron en Estados Unidos en 1981. El VIH, el retrovirus que produce la enfermedad, tardó dos años en identificarse. Desde entonces se han infectado más de 80 millones de personas en todo el mundo. Han fallecido la mitad.

Gracias a la medicación antirretroviral que reciben más de 30 millones de infectados, la esperanza de vida de las personas seropositivas es ahora similar a la de la población general. Sin embargo, el virus no puede erradicarse del organismo: la infección es de por vida. Además, el VIH ha demostrado ser un hueso duro de roer de cara a encontrar una posible vacuna.

Éxito de los antirretrovirales

Los antirretrovirales suprimen la replicación viral. Con la carga viral indetectable, la infección no progresa a la enfermedad (sida) ni puede transmitirse el virus (VIH). Esto último ha permitido que parejas serodiscordantes (uno positivo y el otro negativo) puedan tener hijos sanos.

Por otro lado, la toma de antirretrovirales por personas no infectadas que tienen conductas de riesgo (por ejemplo, relaciones sexuales promiscuas) reduce drásticamente las posibilidades de contagio. Se conoce como profilaxis preexposición (PreP).

Este beneficio explica un efecto paradójico ("fenómeno de compensación") sobre otras enfermedades de transmisión sexual (ETS), que han aumentado en los últimos años, mientras que los contagios por VIH han caído. Al reducirse el miedo al VIH, se han incrementado la sífilis y la gonorrea. Hay que señalar que el uso de PreP está particularmente extendido entre la comunidad gay.

Fracaso de las vacunas contra el VIH

La vacuna frente al virus del sida no se ha logrado en gran medida por la elevada variabilidad genética del virus. La tasa de error de la polimerasa del VIH es del 0'01 %, de modo que cada nueva copia de ARN retroviral tiene un nucleótido distinto de la copia progenitora.

En comparación, las polimerasas de los virus de la polio, la gripe o los coronavirus tienen mucha mayor fidelidad de copia, de modo que la población viral es menos diversa. Esa estabilidad antigénica facilita que puedan desarrollarse vacunas eficaces contra la covid-19.

Tabla 1. Tasa de error en la replicación de varios virus. Author provided
Tabla 1. Tasa de error en la replicación de varios virus. Author provided

Como se producen cada día millones de partículas víricas en cada persona infectada, se dice que el VIH circula como una cuasiespecie, esto es, una constelación dinámica de secuencias genómicas alrededor de una secuencia máster (o promedio). En el organismo, si la presión ambiental incluye antirretrovirales o anticuerpos, se seleccionan variantes circulantes del virus que escapan (resistencia) a los fármacos o a la inmunidad. Por eso, el VIH ocasiona una infección crónica, persistente, de por vida en los infectados.

Vacunas y antivirales frente a la covid-19

En la infección por el coronavirus SARS-CoV-2 la situación es muy distinta. Todo ha ocurrido muy rápido. Desde la descripción de los primeros casos de neumonía a finales de 2019 en Wuhan (China), la identificación del virus causal se produjo un mes después. El primer antiviral, el remdesivir, se aprobó a los 6 meses y las primeras vacunas se han empezado a administrar antes del año.

Desde el inicio de la pandemia, en un año se han confirmado 80 millones de personas infectadas, de las cuales 2 millones han fallecido. Casi todos los demás se han curado, con eliminación del virus del organismo por acción del sistema inmune. En cualquier caso, los anticuerpos específicos que son testimonio de la infección pasada por coronavirus, dejan de detectarse en un 15 % de los pacientes a los 6 meses, sobre todo en los que padecieron una infección asintomática. Esta circunstancia parece explicar casos de reinfección, aunque los síntomas suelen ser más leves en los nuevos episodios.

La transmisión del SARS-CoV-2 ocurre fundamentalmente por vía aérea, como en la gripe, por inhalación de partículas víricas que emiten los infectados al estornudar y hablar. A mayor inóculo, mayor riesgo de contagio. De ahí que mascarillas y actividades en espacios abiertos sean importantes para reducir la transmisión del coronavirus.

A diferencia del VIH, el coronavirus SARS-CoV-2 muestra una escasa variabilidad genética. La antigenicidad es estable, de modo que la respuesta inmunitaria es efectiva. De igual modo, es previsible que la selección de resistencias a los antivirales sea poco frecuente. Mientras que en el VIH la terapia combinada es necesaria para suprimir de forma sostenida la replicación viral, la monoterapia puede ser suficiente para el coronavirus. Pero hay que identificar un antiviral potente, dado que el remdesivir tiene una escasa actividad in vivo.

Las vacunas que han empezado a administrarse protegen de formas graves de COVID-19, pero no parecen evitar de forma absoluta la infección en las vías respiratorias altas, de modo que el riesgo de transmisión no desaparece por completo. Quizás nuevas generaciones de vacunas o la administración de múltiples dosis (de recuerdo) lograrán potenciar una mayor inmunidad.

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation

The Conversation

Todo Cambia

Realidades inocultables que miden y delatan los agujeros negros de nuestra democracia, de nuestra solidaridad y de nuestra conciencia individual/colectiva. Todos somos emigrantes en busca de una vida digna y más humanizada , en un Planeta que estamos dejando por los suelos en todos los sentidos. No hay vidas de primera ni de segunda, cada ser humano es único e irrepetible no por lo que representa, sino por lo que Es, nadie nace por casualidad sino por causalidad, deberíamos comprenderlo antes de irnos por las alcantarillas y cloacas de los estados de cohecho y desecho

 

El año que desmintió “el efecto llamada” y muchos migrantes siguieron sin papeles

  • Los contagios de covid-19 obligaron a poner el foco en las condiciones deplorables de los temporeros migrantes, que venían siendo denunciadas desde hace años
  • El Ingreso Mínimo Vital (IMV) dejó fuera a las personas migrantes en situación irregular en España, unas 600.000 según cálculos aproximados
  • “Ha habido una vulneración al derecho fundamental de moverse libremente”, explica sobre Arguineguín Manuel Felipe Garoña (Abogados Extranjeristas)

39.474 personas fueron interceptadas este año cuando intentaban llegar a nuestro país por mar y tierra, según los datos hasta el 15 de diciembre del Ministerio del Interior. Son 8.799 migrantes más (un 28,7%) respecto al año anterior. Este 2020 niega así la existencia del llamado “efecto llamada”, que vincula el aumento de llegadas a las políticas de mejora de las condiciones de los migrantes en España. La inmigración aumenta, sin embargo, en un año con perspectivas económicas nada halagüeñas debido a la pandemia y sin medidas sociales para proteger a quienes están en situación irregular.

Así lo sostiene el Defensor del Pueblo en su informe sobre las Actuaciones ante la pandemia de covid-19 que ha publicado este año. “Una vez más se comprueba como el supuesto 'efecto llamada', que reiteradamente se esgrime para explicar el incremento de llegadas, es más bien un 'efecto expulsión' por la situación que se vive en los países de origen de estas personas que intentan desesperadamente encontrar una vida mejor”, reflexiona.

Durante este año, los contagios de covid-19 obligaron a poner el foco en las condiciones deplorables de los temporeros migrantes, que venían siendo denunciadas desde hace años por las ONG. Las imágenes para no volver a repetir de Arguineguín (Gran Canaria) o la sentencia del Tribunal Constitucional sobre las devoluciones en caliente son también las noticias migratorias que nos deja este año. De fondo sonaba fuerte la campaña que exigía “regularización ya” para todos.

El año que se visibilizó la situación de los temporeros y las trabajadoras del hogar

Las organizaciones venían advirtiéndolo desde hace tiempo. Las condiciones de los asentamientos de los temporeros a lo largo y ancho de nuestro país eran caldo de cultivo para el virus. El hacinamiento, la escasez de agua e higiene que sufrían en estas infraviviendas dejaba a estas personas sin defensa posible ante la enfermedad. Era, además de una cuestión humanitaria, un problema de salud pública.

Aún así no hubo noticias de casos entre los temporeros hasta bien entrado el verano. Entonces se produjeron varios contagios de temporeros de Huesca y Lleida, en la comarca de Segrià, que contribuyeron al rebrote en este territorio. En Albacete la situación desesperada de estos trabajadores y un confinamiento impuesto derivó en momentos de tensión entre temporeros, transeúntes y periodistas. Por otro lado, varios incendios calcinaron los campamentos de Lepe (Huelva), y los trabajadores se instalaron durante varias semanas a las puertas del Ayuntamiento para exigir un techo bajo el que dormir.

También este año se han visibilizado mediáticamente las condiciones de las trabajadoras del hogar, la inmensa mayoría mujeres migrantes, menos 400.000 afiliadas a la Seguridad Social y unas 670.000 en la economías sumergida, según las organizaciones de empleadas. Estuvieron entre las trabajadoras que más se expusieron al virus al principio, sin seguridad sanitaria ni laboral a su alcance. Gracias a su lucha, el Gobierno terminó aprobando un subsidio específico para ellas aunque, según datos del Ministerio de Trabajo, hace un mes la ayuda solo había llegado al 10% de las afiliadas.

Pese a los problemas que se visibilizaron, no ha habido grandes avances para el colectivo. El Ingreso Mínimo Vital (IMV) finalmente dejó fuera a las personas migrantes en situación irregular en España, unas 600.000 según cálculos aproximados. La Campaña Regularización Ya consiguió promover una proposición en el Congreso, aunque acabó siendo rechazada debido a los votos en contra de PSOE, PP, Vox y Ciudadanos.

La llegada a las costas: Arguineguín y las devoluciones en caliente

La política fallida a la hora de gestionar la migración quedó plasmada en las fotos del muelle de Arguineguín (Gran Canaria). Unas 2.600 personas llegaron a dormir a la intemperie, sobre el asfalto. La reactivación de la peligrosa ruta de las Canarias pese al cierre de fronteras llegaba a los telediarios con la foto del “muelle de la vergüenza” colapsado. El Defensor del Pueblo recomendó su “cierre inmediato”.

“Se decía que estaban allí voluntariamente, pero muchos no lo estaban. Ha habido una vulneración al derecho fundamental de moverse libremente”, explica Manuel Felipe Garoña, presidente de Abogados Extranjeristas. El experto indica que en esta ocasión el derecho a solicitar asilo pudo verse vulnerado porque muchas personas no tuvieron acceso a “una asistencia jurídica adecuada”. Las organizaciones también culpan a las autoridades de falta de previsión. Mientras las pateras descendían en el Estrecho y el Mar de Alborán, las llegadas por la ruta de las Canarias se multiplicaban por ocho a principios de este año.

El pasado mes también veíamos como el Tribunal Constitucional aprobaba la Ley de Seguridad Ciudadana, incluidas las expulsiones en caliente de inmigrantes que intenten cruzar la frontera. La controvertida práctica había sido rechazada por el propio Tribunal Europeo de los Derechos Humanos (TEDH), que acabó retractándose. La razón es que así se evita la migración que un Estado no desea, mientras que los refugiados pueden solicitar asilo por los cauces legales. Las ONG como CEAR mantienen que la práctica supone vulneración de los derechos porque es “de sobra conocida la imposibilidad de solicitar asilo en una embajada para ser trasladado a territorio español”.

Hace poco más de dos años de la llegada del Aquarius a Valencia. Al barco de rescate se le ofreció desembacar en España ante el cierre de los puertos del entonces ministro italiano, Matteo Salvini. El gesto del recién llegado a la Moncloa, Pedro Sánchez, apuntaba a un cambio en las políticas migratorias. Un país como el nuestro podía liderar un cambio hacia una UE más humanitaria en el trato de sus inmigrantes. El espejismo ha acabado por disolverse en este 2020, un año en el que los CIE cerraron y volvieron a abrir para internar a otras personas, se legitimaban las "devoluciones en caliente" y los migrantes en situación irregular se vieron condenados a las peores consecuencias socioeconómicas de la covid-19.

sábado, 26 de diciembre de 2020

Carlos Nuñez - A Irmandade das Estrelas

Por si sirve de algo, aquí dejo algunas pistas para el camino

 

 

 

 Lo acabo de leer en Internet: en la familia del poeta Luis García Montero y de la novelista Almudena Grandes, una pareja de izquierda militante de toda la vida, hay una hija falangista, que, para colmo,  da testimonio público de su devoción por José Antonio Primo de Rivera sin miramiento alguno hacia la tradición familiar. Al parecer en los medios de la derecha esta noticia ha sido una conmoción de tomo y lomo, y por una parte explicable en un sistema dogmático y cotilla a base de bien, cuando las piezas de la sesera se les descolocan por "el escándalo" en plan Raphael y se rasgan las vestiduras, por semejantes conmociones sociales. Se ve que el asunto de la pandemia, la estela corrupta de la monarquía, la presión aplastante de la pasta sobre la sociedad, bloqueando soluciones justas, el maltrato a los más pobres en esa extensa Cañada Real de la miseria española provocada por el trincar sin límites, no les interesa como noticia fresca y sin glamour. España y su conciencia missing se bambolea entre Las Tardes de la Cuatro, Sálvame, Antena 3, o la Sexta y sus cosas...No se llega a nada más, es lo que hay. Un nivelazo y un tirón ético que lo flipas.

Se puede aprovechar esta circunstancia para reflexionar un poco sobre la libertad y los derechos humanos. La chiquilla, que se llama Elisa, ha hecho lo mismo que su padre hizo en su día pero a la inversa: salir comunista siendo hijo de un militar en la época de Franco, que además tiene otro hijo destacado miembro del PP, que hasta se ha llegado a presentar en elecciones por el partido de la gaviota, sin que nadie se lleve las manos a la cabeza ni eso haya significado una guerra civil familiar.  Es decir, que esa familia es un modelo de apertura y respeto a las opciones ideológicas de cada uno de sus miembros. Ese descubrimiento es  lo que en realidad nos debería conmocionar  y alegrarnos sanamente de que en la España silenciosa haya tan buena tierra en la que plantarse como seres humanos y poder elegir la propia trayectoria vital sin presiones ni berrinches, con respeto, empatía y comprensión.

Personalmente, a mí, me pasó lo mismo: nací y me eduqué en el apogeo salvador del franquismo, falangistas fueron mis padres, los dos, hasta que se murieron muchos años después, y con el terrible pedigrí de que mi tío José, en Noviembre de 1936, con 18 años, y tras sacar unas notazas en su primer curso de Ingeniaría de Caminos en la Universidad de Madrid, fue condenado por traición a la patria, y fusilado sin contemplaciones, tras cuatro meses en la cárcel, a sangre fría, siendo menor de edad, -la mayoría era a los 21 para los hombres y los 23 para nosotras, en fin...- porque el 18 de julio de ese mismo año salió a la calle con una camisa azul y unas flechas rojas bordadas en el bolsillo, se juntó en la Casa de los Corcheros de Ciudad Real con media docena de compis ideológicos y "dieron un golpe de estado" del que nadie se enteró. No mataron a nadie. No rompieron nada. Ni agredieron ni pegaron, ni robaron. Sólo eran falangistas cantando el caralsol. Y por eso la II República decidió cargárselos sin más, para cortar por lo sano y escarmentar seguramente, a quienes pudiesen intentar otra vez algo similar. 

Esa era la saga familiar, las semillas y frutos que me encontré al nacer. Eso me educó, me adoctrinó, me aleccionó y me apuntó a Falange a los 10 años para que fuese "margarita", "lucero" y "flecha" según avanzase en edad y conocimiento del pastelón. Pues bien, les salí rana absolutamente, y no por no estudiar en la escuela y en el instituto el libro verde de la Falange que contenía las ideas de José Antonio Primo de Rivera, sino porque precisamente esa Falange que iba descubriendo al estudiarla según su fundador había escrito y explicado, era todo lo contrario de lo que el franquismo estaba haciendo a cada momento. Su fundador hablaba de unos valores universales, de la modestia y de la dignidad del proletario, de una relación espiritual y generosa entre los seres humanos, que llevaba implícita la sencillez, la justicia social y la eliminación de la pobreza, una verdadera plaga en el franquismo de los años 40 y 50, en fin, que llegué a escuchar a mi propio padre llamar traidor al caudillo de marras, porque estaba dejando por los suelos el proyecto de una sociedad conservadora, sí, pero sin penas de muerte, sin venganzas, sin miseria social, sin castigos y dolores constantes, sin condenas de cárcel inimaginables solo por pensar distinto y decirlo en un bar o en cualquier conversación, familias destrozadas por el rencor y la venganza, basura moral por todas partes...y luego, eso sí, todos a misa y a las novenas, a las procesiones y rosarios de la Aurora. Idolatrar a José Antonio mientras sus ideas servía como mordaza, asfixia y pudridero a todo lo que José Antonio había escrito, dicho y pensado. 

Mi despegue total del tinglado llegó cuando me enviaron por primera vez, durante 20 días,  a un campamento de verano falangista 'para chicas', of course, de la Sección Femenina, en Cercedilla, provincia de Madrid. Tenía 15 años. Y fue una revelación total de la mierda sistémica que salpicaba por todas partes. Fue mi total caída del caballo, que ya andaba renqueando y dando traspiés demasiado tiempo, cuando todas las preguntas que me iba haciendo durante años al ver el percal se respondieron solas en aquel albergue, en medio del paisaje bellísimo en la Sierra de Guadarrama. El trampantojo se hizo añicos, de tal modo que las mandos -como se llamaba entonces  al gerifaltado ff, franco/falangista-  me pusieron en cuarentena vigilada por las preguntas que les hacía en las reuniones y a las que no sabían qué responder. Recuerdo, que yendo de excursión en el telesilla, subiendo al Pico de la Bola del Mundo en Navacerrada, aquel agosto tan marciano, no me dejaron compartir el asiento con ninguna compañera, solo con una mando encargada de reeducarme y controlar mi el pensamiento rebelde e incómodo. Lo recuerdo tal cual: mientras subíamos y bajábamos suspendidas en el aire, la mando en cuestión, que se llamaba Gloria (menos mal), mostrándome el paisaje desde lo alto, me dijo: "Fíjate, María del Sol, esto es España. nuestra patria, la patria que José Antonio, el Caudillo y Dios nuestro señor, nos han regalado para que la aprovechemos y la hagamos más grande" a lo que yo, sin poder morderme la lengua le respondí: "Sí, claro, pero esa España es también la de Antonio Machado, Unamuno, Federico García Lorca, Baroja, Azorín, Rosalía de Castro, Clarín, Goya, Picasso, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Juan Ramón Jiménez...y de todos los que se han tenido que ir al exilio para que no los maten ni acaben en la cárcel" Aquello fue el acabóse, menos mal que a los pocos días volvíamos a casa. Mientras tanto  me vigiliban e impedían que hablase con las demás compañeras si las mandos no estaban presentes, me sentaban a comer e su mesa presidencial para evitar cualquier comentario peligroso.

Tras el regreso a Puertollano, donde vivíamos en aquel entonces, la Delegada local de la Sección Femenina - que era además profesora del Instituto en la asignatura de Cocina y Labores del Hogar- me llamó a su despacho y me leyó el informe que le habían enviado desde Madrid acerca de mi peligrosidad, no explicaban nada concreto, solo recomendaban que me tuviesen bajo control por la peligrosidad de mis ideas irrebatibles y que convenía también vigilar a mi familia...a ver de dónde había salido yo en  plan maquis ideológico, cultural y social. La pobre Delegada solo atinó a decirme "¿Pero qué les has hecho? Mira, porque te conozco y conozco a tus padres no voy a hacer ni caso, pero esto es una locura total" 

Está claro que me borré del club de inmediato para no ser un peligro, y solo volví a contactar para hacer el servicio social obligatorio para todo: ir a la Universidad, casarse, trabajar en cualquier cosa, viajar al extranjero o abrirse una cuenta de ahorros en el banco...

Sí, yo también fui una Elisa al revés, porque las circunstancias eran las opuestas a las actuales. Y por eso comprendo a sus padres y a ella. Es muy sano y alentador que en medio de una sociedad como esta surjan jóvenes asqueados/as de lo que ven, respiran  y tienen que soportar sin compartir nada sustancial que valga la pena, y así,  cuando encuentran escritos hermosos inspirados en valores que no se reconocen en la praxis de la vida diaria del entorno, elevados espiritualmente y poéticos, como los de Primo de Rivera jr., se les despierte una sensibilidad más profunda y liberadora, con la que no encuentran vínculos sociales y a veces ni siquiera familiares, en medio de una planicie cultural árida, escabrosa, superficial e inasumible desde una mínima salud psicoemocional que intente profundizar más allá de twitter, faceboock  e Instagram.

Históricamente sufrimos el mismo bache psicoemocional que en los años 30 del siglo pasado. Todo se ha ido al garete y el futuro ni se ve ni se le espera, en condiciones bioclimáticas insostenibles para acabarlo de arreglar. No hay motivos para soportar y sufrir tanto por mantener en pie un mundo tan miserable. Hemos llegado al mismo punto de hace noventa años: crisis económica, ruina de los más pobres y toma del poder por parte de los poderosos, fingiendo que desean el bien de todos, si lo controlan ellos, evidentemente. Esta vez se han quemado los recursos del proletariado que fueron la esperanza en muchos países, porque esos regímenes buscadores de la igualdad sin lograrla nunca, cayeron también en la misma tentación: acumular poder para poder ser mejores...a su manera. En el camino se pudrieron. 

Mientras el fascismo -que no es una ideología sino un modus operandi sin más- ha roto aguas y está pariendo un monstruo, la humanidad sigue adelante, aunque con muchísimas dificultades, pues si no despega de la mugre se destruirá a sí misma -Primo de Rivera define esa búsqueda con acierto cuando dice que "el hombre es una unidad de  destino en lo universal", y que su lugar está en las estrellas, en eso no se equivocó. Pero quienes buscan ir a las estrellas en plan astronauta sí que se equivocan, porque a esas estrellas y constelaciones del cambio antropológico solo llega desde dentro, no desde ningún poder ni volando en naves espaciales. La clave: descubrir la conciencia como llave maestra inicial de un nuevo nacimiento individual y colectivo. 

Los jóvenes sin futuro se ven necesitados y atraídos por esa idea salvadora y abstracta de la evolución. Pero la sociedad humana está demasiado deteriorada para ofrecer caminos nuevos. Hay que crearlos. Es el reto ya inaplazable por más tiempo. El salto cuántico del ego al Nosotr@s, sin perder la riqueza inmensa del dentro,e  integrar en el fuera la energía necesaria para seguir vivos y subiendo en espiral hacia la plenitud compartida y materializada en las circunstancias maestras. No hay otra.

Es una pena y un peligro que solo las ideologías  teóricas se hagan las herederas universales de lo más elevado y ejemplar para usarlo como propaganda a crédito, mientras en realidad se malviven como lo más zafio, egocéntrico, hipócrita, corrupto  y esperpéntico social, e inútil para la misma vida. 

Están haciendo con esos legados históricos, válidos y aprovechables en muchos aspectos, lo mismo que el Imperio Romano hizo con el legado de Jesús de Nazaret. Desfigurarlo y ponerlo del revés.  La confusión del vacío por la suplantación del alma y la conciencia por un ego mondo y lirondo está llevando a los jóvenes buscadores de esencias imprescindibles para surcar la vida, a un peligroso territorio enlodado en el que creen que está "la verdad" disfrazada de emociones, de patria, de dios y de dinero como referente esencial, un dinero que, tarde o temprano y sea cual sea la ideología, si no hay alma ni conciencia, solo acaba en las manos de quienes se corrompen y se convierten en el facsímil,en  la fotocopia de los valores indestructibles y acaban como mercaderes en el templo de la podredumbre.

Todo lo que perdura y vale la pena está dentro de nosotros. Por descubrir, pero no en plan narciso ensimismado. Los jóvenes lo intuyen, hartos de paripés lo buscan como pueden y donde pueden. Si esta sociedad solo les da series y videojuegos, jolgorio y botellón, tecnología autómata y diversión con finiquito asegurado, buscarán en otros derroteros más creíbles. Y si no se pierden por el camino como Dante, acabarán descubriendo que lo que buscan lo llevamos dentro todos y cada una de nosotros. El Paraíso no es colocón de ida y vuelta, es la plenitud del Ser en cualquier plano del existir.

👏👏👏👏👏👏 Así es, Virginia, ni más ni menos. Gracias por esa honestidad coherente y la lucidez informativa, por dar voz a un gran sector de la ciudadanía que tampoco entiende ese laberinto de imposiciones dinásticas éticamente impresentables, heredadas de una dictadura, e insostenibles en una democracia

 

Opinión

Colorín, colorado

Virginia P. AlonsoDirectora de 'Público'

11 de diciembre de 2020

«El destino —para los creyentes en la providencia de Dios— nos había situado a mi
padre y a mí en los sucesivos eslabones de una cadena dinástica, que no tenía
otra razón de ser, repito, que el servicio a España».
Juan Carlos I, septiembre de 1984

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La misma Familia Real, a través de cinco dinastías, ha encarnado en España la institución monárquica desde el año 778. Lo que implica que durante 1.232 años la Corona en este país (con todos los matices históricos al término ‘país’) ha pasado de padres a hijos por la gracia de Dios, primero, y de Franco después.

No merece la pena detenerse a estas alturas en la cuestión de la nobleza hereditaria; en España existen aún innumerables familias en distintos ámbitos —judicial o empresarial, por ejemplo—, cuya consanguinidad e influencia son las que facilitan la continuidad de dichas sagas y su acceso al poder, que al final es de lo que se trata.

Pero sí resulta fascinante observar el relato y su construcción a lo largo de la historia —sobre todo de la más reciente—para ser conscientes de cómo se ha fabricado una ilusión en torno a la monarquía española a base de tejer magistralmente una hazaña narrativa que solo Charles Perrault alcanzaría a imaginar.

El hecho de que los monarcas hayan sido designados por Dios durante siglos y que, aun con esto, la institución haya conseguido llegar hasta nuestros días, da cuenta de hasta qué punto es rentable construir ciertas realidades sobre fabulosas ficciones. También en España, desde luego, donde los padres de la Constitución se tomaron tan en serio la cuestión monárquica que dejaron escrita a sangre y fuego en la Carta Magna la condición de inviolabilidad del rey (A.K.A. impunidad), tal vez para que aquellos que ya no se creían lo de la designación divina no tuvieran tentaciones tan democráticas y anacrónicas como la exigencia de rendición de cuentas.

Cuando Juan Carlos escribió las líneas que abren este texto habían pasado tres años y medio del intento del golpe de Estado del 23-F y casi dos lustros desde el fallecimiento de su padrino político, el dictador Francisco Franco. El monarca estaba entonces en el momento dorado de su reinado y en el mismo artículo, publicado en El País, daba ya por concluida la Transición política —»El proceso democrático en España es un hecho históricamente irreversible. La soberanía nacional está en las manos de nuestro pueblo y nadie osará arrebatársela»— para anunciar el paso a una nueva fase: «Yo, como Rey de España, aspiro a que igual que la Corona fue el estímulo propulsor de la transición, sea ahora también el acicate que empuje en la línea del progreso y de la modernización de España».

Ya se había consumado el mito de la Inmaculada Transición, esa en la que se nos hizo ver el papel imprescindible de Juan Carlos, dibujado como un rey que renunció al poder absoluto que le otorgaba el dictador por su amor a la democracia y a España. Era por tanto el momento de poner los mimbres para un nuevo cuento de hadas: la monarquía como garante de la modernización de un país que acusaba 40 años de candado dictatorial.

Esta nueva historia empezó con el relato de un rey representando los intereses de los negocios españoles en el extranjero. Y continuó con el monarca llenándose los bolsillos gracias a supuestas comisiones multimillonarias y abriendo cuentas opacas y fondos en distintos paraísos fiscales que tenían a su hijo, el rey actual, como uno de sus principales beneficiarios.

El cuento aún no ha terminado, pero en uno de los capítulos Juan Carlos huye a Emiratos Árabes Unidos y en otro intenta hacer una regularización fiscal para evitar que su familia acabe salpicada por el uso de unas tarjetas también opacas cuyos fondos pertenecían a un empresario mexicano.

Un episodio anterior narra cómo el campechano rey se las ingenió para que la luna de miel de su hijo, el heredero, no le costara un ojo de la cara, y decidió pagarla ‘a pachas’ con otro empresario, en este caso uno muy relacionado con la familia Pujol y con los barcos con los que Juan Carlos gustaba navegar.

En otro capítulo, el actual monarca —y por tanto jefe supremo de las Fuerzas Armadas—, recibe cartas de militares retirados llamando a un golpe de Estado y en un ejercicio de noble discreción decide no abrir la boca y dejar pasar el asunto (al menos a fecha de cierre de este artículo).

Casi con toda probabilidad no será el último episodio de esta historia que nos deja un aprendizaje claro: el «servicio a España» del que presumía Juan Carlos en 1984 consistía realmente en la utilización de la Corona para su enriquecimiento personal y en una supuesta evasión continuada de impuestos. Tenemos información suficiente como para cuestionar todas las afirmaciones sobre las que se ha sostenido la monarquía desde 1975 y poder certificar que ese relato ya no se sostiene, que no era más que un cuento chino.

2020 ha sido el año del ‘colorín, colorado’, el momento en el que los mitos en torno a la regia figura de Juan Carlos y su familia se han hecho añicos. Lo que queda por ver es hasta cuándo estará Felipe VI recogiendo los pedazos. Y hasta cuándo estarán los españoles dispuestos a permitirlo.

viernes, 25 de diciembre de 2020

Lo cierto es que el plumero neoliberal de la Ministra Calviño se le vio desde el principio, ella misma, que en ningún momento ha dado muestras de tener nada que ver con el socialismo, es un ejemplo de manual de esa inercia ya convertida en "normalidad", como tantas aberraciones, con que el poder económico moldea y marca descaradamente la responsabilidad inestable del poder político en el tema económico y financiero, haciendo de la representación institucional una verdadera mascarada: si un cargo político saca los pies del plato y se muestra proclive al fomento de la justicia social, se le margina, se le hace la vida imposible hasta mediáticamente, se le tergiversa o se le ridiculiza, ¿Cómo olvidar el apelativo de "el Califa" adjudicado a Julio Anguita, justo, uno de los servidores políticos menos estirados y con menos ínfulas califísticas, más accesible, humilde, honesto y nada endiosado, siempre dispuesto a dejarse la piel por el bien común? Cabe preguntarse si tal vez no sería su inteligencia práctica y sabia, su capacidad de reflexión y de dar en la atecla con acierto, lo que les hacía verle por encima de la "normalidad" de los mediocres tan superabundantes en el entorno político profesionalizado, como la misma Calviño, por muy brillante que sean sus títulos a base empollar teorías para trepar mejor y "hacer carrera" a cualquier precio en una fulgurante trayectoria funcionarial en la UE. Para estar de acuerdo con la explotación de los trabajadores y a favor de las mafias IBEX fashion hundiendo económicamente al propio estado español con su inquietante fidelidad al sistem del pastón, no es necesario ser nada del otro mundo, cualquier mangante sin escrúppulos ppuede hacerlo con verddero virtuosismo, véase el funcionariado ilustre de racíes ppepperiformes y sus exquisitos curriculums enchufistas vitalicios y otros tantos del Psoe viviendo de las rentas del politiqueo sine die. No es casualidad que Anguita, Marcelino Camacho, Gerardo Iglesias, Nicolás Redondo, Cristina Almeida, hayan acabado como empecinados trabajadores jubiletas, normalísimos, sin casoplones, sin glamour y sin pedigrí farandulero. Es otra pasta, es la ética a pie de oficio y de normalidad, debe ser una tendencia masoquista de la conciencia que remuerde y se dispara si no está en su sitio y cumpliendo lo justo, sí, va a ser eso: otra forma de enfocar la vida y el mundo, afortunadamente, lejos, muy lejos del poder como negocio y sus entretelas manipuladoras por los siglos de los siglos...


La tramoya

¿Por qué se opone a que suba el salario mínimo el partido de la Ministra de Economía?

Cuando Pedro Sánchez nombró a Nadia Calviño como ministra dije que fue un acierto. Si se proponía adoptar las medidas que había ofrecido al electorado en el Programa Electoral del PSOE, u otras mínimamente progresistas, sería muy probable que se encontrara con resistencias en las instituciones europeas. Incluso si se limitara a hacer la política más convencional posible tendría en Europa desconfianza, presión y obstáculos dado el tipo de gobierno de coalición que iba a formar. En esas condiciones, nombrar ministra de Economía a una persona que a su gran cualificación profesional unía el conocimiento directo de las instituciones y las personas que gobiernan la Comisión Europea era un acierto político innegable porque, sin duda, podría servir de dique de contención en momentos de apuro. Y, demás, Calviño tampoco era una fundamentalista neoliberal tan del estilo de otros ministros de economía "socialistas" anteriores.

Este reconocimiento, sin embargo, no significa que se pueda considerar que Calviño esté defendiendo todos los intereses que dice defender mayoría del gobierno. No hay declaración suya en la que no se esfuerce en proteger los intereses de la gran patronal y de la banca así que, con independencia de que tenga o no el carné del PSOE (lo que yo desconozco) se puede decir de forma más que metafórica que forma parte de otro partido, ese de las grandes empresas, el IBEX y los banqueros que no se presenta nunca a las elecciones pero que actúa como si las hubiera ganado todas.

La última batalla en la que Calviño protege a los dirigentes de la gran empresa española es la que se está dando sobre la posibilidad de seguir aumentando el salario mínimo.

Mientras que el ministerio de Trabajo plantea subirlo el 0,9%, a la patronal y a la ministra de Economía le parece que esa es una subida inasumible que debe posponerse.

¿Por qué se oponen? ¿Qué hay de malo en subir tan moderadamente un salario mínimo que es de los más bajos de los países europeos que pueden compararse con el nuestro?

¿Realmente se puede decir sin provocar vergüenza que las empresas españolas se van a sentir dañadas por pagar nueve euros mensuales más a los trabajadores que reciben ese salario mínimo? En ese caso ¿realmente es bueno para la economía española que haya empresas tan incapaces de competir, de innovar y de incrementar su productividad como para no poder hacer frente a ese incremento tan ridículo de coste?

Y si nueve euros mensuales más para una parte muy reducida de sus plantillas suponen, de verdad, un coste excesivo ¿cómo es posible que la patronal no esté criticando con mucha más fuerza y razón el mucho mayor incremento de los costes empresariales que están generando unilateralmente y gracias a su dominio del mercado los bancos españoles a base de comisiones y trabas de todo tipo?

¿Cómo es que la patronal española se opone a que 1,5 millones de trabajadores vean incrementarse su salario mínimo cuando el montante total de esa subida se va a convertir, sin excepción, en ingresos de otras empresas, porque los trabajadores que lo reciben no ahorran, sino que se gastan todo su sueldo en consumo?

¿Por qué se opone la patronal española a que aumente el salario mínimo, a pesar de que la experiencia de otros países muestra que ese aumento, cuando no es excesivo como ahora y se realiza en tiempos de bajo crecimiento, lo que hace es aumentar la demanda agregada y, por tanto, generar más actividad empresarial y, a la postre, más empleo total (incluso cuando pudiera tener algún efecto negativo sobre una parte reducida del empleo juvenil).

La respuesta a todas esas preguntas es fácil: la patronal no se opone a que de nuevo suba el salario mínimo tan reducidamente porque eso sea malo para las empresas y para la economía en general. No se oponen a esa medida porque las empresas se vayan a quedar sin huevo, sino porque no quieren perder el fuero. Lo que les preocupa es que puedan perder poder de negociación, que los trabajadores puedan recurrir a un gobierno que defienda sus intereses y no sólo los de la gran patronal, que las relaciones laborales vuelvan a ser algo más simétricas y equilibradas.

Nos guste o no, el mundo del trabajo es un mundo dividido en cuanto a intereses y con dos partes con fuerza muy desigual a la hora de defenderlos. Los de la patronal son diferentes a los de la clase trabajadora y es lógico que cada parte trate de defender los suyos de la mejor manera que pueda. Pero lo que no puede ser es que se impida, como se viene haciendo, que los trabajadores lo hagan o que, cuando consiguen que haya un gobierno que los defiende se recurra a cualquier tipo de presión para impedirlo. Es más, la práctica legal y política más sensata y que mejores resultados ha dado a lo largo de la historia reciente para las economías es la de defender a la parte más débil de la relación laboral, los trabajadores, para evitar así desequilibrios que -como estamos viendo en los últimos años-son muy ineficientes y perjudiciales no sólo para estos últimos sino también para el conjunto de las empresas y para la economía en general.

El gran problema social y económico de nuestro es que las grandes empresas lo quieren todo, no una gran parte, sino todo. Es lo que han tratado de conseguir y lo que han conseguido con éxito en los últimos cuarenta años en todo el mundo. Lo malo es que la experiencia de esta época histórica de poder tan concentrado en lo laboral, lo económico, lo político, lo financiero, lo cultural y lo mediático es muy clara: las grandes empresas y los bancos tienen más beneficios pero la economía en su conjunto (incluidas las empresas que no tienen el poder de las más grandes) funciona peor, hay menos empleo, salarios más bajos y peor oferta de servicios esenciales, más crisis financieras y más inseguridad e incertidumbre.

Todo el mundo ha podido comprobar para quién trabajó la anterior ministra de Trabajo, Fátima Báñez, cuando poco después de dejar de serlo fue contratada por la patronal con un sueldo astronómico. Estaba en su derecho y nos vino bien para comprobar que eso de que la derecha defiende los intereses de todos los españoles es una patraña. Ahora ocurre lo contrario, la mayoría del gobierno y no sólo la nueva ministra de Trabajo, trabaja para defender también a la otra parte, a la más débil. Es una auténtica desgracia para España que la gran patronal no se quiera enterar de que es la justicia y el mejor reparto de la riqueza y no su concentración exagerada lo que permite que avancen y mejoren nuestras sociedades.

Pastorets I Pastoretes

  


La tradición valenciana es muy rica en sentimientos y belleza, música y poesía de andar por la calle, en colores , en pinceladas de luz y en iniciativas estupendas. También tiene sus fallos, como es natural, sin ellos no se puede crecer porque nos salimos de la realidad y todo se queda en el aire de una 'perfección' no solo imposible, también neurótica y un poco p'allá, p'a Betera i el seu manicomi , es diría.

Nada mejor que el villancico popular para dar testimonio de esta riqueza y de su equilibrio. Disfrutemos este 25 de Diciembre, con su entrañable fum, fum, fum de simbomba

Y, sí, precisamente en mitad de una pandemia y de un caos demenciales, es más necesario que nunca entrar en la paz y en la serena celebración interior de una libertad única que ningún berrinche puede tener el poder de arrancarnos si no le damos las llaves de casa para que centrifugue la esperanza que todos merecemos crear y engrandecer desde lo más hondo, ni el poder de enlodar nuestro patrimonio más sagrado e intocable, tanto, que hasta pueden mandarnos al otro barrio sin haber metido en él la pezuña y las garras. ¿Vale la pena abandonarse a los peores paisajes inducidos si tenemos la capacidad creadora de hacer diseños sutiles y materializables sin duda? ¿Hubiese sobrevivido alguien en los campos nazis de exterminio si no hubiese habido seres capaces de cambiar la visión más negra e irremediable que tenían delante? Ese es  el verdadero sentido y base de los DDHH: incrementar la conciencia de nuestro patrimonio más bien poco consciente con un equipaje de iniciativas que nunca serán posibles si no las descubrimos dentro de nosotros para poder materializarlas fuera y en común 

¿De qué valdría luchar como locos por la libertad si luego dejamos abierto el acceso a la rabia, a los pensamientos más negros, depresivos y alienantes, llevando la basura acumulada fuera al centro de nuestro Ser para que lo reduzcan a cenizas y no podamos jamás salir del círculo vicioso y  suicida? 

Como reconstituyentes recomendables van muy bien dos actividades hondamente pedagógicas con  contenido italiano: La vita è bella, una peli genial de Roberto Benigni y la lectura de un libro autobiográfico Se questo è un uomo de Primo Levi, que está traducido al castellano en las librerías. El arte y el pensamiento bien gestionados son realmente terapéuticos y medicinales.

Así que, no solo quiero felicitaros hoy, sino cada día del año, cada hora, cada minuto, en que el tesoro del tiempo se nos regala para emplearlo lo mejor posible en todos los sentidos, no lo malgastemos en lamentarnos por aquello cuyo cambio a mejor no depende de nosotros, como por ejemplo, cambiar nuestro país o el mundo así, en bloque, por arte de birlibirloque...esperando a que cambien los demás  para tener alguna pista y animarnos. 

Mucho mejor y más práctico es cambiar una misma de motu proprio , que es lo único que podemos hacer y si lo conseguimos, también el mundo cambiará un poquito, y estará mejor, más aliviado y ligero con un estorbo menos que soportar, con un rincón más limpio y acogedor en el que la dinámica vital no tenga que pararse a ventilar, a quitar la mugre, el moho y las telarañas, porque ya lo estamos haciendo nosotros mientras crecemos y aprendemos a ver quienes somos, qué sentido tiene nacer en este estado evolutivo, qué herramientas innatas traemos y cuáles tenemos que descubrir y crear para hacer el camino, mientras vamos descubriendo el itinerario del viaje. 

Nit serena canta un villancico en este disco. Así que mucho ánimo y energía de dentro para reconducir el fuera, ¡que  a nadie le amarga un dulce! Y menos en Navidad...