jueves, 3 de diciembre de 2020

La voz de Iñaki | 3/12/20 | ¿Te pondrías la vacuna?

    


Nunca se puede decir de este agua no beberé, no sé qué motivos justificados podría tener mañana para hacer lo contrario a lo que pienso hoy, pero precisamente hoy, estoy en condiciones de asegurar que ahora no, no me vacunaría de nada. No es que "no creo" en  las vacunas, al contrario, estoy convencida de que son una buena herramienta para combatir epidemias, pero en esta ocasión, en mis circunstancias personales, no siento la necesidad de vacunarme, esto no significa que no esté convencida de que a muchas personas la vacuna les dará seguridad e incluso les aumentará la inmunidad el solo hecho de pensar y sentir que con ella estarán a salvo del contagio. En realidad la vacuna es la aplicación homeopática preventiva del "veneno" que genera la inmunidad trabajando con nuestro organismo, que es lo que en realidad hacen las diluciones homeopáticas. Precisamente esa similitud con la homeopatía, en curar lo igual con lo igual, sin generar lucha ni batalla, es lo que más me impacta en la actitud del gobierno de España, empeñado en machacar la homeopatía y entronizar la vacuna urbi et orbe, siendo ambas, fruta del mismo árbol medicinal. 
Cuando esos baches de conocimiento se agudizan e impiden una sanidad democrática, en la que  el paciente puede elegir libremente el modo de tratar su enfermedad, -que no cursa por igual en todos, pues está más que demostrado que lo que cura a unos puede matar a otros-, somos únicos como lo demuestran la combinación genética, las huellas dactilares o el iris de nuestros ojos, debe ser nuestra consciencia la que decida sobre la marcha, entre la vacunación o su opuesto. 

Razones que tengo para rechazar en mí la aplicación de la vacuna:

1) La ciencia no es un dogma de fe, sino por encima de todo, una demostración de evidencias, que, por simple deontología médica y científica, deben estar muy claras antes de aplicarlas masivamente como solución terapéutica. 

2) La ciencia a veces acierta y otras se equivoca. En esta vida nada es absoluto salvo nacer y morir. Está claro que los errores son necesarios para llegar al acierto, en eso consiste la investigación, pero en el caso de la farmacología y de la medicina mecánico/química, solo tecnológica, que ahora mismo es la reina del mambo y del negocio, no se tiene en cuenta la opción del paciente, ni siquiera se sabe si todos los que se van a vacunar están sanos y no van a sufrir una agresión invasora en vez de una prevención. Porque a diferencia de la homeopatía que funciona por diluciones físicas y no químicas como lo hace la vacuna, el agente vacunador, sí puede contagiar. De hecho yo dejé de vacunar a los niños cuando una de mis hijas en una dosis de recuerdo de la triple vírica se pilló una tosferina que le duró casi tres meses en los que no pudo ir al colegio y sufrió muchísimo. La respuesta de la pediatra que la vacunó fue "pues mira, os ha tocado la china". Entonces decidí que solo vacunaría a los niños en caso de epidemia, sobre todo porque una vez suprimidas las vacunas los niños dejaron de pasar unos inviernos atroces, a base de infecciones y resfriados contínuos, que una vez dejados de vacunar, sorprendentemente, desaparecieron, o sea, que a partir de esa experiencia comprobada personalmente entre varios pacientes, solo estaría dispuesta a vacunarme con la soga al cuello. Por eso mismo no estoy en condiciones asegurar rotundamente que no pueda cambiar de opinión al respecto si observo una experiencia positiva testada del natural y sin secuelas peores que la enfermedad en los resultados masivos de la vacunación. 

3) La vacuna es necesaria socialmente sobre todo porque alivia el miedo, libera de la angustia, psicológicamente sube el factor inmunizador y protege el funcionamiento de la economía e incluso incrementa a lo bestia la inversión de los estados en la industria farmacéutica. Las bolsas están que se salen y no, precisaamente,  por la salud de los esclavos currantes encerrados en casa y sin poder consumir comodioshmanda, ains. Las prisas vacunadoras son sobre todo, por el factor pasta gansa que se ha convertido en el deus ex macchina del sistem in failure. A tanto llegan las prisas por salir del bache económico que el experimento se realizará gratis, para que nadie se resista. Puedes no poder comer y dormir al raso, no poder pagar el alquiler, el agua, el butano o la luz o la leche en polvo del biberón o los pañales, no poder empastarte una muela,  pero eso sí, la vacuna será gratis, qué bueno es el estado...cuánto nos quiere...Qué bien vacuna a las gallinas para hacer dinero con los huevos y en el matadero.

4) No me fío de la infalibilidad de una ciencia que derivando de la teoría de la relatividad acabó por producir la bomba atómica como la coas más natural, gracias al sabio Einstein que nunca imaginó lo que iban a hacer los USA con sus fórmulas magistrales. No me fío de una ciencia que es capaz de acunar en su seno a supersabios como Mengele. No me fío de quienes en nombre de la ciencia han perdido la conciencia y su investigación tiene el precio de su alma vendida, como la de Fausto a Mefistófeles. 

5) Tampoco me merece garantías fidedignas una gobernanza global vacunadora que mata como si fuesen pulgas o chinches a los seres humanos más pobres, abandonados y explotados, por el expolio de sus tierras y riquezas naturales, con las que durante siglos se ha forrado y ahora levanta fronteras que ella misma nunca respetó ni respeta, usando los mismos espacios esquilmados como vertederos globales de sus porquerías contaminantes.

6) No creo que la ciencia de una sociedad así tenga el poder de erradicar pandemias que ella misma provoca con su forma de estar en este mundo, es posible que corte esta desgracia, ojalá lo consiga, pero de poco valdrá porque en cualquier momento, puede producir otra mutación, otro dron vírico de laboratorio y estaremos en las mismas.

7) Solo me vacunaría si mañana la OMS anunciase  su dimisión  en bloque y su refundación instalada en el Tercer Mundo y no en USA , y si los gobiernos del Planeta hacen un pacto universal en el que la Ética, la Compasión y la Justicia, sean el eje práctico de la organización, con las normas esenciales de los DDHH en primera línea y los cargos más altos pasasen seis meses al año en diversos lugares del mundo más castigados por el sistema vacunador del pastón, cuyas empresas paguen impuestos suficientes para mantener sin problemas la salud del Planeta y de sus habitantes. Así, me vacunaría sin dudarlo.

Mientras tanto, me abstendré. Tiene muy poco sentido para mí, que la misma ciencia que ha puesto el Planeta patasarriba con la contaminación medioambiental, los temas nucleares, los tóxicos de laboratorio, los crudos, los plásticos, etc, invente algo que prevenga y cure de verdad, y que no sea el remedio peor que la enfermedad. Necesito evidencias científicas de verdad de sus inventos, espero que me entiendan, tengo respecto a ellos el mismo concepto que ellos tienen de la homeopatía, pero con evidencias clarísimas: son más máquinas pseudocientíficas que otra cosa, con el agravante de que su pseudociencia no es inofensiva como la homeopatía. Sino que mata. Como la radio y la quimio. Como los anabolizantes o las drogas psicofarmacológicas. La homeopatía no lo hace. Y por eso seguramente piensan que no cura si no mata al mismo tiempo. Ya lo avisan en los prospectos, como dice Iñaki. 
 
De momento como vacuna me bastan la meditación, las vitaminas del amor universal y la conciencia despierta como eje sanitario, las plantas, mover el organismo, una dieta libre de de excesos, también mentales y emocionales en negativo, sin animales torturados y explotados por la crueldad y, además,  la homeopatía, cómo no, esa ciencia que llaman pseudociencia quienes no son capaces de comprender su nivel ni el alcance terapéutico de su eficacia. Es ciencia + conciencia. Cum scientia. Que en latín significa, como en griego, filosofía: conocimiento aplicado con sabiduría, que es la praxis vital. 

En realidad valoro mucho las vacunas, pero tal y como las descubrió Jenner, el médico de pueblo que visitaba a los enfermos en los establos y observó el poder  inmunizador de la leche de vaca, para evitar la viruela. Lo similar cura lo similar. Y la naturaleza tiene las respuestas. De vaca, vacuna. De labroatorios putrefactos que no saben lo tienen entre manos hasta que les estalla en las narices: virus mutantes que causan pandemias. 

La vacuna en sí me parece genial. Pero sus manipuladores no dan la talla. De momento, que se vacunen ellos. Luego, ya veré que hago con el resultado. 

En cuanto a la gestión y aplicación de las vacunaciones, espero que a un gobierno progresista y democrático que considera legítima la elección personal de la eutanasia, no se le ocurrirá penalizar ni obligar a quienes no consideren oportuno  vacunarse, sin ser sujetos de contagio, mientras se respeten las normas higiénicas de la prevención, como mascarillas, higiene, desinfección y distancias.

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