miércoles, 23 de noviembre de 2011

"No te ajunto, hale!"

¿Quién no recuerda esa expresión infantil, que oíamos a nuestro alrededor tantas veces y que muchos de nosotros habremos dicho en los tiempos escolares sin tener ahora conciencia de ello? Es un recuerdo gracioso de una época remota, en que se solucionaban así los problemas amistosos entre coleguillas de juego en el recreo o en el parque. La rabieta y "el no te ajunto", estaba a la orden del día, y muchas veces si la cosa se agravaba en clase, se añadía otro mantra más amenazador, autodefensivo y chivato: "a la seño vas", con sus variantes en la enseñanza religiosa de "al padre vas" o "a la hermana vas". Estas inofensivas referencias se convierten en patético ridículo e irresponsable actitud, cuando se actualizan en un partido político que acaba de ganar unas elecciones por mayoría aplastante en un momento dificilísimo para el país entero.

El PP ha decidido que no va hablar con AMAIUR, el grupo político vasco, de izquierdas, que ha obtenido escaños por primera vez en el Parlamento español. Teniendo en cuenta el discurso inicial de Rajoy, tan democrático, afirmando que va a gobernar para todos, esta actitud numantina sin sentido y fuera de lugar absolutamente, no es comprensible ni justificable en una democracia. Un presidente del Ejecutivo no puede rechazar a ningún grupo parlamentario sin quebrantar el propio espíritu de la Constitución. Y esto es sólo la invitación al aperitivo. O sea, nos faltan los entremeses, los dos platos y el postre, pan, vino, agua, café, copa y puro. Es evidente, a ojos vistas, que el señor Rajoy se fuma un puro no sólo de vez en cuando en las sobremesas, como ha confesado, sino que se fuma un puro con todo lo que no le cuadre en su compartimento estanco mental, ideológico y de conveniencia fasciodependiente. Porque el problema antidemocrático del PP es que su base imprescindible, y más kamikaze, está encuadrada en esa franja ideológica. Digámoslo sin reservas, en la extrema derecha con la que en el fondo, y desde siempre, la derecha "democrática" española mantiene conectado un gotero de supervivencia, que no se ve sólo en los gritos ni en las aberraciones ex cathedra de Esperanza Aguirre o de Aznar, ni en las afirmaciones contundentes y viscerales que se les escapan con más frecuencia de la deseable, sino en los silencios sospechosos y en los actos incoherentes y fuera de lugar. Como éste que comentamos.

Es obvio que ETA y la extrema derecha se han estado retroalimentando durante años y años. Que son las dos caras de una misma moneda: la ingobernabilidad y la incapacidad manifiesta para entender lo que no viene de ellos mismos. La prueba es que ahora, cuando la organización terrorista ha confirmado oficialmente ante el mundo, que renuncia a la lucha armada, el PP no admite conversar con la izquierda abertxale elegida como representante democrático en el Parlamento. Y se pone a la altura de la misma ETA, que acaba de expulsar a "la Tigresa" porque ha evolucionado, madurado y pedido perdón a las víctimas del terrorismo. ETA y el PP tienen idéntica sensibilidad de papel de lija o de estropajo de aluminio sin pulir, que explica por qué siempre parece que no quieren que la situación terrible del enfrentamiento se acabe de una vez por todas. Ambas fuerzas extremas odian dialogar y prefieren la amenaza constante y la prepotencia de la humillación antes que facilitar la evolución a niveles más altos y humanos, donde ni la opresión justifique la violencia ni la violencia justifique la venganza. Este panorama es el correspondiente conductual con el "no te ajunto" de los niños de parvulario.

Ahora vamos con el segundo acto " a la seño vas" o en este caso "al padre vas", o sea, al rey vas. Porque será el rey Juan Carlos, como jefe del Estado, el que tendrá que resolver la papeleta del kindergarten ppero. Es decir, obligatoriamente deberá recibir a AMAIUR y entrevistarse con sus representantes en la consulta previa a la nominación del candidato a presidente del gobierno, en ejercicio de su deber constitucional como monarca de TODOS los españoles. ¿Qué hará el Rey? ¿recibirá a los sospechosos izquierdantes vascos con toda normalidad democrática sin decir nada más al PP, quedando como Rosita la pastelera a los ojos del ala más dura y facha del partido ganador y como un juan lanas a los ojos del resto de los españoles? ¿o además de recibir a los futuros diputados vascos, dará una lección pedagógica, explicando que los recibe porque ni el jefe de un estado democrático ni los miembros de un gobierno democrático pueden ignorar y ningunear a un sector del electorado que se ha expresado en la legalidad para poder acabar con un problema antiguo y terrible?

Quisiera preguntar a Rajoy, si cree que con actitudes como ésta, del "no te ajunto", está en condiciones de afrontar la jefatura del Gobierno. Si ya empieza discriminando y excluyendo sin más motivo que ser vascos de izquierdas y dando por supuesto que todo vasco de izquierdas en un miembro potencial de ETA. ¿Todavía este gran hombre de estado no ha comprendido que la mejor manera de que ETA no se reproduzca, es suprimir los motivos para que exista? ¿Y qué mejor modo de suprimirlos, que dialogar, escucharse y hacer el esfuerzo de quitarse de la mente y sobre todo, de las tripas, atavismos zafios y garrulos, patrioterismos de opereta, que nos impiden la normalidad democrática en todos lo sentidos?

Quizás el señor Rajoy aún no ha entendido que el sentido de la democracia no es ir a saco por votos masivos para anularla desde una única voluntad impositora. Ni que una mayoría de brutos se imponga por la fuerza a las minorías. Una democracia fuerte y sana, que funcione de verdad, no consiste en conseguir ganar para aplastar consiguiendo una sociedad totalitaria y monocorde, sino en aprender a consensuar y a respetar lo que no se entiende, hasta que por medio del entendimiento se llega a la conclusión de que en el fondo, un demócrata verdadero lo que desea es el bien común y es capaz de tragarse ideas fijas heredadas, orgullo idiota e infantil, cabezonería estúpida e inmadura, para que ese bien común no sea perjudicial para nadie. Ni siquiera para los rivales políticos. Y apovechar todo el potencial humano que existe en cada grupo parlamentario para enriquecer a la sociedad con lo mejor de cada una de las aportaciones. En su diversidad. Lo mismo que un menú no está compuesto por el mismo ingrediente. Para que sea nutritivo debe incluir distintos elementos, si no es así, la nutrición acaba por enfermar al que come siempre solo pan o azúcar o grasa.
La grandeza y el talento de un hombre de Estado, consiste en aprender cada día lo que aún no sabe. Preguntar a los gobernados y escucharles y no hacer exclusiones con ninguna opción. Fundamentalmente, con las más difícíles. Si el PP fuese tan cristiano como afirma cuando viene el papa o se va de romería, debería comprender, mejor que los ateos y descreídos, el valor imprescindible del perdón y meditar de vez en cuando el contenido de la parábola del hijo pródigo.

Un gobierno en potencia incapaz de hablar con todos los miembros electos del Parlamento, es una vergüenza, y está por debajo de la media ética y cívica de la sociedad. No puede reaccionar con el estilo de Puerto Hurraco. Debería ser el árbitro de la gobernabilidad no el primer obstáculo para el entendimiento. Y además no se le podrá tomar en serio. No dará la talla.

Ahí queda el reto, uno más, para este Rajoy asustado ante la que se le viene encima. Todavía está a tiempo de nombrar un sustituto con más seguridad y asertividad. Con más habilidad política.   No basta sólo con ser una buena persona o tener una mano de hierro en plan garfio que aferre el poder, para dirigir el gobierno de un país. Además hay que ser una buena persona inteligente, sensata y sin miedo a disgustar al propio partido que le sostiene, si ese partido le exige transgredir las normas de la democracia. Hay que tener una mano, no de hierro, sino de carne. Humana. Firme y capaz de hacer giros adecuados y de sostener sin oprimir. De saber distinguir un puñetazo de una caricia.
Para gobernar seres humanos, la primera virtud es tener humanidad lúcida que ilumine ese sentido común que tanto le gusta citar a Rajoy. El sentido común sin lucidez humana, es lo mismo que una calculadora. Y para ser gobernados por una de ellas, ¿para qué la democracia y la "clase" política?

martes, 22 de noviembre de 2011

La hora de la verdad


Pues va a ser que ni siquiera el tributo exigido calma la bulimia del monstruo. Ni siquiera la rendición de los plenos poderes pperos he conseguido que la fiera se calme. Y ahí está el pobre Rajoy a los pies de Merkel, con los deberes cumplidos en el cuaderno de perfecta caligrafía que remató Zapatero como el mejor neoliberal de la plataforma sureuropea. Todo inútil. El dragón del Apocalipsis quiere el alma de la mujer, no se conforma con el vil metal. No sólo de sangre y dinero vive la bestia, sino de la energía del alma de los pueblos. Y España tiene alma todavía. Un alma indignada y sana, un reducto pequeño, pero incorruptible. Aún el esquema del hemiciclo no es completamente azul, aún hay conciencia preocupante que no se rinde ni teme. Y eso al dragón le sienta fatal, le pone de un humor imposible. No basta una mayoría absoluta en los votos. Hay que conseguir el vaciamiento total, el desalojo definitivo de la conciencia. Hacerla desaparecer por completo. Ya no se trata de comprarla con promesas falsas, ahora es por imposición, por la fuerza cada vez más bruta.

Sin embargo el dragón tiene mala memoria. A lo largo del tiempo viene haciendo la misma jugada una vez y otra, empleando la furia de los imperios, delos elementos, el horror de la guerra, el exterminio de los campos de prisioneros, el mercantilismo de la extorsión por el juego del dinero, la prostitución por el miedo, la seducción por el engaño ideológioco y étnico-religioso. La magia negra del pensamiento más denso. El terror. Las materias primas y la estrategia. El poder en todas sus dimensiones. Y a pesar de todo eso, el alma humana ha sobrevivido a todos los peones del patético ajedrez como un David inocente e irreductible frente a un Goliat cansino y maléfico.
El secreto está en que los valores del dragón caducan y se agotan. Deben ser reinventados por las zonas erróneas del inconsciente, pero el alma es inagotable, se regenera sola, sin esfuerzo ni afán de lucro. Nada la ata. Nada la vence. Nada la reduce. Nada la destruye. Porque no pertenece al mismo orden de cosas que el dragón. Es como intentar destruir una estrella a pedradas. El dragón destruye cuerpos y no sabe que una vez destruídos los cuerpos temporales, las almas se unen en lo intangible y regeneran el anima mundi cada vez más alto y aparecen las sorpresas que mueven el universo. Lo que ni todas las artimañas del dragón han conseguido jamás.
Ahora Rajoy y antes Zapatero están demostrando que la sumisión al dragón no sirve para nada, que ni todo el dinero del mundo sacia su hambre sin límites. Porque el dragón devora para llenar el hueco que le falta: el hueco del alma que nunca ha conseguido tener a pesar de devorar, insaciable, los cuerpos de sus incontables víctimas. En el fondo de todo mal está la desesperación del dragón mitad bestia, mitad hombre y una pregunta que no encuentra respuesta ¿De qué vale ganar el mundo si se pierde al alma? Es la tragedia de la avidez consumista. La ausencia del alma no la puede sustituir ningún otro valor. Y menos el valor de lo que no es eterno.

lunes, 21 de noviembre de 2011

La niebla como porvenir no es muy deseable, pero es lo único, de momento

Por fin España ha vuelto al redil. Ha usado la democracia inducida para cargarse la democracia real. Ha sacado el soplo atávico del golpismo y el garrotazo amenazante del miedo a la heterodoxia impuesto por el paso de la oca y la patria del queso camembert. España es ahora, por voluntad propia, el feudo del Porcojonismo Popular. Ya veremos en qué para la aventura. Ya no se trata de ideologías sino de formas de ser y de estar. De hacer. De valores auténticos o de pegatinas superpuestas que dicen cosas sin más contenido que su PVP, o sea su precio de venta al público. Con este quorum electoral nos hemos convertido en materia vendible, en calderilla endeudada al por mayor, pero, eso sí, calderilla dócil y obediente. Por lo menos a Grecia y a Italia les ha sido impuesto el rol. España lo ha elegido en las urnas. Como los kamikaces del liberticidio y del derechoscidio. Pero no debemos creer que esto sea una anomalía en un pueblo -que ya ciudadanía es un imposible- acostumbrado por la historia a gritar "¡vivan la cadenas!" cuando podía elegir entre una constitución democrática y una monarquía absoluta.
La astrología lo explica diciendo que España es un país de Sagitario. Un signo de fuego con tendencias patológicas fáciles y abundantes. Amante de la pirámide del poder, de las castas y de la obediencia al más fuerte, sólo porque es el más fuerte, no porque sea el mejor. Un fuego sumiso, al contrario de los fuegos de Aries y de Leo que son el fuego del guerrero libre y el fuego solar, respectivamente. Sagitario en cambio es la brasa que el centauro primitivo e inestable, coloca en el capricho temblón de su saeta lanzada al aire, a ver que pasa. Va a resultar que los estudios arquetípicos de la astrología van a tener razón. Que este país es un centauro aficionado a vivir en la caverna, que de vez en cuando trota por los campos, errático y deslavazado, que no sabe muy bien a qué carta quedarse, que lo mismo se arrodilla en una iglesia y besa el anillo de los papas con sometimiento total, que liquida a su hermano o a su vecino en una guerra civil, que ve con simpatía la corrupción de sus líderes favoritos e incluso la considera un toque de savoir faire político, mucho más fiable que la incauta y pardilla honestidad. El centauro que invierte sus dividendos mucho mejor en el Lazarillo de Tormes, en Sancho Panza, en la Celestina y en el Buscón, que en Don Quijote, en Jovellanos, en Garcilaso, en El Alcalde de Zalamea o en Fuenteovejuna. La literatura que producimos y admiramos, tiene mucho que ver con lo que elegimos como forma de vivir. Y no es la grandeza de miras lo que mueve la carrera errática y el tiro del centauro hispano, sino la irreflexión y la seguridad que da una mayoría de lo que sea. Hace casi cuatro años, la mayoría absoluta se le dio por segunda vez y sin dudas a la memoria histórica, a la ley de la igualdad y de la dependencia, a la educación para la ciudadanía y a los valores sociales que cuidan del bien común. Pero hace un par de años Zapatero claudicó sin pensárselo dos veces ni preguntar ni informar a la entonces ciudadanía, ante una Europa embrutecida por la pela y el poderío. Por las dos pp de la opresión económica sobre la dignidad, los derechos y la justicia social. Zapatero actuó como el centauro hispano, eligió obedecer a lo más fuerte, aunque no a lo mejor. Y a continuación, la ciudadanía volvió a ser pueblo, rebaño. Y ha reproducido holográficamente, lo mismo que su representante delegado: elegir lo más fuerte e impositivo, en vez de elegir lo mejor. Y es que los centauros no se caracterizan por su inteligencia, sino por sus fuertes instintos irrefrenables e irracionales. Los centauros no son capaces de relacionar causas y efectos. Se guían por el miedo y el deseo, por el ataque y la huída, por la ira y el placer. No dan para más.

De todos modos, y aunque el panorama no puede ser más gris y desolador, no perdamos la esperanza de que esta decisión masiva no sea la causa de un cambio mucho más profundo y radical que nos lleve a evolucionar de verdad y a conseguir educar al centauro de una vez por todas, haciéndole integrar su fuerza bruta con el desarrollo de la inteligencia y de la pluralidad, a no vivir con desconfianza en el diálogo social. A no necesitar forzosamente una eterna mano dura que corrija los males a recortes y tijeretazos a favor de los bolsillos siempre más llenos y en perjuicio de los bolsillos cada vez más vacíos.

Como primer guiño alentador, el espectro electoral presenta un crecimiento muy importante aunque insuficiente, de los partidos menos rutilantes y más comprometidos en el bien común. Y también el empuje reivindicador de los partidos nacionalistas. Eso al menos alivia la sensación monolítica del miedo y quizás sea el reflejo de lo que se hubiese votado en caso de referendum sobre la permonencia o no en el eurosistema. Una asignatura pendiente de reflexión y explicaciones, que el PP no va a tomarse la molestia de impartir, porque jamás tiraría piedras sobre el tejado neocon que está aplastando a los ciudadanos para reducirlos a pueblo sumiso y rebañil.
Una vez más, la dignidad, los derechos de primogenitura, la libertad y la democracia real, han sido vendidos y comprados por un plato de lentejas prometidas. Esperemos que al menos las promesas se cumplan y las lentejas valgan la pena, lleguen a todos y no se atraganten ni se indigesten, mientras los cocineros se ponen las botas con faisán a las finas hierbas y langosta dos salsas.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Las dos miradas

La realidad es una. Las apariencias son muchas. Si nos detenemos en ese jeroglífico paralizante, nunca desarrollaremos la capacidad de comprender y, en consecuencia, de hacer lo necesario para superar los retos más difíciles.
Y es que todo depende del modo en que miramos, observamos e interpretamos lo que tenemos delante. Por ejemplo, la posibilidad de optar por un modelo u otro, ante las urnas. Hay una realidad indiscutiblemente clara, que es la situación social, en la que el factor económico se ha ido convirtiendo en fundamento único con la aceptación y bendición de todos, incluída la "clase ex-obrera", incluídos los perjudicados por el propio sistema bipartidista, en el que las semejanzas de óptica socioeconómica y ética, han barrido las diferencias entre ambas posibilidades. El peligro tremendo es que una idea de "praxis" falsamente salvadora, nos borre la capacidad de elegir libremente. Que por miedo perdamos la lucidez y la mirada limpia y completa, en favor de la visión turbia, parcial y limitada. La mirada amplia, abierta, reflexiva y valiente abre el horizonte y crea lo que falta y aún no se conoce. Es el futuro.
La mirada corta, miope, que nace del miedo, se queda fija en "lo de siempre", en lo rancio y apolillado, que ha demostrado constantemente su incapacidad para salir de la misma maraña repetitiva, cómoda e insustancial, que esa misma cortedad de miras ha producido. Es el pasado, que como en aquel tango de Gardel, lánguido y sin salida, "vuelve y vuelve a cruzarse por mi vida"· Es decir, pensar ante las urnas que las soluciones inoperantes que han producido este estado de cosas, puedan tener el poder mágico de una varita ya sobada, ajada y rota para cambiar a mejor lo que ese mismo modo de entender y actuar ha dejado en estado comatoso durante generaciones. No se trata de ser antisistema. Es una falacia y una estupidez pensar que se pueda vivir sin un sistema. No hay que ser antisistema, sino inventores y renovadores de los sistemas, de todos, porque nada es fijo e inamovible. El hombre cambia, avanza y al mismo tiempo deja residuos de su crecimiento y de sus retrocesos. Son esas escorias residuales, esos vertederos del falso bienestar, los que lastran el camino. Cuánto más corta es la mirada que observa la realidad, más residuos, problemas y contaminación tóxica se producen en el entorno. La misma realidad material es la demostración de la realidad mental y conductual que producimos.
Un modo de vivir en falso, en el abuso de lo aparente, o sea fijos en el consumismo enloquecido, y viéndolo como una fuente de riqueza para todos, al precio que sea, nos ha llevado a este tobogán laberíntico y aparentemente sin otra salida que seguir nadando ansiosamente en las aguas fecales para sobrevivir sobremuriendo. Un imposible autodestructivo para el hombe y letal para le Planeta.

Pensar ante las urnas, acojonados por la tenaza del tea party económico, que el capitalismo salvaje y contaminador, sin escrúpulos ni decencia, miope absoluto, generador de guerras, injusticias flagrantes, y maldades legisladas, hipocresía y cinismo al cien por cien, va a traernos algo más que la prolongación de la agonía y del estrangulamiento social y económico, es tener la misma estrechez de horizontes que ese mismo sistema que nos está asfixiando y que nuestro miedo cómodo nutre cuidadosamente. Quienes sólo se han basado en el dinero para dominar el mundo, con esa misma idea, nos demuestran su torpeza, su falta de visión. Pero no sólo es eso lo peor, sino que han conseguido infectar con su enfermedad a muchos millones de desgraciados, que se doblegan sumisos y resignados ante el rodillo atroz de lo zafio, de lo ignorante, de lo amoral, aunque siempre rentable en bajos fondos de inhumanidad y miseria.

Con la mirada corta, esta crisis es mortal. No habrá tecnócratas capaces de cambiar lo que a ellos les he llenado y les sigue llenando, los bolsillos, la vanidad y el ego y creen un bien supremo. Un placer de dioses, eso sí, a base de la ruina y el empobrecimiento de millones de seres humanos. El poder y la carta blanca para hacer su voluntad aunque sea al servicio de una tela de araña que también acabará con ellos. ¿Se puede creer que Grecia e Italia manejadas por la Trilateral de los depredadores, van a conseguir algo mejor de lo que han tenido hasta ahora? Esos mismos depredadores han sido los mentores y sostenedores de la era Berlusconi y mientras se sirvieron de él le toleraron lo intolerable, dejaron que Italia se hundiera y cuando han visto que la opinión pública rechaza a Berlusconi y desea un cambio de timón hacia la socialdemocracia, en vez de convocar elecciones anticipadas, defenestran a Berlusconi e imponen a Monti, un adepto mucho más presentable, para dar un lavado de cara sin que, como afirmaba Tancredi ante su tío el Príncipe de Salina, en Il Gattopardo de Lampedusa, todo parezca que cambia para que nada cambie de verdad, si no es a peor, como en este caso y en el de Grecia, privando a los países libres de su capacidad madura de elegir democráticamente cómo y por quien quieren ser gobernados.

Una mirada amplia, ve este juego. No se asusta. Entiende su proceso y su decadencia, su caducidad imparable. Sus causas y sus consecuencias. Y opta por el cambio real, no aparente. Por la democratización de la responsabilidad. Es decir, por promover en vez de reprimir, el compromiso ciudadano, derecho a saber y a conocer la verdad y el deber de decidir responsable y solidariamente. Hoy más que nunca hace falta la participación de todos, la reflexión conjunta y el valor suficente para parar el sistema, la noria de la especulación. Una unidad ciudadana y una liga de países libres que se nieguen a pagar deudas a ningún banco mundial, si ese banco no es capaz de eliminar los paraísos fiscales y el fraude camuflado de falsa gobernabilidad amparada en la dócil y acrítica obediencia de los gobernantes al servicio de los mercados.

Mañana tenemos una cita con la libertad. Quizás, y sino despertamos a pie de urna, sea la última. Recordemos que el bipartidismo no puede ya abarcar las muchas y fundamentales propuestas de la conciencia cada vez más despierta de los ciudadanos, ni tiene flexibilidad ni puede entender el reto de hoy, ni sabe crear ni impulsar iniciativas que no procedan de sus ideas fijas. Que no está preparado para la cooperación ni entiende la armonía unificadora de la pluralidad complementaria y enriquecedora, personal y compartida, que es el signo del nuevo tiempo. Por eso el bipartidismo ahora se ha convertido en un campo de batalla inoperante, en un lastre, que cada vez más se parece a una dictadura contra otra, sostenidas ambas por una casta de vividores a piñón fijo, que nutren nuestros impuestos. Ese mundo está en las últimas, porque, como su credo económico, es insostenible en todos los niveles. De nosotros depende todavía, que esa máquina tan tonta e inercial, como parásita, termine su función y que la política recupere el sentido real de su valor gestor y de servicio limpio y solidario.

Mañana será un día importante, donde todos deberemos esforzarnos en superar las inercias partidistas, la indiferencia, la rabia, la frustración, el miedo, el prejuicio y la comodidad. Una ocasión relevante para seguir la llamada interior y votar aquello con lo que se identifique nuestro sentido ético,más humano y elevado, no por las promesas que siempre se perderán por el camino, sino por aquellas opciones que en vez del dinero y el falso pleno empleo, ya imposible y quimérico, propongan una visión más ética, real, cooperadora, respetuosa y civilizada, por aquellos que no recortarán la dignidad del hombre para concedérsela al dinero y al empleo precario de esclavos. Por los que, frente al miserable y torticero sofisma del "sálvese quien pueda", proponen las manos unidas de la cooperación y la acogida de iniciativas nuevas, el valor del ser humano por encima de los dividendos y multiplicandos. Aquellos que entienden en su vida real, y lo demuestran, que los bancos y el dinero, la política y la administración, son fuentes delictivas, cuando pierden su sentido real: servir al crecimiento y el bien de los ciudadanos en vez de reducirlos a siervos de la gleba para nutrir a la secta bancario-política. Los plutócratas. Es decir, los que ejercen el poder a las órdenes de Plutón, el dios y rey mítico, de los abismos y las tinieblas. El verdadero problema de Plutón no se limita a su ambición y a sus chanchullos, su problema real es que en esas oscuridades, no se ve nada. Por eso, no sabe qué hacer con los tesoros que ha acumulado y acaba enterrado en ellos. No hay peor infierno que poseer todo y seguir con ansia de acumular, porque con tanta avidez por conseguir y tener, se ha olvidado de aprender a ser.

Mañana, procuremos que no sea el fantasma bulímico, débil y miedoso de Plutón el que nos empuje a votar. Sino el impulso más inteligente y noble que tengamos. Y parafraseando a Susanna Tamaro, ir a donde nos lleve el corazón, es decir la inteligencia emocional, el amor, por nuestra sufriente humanidad. Y por nosotros mismos, que somos parte de ella. Si ella no se salva, ninguno de nosotros podrá salvarse. Ni siquiera el mito de Plutón.


miércoles, 16 de noviembre de 2011

Hay que alfabetizarse con otro abecedario

El analfabetismo racionalemotivo, es decir el nulo desarollo de la inteligencia emocional, es uno de los más graves problemas que nuestro mundo está sufriendo. Yo diría, incluso, que es el más importante. Mucho más que la crisis, que la pobreza, la injusticia, la violencia y la desigualdad de derechos y valores.
Es esa carencia gravísima la causa de la ceguera social, de la torpeza intuitiva, de los desajustes terribles en la salud de la Tierra y de sus habitantes.
Y es tan grave porque casi nadie sospecha que bajo el barniz de los gobernantes, de los "sabios" mediáticos, de los financieros e intelectuales, de los líderes religiosos o de los filósofos y científicos de vanguardia, subyace este analfabetismo ignorante de un principio coordinador indispensable de mente y emociones, que es además un producto del alma y de su cauce psicoemotivo: la conciencia. Y por supuesto el "órgano" que la evolución pone a disposición de la especie humana en esta era, para seguir avanzando, superar los nuevos retos y no extinguirse.
Eso es porque la función universal del ser humano está cambiando velozmente y esa función está generando un nuevo órgano, una herramienta de adaptación. La conciencia y su caldo de cultivo: la inteligencia emocional. Dos elementos siameses y si ne qua non.
El schock antropológico se está produciendo porque aún la mayoría de la población está tratando de afrontar este presente con las viejas herramientas del pasado y además ha confundido el valor de las nuevas tecnologías con la importancia y la sustancia ausentes de la inteligencia emocional, que es el sentido completo del actuar, del hacer y del comprender para ser y no para poseer. Es decir, es como si intentásemos hacer viajes espaciales con la tecnología de la edad de piedra. O con la cultura de las tribus cazadoras con arco y flechas. En esas estamos. No hay nada más que leer las noticias o ver un telediario.

Todos se matan por la deuda fantasma, no saben qué hacer para calmar la bulimia absurda de los mercados financieros que están patológicamente ligados al quehacer diario de los humanos. Entre todos se han inventado un dragón insaciable que cada día les pide más comida para su apetito voraz e imaginario. Sacrificar más personas, producir más dolor, más angustia, sin dar un respiro. Algo que el dragón fantasma nunca va a hacer, porque es una creación humana y en realidad está obedeciendo a una inercia, a un fallo de sus creadores, en su estructura defectuosa e inmadura. A ese dragón sólo puede hacerlo desaparecer la inteligencia emocional y su manifestación tangible: la conciencia. Esa bestia sólo terminará en el momento en que se la deje de alimentar. Y contra lo que imaginan las cabezas pseudopensantes que rigen el manicomio, es el miedo lo que está gobernando, no la lucidez, ni el valor, ni la claridad mental. Es patético comprobar que dé seguridad ir corriendo con los ojos vendados hacia el precipicio y que por el contrario se tema tanto quitarse la venda y comprobar que la salida y la solución es simplemente un giro y cambiar de dirección.

Una sociedad privada de conciencia, está privada también de inteligencia, del mecanismo regulador y transformador de las emociones y las ideas en actos inteligentes y solidarios. Es decir, está privada del valor de la empatía y de la compasión, que son el combustible que sostiene a su vez el desarrollo y la fluidez de la inteligencia emotiva y de la marcha existencial. De la misma posibilidad de seguir vivos. Carentes de empatía y de compasión se pierde la brújula en el camino. No hay sentido. No hay un porqué para nada, entones es la inercia animal-pensante ( que no inteligente) de la necesidad y de las necesidades artificiales que llamamos mercado y poder, la que dirige la maniobra de vegetar, que no de vivir. La que mantiene una dinámica violenta, de choque constante, de rivalidad inexplicable, de riesgo continuo y perfectamente evitable, en un mundo que técnicamente ha conseguido tanto. Sólo una sociedad tribal y primitiva de homínidos, pero universalizada por el consumo desproporcionado y letal, y los medios de comunicación al servicio del hacha de sílex, es capaz de gastar en armamento destructivo, en energía nuclear, en productos químicos mortales y en sueldos astronómicos de gestores inútiles, mucho más de lo que necesitaría el mundo para eliminar la miseria, el hambre, la enfermedad y la injusticia en unos pocos años. Ya que la misma tecnología empleada para idioteces como conquistar el espacio, inventar juguetes virtuales, teléfonos marcianos y redes histérico-manipulabes, o encontrar la partícula acelerada de un "dios" infumable, podría facilitar el paso hacia una era de paz y de bienestar para todos, cada uno en su cultura, en su forma de vida, pero con unas condiciones imprescindibles de dignidad, de salubridad, de desarrollo, de educación, de libertad y de verdadero bienestar.

No es cuestión de que haya más o menos dinero. Nosotros creamos y damos valor al patrón moneda o se lo quitamos. Si hemos podido cambiar pesetas, libras, francos, liras, marcos, rublos, dracmas, coronas, escudos o florines por el euro, ¿cómo no vamos a poder cambiar el euro en otro valor intercambiable como bonos solidarios, bonos-trabajo, bonos-alimentarios, bonos-vivienda, en una convivencia donde el máximo valor sea la vida humana y su bienestar y su educación y su cuidado sanitario, y no las cosas que se poseen y se almacenan, como si fuésemos aún hormigas o conejos en las madrigueras? ¿por qué si tanto nos gusta jugar a competir en bolsa, no cambiamos los valores y empezamos a cotizar la calidad y no la cantidad? por ejemplo, estimular el reto de ser los mejores en transparencia, en cooperación, en ideas de ayuda y mejora de los más abandonados, pero no en dinero, sino en iniciativas que cada vez requieran más ingenio y ninguna especulación ni abuso "justificable" como los recortes y privaciones que genera un sistema monetario donde el hombre y sus derechos acaban siempre siendo las víctimas de la frialdad especulativa, olvidando que la moneda debe ser sólo un medio para mejorar y facilitar las cosas, no para crear miseria, dolor, injusticia, desorden, enfermedad y muerte.

Para empezar podríamos reflexionar qué nos ha llevado a sustituir la hermosa metáfora del despertar de la conciencia en el cuento de la Bella Durmiente, por la repugnante y zafia inframetáfora de Srek. A lo mejor ahí encontramos la piedra filosofal y el porqué de los absurdos económicos y sociales. No porque esa nimiedad sea la causante, sino porque es un resultado más de un modo cada vez más pobre y estúpido de estar en el mundo sin saber lo que es vivir de verdad. Una sociedad sin alma está muerta. Y no es precisamente un monstruo verde quien puede volverla a la vida con un eructo, sino un beso de lo más noble que hay en nosotros: el beso de la inteligencia emocional. De la conciencia individual y planetaria. Universal. El beso del ángel humano que estamos llamados a ser.

martes, 15 de noviembre de 2011

QUE LES PASEN LA FACTURA



(Me ha llegado este correo y lo cuelgo aquí para que lo leais y si lo creeis conveniente lo hagais correr por la red y entre vuestro círculo habitual de amigos. Es una buena idea para despertar de las inercias que nos han llevado hasta un punto de despilfarro vergonzoso e irresponsable, "subvencionado" por los impuestos de todos)


Hay autonomías en las que se está entregando, o se va a entregar, una factura "informativa" del coste que ha supuesto nuestra visita al médico, de la asistencia que recibamos en Urgencias, de la intervención quirúrgica que hemos sufrido o de cualquier gasto que ocasionemos por ponernos enfermos. Naturalmente, me estoy refiriendo a la sanidad pública. Lo hacen, o lo van a hacer, con la "sana" intención de que tomemos conciencia de lo que cuesta atendernos, aunque seamos nosotros mismos, con nuestros impuestos y cotizaciones los que pagamos.

Yo propongo que cada vez que el presidente de una comunidad autónoma se suba a su coche oficial, se le entregue la factura; cuando utilice el móvil oficial, se le entregue la factura; cuando paguen con la visa oficial, que se le entregue la factura; cuando sus escoltas perciban su salario mensual, que le entreguen la factura; cuando visite centros de mayores o colegios, engalanados especialmente para su visita, que le entreguen la factura, así como en la multitud de fiestas y recepciones que se organizan por cualquier cosa; cuando se suba en trenes o aviones para viajar en clase preferente, que le entreguen la factura. Todo ello, claro, con laúnica intención de que "tomen conciencia" de lo que nos cuesta a los ciudadanos mantener tantas presidencias de tantas comunidades y tantos otros cargos políticos de las Comunidades Autónomas y del Gobierno Central.

Cuando perciban sus sueldos y sus dietas, no hace falta que les entreguen nada, pues ellos saben bien lo que cobran e, incluso, alguno confiesa que le "cuesta llegar a fin de mes".

lunes, 14 de noviembre de 2011

La fértil soledad bendita del nómada

Desde el principio de los tiempos la evolución ha dividido al hombre en dos tendencias. Lo vemos en el relato mítico de Caín y Abel. Lo vemos en el autoexilio nómada de Abraham, en el mismo Jesús de Nazareth y Judas. En los viajes y asentamientos temporales de las migraciones a lo largo de la historia. En el ser humano existen las dos tendencias, la sedentaria y la nómada.

El sedentario tiene apego a lo suyo. Lo quiere agrandar y extender. Valora lo que le da seguridad y se asusta de lo que representa cambiar y abrirse a otras corrientes. Tiene miedo a empobrecerse, a quedarse solo y sin apoyo que le garantice compañía cercana, como una camada de lobos o de perros o de cualquier especie animal. El sedentario prefiere la sensación del rebaño. No ha encontrado la raiz interior y necesita la raiz externa para autoafirmarse. Por eso es reticente no sólo a cambiar de lugar sino también a lo que le llega de fuera. Lo de fuera lo prefiere siempre en diferido. Por ejemplo, a través de la lectura, de los relatos, de internet, piensa estar conectado con el mundo, saber siempre lo que pasa en todas partes, pero en realidad no conoce a nadie porque no sale nunca de su círculo, porque no se da a sí mismo jamás. Se controla , se retiene. Se administra a dosis adecuadas para ahorrarse y convertirse en su propio cuentagotas. Así no crece.Hace crecer su hacienda, su negocio, su dinero, pero no puede ir más allá. Ese más allá lo intenta compensar con la tecnología de la comunicación. Su horizonte es muy limitado. Y su alma no crece.

El nómada no necesita raíces externas. Las lleva dentro y puede ser feliz y sentirse completo en cualquier parte. Le basta con amanecer cada día y empaparse de la felicidad de sentirse vivo en medio del mundo, en medio de los demás, a los que considera hermanos, sin pedirles la carta de ciudadanía. Ni el certificado de vecindad. Al nómada le gusta aprender in situ de todo. Se aburre con las conexiones en diferido y las largas distancias que impiden la mirada y el pálpito de la vida en grande y en pequeño. Así como el sedentario aparentemente es adicto a las distancias cortas y en cambio está aislado por dentro, blindado en sus recelos, el nómada, que es adicto a los grandes espacios respiratorios, tiene mucho más dispuesto el corazón a la proximidad. Para el nómada no hay fronteras. Para el sedentario las fronteras son un tesoro que nunca quiere compartir nada más que con la comunidad de vecinos. Es decir, con aquellos que le proporcionan la seguridad y el calco exacto de lo que piensa y cree. Porque en realidad lo diferente le desestabiliza, le pone en crisis. El sedentario pertenece a la etnia de los controladores, de los que necesitan poseer para saber que son algo. Generamente elige su pueblo o su cercanía y desea ser escuchado y valorado en la comunidad. Ser un capo. Mientras que el nómada se aleja instintivamente de los puestos de mando. No le gusta mandar, sino colaborar. Dar ideas. El sedentario, en cambio no genera ideas, las copia y las rentabiliza. Y no genera ideas porque le faltan las raíces interiores, que son las productoras. Mientras el sedentario hace crecer las raíces en el exterior, no crece. El nómada crece con sus raíces internas. El sedentario es legislador del orden externo, pero no ha descubierto las leyes internas del autogobierno, por eso necesita normas de fuera. El nómada sobre todo tiene tan asumidas las leyes de dentro como las de fuera. No necesita imposición, porque se regula naturalmente. Es parco y necesita poquísimo para estar muy bien. Puede vivir en una casita mínima, en una jaima del desierto. En un igloo o debajo de un puente o de un árbol.Puede vivir en un palacio y se sentirá tan libre como si estuviese en medio de un bosque o de una pradera. El sedentario acumula. El nómada da. El sendentario se endurece y se fortifica porque no es fuerte por dentro. El nómada fluye porque sabe que su fortaleza nace de lo alto y de lo profundo. No le pertenece, él pertence a ella. El sedentario no soporta la soledad de verdad, necesita estar agarrado a algo, a alguien. El nómada ama y por eso no necesita a anadie, por eso puede acudir y estar con quien necesite algo de él. El sedentario hace planes y proyectos. Al nómada le salen al paso y los va dosfrutando mientras los construye y se deja construir.
Al sedentario le encanta el cine porque le permite imaginar lo que no es capaz de vivir. El nómada vive todo en directo y se suele aburrir con las películas de mucha acción, de mucho enredo y dispersión, se ríe de los mitos hollywoodenses, le parecen muñecos de cartón piedra y no admira la capacidad de mentir que tienen los actores y actrices. Las leyendas de humanos sobrevalorados le dan risa, porque tiene en el alma rayos X y ve por dentro el vacío de las máscaras y personajes "importantes".
El sedentario tiende al aburrimiento natural. Se cansa de todo.Porque al no tener capacidad para vivir intensamente cada cosa, él mismo es aburridísimo. El nómada está tan pleno de posibilidades increíbles, rebosando presente, que jamás se aburre con nada.

El sedentario tiende al miedo y al pesimismo. El nómada, es valiente y optimista por naturaleza. El sedentario es un artesano. El nómada es un artista. El sedentario es un hombre de "orden". El nómada es un ser de gracia. El sedentario es político y religioso. El nómada es ético y espiritual. El sedentario es un administrador contable, el nómada es místico y abundante. El sedentario es una hormiga, el nómada es un águila. El sedentario es un albañil existencial y el nómada es un arquitecto de la vida. El sedentario necesita buscar el placer, el nómada lo lleva dentro. El sedentario desea y posee, el nómada ama y se da. El sedentario trata de tocar instrumentos y de escribir poemas, el nómada es la música y la poesía. El sedentario se identifica con el cuerpo que un día muere, el nómada pertenece al espíritu inmortal. El sedentario busca a los magos y adivinos para que le ayuden a conjurar y a dominar los avatares de la vida, el nómada es la magia y el conocimiento instantáneo en la normalidad del silencio interior. Por eso el sedentario busca gente en la convivencia y el nómada encuentra el mundo en el desierto y el desierto en el mundo.

Así pues, sedentarios, no os preocupeis, porque el nómada nunca competirá con vosotros. No necesita lo que para vosotros es lo máximo. No hace falta que le combatais, el no ama la guerra ni os considera enemigos. No ama vuestras magias porque ya pasó por ellas en otros tiempos y consiguió liberarse de esas cadenas infames con la ayuda de las raíces internas y desprendiéndose de su "tierra" y de su "gente" consiguió que su tierra sean los universos y su gente todo ser que existe y por ello reconoce y bendice la Obra divina.
Disculpadle si os molesta su frescura y su falta de componendas, es que en el pais infinito de los nómadas todo es fresco, natural, sin maquillaje hollywoodense, sin refritos de las ideas ajenas, sin decorados ni attrezzos. Sin encantamientos eróticos al portador como los cheques bancarios. Perdonadle por su libertad indestructible e inofensiva. Por su buen humor y su visión cómica del drama innecesario. Y quedaos en paz, con la tranquilidad de saber que un nómada no compite, ni disputará jamás por el botín ni por una pieza de caza, porque es noviolento por naturaleza y no caza nunca. El cielo le trae a casa el alimento. Su casa es Él.

domingo, 13 de noviembre de 2011

No es oro todo lo que reluce

Adiós, por fin, a Berlusconi despues de casi veinte años de surrealismo contrapolítico. Me encantaría poder felicitar a mis queridos amigos de Italia. Pero no veo en el panorama ningún motivo de alegría ni de parabienes.
Berlusconi no se ha ido porque haya sido derrotado por una sociedad nueva, que ha descubierto nuevos valores y ha recuperado lo mejor de los valores antiguos. Porque ha creado un nuevo modo de afrontar la vida en común. Con Berlusconi no ha podido ni la justicia, ni la democracia, ni le mani pulite, ni la desesperación ciudadana de los más lúcidos -pocos-. Ni la tragicomedia del Aquila, ni le frane de Messina, ni la basura de Nápoles, ni la Camorra, ni la Ndragheta ni la Cosa siciliana. Ni los salarios en picado, ni el descuartizamiento de la ética. Ni el grito en las plazas clamando por el futuro de los jóvenes, la protección de los viejos y los derechos, la dignidad y la libertad de todos. Tampoco, aunque lo parezca a simple vista, lo ha derrotado el euro agonizante ni el desprecio manifiesto de Merkel y Sarkozy. Y mucho menos sus oponentes políticos, que se han limitado y resignado a criticarlo, ridiculizarlo y a soportarlo como una gripe crónica e incurable que ya forma parte de la propia sustancia.

A Berlusconi sólo lo ha derrotado Berlusconi. Se ha ido desmigando a sí mismo en la pírrica y esperpéntica autorepresentación. Era una narcisa pompa de jabón que ha estallado por exceso de inflamiento. A los tiranos avezados y miserables, vulgares y zafios, como el caudillofranco de España y este pelagatos de la Lombardía, sólo puede sacarles de la partida su propio ego, porque hilan tan bajo y tan denso, que tienen la extraña "virtud" de enhebrarse con una inmensa mayoría estupidizada que descubre en ellos a ese héroe de cartulina y pegamento, que todos ellos quisieran ser. Feos autoenguapecidos, pienados "patrás" como los chulos de los sainetes y de las zarzuelas, nacidos del "pueblo", supermanes de fotoshop y retoque, aprovechados usufructuantes del "momento" y tejedores pacientes como arañas de un destino ambicioso e intrigante. Mediocres y garrulos en realidad pero muy sustanciosos en ganancias personales y de clan. Héroes de telenovela bananera. Patriarcas en otoño permanente. Vampiros del aplauso, los vítores y las banderas. O impotentes traumáticos como el general gallego, o impotentes virtuales por sobrestimulación senil- sexodemente, como el Berlusca. Vidas en realidad, planas y sin relevancia real. Huecas. Buscadores de la gloria ,del prestigio y de la altura para superar su escasez de talla, tanto en centímetros como en escrúpulos. Los tiranos de menor cuantía son así. Persistentes como el txirimiri, pesados como las moscas y familiares como los propios defectos. Ésos que, para una inmensa mayoría, siempre se perdonan y se soportan hasta con cierto orgullo: "Es que uno es así. Así me parió mi madre y no puedo cambiar. Además ¿por qué tendría que hacerlo? ¿A caso los demás son santos y mejores que yo? Soy un hombre como todos". Y ese quejío demagógico les hace simpáticos a los que piensan y sienten como ellos. Que por lo que se ve y se sufre, son millones.
¿Qué macho de pro no disculparía la debilidad por las hembras macizas que se ofrecen tan encantadas a prestar ser-vicios especiales? ¿Quién de ellos sería tan sereno, lúcido y consciente como para preguntarse a sí mismo por la ética de esa "normalidad frecuentable" que se pone en bandeja tan ricamente? ¿No harían ellos lo mismo en su lugar? En cuanto a las hembras primarias que todavía no han alcanzado el estado de mujer real y completa, se puede aplicar el mismo teorema: "Qué hombre tan interesante. Es un filón. Está pachucho, fácido, teñido y recompuesto, y tiene más años que Matusalén, pero hay que ver lo que cunde su "amistad" . Te deja colocada, te hace ministra, te regala millones y puestos estupendos en la política, en el mercado o en la farándula. O en el caso del caudillo Franco, en la Falange, en el Opus, o en la abadía de un monasterio o en el auxilio social. Lo dicho, una mina". El tipo es idéntico aunque el hobby y la inclinación sean distintos.

El caso es que a estos tiranuelos de poca estatura y mucha desvergüenza, no los derrota nadie. Pasan como un tornado incivil y la gente cree que cuando dimiten o se mueren, ya está todo liberado y cambiado sin más. Y no es así. Para que un francodictador se haya muerto en su cama después de abusar durante 40 años de un país entero con cárcel y pena de muerte para los protestones y para que un Berlusconi obscenamente self made, haya permanecido casi un veintenio controlando a su gusto una democracia y haciendo su real gana en todo, sin freno ni límite alguno, hasta arruinar por completo a la sociedad que le votó con tanto quorum y persistencia, y a pesar del panorama inocultable, es que en ambas sociedades existe un feeling mayoritario con los susodichos minitiranos. Una tendencia patológica a la identificación sadomasoquista, al desdoblamiento de la personalidad.
No puede ser normal ni sano para una ciudadanía verdadera esa tolerancia a lo injusto, a lo inmundo, a lo torpe, a lo corrupto, a lo zafio, a lo osbceno y a lo indecente. No puede ser sano que en vez de declarar una huelga general que los ponga de patitas en la calle y desarrollar acciones civiles serias y continuas en el tiempo,más allá del colocón enfurruñado de la protesta, se limiten a contar chistes, inventar chascarrillos y canciones burlescas sobre su propia ruina y desgracia, mientras encienden velas a Santa Rita, la abogada de los imposibles, para que, como David Copperfield, haga el milagro de que desaparezcan por arte birlibirloque, sin que ellos, los ciudadanos, hagan nada por establecer una visión autocrítica y adulta que termine para siempre con el estado de victimismo histórico y los fenómenos par-anormales de estos salvadores de la patria, pícaros desvergonzados y delincuentes incívicos, criminales y amorales, tomados como paradigma y modelo a votar , a aplaudir y a perpetuar.

A franciscofrancobahamonde lo derrotó su enfermedad y a Berlusconi, lo ha derrotado su personaje. No los han derrotado ni las urnas, ni las protestas ciudadanas, ni la justicia, ni la democracia, ni la euroruina. Ni el ridículo internacional. Son inmunes a todo ello, porque saben que en el fondo una mayoría de su pueblo se les parece demasiado. Por eso mismo no se puede cantar victoria. Es más que posible que el tufo de estos esperpentos esté impreso en el inconsciente colectivo de los pueblos que en masa mayoritaria les han vitoreado, aprobado, elegido y admirado, tanto, como para dejarles morir de sí mismos mientras desvalijaban la dignidad, los recursos y las arcas del Estado.

Más que alegrarse, conviene analizarse para evitar las recaídas. Y en vez de perder tiempo celebrando l'addio, mejor ganarlo con una revisión a conciencia acerca de los comportamientos personales y colectivos.
Más que nada, para no repetir el bis.

viernes, 11 de noviembre de 2011

La inteligente sutileza de Nanni Moretti

Acabo de ver la última película de Nanni Moretti, ese genio ya universal, limpio y sano que sabe comunicar a través de la imagen una visión hermosa, rica y honesta de la realidad que le rodea.
"Habemus papam", es el título ya suficientemente claro por sí mismo. Había oído y leído comentarios decepcionados de algunos críticos y espectadores, que por lo visto esperaban otro tipo de film mucho más espectacular y mordaz en cuanto a la denuncia y agresividad radical del cineasta italiano.

Debo decir que a mí, por el contrario, me ha encantado la película, el mensaje, la estética, el oficio perfecto de la cámara como testigo impersonal y al mismo tiempo sabia y selecta en los matices, ángulos y paisajes tanto físicos como sugeridos. Lo mismo que la interpretación excelente de todo el equipo, desde el propio Nanni en su marciano papel de analista secuestrado en el bunker vaticano, hasta el magistral Michel Piccoli en su personaje perfecto de actor amateur, que no pasó las pruebas de selección en su juventud pero se sabía de memoria los textos de Chejov y los disfrutaba muchísimo hasta el punto de constituir su autoterapia liberadora, incapaz de representar su rol más dadaísta: el de papa electo, en la farsa monumental más increíble de una religión-estafa que se ha quedado sin luz a la hora del cónclave. Creo que es el trabajo más fino, sugerente y maduro de Moretti. Está calculado hasta el mínimo detalle de los tempos. La cámara lenta de los asuntos vaticanos en un partido de voleybol en el patio interior de la "fortaleza", cuyo director por supuesto es necesariamente el psiquiatra. El surrealismo que se ve como normalidad. La locura como equilibrio estructural. La paranoia institucional de la iglesia católica y robótica. La multitud y sus banderas, la comicidad de la ridiculez, con el guardia suízo encarcelado, comiendo como un cerdo y engañando al personal de la plaza y a los cardenales. El papa que se escapa de la cárcel de su destino sentenciado urbi et orbe. El shock que le despierta la conciencia y la salud mental, por medio de la crisis personal y psicótica.
Creo que esta película desmonta por completo el tinglado catolicista y jerárquico, sin hacer ni una sola ampolla ni arañazo. Sin que haya acritud ni crueldad en la crítica. Deshacer una maraña de devociones y fundamentos protocolarios de rutinas absurdas e inercias idiotas y desde la psiquiatría y su mirada clínica, científica y además impotente, ante la magnitud del absurdo institucionalizado. Hay tal sutileza y sabiduría, tal comicidad ilarante y cómplice, que la crítica demoledora va cayendo como suaves copos de inteligencia sobre una sedosa sensación refrescante y bellísima de entendimiento divertido y profundo. Una síntesis perfecta para decir la verdad sin clavar harpones ni banderillas en el lomo del clero ni de sus adeptos. Sino mostrando su desnudez, su esperpento, su vulnerabilidad disfrazada de retruécano y anacronismo. Su precaria humanidad entre fumata y fumata.
Que no merecen ira ni rabia, sino un delicado y definitivo adios en tempo lento y ligero. Sutil y liberador. Perteneciente a otra mirada nueva. A cámara lenta, como el partido de voleybol entre los cardenales, los curas y hasta las monjas. Tiernos e irreverentes consigo mismos. Y todo para demostrar, con más amor que revancha, que de la barca de Pedro ya no queda ni una astilla. Genial Nanni. Bravissimo.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Requiem por el eurosistema

La actualidad golpea como una granizada sobre los tejados de la lógica. Recorrer las noticias puede convertirse en un viaje sobre la montaña rusa del vértigo. Un catálogo de chispazos a cual más distorsionado invade páginas, pantallas, ondas y capacidad de absorción sensitiva.
La crónica de la muerte anunciada de un euro cada vez más irreal y fuera de juego se va configurando, como un sofisma cruel y estúpido, en el constante y traumático ponendo tollens de las declaraciones obsesivas de los jerarcas del money. El euro es ya una cuasi momia inoperante; ha perdido su valor, no monetario, sino moral.
Cuando para que subsista un sistema económico basado en un patrón moneda determinado se deban sacrificar los derechos fundamentales del hombre, como la dignidad, el trabajo, la salud, la justicia, la educación, la solidaridad, la honestidad, la coherencia más elemental, el civismo, la democracia, la paz social, la protección a los más débiles y el propio Estado de derecho, está claro que ha llegado el fin de dicho sistema. Que sólo sirve para mantener las pompas fúnebres de los millonarios y sus siervos políticos, porque la vida real está apartada y al margen de la hecatombe cotidiana. En un mundo de esclavos es inmoral ser millonarios, porque los millones están robando a la justicia distributiva. Es imposible, si hay justicia real, que puedan existir millonarios rodeados de miseria, porque es evidente que esa miseria la produce la avaricia de los que acumulan y no comparten, porque se desentienden de la pobreza que produce su avidez y su depredación. Los que tienen muchísimo más de lo necesario se están apoderando de lo necesario para la vida de los desposeídos. Lo estamos viendo ya clarísimo en esta Europa de dos velocidades imposibles de coordinar equilibradamente. Para que la economía de las potencias más fuertes siga estando en primera línea, se deben sacrificar los derechos básicos de los ciudadanos menos adinerados y con menos poder adquisitivo. Para que las pirámides y tumbas faraónicas se construyan, hay que sacrificar muchísimos esclavos. Pura barbarie a golpe de Iphon y Google, de bonos-basura y paraíso fiscal. Insostenible. Injusto. Aberrante. Contra natura.
Grecia es una gravísima señal de alarma para los sacerdotes del templo bancario-expoliador y Papandreu el primer chivo expiatorio sacrificado a la vorágine y al miedo. Ha puesto en evidencia la debilidad del propio sistema que no resistiría el resultado de un referendum sobre sí mismo. Que tiembla en alemán, iglés americano y francés del Eliseo, ante el escalofrío que le produce la visión de una Europa islandesa por supervivencia. El rey desnudo tiene frío, a pesar de su maravilloso traje invisible, y en vez de comprobar su ridícula desnudez y vestirse adecuadamente, se ha empeñado en que el pueblo le caliente con estufas, cuyo combustible bajo mínimos es dignidad, libertad y derechos secos. Como las hojas y ramas viejas del otoño. Y el pueblo calefactor es la Europa que llora y protesta en español, en inglés británico y gaélico, en francés, en italiano, en irlandés, en portugués, y en griego, en rumano y en esloveno, en albano-kosovar, en búlgaro y magiar, en bieloruso y lituano. Es decir, en toda Europa, menos en Alemania. Por ahora. Porque también el faraón germánico, el kaiser del atropello justificadísimo, acabará enterrado en esa pirámide-bunker de injusticia y opresión. De ceguera incomprensible en una ciudadanía culta e informada, pero que se revela incapaz de leer los signos del tiempo.
Parece que esta vez los campos de exterminio se presentan en código de barras y primas de riesgo a base de endeudamientos evanescentes, como los trenes deportadores de antaño, a los igual que entonces se sube inconsciente y sumisamente, aceptando ser transportados hacia la extinción de la ciudadanía libre y solidaria. Y que detrás de ese euro aparentemente benefactor e inofensivo siga soplando la bandera con la cruz gamada que desfila al paso da la oca eurocéntrica. Achtung, das euro is mein! Con razón Merkel afirma que luchará hasta el fin para mantener unido el euro. Aunque sea sacrificando todos los logros civiles y éticos de la historia contemporánea. Aunque sea pisoteando la dignidad y la autonomía de las culturas diversas. Los no valores sin alma del "superhombre" niestzcheano, quieren exterminar la civilización vieja y compasiva derivada de la concepción espiritual y moral. Demasiado blandengue y proclive a la misericordia justa. Demasiado tolerante y deshilachada. Más solidaria que eurodisciplinada. Más tolerante y cercana que rígida y distante. Unos valores muy antiguos, tanto, que inventaron la filosofía, el derecho, el diálogo y la democracia, el budismo y el evangelio, el tao y el zen, mientras los novalores merkelianos y svasticos, aún vivían en las copas de los árboles de sus frondosos bosque vírgenes obedeciendo el soplo sanguinario de Wotan. Es muy significativo que ahora Grecia -la cuna de la lucidez occidental- sea la víctima propiciatoria de los antiguos bárbaros. Y que a pesar de su religión católico-luterana, no hayan traducido y comprendido aún una de las bases elementales del equilibrio evangélico que ahora se puede parafrasear: No se ha hecho el hombre para servir al euro, sino el euro para servir al hombre.

martes, 8 de noviembre de 2011

El debate y sus secuelas

El bipartidismo debe superarse. La vieja dialéctica de siempre está agotada. Hay muchas ideas originales y creativas para poder superar la crisis dando forma a una sociedad más rica en recursos humanos y en proyectos para compartir. Se echa de menos la sana pluralidad de la democracia real.
Los políticos deben aprender a escuchar y a olvidarse de dar sermones teóricos y aprendidos de memoria que chocan de frente con una realidad que supera y desactiva conceptos sobados y gastados. Desde ese ángulo, observé el debate. Y tuve la sensación de que en la precariedad del bipartidismo, Rubalcaba resulta más creíble, justo porque tiene más recursos aplicables que el pobre Rajoy, con su catecismo aprendido de memoria y repetido en cada debate electoral y para colmo practicado ya en comunidades autónomas en franca bancarrota corrupta desde hace la tira de años.
Está claro que le favorecen los casi 8 años de oposición cerril y obtusa, devastadora y medieval, sobre todo en una sociedad como la española que es adicta al linchamiento, a lo primero que confirma sus miedos y se desespera con facilidad y verborrea agresiva.Y ante cualquier contrariedad olvida los aciertos y las virtudes que le han ayudado a crecer. España es torpe y primaria en sus reacciones, por eso es carne de cañón para el engaño mediático, publicitario e insultón. No relaciona causas y consecuencias. Ni se imagina que sea imposible crear prosperidad con la irresponsabilidad de las privatizaciones que están desmantelando el Estado de derecho. Se acalora con las noticias pésimas y olvida la óptimas. Se desinfla enseguida. Y cuando ve oropeles e inauguraciones de pirámides, alucina y no se pregunta cuánto le ha costado cada ladrillo cobrado al mil por cien de su verdadero valor, para llenar los bolsillos especuladores del faraón que se llenan a base de comisiones e intermediaciones gürtelianas, mientras los esclavos siguen siendo esclavos en precario con sueldo de miseria, sanidad y educación bajo la amenaza sel copago, si es que queda algo de sobra para pagarles después de las fiestas y eventos. Por eso, se diría que se identifica más con la dureza acartonada de los ultraísmos, sean del color que sean.
A España le falta educación para la democracia y el civismo y le sobran vísceras en tensión constante. Ingenuidad malpensada y bocazas. Le sobran romerías político-falleras y le falta un sentido común que no es la perogrullada de Rajoy, sino la toma de conciencia para salir de la pasividad antisocial, egoísta, infantil inculta y primaria.
Pero mientras se va fraguando con mucha más lentitud de lo deseable esa nueva sociedad más lúcida e inteligente, y ante el debate inevitable de la confrontación, si tuviese que elegir entre la supervivencia con Rajoy o con Rubalcaba, elegiría a Rubalcaba. Dentro de la precariedad del sistema, prefiero que gobierne el menos bloqueado y el menos fatuo.El que tiene más reflejos y menos prejuicios. El que por lo menos ha tenido el detalle responsable de leer su programa electoral y el de su oponente. El que ha tenido mano y cabeza para facilitar el fin de ETA y además tiene la humildad de no ponerse medallas y atribuir a los vascos su éxito.
La verdad es que resultaría deprimente saberse gobernados por un robot programado para combatir a Zapatero hasta cuando Zapatero ya no está como quedó clarísimo en el debate, cuando Mariano Rajoy confundió el nombre de su contertulio. Mariano, como líder prefabricado, moviendóse a pilas como las muñecas de famosa, me recuerda los monumentos falleros. Tres días de gloria y exhibición para acabar en la cremà de una crisis laberíntica fraguada por sus mismos fabricantes y promotores. Y a quien, contra toda lógica, a pesar de las evidencias indiscutibles, las encuestas -no sabemos hasta qué punto manipuladas- se emperran en conceder la máxima confianza. Quizás es lo que esta España dormida necesite para despertarse de una vez por todas. Que gane el peor, porque un pueblo tan torpe, tan escaso en ciudadanía, que no reconoce la huella genética del totalitarismo más obtuso cuando la tiene delante, quizás no merece otra cosa mejor. Lo que es injusto es verlo y tener que soportarlo, cuando en la estrechez de la foto sólo salen dos y el resto no cabe. Porca miseria!

lunes, 7 de noviembre de 2011

El eurodesastre está servido

Una vez más estamos comprobando la barbarie como institución. El refinamiento de la hipocresía política. La democracia como víctima. La mano sinuosa, mediocre, perversa y oscura que gobierna la UE detrás de la aparente filigrana cultural y civilizada de un continente a la deriva moral y social desde que el miedo y la avaricia se han instalado al mando del euro-gobierno con la indiferencia, el buenismo ilusiorio, o la irresponsabilidad cómplice o interesada. No se sabe muy bien donde limitan unas contradicciones con otras en el camino del absurdo cada vez más ruinoso y desnortado.
Grecia no puede opinar en un referendum sobre las decisiones básicas que regulan su economía e incluso su estado de derecho. Grecia está siendo usada como ejemplo punitivo y amenazante para todos nosotros. La espada de Damocles suspendida sobre la conciencia ciudadana, por si cualquier otro miembro de esta Europa "libre", intentase seguir el ejemplo pernicioso de revisar los bordes del abismo antes de dejarse caer en él.
Luego está el caso de Italia: la amenaza de que su economía la gestionen los demás porque su "desastre", bendecido, silenciado y permitido por la UE durante casi 15 años de berlusconismo, ya no es sostenible bajo ningún aspecto y la figura del protegido payaso y zafio "enfant terrible" se ha convertido además de en una burla ridícula para todos, en una ruina económica insostenible para el propio sistema a pesar de que ya lo era para los sufridos italianos desde hace mucho tiempo. El ninguneo y la falta de respeto llevada a su nivel más dadaísta y más absurdo. La ciudadanía europea ahora mismo es rehen de los delincuentes político-monetarios. Está secuestrada, como la democracia. Porque democracia y ciudadanía son inseparables. Los pueblos no. Hay pueblos gobernados por dictaduras, que no están compuestos por ciudadanos, sino por chantajeados y engañados; ciudadanos, significa ser libres para opinar, para votar, para elegir y para reformar consensuadamente lo que no funciona, evitar lo que perjudica y ampliar y facilitar lo que ayuda a crecer y a mejorar en todos los sentidos, el bien común. Los pueblos son rebaños humanos que necesitan caudillos, pastores y perros guardianes, y también generales de paisano, banca en astillero y bolsa en ristre, aunque sea sin uniforme ni cuartel, aunque se elijan en las urnas aparentemente ecuánimes. Pero los ciudadanos no son rebaño, son individualidades solidarias que piensan, reflexionan, se asocian y se respetan. Que deciden. Que pueden cambiar la dirección y el destino de su país. Faltaría más!

Se presenta un grave dilema moral para resolver. La crisis de Grecia es muy vieja, no la ha provocado el PASOK que actualmente gobierna. Se ha rescatado su economía, como la de Irlanda y como la de Portugal. Pero no es bastante, porque el gobierno sigue a la izquierda del euro-plan. Como en España, donde ninguna inversión multimillonaria del Estado ha conseguido calmar la bulimia de bolsas y agencias vendedoras de deudas virtuales y desestabilizadoras a capricho de los magnates tea party. Portugal cambió de bando, cayó la socialdemocracia y subió la derecha. Enseguida terminó el agobio finaciero, aunque el problema se agrave por los recortes, pero eso no importa ya, porque el gobierno está en las euro-manostijeras. Seguramente, en cuanto ganase el PP, en España sucedería lo mismo. Y el pueblo tiene miedo. Porque España está dividida por una línea sutil que separa ciudadanía de pueblo. La ciudadanía no teme las consecuencias de la libertad, sino que confía en ella para poder fortalecer los valores éticos de la democracia y así reciclar cívicamente los escombros del capitalismo salvaje por medio de la creación de empleo público, de la solidaridad, de la economía ética que hace pagar más a quien más tiene para sostener el despegue, el crecimiento y la autonomía contributiva de los que menos tienen. Pero el pueblo tiene miedo a que la libertad responsable no tenga sentido si el paro aumenta y la sensación de desastre se generaliza por la presión externa del euro-negocio. En España es urgente una reflexión y un referendum acerca de la permanencia o salida del sistema euro. Que se explique con claridad cuáles son los riesgos reales y las ventajas de tomar una decisión u otra. Que lo expliquen economistas neutrales. Y quizás Zapatero debería haber convocado esa consulta antes que las elecciones legislativas. Pero Zapatero, a pesar de predicar la ciudadanía, se ha comportado como un pastor del rebaño-pueblo. El miedo ha podido con él. Y tiene su lógica. Sin embargo, los ciudadanos debemos tomar conciencia de que no hay que confundir la prudencia con el miedo. En el caso que nos afecta directamente, la prudencia es salir de un naufragio antes de que el barco se hunda, sobre todo porque es un naufragio provocado, para que una vez hundido el barco de la ilusoria unión europea democrática, todos los paises libres que la componen, terminen llegando exahustos a la isla desierta de un totalitarismo económico regido por Alemania, Francia, Rusia y EEUU, con el sometimiento indigno y esclavo del resto de economías "rescatadas " o "rescatables" puestas al servicio ideológico del trust global democraticida.
De todos modos, hay muchas factores modificadores potenciales e inesperados que seguramente, cambiarán por completo los planes dictatoriales de la multinacional egocrática que nos intenta aplastar en estos momentos. Y serán ellos mismos los que provocarán su propia debacle. Nos conviene estar lo más fuera posible de su radio de acción-reacción.
Si los gobernantes democráticos de Europa fuesen inteligentes de verdad, perdonarían las deudas fantasma y dejarían de colaborar en el BM y en el FMI. Se saldrían del mercado bursátil y comenzarían un entendimiento basado en los derechos a la vida, a la dignidad, al trabajo, a la educación, a la sanidad, a la solidaridad, a la ética adminsitrativa y económica y al futuro. Aprovechando la coyuntura, podrían asociarse en otros registros. Eso sería de verdad hacer un proyecto viable y con perspectiva. Pero si los que dominan por mayoría está clarísimo que no van a dar esos pasos porque van contra su propio modo de entender la prosperidad y el crecimiento, se hará cada vez más urgente el impulso enérgico, noviolento, pero firmísimo, organizado y responsable de los ciudadanos. De las personas libres y convencidas de que se puede llegar a cambiar a mejor y no a peor.

A nosotros ahora nos toca centrarnos en nuestra realidad y elegir el modo más democrático de gobernarnos. Busquemos partidos pequeños, que no tienen intereses " mafiosos" para permanecer aferrados al poder, que se hayan caracterizado por la honestidad y no por trepar y gustar a todos, que no se corrompen y que cuando descubren la más mínima indecencia, obligan a dimitir, con miembros que sean íntegros, que no han estado dormidos en la época de vacas gordas, sino que han seguido reivindicando la mejora de las condiciones de los trabajadores, de la educación, de la sanidad, de la justicia, que no se han convertido en sicarios del falso "estado de bienestar". Pienso en Compromís, a nivel autonómico y en IU o en los partidos ecologistas demócratas (ojo!, que también los hay camuflados para quitar votos), en los que han demostrado una trayectoria coherente y solidaria, que no han cedido a la tentación del camuflaje para trepar hacia el poder ni se han segregado de un partido mayor para hacerse un reino de taifas de demagogia a la carta, como Rosa Díez, por ejemplo.
En este momento nos interesa dividir para vencer. Quitar el poder-rodillo a los que van en la misma dirección con siglas distintas, para obligarles a negociar, a escuchar, a cooperar y que se olviden de combatirse y de acusarse constantemente, de obedecer a una UE desastrosa y de doblegarse a la presión ultraliberal que nos oprime por todas partes. Una enfermedad social que sólo puede curar la conciencia despierta, la libertad responsable y la democracia basada en el conocimiento, en la justicia y en la solidaridad.

En cualquier caso, por encima de engañifas y tentaciones varias, no olvidemos que en definitiva la última palabra decisiva todavía la tienen las urnas. Quizás sea el único derecho que aún no nos han podido arrebatar, aunque parece que están en ello, viendo el caso de Grecia. Procuremos que esta vez en las urnas voten ciudadanos y no borregos acojonados. Porque lo que votamos es lo que tendremos que soportar con desgana y frustración o agradecer con tranquilidad y optimismo activo.

BJÖRK: LA VIA DE LA ESPERANZA INTELIGENTE

Esta entrevista a Björk es buenísima, sobre todo ahora, cuando todo se ve tan incierto y tan oscuro en el mundo y en nuestros países europeos, golpeados por la misma piedra. Ella nos habla de la experiencia islandesa, del cambio de conciencia llevado a la práctica, donde ella, como buscadora y creadora inquieta, ha tenido y tiene una participación importante. Como le interesa incorporar al cambio el lado sano de la tecnología y del arte y de la importancia que ambos aspectos tienen en la educación, en la cultura, en la sociedad y en el alma de los pueblos y países. Sin ese motor, no hay cambios reales. Mientras los políticos y banqueros sólo viven pendientes de las bolsas y los bolsillos, de conseguir más poder para que nada cambie, voces como ésta, tienen la fuerza del sentido común que ilumina la realidad del presente para que siga habiendo futuro.



ENTREVISTA: BJÖRK

"La culpa del 'crash' ha sido la conjunción de los vejestorios de la banca y los niñatos de 20 y 30"

IKER SEISDEDOS 06/11/2011


La asociación de artesanos de Reikiavik construyó el restaurante Idnó en 1896 para encerrar entre sus paredes blancas y rectas todos los encantos de la vieja tradición islandesa. En este lugar orgullosamente relamido, con vistas al estanque y al Ayuntamiento, citó Björk a El País Semanal en vísperas de la publicación de Biophilia, su octavo álbum de estudio y su trabajo más ambicioso hasta la fecha.

"No solo los banqueros pagarán por el desastre, también los políticos"

"Es obligación de los músicos hacer su arte más táctil e intuitivo"

La escenografía no parecía casual: la cantante reparte su tiempo (y el de su marido, el artista Matthew Barney, y la hija de ocho años de ambos) entre la capital islandesa y Nueva York, lugar tradicionalmente escogido para sus encuentros con la prensa. Pero esta vez era diferente. Dramáticamente distinta de la última. Desde la publicación de Volta (2007), su último disco, este pedazo de tierra volcánica ha sufrido la mayor crisis económica que se recuerda y sus gentes aún tratan de descifrar los engaños con los que unos pocos llevaron el país a la bancarrota. Y Björk Gudmundsdóttir, como el resto de sus compatriotas, parece haberse vuelto en un acto de contrición a la clase de sólidas declaraciones éticas y estéticas que representan lugares como el Idnó, tan alejados de la ciencia ficción financiera.

Mientras al otro lado de las altas y estrechas ventanas el martillo (meteorológico) de Thor golpeaba inclemente el lugar que vio nacer a la cantante hace 46 años, Ben, un pelirrojo enviado desde Londres por su discográfica, Universal, se afanaba con un iPad en la mano en demostrar por qué este trabajo, más que un disco a secas, pretende ser "un universo en sí mismo". Para su concepción, Björk creó diez canciones: un todo artístico (la clase de todo artístico que en la era de la desmembración por temas aún sigue siendo un disco) inspirado en la naturaleza y en la tecnología. También fabricó una serie de imposibles instrumentos con lutieres de medio mundo, como el gameleste, híbrido de gamelán y celeste con el que se abre el primer sencillo, Crystalline.

Y ahí termina la parte estrictamente musical. Porque la artista también ha ideado, con la ayuda de algunos de los mejores desarrolladores de tecnología para iPhone e iPad del mundo, a los que citó en algún punto de 2010 en Reikiavik, una aplicación específica para cada uno de sus temas. Mezcla de juegos didácticos y relucientes alardes de diseño tecnológico, se venden por separado y pretenden acercar conceptos de biología, astrofísica y musicología a una nueva generación de nativos digitales, que en un futuro no lejano podrían no ser capaces de reconocer una tormenta aunque la tengan encima de sus cabezas si no es con la ayuda de un app de meteorología.

En julio, Manchester asistió a la primera conquista de esta fascinante revolución, la enésima que emprende la diva de la insobornable apuesta por la vanguardia desde sus comienzos hace casi tres décadas al frente de la banda The Sugarcubes. El festival de la ciudad acogió, además de su bestial cambio de imagen, el nuevo concepto de espectáculo en directo de Björk. Biophilia, que inspirará un documental del realizador posmoderno Michel Gondry, también marca su emancipación del formato tradicional de gira; ya saben, el de hoy en Helsinki, mañana en Madrid. La cantante se plantea erradicar de su agenda para los próximos años la aburrida sucesión espacio-temporal de conciertos y sustituirla por un programa de residencias de varios días, que incluyan en las ocho ciudades escogidas talleres con niños, encuentros con músicos locales y otras interacciones culturales. De momento, en sus planes, aún sin perfilar, no figura España.

Mientras todas esas ideas bullían en su cabeza, la cantante, con el pelo del color de una zanahoria madura y vestida con un anónimo estampado escandinavo de tienda de segunda mano, mantuvo esta charla alejada de los tópicos que la suelen pintar como a una inuit del espacio exterior; como a un elfo con la cabeza siempre en otro lugar. Como se verá, desde la crisis, Björk ha aumentado su perfil político. Lo que no ha cambiado es su inglés metálico, esa forma tan islandesa de aspirar las palabras hacia el final de las frases que dotan a la formulación más anodina de una irresistible cualidad musical, ni el hecho de seguir siendo la única estrella del pop que pide permiso al periodista hacia el final de la entrevista para excusarse en el servicio.

¿Cómo se siente ahora que los titulares llegados de Islandia se los disputan las bancarrotas y las erupciones volcánicas que impiden el tráfico aéreo? Venir aquí es un antídoto perfecto a la clase de ilusiones y quebraderos de cabeza que da la fama. Podría comprobarlo dando una vuelta de mi brazo por la ciudad. A esta gente le da igual por lo general que uno salga en las portadas de las revistas extranjeras.

¿Se parece al lugar que le vio nacer? La ciudad era muy distinta. Cuando yo nací tenía 80.000 habitantes [ahora, 270.000]. Se ha producido un gran éxodo de los pueblos a la ciudad. Hay muchos nuevos suburbios. Pero el centro sigue teniendo ese aroma de lo conocido y un tanto disparatado. Todo lo que ha crecido alrededor es lo que me resulta ajeno...

¿En qué tipo de ambiente creció? Viví al otro lado del lago hasta los seis años, luego nos mudamos a unos apartamentos. Y ya muy jovencita, cuando el punk vino a cambiarme la vida, me alquilé un apartamento y empecé a frecuentar malas compañías y a escupir sobre los escenarios.

Se diría que no solo usted ha cambiado: el país parece otro del de hace, por ejemplo, cuatro años, antes de la gran estafa y el histórico hundimiento de Islandia... Ha cambiado enormemente... Es obvio. La explicación que yo le encuentro a ese hecho es que fuimos una colonia durante seis siglos. Un país tremendamente pobre y con un enorme complejo de inferioridad. El progreso no existía, vivíamos en el Medievo. No habíamos asimilado la industrialización... Luego obtuvimos la independencia en 1944 y la primera generación fue ganando confianza en sí misma. La segunda, un poco más. Y la tercera, rebosante de arrogante confianza en sí misma, fue la de los banqueros que nos llevaron a la ruina... Fueron solo una veintena de malnacidos...

Al pensar en ellos, ¿no le seduce la idea de volver a empuñar el micrófono como en sus días más punkis, recogidos en el documental 'Rock en Reikiavik', y berrear al frente de bandas como Tippi Tikarrass? Es tentador, desde luego. Al principio me invadió una profunda y devastadora rabia, como uno de esos dibujos animados japoneses cuando se enfadan de verdad y se desata un huracán. Yo siempre me había mantenido al margen, sin ensuciarme con asuntos como la política o el medio ambiente. Hasta 2006, cuando llegaron las noticias del proyecto de construcción de la tercera procesadora de aluminio de la isla, un número muy alto para una pobre isla tan pequeña. Era gigantesca, como si esto fuese China o algo parecido. Fue ese el momento en el que mucha gente pensó que ya bastaba de acumular proyectos de multinacionales y desangrar esta tierra. Empecé a trabajar en este proyecto, terminé mi gira, vine a casa, empezamos a buscar soluciones con poetas, literatos, pintores y activistas de toda condición. Tratábamos de identificar qué cosas podíamos hacer como pueblo además de fábricas de aluminio. Fuimos a centros de producción rural y comenzamos a confeccionar listas de alternativas al aluminio... que podían ocupar nuestro tiempo como islandeses. Todo el sistema, las decisiones de los políticos eran tomadas sin tener en cuenta lo que la gente quería. Reunimos a 150 expertos y redactamos un documento. Se lo dimos al primer ministro. Señalaba qué leyes había que cambiar para dar una segunda oportunidad a las partes más rurales de Islandia...

En 2007, su primer ministro estaría ocupado en otros asuntos más lucrativos. Estaban a punto de malvender la isla a la multinacional Alcoa. Entonces llegó el colapso y todo se paró. Por primera vez me vi quedando con economistas y teniendo todas aquellas conversaciones tan intensas. Pero aquella rabia ya la asimilé. Luego pensé que todo este desastre había provocado que la humildad volviese a regir la vida de mis compatriotas.

¿Es esa una cualidad intrínsecamente buena? Probablemente. Es interesante, porque vivimos en una democracia joven y ahora nos hallamos en el proceso de reformar la Constitución.

En eso tampoco se parecen a ningún otro país. Han convocado a los ciudadanos a formar parte del comité que la reforme... Así es. Ha sido muy dramático. Mucha gente ha perdido su dinero, sus pensiones, su trabajo y hasta sus casas, pero hemos llegado a la conclusión de que eso puede encerrar cosas muy positivas para nuestra sociedad, que, por otra parte, es muy pequeña. Además nos hemos propuesto encarcelar a los culpables.

¿Acabarán realmente en la cárcel? Aquellas noticias sonaron a reclamo turístico: ¡Venga a Islandia, el asombroso país volcánico que enjaula banqueros! Pues aparque su cinismo, porque algunos ya están cumpliendo condena... Lo más interesante es que no solo pagarán los banqueros, sino también los políticos. Espero que principalmente los de derechas, que fueron los que lubricaron bien el sistema para que se lucrasen salvajemente unos pocos y así convertirnos de nuevo en un país del Tercer Mundo. En cierto modo hubo cierto alivio con el crash, porque contemplamos desplomarse un montón de castillos en el aire...

¿Nunca incurrió en esos años en el pecado de la codicia? [Piensa y balbucea una respuesta]. Todos nos compramos algo que no necesitábamos, pero básicamente la culpa fue de esa conjunción intergeneracional entre los vejestorios de la banca, señores de 70 u 80 años fascinados con el neoliberalismo y la desregulación, y los niñatos de 20 y 30 que trabajaban en firmas de capital riesgo. Aunque a lo mejor, no sé, no entiendo tanto del tema, solo he tomado el mismo curso acelerado de ruina económica que el resto de islandeses.

¿No implica la estética punk que usted aún lleva a gala cierto posicionamiento político? Lo que sucede es que en nuestro país, la izquierda, tan boba y complaciente, tan anclada en los años sesenta, fue casi tan culpable. En los años del desmadre, a nadie le resultaba fácil llevar la contraria. Nadie quiere ser el cenizo aguafiestas. En cualquier caso, en un país como Islandia, el punk se asimiló desde una perspectiva escasamente política. Era más una cuestión de individualismo, de fomentar el hazlo tú mismo. Cuando empezamos el sello Empty Records teníamos en realidad mucho que ver con mi abuelo, que era un señor muy de derechas con una tienda de lámparas en el centro de Reikiavik. Él nunca esperó que nadie viniese a hacer por él lo que era su responsabilidad hacer. En Escandinavia, la izquierda ha logrado cosas increíbles, pero también ha fomentado cierta inacción... No sé si deberíamos seguir hablando de política.

¿Por qué? No quiero aburrirle...

Estamos en la ciudad que eligió a un cómico, Jón Gnarr, de alcalde... No suena a asunto aburrido este de la política islandesa... Creo que fue lo mejor que pudimos hacer. Un gran jódete para la gente que estaba en el poder antes. Le metió miedo a la clase política y cambió ciertas rutinas.

Tras 30 años de abnegada dedicación a la innovación continuada en su arte, ha quedado claro que la rutina le incomoda. ¿Se plantea cada nuevo disco como una distinta y fenomenal forma de complicarse la vida? No, me sale así; desde mis tiempos en la escuela de música sabía que lo mío no era seguir el camino pautado.

¿Dónde se colocaría usted en el pop de nuestro tiempo, que a veces resulta tan escorado hacia la simpleza y la gratificación inmediata? Siempre me ha gustado el pop. Y de hecho, ahora escucho a Beyoncé, me encanta su voz...

¿Qué me dice de Lady Gaga y de sus afanes vanguardistas? No sé, no me gusta mucho. Su música es demasiado fría. A mí me gusta Beyoncé; es una buena cantante. Pero, insisto, siempre me gustó el pop, solía escuchar a Michael Jackson...

¿Recuerda qué estaba haciendo el día en que murió? Recibí un mensaje de texto de mi amigo [el diseñador de moda dadaísta] Jeremy Scott. Él estaba en Los Ángeles, así que se enteró muy pronto. Sufrimos mucho juntos por teléfono. Todo el mundo necesita la sencillez del pop a veces, ese poder único para hacer a las personas comulgar de una misma copa al mismo tiempo. Luego siempre he tenido un gran interés, por razones obvias, por la música experimental. Creo que tampoco es tan malo el momento actual. En los sesenta también había pop de pega, pero lo hemos olvidado y solo recordamos a Jimi Hendrix y cosas así. Hay una cosa buena de la crisis de la industria: que la gente que quiere hacer dinero se dedica a otra cosa.

Como oyente, ¿de qué modo se enfrenta usted a la música? La música es algo bastante simple. Te hace sentir bien, la necesitas, la disfrutas... Y eso sí que es simple. Nada la destruirá. Creo que esto de la música grabada durará. Pero a lo mejor peco de romántica.

¿Es posible seguir siendo punk cuando uno es millonario y famoso? Depende de lo que se entienda por el término. Nunca me gustó la música punk en sí misma, sino más bien la infraestructura, la autosuficiencia... Se trataba más bien de no ir de víctima por la vida. Si quieres sacar un álbum, hazlo por ti mismo y no te lamentes por las esquinas. En ese sentido me sigo sintiendo así. Nunca seré una víctima.

Pero no negará que se halla en la posición afortunada de la estrella a la que nadie osa contradecir en nada... Yo pagué por la grabación de Biophilia, siempre he sido capaz de hacerlo con las ventas del álbum anterior [toca madera]. No salgo tan cara, compongo con mi ordenador portátil en casa, no me gusta escribir en un estudio. Así que no resulta tan costoso, comparado con según qué cosas... Conseguí un premio en Suecia [el Polar], con ese dinero pagué la construcción de los instrumentos empleados en el álbum. Y la gente que ha ideado las aplicaciones, bueno, con ellos alcancé un acuerdo y nos repartiremos las ganancias a medias.

¿Diría que la recesión ha colocado el hecho de la producción artística en un lugar más sensato? Absolutamente. Coja el ejemplo de estos genios de la informática que me han ayudado en este proyecto. Los busqué por todo el mundo, nos reunimos en mi restaurante favorito de Reikiavik y les expliqué mi pretensión; a todo el mundo le resultó una buena idea. Pero no estaba planeado de antemano. En otro tiempo, en ese mundo que pretendían los fanáticos de las fábricas de aluminio, no habría sido posible.

¿Podría explicar el concepto del álbum para que lo entendiese su padre, el viejo electricista permanentemente afiliado al sindicato? Es solo un álbum. Para mí, eso es lo más importante. Cuando comencé a componerlo tenía una aspiración: escribir música en horizontal, con una pantalla táctil. Era la consecuencia lógica de mis experimentos con instrumentos como el lemur. No existían los iPads en aquella época. Empecé a volcar mis sentimientos acerca de la musicología en una pantalla. Me forzó a escribir canciones de una nueva y fascinante manera. Luego, dos años después, salió el iPad y entonces fue una sorpresa. Nos permitió terminar, entregar al oyente, un disco en el formato de la pantalla táctil, el mismo en el que fue concebido. ¿Cree que mi padre lo habría entendido?

Una de las grandes conquistas de la tecnología últimamente es su enorme capacidad para llegar a todos, pero imaginemos que su padre aplicara la dialéctica marxista... ¿No será todo esto una burda plusvalía para lograr vender discos ahora que no hace falta pagarlos? No lo creo. Para mí la decisión fue bastante idiosincrásica. Llevo toda la vida imaginándome la música sobre una superficie plana, con colores que se identifican con las notas. Por ese motivo imaginará que las posibilidades que brinda un iPad se me antojaron como una revelación. Siempre he escrito melodías mientras camino por la calle, nunca empleé el piano o la guitarra. Ahora tengo un aliado inesperado en esos cacharros. Las aplicaciones pueden ser positivas para hacer que los músicos atraviesen barreras que nunca creyeron que superarían. Es un nuevo tipo de tecnología, cuya virtud es que ya no es burda como solía. Le aseguro que no lo he hecho para ganar dinero. Creo que es una revolución la pantalla táctil para asuntos como la educación. Imagine las posibilidades para los niños disléxicos. Albert Einstein lo era. Y Walt Disney. Son gente con una enorme capacidad para las tres dimensiones. Cuando yo iba al colegio, el 90% del tiempo se lo dedicábamos a los libros. El resto lo repartíamos entre un poco de carpintería, las clases de coser... Hoy eso ha cambiado. Creo, por tanto, que es obligación de los músicos hacer su arte más táctil e intuitivo.

Es asombroso lo mucho que todos esos aparatos han cambiado nuestras vidas... A veces da un poco de miedo. Pero nuevamente creo que lo fundamental es ser mayor para decidir por ti mismo. Nunca una herramienta es completamente inocente. Cuando descubrieron el fuego, podías elegir. ¿Cocinarás con él o destruirás la casa de tu vecino? Es importante tratar de responder a las preguntas de esta índole de un modo particular y no con un pronunciamiento en general para todos los casos. Sucede lo mismo con la energía nuclear...

¿Nos aleja la tecnología de la naturaleza? Solía hacerlo, pero ya no es así. Ahora es más sofisticada. Te permite, entre otras muchas cosas, vivir en un pueblito y mantener un perfil cosmopolita. Puede, en suma, resultar enormemente liberadora. Como músico, ya no tengo que irme a trabajar a un estudio asqueroso de los años setenta con moqueta llena de chorretones en las paredes. Puedo escaparme al campo y componer al pie de una montaña realmente inspiradora. Y, como le decía, creo que la nueva tecnología táctil es valiosísima como herramienta educativa.

Valor y educación son dos conceptos que andan reñidos últimamente en los países europeos... ¿Qué siente al ver que las primeras víctimas de los recortes económicos en estos tiempos tan ciegos son la educación y la cultura? Una profunda tristeza. Es una coincidencia nefasta. Yo lo veo en mi hija. Emplea la tecnología para aprender cosas a una velocidad asombrosa. Ahora nos ha dado a las dos por jugar con una aplicación que te permite saber los nombres de Estados Unidos. Yo nunca supe eso. En el colegio me enseñaron sobre historia y geografía europea. Resulta tan intuitivo que aprendes sin darte cuenta... Y eso sí, mi hija me da mil vueltas.

¿Es consciente de la relevancia cultural de su madre? Bueno, tiene ocho años, pobrecita. Por supuesto que hay ocasiones en las que tengo que explicarle la razón de que la gente se me acerque en mitad de la calle con esas expresiones entre beatíficas y suplicantes. Por lo menos ha dejado de parecerle una pesadilla. Ya tiene edad para entender que todos los trabajos tienen una contrapartida y que la de este no es peor que la de los demás, solo un poco diferente.

No venderse, no callarse

No, no es su estilo el de morderse la lengua. Poco después de conocerse el derrumbamiento financiero, la más célebre exportación artística de Islandia arremetía contra los gestores de su país. En octubre de 2008 firmaba una tribuna en 'The Times' en la que atacaba a los responsables políticos y económicos no solo por la bancarrota, sino por haber intentado vender la extraordinaria naturaleza islandesa a las multinacionales.

Siempre buscando la vanguardia, la compositora, cantante y actriz (con Lars von Trier) se ponía absolutamente del lado de la fuerza de la naturaleza. Quizá por eso su nuevo trabajo, recientemente publicado en Universal, se titula 'Biophilia', afición por la biología.

Nació en Reikiavik en 1965. Pronto sintió la llamada de la música. Comenzó en el movimiento punk y en el grupoThe Sugarcubes. (En la foto, en 1990).