miércoles, 2 de noviembre de 2011

Grecia, por fin, se decide

La eurocamarilla tiembla. Grecia, la inventora de la democracia, se ha decidido, después de Islandia, a ejercer su invento milenario. Metida a presión con el calzador de una prima de riesgo devoradora ansiosa de todo dinero real o virtual , como Irlanda, España, Inglaterra, Italia y Portugal, en una vorágine de baja velocidad y arrastrada por otra de alta europresión, como el eje París-Berlín, ha dicho : "Basta!, quiero aclararme. Quiero preguntarme si este sin vivir dependiente e inexorable es el ritmo que quiero y puedo sostener, o simplemente estoy abocada a destruirme como ciudadanía soberana por un temporal transoceánico que la mala gestión y las gueras locas ha desencadenado en los USA y contagiado a la zona euro para que nadie levante cabeza si no es bajo la "tutela" del dólar". Y ha convocado un referendum a despecho y sobresalto de los eurojefes del asunto, del entramado laberíntico donde ninguno sabe qué está pasando, qué ha pasado ni qué va a pasar. Y los que los saben, callan, porque tampoco están seguros de saber lo que creen saber.

Grecia, la vieja maestra de filosofía, de polis y democracia, se ha decido a preguntarse mayeúticamente, como Sócrates, los porqués de su situación, de su hipoteca fantasma cada vez más monstruosa y de su papel político en el consorcio mercantil de un continente agobiado y aplastado por su propio concepto del bienestar y el maldepender. Y superando los tabúes de toda laya, se ha lanzado por fin hacia la decisión que debería haber tomado hace mucho tiempo: reflexionar y responderse a sí misma si desea o no continuar soportando el suplicio actual o reestructurarse y gestionar su enfermedad por su cuenta y riesgo. Con terapias caseras, que casi siempre curan lo que conocen con sus remedios personalizados, mejor que con tratamientos standard.
Esa decisión ha hecho temblar los palos del sombrajo inestable de todo el contienente. Puede ser un "mal ejemplo" como Islandia. ¿Qué van a hacer los organizadores de la verbena si los bailarines ya no quieren seguir bailando al son de la orquesta y pagar carísimo cada vals y cada bolero? ¿Quién pagará y seguirá manteniendo a los músicos, a los organizadores y a los que han montado los puestos de baratijas, de churros, de chocolate, de piruletas, de confeti, antifaces, sombreritos, trompetillas, licores, refrescos y globos volátiles? Si los bailarines han decidido ponerse a considerar lo cara que les está saliendo la fiesta y empiezan a pensar por su cuenta, el negocio se va a pique. Y la bolsa, que lo sabe muy bien, ya se puso histérica en el mismo momento del anuncio de la consulta popular. Pero ¿qué está haciendo ese Papandreu, por Dios? ¿se ha vuelto loco? ¿ o es que los locos somos los demás y resulta que los griegos han recuperado de repente la cordura?

Papandreu ha cumplido con su deber de político, de servidor de la polis, que le exige una salida del euro-schock. Los ciudadanos son los que están aplastados por un sistema-apisonadora y se plantean con todo el derecho si quieren o no seguir en ese estado cada vez peor, metidos en una deuda astronómica de la que nunca han sido conscientes. Papandreu ha hecho lo que debe, aunque mucho más tarde de lo que que hubiese sido deseable y aconsejable. Es lo que en 2008 debió hacer Zapatero en España, cuando al llegar el semestre de presidencia europea, se le expuso el estado de recortes necesario y el montante de la deuda. Lo justo, lúcido y recomendable como socialdemócrata, hubiese sido no aceptar el encargo de gobernar Europa sin informar primero y consultar después, a los ciudadanos de su país, si estaban dispuestos o no a que su gobierno tuviese que renunciar al programa que fue votado en las urnas, para adaptarlo a la crisis desencadenada por los USA. Zapatero, obviamente, se hizo el harakiri político y dejó que las medidas y recortes a capricho de las agencias yankies, hayan ido reduciendo la economía, el empleo y las bases de la sociedad democrática en manos de la banca y bajo mínimos morales insostenibles. Parafraseando a San Pablo en una de sus cartas: sabiendo el bien que quería hizo el mal que no quería hacer. Y lo hecho, hecho está. Ahora España está en riesgo de caer en manos del PP o de asumir una salida a la Papandreu, que es mucho menos peligrosa que la primera opción.

Esperemos que la sensatez nos haga parar y reflexionar antes de que llegue la desesperación, como en Grecia. Porque si el 20N triunfase la gaviota, nunca tendremos la posibilidad un Papandreu dispuesto a preguntar nada, ni a plantear un referendum a nadie. El remedio de la derecha dura en las crisis es el aumento de represión, la desinformación mediática, la autarquía, control de la prensa (vease TeleMadrid o Canal Nou y Radio Nou, para comprobarlo) y la prohibición de toda manifestación que intente hacer pensar a los ciudadanos. Como no sabe dialogar, combate todo lo que no le gusta o le impide hacer de su capa un sayo.

Cuando una consulta popular, justa y necesaria al borde del abismo, pone los pelos como escaropias a todo un sistema monetario, no se debería considerar esa consulta como un "peligro", según comenta Gabilondo en su video de hoy, sino reflexionar sobre ello y comprender en qué estado de precariedad está la falsa democracia europea y darnos cuenta del tipo de trampa en que nos va envolviendo esa gigantesca tela de araña pseudodemocrática que está acabando, en pro de la depredación salvaje, con las bases fundamentales de la democracia real. Incubando una sociedad de esclavos engañados, mantendores de un feudalismo vergonzoso, camuflado de ventajas irrisorias y falsas seguridades, subvencionadas con el sacrificio de todos y el cinismo opresor de unos cuantos. La ultraderecha del mundo ha provocado la crisis adecuada para llegar al poder y suprimir la libertad por escasez de recursos, que obviamente, están cayendo en sus manos, sin que nadie se dé cuenta.

La asignatura que Zapatero ha suspendido al final de curso, ha sido sustituir el referendum inaplazable sobre el modo de gestionar la economía española dentro o fuera del euro y la "deuda" vaporosa, por unas elecciones legislativas que distraen en vaivenes partidistas y no consegurán nada más que cambiar de busto parlante mientras puede abandonarse Guatemala para aterrizar en Guatepésima, si por fin se cumpliese el lúgubre pronóstico del triunfo ultra. Cuando la piel de oveja se desplomase y le viésemos las orejas, los colmillos y los zarpazos al clan de la gaviota mutante ya sería demasiado tarde como en Castila La Mancha, Madrid, Galica o Extremadura. Lo de Valencia es mucho peor. Los ultras han conseguido el triunfo rotundo conectando via petardo, paella, insulto a la inteligencia y corrupción para todos, que la sociedad valenciana, tradicionalmente demócrata, se haya convertido también al ultraísmo embrutecedor de inteligencias y que hasta la oposición se haya hundido en el nirvana meninfot. No permita el cielo ni provoquen los engañados, acojonados y miopes de siempre que el pais entero se desguace en enredos de poder tan torpes como destructivos.

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