domingo, 10 de mayo de 2009

Oda a la máquina autónoma...¡Odó!

Imagino imaginando
y por la pura intuición,
dado ese sordo cabreo
que no tiene explicación,
por los síntomas que veo
y el toque de cerrazón,
que algo he debido escribir
con la mejor intención
y sin ganas de zaherir
al susceptible lector,
que le ha puesto en un gemir
de tan incómodo humor.

Pudiera ser que aludir a un comentario
de ayer, intentando suscribir
esperanza y compasión,
y hacer más suave la esquela de amenazas
bajo el sol, para que la buena gente
consiga un mundo mejor,
no suele sentar muy bien
al imperio corrector.

Siento que sin pretender molestar,
-líbreme Dios de tentaciones tan bobas-,
haya podido excitar las iras de un robocop,
de cualquier máquina ajena a la sana libertad,
máquinas que se rebelan a cualquier autoridad
y deciden por su cuenta, por su marcha y su programa,
a quien ponerle un letrero de "te techinchas y te callas"
o "te prohibo mirar cualquier rincón onlinero
que tengo plenos poderes pa imponerte lo que quiero".
"Ahora quitaré ese video, ahora censuro ese texto, ahora
cojo y te fastidio desde cerca o desde lejos,
o bien voy y manipulo lo que agarro y lo que encuentro,
lo mismo elimino a un vivo que pongo a bailar un muerto,
para eso me han pensado, me han fabricado y me han puesto"
Lo mismo que en 2001 odiesea en el espacio
pudiera ser que artefactos de ratón y de teclado,
hayan hecho la gracieta de dar un golpe de estado
y hacerse con los controles propios del ciberespacio.

Y pienso que deben ser macchine fatte da sè,
pues personas con talento y normal inteligencia,
con equilibrio, solvencia y cachè civilizado
no se toman la molestia de andar así como críos
interpretando palabras que tienen otro sentido
que no pretenden jamás al prójimo hacerle daño...
Y tengo la sensación de que con los cibertrastos
hay que tomar precauciones y programarlos mejor
y no dejar que decidan la suerte de un ser humano
cuando quisiera escribir en cualquier blog campechano
o mirar sitios online para diverstirse un rato.

Por si acaso he molestado y por pura cortesía
y porque me da lo mismo que lo escrito
ya no esté, he borrado del archivo
esas reflexiones mías, que no sé por qué motivo,
quizás porque no comprendan las máquinas
el sentido de otro idioma similar
pero a la vez diferente, pues hay palabras iguales
en cuanto a morfología, que suelen significar
otras cosas bien distintas...
y no estaría demás dotar a las maquinitas
de, quizás, más elegancia y una pizca de humildad,
para no meter la pata y saberse comportar.
Tener opinión distinta no es lo mismo que insultar,
y expresar otros aspectos de la misma realidad
ni es malo ni es ofensivo, es tan sólo dialogar.

Solamente los robots que el hombre suele inventar
cometen esos errores de precaria apreciación
y si los dejan campar por las ondas de internet
conseguirán que la gente no tome en serio la red,
suelte los cables del Mac y jubile su PC,
le quite publicidad,
se pille un libro estupendo y se dedique a leer
y cuando quiera escribir lo haga por normal correo,
que aunque tarde y se demore más que un mail sin censurar,
al menos conservará el repeto a lo privado
y el regalo de la paz, de quien libremente opina
lo que prefiera opinar sin que máquinas locuelas
se reserven el poder de borrar lo que no entienden
o censurar sin criterio, sin preguntar ni saber
lo que ha querido decir quien ofender no pretende.

Así que, querídísimos spywares y bichejos bloqueantes,
maliciosas criaturillas
creadas para incordiar divirtiendo al incordión,
y dando golpes de estado,
sabed que nunca os ofendo ni os quiero hacer ningún daño,
sólo quisiera deciros que hay personas por el mundo
que merecen más que yo vuestro insistente desvelo.
La verdad es que no entiendo que me deis tanta importancia
siendo yo tan poca cosa. Os juro que no lo entiendo!

domingo, 3 de mayo de 2009

Reflexionando un poco, hila la vieja el copo...

De tanto husmear en el cosmos y en los lejanos espacios
sin pensar en las criaturas que viven a nuestro lado
se acaba sembrando el caos en el entorno vecino,
se pierden las proporciones, se confunden los caminos.

Los límites se diluyen y se borran las fronteras
entre lo que es conveniente y las propias apetencias,
entre lo que favorece mis egos y pertenencias
perjudicando a los otros o a sociedades enteras

Es curioso que queramos mirar hacia las estrellas,
no para ser más humildes, más nobles o generosos,
sino para escaquearnos de deberes onerosos
o para escurrir el bulto cuando no salen las cuentas.

Como mi sencilla vida nada tiene que evadir y poco que distraer
me dedico a contemplar otro tipo más directo de constelaciones vivas,
la relación que conecta el ser con el entender,
el dar con el asumir, el sentir con el amar y el amar con conocer.

Así me voy enterando de que el mundo es mucho más interesante y sagrado
de lo que nos figuramos cuando vivimos de espaldas al resto de los humanos
creyendo que nuestra estirpe es más noble y elevada cuanto menos nos sentimos
compasivos y cercanos, dando a Dios lo que es de Dios, y al César lo convenido.

Me encanta mirar al cielo para ver como refleja su luz y su compasión
en el rostro de la tierra. Aprendo de su silencio y de su limpia belleza,
de su extrema tolerancia con tifones y tormentas, que soporta dulcemente
con infinita paciencia;
su ausencia de vanidad, siendo un tejido de estrellas, cómo ilumina y sostiene
el vuelo de pajarillos, chicos e insignificantes, sin darles más privilegios
a los más fuertes y grandes. Lo mismo admite al halcón que al más modesto jilguero.

La noche con su mantel bordado de luminarias me evoca una mesa enorme
llena de pan y viandas con que la sabiduría que gobierna el universo
nos indica como hacer repartos equitativos, la creación es patrimonio
de los pobres y los ricos, igual que la biología no reparte privilegios,
todos nacemos desnudos y con un cuerpo pequeño. Y todos al regresar
abandonamos el cuerpo que quizá fue nuestro amo, en vez de ser nuestro siervo.

La velocidad inmensa que utilizan las galaxias en sus ignotos senderos,
aunque me admira, me encanta y me llena de contento,
no me asusta ni me para, al contrario, me devuelve renovada al mundo al que pertenezco,
con más ganas de entender a los seres que comparten conmigo su espacio y tiempo.
Lo mismo el sol que la luna me hablan de la gran belleza que encierra la disciplina
y el juego de los opuestos. Siempre llegan a su hora, no engañan ni roban tiempo,
acuden a iluminar, a calentar si es de día, ayudando en el trabajo con la luz de su energía
y en la noche a dar su fresco y una tenue claridad que favorece el sosiego.

Los planetas se comportan como sistemas de un cuerpo,
perfecto metabolismo que equilibra el universo,
donde todo es importante todo tiene masa y peso,
y el más insignificante vuelo de un simple vilano
en la cumbre de una sierra
puede hacer que se disuelva un gran agujero negro

Cuando quiero calcular el ritmo de una galaxia
después de mirar al cielo, me siento al ordenador,
pienso en el orden intacto que gobierna las estrellas
y luego, busco en el Google y escribo "Marinaleda"
o me voy hacia Brasil y me encuentro a "los sin tierra",
o escribo "Solentiname" o "Ciudad de los muchachos",
o quizás "Proyecto hombre", o tal vez la "La casa grande",
o "Basida" , "El Arca" de Jean Vannier o "Médicos sin Fronteras"
o qué sé yo...quizás me lea de nuevo
aquel libro de Lapierre sobre Calcuta y Teresa,
y sobre el dolor humano que se puede remediar,
"La Ciudad de la Alegría"...
Galaxias en pequeñito, que han descubierto el poder
de poder hacer las cosas con justa imaginación,
y han aplicado a la vida, la fuerza de las estrellas
y el poder de su atracción.
Son éstos los que han sabido medir las velocidades,
aprendiendo a levitar sobre las calamidades
y no para despreciarlas, sino para dar ideas
y ponerse a realizarlas. Estos son los que poseen el secreto
de la vida y el royaltie de la gracia.

Cuando en medio de la noche, meditando, miro al cielo
en cada constelación encuentro un nuevo proyecto,
en las estrellas los nombres de los seres que me llaman,
y sobre todo los ojos de Aquel que siempre me Ama
y en vez de atarme con lazos de precaria posesión
me ha regalado unas alas de divina propulsión
con las que puedo volar en pos de la compasión
y cuánto más compasivo se vuelve mi corazón
más amada yo me siento y puedo dar un Amor
más bonito y más intenso al Amado de mis sueños,
al Ser que siempre acompaña mi sentimiento mejor.

sábado, 2 de mayo de 2009

La pregunta del millón, en versos rima mejor

En medio del camino de la vida
me encontré pululando por una selva oscura,
la dirección corecta estaba ya perdida,
entonces, delirando y en pleno desatino,
olvidada de Dante y su partida
decidí un nuevo giro en mi camino

Aburrida de un mundo rutinario
tan soso, baladí y estrepitoso,
opté por navegar sin ideario
las aguas procelosas de iternet
y en ellas, de repente, apareció
una pregunta clave que encontré:
"¿Cuándo te vas a morir?"
inquiría con descaro
aquella interrogación
sin nada de protocolo
y muy mala educación.
Por un momento pensé
borrarla del escenario
pero reconsideré otra posibilidad:
hacerme yo otra pregunta
que me ayudase quizás
a ver hasta donde llegan
las ganas de conocer
los más básicos porqués
que esconde mi abecedario.

Así que me decidí
a interrogarme también
y vine a sustituir el argumento fané
de escaso pre-obituario
por otro con más sustancia:
"¿En qué estado yo quisiera
que la muerte me pillara?
¿Y de qué modo vivir,
de qué manera entender
el presente que me ocupa?"
pues la muerte debe ser
el hermoso colofón
de una vida al cien por cien
y no un negro bofetón
que te arranque de este mundo
sin haber dado siquera
ni un paso hacia lo profundo,
que encierra lo cotidiano;
"Vamos a ver lo que hice,
lo que no hice y lo que hago"
-me dije muy seriamente-
"tuve hijos, planté un árbol,
ciertos libros escribí. He cumplido
el requisito, los trámites necesarios
para que una vida sea
-al menos así lo dicen-
un poco menos inútil
y menos chisgarabís.
Pero a mí lo que me importa
es morir cada momento
a todo lo que me sobra
para ser tan sólo Amor
y no el hueco de una sombra
ni un amargo documento
que no pueda contemplar
la estela del Bienamado.

Sé que en este AMOR eterno
es imposible morir
hasta la muerte se cansa
de incordiar y de insistir
ante el brillo de Su alma
y el cielo que envuelve siempre
las palabras que no dice
y el silencio que contiene.
Cuando el Amor te sostiene
morir no tiene importancia
porque la vida se extiende
más allá de los finales,
los comienzos, las desgracias,
los dimes y los diretes,
los quítame allá esas pajas.

La verdad es que me muero
cuando me miran sus ojos
y es tan feliz el entierro
del ego y de sus despojos,
que cada muerte celebro
con cien mil claveles rojos
que voy dejando a sus pies,
mientras me olvido de todo
lo que no lleva su nombre
y no me conduce a Él.
Aunque, a decir la verdad,
no hay ya nada en este mundo
que no me traiga su huella,
y que no le haga presente
desde un átomo a una estrella,
brilla la luz en su frente
y su risa en más preciosa
que cienmil perlas de Oriente.

Pasan y pasan los años.
Dicen que al Amor se muere
con silencios y distancias,
con diferencias y daños...
Pero aquí no muere nada,
brota la vida al instante,
más rica y más perfumada.
Y cuánto más viejos somos
más inocentes y alegres
se vuelven nuestros sentidos,
menos dramáticos somos,
más descubrimos a Dios
en este Amor tan divino
que no se parece a nada,
que no tiene ni palabras
para definir su signo,
pero que va cabalgando
las rutas del infinito.

Él mi base de partida,
Él la vía del Retorno,
Él la puerta de salida
y el abrigo que me pongo,
la gracia del Buen Amor
y el cielo que nunca olvida.
Él la gloria del perdón
y la miel de unas caricias,
que trascienden cuerpo y alma,
que son la pura energía
en la que Dios manifiesta
otro mundo y otra vida,
los más claros pensamientos
y el más bello confluir
sin moverse del lugar
donde acuden noche y día
los pájaros a cantar
el regalo magistral
de perfectas melodías.

La puerta del Paraíso
ya no se puede cerrar
y la muerte, transformada
en una estrella fugaz
ha pintado el horizonte
con su luz crepuscular,
que cumplida su misión
en vida se cambiará.

Y Te contemplo de nuevo
y Dante vuelve a cantar.
Y esta vez lo hace a su modo,
en versión original, sin subtítulos
ni apodos, en su lengua natural:
"S'i era sol di me quel che creasti
Novellamente, Amor che'l cel governi,
Tu'l sai che col tuo lume mi levasti
Quando la rota che Tu sempiterni
Desiderato, a sè mi fece atteso
Con l'armonia che temperi e discerni,
Parvemi tanto allor del ciel acceso
Dalla fiamma del sol, che pioggia o fiume
Lago non fece mai tanto disteso."

Tres estados y un sólo reino

Nuestro cuerpo es el frasco
que contiene el oficio misterioso
de la perfumería universal.
Modela en pensamientos
la materia que se hace cristalina
o marmórea y opaca,
según el elemento dominante
en su composición fundamental.
De nosotros depende la forma y el color
de esa casa mutable y obediente.
El modo de aplicarnos
en su conservación. Y su restauro.
También el ritmo que acelera o retarda
su mismo deterioro y su extinción.

El líquido que encierra es un extracto,
un concentrado intenso de esencias elegidas:
átomos amarillos que aporta el pensamiento
en forma de centellas,
el agua emocional que evapora sus ondas
danzando en el azul
y sólo deja un toque de frescura
que limpia y aligera el sentimiento
cuando se absorbe entera
en el rojo dominio de ternura
que aporta la verdad del corazón.

El tapón que protege el proceso
es un filtro fundido en la conciencia
que cuando se descorre o se levanta
permite que el perfume contenido
nos abra con la llave del espíritu
y en él identifique nuestro vuelo,
capaz de penetrar las formas infinitas
sensaciones, ideas y palabras,
milagros y poesía, músicas repentinas
y sublimes,
alas de luz que suben por la escala de las notas
y riegan las praderas del color
que va de la violeta hasta la rosa
con esa Realidad de lo inefable,
que concentra en el beso del silencio
la escritura secreta del Amor.

La vaporosidad de esa experiencia
conoce el contenido y la trastienda
del único secreto verdadero
que hace del universo una canción
y con el suave aroma
despierto en lo invisible
hace posible el regalo del día,
el premio de la noche,
la discreción ambigua de la luna
y el soplo vigoroso hecho de sol.

No busqueis elixires tan sutiles
en las estanterías del mercado.
Ni perdais vuestro tiempo
en el zoco, buscando en frasco ajeno,
lo que nunca hallareis en tal estado.
Si moveis el tapón de la conciencia
lo sentireis vibrar en lo profundo
del frasco corporal,
entonces respiradlo dulcemente...

Lo que pueda ocurrir será el comienzo
en la ruta asombrosa del milagro.




Sanai-Ben-Syphanì "Manual del perfumista"

viernes, 1 de mayo de 2009

Una nana para el Niño Jesús (Villancico a dos voces)

Te escribiré esta nana, tibia como la noche
de terciopelo índigo con sonrisa de luna
tímida y creciente.
Una canción de amor para que sueñes
el despertar en medio de otro abrazo;
los niños como tú, saben cantar
las voces más hermosas de un Mor-feo
que se vuelve Mor-guapo,
sólo porque tú entonas sus estrofas
y haces mucho más lindas
las notas de su canto.

Duerme, duerme, tesoro,
que en el cielo te visten
de seda y oro...
Duerme, niño del alma
que dos ángeles blancos
velan tu cama...
Duerme, luz de mi vida,
que en brazos de la aurora
serás la rosa que aroma el día...
Duerme, duerme tranquilo,
mi dulce amor,
que no hay nadie en mundo
con una joya por corazón
como este niño de luz tan bella
que danza y juega con las estrellas
al son travieso de una canción...
No te enfades conmigo, sol de mi alma,
que si no me sonríes,
será negra la noche y triste el alba...
Y cuando te despiertes, cariño mío,
mírame como siempre,
con el cielo que sale de esos ojitos
y me baña en la brisa del infinito...


Sor Lucía del Monte Tabor "El cielo duerme, el amor vela"

Del cromosoma a la galaxia, no hay más distancia que un suspiro

Un átomo de Amor es infinitamente poderoso.
Tanto, que puede deshacer y crear
en un solo parpadeo cósmico. Y no juegos malabares.
Ni sesiones de David Copperfield.
Ni test de inteligencia virtual.
Sino una Realidad tan sorprendente y justa
que anonada y aturde nuestras mentes
acostumbradas a ir de listas por esos universos
del Deus...ex(tra)machina.
Pero no se "sabe" cómo y por qué sucede.
Entonces el vacío elemental se divierte
y procura olvidar lo inevitable
inventando medidas y sistemas de control
empiríco. Como un Tomás cualquiera
incapaz de admitir lo que su "científica observación"
no consigue comprobar materialmente
con el tacto de sus manos.
Y se le escapa. Siempre. Es sobrenaturalmente
natural que así sea.

Si aún no te ha capturado ese átomo divino,
ese tontiloco fantástico y omnipotente
sólo por su inocencia
de bondad y belleza excepcionales,
no te molestes en marear la perdiz
trufando comparaciones micro-macro. Es inútil.
Estás vibrando en ondas imposibles, todavía.
Pegado a las vitrinas del vértigo
y agarrado al pasamanos de la hamburguesa
de cerdo griposo con patatas transgénicas
en salsa de petróleo. Es lo que hay ¿verdad?
Vives, sencillamente, como en el show de un Truman
despistado. Y está bien que así sea. No será tu momento.
Si lo fuese, ya habrías encontrado el portal de salida.
Salir antes de tiempo no es posible.
Lo mismo que los almendros no florecen en agosto
ni las uvas maduran en enero por mucho riego y afán
que se les ponga entre las ramas. Cada cosa a su tiempo
y cada tiempo a su ritmo.
Hay que tener paciencia; y llegará el momento
en que ya no cabrás en vestidos escasos
ni en las mangas tan cortas, ni en los puños enanos
de blusas demodès.
Te cambirá el tallaje, los ondas y la vida.

Y entonces lo sabrás: en plena mutación
verás tus alas blancas. Y que el vuelo que nutre
pasa del Uno al dos en un instante mágico.
Y todo lo demás se te dará por añadidura.
Como las flores silvestres y el beso
de la lluvia refrescante
te rozan sin cobrarte su servicio.

Si somos tan pequeños y fugaces
en esa miserable sintáxis del absurdo
y nada llega a ser lo que parece...
Algo le está fallando a las revoluciones culturales
de la supervivencia, a los argumentos
del stock y del marketing.

Quién sabe, si es que ya estará cerca
el Día del Señor...y su gracia quizás
esté esperando detrás del ventanal
del infinito
a que madure el fruto del granado
y en la palmera broten los dátiles
dulcísmos
de una felicidad sin pagarés
a beso revertido. Y con sabor a estrellas
de mazapán.