jueves, 30 de abril de 2009

"Mis caminos no son vuestros caminos"

La verdad hace libres e inexplicablemente felices. Sobre todo a los tontos, que tienen algunas ventajas. Quizás la Providencia, en su compasión, ha querido compensarles un poco por la falta de esa inteligencia, que la naturaleza regaló a los listos exclusivamente, así, la divina compasión, intenta equilibrar un poco el desajuste del reparto planetario.
El tontus terrestris pertenece a una especie casi en extinción. Suele ser tranquilo y bien pensado por naturaleza. Optimista. Inocente y confiado. Generoso y afectuoso. Tiene la estúpida inclinación a ver el lado bueno de las cosas y de la gente y eso le presenta situaciones resbaladizas, ya que dice ver aquellas zonas potenciales que no suelen manifestarse, con lo que se acarrea calificativos como iluso, utópico, idiota, majadero, etc, etc. y no falta razón a sus detractores, porque hay que ser un merluzo en este mundo para detectar bondad, sinceridad, belleza, inteligencia, cuando los hechos las niegan y las dejan a la altura del betún. Pero el tonto quintaesenciado no escarmienta con facilidad. Por más que descubre lo peor, se empeña en compensarlo con lo mejor y así dejar el asunto en tablas, en un equilibrio soportable, donde se pueden intuir y a veces reconocer, las buenas cualidades e inclinaciones, aún en la evidencia más dura e inclemente. El tonto está empeñado en que dentro de cada individuo yace oculto el mismo diamante en bruto y en que, tarde o temprano, ese diamante se convertirá en una joya de inmenso valor. Quizás el tonto, como tonto que es, no cae en la cuenta de advertir a tiempo que para que el diamante se pula, es necesario que un joyero lo golpee, lo lime, lo raspe y le dé forma, hasta hacer de su dureza, un delicado trabajo artesanal y concienzudo. Y no lo dice, es tan insufriblemente optimista que da por sentado que eso lo ven todos. Siente que el diamente es perfecto en su origen, que las irregularidades son añadidas y superables, porque la base y la materia prima son siempre de buena pasta. De primera calidad. Y no. Desgraciadamente no es así. Los propios diamantes se molestan y ofenden cuando oyen esas afirmaciones. Así que el tonto está condenado de antemano a ser un marginal, un excéntrico y un predicador de idioteces en el desierto del desencuentro. Sin embargo, a pesar de las clarísimas pruebas contra su forma de existir, el tonto in-siste, per-siste. Hé ahí la clave de su imbecilidad. La contumacia.
Y es ahí, justamente, donde el mundo le golpea, le engaña, le hiere, le escarnece y le ningunea, donde la Providencia se vuelca en mostrarle esa verdad que hace libres e inexplicablemente, felices. Y es que el pobre tonto, al ser despojado de tanto peso, de todo buen concepto de sí mismo, de toda "dignidad" y de toda virtud posible, no tiene ya nada que perder, por lo tanto, nada que temer, nada que defender, nada que ocultar, nada que ganar y nada que perder. Puede opinar o decir, pero cuando lo hace se desprende de todo adhesivo. En su centro, sólo hay una música sin palabras que se extiende por todas partes sin que él pueda evitarlo. Y puede mirar con Amor a todos, incluídos a los que no le entienden y están empeñados en retorcer cada cosa que piense o que diga. Al despojarle de todo, también le han despojado de esa necesidad de "defenderse", porque en realidad ya no le queda nada que pueda ser ofendido ni premiado. Puede defender causas que considera justas, pero no porque sean "sus" causas, sino porque la gente sufre arbitrariadades y absurdos dañinos e inútiles. Nada más.

Dado este lamentable estado en que le colocan las circunstancias, el Cielo, que es mucho más compasivo de lo que parece a simple vista, se ocupa de sanar los efectos secundarios de tanta cretinez y va mostrando al tonto vías alternativas donde regenerarse y sanar sin secuelas, ya que no tiene posibilidades de ser sanado de otro modo. Su vida es como un Magnificat constante. Y como dice una sabia afirmación: "Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta". Y esa es la única certeza que preside la vida del tonto idiosincrásico e idiopático. Atravesando tantos umbrales oscuros, superando las pruebas del miedo, las tentaciones innumerables, no por virtud, sino por clarísima ayuda de Ése que nunca le falta y siempre le basta, es cada día es más libre, más ligero y más feliz, cada día el Amor le llena por todas partes y se le hace real en todo lo que descubre. Al mismo tiempo que ama al Amado más que a sí mismo, puede dejarle volar y comprender vitalmente que nada está separado en el Amor. Si el Amado es Quien ES, ¿qué podrá separarles?, nada; y si no lo fuese ¿qué podría unirles?, nada. Un imposible, una aporía, porque esa clase de Amor, es TODO. Y lo que no es TODO no existe, simplemente. Pulula como un fantasma en los patios traseros de la pre-existencia, igual que una neblina evaporada, fugitiva y en dispersión. Un sueño sin contenido real que al despertar sólo deja sensaciones inoperantes.

En cambio el AMOR es otro mundo. No hay malentendido que lo enturbie, ni apariencia que lo eclipse. COMPRENDE y perdona porque sabe que la "culpa" del Amado está ligada a una falta de sí mismo. Son UNO. Por eso el Amor es humilde. Es leal. Jamás un Amante verdadero haría causa común con quienes intentan dañar al Amado, ni dejaría un tesoro tan preciado en manos y bocas extrañas. El verdadero Amante no se ocupa de ser imprescidible para el AMADO, le basta con que el AMADO sea imprescindible e insustuible para él. Respeta su vuelo y sus procesos personales de crecimiento.
Sólo quien ha degustado ese delicado manjar es fiel para siempre, no por lo que recibe ni por lo que da, sino por lo que nace milagrosamente en la infinitud de un sentimiento eterno e irrepetible. Único.
Cuando se ha bebido el agua inagotable, no se busca otra fuente. Y si se busca es que nunca se bebió de aquel sagrado manantial.
Así que quien no Ama, seguirá probando sorbos en distintos grifos acomodados a su altura y a su sed. Hasta que sane la avidez, el capricho y la comodidad, el apego y la vanidad, el afán de control y la desconfianza. Hasta que se deje en las Manos del Único Maestro Joyero para ser pulido y tallado. Y será bueno que así sea para bien de todos.
Sólo los tontos irredentos son capaces de Amar, porque ya no tienen las ataduras del apego, ni las cadenas del deseo egoista, su único deseo es como una esencia perfumada de bondad y de gozo, como un racimo de uvas maduras y dulces, cuyo jugo es el Vino de la Vida, por eso entienden el lenguaje del corazón y de ellos es el reino de los cielos y el misterio sencillísimo de la eternidad.

martes, 28 de abril de 2009

A viejos males, viejos remedios...Nada es nuevo cuando las almas están viejas

Nos quejamos por vicio y por falta de observación objetiva. Creamos entre todos un monstruo, lo alimentamos durante décadas, lo hacemos crecer nutrido, mimado, con todos los recursos de la imaginación, el talento y las posibilidades, le armamos hasta los dientes, lo blindamos, le forramos de dólares, euros y yenes, le complacemos en todo lo que nos va pidiendo...creeemos que lo dominamos y que nuestra habilidad de seres "superiores" tendrá siempre la sartén virtual por el mango. Pero no. Cuando un buen día el monstruo, haciendo uso de los poderes que le hemos dado, se pone farruco, se apodera de todo y nos aplasta con su volumen, entonces nos quejamos. Nos quedamos patidifusos ante el desastre y no sabemos a donde mirar para encontrar "al culpable" de tanta calamidad y el antídoto vacunador de bolsillos y bienestares sociales. Éso sobre todo. Lo otro, la monserga de los "valores", el coñazo de "la educación", el sinapismo de la ética y el topicazo absurdo de la coherencia, que es un verdadero cilicio en la chepa de esta "cibersociedad en progreso" , -sí, en progreso aunque no se sepa hacia qué ni hacia dónde, el caso es "progresar", aunque sea hacia un abismo sin fondo. Siempre nos salvará la campana del Titánic, en el último momento...
Bueno, a lo que iba, que ese cilicio de la moral, no sirve para nada , está claro, sobre todo si sus abanderados "profesionales" nos sorprenden con corrupciones alucinantes y siempre basadas en el mismo engañoso espejismo: el dios dinero es lo único que puede arreglarlo todo. De modo que la lección fundamental siempre se queda por explicar y aprender. Sin Valores que despierten la conciencia, el dios dinero seguirá siendo la enfermedad mortal de cualquier solución posible. Sin embargo,con la conciencia activa, ese mismo dinero se convierte en una energía más, estupenda para aliviar, mejorar, solucionar y construir. Quien está despierto en ese nivel superior puede crear lo que necesita y atraerlo a su vida desde el imán interno.

El problema de nuestra especie es que no estudia la historia y ya se sabe que las culturas que no conocen los errores de su pasado, acaban por fotocopiarlos en su presente.
Miremos, por ejemplo, crisis muchísimo peores que la humanidad ha padecido a lo largo de su "progreso". Por ejemplo, la Edad Media europea. Un tiempo oscuro, lleno de guerras brutales, invasiones, fanatismos, tormentos en la hoguera para los disidentes, poderes absolutos y absolutamente arbitrarios, incultura manifiesta, esclavitud y oligarquías terribles, genocidios entre las comunidades disidentes, recesión del verdadero cristianismo, que se vió aplastado desde el 313 y Constantino, reducido a una religión "victoriosa" y totalitaria. La "iglesia triunfante" -¿de qué?-.
Pues, hasta en esas tesituras horrendas, llenas de cruzadas, nacidas, redundantemente, del cruce de cables entre violencia y fe-tichismo religioso, aparece un paradigma de lucidez y de sensata revolución incruenta, sana y además, preciosa, que en su modestia, consiguió que en aquella Europa se suavizasen los vientos huracanados del odio y que ejerció durante centurias sobre la juventud de todo el continente una influencia sanadora y pacificadora. El joven Francesco d'Assisi consiguió con la sabiduría de los humildes, darle la vuelta a la difícil tortilla del patetismo social y fundamentar un dolce stil nuovo en todos los aspectos. Francesco era un sabio camuflado en la simplicidad y en la normalidad capaz de hacer milagroso lo cotidiano y extraordinario lo vulgar. Sobre todo porque estaba enamorado de la infinitud y de su ternura y además, sabía descubrirla en el fondo de cada ser yde cada sitiuación, tuvo la humildad certera de dejarse guiar por ese impulso de la gracia sin oponerle razones teológicas, ni dogmas acomodaticios. Permitió que el Espíritu fluyese sin trabas de ningún tipo, sin miedos y sin prejuicios.
Hoy podríamos aprender de su ejemplo a mirar esta crisis actual con otros ojos. A él le tocó también un tiempo oscurísimo, lleno de amenazas, pandemias, opresión, guerras entre vecinos, que podían ser aún más crueles que los enemigos sarracenos. Está escrito que en Perugia le torturaron y aprisionaron en una lucha entre ciudades, mientras que el sultán de Babilonia le recibió encantado y le hizo predicar su experiencia mística, hasta emocionarse y pedirle su bendición. Claro que para entonces el ex-hijo de Bernardone ya era Frate Francesco, il poverello, y todo su ser, una bendición para el mundo. Una llama de Amor verdaderamente viva.
Analicemos. Lo primero que puso en marcha el germen de un gran hombre en el cuerpo de un joven mequetrefe destinado por su padre a ser un burgués-gentilhombre, atildado, pesetero y vanidoso, fue precisamente la "crisis". La paliza física y moral que recibió en Perugia. Algo cambió profundamente en su interior mientras observaba la dinámica humana y sus socavones insalvables, si se quedaba limitada en su propia miseria. Y ese germen creció con el contraste entre la vida cómoda y regalada que llevaba en su casa y la realidad de un mundo golpeado por ambiciones, crueldades y barbaridades innumerables, entre "cristianos".
Así, Francesco, decidió que para comenzar un camino nuevo hay que liberarse de las vestiduras antiguas y , convocado por la autoridad del gobierno de su ciudad para que acatase las órdenes y obedeciese a su padre, él se despojó públicamente de los pesos añadidos. Fue un símbolo muy elocuente, que hoy también puede valernos como referencia. Francesco no se entretuvo en buscar "culpables", ni en disculparse, ni en tratar de contentar a su padre ni al obispo ni al príncipe. Ni en pensar en el posible ridículo, ni en que un joven atractivo y con posibles estaba a punto de arruinar su porvenir de próspero comerciante. No. Simplemente, se desnudó. Se limpió de residuos y lo hizo en público, para comprometerse de verdad. Con muchísimo cariño le recordó su padre que desde aquel momento, él se reconocía fundamentalmente hijo de Dios. Por lo tanto, hermano de todos los seres creados y eso le hacía responsable de un cambio muy profundo. El joven Francesco decidió que cuando se quiere un mundo mejor hay que ponerse a construirlo desde la base y dejarse de filigranas, barroquismos y capiteles corintios. Vio claro y se fue directo al grano, sin más.
Agarró como guía las Bienaventuaranzas porque seguramente era un profeta vidente y sabía que sólo ese programa "político" tiene el poder de cambiar algo en el hombre. Y se puso manos a la obra. Por un lado, para tener ocupada la mente, decidió hacerse albañil y reconstruir una ermita ruinosa, como símbolo de su propia reconstrucción. Era un poeta verdadero. Ya se sabe que los verdaderos poetas lo primero que tratan de componer es su propia vida con arte mayor, precisamente trabajando la menor y más humilde de las artes: la humildad que lleva al autoconocimiento sin contemplaciones ni zarandajas. No esperó ninguna subvención del gobierno, ni pidió permiso al arquitecto municipal. Ni fue en manifestación hasta las oficinas del paro. Se puso a trabajar y a solicitar a los pobres de la ciudad un lugar al sol para aprender de ellos el arte no menos grande de sobrevivir sin propiedades ni bienes. Dejando que la bondad de la vida fluyese de los corazones humanos, sin pasar por la oficina de asistencia social ni por el despacho de Caritas. Eso fue el comienzo. Poco a poco la crisis le fue mostrando el lado bueno de una dama despreciada, temida y evitada por todos: Donna Povertà. De la que Francesco se enamoró perdidamente. Pues no era lo mismo encontrarse con esa buena señora sin pretenderlo, que hallarla después de buscarla por todas partes. Y para llegar a ese punto de lucidez era necesario una catarsis tremenda, una sinceridad aplastante y un alma gigantesca que se había ido desarrollando a golpe de conciencia dentro de nuestro Fran, que ya nos apetece el diminutivo para llamar a un ser tan entrañable.
Solucionó su pánico a la lepra, que era entonces como una agripe porcina, pero mucho más bestia e interminable, con un abrazo bien fuerte al leproso que se le cruzaba cada mañana por el camino de la ermita agitando su campanilla de intocable, con lo que Fran fue el primer psicólogo gestalt de la historia. Se quitó para siempre los miedos y las hipocondrías. La verdad es que quien no se lanza al agua nunca aprenderá a nadar. Y él lo tenía muy claro. Un hombre que quiere ser libre no puede andarse por las ramas y debe afrontar de frente lo que más teme. Mientras no lo haga, nunca será libre de verdad por más milongas que se quiera contar a sí mismo.
Luego llegaron los esbirros eclesiales a pedirle cuentas de su pobreza y de su sospechosa filiación divina. Pero él, enamorado como estaba, los miró con el mismo amor con que miraba a Donna Povertà y no tuvo ningún inconveniente en ir hasta el Vaticano para pedir los permisos necesarios, dejarse scannear por la curia y decirles que en las Bienaventuranzas también hay sitio para papas y cardenales, cuando despiertan y dejan que el corazón se apee del papamóvil y del baldaquino. Que Padre/Madre Dios lo es para todos y que no se afligiesen por las púrpuras y los oropeles, las gemas y los ornamentos aparatosos y fashion, que éso tenía arreglo, sólo había que quitárselos de encima para estar más libres y ligeros, venderlos y repartir la pasta obtenida a los pobres, que como Lucía la mendiga, Giovanna la ciega, Guido el lisiado, Marco el leproso, Anna la viuda con 6 niños, etc...estaban con él en pequeñas cabañitas alrededor de aquella San Damiano que había dejado de ser un ermita, para convertirse en un palacio real, porque era justo, el retrato amoroso del Reino de Dios. Vamos, que la crisis empezaba a mostrar su mejor plano. Y lo dijo con tal humildad y cariño, con tal bondad natural, que ni un solo cardenal se libró de alguna lágrima que otra. Ellos también tenían un corazoncito y aún podían reconocer, bajo el peso plúmbeo de sus summae thologicae, la frescura que mana de la Fuente y la luz que viene derechita desde el corazón de Dios.
Poco a poco jóvenes inquietos y buscadores de toda Europa empezaron a desfilar por la Umbria y a experimentar los beneficios de una crisis bien resuelta. En vez de alistarse en la siguiente cruzada, se iban de camping a la dulce Italia y allí algo les conmovía y les transformaba la mirada y el alma cuando empezaban a respirar aquel aire único. Eso sí que era una revolución sin vuelta atrás. No vendían collares ni camisetas con flores, ni montaditos de mariguana, ni posters de Aurobindo, ni gominolas de mescalina, ni cuadernillos con los refranes de Mao Tse Dong, ni panfletos sobre el sexo en comuna, ni sobre el orgullo gay, -y eso que todos eran hombres...- no, que va, se despojaban de la costra programada, se quitaban las cadenas antiguas, desataban los lazos que no llevaban impresa la sigla del Amor y borraban los senderos que no llevan a ninguna parte, aprendían a volar sirviendo, ayudando y recibiendo humildemente lo que cada día trajese a cada uno, como un regalo bendito. Así de simple y de claro. En el espejo del hermano encontraban su propia radiografía. La convivencia hecha desde el Amor Divino es la mejor educadora y armonizadora del hombre. Así se liberaban de la mentira propia, de la fatuidad y de la apariencia. Unos se quedaban allí, otros regresaban a sus lugares de origen, pero todos aprendían que las crisis mundiales empiezan a solucionarse de verdad dentro del hombre y que eso produce la solución posterior compartida con los demás. Que una pandemia se cura cuando la gente pierde el miedo y cuida a los enfermos por Amor y les atiende en su sufrimiento, porque esa fuerza impide los contagios. Que la escasez termina cuando en vez de acumular se reparte lo que hay. Esa fuerza multiplica la materia de un modo increíble. La generosidad mueve montañas, porque es hija de la fe y está muy bien educada por ella. El milagro de los panes y los peces no fue un malabarismo de Cristo para hacer magia a lo Uri Geller, sino una muestra del poder que tiene la generosidad cuando se pone en marcha. Sólo fue posible hacerlo cuando el Amor repartió la poca materia prima que había en dos cestos.
En fin, que Fran fue un alumno aventajado en la escuela de los solucionadores de crisis. Y sabía como aplicar los remedios justos a los males injustos, convirtiendo las calamidades en una manifestación de la letizia, que obviamente no tiene nada que ver con un pase de modelos de la princesa de Asturias, sino con un estado superior de gozo coherente, donde la libertad y la autononía del SER son la clave del AMOR infinito y viceversa. Justo, esa felicidad que todos buscan donde no está ni se puede encontrar. Fuera del corazón y fuera del Amor. Es decir, que en vez de profundizar, se escapa, en vez de aceptar, se rechaza. En vez de dar, se retiene. En vez de soltar, se aferra. En vez de servir, se quiere dominar y en vez de pacificar se combate. En vez unificar, se divide. En vez de alegrarse y perdonar, hay rabietas y represalias, en vez de fluir se endurece...¿Cómo no va haber crisis? Lo raro es que no nos demos cuenta de que las producimos nosotros mismos. Pero bueno, ya llegará su momento y lo sabremos.

Paz y bien a todo el mundo. Y que, como el queridísimo Fran, aprendamos a vivir "A la buena de Dios", que no es sólo la "buena" sino la mejor.

sábado, 18 de abril de 2009

Motivos para la alegría

Un signo de evolución muy importante es que el despertar de la conciencia individual conduce a la superación de la indiferencia social y a la recuperación dignificada de la participación ciudadana responsable, en los asuntos de gestión pública.
Una de las bases decisivas es la distinción entre los conceptos de "política" y "cratofilia". La Política es el sistema social de participación y servicio solidario en la consecución del bien común, de la "polis". No identificada con ideologías ni credos. Sino con la gestión. Organización y atención a las necesidades de los individuos y sus comunidades. Es necesario mantener y mejorar los recursos, sistemas y redes de servicios. Para eso se necesitan instituciones que ya tenemos, pero renovadas y puestas al día. Habría que reformar el concepto de "poder" sustituyéndolo por el de "servicio". Así terminará la era de la "cratofilia" ( del griego cratós -poder- y filos -afición, apego- ) y con ella la confusión que ha dado lugar a tantos malentendidos aprovechados siempre por las dictaduras, declaradas o encubiertas, que tan aficionadas son a desmembrar la responsabilidad del ciudadano y a licuarla en la inoperancia que conduce a la destrucción de las posibilidades de gobernar con inteligencia y respeto. Con demosofía. Un término que me parece mucho más adecuado a los nuevos tiempos, que el viejo y demostradamente caduco: democracia.

Realmente en un estado de ignorancia, de irresposabilidad, de lavado de cerebro universal a base de mass-media comprados, de ambiciones partidistas y de lobbies multinacionales que dominan voluntades y silencios, naciones y proyectos, almas y mentes, esa "demo-cracia" es una mentira y un suicidio colectivo. Un poder, aparentemente compartido por la masa y los tribunos de la plebe más votados, pero en realidad manejado por unos hilos ocultos, que en pocas manos, dominan el mundo, bajo la ilusión de un gobernar "democrático". Ni la masa puede alcanzar como tal la capacidad de autogobierno si no deja de ser "masa" y se convierte en un conjunto de voluntades inteligentes y conciencias despiertas. De seres cultivados y aptos para decidir y no para apoyar ideas postizas, carentes de valores, vacías de contenidos aplicables y útiles para evolucionar social e individualmente, y que sólo son trampas para captar votos.

Es notorio que todo lo que educa y colabora a desarrollar independencia de criterios y de juicio, que es la base de la creatividad y de la responsabilidad, produce pánico a los cratófilos. El poder necesita rebaños y pastores. Eso funcionó en la antigüedad, mientras la conciencia del hombre andaba resolviendo la supervivencia material -alimento, territorio, asentamiento y reproducción- y su cerebro estaba dedicado a ello casi por completo. Así se delegaba en el chamán, en el sacerdote o en el militar victorioso o en el magnate rico y poderoso, la responsabilidad del gobierno tribal. Era la época en que el cerebro reptiliano dominaba la actividad mental humana. El "poder" que hace ricas y fuertes a las minorías dominantes, hace cómodas y perezosas a las mayorías gobernadas. Ya lo dice algún refrán popular como "dame pan y dime tonto", es decir, "dame además tv, videojuegos, internet a saco, hipotecas esclavizantes, coches y viajes organizados, entretenimeintos y di-versión, drogas varias y un trabajo que ocupe el resto de mi tiempo y de mi energía, que me abduzca y programe de tal modo, que no me quede ni un hueco para pensar ni decidir quien soy y como quiero y necesito vivir de verdad..." Es natural que semejante "demos", no sepa qué hacer con el "cratós". Le viene grande. Y es un absurdo que esa fuerza "crática" se ponga en las manos de quienes no saben autogobernarse, que es el verdadero poder, ya que ni siquiera se conocen a sí mismos. En esas condiciones, se elige lo que hay y se identifica con el sentir visceral de la masa "crática". Es decir, con las ideologías que sustentan las programaciones que aún subyacen en los restos reptilianos del cerebro.
A más desarrollo neuronal y conectivo, a más energía y equilibrio de los hemisferios y del cuerpo calloso que los une, las necesidades egoistas se refinan y se abren más a la solidaridad, a la universalidad, desaparece el miedo y surge la creatividad. Se está potenciando la capacidad de amar, de sacrificio por los demás, la generosidad y la gratuidad, el respeto y valoración de lo diferente. Por el contrario, a menos desarrollo del tejido neuronal y del córtex, el dominio reptiliano del cerebelo, potencia la programación animal, incluso el uso de la mente mecánica al servicio del instinto exterminador de la vida y de los recursos, a favor de necesidades egoistas y parciales. Y en realidad, suicidas.
En los individuos de cerebro evolucionado no es necesario el "poder" porque la inteligencia racional y emocional son las herramientas que sirven al funcionamiento de las conductas y a la consolidación del carácter, al desarrollo de los valores superiores.
En los individuos de cerebro reptiliano sí que es necesario ese "poder" que se traduce en un estado constante de amenaza y crispación, de inseguridad, de lucha, producidas por el pánico de la animalidad no superada, que necesita reafirmarse con el "poder" y la conservación y acumulación de bienes perecederos, que dan seguridad y continuidad, aunque precaria, ya que el miedo a la muerte y a la enfermedad no los suprimen las posesiones materiales, sino el conocimiento y la serenidad que dimanan de la evolución de la conciencia, sostenida por y sostenedora del propio desarrollo evolutivo del cerebro. Conciencia y cerebro interactúan, se retroalimentan.

En el estado reptiliano lo que debería ser el noble y desinterasado servicio a la comunidad "política", es decir, ciudadana, se convierte en "cratofilia", en dominio y sumisión. En jefes y esclavos. En opresores y oprimidos. En ese estado está claro qué orientación tendrá la masa para elegir a sus líderes. Las leyes se hacen a la medida de los errores comunes. Favoreciendo a los poderosos y plastando a los ciudadanos anónimos. En ese estado reptiliano, las religiones funcionan desde el miedo y la superstición. Son más bien un cojunto de rituales mágicos, donde un mediador o hierofante, se atribuye el poder de administrar los bienes falsamente espirituales, que le confieren otro tipo de poder, quizás más fuerte y potente que el fáctico. Ya que los poderes "políticos" se esfuman cuando el detentador deja de ejercer sus cargos, pero en la superstición religiosa permanecen siempre en el aura dominante del lider carismático.

Gracias a Dios, la evolución no para y va haciendo su camino. Por eso lo que en siglos pasados era sólo una rareza, una rebeldía o una herejía, ahora es un camino compartido por millones de personas en estado de despertar. Hemos llegado a un punto en que la comprensión profunda de la Realidad empieza a ser instantánea y contagiosa. Ni siquiera hace falta la presencia física ni la predicación proselitista. Es simplemente un tejido energético, unas ondas que nacen de sí mismas y se extienden y modifican y amplían la intuición, el conocimiento y la percepción, todo al mismo tiempo, en varios planos simultáneos que están interconectados, que son móviles y al mismo tiempo, permanentes. Que vibran en una frecuencia inasequible a la baja densidad emotiva, mental y desiderativa. Es decir, quienes son "tocados" por ella y se hacen sensibles a su contacto, comienzan a cambiar inmediatamente y cambian en todos los aspectos. No lo "consiguen" por esfuerzo e insistencia, sino porque su maduración energético-espiritual ha alcanzado el nivel adecuado para la trasformación. Y pueden "ver" y descubrir quienes son y qué está pasando en ellos y en su entorno, como en el mismo universo.

Con este estado de cosas, es obvio que el sistema de gobierno a que estamos sometidos y habituados está en la últimas, afortunadamente. La misma crisis que estamos atravesando se ha provocado por ese mismo cambio: las viejas estructuras se han roto porque los contenidos se han ampliado y ya no caben en el recipiente antiguo. El mismo contenido, al crecer y modificarse está dando lugar a formas nuevas, flexibles y adaptadas al crecimiento más acelerado y expansivo de la energía y de la conciencia. El "poder" y su "cratofilia" está en sus postrimerías. Soportaremos sus últimos coletazos que pueden ser dramáticos para quienes aún permanecen encadenados a esas estructuras, cuyo declive aumenta en progresión geométrica, como geométrica es la forma y la estructura del universo conocido hasta ahora. La geometría mentalmente degradada termina con su propia degradación para poder evolucionar y regenararse en otro plano más alto y sutil.

En este nuevo formato cósmico, el servicio y la fraternidad sustituyen al poder y a las diversas tiranías, que van cayendo al ritmo necesario. La falta de compromiso social, se transforma en solidaridad y apertura al "otro", que se empieza a reconocer en uno mismo. El hombre, la naturaleza, la vida, el cosmos, Dios, los seres de luz y maestros intemporales, la creación y todas sus posibilidades infinitas...están dentro del hombre. No hay poderes, ni mediaciones. Todo es UNO y regresa a Casa! Es decir, a un estado lúcido y consciente, autónomo y compartido, "contagioso" y libre, pero obediente a la Ley Suprema: el Amor que Conoce y puede y sabe y se expande y se contrae, como una respiración infinita, donde todo es posible y nada puede dañar. Porque todo está gobernado por esa fuerza maravillosa e inagotable que nace en nosotros y al mismo tiempo nos hace nacer en ella constantemente.

lunes, 13 de abril de 2009

Todo es mucho más fácil y más imple de lo que nos contaron...

Andaba el Absoluto ensimismado
envuelto en perfección.
El notiempo flotaba en el vacío.
Todo era un pensamiento detenido
en única sentencia inamovible
en un sólo carril sin estaciones
Un bostezo infinito gobernaba
inalterable
la eternidad del sumo aburrimiento.

"Aquí me falta algo que no alcanzo a pensar"-
se dijo aquella Idea completa y magnífica
rebuscando en sí misma la respuesta .
Miraba y excavaba en sus centellas íntimas,
inmanentes, extrabióticas, esterilizadas,
en sus recodos exactos y sin fallos,
sin el más mínimo cortocircuito.
Y de pronto lo "supo": ¡Estaba congelado!
solemnemente pétreo,
litúrgicamente coagulado,
perfectamente rígido,
en un inagotable rigor aeternitatis

"¿Qué me podrá salvar
de mi divino estado insoportable?
¿Qué me liberará
de mi exquisita prisión,
de mi suprema ontología
teológica y esencialmente
irreprensible?

Me descubro
insoportable y absoluto
y absolutamente insoportable...
En toda mi divinez maxidivina"

De pronto sintió un roce sutilísmo
y ¡por fin!, des-co-no-cido,
y extrañamente familiar, oh, sí...
un cosquilleo en las partículas del núcleo,
un temblor inesperado, una suave textura
como de flan energético, una sutil y fluída liquidez
de chispa en chispa
encendiendo nuevas ondas
a lo largo del sistema perfecto.

Y comenzó a estirarse lentamente
desde dentro
hasta alcanzar la sensación de un "fuera"
que empezaba a palpar y a ser posible
Ah, qué sorprendente contrapunto...
y qué extrañeza tan hermosa.

Y de golpe "la" vio. Era su propia luz
proyectando un vapor,
un aura deliciosa. "Soy Tú"-
dijo con voz de niña aquel dulce trasunto-
"¿Te he creado de mi propia sustancia?"
"No, sólo acabas de descubrirme. Soy la potencia
y tú el acto"
"Entonces somos "yo"?
"Ummm, sí, más o menos"
"¿Y qué vamos a hacer con nuestra perfección
absoluta y centrípeta?"
"Aprovecharla para crear imperfecciones
centrífugas"
"¿Cómo?"
"Déjate ir. Ven, extiende ese segmento
y toca esta pequeña chispa..."
"¿Qué es esto? ¿Qué ha ocurrido?
Algo me cambia y me balancea..."
"Yo tampoco sé lo que es, ¡pero es precioso!"

Dos formas gigantescas hechas de pura luz
se extendían y creaban un espacio
y un ritmo al mismo tiempo.
Un sonido delicado soplaba
como brisa acariciante y por fin ¡cálida!

Así se descubrieron en la misma unidad.
Y brotó lo dual como una fuente.
Y de la fuente manaba la palabra
y sus siete sonidos irisados
y un impulso de gozo irresistible
que fundía y al mismo tiempo
aceleraba en la quietud
los núcleos y las ondas de una divinidad
desconocida. Completamente nueva.

Se inventaron dos nombres en una sola frase.
Y dos formas diversas en una Realidad
que llamaron Amor
porque era fácil de pronunciar. Sólo por eso.
Y así podían localizar las sensaciones
y el dulce desconcierto
de la más hermosa imperfección
perfectible.

Jugaron a llamarse de mil formas
pero eligieron finalmente
"espíritu" y "materia".
Y organizaron desarticulando
el ensimismamiento original
en unusversusalia transitorio.
"Uno orientado hacia todas las cosas"
dijeron a coro, riendo como chiquillos
en inventando el primer planisferio
de la felicidad.

Luego se repartieron en especies,
en innumerables reinos,
en células y átomos brillantes
que se aman y descubren
en todo lo que existe
fuera y dentro de todo lo pensable
y lo increado.

A veces en la noche silenciosa
cuando la vida duerme y lascriaturas sueñan
se les oye reir
entre sábanas bordadas de nebulosas blancas
juntando sol y luna en un abrazo
besando el firmamento con levedad de estrellas.


Sanai-Ben-Syphanì "La otra cara del Génesis"