viernes, 30 de enero de 2009

Comentarios, tal vez, poco reverentes

"Shams era un sol. Selaheddin, la luna y Husameddin es como una estrella. Como los tres te llevan a Dios acéptalos como uno solo."
Rumi

Afortunado fuiste, poeta, si la multiplicidad de tus emociones y la dispersión de tus admiraciones y necesidades te ayudó a sustituir tan razonablemente un astro por otro, en ese camino hacia ninguna parte, que es buscar al que ya te encontró y te abrazaba, te modelaba entre sus manos infinitas antes de que te dieses cuenta de tu propio existir.
Qué buen conformar tiene la mente emocional cuando sólo vislumbra la estela efímera que envuelve los resplandores ocultos del vedadero AMOR.
¿Traicionabas a Shams o tal vez a Selaheddin o quizás a Husameddin o tal vez al Misericordioso o a TÍ Mismo?

¿Y decías que estabas loco de AMOR? ¿No tendría tu locura otra naturaleza menos ebúrnea y pulida? ¿Cuál era la sustancia de aquel éxtasis que tan fácilmente gira como una veleta en dirección a la complacencia sensual del alma o del cuerpo o de los sentidos o de la mente, hasta el punto que cualquier belleza sustitutoria te puede distraer del UNICO? ¿O es que realmente sólo LE intuías en tus versos y en tus ruedas giratorias y cuando LE encontrabas cara a cara no LE reconocías si no iba envuelto en apariencia atractiva y agradable a tus aficiones, apetitos y tendencias?
Ah, si de verdad hubieses sido un loco sagrado...Shams te habría sido sufuciente para descubrir le esencia y su paisaje infinito y jamás se habría difuminado en esa trinidad poligámica de consolación...Si de verdad hubieses alcanzado el excelso estado de la locura por AMOR, no habría habido un después. Habrías traspasado la trampa del tiempo y la distancia sin mirar atrás, ni a los lados...¿Qué diferencia hay para un despierto loco de AMOR entre estar unidos entre Konya e Ispahan o entre cielo y tierra?

Nunca seré maestra de danza ni de versos. Nunca me haré famosa por mis amores exóticos, confusos y "místicos" ¡Líbre Allah - ¡Bendito sea por siempre!- de semejantes berenjenales amatorios a esta pobre nada que no le adoraría si ÉL primero no la amase eternamente! Nunca podré explicar qué excelsa majestad imprime el AMOR cuando mana desde el Centro. No escribiré jamás un tratado acerca de esa "ciencia" inexplicable que sólo se entiede un poco cuando no se posee, cuando se desaprende lo conocido y lo falsamente seguro. Cuando se es poseído por su admirable grandeza, por la sencillez de su dedicación plena, por el encanto eterno de su luz...que supera cualquier simulacro extático y alienante. ¿Qué AMOR es ése que no consigue superar la ausencia de Su Figura material y tiene que poner parches a la soledad y al silencio donde ÉL/ELLA habita contigo cada instante de tu vida?

Hay una locura externa y estrambótica, engañosa, metafórica, que nos hace creer cuentos y alucinaciones colectivas o individuales, para disculpar debilidades naturales revestidas de incienso. Pero hay otra Locura verdadera, total, desnuda, intransferible, íntima y DIVINA que se salta a la torera todas las premisas de los "locos" domesticados por la fragilidad de nuestra especie. Una Locura bellísima, fiel hasta la eternidad y desde ella, perfecta, sabia y más dulce que todos los éxtasis de exportación y turismo devoto. Sin palabras. Puro misterio clarísimo. Y cuando la comienzas a vivir sabes para siempre que no tiene cura ni retorno posibles. Algo ha cambiado en ti profundamente.
Entonces, mi querido danzarín del extravío cósmico, sólo te basta UNO definitivamente y nada ni nadie te lo puede arrancar del alma ni queda sitio para más habitantes en Su Reino de Vida Inagotable. Hecho a tu altura para que lo disfrutes en plenitud personal.
Si perteneces al sol, le dejas que te ame y él es tu centro ¿para qué mariposear entre sus múltiples rayos haciendo comparaciones? Si contemplas la flor completa ¿qué sentido tiene andar eligiendo entre los pétalos que la constituyen? La trinidad es un puente hacia el UNO, no los trozos del UNO repartidos a capricho de nuestra voracidad.

Fuiste afortunado, poeta, porque tu dolor se calmaba con facilidad. En serie. De verso a verso y de danza en danza. Siempre encontraste la sucursal dispuesta a resarcir las pérdidas. Pero más afortunado habrías sido si nunca hubieses perdido la GRACIA de SU PRESENCIA , aún en medio de las pruebas más tremendas, sin necesidad de cambiar la copa que contiene el elixir. Porque así habrías descubierto que la copa, el elixir y tú sois esa misma realidad que es imposible fragmentar, separar o dividir.
Si los versos y las melodías, los relatos y las oraciones, no llevan a ese descubrimiento de nada nos vale escribirlas y proclamarlas. No sirven nada más que para distraer la mente y la emoción y dejarlas inservibles para su verdadero cometido: SER AMOR SIN LÍMITES."



Anónimo.

domingo, 18 de enero de 2009

Si la verdad que encontraste no te hace libre, sigue buscándola

El riesgo de la verdad es que nos hace crecer
y nos hace abandonar los engaños del ayer,
la fantasía de un mañana
que no se desarrolló en la cuna del presente
y las ilusiones huecas sin raíces ni porqués.

La verdad nos hace libres y eso es un reto difícil
de asumir con madurez. Y no es que lo diga yo
es que está escrito en lo alto. En el medio
y en el bajo.
A veces nos cuentan cuentos disfrazados de "saber",
nos ocultan lo real para que lo descubramos
no para justificar el valor de las mentiras.

La verdad puede ocultarse en matáforas divinas
en relatos adaptados a la mente que comienza
a intuir la luz del sol y precisa unos cristales
adecuadamente opacos que le oscurezcan el aire
para evitar deslumbrarse con aquel descubrimiento
pero el cristal es verdad y la luz también lo es.

El iniciado y el sabio no necesitan mentir
porque ellos son de verdad y a la verdad pertenecen.
Se les nota a simple vista
lo mismo que un manzano da manzanas
y no uvas, una vid no da nueces, ni almendras un peral,
tampoco un SER real dará mentiras.
Metafísicamente es imposible.
Si miente es que no ES y si ES no hace falta engañar
la verdad nos conquista cuando llega
y ya no es necesario el disimulo.
Que tiene tal poder de convicción y tal respeto
por las formas y modos diferentes
que jamás disminuye a ninguno ni le ofende,
que sólo nuestra propia vanidad
y nuestras falsedades subsidiarias
podrían ofenderse delante de su limpia condición.
Pues ante la verdad sólo nos duele
aquello que entorpece lo que SOMOS
y no queremos ver honestamente.

No miente nunca el sabio que mitiga
con parábolas simples un mensaje difícil de entender.
Pues filtrar la verdad no es ocultarla
sino facilitar que se asimile sin forzar el proceso.
Es un acto de amor y de creatividad y de poesía
de confianza plena en las capacidades de los otros
que crecen en la luz sin darse cuenta
hasta que al fin la vida les considera adultos
y les pone delante la evidencia absoluta de la prueba.

Y ante la prueba no sirve disfrazarse para evitar el lance
sino afrontar el resumen del camino a pie sereno y firme
a cara descubierta. Adultamente.
Claro está que todo ese proceso es necesario
y no existe maestro ni guía ni instructor
que lleve con mentiras la paz al corazón,
el enfermo a la cura, el camino a la meta
y el loco a la razón.

Todo lo que encontramos al pasar
es la linterna que nos descubre un trozo de verdad.
La escuela de la vida es implacable
en sus clases se aprende cada día
la fuerte disciplina y el trabajo
que consiste en vivir siempre despiertos
aprovechando el golpe de kung-fu
para poder cambiar la sombra en luz
o quedarse en la sombra, siendo estrellas, tantas veces
como el cielo lo exija y la tierra precise.
Pues cielo y tierra es nuestra sustancia eterna.

La verdad lleva implícita la práctica.
Por eso en realidad nunca es teoría.
Las fórmulas dogmáticas y rígidas no le son propias
pues Ella es siempre nueva igual que eterna.
Lo mismo es una anciana que una niña.
Se hace ciencia en un beso, oración y poesía,
comprensión instantánea de realidad divina,
trabajo silencioso y ardiente sacrificio
que colma la alegría
en el sereno templo de la paz
aunque la guerra empuje el tiempo
y deshoje los días.
Las cifras y arquetipos se deslizan
en formas de precisa y preciosa geometría
ante su sencillez y su excelencia
que fluye como un río hacia la mar bendita
de la infinitud.

La verdad nos arranca de las garras del drama
nos deja como nuevos en los brazos del dharma
y siendo alimentados por las leyes eternas
habitamos la Casa de la gracia
no para convencer ni conquistar
no para ejercitar ningún poder
no par combatir ni batallar
sino para vivir la Libertad que el universo siembra
por doquier, en el sabio precepto de gozo y santidad
nacido en la espiral de luz que emite el SER.
Inteligencia pura. Puro Amor.
Fluído prodigioso y natural
que baja a lo más hondo, oscuro y demencial
para abrazarlo con dulzura y candor
e invitarlo al palacio celestial.

Por eso la verdad, más que árido tratado
de enigmas y charadas o un dogma impositivo
basado en mil teorías importadas
que alargan nuestro sueño dormilón,
creyéndonos despiertos,
es el convencimiento inocente y amable,
honesto y perceptivo, siempre vivo y atento,
inteligente,
que concede la práctica constante y armoniosa
del verdadero AMOR