jueves, 30 de septiembre de 2021

Las Gafas de Ver

Himno de la Alegría - Novena Sinfonía de Beethoven

Si todo el libro de Íñigo Errejón está en la onda de este artículo, seguro que es un best seller de lectura obligada; no puede ser más oportuno, acertado y necesario. Gracias, Íñigo, por estar tan despierto y dispuesto al servicio del bien común, en la onda ética y aterrizada del 15M, sin duda. Ahora mismo, como muy bien dices, y seguramente durante muchos años, la única hegemonía disponible e insoslayable solo puede ser la ecológica. No tenemos atmósfera ni planeta de repuesto. Sólo un pequeño apunte que añadir: el concepto y la palabra "lucha" ya no es compatible con el proyecto de un mundo alternativo y mucho más despierto, dialogante y lúcido, no es la lucha la que nos ayuda al cambio verdadero, porque siempre acaba siendo un callejón sin salida. La lucha hiere, mata y divide, vence pero solo derrota, no puede convencer porque no tiene conciencia sino instintos y egolatrías, solo estrategia y pelea, que destruye lel factor humano y empático, desgasta y agota para acabar en lo de siempre: vencedores y vencidos,o sea, chulería prepotente por un lado y fustración rencorosa por el otro. El cuento de nunca acabar. Mejor el entusiasmo, las mejores propuestas para todos por parte de todos, porque tod@s somosTodo; energía limpia, sana y empática en la inteligencia emocional, con cooperación en vez de competitividad, con el bien común, la armonía y la paz del diálogo por delante. Muchas gracias por esas propuestas de esperanza y de conciencia, querido Íñigo. Un abrazo!

 

Dominio público

No un apellido sino un nombre: por una política verde

Íñigo Errejón

Portavoz de Más País en el Congreso

Extracto del libro 'Con todo. De los años veloces al futuro'*, publicado por la editorial Planeta. 

Este libro está recorrido, sobre todo a partir de los años 2018 y 2019, por una creciente presencia de la ecología como preocupación, pero también como palanca con más potencia para transformar el mundo y las vidas que llevamos en una dirección más humana, que permita existencias más tranquilas, saludables y placenteras. Creo haber sido muy gráfico y muy honesto en la descripción de la evolución por la cual el ecologismo ha pasado a ocupar un lugar central en mi forma de pensar y en nuestra apuesta política, hasta el punto de que hoy muchos se refieren a Más País como «la fuerza verde».

El cambio climático debido al aumento de las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero está transformando ya nuestro planeta, poniendo en peligro la forma en que vivimos en él. Junto con el progresivo agotamiento de los combustibles fósiles, somete ya a violentas tensiones a la economía mundial y nos obliga a una brusca reconversión del modelo energético que habrá de incluir también diferentes variantes de reducción de nuestro consumo. La  destrucción de ecosistemas, la contaminación de océanos, la deforestación, las sequías, la erosión de suelos y la desaparición de especies y pérdida de biodiversidad están empobreciendo y transformando de manera terrible nuestro planeta. El modelo agroindustrial de producción y distribución de alimentos solo se sostiene, de forma cada vez más inestable, porque las pautas de consumo de los habitantes del primer mundo aún no se han universalizado. Pero a medida que tal cosa va sucediendo el modelo económico actual se revela como enloquecido, absurdo, ineficaz, despilfarrador de recursos y peligrosísimo para la vida en común en el planeta.

Extraemos recursos del planeta y le devolvemos residuos muy por encima de su capacidad. El overshoot day, o día de
la sobrecarga del planeta, es el día a partir del cual hemos agotado ya los recursos que la Tierra necesita un año en producir. Ese día cada año se adelanta más. Hace unos años era en agosto y ahora ya se estima a finales de julio. De ese día en adelante, vivimos hipotecados en el planeta, adquiriendo una deuda ecológica que no podemos pagar. Simple y llanamente, vivimos como si el planeta fuese infinito sabiendo ya que no lo es. Como si no fuésemos capaces como civilización de detener esta carrera suicida que solo podemos perder.

No se trata de un motivo de preocupación solo para los amantes de la flora y la fauna. Ni mucho menos de una  preocupación «posmaterial» para quienes tienen el resto de sus necesidades cubiertas. El empeoramiento de las condiciones de vida como resultado de la crisis climática, la escasez y encarecimiento de los recursos, la destrucción de paisajes, que la vida cotidiana se haga más gris, más estresante, más fea y más difícil es algo que van a sufrir sobre todo y en primer lugar los más vulnerables, los más desprovistos del poder y la riqueza necesarios para acceder a entornos y condiciones mejores. Las enfermedades por una mala alimentación o por contaminación ya se abaten en mucha mayor proporción, por ejemplo, sobre los sectores populares. Las posibilidades de tener sociedades democráticas, además, disminuyen conforme nos acercamos a un escenario de escasez de recursos y de competición violenta por ellos.

El actual modelo depredador ha encontrado un límite por encima del cual no puede saltar. El capitalismo ante cada límite le ha cargado los costes a otro: a los trabajadores, a las mujeres, a los pueblos del sur. Pero los límites biofísicos del planeta no se le pueden cargar a nadie y los avances tecnológicos no nos hacen por sí solos independientes de los recursos naturales y el medio ambiente. La disyuntiva es si los humanos seremos capaces de gobernar nuestro futuro para modificar nuestra forma de estar en el planeta o si asistiremos angustiados pero impotentes a una catástrofe ecológica que tal vez ya solo seamos capaces de mitigar.

El modelo actual no es capaz de solucionar la crisis climática emprendiendo una transición ecológica ambiciosa, de la
misma manera que hubo que suspender algunas de las reglas centrales de este orden para poder llevar a cabo el gran esfuerzo público para enfrentar la covid-19. Muchos son los factores que lo hacen imposible: su primacía del beneficio individual a toda costa, su primacía por los cálculos a cortísimo plazo, su ética de la irresponsabilidad, su dinámica social de guerra de todos contra todos, o la impotencia a la que ha reducido a los Estados frente a la arbitrariedad de los dueños del dinero o los caprichos de los mercados. Para la transición ecológica hace falta una enorme reorientación de las prioridades humanas, que empieza por incorporar en la cuenta de resultados de las empresas y en el PIB de los Estados los cálculos de la huella ecológica. Hay que redimensionar drásticamente la escala de nuestros intercambios comerciales y nuestros desplazamientos. Hay que cambiar todo el modelo energético y electrificar nuestra economía, y aun así reducir sustancialmente nuestro consumo global de energía. Para todo ello hacen falta tres componentes incompatibles con el modelo neoliberal actual: necesitamos sociedades civiles densas, articuladas y con redes fuertes de solidaridad y estrechos lazos de civismo y amor al prójimo; necesitamos Estados fuertes, emprendedores y estrategas, con capacidad para hacer planes para las próximas décadas y conducir las prioridades de sus países en lugar de subastarlas o someterlas a pujas; y necesitamos un nuevo bloque histórico en el que sectores importantes del capital participen de un masivo esfuerzo conducido por la sociedad civil, el movimiento popular ecologista y el Estado emprendedor, buscando generar prosperidad y empleo en esa reorientación económica e industrialización verde.

Por eso estamos ante un desafío que no es técnico ni de moralidades individuales, sino que es fundamental y  profundamente político: si los ecologistas seremos capaces, en un tiempo récord, de articular las mayorías necesarias y construir el poder suficiente como para conducir las gigantescas transformaciones necesarias para la transición ecológica. Porque el catastrofismo por sí solo no va a producir cambios. La conciencia de la magnitud del peligro puede ser desmoralizadora o paralizante. De forma similar, la evidencia científica no se convierte en un consenso político más que por un lento trabajo discursivo, que convierta la verdad de los datos en una verdad política: «Una idea es históricamente verdadera en la medida en que se convierta concretamente, es decir, histórica y socialmente, en universal», en palabras de Antonio Gramsci.

La lucha por la hegemonía verde es por tanto el reto de nuestro tiempo y del que más van a depender las vidas que
llevemos. Esa lucha consta de tres tareas fundamentales.

Thank you for watching

En primer lugar, el ecologismo no puede ser solo portador de malas noticias o regañinas. El neoliberalismo es un modelo zombi e irresponsable, pero generador de deseos. Ese es el terreno de batalla fundamental hoy. La hegemonía
verde va a depender de que una vida buena, socialmente justa y ecológicamente sostenible sea, a fi n de cuentas, imaginable y deseable. Una vida más lenta, con mayor salud, con mejor clima, mejor entorno natural y mejor alimentación de cercanía, con más tiempo para cuidar de los nuestros o cultivar nuestras pasiones, con mayor interrelación con nuestro medio, con más lazos con nuestro entorno social derivados de compartir recursos, asociarnos para producir energía limpia, establecer redes de ayuda mutua o intercambio de aficiones y servicios
como las que se ponen espontáneamente en marcha en las situaciones de emergencia como nevadas, tempestades… o
pandemias. La sociedad ecológicamente sostenible y democráticamente planificada del mañana se tiene que parecer un poco a las mejores relaciones que emergen cuando una tragedia nos hermana, cuando nos sentimos cerca de nuestros vecinos y cooperamos por encima de la incomunicación habitual. En las series y en las películas, en las novelas y en los videojuegos, en el ocio cotidiano, los patrones de consumo o la estética, la hegemonía verde tiene que  ir esbozando ya el otro horizonte posible. Tiene que dedicar menos esfuerzos a convencer sobre las catástrofes que vienen y más a seducir y persuadir sobre el mejor mañana que podemos tener. En un cierto sentido, es tiempo del retorno de las utopías, porque si no inventamos ya sabemos que vamos a un futuro desquiciado. También porque el ecologismo no será políticamente gobernante hasta no haber logrado ser antes culturalmente dirigente. Esta es una senda que está en marcha, pero en la que necesitamos concentrar nuestros mejores esfuerzos.

Además de producir el deseo de un futuro verde, el ecologismo tiene que articularse con otras luchas, o más bien convertirse en la superficie de inscripción de todas las demandas por una vida digna que impugnan el caos del actual modelo. El ecologismo no puede ser un catálogo de comportamientos individuales para quienes tengan el tiempo y el dinero para ello. Tampoco una carga más para quienes ya viven vidas precarizadas. Hablemos claro: la transición ecológica implica la movilización de ingentes recursos públicos y privados para transformar la economía. Mariana Mazzucato pone el ejemplo de las misiones a la Luna o a Marte, que requieren muchos fondos a largo plazo que luego se revelan una inversión que nutre a muchos sectores industriales con sus avances, sus innovaciones y su garantía de compra pública. Pero la transición ecológica exige una fuerte inversión industrial que no puede descargarse sobre los hombros de los ya empobrecidos. La tienen que pagar quienes más tienen. Primero porque los más ricos son los que más contaminan y es a ellos a quienes hay que exigirles mayor compromiso. Segundo porque los más empobrecidos ya pagan en su salud y condiciones cotidianas la destrucción medioambiental. Pero tercero y más importante, porque la transición ecológica solo será viable si es justa, si no es una carga más para las familias, sino una oportunidad para equilibrar la balanza y hacer justicia social, para generar prosperidad para los de abajo creando cientos de miles de nuevos empleos verdes en la eficiencia energética, la movilidad eléctrica, la agricultura de cercanía o la generación de
energías limpias. También hay que esforzarse y ser imaginativos para que los avances en la lucha contra el calentamiento global se visualicen y se toquen inmediatamente como avances hacia vidas cotidianas más lentas, más sencillas y más placenteras. El ecologismo que puede ser hegemónico en el siglo XXI es el que se ocupa de las cuestiones despreciadas como «pequeñas» por la política tradicional, y anuda constantemente la lucha por la tierra  con la lucha por el tiempo y vidas más placenteras. Un ecologismo que eche raíces en la vida cotidiana, que politice la vida cotidiana para liberarla del miedo, del agobio y la ansiedad y de la precariedad. Eso es ni más ni menos lo que humildemente estamos intentando nosotros.

En la guerra de posiciones por el clima que viene, la articulación de transición ecológica y justicia social es crucial también por la tercera tarea para la hegemonía verde. Sería iluso pensar que un esfuerzo social como el necesario para
la transición ecológica puede depender solo del voluntarismo —por más convicción que requiera de la ciudadanía— o del vaivén de los ciclos electorales. Hay que emprender un rumbo histórico irreversible —todo lo relativamente irreversible que puede ser en democracia— y para ello es preciso armar un bloque histórico por la transición ecológica. Un bloque diverso, bajo conducción pública y popular, pero que incorpore a importantes sectores hasta ahora partícipes centrales del modelo neoliberal. Esto en cierta medida ya está pasando: se producen deslizamientos crecientes de grandes empresas hacia «lo verde» como nicho de negocio. Para algunos, esto descalificaría el potencial transformador de lo verde. Por esa misma razón habríamos descartado el estado del bienestar. Erik Olin Wright señalaba que todo sistema económico es un ecosistema en el que conviven instituciones y relaciones que
responden a diferentes lógicas, a menudo de forma contradictoria. El mercado tiene tendencias autodestructivas que
necesitan ser reguladas para garantizar incluso la supervivencia de sus mayores beneficiarios. Pero esas regulaciones que proveen soluciones a corto plazo pueden a la vez erosionar el poder de los grupos privilegiados e introducir tendencias democratizantes. Claramente la lucha contra el cambio climático es una necesidad civilizatoria tanto como una oportunidad de negocio para muchos. Pero esta oportunidad de negocio necesita para su realización del fortalecimiento de los Estados, de una movilización amplia de la conciencia social y de planes a largo plazo que restituyan, al menos en parte, la capacidad de planificación democrática de la economía. Está en disputa quién va a detentar la conducción de la transición ecológica, pero toda relación hegemónica modifica la composición
y la identidad de los que participan de ella. La propuesta del Green New Deal —como lo llama la izquierda verde del Partido Demócrata estadounidense— o Gran Acuerdo Verde es un gran bloque histórico articulado en torno a la necesidad de la transición ecológica, bajo el liderazgo público y popular, pero con importantes espacios para el mercado y la inversión privada siempre dentro de las líneas de futuro de sostenibilidad ecológica, prosperidad con justicia social y democratización de las relaciones sociales.

Para ello necesitamos solidificar una alianza entre grupos, intereses y clases que no sea mero cálculo temporal  cortoplacista. Se necesita de la labor intelectual y moral que acompañe y problematice, que engrase y solidifique el bloque, que lo adapte a los cambios, acompase sus reequilibrios, le sintonice con el resto de los humores sociales. Pero necesita también de las instituciones económicas, las normas jurídicas y los hábitos que lo reproduzcan, que normalicen y naturalicen el nuevo rumbo y sean productores de una espiral virtuosa de reformas igualitaristas, innovadoras y ecológicas. El Green New Deal necesita dotar de razones para la lealtad a los socios de la economía privada que podrían estar tentados de buscar rentabilidades más rápidas y sencillas. Necesita de la producción
de sus propios cuadros políticos y de gestión pública y empresarial, que tengan una cultura compartida y un horizonte
común, más allá de la diferencia de énfasis e intereses. Y necesita también su propio «pueblo del clima», fortalecido por las transformaciones para empujar por más, con el tiempo y los recursos económicos y culturales como para ser una fuerza de contrapeso ante los intentos de reversión de las conquistas igualitaristas y verdes.

*El libro 'Con todo' es una narración acelerada en primera persona sobre los últimos años y el futuro por venir. A lo largo del libro he incluido varios excursos más teóricos, como este, para explicar algunos conceptos clave en mi trayectoria política. Este es uno de ellos.

Tal cual, Javier Gallego, no queda otra si queremos una sociedad decente, justa e inteligente y no la Cueva de Alí Babá que tenemos ahora. Gracias por explicar claramente lo que hay.


Exprópiese👍👍👍👍👍👍👍👍👏👏👏👏👏👏👏👏🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗😍😍😍😍😍😍

Los precios de la vivienda moderan su caída al 3,9% en el segundo trimestre y bajan un 39,6% desde 2007

27  eldiario.es

Berlín ha votado en referéndum a favor de la expropiación de viviendas en manos de fondos buitre para crear un parque público y abaratar los alquileres. La consulta no es vinculante pero muestra la voluntad popular y sirve de medida de presión a los políticos. Ahora los socialdemócratas, que han ganado no solo en las generales, también en las municipales de la ciudad, tendrán que plantearse la cuestión. La cuestión es que los berlineses, como en general la mayoría de habitantes de las ciudades europeas, están hartos de que un bien básico como la vivienda se haya convertido en un lujo en manos de las grandes empresas. Su respuesta ha sido clara y contundente: exprópiese. 

Y mientras en España… Unidas Podemos registra este jueves una propuesta de ley de la vivienda que prevé la limitación de los alquileres para "pinchar la burbuja", evitar los desahucios, asegurar el acceso a los suministros básicos, impedir las casas vacías y crear un parque público. El proyecto cuenta con el apoyo de toda la izquierda de la Cámara, pero no con el socio de la coalición, el PSOE, pese a que regular los alquileres es uno de los acuerdos de gobierno. Los socialistas llevan meses demorando una ley por su negativa a intervenir los precios. Ábalos dejó clara su postura antes de que le cesaran como ministro: "La vivienda es un derecho pero también es un bien de mercado". Si lo hubiera dicho Rodrigo Rato, no nos hubiera extrañado. 

El PSOE quiere reducir los precios con rebajas fiscales a quienes alquilen sus viviendas por debajo de la media de mercado, un modelo que en Portugal se ha demostrado fallido porque los incentivos son inferiores a los beneficios de alquilar caro. Nadia Calviño llegó a decir que la limitación de precios en Berlín o París había fracasado. Primero, no es cierto. Segundo, la intervención no basta. Si hay controles para aplicarla, la regulación de precios, que existe en lugares tan poco bolivarianos como Francia, Dinamarca, Holanda, Alemania o Nueva York, consigue detener la especulación, detener las subidas y, en algunos casos, bajar los precios. Pero además se necesitan otras medidas, sobre todo, una gran oferta pública. Viena es el mejor ejemplo. Allí el precio medio es de 9,9 euros el metro cuadrado, frente a los 18,6 de Madrid o los 19,3 de Barcelona. Lo de siempre: sí se puede, pero hay que querer. 

En España se ha hecho lo contrario, vender vivienda pública a fondos buitres gracias al PP. El Gobierno de Rajoy aprobó en plena crisis sendas leyes que permitían regalarles pisos y exenciones fiscales. Los buitres se pusieron las botas, especialmente en la capital. Ahora la presidenta de la comunidad madrileña se ha ido a Estados Unidos a reunirse con los carroñeros. En Cataluña, los populares han recurrido en el Constitucional la ley que regula los precios de la vivienda. Recuérdelo cuando vote. 

Vayamos pues a la Constitución. El artículo 128 permite la intervención en el mercado en favor del interés general y el artículo 33 avala la expropiación "por causa justificada de utilidad pública o interés social". Los jueces en distintas sentencias han obligado a los fondos buitres a devolver viviendas que se les malvendieron. Hay que recuperar muchos de esos pisos que se construyeron con dinero público, penalizar a quienes especulan y mantienen pisos vacíos para inflar la burbuja, usar el suelo público para asegurar una vivienda digna. Es un derecho fundamental recogido en el artículo 47 de la Constitución. El constitucionalismo es defender al ciudadano, no al mercado. Deberían recordarlo tanto PSOE como PP. Y esto nos lleva de vuelta a Berlín: exprópiese.

Cuando se quiere y se tiene conciencia, siempre hay soluciones adecuadas y estupendas. Ánimo, Castilla La Mancha! Miguel de Cervantes y Francisco de Quevedo estarían encantados de ver tus iniciativas...

 OPen

Un pequeño pueblo castellanomanchego consigue reabrir su escuela casi 50 años después

Castilla-La Mancha, que permite poner en marcha colegios a partir de cuatro alumnos, recupera este año para los maestros rurales la compensación salarial por los kilómetros recorridos en coche

La profesora María Chumillas con los 10 alumnos del colegio rural Elena Fortún, en Fuentenava de Jábaga.
La profesora María Chumillas con los 10 alumnos del colegio rural Elena Fortún, en Fuentenava de Jábaga.INMA FLORES / EL PAIS
Ana Torres Menárguez
Fuentenava de Jábaga (Cuenca) - 30 sept 2021 - 04:06 CEST

El alcalde de Fuentenava de Jábaga, un pequeño pueblo manchego de menos de 300 habitantes, no cree en la España vaciada. José Luis Chamón (socialista de 65 años) sostiene que lo que hay es una España “desaprovechada”. En los últimos dos años su energía se ha volcado en conseguir la reapertura del único colegio que daba cobertura a cinco núcleos rurales de la zona y que en 1972 cerró. Tenía entonces 20 alumnos. “En ese momento imperaba la política centralista, los pueblos no importaban. Ese cierre fue dramático y ha traído semillas de desarraigo familiar. Cuánto tiempo perdido, cuánto atraso”, lamenta. Este septiembre, 49 años después, la escuela ha vuelto a abrir sus puertas.

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page (PSOE), aprobó una orden en 2018 para permitir a los ayuntamientos abrir escuelas a partir de cuatro alumnos. Mientras fue presidenta María Dolores de Cospedal (PP) ―entre 2011 y 2015―, los colegios con menos de 11 alumnos se cerraban. Cerca de 64 escuelas rurales se vieron afectadas. “Un total de 75 localidades de Castilla-La Mancha que hoy disponen de escuela no la tendrían con aquella normativa, porque tienen menos de 11 alumnos”, señalan fuentes de la Consejería de Educación manchega. Este curso, hay 78 Colegios Rurales Agrupados en la región, que son centros que comparten a los maestros de Música, Educación Física e Inglés. Esos docentes contarán desde este curso con un complemento salarial en función de los kilómetros que deben recorrer cada día para atender a las diferentes escuelas, un reconocimiento en especie eliminado por el anterior Gobierno regional en 2012.

Más información

La primera vez que un maestro pisó la escuela de Fuentenava de Jábaga fue en 1877. Había 46 alumnos, dicen los registros. El colegio siguió funcionando casi 100 años, hasta 1972. Es el último lunes de septiembre y María Chumillas, maestra de 29 años del bautizado como colegio Elena Fortún, está nerviosa por el reto que tiene por delante: devolver a la gente joven la confianza de llevar a sus hijos a la escuela del pueblo. “Si conseguimos un alumno más (11), ya podríamos tener dos aulas: una de infantil y otra de primaria”. Mientras habla, un grupo de estudiantes de entre tres y cinco años juega con instrumentos de cocina de plástico y otro de hasta 11 descifra los autores de algunas canciones de música clásica en la pizarra interactiva. “Tienen intereses diferentes, pero se cuidan, es importante ese aprendizaje”, dice.

No hay investigaciones concluyentes sobre los efectos de la mezcla de edades en el aula. Roser Boix, decana de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona, explicó en un artículo publicado en este periódico que no se han realizado proyectos rigurosos al respecto. La también experta en escuela rural defiende que esa fusión favorece un aprendizaje más activo y participativo, al reducir el uso de la clase magistral. “Cuando el mayor explica al pequeño, desarrolla habilidades metacognitivas”, afirma. Aprende a comunicar y a que su mensaje llegue.

Como al resto de graduados en Magisterio, a María no le enseñaron en la facultad qué pedagogías emplear en escuelas unitarias. “Todo depende de cómo te organices, es cuestión de prueba y error. Yo suelo empezar explicando la lección a los más mayores que durante el resto de la sesión pueden trabajar de manera más autónoma”, explica. Luego se dedica a los más pequeños.

El colegio dará cobertura a cuatro núcleos rurales más: Sotoca (seis habitantes), Villar del Saz de Navalón (15), Navalón (32), Fuentesclaras (18) y Señorío del Pinar (200). En el curso 2018-2019, España contaba con 718 Centros Rurales Agrupados (una caída del 11, 6% respecto al curso 2013-2014) en 2.154 localidades y 72.427 estudiantes (un 9,4% menos que en 2013, cuando había 66.223 alumnos).

Sofía Jiménez (40 años), enfermera de la UCI del Hospital de Cuenca, está feliz de haber matriculado a sus mellizos, Blanca y Carlos ―de seis años―, en el Elena Fortún. Su marido, Antonio, tiene una empresa de cristalería y también trabaja en Cuenca, a 12 kilómetros de su casa. Hace 11 años que se compraron una casa con jardín en Fuentenava de Jábaga, pero los primeros años de escuela tuvieron que llevar a sus hijos a un colegio de la capital. “El madrugón para que llegasen al autobús era considerable, ahora pueden dormir una hora más y bajamos a la escuela en bici”. Los dos están convencidos de los beneficios de que compartan clase con chavales de otras edades. “Hay una idea errónea de que pierden tiempo y aprenden menos, este año les vemos muy motivados y vienen con conceptos matemáticos que no corresponden con su edad”, opina Sofía.

Vivir en el pueblo “es un lujo”, añade mientras recoge la barra de pan de encima del buzón que por la mañana le dejó el panadero de un pueblo cercano. En su municipio no hay comercios de ningún tipo, hay un único bar que no resistió a la pandemia y tiene la persiana echada. En los próximos meses abrirá una pequeña biblioteca municipal. “Podemos conciliar gracias a los abuelos, ellos recogen a los niños a medio día y comen con ellos, si no sería imposible con nuestros horarios”.

Algunas mujeres que ya superan los 70 años se acercan a curiosear las instalaciones de la nueva escuela. María del Pilar, de 72, tuvo que abandonar el pueblo cuando su hijo cumplió tres años y mudarse a Cuenca. “Yo no conducía, mi marido trabajaba todo el día y tuvimos que comprar una casa en Cuenca y dejar esto... Así es como se vacía un pueblo, las nuevas generaciones van a tener un privilegio que nosotros no tuvimos”.

La fórmula que las escuelas unitarias aplican por pura necesidad es similar a la que proponen centros privados elitistas como Montessori, que apuestan por mezclar niños de diferentes edades en grupos reducidos e implicar a las familias en la vida escolar. Durante el verano, las familias de los 10 alumnos del Elena Fortún participaron en la limpieza de las aulas y en el montaje del mobiliario.

A diferencia de lo que suele ocurrir en las grandes ciudades, otro de los lujos de los pueblos es que las familias viven muy cerca. María Marquina, arquitecta de 38 años, vive en una típica casa con patio interior; en la planta de abajo, su madre, y en la de arriba, ella, su marido y su hija Mía, de cuatro años. “He veraneado toda la vida en este pueblo, y hace 15 años nos mudamos y empezamos a tener aquí nuestro núcleo social”, relata. Mía fue el curso pasado a un colegio público de Cuenca y eran 21 alumnos en clase. “Ahora siento que está más atendida, que si tiene alguna dificultad se la van a detectar más rápido”.

El alcalde, José Luis Chamón, no se cansa de repetir que los habitantes de los pueblos pequeños tienen los mismos derechos que los de las grandes ciudades. Necesitan tener cerca un centro de salud, un colegio, una biblioteca o instalaciones deportivas. “Pagan sus impuestos igual que los demás, no son ciudadanos de segunda”, defiende.

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miércoles, 29 de septiembre de 2021

Por la boca de l@s niñ@s habla la sensatez con más autoridad que en las falacias retorcidas y vacías de tantísimos adultos. Querida Greta, gracias!

 

Greta Thunberg deja en evidencia a los líderes mundiales y sus falsas promesas contra la crisis climática: "Bla, bla, bla"

La activista ha ridiculizado a los políticos en la Conferencia Juvenil sobre el Clima de la ONU: "No hay planeta B, no hay planeta bla bla".

Greta Thunberg en Milán en la conferencia Youth4climate.
Greta Thunberg en Milán en la conferencia Youth4climate. MATTEO BAZZI / EFE

La joven activista contra el cambio climático, Greta Thunberg, asistió a la Conferencia Juvenil sobre el Clima de la ONU este martes en Milán. En su discurso señaló las palabras vacías por parte de los líderes mundiales, las cuales quedaban en el aire y no se materializaban en acciones medioambientales.

"No hay planeta B, no hay planeta bla bla", "esto no va de campañas verdes y políticamente correctas y bailecitos bla bla", "reconstruir mejor bla bla", "economía verde bla bla", "cero emisiones bla bla". Thunberg citaba todas las coletillas que más se repiten entre los líderes políticos y los ridiculizó actuando como ellos ante más de 400 jóvenes que se reunían en Italia por la COP26.

"Han tenido treinta años de bla bla, ¿a dónde nos ha llevado?"

La activista continúa su discurso: "Esto es lo único que oímos de nuestros llamados "líderes": palabras. Palabras que suenan genial, pero hasta ahora no han llevado a actuar. Nuestras esperanza y sueños se ahogan en sus palabras vacías y promesas". "Por supuesto necesitamos diálogo constructivo, pero han tenido treinta años de bla bla, ¿a dónde nos ha llevado?", sentenciaba Thunberg.

La crisis climática sigue avanzando pese a la disminución pasajera de la contaminación durante el confinamiento hace un año y medio. Las concentraciones de gases de efecto invernadero se mantienen en niveles sin precedentes y condenan al planeta a un calentamiento irrevertible. Además, este aumento de temperaturas también incide en fenómenos meteorológicos devastadores.

Todos Tenemos Un Precio?

Cosas que escaman a ojos vistas🧐🧐🧐

 Uno de cada cinco hombres jóvenes ve la violencia de género como un invento ideológico, el doble que hace cuatro años.

Público 


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Comentario del blogg. 


Reconozco que me ha impactado leer en Público esta noticia acerca de una encuesta sobre del crecimiento de la violencia de género en España. A uno de cada cinco hombres y al parecer a los chicos más jóvenes les parece que ese problema terrible es un invento ideológico. No sé quienes habrán hecho esa encuesta ni qué preguntas habrán utilizado, ni en qué zonas de Madrid se habrán centrado. Porque desde luego en otras ciudades de España el resultado no hubiese sido el mismo. 

No tenía ni idea de que existiese un Centro Reina Sofía relacionado con unas siglas como FAZ, imposible averiguar qué es, pero, eso sí,   patrocinada por dos bancos, para que no falte detalle, qué guay, ¿no? Bueno, faz, también significa cara, rostro, jeta. En fin, sabiendo quienes manejan la barca en este país, la cosa da mucho que pensar, precisamente en un momento histórico en que la violencia de género está demostrando que tiene un contenido social de viejas y podridas raíces tan hondas que no se han saneado precisamente a causa de una cultura y unas políticas feudales, impresentables y machistas a saco que aun se ven en ciertos ambientes como "normales". 

El solo hecho de tener el nombre de Reina Sofía como madrina ya da mucho que pensar, sabiendo lo que esa mujer ha soportado en su matrimonio como si fuese lo más normal del mundo y que ahí siga como heroína del esperpento sin ser capaz de reconocer la jaula social y forzosa en que ha pasado su vida de pareja real, solo para mantener estatus y lavar la cara al fariseísmo que la mayoría de españoles asumía con indiferencia y a veces indignación resignada, cuando era del dominio público lo del rey, sus ligues y favoritas varias. Con tales referencias no es extraño que el resultado sea el que dicen haber obtenido en la encuesta. Lo contrario dejaría fatal a la titular siglista del invento.  

Veamos, si el dinero y la banca son los principales avalistas del pp y de vox, y esos bancos sostienen económicamente el invento de esa FAZ (¿tal vez Federación Abducida de Zombies?), ¿qué se puede esperar de su transparencia en el planteamiento de encuestas sobre una violencia de género que para ellos no existe, porque lo suyo la tiene asumida como una cosa habitual en las parejas? 

La igualdad para la extrema derecha que controla el parné giratorio,es una atrocidad que les trastorna el orden establecido con tanto esmero a lo largo de siglos, reinados, dictaduras y golpes de estado cuando la democracia de verdad amenaza la estabilidad del tinglado sine die. En esa tesitura hay que demoler las igualdades y reivindicar lo sano que es lo de siempre. 

¿A quién le importaban hace veinte años los malos tratos a los más vulnerables, que en realidad solo son el resultado natural de convivir en pareja? A ver, ¿qué marido no le ha puesto a su mujer un ojo morado alguna vez o le ha sacado una pistola del bisabuelo para dejar claro quién manda en casa? ¿Qué mujer no comprende el derecho de su marido a pillarse cogorzas y montar el pollo dándole bofetones a los niños y a ella por cualquier motivo, como llevarle la contraria en algo o desobedecer cualquier cosa o hacer un comentario poco grato a sus oídos? ¿Cuántas mujeres y niños, durante años de "democracia" habrán muerto por esas prácticas y ni siquiera se ha sabido, si el ejemplo de la propia reina Sofía era ya un paradigma de santa resignación farisaica? ¿Qué pasaba con la violencia de género en tiempos del pp, quienes encuestaban estas cosas? ¿Tal vez porque no había recursos estatales que la investigasen o porque en realidad les importaban un pimiento los tiquismiquis de la violencia de género que jamás fue para ellos un problema digno de asumir y resolver reeducando para que desaparezca?

Por otra parte y al mismo tiempo hay en la sociedad española una reacción sana y clarificadora que exige la penalización y el cese de esas barbaries, que es lo más normal, cuando se nos despierta la conciencia y aprendemos a decir basta al abuso y a los malos tratos. Por costumbre española l@s débiles y vulnerables son un@s floj@s mantenid@s -aunque sean ellas las que mantengan en pie la estructura familiar- que no saben defenderse, así que si ahora les da por espabilarse y reclamar derechos, con esas tonterías y mariconadas, a ver a donde vamos a llegar. Porque cada vez hay más hombres que están tomando conciencia del problema y su gravedad y no solo no maltratan ejerciendo su autoridad, es que hasta van a las manifestaciones de las mujeres y llevan pancartas y gritan consignas en las que exigen igualdad, justicia y fin para la tortura de género. Hombres que han aprendido a cocinar, arreglar  la casa a hacer limpieza, compra, y a planchar , a coser,  a cuidar a los niños, a sus hijos e hijas, a veces, hasta mejor que la madre. Y no son solo gays, qué va,  que muchos son herterosexuales y padres de familia que hasta llevan a los niños a las manifestaciones...O sea, que el feudalismo del parné aliado con el eco de una reina en la nomenclatura, se ha puesto las pilas y ha decidido ser un soporte social para el pp y vox, ahora que los desgarrones de la entropía social los están dejando en cueros. 

Con ese curriculum que canta La Traviata a coro, es normal que se ponga en duda la verdad de ciertas informaciones encuestadoras. Basta con pulsar personalmente la opinión al respecto, yendo a preguntar en diversos ambientes -distintos de los del botellón y el terraceo- para comprobar que o bien no solo se ha encuestado a una franja social afín a los promotores político/financieros, sino que no se han atrevido a preguntar en El Pozo del Tío Raimundo, Orcasitas o Entrevías, o Carabanchel, por poner algún ejemplo. Si no se hubiesen limitado a pasar la encuesta por La Puerta de Alcalá, La Castellana o Argüelles, Guzmán el Bueno o Cea Bermúdez, posiblemente los resultados no serían los mismos. Y eso, contando con que la encuesta sea real y no un trabajo de equipo en la oficina del entuerto. 

Desde luego si fuese real, España estaría bastante peor de lo que está. Afortunadamente, fuera de Madrid, de territorio en territorio, la vida es otra y la conciencia, también. Y desde luego el mejunje de esa encuesta les habría salido rana con toda seguridad. Por eso ni lo intentan. Desgraciadamente no es oro  todo lo que pretende relucir, ni verdad todo lo que nos venden como tal. Conviene ser prudentes ante las alarmas que no se han comprobado en directo servidas en bandeja.

Lo preocupante es que se cuelen hasta en Público para dar una vox más creíble a sus movidas de tan baja estofa y tan tosca manipulación. 

Ainsss, xd, qué cruz!

Una maravilla de post, de pedagogía bien concreta y de entrega total a una tarea que es mucho más que un trabajo: es vida en pleno rendimiento humanitario e imprescindible. O sea, Medicina completa, tan sabia como humilde e integradora. Y eficaz a tope. L@s ususari@s aprendemos con ella a distinguir el trigo de la paja. La mejor maestra y experta, es la experiencia. La Homeopatía es eso, experiencia individualizada, nada de especulación ni de teorías a ver qué pasa...¿Quizás porque se basa en el amor y la compasión del conocimiento como tratamiento fundamental? Mil gracias, Guillermo, hermano, cuidador, amigo y maestro!

 

La Homeopatía. Cuidando enfermos, no solo enfermedades

“La verdadera medicina es la que se ocupa de los enfermos, no de las enfermedades” ¡Qué gran frase! ¿Quién no estaría de acuerdo con ella? Ahora bien, yo hago una pregunta: ¿Es este el espíritu que impregna la formación que nos dan a los médicos en la Facultad de Medicina? La medicina trata de todo[…]

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Armand Amar - Poem of the atoms (Rumi)

 


La verdad cuando se hace presente confunde a los sabios del Islam.

A todos los estudiosos de los salmos.

A cada rabino judío

A cada sacerdote cristiano. 

Ibn Arabi

Qué buena reflexión, Torres López! Gracias dobles al autor y a Público.


La tramoya

El cambio cultural de Escrivá para trabajar más no garantiza el empleo ni pensiones dignas👍👍👍👍👍👍👍👏👏👏👏👏👏👏🤗🤗🤗🤗🤗🤗😍😍😍😍😍😍


Es lógico que las declaraciones del Ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, abogando por un "cambio cultural para trabajar más entre los 55 y los 75 años" hayan generado polémica.

Hay que tener en cuenta que en España hay todavía muchos millones de personas que no pueden trabajar, ni a esa edad ni a otra, por razones ajenas a su voluntad. Reclamar un cambio cultural como si el problema radicase en que desean vivir del cuento no parece lo más justo. Sobre todo, cuando los subsidios o pensiones que reciben quienes no están empleados no son precisamente de lujo. Lo prioritario quizá debería ser el debate sobre por qué nuestra economía sigue sin ser capaz de generar todo el volumen de empleo necesario para evitar el paro indeseado de millones de personas.

Dicho eso, creo, sin embargo, que el ministro lleva razón cuando se refiere a problemas que son muy ciertos.

Por un lado, en esa franja de edad hay personas que llegan a ser pensionistas, digámoslo claro, fraudulentamente. Porque las empresas las jubilan anticipadamente como una vía de ajuste de plantillas espuria y fraudulenta, porque implica que cargan sobre el Estado una buena parte de sus costes para obtener beneficios extraordinarios.

Lleva razón Escrivá, por lo tanto, cuando reclama medidas para acercar la edad de jubilación efectiva a la legal.

También me parece correcta otra idea que ha planteado: el progreso social conlleva ciertamente que las personas sigamos estando en buenas condiciones de realizar nuestra actividad laboral en edades más avanzadas. Y eso significa que mantener una edad legal de jubilación desajustada con respecto a las nuevas realidades del ciclo vital puede suponer un desperdicio enorme de experiencia y saber. Aunque se trate de algunos casos aislados, sirva como ejemplo recordar que durante la pandemia se ha recurrido a científicos jubilados en perfecto estado de salud y en plena forma investigadora para tratar de acelerar el descubrimiento de vacunas contra la Covid-19. Pero gratuitamente, como si su esfuerzo y tiempo ya no valiesen nada de nada.

No parece lógico que la sociedad desprecie ese capital intelectual, sobre todo, sabiendo -como el propio ministro ha recordado con razón- que los puestos de trabajo de las personas de edad y experiencia más avanzada no se sustituyen mecánica y habitualmente por el de otras muy jóvenes.

Ahora bien, siendo todo eso cierto, también lo es que no todas las personas llegan a esas edades en las mismas condiciones porque no todas han tenido la misma trayectoria personal, ni igual actividad, ni condiciones de trabajo u horarios semejantes. Por tanto, la generalización sobre lo que ocurre en esa franja de edad puede ser peligrosa y producir efectos muy negativos sobre el bienestar.

Lo más razonable me parece que sería avanzar hacia sistemas de jubilación a edad flexible, garantizando eso sí, que las decisiones al respecto se tomen disponiendo de opciones realmente voluntarias u objetivas y no de estricta necesidad.

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Lo que ocurre en otros países que a menudo se ponen de ejemplo para proponer el aumento en la edad de jubilación como una consecuencia deseable del progreso social no es tan solo que haya catedráticos, jueces, notarios, abogados, arquitectos, médicos, funcionarios, o investigadores que trabajan después de la edad legal de jubilación española. Lo que también sucede allí es que cientos de miles de personas de edad muy avanzada siguen trabajando porque no disponen de pensiones dignas y han de emplearse en condiciones verdaderamente miserables.

Yo soy muy partidario de promover cambios culturales como impulso de los procesos de transformación social porque creo que la vida de los seres humanos y la organización de la economía o la política dependen en gran medida de nuestras imágenes del mundo, de los valores y de los símbolos que tomamos como referencia. Pero, a la hora de hablar de ellos, creo que hay que ser justo y realista y no poner el énfasis en aspectos parciales.

Ya he dicho que no creo que la mayoría de las personas de entre 55 y 75 años que no trabajan en España estén jubiladas porque prefieren el ingreso de su pensión y la vida holgada y que, por tanto, se necesiten otros valores para que trabajen, como casi todas ellas habrán hecho muy intensamente a lo largo de su vida. Quizá el cambio cultural que haya que plantear vaya en otro sentido. Necesitamos más bien que las empresas que tienen más poder de mercado asuman como cultura la de la competencia, la productividad y la innovación y no solo la de la explotación. Y, sobre todo, la cultura que implica que las leyes (incluidas las laborales) hay que respetarlas.

En España se está produciendo un fenómeno de sobreexplotación laboral del que apenas se habla y que está suponiendo un coste no solo personal y no monetario dramático, sino general y muy caro en recursos económicos y financieros. A las empresas les compensa incumplir las normas legales que regulan el tiempo de trabajo y se está produciendo una intensificación en los horarios que reduce la productividad, destroza la trayectorias profesionales y tiene un coste de oportunidad extraordinario en términos sanitarios, educativos e incluso demográficos. Una intensificación tan grande que produce beneficios suficientes como para que compense cualquier tipo de multa o sanción que se pueda recibir.

En nuestro país se debería asumir la cultura que implica considerar que los costes que soportan las empresas no solo son minoraciones en la cuenta de beneficios sino también desincentivos, de modo que, aliviarlos por la vía en que se está permitiendo que se alivien en España, provoca los incentivos perversos que en buena parte explican la baja productividad y la escasa innovación que lastran nuestra economía.

Otro desenfoque en el que incurrimos habitualmente es el de hablar siempre en términos de empleos cuando quizá convendría referirnos a horas de trabajo, tanto en cuanto a la jornada laboral se refiere como al volumen total de las que se llevan a cabo en nuestra economía. Entonces, quizá nuestros planteamientos fuesen muy diferentes y las medidas que adoptaríamos generarían un sistema de incentivos mucho más moderno y orientado a aumentar la productividad y el bienestar.

Y se me ocurre, por fin, que quizá el cambio cultural más revolucionario y positivo para el conjunto de nuestra economía, para la mayoría de las empresas, los trabajadores y la población que no puede trabajar, se podría conseguir si el Ministerio de Escrivá y el de Trabajo, de Yolanda Díaz, se pusieran de acuerdo para realizar un estudio profundo y riguroso sobre la realidad efectiva del tiempo de trabajo en España.

Es verdad que la casuística es muy variada pero lo cierto es que millones de trabajadoras y trabajadores españoles están empleadas hoy día durante más horas (y quién sabe si en peores condiciones) de las previstas en la jornada legal que se aprobó en España hace nada más y nada menos que 102 años.

La experiencia histórica ha demostrado que la única forma de evitar el desempleo masivo (y, de paso, facilitar la financiación de las pensiones) ha sido reducir el tiempo de trabajo y que hay más tasas de empleo cuando los sindicatos son fuertes, se respetan la negociación colectiva y las leyes que regulan los derechos laborales y cuando la masa salarial pesa más en la renta global. Solo así se puede incentivar que las empresas inviertan en innovación, aumentando la productividad general, y dispongan de una mayor volumen de ventas, gracias a la mayor demanda efectiva, que les permita crear más puestos de trabajo. Y también cuando en mayor medida se ha respetado el precepto que los países más avanzados del mundo, España entre ellos aunque no Estados Unidos, suscribieron hace años 77 años en la Declaración de Filadelfia: "El trabajo no es una mercancía". Justo lo contrario de lo que se viene impulsando en las últimas décadas de capitalismo neoliberal, cuando se vienen registrando las mayores tasa de desempleo, las tasas de crecimiento de la actividad económica más bajas, el mayor número de crisis financieras, la explosión incontenible de la deuda y, eso sí, la mayor concentración de riqueza en menos manos de toda la historia.

Cambiemos de hacer lo que se viene haciendo con esos resultados y nos irá mejor.

En los retos que debe asumir la humanidad, las ultraderechas e incluso las derechas pastacéntricas no solo ya no son útiles, son la antítesis de la sociedad que el Planeta necesita cada vez con más urgencia. Los tiempos del abuso impune, del narcisismo sistémico, de la mentira y la máscara institucionalizada como sistem in failure, del "estar en política para forrarse" y manipular a lo bestia, están en un vertiginoso proceso exponencial de autodestrucción irreversible e insostenible. Intentar rentabilizar constantemente la mierda como único recurso,es lo que tiene: un búmerang que acaba por despertar la conciencia personal y colectiva. Es lógica la desesperación con que los filibusteros de siempre intentan hacerse ominpotentes a cualquier precio, porque ese ppoder es su única razón para existir. Pero cuando la razón carece de alma y, por ello, de conciencia, tiene los dìas contados en el actual estado planetario, y no porque nadie la amenace materialmente, sino porque ella misma se bloquea y se deshace, al no tener sentido en la realidad cotidiana del a humanidad. La razón deja de ser razonable cuando se deshumaniza y en vez de vida, crea devastación, miseria contaminadora y enfermedad biológica y social, así pierde el propio sentido para existir. De Ser, ni hablamos. Sus acciones desportilladas producen efectos demoledores en la sociedad, que ya no es la misma de otros tiempos, eso desautoriza y deja en ridículo y fuera de lugar a sus mentores y voxceros constantemente , y no porque nadie lo haga aposta, son los propios efectos de actos y decisiones contra natura social, psicoemocional y cultural, que en el siglo XXI ya no tienen sentido en esta aldea global donde nada está oculto y donde ellos, los saqueadores sin escrúpulos, para más inri, se exhiben sin parar, eso les valió y envalentonó a principios del siglo XX, pero a día de hoy es la rúbrica de fracaso absoluto. Obras sanas y acertadas son sentimentos y acciones, no solo egópatas y patológicas 'razones'. Hemos llegado a un punto evolutivo irreversible donde no hay más remedio que dar un salto cualitativo de conciencia para que lo cuantitativo funcione en otra dirección ya tan inevitable y urgente como el bien común, y que así la vida material sea posible para tod@s o no lo será para nadie. Ya no es la ideología lo que funciona como mando a distancia, es la praxis de la ética concreta en el día a día renovable y sostenible, de la fraternidad universal y de la justicia natural que la acompaña inevitablemente. La energía del espíritu que somos colectivamente es la única posibilidad de supervivencia individual que nos queda. "Dios" no era la escapatoria extraterrestre y en las nubes, que nos contaron las derechonas imperiales durante siglos, "Dios" -en realidad ningún nombre lo puede definir, sino es el concepto experimentado psicoemocional y práctico del Amor y su lucidez compasiva y diversa en la unidad- es el único presente y futuro que vive y se expresa en la humanidad mientras evoluciona en tiempos y espacios. O sea, el despertar para vivir de verdad. No la feria de dimes y diretes para mangonear y explotar mejor al prójimo, en la que se han fundamentado durante centurias y milenios los poderes de lo más deshumano, inmaduro voluntario, o sea, imbécil que se pueda imaginar. Ya es hora de que la caducidad haga su función. Y eso lo conseguirá, sin duda, la bifurcación sistémica de una conciencia universal, convertida en nueva vida creciente y nuevos horizontes compartidos 'en amor y compaña', como se decía en La Mancha cuando yo era pequeña. O eso, o fenecer ahogados en la mierda...Por fortuna, ya en la Tierra hay una masa crítica consciente con más tendencia natural a la normalidad y al bien común, que imbecilidad egópata y destroyer. Y ese fenómeno ya es contagioso e imparable.

 

Dominio público

¿Y si Vox ya no es útil?

Hace unos meses traté de resumir en Público la complejidad de las estructuras de la ultraderecha en España, que ni son solo Vox y parte del PP, ni vienen todas del pasado franquista y nacionalcatólico de España, ni tuvieron en la victoria de Donald Trump su único logro internacional, aunque todo esto sea importante. En el artículo Se busca líder para la ultraderecha, trataba de resumir la complejidad y lo retorcido de un proyecto que tiene como objetivo la destrucción de las democracias y el control de la ciudadanía, y como herramienta básica, la mentira.

Se me ha venido este texto a la cabeza al seguir estos días la batalla campal que libra la extrema derecha en las redes sociales y algunos medios de su misma naturaleza. En teoría, la división la han provocado las vacunas contra la covid entre negacionistas de la ciencia y quienes reivindican su utilidad, y hasta necesidad, para acabar con la pandemia. En medio del fuego cruzado han pillado a Vox, muchos de cuyos representantes públicos -sabedores de que el negacionismo campa en sus papeletas- se niegan a informar sobre si se han puesto la vacuna anticovid o no.

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Lo mejor de todo este pifostio, cuyos argumentos en redes sociales no tienen desperdicio, es que unos y otras blanden la bandera de la libertad como argumento: el que se vacuna lo hace en libertad; el que no se vacuna, porque es libre de hacerlo, y el que no dice si se vacuna o no, porque su libertad le permite callarse, lo mismo que la del que lo grita a los cuatro vientos. Nadie apela al derecho del resto de ciudadanos/as a no ser contagiados, es decir, a su salud, cuya existencia es la que nos garantiza la libertad real, no el libertinaje. Ya saben, aquello tan manido de que la libertad de una termina donde empieza la del otro. Creo recordar que con esto de las vacunas -cuyo negacionismo es un movimiento muy minoritario en España en comparación, por ejemplo, con EE.UU.-, es la primera vez que asistimos a un acobardamiento en toda regla de Vox, con sus medios de difusión divididos y su soldadesca virtual a leches en Twitter.

Cuando escribí el texto al que me refería al principio, Isabel Díaz Ayuso no llevaba ni un año en la Presidencia de la Comunidad de Madrid, no había ganado las elecciones, gobernaba gracias a los pactos con Ciudadanos y Vox y lidiaba con un vicepresidente de Cs empoderado, Ignacio Aguado, con quien mantenía una relación complicada, por decirlo de manera suave. La ultraderecha, su verdadero poder, buscaba en 2020 un líder -o lideresa- que le proporcionara lo que ni Santiago Abascal ni Pablo Casado podían darle, decían: poder institucional, mucho poder institucional y territorial, justo donde más y mejor calan sus ideas fascistas neoliberales. ¿Se les ocurre un lugar mejor que la Comunidad de Madrid, con los organismos de las administraciones nacional, autonómica y locales juntos? ¿Con su monarquía y Jefatura del Estado, sus más altos tribunales y sus ventajas económicas y financieras por ser ese núcleo institucional y de infraestructuras? Sí, parece que la extrema derecha empieza su reconquista ahora, pero por el centro, no por el sur. Vox se ha quedado pequeño.

Gracias, querido Pablo Romero, por estas reflexiones que no tienen desperdicio y gracias a Público por editarlas, claro! Son de lectura imprescinidible tal y como está el patio. Si no despertamos ya mismo, acabaremos como personajes de Orwell, teledirigidos por el Gran Dictador chaplinesco disfrazado de Gran Hermano vigilante e inexistente, para acoplarse a los nuevos tiempos; un ninot emblemático, en el que camuflar y tapar el mangoneo de la brujería organizada por los mismos ladrones tiránicos de siempre, los mismos que hicieron la Inquisición o el Poder Judicial con el pitorreo de la legalidad versus legitimidad desde siempre en las Españas y ahora globalizándose en modo pandemia por el mundo mundial, con una "normalidad" que pone los pelos de punta...Ains!

 

Las redes sociales descentralizadas están de moda: ¿más libertad de expresión o mismo perro con diferente collar?

Vivimos en un momento en el que los escándalos que afectan a las grandes redes sociales —las injerencias en campañas electorales, las alertas de censura o los dudosos tratamiento de datos, por ejemplo— se suceden mientras aumentan su poder. Las plataformas descentralizadas prometen devolver el poder a los internautas, aunque a un precio.

Joven consulta las redes sociales.
Un joven consultando las redes sociales. Kristopher K. / Pixabay

Este año estamos viviendo un momento dorado para las llamadas redes sociales descentralizadas. A diferencia de Facebook o Twitter, que controlan y centralizan la información de miles de millones de usuarios, propuestas como BitClout aseguran que el uso de la tecnología de cadena de bloques ('Blockchain') aportará una descentralización de los procesos que podría evitar, entre otros problemas, la eliminación de contenidos en la red de manera unilateral.

Otras plataformas apuestan por redistribuir los servicios de ubicación —mediante tecnologías P2P, por ejemplo—, es decir, que no dependan de los servidores de una sola compañía, por lo que hacen sumamente difícil actuar contra la propagación de contenidos y, de alguna manera, refuerzan la libertad de expresión en la red. Así funcionan ActivityPub, el Proyecto DiasporaMastodon, entre otros.

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La historia de BitClout es la más reciente y ciertamente una de las más notables; en una maniobra comunicativa diseñada a la perfección, un exingeniero de Google llamado Nader Al-Naji se dedicó en los últimos meses a desarrollar una aplicación llamada BitClout bajo el pseudónimo "Diamondhands" (un nombre que, además, corresponde una expresión del mundillo 'ciber' que describe a alguien dispuesto a mantener una posición para su objetivo final a pesar de los riesgos y pérdidas potenciales).

Al-Naji es conocido por haber creado en 2018 una criptomoneda llamada Basis, una aventura en la que que llegó a recaudar 130 millones de dólares de inversión pero que desapareció pocos meses más tarde por problemas con el regulador estadounidense.

Ahora, BitClout es parte de DeSo (que viene de 'Decentralized Social', o sea, una red social descentralizada): la semana pasada esta nueva red social anunciaba el cierre de una ronda de inversión por 200 millones de dólares. A bordo aparecen inversores de primera línea: Andreessen Horowitz (a16z), Sequoia, Social Capital, TQ Ventures, Coinbase Ventures, Winklevoss Capital, Polychain Capital, Pantera Capital y Arrington Capital, entre otros, informa Cryptoslate.

La intención es que el usuario pueda participar en todas las decisiones de la plataforma —que es de código abierto— , y además se establece un mercado propio de criptomonedas (Clouts) de emisión limitada, por un lado, y monedas propias que pueden ir creando cada uno de los perfiles. A través de la compra-venta de estas criptomonedas se establece la reputación y el propio valor de las mismas, tal y como explica TreceBits.

Este lanzamiento no puede ser más ambicioso; en varias entrevistas la semana pasada, el propio Nader Al-Naji se mostraba convencido de que su criatura promete ser tan disruptivo en redes sociales como la propia tecnología 'blockchain' lo ha sido para el sector financiero. Y viene con polémica: la empresa dio de alta por su cuenta 10.000 cuentas a nombre de personas relevantes y verificados de Twitter.

En un comunicado, el equipo de DeSo afirma que mediante el uso de la tecnología de cadenas de bloque se puede "pasar de un mundo en el que los datos son un recurso de propiedad privada fuertemente protegido a otro en el exista una herramienta accesible a nivel mundial con la que cualquiera puede aportar". Suena bien, ¿verdad?

La idea general que inspira este y otros proyectos de redes descentralizadas, como la también recientemente creada Capsule (vía Genbeta / TechCrunch), es garantizar que los contenidos en las plataformas sociales no dependan del criterio de una sola compañía y evitar censuras algorítmicas; no es lo mismo que Facebook o Twitter elimine de golpe miles de cuentas que tener que actuar contra todas y cada una de ellas por separado.

De hecho, Capsule va un poco más allá al proponer que cada usuario se constituya en un microservicio auto hospedado, de modo que esas interacciones generan una especie de microblog con sitio propio HTTPS y pasa a formar parte de una gigantesca y creciente malla.

Casi todos los analistas de tecnología coinciden en que la decisión de las principales redes sociales de vetar cuentas y plataformas relacionadas con la extrema derecha (el caso de las cuentas a favor de Trump de varias redes sociales recientemente) puede haber sido el toque de atención para, precisamente, impulsar estos proyectos de redes sociales descentralizadas. Pero quizá conviene dar un paso hacia atrás para contemplar el panorama con más perspectiva.

¿Descentralización o recentralización?

Los gigantes de la red llevan años enredados en procedimientos antimonopolio, tanto en EEUU como en Europa. Su creciente poder es evidente —están expuestas a manipulaciones, son potenciales distribuidoras de desinformación, etc.—, como también lo es su control de lo que uno ve o no en la pantalla del móvil o del ordenador. Pero ese poder tiene en la centralización un claro punto débil.

No obstante, la descentralización mediante técnicas de 'blockchain' o mediante P2P, aunque deseable, no es la purga de Benito. En una conversación telefónica, el ingeniero y abogado experto en tecnología Sergio Carrasco comenta a Público que en el caso de DeSO (BitClout) "parece que lo que hay es un cambio de soporte, que puede ser parcial o total".

Es importante saber, por ejemplo, qué atribuciones y capacidades tienen los propios administradores de las plataformas "porque es muy bonito decir que vamos a romper el oligopolio y este sistema es incensurable y demás", comenta Carrasco, "pero la cuestión es que hay una cara visible, una empresa y unas obligaciones".

"Al final, el soporte estará descentralizado, pero el poder estará centralizado y la responsabilidad, también", deduce este experto. Y esto es importante para poder calibrar el impacto que pueden llegar a tener estos nuevos desarrollos.

Para este experto, es clave "analizar el 'smart contract'", que es el documento que fija y obliga a cumplir las condiciones de uso de estos servicios. "En el caso de la cadena de bloques, una cosa es la trazabilidad y otra que, en virtud de un 'contrato inteligente', yo como administrador pueda actualizar campos, o bien a partir de un bloque determinado eliminar contenido". Eso sí, cualquier modificación o eliminación podría rastrearse, que es una de las características de la tecnología 'blockchain'.

"Todo queda registrado", recuerda Carrasco, y explica: "Yo puedo eliminar un insulto a partir de un bloque y, a partir de ese momento, aunque la red esté descentralizada, ya no lo mostrará; pero otra cosa es que se pueda consultar el historial, y el insulto aparecerá ahí". Al final, valga la comparación, en este aspecto funciona como la Wikipedia y su historial.

Además, para bien o para mal, existen leyes que no permiten al proveedor de servicios descargarse a la ligera de la responsabilidad que tiene por ciertos contenidos que distribuye, por muy descentralizado o "incontrolable" que sea el producto. "O bien es la empresa proveedora, o bien te haces responsable tú como usuario", apunta Carrasco.

Porque la idea final de las redes descentralizadas es que el usuario posea realmente no sólo sus datos, sino cualquier creación que suba a la web. De alguna forma se inspiran en la llamada filosofía IndieWeb, que aboga por la vuelta a la libertad de la red de redes, cada vez más oculta bajo las gruesas capas de las grandes corporaciones.

La internet que conocemos nos ha brindado durante años la posibilidad de interactuar entre los humanos de forma fácil e intuitiva, pero a costa de la extracción masiva de datos y la delegación de un inmenso poder que no conoce fronteras: decidir qué es visible y qué no es visible en nuestras pantallas.

En cualquier caso, estas nuevas propuestas de redes sociales descentralizadas, aunque bienvenidas por las mencionadas ventajas —resistencia a la censura, devolver los datos a sus dueños, etc.— tienen un nombre, una cara visible y unos inversores detrás, así como unos términos de uso que debemos leer. No son seres anónimos que buscan el bien común, sino empresas que intentan generar otro modelo de explotación económica. Y eso conviene tenerlo siempre en cuenta.

martes, 28 de septiembre de 2021

Una ciudad para todos

¡Ánimo, Francisco, ese es el camino! Y muchas gracias por el trabajo tan necesario como urgente.

 

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (d), escucha una misiva leída por el cardenal Rogelio Cabrera, arzobispo de Monterrey y presidente del Episcopado Mexicano (CEM) por videoconferencia.
El papa Francisco pide perdón a México por los "pecados" en la Conquista👍👍👍👍👍👍👍👏👏👏👏👏👏👏🤗🤗🤗🤗🤗🤗🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏😍😍😍😍

Público  

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Comentario del blogg 

¡Ya era hora, de que algo tan fundamental como ese arrepentimiento católico se convirtiese en una de las mejores y esperanzadoras noticias para la historia y para el progreso de la conciencia humana! Y no por "los pecados de la conquista" sino porque el mismo hecho de las  conquistas en plan imperio depredador, además de un superpecado que engloba todos los pecados capitales imaginables, es un crimen de lesa humanidad, que debería ser la vergüenza universal de nuestra especie, tanto para los imperios del pasado como para los imperios actuales, que hacen lo mismo, pero ahora arropados y justificados por la ciencia, la tecnología, la especulación, el armamentismo como negocio exportable a dictaduras financieramente amigas y cómplices y la corrupción como directora de orquesta. 

Lo más grave de la iglesia católica ha sido su prostitución que ha durado tantos siglos, intentado hacer también un imperio utilizando el nombre de  Jesús el Carpintero hasta colocarlo como  Pantocrator del cotarro. Menos mal que, como el mismo Jesús prometió -y está cumpliendo-: permanece con la humanidad hasta el fin de los tiempos, despertando conciencias y lavando legañas, curando ciegos y atrofiados, multiplicando fraternidad, ética y justicia entre los más humildes y abiertos. 

Gracias, hermano Jorge Bergoglio. Tú has vivido en directo en tu país de origen las secuelas demoledoras de la conquista. España las vive como búmerang histórico, como un viejo volcán con sus depósitos de la lava conquistadora en constante erupción política sin ser consciente de que el equipaje tóxico que tanto valora ¡y hasta la enorgullece! no la deja madurar ni cambiar a mejor, pese a ser viejísima y estar achacosa hasta límites impensables.Ainsss! 

Menos mal que la última palabra y los recursos vitales solo los tiene y los gestiona adecuadamente la conciencia y su energía, que nos habita a tod@s en nuestros adentros, da igual la creencia, el género, la cultura o las costumbres...Su idioma, el verbo, es global e innato en cada criatura que lo descubra en lo más profundo y sencillo de sí misma, así se hace carne constantemente y habita en todo y en tod@s, como lo hace la vida, el oxígeno, el agua o la luz. Por fin ahora, hemos alcanzado como colectivo humano una sensibilidad y una capacidad de comunicar y transformar, como jamás había sucedido desde que la historia comenzó a escribirse y a trascender los relatos solamente orales. Hasta convertirse en "redes sociales" para la pesca de este mundo como aldea global o lago de Tiberíades a domicilio, en los adentros. ¡Cuántas coincidencias!

"Mira,vengo pronto y traigo la recompensa conmigo, para pagar a cada uno según su trabajo. Alfa y Omega, principio y fin. Dichosos los que laven sus vestiduras, así podrán disponer del árbol de la Vida y entrar por las puertas de la Ciudad"(Ap.22,12/14)