lunes, 13 de septiembre de 2021

Muy acertado el reppasito de Javier Aroca a la chivatería del gremio jetócrata. Es terrible ser la oposición o ser gobierno silveshtre y enmierdado hasta lash trancash en una democracia del siglo XXI, con la misma mentalidad y burrera de Fenando VII y su hermanito Carlos María Isidro o de Esperanza Aguirre y sus ranas de pinacoteca o de Cifuentes trinkando en el súper, Cospe tapando basura que desborda, o lo de Ayuso trinkando Madrid a golpe de terraza pija revolucionaria , repartiendo en equipo basura al por mayor... en fin, lo de Casado se queda en ridículo chivateo chismoso ante el glamour de ellas, las vestales del Monopoly. Posiblemente el chico de los recaos no da para más, y por eso delega en Vox para los asuntos más duros y difíciles de dinamitar. Las que marcan estilo más irresistible son ellas, Casado solo las obedece en lo de cotillear por los rincones de la UE y eso. Quién hubiera dicho que el pp fuera tan estrambóticamente feminista en plan bufo y en plan pufo...Ains! Pp teníais que ser!


El chivato

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, y la canciller alemana, Angela Merkel, asisten a un encuentro de líderes europeos del PPE en Berlín.

eldiario.es

En el cole –en el trabajo también– siempre había un chivato. Casi siempre reunía, además, la condición de pelota. Su recompensa era sacar mejores notas que las que le correspondían por méritos. Luego, en la vida, nos hemos encontrado a esos pelotas y chivatos que se han pasado a infiernos peores y han seguido practicando sus trapacerías a escala mayor. Les ha ido bien.

Chivato viene de chivo, que es la cría de la cabra, su niño, por lo que no es de extrañar que muchos chivatos, si no todos, estén como una cabra. Chivata es otra cosa en Andalucía. No es una cuestión de género; es la porra que llevan los cabreros, pero no tiene nada que ver con la cabra. Es una palabra de origen árabe, como tantas.

Pablo Casado ha ido a Europa a chivarse y no es la primera vez; ha ido a decirle a su seño, la señá Merkel –peinaito como los pelotas cuando había examen– que el Gobierno progresista de España es radical y va a gastarse el dinero europeo –que también viene de nuestros impuestos– malamente y que no les dejan ni olerlo. Ellos que en estos días muy largos están respondiendo, poco, ante la justicia de cómo se gastaron después de mucho olerlo el dinero de los españoles y de cómo se las gastan corrompiendo a todo bicho viviente, incluidos los bichos judiciales, para que no nos enteremos y ni se entere la justicia y menos la Europa calvinista, aunque allí ya los tienen calados.

Hay que tener poca vergüenza. Pablo Casado ha aprovechado para decir en Europa que su filibusterismo, obstruccionismo anticonstitucional, tiene que ver con impedir que el Gobierno radical haga con los jueces lo que sus socios ultras de Hungría y Polonia, a los que achuchó contra España, quieren hacer con los suyos.

El Parlamento europeo no te hace más de derechas ni más de izquierdas. Ni siquiera más honrado, pero te descareta. De ahí el estupor que ha causado entre los eurodiputados del PP la visita de Pablo Casado a sus socios europeos para chivarse. Vale que el PP apoyase a los extremistas polacos y húngaros frente a sus socios europeos de derechas, con procedimientos sancionadores abiertos, pero que vaya a Bruselas o Berlín para compararlos con la situación de bloqueo del CGPJ. ¡Home! Hasta los eurodiputados populares se metían debajo de su escaños o detrás de las cortinas.

Que un chivato fracase en Europa es algo muy previsible. Que pase desapercibido, ocultado, amparado, por la prensa cortesana y capitalina muy desprestigiada en la UE dice poco de su profesionalidad, pero mucho de su compromiso y complicidad con el derribo al coste que sea del Gobierno de coalición progresista, algo no solo lamentable sino peligroso e insano para una democracia que quiere presumir de madura. La corte sí paga traidores, esto no es Roma. En realidad ahora se debaten entre quién representa mejor sus intereses ya confesados: si Pablo Casado o Isabel Díaz Ayuso. Ahí está el listón preescolar de la oposición al Gobierno de coalición. 

La derecha tiene todo el derecho a ser una oposición terrible, como creía deseable Benjamin Disraeli. Los que adoban siempre el poder, sin someterse a unas elecciones, por encima de la voluntad del pueblo, tienen la responsabilidad de defender los principios de la democracia y el derecho de los ciudadanos a una información que no sea sesgada y sí leal y crítica aunque sea contra los más chivatos de la clase, que suelen ser los repetidores. Esos que de mayores compran los títulos y alteran de manera ilegítima el normal desenvolvimiento de las reglas de la democracia. 

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