jueves, 31 de octubre de 2019

ZOO - 04 IMPRESENTABLES

ImPPresentables. ¿ Y de esta desvergüenza manipuladora y zafia, más propia de mafiosos descerebrados que de políticos dignos, qué opinará esa Junta Electoral, que al mismo tiempo que aparece en plena sincronicidad la propaganda desmotivadora contra la izquierda, emite "casualmente" una acusación contra el Presidente del Gobierno por usar la Moncloa para "hacer campaña electoral"? ¿Quienes componen esa Junta y quienes la nombran? ¿El Prior del Valle?, ¿Los fans de la momia? ¿La FFF? ¿La cabra de la Legión? Ni el esperpento de Valle Inclán ni los momentos más heavies de El Quijote, ni Torrente el brazo tontro de la Ley, ni el Tío Lavara, ni La Viejalvisillo, o El Coach de la Cincha de José Mota, habrían perpetrado algo así ni en la más loca de sus ocurrencias. Ni el pp puede llegar a más ni Epaña a menos... con semejantes cutreces estratégicas a la misma altura ética que las ranas de Aguirre, los sms de Rajoy y su aliento cómplice a la plurimangancia de Bárcenas, los enjuagues cospedalianos, los narco del barco galaico, el ejemplar curriculum blanqueador de Zaplana, la originalidad del yonkismo con el dinero público valenciano, las cremas de Cifuentes ,las profundas reflexiones históricas de Ayuso y la extraordinaria sensiblidad de Almeida con los problemas del cambio climático, más una Junta Electoral de toma pan y moja: con una escenografía que parece inventada para el Intermedio, xd! El escalofrío que produce la sola idea de que "esto" pueda gobernanar, acaba de un plumazo con cualquier indicio de abstención...Sólo nos faltaba ese recambio de Rajoy para rematar el cuadro del desguace total, y que no se cuente con nadie que tenga neuronas disponibles; PP, si después de esto te votan en cantidad suficiente para gobernar, con semejante nivelazo habrá que emigrar y pedir asilo político por ahí. Es horrible acabar desgobernados y aplastados por unos políticos dignos de ser acogidos por el Pare Jofré en su Hospital Psiquiátrico de la Edad Media. La estupidez y su tropeza es peor que la misma maldad. Un malo de verdad no es tonto, por eso tiene arreglo y si quiere puede cambiar, pero el tonto no da más de sí y cuando va de listo la caga aun más. Es muy preocupante que en España el pp tenga aun quien lo quiera gobernando, sobre todo tras el desastre rajoyano corrupto y ruinoso a más no poder ¡y tan reciente!, además demostraría la ínfima potencia del cociente intelectual y masoca de una sociedad que eligiese ser castigada una vez y otra por el mismo mejunje disparatado. El auge de partidos como el pp y sus dos satélites artificiales, constituyen un auténtico atentado de lesa dignidad y ninguneo de autoestima para los pueblos de España.Es un modo de hacer terrorismo matando el alma social y su conciencia a base de escarnio, mentiras ,calumnias y corrupción "normalizada" hasta en los tribunales poniendo el grito en el cielo por un mosquito imaginario y tragándose verdaderos hipopótamos. Qué asco

Mira por donde hoy en Público me encuentro este artículo-testimonio de Máximo Pradera. Viene ad hoc que ni pintao


Si me borrara el viento lo que yo canto




Chicho Sánchez Ferlosio.
Chicho Sánchez Ferlosio.
He escrito ya tanto sobre Chicho Sánchez Ferlosio que en vez de su sobrino, parezco su biógrafo. Pero hoy es un día especial. Se estrena esta noche en Madrid el documental Si me borrara el viento lo que yo canto. El director, David Trueba, ha elegido como título uno de los versos del estribillo de Los Dos Gallos, tal vez su más aclamada canción. El documental narra la historia del disco clandestino que Chicho grabó en el año 1963 con temas antifranquistas. ¿Conocen la peripecia?
Un buen día se presentan en casa de José Antonio Julio Onésimo Sánchez Ferlosio (ese fue el nombre que le endiñó su padre, el falangista Rafael Sánchez Mazas) dos redactores de la revista sueca Clarté. Vienen conmocionados por el asesinato de Julián Grimau, militante comunista al que Franco acaba de hacer fusilar en el cuartel militar de Campamento. Por crímenes inexistentes, y en todo caso, prescritos. La Momia ha desoído la petición de clemencia del mismísimo Papa Juan XXIII y el fusilamiento de Grimau se ha convertido en un crimen censurado a nivel internacional. También John F. Kennedy le ha enviado un telegrama al dictador, pidiendo que conmute la pena. Y Jean Paul Sartre. ¡Y Nikita Jruschov! Pero La Momia, que hoy nos hace tanta gracia, encerrada en ese putrefacto tigretón de madera, a lomos del nietísimo Francis, no tenía en realidad maldita la gracia. Era un asesino implacable.


Cartel del documental 'Si me borrara el viento lo que yo canto', de David Trueba
Cartel del documental ‘Si me borrara el viento lo que yo canto’, de David Trueba
Los dos redactores vienen desde Estocolmo a lomos de un Renault 4 Latas  y llegan a Madrid cagados de miedo, porque el mundo entero acaba de comprobar cómo las gasta el protegido de Adolf Hitler.
–¿Dónde podemos grabar? –dice uno de los periodistas.
–Solo hay un sitio – contesta Ana Guardione, la mujer de Chicho–. El cuarto de baño. Las demás habitaciones de la casa entrañan mucho peligro. Nos podría oír algún vecino.
No es paranoia. Chicho vive en El Viso, uno de los barrios más caros de Madrid (para eso es hijo de millonarios) y la zona está infestada de fachas. Junto su domicilio se erige el Colegio Maravillas (¿hace falta decir que es religioso?) y Chicho ya ha pisado la cárcel de Carabanchel por la denuncia del padre de uno de los alumnos, que le ha acusado de blasfemo. Tres meses a la sombra porque le ha oído decir “me cago en la hostia”.
El disco se graba en un hoy ya mítico magnetofón Tandberg de cinta abierta. Todo de un tirón. No hay tiempo para perfeccionismos. Sentado en la taza del váter, Chicho vacía todo su cargador. Desde Los Dos Gallos a La Paloma, pasando por Canción de Soldados y A la huelga, la canción que entonaron, con letra adaptada, las feministas de Bilbao aquel glorioso 8-M del año pasado.
A la huelga compañera
No vayas a trabajar
Deja el cazo y la herramienta
El teclado y el Ipad…
Nada más terminar, los dos redactores salen escopetaos de zona nacional y regresan a Estocolmo. El resto es historia. Porque el disco hizo historia. Podrán descubrir enseguida hasta qué punto, porque el DVD se pondrá a la venta en plazo muy breve, en MadMua Records.
David Trueba quiso que yo estuviera también en el documental. No porque recordara nada de aquel año concreto (yo era un mico de 5 años), sino porque sabe cuánto admiro a Chicho como compositor y cantante y me habrá oído entonar alguna canción suya. La Ley, por ejemplo, que he colgado en youtube.



Tan extraña y compleja como el Happiness is a warm gun de John Lennon.
Además de acordes de guitarra y canciones, de Chicho también aprendí a tocar (aún más) los cojones.
Por ejemplo, con los energúmenos de los semáforos. Siempre que se produce un altercado con algún prepotente, Chicho me enseñó que la mejor manera de sacarlo de quicio no es poniéndose tan bruto como él, sino infantilizando la voz:
–Malo, malote – les decía–. Eres muy malo y se lo voy a decir a mi mamá.
Un día casi lo matan. Y otro, casi me me matan a mí.
Por imitarle.
Vayan a ver el documental. Aunque sólo sea por conocer cómo y cuándo se gestó La Canción de Grimau, ya vale la pena. Y ya que hemos sacado por fin a La Momia, lo suyo ahora es rendir homenaje a una de sus víctimas más añoradas.
No se me ocurre mejor manera que escuchando la balada que le compuso Chicho Sánchez Ferlosio.

Miki Núñez - La Venda (Eurovision Song Contest / Tel Aviv 2019)





El federalismo como termómetro







A instancias del PSC, el PSOE recuperó este miércoles el término federalismo. Ese enésimo vaivén socialista en la materia puede servirnos como termómetro para medir el importantísimo cambio experimentado por la temperatura política española en los últimos años. Cuando el 6 de julio de 2013 el PSOE lo incluyó en su declaración de Granada, era una formulación que, gustaba o no, pero que no resultaba sospechosa de amenazar la unidad del país. Hoy, el acelerón enloquecido del independentismo catalán está produciendo un rebote pendular de signo contrario, hasta el punto de que la idea federalista ha pasado al lado oscuro con su muletilla maligna: la plurinacionalidad. Esa declaración de Granada del año 2013 que el PSOE reafirma después de mil volteretas y crisis familiares, es vista ahora como imprudencia o, por algunos, como prueba de cargo antipatriótica. Por si a alguien le sirve de algo, recuerdo cómo se titulaba dicha declaración: Un nuevo pacto territorial, la España de todos.
Y a fin de medir el cambio de la atmósfera política en estos 6 años, repaso algo de su contenido. Apuntaba que era preciso actuar contra el inmovilismo para neutralizar dos tentaciones que ya estaban en órbita y que entonces se consideran obstáculos para profundizar en el Estado de las Autonomías: el centralismo y el secesionismo, y para abrir el camino a una reforma de la Constitución.
Hoy, aludir a la profundización del Estado de las Autonomías es insensato; presentar el centralismo como algo indeseable, blasfemo; referirse a la España plural, herético, y hablar de la reforma constitucional, una marcianada. Ya ven, y solo han pasado 6 años. 

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Cuando  la política se deshumaniza, se mercantiliza y se corrompe confundiendo la sociedad con la jungla del siglismo y el safari de votos, se pierde el alma cívica e institucional en el mercadillo del infierno, se vende todo en plan rebajas y el comprador es el gran capital, ese vertedero autoinmune, la alcantarilla global que se traga todo, hasta devorarse a sí mismo, convencido de que controla a lo bestia el finiquito de los demás, nunca el suyo, que avanza a zancadas sin notarlo. La moneda de cambio es la humanidad. Para eso el ímpetu del cerebro reptiliano se disfraza de lo que haga falta: de patrias, de reyes y de dioses. De pompas y circunstancias. Marea perdices, lava cerebros, vomita ideologías, pringa lo que toca, y todo para camuflarse de lagarterano y cantarnos la Rosa del Azafrán en medio del Armagedón...Y que así se nos olvide que por encima de lo que tenemos o carecemos, de lo que nos anima, nos hunde o nos cabrea, sobre todo SOMOS, SENTIMOS, CREAMOS y VIVIMOS, y eso que es de valor incalculable y lo que nos hace enteros, lúcidos e imbatibles no se compra, no se subasta, no se vende. Pero enredados y tan entretenidas en el reino de las moscas, ni nos coscamos de ello. Ahí está la clave del enredo, to be or no to be, dice Hamlet. Hay que elegir, como en Matrix, para ser Neos y Neas superando la cutrez añeja, entre la píldora azul o la roja, entre la distracción saltimbanqui y la evolución inteligente y humanizadora de lo esencial. 

Es el reto de una humanidad que se debate entre la repetición del destarifo y la sabia apertura a lo imprevisto, ya imprescindible para sobrevivir. Habría que repasar atentamente las lecciones del premio Nobel de Física Ilya Prigogine, para comprender el momento global en el que estamos inmersos, para entender lo que pasa en España y su circuito político-social colapsado de arriba abajo y de izquierda a derecha. Hace falta una bifurcación que abandone la ENtropía para construir la EUtropía necesaria. Según la ciencia, esto que nos pasa es parte de la dinámica universal, en el caso humano, tenemos la suerte de poder ser conscientes, y ahí está la clave de la elección bifurcadora: ¿nos vamos a la mierda o nos salimos de su dinámica ambaucadora, 'normalizándola' con inteligencia y hasta dándole el valor que nunca tendría si nosotros no se lo diésemos, en plan flautista de Hamelin para el hundimiento o en plan regenerador para el cambio verdadero? La supervivencia de lo cuántico depende del lado cualitativo de la consciencia, cuya herramienta es el pensamiento unido a la emoción: el sentimiento que o bien nos moviliza e ilumina creativamente como seres humanos o que por el contrario nos paraliza automáticamente, como tenebrosas máquinas auto-programadas por dogmas y "seguridades" de cloaca que en realidad solo son falacias e ilusiones sin fuste, pero muy viejas y cómodas, sobre todo, cómodas en apariencia, porque sus resultados son un manicomio penitenciario. Basta con ver lo que hay para darse cuenta. Es tan descarado e inocultable que salta a la vista. Y claro, no querer verlo es un verdadero estrés con inseparable agotamiento, un esfuerzo inútil y bastante estúpido, algo así como ir en un barco y no querer admitir que lo que nos rodea y por donde nos movemos es el mar, pero nos empeñamos a toda costa, en que es tierra firme. Los medios, en especial, se deberían plantear en qué lado de la consciencia están, -si es que están, y sobre todo si es que son- en el de la visión real o en el de la venda en los ojos.


La mirada crítica de Bernardo Vergara; o sea, la realidad tal cual

 
                        Morid trabajando

La voz de Carlos Taibo se echa de menos en los medios. ¿Quizás porque su pensamiento transparente, como el del niño que denuncia en voz alta el desnudo del emperador, es demasiado entero para una sociedad destrozada como ésta? La conciencia consciente no es posible sin una buena dosis de sana anarquía, que nos facilite la gestión del libre albedrío desde la lucidez más sensata. An-arjía, en griego original no significa desorden ni caos, al contrario, significa ir más allá del poder, no cecesitar el poder porque se ha alcanzado un estado de ser y convivir, que ya lo hace innecesario. Ese estado interno se refleja en el convivir, en un sentido ecológico compartido de la existencia y es la realización plena del imperativo categórico kantiano: obra de tal manera que tu comportamiento se pueda convertir en ley universal, o sea, bueno, limpio, justo, igualitario y sano para todas y todos. Gracias, Carlos Taibo; se te echa de menos, pero hasta es 'lógico', estando el patio como está. Ains!

TRIBUNA

Las que quedamos fuera

Al amparo del mundo anarquista/libertario se aprecia una contestación abierta de la democracia liberal y, con ella, de las miserias de los Estados del bienestar
Carlos Taibo-Público

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Broken Arms

La Boca del Logo
23 de Octubre de 2019
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El mundo anarquista/libertario sólo se asoma a los medios cuando se hacen valer lo que se antojan crudos montajes policiales. Aparece también en las redes sociales, eso sí, cuando se aproximan unas u otras elecciones. Las más de las veces esa irrupción se revela a través de reproches dirigidos contra quienes se inclinan por no votar. Tiene su gracia que quienes comúnmente se entiende que son cuatro gatos se conviertan de la noche a la mañana –o se convertían, porque últimamente el foco de las iras parecen ser los señores Sánchez e Iglesias– en responsables mayores de los desastres de la izquierda que vive en las instituciones.
En los últimos tiempos, y hasta hace poco, en las redes se ha aireado a menudo, también, el designio que muchas compañeras del mundo libertario mostraban en el sentido de acudir, a pesar de todo, a los colegios electorales. Si me acojo a lo que he escuchado tantas veces, lo hacían porque, aunque no creían en los partidos a los que respaldaban –cuántos problemas respiratorios no habrá producido lo de votar con la nariz tapada–, estimaban que hay que optar por el mal menor y se imponía, entonces, frenar a la derecha. Lo ocurrido tras las últimas elecciones –la incapacidad, para entendernos, a la hora de configurar un gobierno de izquierdas– parece haber dejado un tanto desamparadas a muchas gentes que habían asumido como propia la conducta que acabo de mencionar. Acaso han recuperado las querencias que abrazaban sus compañeras abstencionistas, plasmadas en un puñado de percepciones que intento retratar de manera somera. 
La primera de esas percepciones asume la forma de un manifiesto repudio de los partidos al uso. Por lo que al PSOE se refiere –sólo prestaré atención a las fuerzas políticas de ámbito estatal–, la visión más común identifica en él un partido social liberal, tributario de la trama de grandes empresas y bancos, inmerso en el deleznable juego de las puertas giratorias, adalid, al cabo, de una lamentable reforma laboral y de una no menos lamentable ley mordaza, incapaz de romper amarras con el nacionalismo de Estado y supeditado, en suma, a la miseria de la UE y a las imposiciones del imperio norteamericano. Hace media docena de años hubiera resultado difícil imaginar que alguien que creyese en eso que se llamaba izquierda transformadora aceptase de buen grado que el proyecto mayor de esta última fuese un pacto con el mentado Partido Socialista. Hoy, y al calor de Unidas Podemos, lo anterior ha acabado por parecer natural. La jugada se ha llevado –parece– lo poco que olía a proyecto emancipador en el partido morado, convertido en una sórdida fuerza socialdemócrata, aberrantemente jerarquizado, ciego, en los hechos, ante lo que se nos echa encima en el terreno ecológico y entregado a la hermosa tarea de blandir las virtudes de la Constitución en vigor. No hay motivos para concluir que promete algo diferente, antes al contrario, Más País, una iniciativa que se levanta sobre el supuesto prestigio de un dirigente que, promocionado con descaro por los medios, fue responsable mayor, en Podemos, del asentamiento de un sinfín de flujos jerárquicos y autoritarios. Y que se dispone a repetir la jugada. Vaya retoños que ha generado –pensarán tantas compañeras– la nueva política.  
Aunque la condición de esta fuerza poco tenga que ver con las percepciones que ahora me atraen, no faltarán quienes incluyan en esta lista de despropósitos a Ciudadanos, ese partido de extremo centro que parece dispuesto a terminar con las pocas ilusiones que alimentaban quienes creían en un posible, e inane, gobierno de izquierdas. Y a hacerlo con el Ibex 35, claro, moviendo sus cartas en la trastienda. Parece como si los partidos al uso lo hubieran hecho a propósito para incentivar la abstención: el poco entusiasmo que mostraban muchas gentes que votaban de forma vergonzante ha ido abriendo el paso, en el mundo que me ocupa, a una manifiesta repulsión, al tiempo que la lógica del mal menor iba perdiendo, claro, fuelle. 
Tiene sentido, de cualquier modo, que, más allá de esa percepción sobre los partidos y sus dobleces –que, repito, alcanza hoy por igual a  abstencionistas recalcitrantes y a votantes de nariz tapada–, escarbe en una segunda querencia que se revela en el mundo anarquista/libertario. A su amparo se aprecia una contestación abierta de la democracia liberal y, con ella, y por cierto, de las miserias de los Estados del bienestar. De resultas, se subraya que la primera se levanta en un escenario lastrado por lacerantes desigualdades, bebe de mayorías artificiales que son el producto de una premeditada distorsión de las adhesiones populares, en su trastienda operan formidables corporaciones que son las que al cabo imponen las reglas del juego y, en suma, y cuando las cosas vienen mal dadas, no duda en hacer uso de la fuerza a través de la represión que conocemos en nuestras calles o a través de golpes de Estado o invasiones asestados en países del Sur que disponen de materias primas golosas. De semejante consideración no puede sino derivarse un rechazo palmario de lo que suponen los liderazgos, la desmovilización, un agotado sindicalismo de pacto y la violencia cotidiana que ejercen el capital y sus tentáculos. 
Pero despunta también, en un tercer escalón, una crítica frontal del papel desempeñado por los medios de incomunicación. Hace unos días, e invoco una circunstancia personal, pasé por el mal trago de engullir, en un canal de televisión, una tertulia que partía de la certeza de que la abstención es un pecado que hay que castigar y enmendar. Esa genuina plaga contemporánea que son los tertulianos alimenta un pluralismo de circuito cerrado que permite discutir airadamente, sí, sobre las vergüenzas del régimen –el bipartidismo, la corrupción, la maltrecha división de poderes o, incluso, la república y la monarquía– mientras proscribe, en cambio, todas las disputas que afectan al sistema. ¿Se imaginan que en un plató de televisión se debatiese sobre el trabajo asalariado, la plusvalía –¡ay la plusvalía!–, la mercancía, la alienación, la explotación, el patriarcado, las guerras imperiales o el colapso que viene? ¿Y se imaginan, más aún, que en los medios se explicase que la jornada de ocho horas fue ganada, cien años atrás, por un sindicato llamado CNT, se recuperase la memoria de las colectivizaciones desarrolladas durante la guerra civil, se pusiese el dedo en la llaga de lo que supuso el caso Scala en el marco de la impoluta transición democrática que nos venden o se sacasen a la luz tantas manipulaciones policiales?
No falta, en fin, y en un cuarto salto, el recordatorio de algo importante: la incapacidad manifiesta que el sistema que nos imponen, aberrantemente cortoplacista, muestra en materia de encaramiento y resolución de aquellos problemas que lo son de fondo y de largo recorrido. La consideración de esos problemas, con un gobierno de izquierdas o sin él, tiene, en el mejor de los casos, un carácter testimonial y retórico, como nos lo recuerdan muchas de las demandas que llegan del feminismo que no es de Estado y la certificación de que para dar réplica al cambio climático hay que contestar su cimiento mayor, que no es otro que el capitalismo. En este orden de cosas no queda sino concluir que esta maravillosa democracia de la que nos han dotado da la espalda una y otra vez a las generaciones venideras, a muchos de los habitantes de los países del Sur y a los integrantes de las demás especies con las que, sobre el papel, compartimos el planeta. Y, claro, y gestos efectistas aparte, a la mayoría de las mujeres y a las muchas desheredadas que habitan entre nosotras.
En el mundo que hoy me interesa menudean las voces que recuerdan, con todo, que la debilidad de nuestras instancias autogestionarias sigue siendo un problema mayor, y ello por mucho que éstas hayan ganado peso en los últimos años. Tan es así, que hay que concluir que con frecuencia se equivoca el mensaje: debiera ser la defensa cabal de la autogestión desde abajo lo que explique el rechazo que provocan elecciones e instituciones, no vaya a ocurrir que nos quedemos en el vacío de una crítica de unas y otras que no nazca de la fortaleza –a buen seguro que trabada, de nuevo, por la represión– de nuestros espacios autónomos. Debe partirse, en cualquier caso, de la firme creencia de que todo terreno ganado por la autogestión es un terreno perdido por las instituciones. Y de la certificación de que no hay  ningún ejemplo sólido que ilustre cómo desde estas últimas se han defendido, de manera consistente, prolongada y no interesada, los espacios autogestionados, desmercantilizados y, ojalá, despatriarcalizados que se han ido perfilando. No es sencillo explicar, en suma, qué tienen en la cabeza quienes creen que el sindicalismo de pacto, con las migajas que obtiene, es una alternativa honrosa frente a la ignominia del capital.
En semejante escenario sospecho que son muchas las gentes que estiman que la mayor prioridad, lejos de las nada estimulantes discusiones que propone la política convencional, consiste en buscar un doble acercamiento. El primero, y sin duda el más hacedero, lo deben protagonizar quienes militan en organizaciones identitariamente anarquistas y quienes, a menudo de forma espontánea y vivencial, trabajan en el horizonte de la autogestión y del apoyo mutuo. El segundo afecta a quienes, fundamentalmente en los países del Sur, y en singular en lugares como Chiapas y Rojava, han sido capaces de fundir prácticas precapitalistas y proyectos anticapitalistas, desde el horizonte de seis verbos cuyo concurso he reclamado muchas veces: decrecer, desurbanizar, destecnologizar, despatriarcalizar, descolonizar y descomplejizar sociedades y mentes. Hace más de un siglo, en 1909, Ricardo Mella, quien pasa por ser el principal pensador del anarquismo español, llamó la atención sobre el hecho de que, siendo relevante la cuestión del voto y las elecciones, más importante es determinar qué hacemos los 364 restantes días del año. Tenía –creo yo– toda la razón.  

Autor

  • Carlos Taibo


miércoles, 30 de octubre de 2019

La artrosis y la homeopatía, anillo al dedo total .El Dr Alberto Sacristán lo deja clarísimo y los pacientes, encantados al dejar de ser 'pacientes' doloridos y quebrantados, gracias a una medicina de amplio espectro, a la altura de la conciencia y del humanismo



La homeopatía como una opción más para el tratamiento de la artrosis


Los tratamientos farmacológicos para la artrosis han saltado recientemente a la actualidad, puesto que el Ministerio está evaluando su posible desfinanciación, como viene siendo habitual recientemente no sólo en España sino también en otros países de nuestro entorno, dentro de la política de economía presupuestaria. Según el medio especializado digital ConSalud, la población más afectada por este cambio serán mujeres y jubilados.
Por empezar por el principio, diremos que, cuando hablamos de artrosis, nos referimos a la degeneración articular, pero también al dolor como síntoma principal, de prótesis. De momento no se ha encontrado un tratamiento curativo para la artrosis y por ello se suelen recomendar tratamientos sintomáticos, es decir, para aliviar los síntomas. Como decía, el síntoma principal de la artrosis es el dolor. Por ello, en los últimos años han aparecido un grupo de medicamentos que pretenden evitar la progresión de la enfermedad, de la degeneración y aliviar en cierta medida el dolor. Son estos fármacos los que ahora están en cuestión.
Personalmente no estoy conforme con esta medida, desfinanciar un medicamento para financiar otro. Además parece que el motivo para desfinanciar estos medicamentos para el dolor causado por la artrosis, es financiar un medicamento para ayudar a dejar de fumar. Como médico, me es difícil entender esta justificación. Aquellos pacientes con artrosis, la mayoría mujeres, les ha tocado padecer este proceso. Por el contrario, la persona que fuma ha sido por decisión personal. Y con ello no quiero decir que no se ayude a los que quieran dejar de fumar, pero no a costa de aquellos que sufren dolor.
Según la web de la Sociedad Española de Reumatología: En España, la artrosis afecta al 10% de la población general, representando casi la cuarta parte del total de pacientes atendidos en las consultas de los reumatólogos. Según el estudio EPISER 2016 de la Sociedad Española de Reumatología, la artrosis sintomática de rodilla tiene una prevalencia puntual del 13,83% y la artrosis de mano del 7,73%. Asimismo, otros estudios han revelado que alrededor de la mitad de la población adulta de más de 50 años muestra signos radiológicos de artrosis de rodilla aunque es más frecuente en mujeres sobre todo a partir de 55 años”
En nuestras consultas, la de los médicos homeópatas es muy frecuente que el paciente consulte por este motivo, por presentar artrosis buscando alivio de su dolor y mejora de su funcionalidad, es decir, que tenga una mayor movilidad articular. Por ello, en el blog de Hablando de Homeopatía, hay dos post sobre este tema e incluso un vídeo. Por otro lado, al ser un tema frecuente de consulta, la experiencia del paciente es positiva encontrando una mejoría significativa en su dolor y mejorando la calidad de vida. Os invito a que entréis en los dos post para ver otro enfoque de la artrosis:

Music in the Reinassance end XVI century Jordi Savall Hespèrion XXI

No sé por qué, será por esta hartura inconmensurable, me siento completamente agnóstica y escéptica con el dichoso CIS, que sale de repente con sus ocurrencias demoscópicas, o más bien surrealistas compensatorias, para echar combustible ad hoc a la máquina agotada de la paciencia y del aguante sin entender que lo más cívica y políticamente destarifado es contar el mismo cuento constantemente, cifras arriba o abajo, y sin que nadie se lo pida, además. Tal vez crean que el cansancio también sea un aliciente para ir a votar, pero es todo lo contrario. Hay que hacer un verdaero esfuerzo titánico para imaginar que las cosas cambiarán si siempre estamos en las mismas. El hastío por goteo no produce estabilidad ni esperanza, sino todo lo contrario. Con lo que cuesta levantarse cada día del mogollón mediocre y desesperante para alimentar la esperanza, con la actual ausencia de alicientes, el CIS debería callarse y dejarnos espacio y motivos con los que crear energía positiva que mueva voluntades, conciencias y ganas de superar el pantano de la inercia político-borreguil y la tristeza socio-cultural, que como en La Historia Interminable de Michael Ende, acaba por tragarse al caballo Artax consumido por la depresión, que acompañaba al héroe, Atreiu, en su gesta por recuperar el Reino de Fantasía, o sea, a punto de petar, gracias al mogollón monstruoso de la Nada, que avanza imparable acabando con todo lo que no es la Nada...Los relatos a veces son tan proféticos y acertados que acabas por plantearte si no serán el diseño de una realidad cuántica creada por nosotros mismos que luego nos parte por el eje...¿'En el fondo', crees de verdad, Iñaki, que esto tiene fondo? Es demasiado optimismo; esto tiene pinta de ser solo cáscara y atrezzatura sin límites, infinita para más inri. Si ellos no cambian el realto, tendremos que hacerlo nosotros, los seres humanos, escapando de la caverna de Platón ya mismo



CIS: en el fondo, sin novedad





Cuatro años seguidos escrutando las tripas de los sondeos, tasando promesas, barajando posibles alianzas, debería haber sido tiempo suficiente para que todos hubiéramos aprendido qué puede darnos y qué no va a darnos una nueva cita en las urnas. Puede darnos un resultado electoral con su ganador y todo pero no va a dejarnos aclarado el problema de la gobernación ni muchísimo menos qué hacer con ella. No va a asegurarnos el fin de ese ciclo de inestabilidad crónica. Para acabar con él necesitamos algo más que elecciones. No bastan las elecciones; se necesita voluntad y decisión política.


Con los datos que el martes nos dio el CIS sabemos bastante e ignoramos muchísimo. En lo fundamental sabemos que gana el PSOE y que Ciudadanos se hunde. Pero seguimos entre brumas respecto a qué viene luego; qué pactos de investidura; qué pactos para la gobernación. Osea, que hay novedades pero no hay novedad.

Estimación de escaños en el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). / Europa Press (Europa Press)
Además, el barómetro del CIS puede ser una foto vieja porque la encuesta se hizo antes de la sentencia del procés, antes de los tumultos posteriores y la exhumación de Franco, sucesos todos ellos que han agitado aparatosamente las aguas políticas y que, al menos eso ha parecido, han cambiado cosas, por ejemplo, han impulsado con fuerza a Vox. Y aún quedan 11 días.
Si se llegara a materializar la desconfianza de Torra en el conseller Buch por la actuación de los Mossos el último tramo de la campaña puede estar marcado por la sombra de la ley de Seguridad Nacional y llevarnos a las urnas amarrados al ronzal de Cataluña hasta el último segundo.
Y un poquito más de carbón para la caldera catalana. La rectificación del Supremo sobre Juan Mari Atutxa atendiendo con once años de retraso la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que había dado la razón al expresidente del parlamento vasco va a alimentar, o puede hacerlo al menos, la presión y la hostilidad contra la justicia española. El caso Atutxa no tiene absolutamente nada que ver con el procés, pero con los términos desobediencia, Supremo y Estrasburgo hábilmente mezclados en una frase, se pueden hacer maravillas argumentales.

A ver si te aclaras, Pedro Sánchez, porque al mirar a la izquierda se diría que padeces un preocupante estrabismo, a ver si es que lo tuyo es dislexia visual y tienes cambiada la dirección miradora. Si eso es cierto, deberías ir al oculista cuanto antes, bonico, y si no, pues te pides la baja laboral hasta que se te pase el trastorno o te pongan gafas, no sé. Pero es muy grave que los resultados de tu bizquera presidencial disfuncionante nos lleven por la calle de la amargura política, económica y social en general. Hazte mayor de una vez, que ya tienes años para serlo, y reconoce al menos lo injusto de que tu discapacidad joda la vida de tantos y tantas, durante meses y meses, urnas y más urnas, y gobierno missing for ever. Ains!

ENTREVISTAPedro Sánchez

"Somos un partido que siempre mirará a la izquierda"

Querido Profesor Pérez Royo, la España normal, te da gracias infinitas, por ese impulso para el cambio de paradigmas hacia la Consciencia comunitaria

El catedrático Javier Pérez Royo –profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla ya jubilado– se ha sumado a la campaña electoral del candidato de Más País, Íñigo Errejón, que arrancará este jueves en la capital andaluza. El que fuera asesor del ex presidente del Gobierno Felipe González y del ex presidente de la Junta de Andalucía Manuel Chaves y actual colaborador de eldiario.es intervendrá en el primer mitin de Errejón, junto a la número uno de su lista por Sevilla, la ex senadora y ex miembro de Podemos Esperanza Gómez. A la misma hora y en la misma ciudad abrirá campaña el candidato del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, junto a Susana Díaz.
Pérez Royo (Sevilla, 1944) fue el director de tesis de Gómez en la Hispalense y les une una relación personal y de complicidad académica. Su posicionamiento político está ahora próximo a las tesis de Errejón, según fuentes del partido, aunque su interés por sumarse al inicio de campaña de Más País en Sevilla tiene más que ver con la vinculación que le une a la ex senadora de Adelante Andalucía. Gómez peleará por un escaño en el Congreso por Sevilla en las elecciones generales del 10 de noviembre. La capital andaluza es una plaza muy disputada por la izquierda, donde se sitúa el corazón del PSOE andaluz. Aquí están en juego 12 escaños. En las generales del 28 de abril, los socialistas lograron cinco, Ciudadanos, Unidas Podemos y el PP obtuvieron dos diputados cada uno, y Vox se estrenó en el Congreso con un escaño, que le costó 136.654 votos.
Pérez Royo será el encargado de presentar a los candidatos de Más País en el acto simbólico de pegada de carteles, que tendrá lugar este jueves a las 19.00 horas en la Sala Box de la isla de la Cartuja, en Sevilla. El equipo de Errejón lo considera "un activo brutal" para su campaña, "por lo que representa en el PSOE andaluz más clásico", en horas bajas tras la pérdida del Gobierno autonómico después de 37 años en el poder, y "por el ascendente que aún supone entre sus ex alumnos", varias generaciones de la Universidad de Sevilla de donde Más País busca nutrir sus filas. Pérez Royo también personaliza la apuesta por una reforma de la Constitución que defiende Errejón.
La vinculación política del catedrático de Derecho Constitucional ha virado en los últimos años desde el PSOE más ortodoxo hasta la irrupción de Podemos en 2015, cuando estuvo a punto de integrarse en las listas del partido de Pablo Iglesias como número tres por Sevilla. En el último año, Pérez Royo ha escrito artículos en este mismo periódico mostrándose muy crítico con la ruptura entre Iglesias y Errejón y el impacto que ésta tendría para el proyecto fundacional de Unidas Podemos. El amago de fichaje del catedrático por la candidatura de Iglesias, en 2015, no llegó a cristalizar, pero se vivió como una verdadera catarsis dentro del PSOE andaluz, que vio alarmado cómo perdía a uno de sus referentes intelectuales.
Pérez Royo participó en la redacción del Estatuto de Andalucía, y también en el diseño del Estatut de Catalunya. Coincidió en la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, siendo muy joven, con González, Chaves y el también ex presidente andaluz, José Antonio Griñán. Con todos trabó una estrecha amistad y colaboró con ellos en los gobiernos socialistas, aunque nunca llegó a militar en el PSOE, sólo estuvo afiliado al Partido Comunista. 
En el mitin de arranque de campaña de Más País en Sevilla intervendrán, además de Errejón y Esperanza Gómez, la dirigente de Equo y candidata por la lista de Madrid, Inés Sabanés, la sindicalista María del Mar Polanco, número uno por Cádiz, y la eurodiputada francesa del partido Les Verts, Marie Toussaint.

Tornillos, tornillos...No en vano Iglesias tiene la tuerka para encajarlo todo divinamente...El pp está un poco espesote con sus publicidades de tornillos en busca de la tuerka...¿Será que la politicancia los cría y ellos se juntan sin querer? Ufff...ese inconsciente desatado, cómo revela sin querer los fondos de cohesión del mismo menester... Ains!

CRÓNICA

El PP presume de tornillos para construir puentes y CAT saca la radial

Una entrevista muy acertada. Es una pena que a las capacidades y a la lucidez de Garzón les falte el talento gestor y estén sometidas al egocentrismo hegemonista de Iglesias y que al talento de Iglesias le falte la inteligencia y la lucidez de Garzón. Solo salen bien las cosas cuando se dispone de ese binomio inseparable: inteligencia para ver y comprender, más el talento para gestionar adecuadamente. Podrían ser un equipo genial, pero la soberbia ambiciosa del ego se cree superior a la humildad inteligente de la consciencia, y la minusvalora sin los votos -el dichoso cuánto por encima del qué, del cómo y el para qué/quienes-,no acompañan a la inteligencia, la dejan en trastero, en vez de aprender de ella todo lo que se ignora y sin lo que nunca logrará hacer algo que valga la pena, pero destroza todo lo que emprende. Garzón en MásPaís estaría en el lugar adecuado e Iglesias, si le aplauden con fervor la egorragia y ocurrencias de parvulario, sería un perfecto dictador comunista de la vieja escuela, a lo Lenin/Stalin/Mao. Lástima que haya nacido tan tarde y en España, en vez de nacer en Penambuco o en Caracas. La Historia no tiene marcha atrás,los marxistas deberían atar cabos con Marx y con Hegel y avanzar sin miedo ni yuyus hasta Husserl, Foucault, Chomsky, Klein,Laval y Dardot, por ejemplo, y dejando a Laclau en objetos confusos y perdidos, para comprender que España no es la Argentina peronista ni la Venezuela in-madurista, ni la Italia de Gramsci, aunque Abascal, Casado, Rivera y demasidas veces Sánchez bajo la inspiración del IBEX35, se empeñen en demostrar lo contrario. Tampoco el 15M era una masa descerebrada, analfabeta y desnortada emocionalmente por la rabia, como el campesinado del imperio ruso del siglo XIX, a la que había que organizar y encarrilar desde los viejos moldes revolucionarios, sino más bien la masa madre inteligente social y consciente colectiva, de un tiempo nuevo y perentorio, inaplazable. Lós jóvenes gestores políticos que pretenden llevar la batuta de todo sin saber adónde, ni cómo, deberían comprender y asimilar cuanto antes las diferencias entre lo que han estudiado y lo que está pasando, y dejar a un lado las mejores teorías, que fuera de tiempo ya no sirven nada más que para estorbar e impedir los cambios a mejor. Ideologías y religiones deben tener la sabiduría de la humildad y "dejar a dios ser dios", o sea, aprender de los seres humanos en vez de mangonearlos al antojo de sus fijaciones inoculadas por la costumbre y alimentadas por el miedo y la pereza que da salirse del rebaño para buscar mejores paisajes y recursos, empeñados en usar recetas desfasadas que para colmo ya no sirven ni como condimento del guiso neceario para alimentarse antropológicamente. Es lamentable que Garzón se haya dejado atrapar por la inercia ideológica, pensando tal vez que evolucionar es traicionar legados y no mejorarlos. Ya no sirve reptir esquemas, ahora hay que crear lo que aun no existe, sacando luz de donde solo hay tinieblas y equilibrio de donde solo hay caos...Eso no lo consigue la obstinación ni el bunkerismo ideológico, ni la repeticón constante de los mismos mantras, sino la inteligencia unida al talento cuyo oxígeno es la ética y la flexibilidad libre, igualitaria y creadora del bien común, del amor universal llevado a la práctica con verdadera justicia, que el amor no es cosa de películas ñoñas, ni de tópicos ni de viejos hippies alucinando con "la maría", el LSD, y la mescalina, sino el alfabeto cósmico y aterrizado de todos los universos posibles, que empiezan en el Yosotros/Nosotras/Planeta/Natura y viceversa

Entrevista a Alberto Garzón Garzón: "El errejonismo tiene que formar parte del espacio del cambio tras el 10-N"

El Coordinador Federal de IU analiza durante una entrevista en 'Público' el panorma electoral. Critica que Sánchez les haya llevado a unos comicios con "un marco propio de la derecha" y cree que se abre un escenario político en el que solo hay dos opciones para resolver el conflicto territorial: "O República Federal o conflicto permanente".

Entrevista al Coordinador Federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, en Público TV.



Alberto Garzón (Logroño, 1985) cree que el gran reto de Unidas Podemos este 10-N es "frenar la abstención de los barrios populares" para neutralizar el gobierno de las derechas. Teme que ocurra como en Andalucía y PP, Ciudadanos y Vox acaben sumando más que el bloque progresista. También cree que hay opciones de que el PSOE y el PP lleguen a un acuerdo porque es "el deseo explícito" de las élites económicas. Por esto mismo pide el voto para Unidas Podemos: la opción para que el PSOE tenga que mirar a su izquierda y no hacia la derecha.
El Coordinador Federal de Izquierda Unida también analiza la situación en Catalunya. Cree que la única salida es construir un proyecto que seduzca a la mayoría de independentistas y asegura que se avanza hacia un escenario en el que "solo es posible la República Federal o el conflicto permanente". En este futuro político también cree que debe darse una reconfiguración del espacio del cambio en el que debe incluirse el "errejonismo". 

Este martes se publicó el CIS preelectoral. Hay una subida considerable del PP y de Vox. ¿Cree que podría llegar a formarse un gobierno de derechas?

Hay que tener siempre mucha cautela y mucha prudencia con las encuestas. La del CIS siempre es la mejor porque es la que tiene una muestra más más grande y, por lo tanto, es la que tiene más precisión, pero el escenario de tanta volatilidad y con una metodología un poco confusa como que es la que utiliza Tezanos, de forma bastante inclinada a favorecer al PSOE, le ha restado capacidad. Además, la encuesta no recoge los efectos de la sentencia del procés o la exhumación de Franco por lo que es simplemente un elemento que nos va a permitir conocer otro tipo de datos con más precisión como la abstención.
Nosotros ya le dijimos a Pedro Sánchez que tenía que evitar las tentaciones de ir a unas elecciones porque uno de los riesgos es el que ya había sufrido Susana Díaz en Andalucía quien pensó también que adelantar elecciones le beneficiaba y acabaron gobernando las derechas. La abstención es algo que tenemos que evitar. Los barrios populares son los que más se abstienen en condiciones normales y, en repetición de elecciones, todavía más. Nuestro reto más grande es frenar esa abstención de los barrios populares para que voten a nuestra formación y con eso podamos neutralizar la opción de un gobierno de las tres derechas.

Las encuestas más actualizadas de los medios de comunicación privados dicen que el PSOE está bajando y que el PP está subiendo a pasos agigantados. ¿Cree que el PSOE busca una gran coalición con el PP como apuntaron Felipe González y Mariano Rajoy?

Creo que es una opción que siempre ha estado en la mente de las élites de este país. Sobre todo, en las élites económicas. Durante los cinco meses que duró la negociación para la investidura la CEOE y los portavoces de las grandes empresas de nuestro país ya plantearon que su opción preferida era una coalición entre Ciudadanos y el PSOE y que, en caso de que no se pudiera conseguir, era mejor ir a elecciones a que nosotros tuviéramos influencia. Eso coincidió con el PSOE, pero los números dicen que ya ni siquiera la opción de Ciudadanos parece viable.
Por lo tanto, creo que sí que hay un deseo explícito de estos poderes económicos para que el PSOE y el PP lleguen a algún tipo de acuerdo. No está claro qué tipo de acuerdo podría concretarse, pero sí que hay una defensa que recupera esa melodía que sonaba en 2014, incluso antes, entre personas como Felipe González o Mariano Rajoy. Es una posibilidad que se cierne sobre nosotros.

Quizá Catalunya y la cacareada unidad de España sea una  excusa para llegar a esa coalición. ¿Cómo lo ve usted?

El PSOE nos ha traído a elecciones básicamente por un cálculo electoral. Los ingenieros sociales de la Moncloa han decidido que esto era algo que podía tener rentabilidad para el PSOE y pensaron que en la derecha había mucha gente huérfana de partidos. Este es el motivo de la derechización de Sánchez por la que han abandonado propuestas como subir los impuestos a las altas fortunas, por lo que ha dicho varias veces que no quiero un gobierno de izquierdas sino un gobierno progresista — lo que es un guiño a Ciudadanos —, por lo que dijo que no podría dormir si hubiera llegado a un acuerdo con nosotros e incluso por lo que nos acusó de ser un partido que no tiene un cariz democrático con respecto a Catalunya.
Además, nos ha llevado a unas elecciones en un marco propio de la derecha: el de la estabilidad y del orden; y en el que se presentan como un partido que puede ser votado por votantes de derecha. Yo creo que eso solo fortalece, como dicen las encuestas, a PP y a Vox. Y debilita las opciones de un gobierno de izquierdas después del 10-N. Por eso nosotros decimos que, independientemente de las excusas, cuanta más fuerza tenga Unidas Podemos más sensibilidad va a tener el PSOE para mirar a la izquierda. De lo contrario, el PSOE puede verse tentado a esa gran coalición con el PP o a alguna fórmula con las derechas.

Si no hay gobierno progresista, que fue el que se votó el 28 de abril, ¿los líderes progresistas deberían replantearse su liderazgo?

Todos tenemos algún tipo de responsabilidad por el hecho de que no habiera un acuerdo y estemos en elecciones, pero no todos tenemos la misma. La responsabilidad máxima es de Pedro Sánchez que es quien ganó las elecciones, quien tenía que buscar acuerdos y quien tenía que buscar esos apoyos y no los consiguió. Y, además, no lo ha escondido. No hizo ningún esfuerzo real por llegar a un acuerdo y dijo en televisión que no podría dormir bien si hubiera llegado a un acuerdo con nosotros que implicara nuestra presencia en el Gobierno.
"La deriva hacia la derecha de Sánchez solo puede beneficiar a las élites económicas"
Sánchez se está jugando mucho a nivel político. Está apostando por un beneficio que es sólo para él a costa de un posible perjuicio como es el ascenso de las derechas. Esto lo pagaríamos todos los españoles y, especialmente, las familias trabajadoras.
Vamos a ver cuáles son los resultados y que cada uno haga su reflexión, pero ya le advertimos a Sánchez que esta deriva hacia la derecha sólo podría beneficiar evidentemente a las grandes fortunas y a las grandes élites de este país.

¿Pablo Iglesias debería asumir su responsabilidad por no haber aceptado la oferta de Gobierno?

Yo creo que Podemos hizo una reflexión muy adecuada a la vuelta del verano y vio que en julio no se consiguió un acuerdo así que cambió su oferta para adecuar y conseguir ese acuerdo. Eso es importante porque es una suerte de rectificación que les honra específicamente a la gente de Podemos. El PSOE no hizo eso. El PSOE también cambió de opinión, pero para alejar las posibilidades de un acuerdo. Por esto las responsabilidades son muy diferentes. Yo creo que Iglesias ha obrado bien. Ha conseguido unos muy buenos resultados representado a todo nuestro espacio e hizo una oferta modesta y que el PSOE rechazó porque nunca estuvo entusiasmado con la idea de llegar a un acuerdo.
El PSOE estuvo fue buscando excusas, pero Iglesias hizo esfuerzos meritorios como aceptar algo inconcebible como fue el veto que le puso Sánchez. Entonces la responsabilidad de Iglesias fue positiva porque se echó a un lado en un momento en el que eso facilitaba un acuerdo, pero incluso ni con esas el PSOE quiso hacerlo. Así que no creo que sea Pablo Iglesias el responsable de todo lo que venga a suceder, sino Pedro Sánchez.

Ustedes intentaron que se aceptara la coalición que se ofreció en un momento de debilidad del PSOE. ¿Se arrepiente de no haber insistido más?

Desde Izquierda Unida hicimos todo lo posible para que hubiera un acuerdo y cuando estuvo esa oferta encima de la mesa planteamos que era una opción votar a favor. Con el tiempo, cuando ya estaba el debate, pedimos un receso a la mesa del Congreso que, para nuestra sorpresa, rechazó el PSOE. Podría haberlo rechazado el PP o Ciudadanos que están en la mesa, pero fue el PSOE. Esto nos mostró que no tenían la idea de acordar y que querían escapar de esta posibilidad.
Nuestros esfuerzos fracasaron, pero creo que al final tendremos que llegar a un acuerdo. También hemos dicho claramente que nuestros votos también tienen dignidad y que esos 3,7 millones de votos que tuvimos en abril, ya veremos cuantos tenemos ahora, vienen para hacer políticas de izquierdas. No valía cualquier acuerdo, tenía que ser un acuerdo posible. Por ejemplo, el PSOE pedía que le diéramos los votos gratis, pero eso habilitaba la opción de que Pedro Sánchez llegaba a ser presidente y que a la semana hiciera una reforma laboral nueva con Ciudadanos. Nuestros votos no iban a ratificar eso. Creo que obramos de la mejor forma dentro de nuestras posibilidades y dentro de nuestra humildad, pero no lo conseguimos.

¿Ustedes apoyarían una gran coalición, aunque sea de forma simbólica con la abstención, en caso de que se produzca?

Es un futurible, pero no creo que eso sea probable. No veo en ningún caso en el que nosotros apoyemos una gran coalición del PP y del PSOE concrete cómo se concrete. Estas grandes coaliciones pueden ser de reparto de ministerios, que es la versión fuerte, o una versión mucho más suave que es una abstención como la que el PSOE hizo para que Mariano Rajoy gobernara y que es lo que el PSOE le estaba demandando al PP estos últimos meses. Yo creo que eso se concreta en políticas de derechas en lo social y en lo económico y me preocupa mucho especialmente lo económico porque estamos en un contexto de recesión probable en los próximos meses. Que eso lo pague la clase trabajadora o lo paguen las élites de este país va a depender de qué tipo de políticas se hagan. Las de una gran coalición van a ser en beneficio de la CEOE y de las grandes empresas.

Teniendo en cuenta el ascenso de la ultraderecha, ¿cree que ha sido una jugada peligrosa el hecho de no posponer la exhumación de Franco o echar fuego al conflicto de Catalunya apelando a la Ley de Seguridad Nacional y al 155?

En nuestro país siempre ha habido un espacio sociológico de extrema derecha. Antes estaba dentro del PP y ahora una parte importante está en Vox. Funcionan por reacción porque reaccionan contra el avance de las mujeres y contra los avances de los derechos civiles y sociales. Han encontrado una segunda oportunidad porque en abril no ganaron y no se cumplieron sus expectativas.
"El PSOE intenta ganar votos de Cs y del PP contribuyendo a incendiar el panorama político a costa de que sea más difícil llegar a soluciones"
La decisión de exhumar a Franco es una decisión correcta. Es una victoria del movimiento memorialista que ha estado luchando para que podamos avanzar en materia de Memoria Histórica y equipararnos a otros países que ya acabaron con el fascismo, no sólo en la práctica sino también simbólicamente hace mucho tiempo, pero se ha producido con un interés claramente electoralista.
Y lo mismo se podría decir de la cuestión catalana. El PSOE ha contribuido desde antes de la sentencia a ese clima de crispación hablando del 155 y de la ley de Seguridad Ciudadana e instalándose en el marco de derechas. Eso no solo es arriesgado: está hecho por gente que no piensa en política con mayúsculas porque al hacer eso está dificultando las soluciones en el medio plazo. Están intentando ganar votos de Ciudadanos y del PP contribuyendo a incendiar el panorama político a costa de que sea más difícil llegar a soluciones a medio plazo.
Creo que es una gran irresponsabilidad y que manifiesta una forma de hacer política ciertamente perversa, cortoplacista y tacticista. Cuestiones como la catalana van a requerir tiempo, sosiego y serenidad para resolverse y, probablemente, ni siquiera se resuelvan una legislatura. 

El conflicto catalán evoluciona para mal y no se ve solución ni siquiera a largo plazo. ¿Por dónde se debería empezar?

La única vía posible es la del diálogo. La política es consustancial al diálogo y por eso era tan tremendo ver a las derechas reaccionarias en Colón diciendo no al diálogo, porque era una posición antipolítica. Era una posición de escalar la violencia y de escalar el conflicto.
"Estamos en una etapa tan embrionaria que el presidente se vanagloria de no coger el teléfono a un representante electo"
Hay que hablar y hablar no significa solucionar las cosas. Todo el mundo hablamos con gente que no piensa igual que nosotros y eso no resuelve nada, pero es el camino para plantear qué es lo que demanda cada uno y qué es lo que demanda otra gente que también hay que escuchar. A partir de ahí se inicia un proceso que puede llegar a conclusiones en un tiempo razonable, pero si no se da ese requisito y Pedro Sánchez no coge el teléfono a Torra –haciendo gala de no querer fotografiarse con Torra– lo que está haciendo es tratando de ganar votos ultras en el corto plazo a costa de no abrir un canal que va a ser necesario. 
Pedro Sánchez va a tener que volver a hablar con Torra y Torra va a tener que hablar con Pedro Sánchez. Esto es ajeno a las críticas que les podamos hacer políticas, por ejemplo, a Torra. Nosotros hemos pedido su dimisión porque ha sido un incompetente a la hora de gestionar un conflicto muy grave en Catalunya como han sido las consecuencias de la sentencia. Pero mientras no dimita sigue siendo el presidente del Govern y tiene que negociar y hablar con el presidente del Gobierno. Estamos en una etapa tan embrionaria que tenemos a un presidente del Gobierno que se vanagloria de no coger el teléfono a un representante electo en nuestra democracia. Son tiempos difíciles para la democracia.

¿Usted cree que el independentismo volverá a convivir con normalidad sin ser demonizado permanentemente?

Hay una derecha reaccionaria en nuestro país que es cultural y que también se cristaliza en estos partidos como PP, Vox y Ciudadanos, que no entienden otra forma de concebir España que no sea la suya propia. La de una España homogénea, unitaria y tradicionalista donde todo lo que discrepa es la anti-España y algo a liquidar. Por eso esa es una concepción de España no sólo anquilosada en el pasado, también profundamente reaccionaria. Creo que hay que avanzar sobre eso. Por eso es una mala estrategia la del PSOE de jugar a la imitación.
"Los dirigentes independentistas ofrecieron una quimera a la gente"
Por el otro lado, el independentismo tiene que hacer una autocrítica porque es un movimiento democrático y legítimo y, al mismo tiempo, es un proceso social con enorme fuerza que ha sido instrumentalizado por dirigentes independentistas. El primero de ellos Artur Mas, ya que se utilizó para esconder los recortes que hicieron desde el año 2012. No les salió bien y ahora mismo hay una gran parte de ese independentismo que está frustrada porque les ofrecieron un relato y una hoja de ruta que decía que la independencia en el 2017 iba a ser posible y que, a partir de ahí, una serie de problemas cotidianos como encontrar trabajo iban a resolverse. Eso era una quimera. Los dirigentes independentistas lo sabían y ahora hay mucha gente frustrada y cabreada. 
Ese independentismo tiene que hacer una reflexión y tiene que entender que la vía unilateral no es posible, y que sólo a través del diálogo y del acuerdo se va a poder llegar a un punto de entendimiento. Para mí esto sería un país donde Catalunya forma parte porque es un proyecto de España que seduce también en Catalunya, no por oposición. Por seducción.

Existe una cierta contradicción entre que los independentistas lleven la independencia en su programa, pero no puedan ejecutar esa independencia. Para conciliar ambas partes el Estado y Catalunya tendrían que tener un proyecto nuevo. ¿Qué proyecto cree usted que sería el mejor?

Vamos a un escenario en el que solo es posible la República Federal o el conflicto permanente. Hay que replantear nuestro país administrativamente — pero no solo — para que todos quepamos y haya un proyecto deseable y que seduzca a todos los actores y a todos los diferentes colectivos. Eso no puede ser un proyecto gris administrativo de reparto de competencias, tiene que ser un proyecto de país que responda a los problemas cotidianos de la ciudadanía: con puestos de trabajo, acceso a la vivienda y servicios públicos de calidad. Todo eso tiene que resolverse.
"Hay que construir un proyecto en el que los  votantes del independentismo sientan ganas de quedarse"
Hay que construir un proyecto de país en el que las dos millones de personas que han votado en Catalunya a partidos independentistas sientan ganas de quedarse en España. Y habrá siempre gente que se quiera ir, pero que ese porcentaje sea minoritario. El problema es que la estrategia de las derechas españolas crea más independentistas. La construcción de ese proyecto de país no es fácil, pero es la única vía posible. La vía unilateral de independencia no funciona y no es deseable porque es contra la otra mitad de la población. Y la vía de negar el problema en Catalunya, como hacen las tres derechas, es una vía muerta también y sólo nos aboca al conflicto.
Tarde o temprano, le guste o no le guste a la gente, hay que abordar una tercera vía que es la la Tercera República Federal de España.

¿Y usted cree que el referéndum resolvería algo también, ya es tarde o lo habría resuelto antes?

El referéndum es un instrumento y ese instrumento tiene que estar dentro de los procesos de negociación de resolución de este conflicto. Lo primero es el diálogo. Lo segundo es la negociación y dentro de la negociación caben todos los instrumentos legítimos y democráticos. Entre ellos no sólo el referéndum, también la posibilidad de los indultos que se está hablando mucho ahora mismo. Pero son instrumentos que tienen que estar en un contexto. A esto no hay que ponerle plazo, pero hay que hacer todo lo posible para generar las condiciones de que se resuelva lo antes posible.
Además, en mi opinión no se tiene que hacer de una forma dicotómica. Yo no creo en un referéndum que diga independencia sí o independencia no. Creo que los actores políticos tienen que llegar a un acuerdo y ese acuerdo tiene que ser ratificado en un referéndum, pero es un acuerdo que yo creo que tiene que contar con todos los actores y no solo con dos.

Hay un tema muy preocupante: las cifras de mujeres asesinadas por ya superan en octubre a las cifras del año pasado. El pacto de Estado están sin ejecutar porque estamos en periodo electoral y parece que las medidas no están funcionando. ¿Qué propone Izquierda Unida?

Medidas como las del pacto de Estado tiene que estar dotadas de presupuesto porque al final hace falta una prevención y hace falta un seguimiento a aquellas mujeres que están denunciando y eso significa recursos. Y hace falta un acompañamiento cultural en todas las instancias: desde la educación para los más jóvenes a todo el conjunto de la población. Eso es educar en valores feministas entendiendo que vivimos y tenemos que vivir una sociedad entre iguales entre los hombres y las mujeres.
El patriarcado se extiende a través de muchas redes en toda nuestra sociedad, incluso desde el lenguaje y lo que hemos llamado los micromachismos.

También como aterrizajes de la ultraderecha institucional como el caso de Andalucía donde la negación de la violencia machista es sistemática.

Por eso yo no subrayaría tanto el pacto de Estado que implica un consenso entre todos los actores. Yo no pienso llegar a un consenso con Vox porque ya sé lo que opina de estos temas. Y no solo Vox, también los cómplices que en la Junta de Andalucía han comprado su discurso: Ciudadanos y PP.
Lo que hay que hacer es llegar a un gobierno de izquierdas que aplique medidas que encaminen a la sociedad a comprender que hay que erradicar el machismo y el patriarcado. Esto no es sencillo y creo que hay muchos avances gracias al movimiento feminista y a la lucha de las mujeres en los últimos años, pero queda mucho por hacer tanto en la vía presupuestaria como en la vida cultural. Y en esa vía cultural hay que oponerse radicalmente a esa extrema derecha que caricaturiza todas estas demandas, empezando por el PP y Ciudadanos que son sus cómplices.

El asunto de las pensiones también es muy preocupante. ¿Cómo se abordaría una reforma estructural de las pensiones sin perjudicar a los de ahora y beneficiando a los que vendrán?

Es relativamente fácil porque lo que hace falta es voluntad política. El sistema de reparto de pensiones funciona por ingresos y por gastos. El gasto es el pago de las pensiones y los ingresos son las cotizaciones. Las cotizaciones dependen de que haya puestos de trabajo y de que los salarios sean altos. Si tú lo que estás es construyendo es una economía de bajos salarios y de precariedad, tienes menos ingresos. Y si lo que queremos es pagar las pensiones tiene que haber más ingresos: hacer un plan de empleo de trabajo garantizado, subir los salarios y tener una capacidad pedagógica sobre la población.
"Las pensiones solo están en peligro porque hay políticos que quieren acabar con ellas para que los bancos especulen con ese dinero"
Las pensiones solo están en peligro en la medida en que hay políticos que quieren acabar con ellas para que ese negocio pase a los bancos privados y especulan con ese dinero. Es una cuestión ideológica, no es una cuestión técnica: lo técnico está supeditado a cuál es tu objetivo. Igual que en la sociedad hemos visto que nos han dicho que no hay dinero para sanidad o educación, pero sí había seiscientos millones de euros gastados perdidos para rescatar al sistema financiero. Hay recursos escasos, pero hay que decidir las prioridades.
Por eso nosotros decimos que si hacemos una política de recuperación del mercado de trabajo, con planes de empleo garantizado y das trabajo especialmente a la gente más joven, lo que estás haciendo es incorporar a mucha gente al sistema de pensiones por la vía de la cotización y se pueden pagar las pensiones de hoy. 
Las derechas llevan décadas décadas diciendo que el sistema público de pensiones está en peligro porque les interesa crear esa sensación. Es como generar la sensación de miedo en la sociedad para que te montes en tu casa una empresa de alarmas. Pues lo mismo. Generan miedo con las pensiones para que aquellos que puedan vayan a un banco y hagan un producto financiero para pagar las pensiones privadas, que son una estafa pero parte del negocio de los bancos.

¿Por qué no ha incluido Unidas Podemos una memoria económica en el programa electoral?

Nosotros tenemos un plan económico para financiar los cambios que creemos que hay que hacer en la sociedad. Ponerlo sobre un papel no es problemático. Lo hemos hecho muchas veces y se puede recuperar, pero tratamos de evitar la demagogia que hacen otros partidos con nuestras propuestas.
Nosotros estamos proponiendo cosas como el incremento de la inversión pública para reactivar la economía en un momento de recesión. Esto es lo que propone el ministerio de finanzas alemán, que no es sospechoso de izquierdismo. Pero aquí se nos intenta caricaturizar diciendo que somos los que queremos gastar el dinero público cuando queremos invertir ese dinero en bomberos, médicas y profesores, en estimular la economía, reforzar los servicios públicos y generar puestos de trabajo. No hay ningún problema con esos ejercicios económicos porque existen, pero tratamos de hacer un ejercicio de pedagogía incluso anterior a eso y explicar a la gente que la demonización de lo público que hace la derecha es un grave error.

¿Cómo es su relación con Íñigo Errejón? ¿Han vuelto a hablar desde que se fue de Podemos?

Hemos vuelto a hablar. Poco, por supuesto, porque no nos hemos cruzado tanto como antes que estábamos en el Congreso escaño con escaño. Discrepamos políticamente en muchos puntos y en otros estamos de acuerdo. Pero ahora que políticamente él ha decidido montar un partido y competir contra el espacio de Unidas Podemos lógicamente tenemos un distanciamiento notable.
No obstante, creo que a partir del 10-N habrá que reforzar el espacio de la izquierda y eso implica contar con todos los actores. La unidad es contar con los diferentes, no entre los ya convencidos. Hay que seguir sumando y yo espero que lo que hemos llamado como el ‘errejonismo’ también pueda formar parte de un proceso en el que esté en el mismo espacio político. Un conocido errejonista como Alberto Montero en Málaga hace campaña por Unidas Podemos porque entiende, como yo, que la decisión de Errejón ha sido un error, pero el ‘errejonismo’ sociológico tiene que formar parte del espacio del cambio.

¿A quién hará más daño Más País: al PSOE o a Unidas Podemos?

No se va a saber hasta el día de las elecciones. Y, aún así, será a modo de hipótesis en gran medida. Pero sí está claro que en nuestro sistema electoral la sola presencia de una fuerza que disgregue a la izquierda, dada las condiciones sociológicas de nuestro país, perjudica a todas las izquierdas. En unas provincias puede perjudicar al PSOE, en otras a nosotros o puede que en grandes provincias sea inocuo y no genere problemas. Pero en el caso de Málaga, por donde yo me presento, el segundo escaño lo conseguimos solo por mil quinientos votos de diferencia con Vox. Si Más País recibiera esa cantidad de votos y todo lo demás fuera igual, el segundo escaño se lo quedaría Vox. En este caso específico, sería Vox el que saldría ganando con la presencia de Más País. 

Son seis candidatos hombres a la Presidencia del Gobierno, ¿para cuando una candidata?

Esperemos que sea pronto y que, además, sean candidatas feministas. La propia configuración de los partidos políticos es un reflejo de la sociedad y la sociedad sigue siendo machista. Algunos partidos introducimos todos los cambios posibles. En los órganos de dirección de Izquierda Unida hay mayoría de mujeres, pero aún así el Coordinador, que soy yo, soy un hombre. Son muchos los retos y espero que en las próximas elecciones — que también espero que no sean pronto — avancemos en este punto.

martes, 29 de octubre de 2019

Buen cuarteto para el inicio de campaña. Compromís y MásPaís son el mismo tejido de conciencia y un puntazo, en Valencia ya lo estamos experimentando desde 2015. Si estas propuestas llegan a tener fuerza parlamentaria, qué distinta será la política, el presente y el futuro. Adelante, Compromís es MásPaís- MásPaís es Compromís. No se puede cambiar nada sin la energía del compromiso que nos implique, y con un compromiso real y fraterno para convivir y resolver siempre hay y habrá más y mejor país. Yo voto hoy con el alma, la ética y la lógica y votaré el 10N en las urnas por esta iniciativa , sé que de momento y de cara al ascenso de la carcundia sin principios, no hay otra opción más decente y realista, para València y para toda España, haciendo posible un gobierno progresista, sin chantajes ni peleas de gallos, sin odios rancios ni mequetrefes impresentables que solo aspiran a medrar desde sus egos y a forrarse a costa de una política falsa con la que destrozan la misma sociedad que les mantie y les paga para que la sirvan y no para que se sirvan de ella trepando en plan cacique e intoxicando todo lo que tocan. No sólo corrompe el dinero, también corrompe el tejido social la injusticia, la desigualdad, la carencia de ética, el fanatismo, el abuso, la soberbia ciega, la inmadurez y la irresponsabilidad

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Arxius adjunts 

 

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Milonga del moro judío

Cada vez que le leo, me pregunto: ¿Qué habría pasado si en aquellas elecciones internas del PSOE el elegido hubiese sido Pérez Tapias? ¿Cómo se habría resuelto el "problema catalán"? ¿Habría habido "problema catalán"? ¿Cómo estaríamos ahora si en vez de elegir la apariencia y colorista encuadernación de un libro sin contenido se hubiese elegido la realidad de una sólida edición? ¿Seríamos ahora con Portugal,-en vez de este lamentable, estrepitoso e infatuado desguace de posiblidades decentes-, un refugio europeo de conciencias y valores políticos y económicos dignos del mejor presente y generadores de un futuro presentable y esperanzador? Esperemos que las bases del Psoe reaccionen e intervengan antes del crack que se avecina. Sólo el pueblo sabe qué necesita el pueblo, los mejores gestores políticos son servidores, no prebostes adictos al poder y al mandar...por eso, sus mayores virtudes fundamentales son la inteligente humildad de los sabios,y por ello, la escucha inteligente y honesta, que realiza y materializa la virtud consciente como camino. MásPaís es la única salida con futuro, no ya para la izquierda, sino para el conjunto territorial y organizativo del estado. Es la única formación que se basa en la imprescindible realidad ética y política del 15M.Como eje básico del entendimiento y el diálogo incondicional para la reivindicación y realización del Bien Común. O sea, el triunfo generoso de la sensatez, no de las siglas en vergonzosa, estéril y miserable gresca permanente



España y Catalunya, o la carencia de una gramática (republicana) común

En el abismo que se abre entre la de una gubernamentalidad y la lógica de la soberanía tenemos el vacío donde se pierden los intentos de conexión comunicativa en el conflicto que nos ocupa y preocupa

<p>Malditos locos</p>
Malditos locos
Pedripol
28 de Octubre de 2019
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Los lenguajes son tan distintos que no asoma ni una brizna de esos “aires de familia” –doy las gracias al escritor mexicano Monsiváis por prestarme la fórmula– que, aun en medio de los conflictos, pueden permitir cierto entendimiento. Hablo de España y Catalunya, y manteniendo la grafía catalana para subrayar la diferencia. No sería del todo exacto decir que me limito a referirme a sus respectivos gobiernos, con sus correspondientes élites políticas detrás, pues el distanciamiento constatado afecta a buena parte de la sociedad española, así como a gran parte de la sociedad catalana. Eso es lo que añade gravedad a la situación política que vivimos, amén de que efectivamente sea más delicada en el seno de la misma ciudadanía catalana por cuanto las tensiones políticas se reflejan en su cotidiana convivencia. Pero distingamos machadianamente las voces de los ecos para así no eludir que estamos ante un conflicto político al que, por ahora, no se le ve salida transitable. Es por ello que resulta obligado profundizar en los obstáculos que encontramos –¡no naturales, sino creados!– en cuanto a lo que de suyo es incomunicación política entre gobiernos, partidos y líderes.
Entre reacciones a las condenas recaídas sobre líderes independentistas en el juicio del “procés” y el fragor de campaña electoral en marcha, hemos visto cómo el president del Govern y el presidente del Gobierno español en funciones se cruzan mensajes indirectamente haciendo patente la distancia que les separa. Si el señor Torra hace reiterados intentos de contactar con don Pedro Sánchez mediante sucesivas llamadas telefónicas no atendidas, éste le da respuesta en entrevistas, comparecencias y mítines de partido diciendo que no hablará con aquél mientras no haga condenas más explícitas sobre la violencia desatada en las calles de Barcelona por grupos de los llamados Comités de Defensa de la República (CDR), los cuales actúan una vez que terminan las manifestaciones a favor de la independencia y en solidaridad con los líderes condenados. No hay manera de que crucen palabra alguna de manera efectiva, aunque fuera en términos recíprocamente exigentes por más que acompañados por la mínima cortesía políticamente debida por razones institucionales. Y si no se trata de los mensajes cruzados entre los presidentes, tenemos los que son emitidos por quienes les siguen en cargos inferiores, como cuando de un lado se insiste en reclamar referéndum de autodeterminación y de otro se responde que eso no es posible porque no existe en ninguna constitución del mundo. Un diálogo de besugos tiene más posibilidades de éxito comunicativo.
En este momento de una historia repleta de desencuentros, los cuales se agravan progresivamente, con pronóstico de que se acumulen sin término, habrá que ahondar en las causas que la provocan. Estando en juego una comunicación política que nos es de todo punto indispensable, hay que indagar más en los motivos que conducen a una desesperante situación que, sin duda, es uno de los factores que provocan reacciones violentas por parte de individuos y colectivos sin paciencia ante un balance de nulos resultados de lo que esperarían como avances por cauces más pacíficos, incluyendo los de una desobediencia civil bien planteada –muy desafortunadas, por tremendamente confusas, han sido las mismas alusiones de Torra a tal práctica no violenta y radicalmente democrática–. Si reflexionamos sobre una comunicación tan dificultosa habrá que señalar a lo ya apuntado: parte del problema, al menos, está en los diferentes lenguajes que se emplean, encontrando que entre ellos falta una gramática política común. Es decir, de manera análoga a la gramática de nuestras lenguas, como conjunto de reglas que codifican cómo las usamos –reglas a las que nos acomodamos normalmente de manera no reflexiva, ya en nuestra lengua materna, ya en lenguas muy asimiladas por los hablantes–, una gramática política supone un conjunto de reglas de códigos con los que emitimos y desciframos los mensajes que circulan en el ámbito político, de manera similar, cabe decir, a lo que el filósofo Axel Honneth puso de relieve al mostrar cómo procedemos con una especie de “gramática moral” a la hora de afrontar las relaciones interhumanas y los mismos conflictos sociales. Es desde tales consideraciones como se puede detectar que entre España y Catalunya, concretándolo en las relaciones discursivas entre sus respectivos gobiernos, falla la gramática política. Esto es, hablan desde parámetros muy distantes; alguien diría que desde paradigmas inconmensurables, aunque me resisto a hacer tal traslado del análisis de Thomas Kuhn respecto a las revoluciones científicas a lo que son problemáticas que tienen que ver con conflictos políticos o relaciones interculturales. Pero aquí y ahora hay que reconocer que estamos ante un vacío de gramática común de efectos lamentables.

El lenguaje represivo de la gubernamentalidad desde el Estado español
Tenemos, por una parte, el discurso que se emite desde el Estado español –así se percibe, aunque tengamos otras voces heterodoxas pero que no logramos que se abran paso hasta conformar un discurso diverso suficientemente apoyado–, el cual en verdad no deja de ser españolista, es decir, trufado con mayor o menor intensidad de un nacionalismo que se sostiene desde determinado imaginario colectivo, desde una lectura dominante de la historia que nos ha traído a lo que hoy es España, y desde una cierta dogmática en torno a la nación española, una monolítica concepción de la misma y una sacralizada idea de soberanía nacional. Desde el trasfondo de ese orden simbólico y jurídico-político, el discurso que, con matices, hacen los partidos políticos de España, a excepción de los que se ubican a la izquierda del PSOE, es un discurso que no pasa de mantenerse a la defensiva respecto a las reivindicaciones del independentismo catalán, empezando por la relativa a un referéndum.
En la defensa de lo que se invoca como orden constitucional comprobamos que el Estado opera sobre todo como Estado judicial-policial. La judicialización de la política no es una excrecencia por meros desaciertos políticos, sino una desembocadura de procesos que se encuentran obstruidos cuando se intentan llevar por cauces propiamente políticos. Puestos a velar por el orden, el gobierno de turno, máxime teniendo a mano el artículo 155 de la Constitución, centra su preocupación no en resolver la crisis del Estado ante la impugnación de su actual configuración por parte del independentismo, sino en conservar la gobernabilidad del mismo –objetivo que a todas luces acapara lo que se presentan como programas electorales en momentos de crisis–. En realidad, el Estado español trabaja internamente por mantener ese orden, más allá del estricto ámbito político, al servicio de lo que se identifica foucaultianamente bajo el rótulo de la gubernamentalidad y en función de ello busca acoplar todas las piezas del orden social tratando de asegurar la integración sin fricciones de individuos y colectividades (clases sociales, culturas diversas, comunidades autónomas…). Para ello se instrumentalizan las mismas demandas sociales, que ciertamente son de peso y urgentes, para ponerlas al servicio de una supuesta mejora de la convivencia, de manera tal que se encubre y orilla el conflicto político que pone en crisis las estructuras del Estado. Lo que habría de ser insoslayable respuesta política se sacrifica, pues, en aras de la gubernamentalidad de un orden social que se inserta en el orden neoliberal gracias, entre otros factores, a un Estado que para ello usa sus recursos como Estado judicial-policial que se remite para ello a su legitimación democrática.

El lenguaje inconsistente de la soberanía desde el independentismo catalán
Comprobamos, por otra parte, que desde el Govern de Catalunya, con el apoyo de los partidos independentistas y de los sectores sociales ubicados en esa órbita, el discurso transcurre por vías muy distintas, que pueden parecer hasta anacrónicas, tal como está el mundo. El discurso que se enuncia, y que tiene su máxima condensación en la autodeterminación como paso crucial para la independencia, es un discurso que no se sitúa en el marco de la gubernamentalidad, sino en el de la soberanía, bien es cierto que a su vez manejando también un concepto poco menos que decimonónico, si no westfaliano, de soberanía, también mitificada, que está lejos, por tanto, de la laicidad que exige la razón democrática. De suyo, a las aspiraciones legítimas del nacionalismo catalán, incluso en versión independentista, les iría mejor con un concepto de soberanía elaborado superando la mera contraposición con la soberanía del Estado español que es objeto de crítica y rechazo.
Se reivindica, pues, para Catalunya un nuevo Estado soberano, y no que el Estado funcione mejor en vista de lo que requiere el orden social. Por ello, con tal descuido de lo que la gubernamentalidad implica va el déficit de gobernabilidad que se presenta en lo que hoy por hoy es la Comunidad Autónoma catalana, lo cual supone desatención para las medidas económicas y sociales que cualquier régimen actual en tiempos de “biopolítica” no puede permitirse. Todo se sacrifica a un soberanismo enfático y secesionista que pospone como secundario lo que no sirva de manera inmediata para la independencia como objetivo prioritario. Siendo así, hasta el orden público palidece como tarea de gobierno, pues lo que lo quiebra se pone en la cuenta de la lógica represiva del Estado judicial-policial español, confrontada con la lógica a favor del pretendido Estado catalán, que echa en cara a aquel la opresión que lleva a cabo respecto a una realidad política en la que la construcción nacional-estatal está en primer plano.
En el abismo que se abre entre esas dos lógicas, la lógica de una gubernamentalidad (defensiva) y la lógica de la soberanía (pretendida como proyecto, pero contradictoria en su implementación democrática) tenemos el vacío donde se pierden los intentos de conexión comunicativa en el conflicto que nos ocupa y preocupa. Diremos que en peligroso e irracional juego sobre el abismo, cada parte espera una imposible victoria sobre la otra. En definitiva, con esas lógicas contrapuestas sólo se activan estrategias unilaterales por cada lado, por lo cual podemos acabar viéndonos escribiendo la crónica de un desastre anunciado. Es inútil pensar que el colchón de una Unión Europea debilitada y con fuertes carencias democráticas nos va a librar de caer al fondo del abismo si nosotros no lo evitamos. No es dramatismo tremendista pensar eso, sino el escenario, no deseado pero plausible, de lo que siga a un enfrentamiento de puro desgaste en el que la ciudadanía sea pagana de una gubernamentalidad represiva y de un soberanismo atávico.

Una “estrategia de verdad” para abordar el conflicto en clave de democracia republicana
¿Será posible salvar el abismo? Es la pregunta que reclama respuesta. Para ello debe ser efectivo el “parlem” o el “hablemos” tantas veces enarbolado, antes de que el escepticismo arríe esa bandera. Es para hablar para lo que hace falta una gramática común en la que no sólo los argumentos puedan circular de una parte a otra, sino que previamente sea realidad el reconocimiento recíproco que nos debemos como interlocutores. No hay que minusvalorar la “lógica de la estrategia” que ha de acompañar al redescubrimiento de una gramática política común, lógica que, al decir de Foucault, no entraña la búsqueda de una homogeneización de las posturas más allá de las contradicciones, sino “establecer las conexiones posibles entre términos dispares”. Pienso que tal conexión necesita suelo republicano para fructificar. Al subrayarlo no estoy pensando que haya que abordar en primer lugar el contencioso no resuelto en el Estado español entre monarquía y república en cuanto a su forma –aunque es obligado reparar en la condición de monarquía parlamentaria del Estado, habida cuenta además de lo que ha sido y es la índole histórico-política de la Corona española tal como sale reconstituida tras la dictadura y recogida en la Constitución de 1978, siendo conscientes del hándicap que supone esa facticidad política para resolver el conflicto de Catalunya y la crisis del Estado mismo–.
Así, al proponer movernos con una gramática republicana común ponemos por delante la concepción republicana de la democracia, subrayando sus componentes y compromisos de participación, de nuevas formas inexcusables de protagonismo ciudadano, lo cual, si por una parte implica formas de acción política allende la gubernamentalidad, por otra ha de conllevar, para un independentismo que se pretende republicano, que sus modos democráticos sean inclusivos sin sombra de duda, es decir, capaces de integrar a la ciudadanía no independentista de Catalunya. Si las razones del independentismo se hacen fuertes al plantear la quiebra de derechos fundamentales en el caso de los líderes juzgados y sentenciados, no pueden desentenderse de derechos fundamentales de todos los ciudadanos y ciudadanas como son los derechos políticos de participación democrática. Hay que sumar, por añadidura, que es una gramática política republicana la que, tomando completamente en serio la realidad nacional de Catalunya y las aspiraciones políticas que conlleva, también posibilita conjugar de manera fehaciente una propuesta creíble de federalismo para un Estado plurinacional que pueda ser objeto de interlocución entre posiciones dispares.
Más allá de un lenguaje propio de sólo pretensiones de “jurisdicción” soberana y de otro acomodado a la “veridicción” de una gubernamentalidad que establece como incuestionable su “régimen de verdad”, lo cierto es que hay que saber conjugar los verbos de la acción política según una gramática republicana común para dialogar venciendo a la vez todo el ruido de la dinámica de la posverdad. El código de un republicanismo puesto al día cuenta como regla estrella con el compromiso de la ciudadanía con una “democracia de verdad”, es decir, genuina también por ser en ella la verdad un valor que interesa. Sin valor de verdad, el “inter-esse” de la democracia se ve anegado por el cinismo. Necesitamos “el coraje de la verdad” –de nuevo Foucault–, para una comunicación de verdad que abra paso a una solución del conflicto catalán y de la crisis del Estado. Quizá así podamos escribir, de vuelta, Espanya y Cataluña sin vernos parafraseando el “Adéu” del poeta Joan Maragall ni con un adiós a la primera ni con una despedida a la segunda. Y como lo que nos pasa también tiene eco en la otra orilla del Atlántico podemos recoger el verso de Lezama Lima con el que Monsiváis cierra su Aires de familia: “el gozo del ciempiés es la encrucijada”. ¡Ojalá salgamos republicana y, por tanto, fraternalmente airosos, de la encrucijada en que nos hallamos!

Autor

  • José Antonio Pérez Tapias

    Es catedrático y decano en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Granada. Es autor de Invitación al federalismo. España y las razones para un Estado plurinacional. (Madrid, Trotta, 2013)