jueves, 10 de octubre de 2019

Nota aclaratoria


Ante los comentarios en prensa acerca de la baja forzosa en MásPaís de un acosador sexual con aspiraciones representativas en ese partido, creo que lejos de ser un problema para esa nueva formación, es un síntoma ejemplar de salud ética que debe ser sin duda ni vacilación conditio sine qua non en cualquier asunto público o privado. Acosar, abusar, manipular y cualquier acto, palabra o juego sucio que se haga evidente con perjuicio para la integridad de otras personas, sea en el campo sexual, de género, afectivo, laboral, religioso, económico, político o de cualquier índole. Ya es hora de que además de escandalizarse y poner el grito en el cielo se actúe con firmeza y ecuanimidad en lo que atañe a cualquier estamento social. 
Creo que ese nuevo partido tiene mucho a su favor a la hora de potenciar la cordura y el diálogo, la inteligencia, la escucha y el sentido común, el todos en lugar del nosotros solos. Ojalá obtuviese escaños suficientes para facilitar un gobierno progresista y socialista de verdad. Seguro que no habría ningún obstáculo a la hora de los acuerdos ni de un pacto a la portuguesa o la valenciana del Botànic. 
Son muchos y muchas quienes ya están respirando al pensar en las urnas, cada día hablo con más gente aliviada que había decidido abstenerse ante el panorama de una izquierda tan torpe e infantilona como irresponsable -¿quién querría ser gobernada por semejante desatino constante en tensión permanente?- que habían tirado la toalla de la esperanza y que se han sentido liberados de la tristeza y la depre, cuando ha parecido la opción electoral de MásPaís. 
Me uno a ese sentimiento, porque que también era el mío, aunque nunca me habría abstenido, porque ya sabemos lo que sucede con la abstención en las opciones menos peligrosas para la ciudadanía, que como resultado general se facilita la subida de lo peor, de lo que sus votantes fanáticos nunca ponen en tela de juicio aunque ese resultado sea el matadero de la igualdad, la justicia, los derechos con los deberes y el bien estar de las mayorías trabajadoras y más sacrificadas, que son sin duda el combustible del estado. 
Gracias, MásPaís, por esa transparencia y esa honestidad, que os honra y nos tranquiliza.

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