En el día de hoy ,mohíno y cabreado, el mogollón del trifas sus últimos despojos la invicta democracia ha derrotado.
Remedar la redacción a la inversa de aquel sintácticamente descabalado e inhumanamente tan cruel como aberrante parte de guerra, es un verdadero martirio gramatical, pero también es una pequeña y humilde revancha tan inofensiva como necesaria para limpiar y adecentar el organismo político y social que nos invadió el convivir antes de que naciésemos las generaciones del aguante sin más, las que nos tragamos el marrón por la gracieta de un dios que no merece esa denominación, sino la de sádico, incapaz y botarate. Un dios border line insoportablemente todopoderoso que si existiese habría que evitar en todo lo posible. Pero no es necesario. Lo que llaman dios no tiene nada que ver, afortunadamente, con lo que ES. Y una no habla por hablar, ni por lo imaginado ni por lo que le contaron, sino por experiencia a toca teja y toca suelo.
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