No pretendo infravalorar el paso que se ha dado estos días en la política española, precisamente tratándose de ella, creo que ha dado de sí el máximo de sus posibilidades innovadoras, sabiendo de donde venimos y hacia adonde no nos hemos atrevido a encaminarnos hasta ahora. Rocío Jurado cantaba a voz en cuello el motivo principal: "Miedo, tengo miedo, miedo, mucho miedo..." Era el grito de nuestra esencia patria, camuflado de copla. España pasa de padecer miedo a producirlo y viceversa. De oca a oca y tira cuando le toca o cuando no toca pero ella cree que sí.
En tal estado se le van pasando los siglos como si nada. El mundo cambia, las culturas y civilizaciones también. España no. Tiene miedo de quererse, miedo de perderse, miedo de equivocarse, como si lo suyo no fuese una perenne equivocación, en el peor sentido: creer siempre que todo lo que se hace desde la cúpula de los poderes políticos, es acertado. Por eso, para las banderías siglistas es importantísimo apoderarse del poder -en este caso la redundancia es constitucional- sea como sea. No es la razón, no son los valores éticos, que aquí son pura solfa "buenista", sino la fuerza apabullante de un sistema divinizado en el vacío de contenidos sanos, sea como sea, no se diviniza al mandoneo por la excelencia sino que se aplica la valoración de "excelencia" al rodillo demoledor del poderío que se impone desde cualquier "arriba" con los métodos más terribles, indecentes y desastrosos, a los que se atribuye la verdadera eficacia a base de aplastar lo que no se comprende, aunque eso sea imprescindible para fundamentar un estado normal. Tal vez la causa sea que es un país de Sagitario y a ese signo le priva el sometimiento a los poderes y castas potentes, cuanto más desmesurados mejor y cuanto más sensatos y democráticos, mucho peor, porque democracia, igualdad y derechos, se descodifican como debilidades. Casualmente la India, que padece el mismo mal, es también un país de Sagitario...Vamos a tener que tomarnos en serio la astrología. Aunque en realidad la información cósmica de nuestras circunstancias genéticas, territoriales y culturales solo es el equipaje, lo fundamental es descubrir la conciencia y la libertad consciente que nace de ella, como el agua del grifo, para gestionar adecuadamente y sin causar desastres, el triple equipaje: físico, emocional y racional, con el que se llega a este mundo. En ese proceso de auto reconocimiento en modo espejo, llega la luz y otra energía que nos permite crecer en otros planos más interesantes y completos: el espíritu.
Pero bueno, eso España ya lo tiene dominao a base de dogmas y liturgias, como seguro a todo riesgo. Recuerdo los comentarios de algunas personas super católicas, explicando que iban a misa y recibían los sacramentos, no porque creyesen en algo, sino por si acaso hay algo después de petar y resulta que Dios les pasa la factura revisando la lista de asistencias.
Hoy, sin ir más lejos, volviendo de la compra he escuchado en dos ocasiones, un par de comentarios que confirman nuestro nivelazo en el tema conciencia, cuyo desconocimiento nos ata indefectiblemente a este estado de miseria y carencias descomunales, que luego se manifiesta en todos los planos, desde el personal a los colectivos. Una madre de tres niños jugando en la calle, que se estaban zurrando de lo lindo, hechos unos energúmenos y llamándose de todo in crescendo, "idiota, gilipollas, cerdo, cabrón, hijoputa", en ese punto de alusión directa, la madre, que estaba fumando y enganchada al móvil como si no hubiera mañana, ha vuelto de Babia para aportar una reflexión educativa vital: "a ver qué barbaridades estás diciendo...a ver cómo te lo tengo que decir, esas cosas se piensan, pero nunca se dicen, porque está muy feo insultar a mamá y además en la calle", "pero si yo no te insultado, se lo he dicho a Rober", "bueno, pues lo piensas, pero no lo digas", "pero si lo pienso es igual que si lo digo", "que no, hijo, que no, que si lo piensas no pasa nada, pero si lo dices, sí que pasa". El niño se ha callado y se ha puesto a cantar bajito, pero no creo que el mensaje materno le haya ayudado lo más mínimo a ser coherente ni a atar cabos. Todo lo contrario, seguramente le ha dividido en plan doble moral farisea: se puede ser un monstruo con los pensamientos, siempre que no lo digas en voz alta. Lo que piensas no te influye si te comportas como un loro y rompes la unidad entre acción y pensamiento. Si luego te llaman esquizofrénico o psicópata que tu madre te explique el por qué, aunque seguramente a ella habría que habérselo explicado antes de ser madre de nadie.
Dos calles más allá he coincidido caminando por la misma acera con una pareja treintañera avanzada con su bebé recién nacido en brazos de la madre mientras el padre llevaba el cochecito. "Es que es tan difícil saber qué le pasa y por qué llora, ¿verdad?" dice la madre. "Hombre, es natural -dice el padre asumiendo los plenos poderes- es lo mismo que un huevo enterrado en la arena, el pollo pica y lo rompe, escarba y escarba para salir sin saber si sale hacia arriba o hacia abajo, por eso llora tanto. En realidad todos somos pollos en el mismo plan cuando nacemos, ¿cómo no vamos a llorar?" "Pues ahora que lo dices, no había caído, pero debe ser eso".Entre Sócrates padre y Diótima madre, me han dejado K.O. No quiero ni pensar la vida que le espera al pobre niño en semejante tesitura educativa. Confiemos en la justicia poética del universo inteligente, porque en la otra, lo llevamos claro.
Si en cuestión de diez minutos se pueden producir esos fenómenos en el Antropoceno español, ¿cómo podrá salir adelante la sociedad que los produce? ¿Cómo extrañarse de que un país en semejante nivel de normalidad, no sepa cómo resolver su pasado, para acondicionar el presente y hacer posible un futuro menos horripilante que el desastroso pasado y el majareta presente, donde la actualidad la marca un perenne Halloween en cualquier época del año?
Esto es demencial. Vivir partidos por la mitad porque no se ha aprendido a digerir los platos más heavies de la historia. Toda Europa vivió dos guerras mundiales, menos España. Toda Europa reconoció sus culpas, se arrepintió, se perdonó, se autoanalizó y puso punto final a las aberraciones. Hizo un proceso de Nüremberg, pagó por sus errores y crueldades. Hitler hizo lo que Franco no hubiese hecho jamás: suicidarse. Franco nunca. Que el era un elegido por dios para conseguir lo que Hitler no pudo: sobrevivir a sus horrores y considerarlos virtud y negocio redondo, que menuda empresaza inmobilidaria ha dejado como herencia, después de dejar España arrasada por completo en todos los sentidos, de tal manera que a un no es siquiera consciente de lo que le pasa. No ha superado la ruptura estructural, todo lo debe hacer a palos, a berridos, a sentencias, a destrozos, a corrupciones, a golpes de egopatía irreductibe. ¿Qué ha cambiado en tantos años? Nada esencial. Sólo la atrezzatura. Sigue en pie el mismo argumento, la misma obra teatral, los mismo papeles, el mismo tema, el mismo nudo y el mismo desenlace: la torpeza, la manipulación, el desaliento de la lucidez y el encastillamiento de lo más cenutrio.
No es suficiente con el cabreo ni con la amargura ni con la soberbia, ni con la cháchara ni con la obsesión por las leyes sin conciencia y el recurso a la fuerza y los palos cuando se ha perdido el Norte y los demás puntos cardinales, como única solución a todos los problemas. Hay que aprender que el peor enemigo no es el que piensa distinto, sino el ego monstruoso del que al parecer no se libra nadie a derecha ni a izquierda.
En mi familia hubo muertos, presos y torturados en los dos bandos. Niguno de ellos ni de ellas, había cometido delito alguno contra nadie. He visto cómo unos no solo perdonaron sino que ayudaron a sobrevivir a los que les habían perseguido y acusado hasta el borde de la muerte. Me explicaban que ni el odio ni el miedo deben dominarnos hasta convertirnos por venganza en asesinos, pretendiendo "hacer justicia", porque la verdadera justicia es el perdón y comprender la debilidad de los culpables, como se comprende la debilidad propia. Algunos de ellos también fueron salvados por quienes ellos habían ayudado a salir adelante en medio del hambre, el paro forzoso, le represión y la ruina en tiempos de la monarquía-dictadura de Primo de Rivera. He visto como otros familiares aunque no hicieron nada contra la vida de nadie, pudiendo haberse vengado a lo bestia,conservaron el rencor dentro de sí mismos, hasta morir de amargura sin hallar el alivio y la liberación de poder perdonar. He visto que no solo se puede, sino que se debe avanzar por el camino de la escucha, de la salud ética, del equilibrio, que solo desde una altura de miras suficiente y una lucidez imprescindible se curan las heridas para siempre. Eso es amor. El oxígeno del alma y el soporte de la inteligencia emocional que nos abre las puertas más inaccesibles y sana todo. Y que de nada servirá exhumar a un tirano si la tiranía emocional y mental de los rencores, de las venganzas, de la soberbia más estúpida, impide la visión real de la vida.
La vida no se sostiene por ideologías, sino por conciencia y amor de verdad, que dan lugar al bien común, sin pedir certificados de pertenencia a nada. Es el amor con su luz la única llave maestra que nos abre la puerta de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, que nos transforma de ganado entre el corral y el matadero, en humanidad auténtica, en energía inteligente e inagotable. Porque adonde ya no llegan nuestras fuerzas y posibilidades, llega esa potencia humilde y facilitadora, que libera y al mismo tiempo nos rescata de lo peor de nosotros mismos, siempre que hayamos descubierto el camino hacia el interior para poder descifrar, comprender y asumir el mapa exterior. En el interior nos encontramos el Yosotros/Nosotras. El maestro que nos aclara todo es el amor, sin él la inteligencia real no es posible, se queda en mediocridad, en estupidez, en ese estado miserable que Pablo de Tarso describe en Romanos 7:15 está escrito: “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.”
Hemos de salir del pozo negro y no a base de más dogmas ni fanatismos, ni retahílas ni intereses espurios, ni de trampas, sino a base de práctica fraterna, de grandeza de miras, de conciencia despierta, para que cuando las circunstancias nos confundan, nos recuperemos enseguida, y reaccionemos poniendo en marcha la inteligencia consciente y sus valores humanos, alejándonos de la venganza, de la pobreza miserable propia de quien no es capaz de comprender ni acoger las diversas facetas humanas que nos sirven de aprendizaje y praxis, que nos acercan y nos demuestran que cuando el ser humano quiere más el bien de todos, que su propio beneficio perjudicando a otros, puede hacer verdaderos milagros, porque entonces ha descubierto su Ser real y ya nada podrá hacerle daño hasta el punto de destrozarle lo más profundo y ya inaccesible al daño y a sus consecuencias.
En esa vía todo el teatro y el circo del vacío, es nada. Y la vida se abre como un horizonte que cada día se renueva y nos da lo que se necesita, de tantos modos que es sorprendente la generosidad de las mismas circunstancias. Es otra forma de vida dentro de ésta y en perfecta empatía con ella. Nunca en lucha ni desesperación. En tal estado, nada es tan grave como matar y morir por verdaderas estupideces sin sustancia, que solo producen sufrimientos sin sentido. El sufrimiento no lo tiene. El dolor sí, pero el dolor se puede reducir. El sufrimiento en cambio, es la elección que se hace entre aprender del dolor y dejarlo marchar, o aferrarlo y convertirlo en protagonista de la propia vida.
Ante el espectáculo de la momia exhumada y su cortejo, podemos elegir entre estar pegados a la pantalla, invadidos por la miseria reinante, haciendo coro pírrico de tragedia casposa, o cambiar de cadena o apagar y mirar la vida de frente, que es el mejor programa que podemos ver. Por lo menos tenemos la seguridad y la certeza de que es real y palpable y no un relato gráfico de la torpeza política de los mediocres con efecto retroactivo.
Nadie nos tiene que decir qué debemos sentir, ni pensar, ni creer. Qué es lo bueno y lo malo. Hemos venido a este mundo para averiguarlo y experimentar, para vivir en primera persona, en singular y plural, los tiempos verbales. Somos creadores de nuestra conciencia, ejerzamos, pues, esa facultad y no la dejemos en manos de nadie para que nos manipule y nos impida nacer y crecer en el estado que merecemos y no ser muebles o mascotas, en el estado que nos endosen.
Pero bueno, eso España ya lo tiene dominao a base de dogmas y liturgias, como seguro a todo riesgo. Recuerdo los comentarios de algunas personas super católicas, explicando que iban a misa y recibían los sacramentos, no porque creyesen en algo, sino por si acaso hay algo después de petar y resulta que Dios les pasa la factura revisando la lista de asistencias.
Hoy, sin ir más lejos, volviendo de la compra he escuchado en dos ocasiones, un par de comentarios que confirman nuestro nivelazo en el tema conciencia, cuyo desconocimiento nos ata indefectiblemente a este estado de miseria y carencias descomunales, que luego se manifiesta en todos los planos, desde el personal a los colectivos. Una madre de tres niños jugando en la calle, que se estaban zurrando de lo lindo, hechos unos energúmenos y llamándose de todo in crescendo, "idiota, gilipollas, cerdo, cabrón, hijoputa", en ese punto de alusión directa, la madre, que estaba fumando y enganchada al móvil como si no hubiera mañana, ha vuelto de Babia para aportar una reflexión educativa vital: "a ver qué barbaridades estás diciendo...a ver cómo te lo tengo que decir, esas cosas se piensan, pero nunca se dicen, porque está muy feo insultar a mamá y además en la calle", "pero si yo no te insultado, se lo he dicho a Rober", "bueno, pues lo piensas, pero no lo digas", "pero si lo pienso es igual que si lo digo", "que no, hijo, que no, que si lo piensas no pasa nada, pero si lo dices, sí que pasa". El niño se ha callado y se ha puesto a cantar bajito, pero no creo que el mensaje materno le haya ayudado lo más mínimo a ser coherente ni a atar cabos. Todo lo contrario, seguramente le ha dividido en plan doble moral farisea: se puede ser un monstruo con los pensamientos, siempre que no lo digas en voz alta. Lo que piensas no te influye si te comportas como un loro y rompes la unidad entre acción y pensamiento. Si luego te llaman esquizofrénico o psicópata que tu madre te explique el por qué, aunque seguramente a ella habría que habérselo explicado antes de ser madre de nadie.
Dos calles más allá he coincidido caminando por la misma acera con una pareja treintañera avanzada con su bebé recién nacido en brazos de la madre mientras el padre llevaba el cochecito. "Es que es tan difícil saber qué le pasa y por qué llora, ¿verdad?" dice la madre. "Hombre, es natural -dice el padre asumiendo los plenos poderes- es lo mismo que un huevo enterrado en la arena, el pollo pica y lo rompe, escarba y escarba para salir sin saber si sale hacia arriba o hacia abajo, por eso llora tanto. En realidad todos somos pollos en el mismo plan cuando nacemos, ¿cómo no vamos a llorar?" "Pues ahora que lo dices, no había caído, pero debe ser eso".Entre Sócrates padre y Diótima madre, me han dejado K.O. No quiero ni pensar la vida que le espera al pobre niño en semejante tesitura educativa. Confiemos en la justicia poética del universo inteligente, porque en la otra, lo llevamos claro.
Si en cuestión de diez minutos se pueden producir esos fenómenos en el Antropoceno español, ¿cómo podrá salir adelante la sociedad que los produce? ¿Cómo extrañarse de que un país en semejante nivel de normalidad, no sepa cómo resolver su pasado, para acondicionar el presente y hacer posible un futuro menos horripilante que el desastroso pasado y el majareta presente, donde la actualidad la marca un perenne Halloween en cualquier época del año?
Esto es demencial. Vivir partidos por la mitad porque no se ha aprendido a digerir los platos más heavies de la historia. Toda Europa vivió dos guerras mundiales, menos España. Toda Europa reconoció sus culpas, se arrepintió, se perdonó, se autoanalizó y puso punto final a las aberraciones. Hizo un proceso de Nüremberg, pagó por sus errores y crueldades. Hitler hizo lo que Franco no hubiese hecho jamás: suicidarse. Franco nunca. Que el era un elegido por dios para conseguir lo que Hitler no pudo: sobrevivir a sus horrores y considerarlos virtud y negocio redondo, que menuda empresaza inmobilidaria ha dejado como herencia, después de dejar España arrasada por completo en todos los sentidos, de tal manera que a un no es siquiera consciente de lo que le pasa. No ha superado la ruptura estructural, todo lo debe hacer a palos, a berridos, a sentencias, a destrozos, a corrupciones, a golpes de egopatía irreductibe. ¿Qué ha cambiado en tantos años? Nada esencial. Sólo la atrezzatura. Sigue en pie el mismo argumento, la misma obra teatral, los mismo papeles, el mismo tema, el mismo nudo y el mismo desenlace: la torpeza, la manipulación, el desaliento de la lucidez y el encastillamiento de lo más cenutrio.
No es suficiente con el cabreo ni con la amargura ni con la soberbia, ni con la cháchara ni con la obsesión por las leyes sin conciencia y el recurso a la fuerza y los palos cuando se ha perdido el Norte y los demás puntos cardinales, como única solución a todos los problemas. Hay que aprender que el peor enemigo no es el que piensa distinto, sino el ego monstruoso del que al parecer no se libra nadie a derecha ni a izquierda.
En mi familia hubo muertos, presos y torturados en los dos bandos. Niguno de ellos ni de ellas, había cometido delito alguno contra nadie. He visto cómo unos no solo perdonaron sino que ayudaron a sobrevivir a los que les habían perseguido y acusado hasta el borde de la muerte. Me explicaban que ni el odio ni el miedo deben dominarnos hasta convertirnos por venganza en asesinos, pretendiendo "hacer justicia", porque la verdadera justicia es el perdón y comprender la debilidad de los culpables, como se comprende la debilidad propia. Algunos de ellos también fueron salvados por quienes ellos habían ayudado a salir adelante en medio del hambre, el paro forzoso, le represión y la ruina en tiempos de la monarquía-dictadura de Primo de Rivera. He visto como otros familiares aunque no hicieron nada contra la vida de nadie, pudiendo haberse vengado a lo bestia,conservaron el rencor dentro de sí mismos, hasta morir de amargura sin hallar el alivio y la liberación de poder perdonar. He visto que no solo se puede, sino que se debe avanzar por el camino de la escucha, de la salud ética, del equilibrio, que solo desde una altura de miras suficiente y una lucidez imprescindible se curan las heridas para siempre. Eso es amor. El oxígeno del alma y el soporte de la inteligencia emocional que nos abre las puertas más inaccesibles y sana todo. Y que de nada servirá exhumar a un tirano si la tiranía emocional y mental de los rencores, de las venganzas, de la soberbia más estúpida, impide la visión real de la vida.
La vida no se sostiene por ideologías, sino por conciencia y amor de verdad, que dan lugar al bien común, sin pedir certificados de pertenencia a nada. Es el amor con su luz la única llave maestra que nos abre la puerta de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, que nos transforma de ganado entre el corral y el matadero, en humanidad auténtica, en energía inteligente e inagotable. Porque adonde ya no llegan nuestras fuerzas y posibilidades, llega esa potencia humilde y facilitadora, que libera y al mismo tiempo nos rescata de lo peor de nosotros mismos, siempre que hayamos descubierto el camino hacia el interior para poder descifrar, comprender y asumir el mapa exterior. En el interior nos encontramos el Yosotros/Nosotras. El maestro que nos aclara todo es el amor, sin él la inteligencia real no es posible, se queda en mediocridad, en estupidez, en ese estado miserable que Pablo de Tarso describe en Romanos 7:15 está escrito: “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.”
Hemos de salir del pozo negro y no a base de más dogmas ni fanatismos, ni retahílas ni intereses espurios, ni de trampas, sino a base de práctica fraterna, de grandeza de miras, de conciencia despierta, para que cuando las circunstancias nos confundan, nos recuperemos enseguida, y reaccionemos poniendo en marcha la inteligencia consciente y sus valores humanos, alejándonos de la venganza, de la pobreza miserable propia de quien no es capaz de comprender ni acoger las diversas facetas humanas que nos sirven de aprendizaje y praxis, que nos acercan y nos demuestran que cuando el ser humano quiere más el bien de todos, que su propio beneficio perjudicando a otros, puede hacer verdaderos milagros, porque entonces ha descubierto su Ser real y ya nada podrá hacerle daño hasta el punto de destrozarle lo más profundo y ya inaccesible al daño y a sus consecuencias.
En esa vía todo el teatro y el circo del vacío, es nada. Y la vida se abre como un horizonte que cada día se renueva y nos da lo que se necesita, de tantos modos que es sorprendente la generosidad de las mismas circunstancias. Es otra forma de vida dentro de ésta y en perfecta empatía con ella. Nunca en lucha ni desesperación. En tal estado, nada es tan grave como matar y morir por verdaderas estupideces sin sustancia, que solo producen sufrimientos sin sentido. El sufrimiento no lo tiene. El dolor sí, pero el dolor se puede reducir. El sufrimiento en cambio, es la elección que se hace entre aprender del dolor y dejarlo marchar, o aferrarlo y convertirlo en protagonista de la propia vida.
Ante el espectáculo de la momia exhumada y su cortejo, podemos elegir entre estar pegados a la pantalla, invadidos por la miseria reinante, haciendo coro pírrico de tragedia casposa, o cambiar de cadena o apagar y mirar la vida de frente, que es el mejor programa que podemos ver. Por lo menos tenemos la seguridad y la certeza de que es real y palpable y no un relato gráfico de la torpeza política de los mediocres con efecto retroactivo.
Nadie nos tiene que decir qué debemos sentir, ni pensar, ni creer. Qué es lo bueno y lo malo. Hemos venido a este mundo para averiguarlo y experimentar, para vivir en primera persona, en singular y plural, los tiempos verbales. Somos creadores de nuestra conciencia, ejerzamos, pues, esa facultad y no la dejemos en manos de nadie para que nos manipule y nos impida nacer y crecer en el estado que merecemos y no ser muebles o mascotas, en el estado que nos endosen.
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