Lo de Torra, por lo que demuestra su conducta, es un preocupante caso
clínico, que en los síntomas se asemeja a una esquizofrenia bipolar, un
término que, como siempre en la ciencia, viene del griego, esta vez del
verbo skizsomai=estar en contra, ser agresivos, problemáticos y frenós=carácter, condición psicoemocional.
Por lo que se ve estamos ante un caso doblemente complicado: por un lado
el problema territorial político con una parte de Catalunya, que
seguramente no es mayoritaria, pero que hace tanto ruido y presión que
lo parece. Y por otro lado, nos encontramos con que el personaje que
oficialmente representa al Govern de la Generalitat, está como un
cencerro, sin paliativos. En cada situación dice y hace cosas gravemente
contrarias entre sí. Más que un president es un oxímoron. Y desde luego
esa naturaleza no puede en ningún caso responder a, ni asumir
responsabilidades difíciles, y muchísimo menos en un caso de grave
conflicto social provocado y agravado exponencialmente, por ese modo
incoherente y alocado de entender la política, la sociedad y la vida en
general. Nadie duda de que Torra sea un buen hombre, ni un buen catalán,
ni un alma sensible, pero lo que desde el primer momento quedó
cristalino fue su incapacidad para gobernar cualquier cosa, empezando
por sí mismo y sus ocurrencias. Su embarullamiento, sus arranques
infantiles, sus salidas de tiesto y sus patinazos constantes, que dejan
ver detrás del entramado presidencial, a un ser de bandazos y
obsesiones, que confunde lo que hay con lo que él quiere que haya, o con
lo que una ideología determinada se empeña en imponer, ¿cómo pide
dialogar, si ya da por sentado en el Parlament que va convocar un
referendum sea como sea y está animando a los violentos por un lado,
muientras les exige moderación y noviolencia? No es posible que cuando
no se distingue la realidad de la ilusión, ni los problemas reales de la
imaginación calenturienta, se pueda gestionar ni un puesto de chuches.
Mucho menos, un territorio, y menos aun, en conflicto llevado al límite
por personajes, propios de la Commedia dell'Arte que funcionan como
Torra...
Cabe preguntarse si a la hora de nombrar a su sustituto, Puigdemont no
disponía de alguien más en su sano juicio que Torra. Puede que para
Puigde, sea to much, en cuyo caso, está claro lo que el inquilino de
Waterloo da de sí. Y hasta donde alcanza el horizonte del
independentismo catalán, que viendo lo que hay no es capaz de reaccionar
ni cambiar ni mejorar la calamidad de lo presente. Otra posibilidad es
que lo haya nombrado aposta como Aznar a Rajoy, para que todos los
catalanes echen de menos al gran exiliado-escaqueado, y lo aclamen como a
un héroe insustituible al compararlo con su sucesor...
Sea como quiera que sea, Torra no es en absoluto la persona ni la
autoridad adecuada para afrontar una solución equilibrada al problema
que él mismo está agravando sin parar, con la ilusoria pretensión de
solucionarlo a su bola, naturalmente. Si lo que el independentismo
quiere es salirse con la suya, con Torra va de cráneo. Si lo que
pretende es fracasar esplendorosamente, en ello está, y seguro que lo
consigue. ¿Hasta cuándo durará la paciencia de los catalanes en este
plan? ¿Hasta cuándo podrá el independentismo sostenella y no enmendalla,
si está impidiendo sin parar la normalización de la vida ciudadana de
los pueblos catalanes, si estos no ceden a su chantaje de minoría
enloquecida? ¿Quiénes, sino los pobres contribuyentes catalanes,
pagarán los daños materiales de las ciudades, el mobiliario urbano, los
árboles achicharrados que hasta hace tres días limpiaban el aire en el
centro de Barcelona, quién se está tragando el aire tóxico provocado por
los contenedores de plástico que ardiendo han dejado la contaminación
por las nubes y la ciudad irrespirable? ¿Ha valido la pena movilizar a
miles de ciudadanos, de hacerles someterse a un éxodo lastimoso, de
agotarles por las carreteras y pasarlas canutas, solo para chantajearlos
con la mentira de una independencia imposible en un mundo donde las
fronteras ya se están disolviendo solas? Cuando Torra anima a los CDR o a
los falsos e ignorantes anarquistas (precisamente anarquía es un estado
de civismo superior, que ya no necesita leyes externas porque los seres
humanos evolucionados y unidos por el bien común, ya han descubierto
dentro de sí el imperativo categórico que nos definió Kant) a seguir a
la marcheta y no parar, está haciendo imposible, precisamente esa
independencia que tanto le exalta y le esquizofreniza. Al contrario de
lo que se pretende, los está enfrentando a la realidad y dejando al
desnudo el imposible. Una cosa es la República, aspiración de todo
demócrata sano, y otra un independentismo egocéntrico, narcisista y
destarifado, que pretende volver a la época de los condados catalanes
cobrando a la gleba de siempre, o sea, al eterno pueblo mindundi, el
impuesto feudal del tres per cent. En la que Ramón Berenguer o Wifredo
el Velloso, se llamen Carles Puigdemont o Quim Torra.
Y no será Madrid, será el pueblo catalán harto hasta lo más alto dels
castells, el que los mandará a freir espárragos en cuanto les pongan una
urna delante. Ser crédulos y funcionar solo desde l'orgull y la
fantasía de una casta burguesa, manipuladora y vivales, tiene el límite
del sufrimiento, y los catalanes son demasiado inteligentes y
emocionalmente sanos como para soportar for ever semejante abuso y escarnio sin ton ni son.
Un buen tratamiento psiquiátrico para la casta pijo-indepen que maneja
el cotarro sin miramiento alguno para el pueblo, sería seguramente la
solución más acertada del problema catalán. Las buenas terapias
alternativas también hacen milagros. Yo que ellos se las pediría a Enric
Corbera, por ejemplo. Para que todo quede en casa.
P.D.
Una última sugerencia a los jóvenes anarquistas y antisistema encapuchados, que son la quinta columna indepen. Los héroes del destarifo. Si este sistema no os gusta (a mí tampoco, lo confieso), ¿por qué hacéis todo lo posible por ayudarle a prosperar, en vez de ponérselo difícil y si se puede, imposible, haciendo que sus fuentes de riqueza sean las mínimas? Ese sistema es el capitalismo sin conciencia, del que echáis pestes pero que al mismo tiempo hacéis todo lo posible porque siga en la brecha y con la sartén por el mango, porque se nutre especialmente de los problemas y los conflictos, que a vosotros os molan muchísimo y al capital también porque se pone las botas con los destrozos y el vandalismo de vuestras gestas alucinógenas. Un montón de empresas explotadoras de trabajadores mal pagados, van reasfaltar las calles y plazas cuyo pavimento os estáis cargando para apedrear a la gente en general, a la prensa y a la policía en particular. Lo mismo sucederá con el arreglo de cristales, fachadas, coches, fabricación de contenedores, macetones, alumbrado, señales de tráfico, papeleras y todo el mobiliario urbano que hay que reponer, gracias a vuestra intelígentísima estrategia del tsunami descerebrado. Igualmente, las farmacias, laboratorios, los fabricantes de material quirúrgico, se estarán frotando las manos con el aumento de heridos, porque esa atención cuesta una pasta al estado, o sea a vosotros y a todo el mundo que paga el IVA hasta por respirar, por las cervezas y los cigarrillos, por el móvil, por la disco, por la moto, por la bici, por el botellón, por las pizzas que pedís a Glovo, por las mochilas y por lo que llevais dentro: pinturas, tornillos, petardos, pólvora...cada comprita de material bélico que hacéis se convierte en un pastón que se llevan ellos, los amos del cotarro, claro, no los heridos, que vosotros les proporcionáis y a los que ambos lados del conflicto, consideráis mera intendencia, efectos secundarios o moneda de cambio para la transacción de egos y patologías similares. Porque en el fondo ambos extremos pertenecéis a la misma manada reptiliana, ésa que aun no ha experimentado que tiene un neocórtex cerebral, que es la base de la Consciencia, y sigue anclada psicoemocionalmente en el Paleolítico Superior, o sea, en el más arcaico y primitivo. Ésa que achicharra la Amazonia, el pulmón del Planeta, para convertirla en negocios varios de maxicultivos y ganadería exterminadores de la vida, en complejos hoteleros y turísticos, hasta dejar el mundo hecho una cloaca sin vida, pero eso sí, siendo muertos más ricos y molones del cementerio global. Sí, queridos, eso es lo que estáis favoreciendo con vuestra violencia: la continuidad y el aumento de lo que tanto odiáis y de lo que está claro que dependéis. Como los drogadictos dependen de las drogas. Para cargaros el sistema, lo acrecentáis, le facilitáis la materia prima: la guerra, que es su caldo de cultivo. Ya véis que lleva así milenios y en vez de desaparecer, porque la vida humana no lo necesite, es él el que está haciendo que la vida humana se deteriore y desaparezca a base de necesitarlo cada vez más.
Lo que verdaderamente se cargaría este sistema es la simplificación de vuestras vidas, de nuestras vidas. No necesitar casi nada de lo que nos ofrece. Y construir nosotros mismos lo que necesitamos de verdad, que es muchísimo menos de lo que nos venden, ofrecen y obligan a consumir, y no pasar la vida comprando lo que ese sistema quiere y necesita que se nos haga imprescindible.
Si algo es verdaderamente terrible y demoledor para ese engendro sistémico, es la resistencia y la desobeciencia pacífica. Sólo así ha sido posible en la historia humana, que un pueblo desarmado y puesto en marcha en paz y sin miedo, ni violencia, haya echado a un imperio como la Comonwealth, el imperio británico, que tuvo que rendirse sin remedio, porque millones de hindúes decidieron decir basta mediante el no consumo de productos ingleses, la simplificación de sus hábitos "inglesizados" por casi dos siglos de sometimiento y adaptación forzosa al imperialismo extranjero. Es mucho más eficaz declarar la paz y ser paz, que declarar la guerra y matar muriendo, mientras el capitalismo deshumanizado, se lo lleva crudo y a los pueblos solo les queda la lacra de seguir atados a la especulación y a la falacia de un sistema suicida, que se nutre de destruir para reconstruir, mientras acaba consigo mismo en un holocausto constante de la dignidad, de los derechos y de la igualdad fraterna entre los seres humanos.
Por todas estas razones se llega a una conclusión: si Catalunya está determinada a avanzar en paz, en civismo y en justicia ¿Qué pintan esas hordas de orcos destrozando las ciudades catalanas, de dónde han salido, si nadie quiere enfrentamientos ni daños físicos? ¿No será el propio capitalismo el que las ha puesto en marcha, para que la paz no permita ver claro el camino del entendimiento, ya que el conflicto es una fuente de negocio seguro? ¿Quién se lleva en Catalunya el beneficio de los negocios a base de porcentajes cobrados a las empresas que se forran arreglando desastres?
Queridos jóvenes encandilados por una rebeldía de corta y pega: que las capuchas no os ahoguen las neuronas. Y que los humos de vuestras hogueras no os dejen de la ONCE. Es patético acabar siendo los esbirros descerrajados de aquello que se pretende combatir y destrozar. Menos rabia y más inteligencia; y eso se logra despertando y encendiendo la luz de la conciencia en la oscuridad matrix de los instintos.
P.D.
Una última sugerencia a los jóvenes anarquistas y antisistema encapuchados, que son la quinta columna indepen. Los héroes del destarifo. Si este sistema no os gusta (a mí tampoco, lo confieso), ¿por qué hacéis todo lo posible por ayudarle a prosperar, en vez de ponérselo difícil y si se puede, imposible, haciendo que sus fuentes de riqueza sean las mínimas? Ese sistema es el capitalismo sin conciencia, del que echáis pestes pero que al mismo tiempo hacéis todo lo posible porque siga en la brecha y con la sartén por el mango, porque se nutre especialmente de los problemas y los conflictos, que a vosotros os molan muchísimo y al capital también porque se pone las botas con los destrozos y el vandalismo de vuestras gestas alucinógenas. Un montón de empresas explotadoras de trabajadores mal pagados, van reasfaltar las calles y plazas cuyo pavimento os estáis cargando para apedrear a la gente en general, a la prensa y a la policía en particular. Lo mismo sucederá con el arreglo de cristales, fachadas, coches, fabricación de contenedores, macetones, alumbrado, señales de tráfico, papeleras y todo el mobiliario urbano que hay que reponer, gracias a vuestra intelígentísima estrategia del tsunami descerebrado. Igualmente, las farmacias, laboratorios, los fabricantes de material quirúrgico, se estarán frotando las manos con el aumento de heridos, porque esa atención cuesta una pasta al estado, o sea a vosotros y a todo el mundo que paga el IVA hasta por respirar, por las cervezas y los cigarrillos, por el móvil, por la disco, por la moto, por la bici, por el botellón, por las pizzas que pedís a Glovo, por las mochilas y por lo que llevais dentro: pinturas, tornillos, petardos, pólvora...cada comprita de material bélico que hacéis se convierte en un pastón que se llevan ellos, los amos del cotarro, claro, no los heridos, que vosotros les proporcionáis y a los que ambos lados del conflicto, consideráis mera intendencia, efectos secundarios o moneda de cambio para la transacción de egos y patologías similares. Porque en el fondo ambos extremos pertenecéis a la misma manada reptiliana, ésa que aun no ha experimentado que tiene un neocórtex cerebral, que es la base de la Consciencia, y sigue anclada psicoemocionalmente en el Paleolítico Superior, o sea, en el más arcaico y primitivo. Ésa que achicharra la Amazonia, el pulmón del Planeta, para convertirla en negocios varios de maxicultivos y ganadería exterminadores de la vida, en complejos hoteleros y turísticos, hasta dejar el mundo hecho una cloaca sin vida, pero eso sí, siendo muertos más ricos y molones del cementerio global. Sí, queridos, eso es lo que estáis favoreciendo con vuestra violencia: la continuidad y el aumento de lo que tanto odiáis y de lo que está claro que dependéis. Como los drogadictos dependen de las drogas. Para cargaros el sistema, lo acrecentáis, le facilitáis la materia prima: la guerra, que es su caldo de cultivo. Ya véis que lleva así milenios y en vez de desaparecer, porque la vida humana no lo necesite, es él el que está haciendo que la vida humana se deteriore y desaparezca a base de necesitarlo cada vez más.
Lo que verdaderamente se cargaría este sistema es la simplificación de vuestras vidas, de nuestras vidas. No necesitar casi nada de lo que nos ofrece. Y construir nosotros mismos lo que necesitamos de verdad, que es muchísimo menos de lo que nos venden, ofrecen y obligan a consumir, y no pasar la vida comprando lo que ese sistema quiere y necesita que se nos haga imprescindible.
Si algo es verdaderamente terrible y demoledor para ese engendro sistémico, es la resistencia y la desobeciencia pacífica. Sólo así ha sido posible en la historia humana, que un pueblo desarmado y puesto en marcha en paz y sin miedo, ni violencia, haya echado a un imperio como la Comonwealth, el imperio británico, que tuvo que rendirse sin remedio, porque millones de hindúes decidieron decir basta mediante el no consumo de productos ingleses, la simplificación de sus hábitos "inglesizados" por casi dos siglos de sometimiento y adaptación forzosa al imperialismo extranjero. Es mucho más eficaz declarar la paz y ser paz, que declarar la guerra y matar muriendo, mientras el capitalismo deshumanizado, se lo lleva crudo y a los pueblos solo les queda la lacra de seguir atados a la especulación y a la falacia de un sistema suicida, que se nutre de destruir para reconstruir, mientras acaba consigo mismo en un holocausto constante de la dignidad, de los derechos y de la igualdad fraterna entre los seres humanos.
Por todas estas razones se llega a una conclusión: si Catalunya está determinada a avanzar en paz, en civismo y en justicia ¿Qué pintan esas hordas de orcos destrozando las ciudades catalanas, de dónde han salido, si nadie quiere enfrentamientos ni daños físicos? ¿No será el propio capitalismo el que las ha puesto en marcha, para que la paz no permita ver claro el camino del entendimiento, ya que el conflicto es una fuente de negocio seguro? ¿Quién se lleva en Catalunya el beneficio de los negocios a base de porcentajes cobrados a las empresas que se forran arreglando desastres?
Queridos jóvenes encandilados por una rebeldía de corta y pega: que las capuchas no os ahoguen las neuronas. Y que los humos de vuestras hogueras no os dejen de la ONCE. Es patético acabar siendo los esbirros descerrajados de aquello que se pretende combatir y destrozar. Menos rabia y más inteligencia; y eso se logra despertando y encendiendo la luz de la conciencia en la oscuridad matrix de los instintos.
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