Contra toda forma de violencia
Una ficción sobre protesta, disturbios y violencia, o más bien violencia
Contra toda forma de violencia
RIKI BLANCO
Entre seis o siete
encapuchados empujan los contenedores al centro de la calzada, otros
traen sillas de una terraza próxima, arrastran vallas que poco antes
sirvieron para cortar el tráfico. Otros grupos replican la barricada en
cada acceso a la plaza, mientras las sirenas advierten de la proximidad
de los furgones, y el helicóptero se instala quieto en lo alto.
Con
las primeras llamas, hay manifestantes que salen a la carrera por la
única calle que aún no está trancada, pero se encuentran con un centenar
de antidisturbios que avanzan por la avenida. Algunos buscan refugio en
portales y en los pocos comercios que todavía no han bajado la
persiana, otros se sientan en el asfalto y levantan las manos pero son
arrastrados por los policías; los que cruzan corriendo el cordón se
tapan la cabeza con las manos para amortiguar los porrazos. Un joven
consigue esquivar a dos, tres, cuatro policías, pero el quinto lo placa y
lo tumba en el suelo, entre varios lo esposan mientras uno le aporrea
las piernas, lo llevan en volandas hasta el furgón mientras grita.
Desde la plaza vuelan los primeros proyectiles: bolas de
acero lanzadas con tirachinas, adoquines que varios han estado
levantando y amontonando junto a las barricadas, botellas de un
contenedor volcado. Del otro lado responden con disparos, los tiradores
se parapetan tras compañeros que les cubren con el escudo. Los últimos
manifestantes que quisieron alejarse se ven atrapados en medio del fuego
cruzado, se pegan a las fachadas para esquivar los proyectiles. Un
policía recibe un impacto en el cuello, tal vez una piedra, o una pieza
metálica. Se desploma de rodillas, se duele, gatea, entre varios agentes
lo levantan y lo llevan a la retaguardia, cubiertos por un tirador que
rodilla en tierra dispara hacia el parapeto y alcanza a un encapuchado
que cae de espaldas, se lleva las manos a la cara, dos jóvenes lo toman
por los brazos y lo cargan hacia un lateral, le levantan el pañuelo para
comprobar el daño.
Al fondo de la avenida, en la
retaguardia de los antidisturbios, los últimos manifestantes todavía no
se han retirado. Unos doscientos se sientan e impiden el paso de los
refuerzos policiales que pretenden llegar a la plaza. Los agentes
arrastran a los primeros, hay forcejeo, un policía recibe un botellazo,
otro una patada en el pecho, hasta que barren a porrazos la fila
delantera y los demás huyen a la carrera, estalla un escaparate cercano,
vuelan papeleras arrancadas y un furgón está a punto de atropellar a
dos jóvenes.
En su carrera, manifestantes y policías
llegan a una calle paralela y hasta ese momento tranquila, por la que
aún circulan coches que se ven de pronto bloqueados, vecinos del barrio
que llegaban a sus casas y ahora obligados a correr, un anciano
tropieza, una joven es empujada contra la reja metálica de un comercio,
una mujer trae el rostro ensangrentado, un policía queda rezagado y
recibe una zancadilla, sus compañeros lo rescatan despejando la zona con
disparos.
Mientras, en la plaza, un furgón ha
conseguido pasar entre las llamas, abre un corredor por el que entran a
la carrera los primeros antidisturbios, recibidos con una lluvia de
adoquines, disparan a ciegas, el humo negruzco del plástico derretido
vela la plaza, un periodista recibe un impacto en la espalda, a otro le
rompen la cámara. Se multiplican los disparos, un cohete arranca
chispazos del parabrisas de un vehículo policial, los bomberos mojan una
barricada pero dos calles más allá arden dos coches atravesados en la
calzada, una ambulancia intenta evacuar a un herido.
27 Comentarios:
#1 / Carlos
Qué horror. La violencia es siempre rechazable, mi condena más enérgica a los violentos.
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#2 / Jordi
Son
acciones inaceptables, están destrozando la ciudad. Cualquier causa
pierde automáticamente la legitimidad cuando se defiende con violencia.
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#3 / Lupus
(En respuesta a #1)
¿Violentos?
Supongo que te refieres a los antidisturbios, porque yo ahí solo veo
abusos e impunidad de los que llevan porra y disparan a la gente.
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#4 / Lena
Son unos salvajes, no me representan. Niñatos con ganas de adrenalina. Las consecuencias las pagaremos todas.
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#5 / Carlos
(En respuesta a #3)
Sí,
claro, y ahora dirás que los que tiran adoquines y queman la ciudad son
infiltrados policiales, ¿verdad? Se le ha ido de las manos, ya no
controlan la calle, pero ellos mismos lo alentaron.
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#6 / Rick
Aunque
sean imágenes duras, es una lucha legítima. Los indígenas llevan
sufriendo siglos de opresión y genocidio, el poder en su país ha estado
siempre en manos de una oligarquía racista. Es violencia, claro, pero el
gobierno ecuatoriano solo entiende ese lenguaje.
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#7 / Mauricio
Entiendo
que la subida del billete de metro es la gota que colma el vaso, la
desigualdad económica no deja de crecer. Pero la respuesta no puede ser
esta, los estudiantes chilenos se equivocan.
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#8 / Remi
La única respuesta de Macron ha sido la criminalización y la represión. Normal que al final la indignación acabe en incendio.
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#9 / Giles
(En respuesta a #8)
No
fastidies, los chalecos amarillos están más cercanos a Le Pen que a los
sindicatos, y no tienen apenas apoyo de la gente. Hace tiempo que
perdieron la razón. Solo saben destrozar.
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#10 / Luna
La
gente joven en los barrios está muy harta de racismo y abusos
policiales, era una olla a presión que cualquier día iba a estallar. No
son inmigrantes, nacieron en el país pero se sienten igual de rechazados
como lo fueron sus padres. ¿Qué esperaba el gobierno, que se quedasen
en casa tuiteando después de que la policía matara a ese muchacho?
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#11 / Morán
La
verdadera violencia es la reforma laboral, y el gobierno acabará
retirándola, porque esto no hay quien lo pare. Por mucha policía que
traigan, seguiremos saliendo a la calle para defender nuestros derechos.
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#12 / Lupus
(En respuesta a #5)
A
ver, Carlitos, vuelve a leerlo todo. La gente está sentada en el suelo,
con las manos levantadas, y llegan los antidisturbios y se ponen a
repartir palos. Y mira cómo le han dejado la cabeza a esa muchacha. Esto
no va de independentismo, esto va de democracia y justicia.
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#13 / Remi
(En respuesta a #9)
Le
estás comprando el relato al presidente, así se justifica la represión.
No son fascistas, son trabajadores hartos. Cuando se manifestaban
pacíficamente nadie les hacía caso.
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#14 / Boris
Ya
era hora de que la policía le parase los pies a los radicales. No puede
ser que cada vez que hay partido destrocen media ciudad. Mano dura
contra los violentos, hay que expulsarlos del fútbol.
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#15 / Carlos
(En respuesta a #12)
Claro
que va de democracia y justicia: en democracia lo primero es respetar
la ley, porque si no esto es la ley del mas fuerte. La violencia nunca
tiene justificación, no vale que los violentos siempre sean los otros.
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#16 / Ramón
Así se defienden los puestos de trabajo, bravo. Están luchando por nuestro futuro, si cierran el astillero se muere la comarca.
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#17 / Margot
No
caigamos en la trampa, están financiados por Estados Unidos, no es una
revolución popular ni mucho menos espontánea. Y están usando toda la
violencia posible para que el gobierno responda con represión y ganar
así apoyo internacional.
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#18 / Lupus
(En respuesta a #15)
¿La
violencia NUNCA tiene justificación? Eso no resiste un mínimo análisis
histórico. ¿No habría estado justificada una revuelta violenta en
Alemania que acabase con el nazismo cuando todavía era posible pararlo?
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#19 / Carlos
(En respuesta a #18)
Falacias hitlerianas y ley de Godwin tan temprano no, que me enamoro.
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#20 / Klaus
No
puede ser que un millar de neonazis se mueva con impunidad por la
ciudad. La última vez quemaron un centro de acogida de refugiados. Me
alegro de que la policía alemana los haya frenado esta vez, y espero que
la justicia actúe con dureza contra ellos.
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#21 / Bea
La
auténtica violencia es la del FMI y la Troika, que han empobrecido el
país. Los policías deberían ponerse al lado del pueblo, a ellos también
les han recortado el sueldo. Todo mi apoyo y solidaridad.
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#22 / Jordi
Estoy
de acuerdo con quienes critican los excesos policiales, pero está claro
quién ha empezado esto. Y lo repito: no hay ninguna causa que legitime
la violencia, hasta la causa más noble pierde toda la razón cuando
recurre a métodos violentos. No hay violencias buenas y violencias
malas, eso es una trampa. La paz es el único camino.
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#23 / Luisa
Siempre
que veo esas viejas imágenes me emociono. Gracias a esa gente valiente
que se dejó la piel luchando, hoy tenemos las libertades y derechos que
disfrutamos. Deberíamos aprender de ellos. Siempre estarán en nuestra
memoria.
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#24 / Martín
Siempre
estamos criticando a los jóvenes por su apatía, y ahora que los
estudiantes salen a la calle contra la reforma universitaria los
criminalizamos. La misma vieja historia, generación tras generación.
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#25 / Elo
¡El pueblo unido jamás será vencido!
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#26 / Darwin
Maduro es un tirano, la única violencia es la que él lleva años aplicando contra los opositores.
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#27 / Jota
Vivimos
en democracia, este tipo de comportamientos no son aceptables. Por vías
pacíficas todo es posible. Si no les gusta lo que hay, que monten un
partido y se presenten a las elecciones.
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