LAS CONSECUENCIAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO
Montañas sin hielo, ríos sin agua y océanos sin vida, la catástrofe de no reducir emisiones
Sal&Roca
27/09/19 (a través de Nueva Tribuna)
Un
mundo con avalanchas sepultando pueblos y ciudades de montaña, islas y
costas sumergidas por el aumento del nivel del mar, y un océano cada vez
más ácido, caliente e inhabitable para una gran cantidad de seres
vivos, este es el futuro que le espera a la humanidad si no se actúa ya
contra el cambio climático, han advertido más de 100 científicos en un
nuevo informe de la ONU.
Se necesita reducir urgentemente las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar la magnitud de los cambios en los océanos y en los mantos de hielo,
incluidos los glaciares, y para preservar los ecosistemas y los medios
de subsistencia de aquellos que dependen de esas regiones, asegura un nuevo informe publicado por el Panel Intergubernamental de Expertos contra el Cambio Climático.
En las últimas décadas, el calentamiento global ha reducido la criosfera del
planeta, con pérdidas en las capas de hielo y los glaciares, y
reducciones en la cobertura de nieve de las montañas. También se ha
reducido el hielo marino del Ártico y la temperatura del permafrost.
Esto genera impactos negativos en la alimentación, los recursos
acuíferos, la calidad del agua, y afecta a las comunidades más
vulnerables, como las indígenas.
Asimismo, el océano se ha calentado progresivamente desde 1970 y
ha absorbido más del 90% del exceso de calor del sistema climático.
Desde 1993, la tasa de calentamiento de los mares se ha duplicado, y
desde 1982, las “olas de calor” dentro del mar se han duplicado en
frecuencia e intensidad. Además, al absorber más dióxido de carbono, el
océano se vuelve más ácido y pierde oxígeno vital para los ecosistemas
que lo habitan. Muchas especies marinas han tenido que migrar a lugares
donde antes no se encontraban para sobrevivir.
Por otro lado, el nivel global del mar continúa aumentado con una aceleración en las décadas recientes por la pérdida de las capas de hielo en Groenlandia y el Antártico,
así como la pérdida continua de masa glaciar. El incremento de los
vientos de los ciclones tropicales y de la lluvia, y la intensificación
de las olas de calor extremas, combinado con el aumento del nivel del
mar, exacerba los riesgos de eventos extremos y peligros en las costas.
Los expertos describen una situación
poco alentadora, y que exige un cambio radical del modo de vida de los
habitantes de ciudades costeras y de las regiones árticas.
Avalanchas y escasez de agua en las comunidades de montaña
UN
News/Daniela Gross La cordillera Huayhuash en agosto de 2019. Los andes
contienen el 99% de los glaciares tropicales del mundo.
Al ritmo de calentamiento global actual,
los habitantes de las regiones de montaña están cada vez más expuestos a
peligros y cambios en la disponibilidad de agua, aseguran los
científicos.
Los glaciares, la nieve, el hielo y el permafrost que ya están disminuyendo lo continuarán haciendo y esto traerá deslizamientos de tierra, avalanchas, desprendimientos de rocas e inundaciones.
Los expertos del IPCC prevén que
glaciares en la región tropical de los Andes, Europa, África Oriental e
Indonesia podría llegar a perder más del 80% de su tamaño actual para el
2100, lo que afectará el turismo y el patrimonio cultural de algunos
países.
Otro gran problema es que a medida que los glaciares retroceden, se ve afectada la disponibilidad de agua río abajo y esto repercute en numerosos sectores como el agrícola y el hidroeléctrico.
“Los cambios en la disponibilidad de
agua no solo perjudicarán a los habitantes de esas regiones de alta
montaña, sino también a comunidades situadas muchos kilómetros aguas
abajo”, dijo Panmao Zhai, uno de los autores del informe.
Agregó que “la limitación del
calentamiento propiciaría la adaptación de estas comunidades a los
cambios en el suministro de agua en las zonas montañosas y en otras
regiones, y restringiría los riesgos relacionados con los fenómenos
peligrosos de montaña”, detalló.
Un metro de aumento en el nivel del mar
PNUD/Tuvalu/Aurélia
Rusek - Las islas de Tuvalú, en el océano pacífico, están especialmente
expuestas al aumento del nivel del mar causado por el cambio climático.
Cuando los glaciares y los mantos de hielo de las regiones polares y de montaña pierden masa se acelera la subida del nivel de mar y las aguas cálidas en los océanos se expanden, explican los científicos.
Durante el siglo XX, el nivel del mar ha
subido a nivel mundial en unos 15 centímetros, pero ahora se encuentra
aumentando dos veces más rápido, unos 3,6 milímetros por año, y la tasa
sigue incrementando.
El aumento del nivel del mar podría
alcanzar hasta 60 centímetros para el 2100 incluso si los gases de
efecto invernadero se reducen radicalmente y el calentamiento global se
limita a menos de 2 grados centígrados sobre niveles preindustriales. Si
las emisiones continúan como van actualmente, los científicos prevén
que un crecimiento del nivel de mar de más de un metro.
“El amplio abanico de proyecciones sobre
el nivel que alcanzará el mar en 2100 y en adelante depende de la
reacción de los mantos de hielo al calentamiento, en especial en la
Antártida, y esa es una cuestión todavía sujeta a importantes
incertidumbres”, explica la experta del IPCC, Valérie MassonDelmotte.
Más tragedias en las costas, más huracanes y ciclones
UNICEF/Marco Dormino - Inundaciones causadas por el huracán Tomas en Haití.
Por cada grado de calentamiento global adicional, los fenómenos que antes ocurrían una vez cada 100 años se convertirán en eventos anuales para mediados de siglo en
muchas regiones. Esto agrava los riesgos a los que están expuestos
muchos estados insultares y ciudades costeras de baja altitud.
Si no se destinan grandes inversiones a
fines de adaptación, estas zonas estarían expuestas a riesgos de
inundación cada vez mayores, según se explica en el informe. Mareas
altas y tormentas intensas harían que algunas naciones insultares
enteras dejen de ser habitables, predicen los expertos, aunque aclaran
que es difícil aun medir a qué nivel.
“Ya se están aplicando varias
estrategias de adaptación, a menudo en respuesta a inundaciones, y en el
informe se destaca la diversidad de opciones disponibles en cada
contexto para la elaboración de respuestas integradas que permitan
anticiparse a toda la gama de subidas futuras del nivel del mar”, afirma
Masson-Delmotte.
Peligros para los ecosistemas marinos
Coral Reef Image Bank/Jayne Jenk - Una tortuga marina nada en un arrecife de coral en las Islas Maldivas.
Para 2100, los océanos absorberán entre
dos y cuatro veces más calor que ahora si el calentamiento global se
limita a 2 grados, de lo contrario, absorberán de entre cinco a siete
veces más. El calor marino reduce la mezcla entre capas de agua y como
consecuencia el suministro de oxígeno y nutrientes para la vida marina.
La frecuencia de las olas de calor
marinas se ha duplicado desde 1982 y su intensidad no deja de crecer.
Las proyecciones apuntan a un incremento adicional en su frecuencia,
duración, extensión e intensidad. Con un calentamiento de 2 grados, su
frecuencia será 20 veces mayor en comparación con los niveles
preindustriales, pero si las emisiones siguen aumentando con fuerza, su
frecuencia será 50 veces mayor.
Además, una incorporación continuada de carbono a los océanos de aquí a 2100 exacerbará el aumento de acidez de sus aguas.
La acidificación y el calentamiento de
los océanos, la pérdida de oxígeno y los cambios en el suministro de
nutrientes ya afectan a la distribución y la abundancia de la vida
marina en las zonas costeras, en alta mar y en el fondo marino.
La intensificación de estos factores en el futuro causará severos impactos a la biodiversidad, pérdida de hábitats y degradación de los ecosistemas. La capacidad de los organismos de adaptarse al calor y la acidez de los océanos es mayor si las emisiones se disminuyen.
Para ecosistemas sensibles como las
praderas de hierbas marinas y los bosques de algas, se proyectan altos
riesgos si el calentamiento global excede los 2 por encima de la
temperatura preindustrial, combinado con otros peligros relacionados con
el clima. Los arrecifes de coral de
aguas cálidas ya de por sí están en alto riesgo y se prevé que sea aún
peor, incluso si el calentamiento global se limita a 1,5 ° C.
Amenaza a medios de subsistencia humana
PNUD/Garth Cripps - Pescadores en Magadascar.
Desde 1950 muchas especies marinas han
tenido grandes cambios en su ubicación geográfica y sus actividades en
las diferentes estaciones del año, en respuesta al calentamiento global,
la falta de hielo marino y la pérdida de oxígeno.
Esto ha resultado en cambios en la
composición de especies, abundancia y producción de biomasa de los
ecosistemas, desde el Ecuador hasta los polos. Las interacciones
alteradas entre especies han causado impactos en cadena sobre la estructura y el funcionamiento del ecosistema.
Esto afecta también los medios de vida
humana. Los cambios en la distribución de las poblaciones de peces han
reducido el potencial de capturas a nivel mundial. En el futuro,
disminuirá todavía más en algunas regiones, en particular en los océanos
tropicales, pero aumentará en otras, como por ejemplo en el Ártico.
Las comunidades que dependen en gran
medida de los productos alimentarios marinos pueden verse confrontadas
con riesgos para la salud nutricional y la seguridad alimentaria de sus
integrantes.
“La disminución de las emisiones de
gases de efecto invernadero limitará las consecuencias para los
ecosistemas oceánicos que nos proporcionan alimentos, nos ayudan a gozar
de buena salud y conforman nuestras culturas”, asegura Hans-Otto
Pörtner, científico de la IPCC.
Agrega que “la reducción de otros
factores de estrés, como la contaminación, ayudará a la vida marina a
encarar los cambios que experimente su entorno, y potenciará la
resiliencia de los océanos. Los marcos en materia de políticas, por
ejemplo, para la ordenación de la pesca y el establecimiento de zonas
marinas protegidas, brindan a las comunidades oportunidades de
adaptación a los cambios y de reducción al mínimo de los riesgos para
nuestros medios de subsistencia”.
Un Ártico sin hielo
UNICEF/Vlad
Sokhin - Una niña camina por las capas de hielo del Ártico en Barrow,
Alaska. La pérdida de hielo en el Ártico es uno de los efectos del
calentamiento global.
Si no se limita el calentamiento global a
1,5º grados, el Ártico se quedará sin hielo en septiembre cada tres
años o menos, predicen los científicos.
Algunas poblaciones del Ártico, en especial los pueblos indígenas, ya
han ajustado sus patrones de desplazamiento y caza en función de la
estación y de la seguridad de las condiciones de la tierra, el hielo y
la nieve, mientras que algunas comunidades costeras han previsto su
relocalización. El éxito de su adaptación dependerá de los recursos
financieros, las capacidades y el apoyo institucional, se precisa en el
informe.
Por otro lado, el terreno de permafrost
—congelado durante muchos años—es objeto de calentamiento y deshielo, y
las proyecciones apuntan a un deshielo generalizado durante el siglo
XXI. Incluso aunque el calentamiento global se limite a valores muy
inferiores a 2 grados, aproximadamente el 25 % del permafrost situado
cerca de la superficie, entre 3 y 4 metros de profundidad, se habrá
derretido de aquí a 2100. Si las emisiones de gases de efecto
invernadero siguen aumentando con fuerza, cabe la posibilidad de que se
pierda cerca del 70 %.
Además, el permafrost de las regiones
ártica y boreal almacena grandes cantidades de carbono orgánico,
prácticamente el doble que el contenido en la atmósfera, y su deshielo
podría incrementar notablemente la concentración de gases de efecto
invernadero en la atmósfera.
“Resulta difícil saber si ya se está produciendo una liberación neta de dióxido de carbono o
metano a causa del actual deshielo del permafrost ártico. En el futuro,
un mayor crecimiento de la vegetación puede potenciar la capacidad de
almacenamiento de carbono del suelo y compensar la liberación de ese
elemento debida al deshielo del permafrost, pero no en un grado
suficiente para la magnitud de los grandes cambios que pueden producirse
a largo plazo”, advierten los expertos.
Actualmente, los incendios forestales
están perturbando los ecosistemas en la mayoría de las regiones
boreales, de tundra y de montaña.
Recomendaciones
UN
News/Daniela Gross - En un año de sequía, glaciares que se derriten
pueden significar hasta un 91% de la reserva de agua en ciudades como
Huaraz, en Perú.
Los científicos del Panel aseguran que
una reducción marcada de las emisiones de gases de efecto invernadero,
la protección y la restauración de los ecosistemas, y una gestión
cuidadosa del uso de los recursos naturales permitiría preservar los océanos y la criosfera como
fuente de oportunidades que ayuden a adaptarse a los cambios futuros,
limitar los riesgos para los medios de subsistencia y proporcionar
múltiples beneficios adicionales al conjunto de la sociedad.
“Solo podremos mantener el calentamiento global muy por debajo de 2 grados con respecto a los niveles preindustriales si
aplicamos transiciones sin precedentes en todos los aspectos de la
sociedad, por ejemplo, en los ámbitos de la energía, la tierra y los
ecosistemas, las zonas urbanas y las infraestructuras, y la industria.
La adopción de políticas climáticas ambiciosas y la reducción de las
emisiones imprescindibles para dar cumplimiento al Acuerdo de París
también protegerán los océanos y la criosfera y, en última instancia, permitirán velar por el conjunto de la vida en la Tierra”, explicó Debra Roberts, miembro del IPCC.
En el informe se proporcionan indicios que evidencian los beneficios de combinar conocimientos científicos con saberes locales y ancestrales para
elaborar estrategias adecuadas de gestión de los riesgos asociados al
cambio climático y potenciar su resiliencia. Se trata del primer informe
del IPCC en el que se resalta la importancia de la educación para
fomentar los conocimientos sobre el cambio climático, los océanos y la criosfera.
“Cuanto antes actuemos, y cuanto más
resueltas sean nuestras acciones, mayor será nuestra capacidad para
abordar cambios inevitables, gestionar riesgos, mejorar nuestras vidas y
lograr la sostenibilidad de los ecosistemas y las personas de todo el
mundo, hoy y en el futuro”, afirmó Roberts.
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