Entrevista a Alberto Garzón Garzón: "El errejonismo tiene que formar parte del espacio del cambio tras el 10-N"
El Coordinador Federal de IU analiza durante una
entrevista en 'Público' el panorma electoral. Critica que Sánchez les
haya llevado a unos comicios con "un marco propio de la derecha" y cree
que se abre un escenario político en el que solo hay dos opciones para
resolver el conflicto territorial: "O República Federal o conflicto
permanente".
Alberto Garzón
(Logroño, 1985) cree que el gran reto de Unidas Podemos este 10-N es
"frenar la abstención de los barrios populares" para neutralizar el
gobierno de las derechas. Teme que ocurra como en Andalucía y PP,
Ciudadanos y Vox acaben sumando más que el bloque progresista. También
cree que hay opciones de que el PSOE y el PP lleguen a un acuerdo
porque es "el deseo explícito" de las élites económicas. Por esto mismo
pide el voto para Unidas Podemos: la opción para que el PSOE tenga que
mirar a su izquierda y no hacia la derecha.
El Coordinador Federal de Izquierda Unida también
analiza la situación en Catalunya. Cree que la única salida es construir
un proyecto que seduzca a la mayoría de independentistas y asegura que
se avanza hacia un escenario en el que "solo es posible la República Federal o el conflicto permanente".
En este futuro político también cree que debe darse una reconfiguración
del espacio del cambio en el que debe incluirse el "errejonismo".
Este martes se publicó el CIS
preelectoral. Hay una subida considerable del PP y de Vox. ¿Cree que
podría llegar a formarse un gobierno de derechas?
Hay que tener siempre mucha cautela y mucha prudencia
con las encuestas. La del CIS siempre es la mejor porque es la que
tiene una muestra más más grande y, por lo tanto, es la que tiene más
precisión, pero el escenario de tanta volatilidad y con una metodología un poco confusa como que es la que utiliza Tezanos,
de forma bastante inclinada a favorecer al PSOE, le ha restado
capacidad. Además, la encuesta no recoge los efectos de la sentencia del
procés o la exhumación de Franco por lo que es simplemente un elemento
que nos va a permitir conocer otro tipo de datos con más precisión como
la abstención.
Nosotros ya le dijimos a Pedro Sánchez que tenía que
evitar las tentaciones de ir a unas elecciones porque uno de los riesgos
es el que ya había sufrido Susana Díaz en Andalucía quien pensó también
que adelantar elecciones le beneficiaba y acabaron gobernando las
derechas. La abstención es algo que tenemos que evitar. Los barrios populares son los que más se abstienen en condiciones normales y, en repetición de elecciones, todavía más. Nuestro reto más grande es frenar esa abstención de los barrios populares para que voten a nuestra formación y con eso podamos neutralizar la opción de un gobierno de las tres derechas.
Las encuestas más actualizadas de
los medios de comunicación privados dicen que el PSOE está bajando y que
el PP está subiendo a pasos agigantados. ¿Cree que el PSOE busca una
gran coalición con el PP como apuntaron Felipe González y Mariano Rajoy?
Creo que es una opción que siempre ha estado en la
mente de las élites de este país. Sobre todo, en las élites económicas.
Durante los cinco meses que duró la negociación para la investidura la
CEOE y los portavoces de las grandes empresas de nuestro país ya
plantearon que su opción preferida era una coalición entre Ciudadanos y el PSOE
y que, en caso de que no se pudiera conseguir, era mejor ir a
elecciones a que nosotros tuviéramos influencia. Eso coincidió con el
PSOE, pero los números dicen que ya ni siquiera la opción de Ciudadanos
parece viable.
Por lo tanto, creo que sí que hay un deseo explícito de estos poderes económicos para que el PSOE y el PP lleguen a algún tipo de acuerdo.
No está claro qué tipo de acuerdo podría concretarse, pero sí que hay
una defensa que recupera esa melodía que sonaba en 2014, incluso antes,
entre personas como Felipe González o Mariano Rajoy. Es una posibilidad
que se cierne sobre nosotros.
Quizá Catalunya y la cacareada unidad de España sea una excusa para llegar a esa coalición. ¿Cómo lo ve usted?
El PSOE nos ha traído a elecciones básicamente por
un cálculo electoral. Los ingenieros sociales de la Moncloa han decidido
que esto era algo que podía tener rentabilidad para el PSOE y pensaron
que en la derecha había mucha gente huérfana de partidos. Este es el motivo de la derechización de Sánchez
por la que han abandonado propuestas como subir los impuestos a las
altas fortunas, por lo que ha dicho varias veces que no quiero un
gobierno de izquierdas sino un gobierno progresista — lo que es un guiño
a Ciudadanos —, por lo que dijo que no podría dormir si hubiera llegado a un acuerdo con nosotros e incluso por lo que nos acusó de ser un partido que no tiene un cariz democrático con respecto a Catalunya.
Además, nos ha llevado a unas elecciones en un marco
propio de la derecha: el de la estabilidad y del orden; y en el que se
presentan como un partido que puede ser votado por votantes de derecha.
Yo creo que eso solo fortalece, como dicen las encuestas, a PP y a Vox. Y
debilita las opciones de un gobierno de izquierdas después del 10-N.
Por eso nosotros decimos que, independientemente de las excusas, cuanta más fuerza tenga Unidas Podemos más sensibilidad va a tener el PSOE para mirar a la izquierda. De lo contrario, el PSOE puede verse tentado a esa gran coalición con el PP o a alguna fórmula con las derechas.
Si no hay gobierno progresista,
que fue el que se votó el 28 de abril, ¿los líderes progresistas
deberían replantearse su liderazgo?
Todos tenemos algún tipo de responsabilidad por el
hecho de que no habiera un acuerdo y estemos en elecciones, pero no
todos tenemos la misma. La responsabilidad máxima es de Pedro Sánchez que
es quien ganó las elecciones, quien tenía que buscar acuerdos y quien
tenía que buscar esos apoyos y no los consiguió. Y, además, no lo ha
escondido. No hizo ningún esfuerzo real por llegar a un acuerdo y dijo
en televisión que no podría dormir bien si hubiera llegado a un acuerdo
con nosotros que implicara nuestra presencia en el Gobierno.
"La deriva hacia la derecha de Sánchez solo puede beneficiar a las élites económicas"
Sánchez
se está jugando mucho a nivel político. Está apostando por un beneficio
que es sólo para él a costa de un posible perjuicio como es el ascenso
de las derechas. Esto lo pagaríamos todos los españoles y,
especialmente, las familias trabajadoras.
Vamos a ver cuáles son los resultados y que cada uno
haga su reflexión, pero ya le advertimos a Sánchez que esta deriva
hacia la derecha sólo podría beneficiar evidentemente a las grandes
fortunas y a las grandes élites de este país.
¿Pablo Iglesias debería asumir su responsabilidad por no haber aceptado la oferta de Gobierno?
Yo creo que Podemos hizo una reflexión muy adecuada a
la vuelta del verano y vio que en julio no se consiguió un acuerdo así
que cambió su oferta para adecuar y conseguir ese acuerdo. Eso es
importante porque es una suerte de rectificación que les honra
específicamente a la gente de Podemos. El PSOE no hizo eso. El PSOE
también cambió de opinión, pero para alejar las posibilidades de un acuerdo.
Por esto las responsabilidades son muy diferentes. Yo creo que Iglesias
ha obrado bien. Ha conseguido unos muy buenos resultados representado a
todo nuestro espacio e hizo una oferta modesta y que el PSOE rechazó
porque nunca estuvo entusiasmado con la idea de llegar a un acuerdo.
El PSOE estuvo fue buscando excusas, pero
Iglesias hizo esfuerzos meritorios como aceptar algo inconcebible como
fue el veto que le puso Sánchez. Entonces la responsabilidad de Iglesias
fue positiva porque se echó a un lado en un momento en el que eso facilitaba un acuerdo,
pero incluso ni con esas el PSOE quiso hacerlo. Así que no creo que sea
Pablo Iglesias el responsable de todo lo que venga a suceder, sino
Pedro Sánchez.
Ustedes intentaron que se aceptara
la coalición que se ofreció en un momento de debilidad del PSOE. ¿Se
arrepiente de no haber insistido más?
Desde Izquierda Unida hicimos todo lo posible para
que hubiera un acuerdo y cuando estuvo esa oferta encima de la mesa
planteamos que era una opción votar a favor. Con el tiempo, cuando ya
estaba el debate, pedimos un receso a la mesa del Congreso que, para
nuestra sorpresa, rechazó el PSOE. Podría haberlo rechazado el PP
o Ciudadanos que están en la mesa, pero fue el PSOE. Esto nos mostró
que no tenían la idea de acordar y que querían escapar de esta
posibilidad.
Nuestros esfuerzos fracasaron, pero creo que al
final tendremos que llegar a un acuerdo. También hemos dicho claramente
que nuestros votos también tienen dignidad y que esos 3,7 millones de
votos que tuvimos en abril, ya veremos cuantos tenemos ahora, vienen
para hacer políticas de izquierdas. No valía cualquier acuerdo, tenía
que ser un acuerdo posible. Por ejemplo, el PSOE pedía que le diéramos
los votos gratis, pero eso habilitaba la opción de que Pedro Sánchez
llegaba a ser presidente y que a la semana hiciera una reforma laboral nueva con Ciudadanos.
Nuestros votos no iban a ratificar eso. Creo que obramos de la mejor
forma dentro de nuestras posibilidades y dentro de nuestra humildad,
pero no lo conseguimos.
¿Ustedes apoyarían una gran coalición, aunque sea de forma simbólica con la abstención, en caso de que se produzca?
Es un futurible, pero no creo que eso sea probable.
No veo en ningún caso en el que nosotros apoyemos una gran coalición del
PP y del PSOE concrete cómo se concrete. Estas grandes coaliciones
pueden ser de reparto de ministerios, que es la versión fuerte, o una
versión mucho más suave que es una abstención como la que el PSOE hizo
para que Mariano Rajoy gobernara y que es lo que el PSOE le estaba
demandando al PP estos últimos meses. Yo creo que eso se concreta en políticas de derechas en lo social y en lo económico
y me preocupa mucho especialmente lo económico porque estamos en un
contexto de recesión probable en los próximos meses. Que eso lo pague la
clase trabajadora o lo paguen las élites de este país va a depender de
qué tipo de políticas se hagan. Las de una gran coalición van a ser en
beneficio de la CEOE y de las grandes empresas.
Teniendo en cuenta el ascenso de
la ultraderecha, ¿cree que ha sido una jugada peligrosa el hecho de no
posponer la exhumación de Franco o echar fuego al conflicto de Catalunya
apelando a la Ley de Seguridad Nacional y al 155?
En nuestro país siempre ha habido un espacio
sociológico de extrema derecha. Antes estaba dentro del PP y ahora una
parte importante está en Vox. Funcionan por reacción porque reaccionan
contra el avance de las mujeres y contra los avances de los derechos
civiles y sociales. Han encontrado una segunda oportunidad porque en
abril no ganaron y no se cumplieron sus expectativas.
"El PSOE intenta ganar votos de Cs
y del PP contribuyendo a incendiar el panorama político a costa de que
sea más difícil llegar a soluciones"
La decisión de exhumar a Franco es una decisión correcta.
Es una victoria del movimiento memorialista que ha estado luchando para
que podamos avanzar en materia de Memoria Histórica y equipararnos a
otros países que ya acabaron con el fascismo, no sólo en la práctica
sino también simbólicamente hace mucho tiempo, pero se ha producido con
un interés claramente electoralista.
Y lo mismo se podría decir de la cuestión catalana.
El PSOE ha contribuido desde antes de la sentencia a ese clima de
crispación hablando del 155 y de la ley de Seguridad Ciudadana e instalándose en el marco de derechas.
Eso no solo es arriesgado: está hecho por gente que no piensa en
política con mayúsculas porque al hacer eso está dificultando las
soluciones en el medio plazo. Están intentando ganar votos de Ciudadanos
y del PP contribuyendo a incendiar el panorama político a costa de que
sea más difícil llegar a soluciones a medio plazo.
Creo que es una gran irresponsabilidad y que manifiesta una forma de hacer política ciertamente perversa, cortoplacista y tacticista.
Cuestiones como la catalana van a requerir tiempo, sosiego y serenidad
para resolverse y, probablemente, ni siquiera se resuelvan una
legislatura.
El conflicto catalán evoluciona para mal y no se ve solución ni siquiera a largo plazo. ¿Por dónde se debería empezar?
La única vía posible es la del diálogo. La política
es consustancial al diálogo y por eso era tan tremendo ver a las
derechas reaccionarias en Colón diciendo no al diálogo, porque era una
posición antipolítica. Era una posición de escalar la violencia y de
escalar el conflicto.
"Estamos en una etapa tan embrionaria que el presidente se vanagloria de no coger el teléfono a un representante electo"
Hay
que hablar y hablar no significa solucionar las cosas. Todo el mundo
hablamos con gente que no piensa igual que nosotros y eso no resuelve
nada, pero es el camino para plantear qué es lo que demanda cada uno y
qué es lo que demanda otra gente que también hay que escuchar. A partir
de ahí se inicia un proceso que puede llegar a conclusiones en un tiempo
razonable, pero si no se da ese requisito y Pedro Sánchez no coge el
teléfono a Torra –haciendo gala de no querer fotografiarse con Torra– lo
que está haciendo es tratando de ganar votos ultras en el corto plazo a
costa de no abrir un canal que va a ser necesario.
Pedro Sánchez va a tener que volver a hablar con
Torra y Torra va a tener que hablar con Pedro Sánchez. Esto es ajeno a
las críticas que les podamos hacer políticas, por ejemplo, a Torra. Nosotros hemos pedido su dimisión porque ha sido un incompetente a la hora de gestionar un conflicto muy grave en Catalunya como han sido las consecuencias de la sentencia.
Pero mientras no dimita sigue siendo el presidente del Govern y tiene
que negociar y hablar con el presidente del Gobierno. Estamos en una
etapa tan embrionaria que tenemos a un presidente del Gobierno que se
vanagloria de no coger el teléfono a un representante electo en nuestra
democracia. Son tiempos difíciles para la democracia.
¿Usted cree que el independentismo volverá a convivir con normalidad sin ser demonizado permanentemente?
Hay una derecha reaccionaria en nuestro país que es
cultural y que también se cristaliza en estos partidos como PP, Vox y
Ciudadanos, que no entienden otra forma de concebir España que no sea la suya propia.
La de una España homogénea, unitaria y tradicionalista donde todo lo
que discrepa es la anti-España y algo a liquidar. Por eso esa es una
concepción de España no sólo anquilosada en el pasado, también
profundamente reaccionaria. Creo que hay que avanzar sobre eso. Por eso
es una mala estrategia la del PSOE de jugar a la imitación.
"Los dirigentes independentistas ofrecieron una quimera a la gente"
Por
el otro lado, el independentismo tiene que hacer una autocrítica porque
es un movimiento democrático y legítimo y, al mismo tiempo, es un
proceso social con enorme fuerza que ha sido instrumentalizado por
dirigentes independentistas. El primero de ellos Artur Mas, ya
que se utilizó para esconder los recortes que hicieron desde el año
2012. No les salió bien y ahora mismo hay una gran parte de ese
independentismo que está frustrada porque les ofrecieron un relato y una
hoja de ruta que decía que la independencia en el 2017 iba a ser
posible y que, a partir de ahí, una serie de problemas cotidianos como
encontrar trabajo iban a resolverse. Eso era una quimera. Los dirigentes independentistas lo sabían y ahora hay mucha gente frustrada y cabreada.
Ese independentismo tiene que hacer una reflexión y
tiene que entender que la vía unilateral no es posible, y que sólo a
través del diálogo y del acuerdo se va a poder llegar a un punto de
entendimiento. Para mí esto sería un país donde Catalunya forma parte
porque es un proyecto de España que seduce también en Catalunya, no por
oposición. Por seducción.
Existe una cierta contradicción entre que los independentistas lleven la independencia en su programa, pero no puedan ejecutar esa independencia. Para conciliar ambas partes el Estado y Catalunya tendrían que tener un proyecto nuevo. ¿Qué proyecto cree usted que sería el mejor?
Vamos a un escenario en el que solo es posible la República Federal o el conflicto permanente. Hay
que replantear nuestro país administrativamente — pero no solo — para
que todos quepamos y haya un proyecto deseable y que seduzca a todos los
actores y a todos los diferentes colectivos. Eso no puede ser un
proyecto gris administrativo de reparto de competencias, tiene que ser
un proyecto de país que responda a los problemas cotidianos de la
ciudadanía: con puestos de trabajo, acceso a la vivienda y servicios
públicos de calidad. Todo eso tiene que resolverse.
"Hay que construir un proyecto en el que los votantes del independentismo sientan ganas de quedarse"
Hay
que construir un proyecto de país en el que las dos millones de
personas que han votado en Catalunya a partidos independentistas sientan
ganas de quedarse en España. Y habrá siempre gente que se quiera ir,
pero que ese porcentaje sea minoritario. El problema es que la
estrategia de las derechas españolas crea más independentistas. La
construcción de ese proyecto de país no es fácil, pero es la única vía
posible. La vía unilateral de independencia no funciona y no es deseable
porque es contra la otra mitad de la población. Y la vía de negar el
problema en Catalunya, como hacen las tres derechas, es una vía muerta
también y sólo nos aboca al conflicto.
Tarde o temprano, le guste o no le guste a la gente,
hay que abordar una tercera vía que es la la Tercera República Federal
de España.
¿Y usted cree que el referéndum resolvería algo también, ya es tarde o lo habría resuelto antes?
El referéndum es un instrumento y ese instrumento
tiene que estar dentro de los procesos de negociación de resolución de
este conflicto. Lo primero es el diálogo. Lo segundo es la negociación y
dentro de la negociación caben todos los instrumentos legítimos y
democráticos. Entre ellos no sólo el referéndum, también la posibilidad de los indultos
que se está hablando mucho ahora mismo. Pero son instrumentos que
tienen que estar en un contexto. A esto no hay que ponerle plazo, pero
hay que hacer todo lo posible para generar las condiciones de que se
resuelva lo antes posible.
Además, en mi opinión no se tiene que hacer de una
forma dicotómica. Yo no creo en un referéndum que diga independencia sí o
independencia no. Creo que los actores políticos tienen que llegar a un acuerdo y ese acuerdo tiene que ser ratificado en un referéndum, pero es un acuerdo que yo creo que tiene que contar con todos los actores y no solo con dos.
Hay un tema muy preocupante: las
cifras de mujeres asesinadas por ya superan en octubre a las cifras del
año pasado. El pacto de Estado están sin ejecutar porque estamos en
periodo electoral y parece que las medidas no están funcionando. ¿Qué
propone Izquierda Unida?
Medidas como las del pacto de Estado tiene que estar
dotadas de presupuesto porque al final hace falta una prevención y hace
falta un seguimiento a aquellas mujeres que están denunciando y eso
significa recursos. Y hace falta un acompañamiento cultural en todas las
instancias: desde la educación para los más jóvenes a todo el conjunto
de la población. Eso es educar en valores feministas entendiendo que vivimos y tenemos que vivir una sociedad entre iguales entre los hombres y las mujeres.
El patriarcado se extiende a través de muchas redes
en toda nuestra sociedad, incluso desde el lenguaje y lo que hemos
llamado los micromachismos.
También como aterrizajes de la
ultraderecha institucional como el caso de Andalucía donde la negación
de la violencia machista es sistemática.
Por eso yo no subrayaría tanto el pacto de Estado
que implica un consenso entre todos los actores. Yo no pienso llegar a
un consenso con Vox porque ya sé lo que opina de estos temas. Y no solo
Vox, también los cómplices que en la Junta de Andalucía han comprado su discurso: Ciudadanos y PP.
Lo que hay que hacer es llegar a un gobierno de
izquierdas que aplique medidas que encaminen a la sociedad a comprender
que hay que erradicar el machismo y el patriarcado. Esto no es
sencillo y creo que hay muchos avances gracias al movimiento feminista y
a la lucha de las mujeres en los últimos años, pero queda mucho por
hacer tanto en la vía presupuestaria como en la vida cultural. Y en esa
vía cultural hay que oponerse radicalmente a esa extrema derecha que
caricaturiza todas estas demandas, empezando por el PP y Ciudadanos que
son sus cómplices.
El asunto de las pensiones también
es muy preocupante. ¿Cómo se abordaría una reforma estructural de las
pensiones sin perjudicar a los de ahora y beneficiando a los que
vendrán?
Es relativamente fácil porque lo que hace falta es
voluntad política. El sistema de reparto de pensiones funciona por
ingresos y por gastos. El gasto es el pago de las pensiones y los
ingresos son las cotizaciones. Las cotizaciones dependen de que haya
puestos de trabajo y de que los salarios sean altos. Si tú lo que estás
es construyendo es una economía de bajos salarios y de precariedad,
tienes menos ingresos. Y si lo que queremos es pagar las pensiones tiene que haber más ingresos: hacer un plan de empleo de trabajo garantizado, subir los salarios y tener una capacidad pedagógica sobre la población.
"Las pensiones solo están en
peligro porque hay políticos que quieren acabar con ellas para que los
bancos especulen con ese dinero"
Las
pensiones solo están en peligro en la medida en que hay políticos que
quieren acabar con ellas para que ese negocio pase a los bancos privados
y especulan con ese dinero. Es una cuestión ideológica, no es una cuestión técnica: lo
técnico está supeditado a cuál es tu objetivo. Igual que en la sociedad
hemos visto que nos han dicho que no hay dinero para sanidad o
educación, pero sí había seiscientos millones de euros gastados perdidos
para rescatar al sistema financiero. Hay recursos escasos, pero hay que
decidir las prioridades.
Por eso nosotros decimos que si hacemos una política
de recuperación del mercado de trabajo, con planes de empleo
garantizado y das trabajo especialmente a la gente más joven, lo que
estás haciendo es incorporar a mucha gente al sistema de pensiones por la vía de la cotización y se pueden pagar las pensiones de hoy.
Las derechas llevan décadas décadas diciendo que el
sistema público de pensiones está en peligro porque les interesa crear
esa sensación. Es como generar la sensación de miedo en la sociedad para
que te montes en tu casa una empresa de alarmas. Pues lo mismo. Generan
miedo con las pensiones para que aquellos que puedan vayan a un banco y
hagan un producto financiero para pagar las pensiones privadas, que son
una estafa pero parte del negocio de los bancos.
¿Por qué no ha incluido Unidas Podemos una memoria económica en el programa electoral?
Nosotros tenemos un plan económico para financiar
los cambios que creemos que hay que hacer en la sociedad. Ponerlo sobre
un papel no es problemático. Lo hemos hecho muchas veces y se puede
recuperar, pero tratamos de evitar la demagogia que hacen otros partidos con nuestras propuestas.
Nosotros estamos proponiendo cosas como el
incremento de la inversión pública para reactivar la economía en un
momento de recesión. Esto es lo que propone el ministerio de finanzas
alemán, que no es sospechoso de izquierdismo. Pero aquí se nos intenta caricaturizar diciendo que somos los que queremos gastar el dinero público
cuando queremos invertir ese dinero en bomberos, médicas y profesores,
en estimular la economía, reforzar los servicios públicos y generar
puestos de trabajo. No hay ningún problema con esos ejercicios
económicos porque existen, pero tratamos de hacer un ejercicio de
pedagogía incluso anterior a eso y explicar a la gente que la
demonización de lo público que hace la derecha es un grave error.
¿Cómo es su relación con Íñigo Errejón? ¿Han vuelto a hablar desde que se fue de Podemos?
Hemos vuelto a hablar. Poco, por supuesto, porque no
nos hemos cruzado tanto como antes que estábamos en el Congreso escaño
con escaño. Discrepamos políticamente en muchos puntos y en otros
estamos de acuerdo. Pero ahora que políticamente él ha decidido montar
un partido y competir contra el espacio de Unidas Podemos lógicamente
tenemos un distanciamiento notable.
No obstante, creo que a partir del 10-N habrá que
reforzar el espacio de la izquierda y eso implica contar con todos los
actores. La unidad es contar con los diferentes, no entre los ya
convencidos. Hay que seguir sumando y yo espero que lo que hemos llamado
como el ‘errejonismo’ también pueda formar parte de un proceso en el
que esté en el mismo espacio político. Un conocido errejonista como
Alberto Montero en Málaga hace campaña por Unidas Podemos porque
entiende, como yo, que la decisión de Errejón ha sido un error, pero el ‘errejonismo’ sociológico tiene que formar parte del espacio del cambio.
¿A quién hará más daño Más País: al PSOE o a Unidas Podemos?
No se va a saber hasta el día de las elecciones. Y,
aún así, será a modo de hipótesis en gran medida. Pero sí está claro que
en nuestro sistema electoral la sola presencia de una fuerza que
disgregue a la izquierda, dada las condiciones sociológicas de nuestro
país, perjudica a todas las izquierdas. En unas provincias puede
perjudicar al PSOE, en otras a nosotros o puede que en grandes
provincias sea inocuo y no genere problemas. Pero en el caso de Málaga,
por donde yo me presento, el segundo escaño lo conseguimos solo por mil
quinientos votos de diferencia con Vox. Si Más País recibiera esa
cantidad de votos y todo lo demás fuera igual, el segundo escaño se lo
quedaría Vox. En este caso específico, sería Vox el que saldría ganando
con la presencia de Más País.
Son seis candidatos hombres a la Presidencia del Gobierno, ¿para cuando una candidata?
Esperemos que sea pronto y que, además, sean
candidatas feministas. La propia configuración de los partidos políticos
es un reflejo de la sociedad y la sociedad sigue siendo machista.
Algunos partidos introducimos todos los cambios posibles. En los órganos
de dirección de Izquierda Unida hay mayoría de mujeres, pero aún así el
Coordinador, que soy yo, soy un hombre. Son muchos los retos y espero
que en las próximas elecciones — que también espero que no sean pronto —
avancemos en este punto.
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