El Supremo hace un vestido
Encuentro terrible que Marchena asuma que las filtraciones sobre la sentencia del procés "son inevitables", porque era una parte importante de su trabajo que esto no sucediera
Si siete magistrados de la máxima categoría no pueden hacer su trabajo y sellar el secreto inherente a él, vamos dados
"En los
carteles han puesto un nombre que no lo quiero mirá (...) Francisco
Alegre tiene un vestido que entre suspiros yo le bordé"
Manuel López-Quiroga. Pasodoble español
No he estado en la recepción de la Fiesta Nacional y,
afortunadamente, este año he tenido que sobrellevar menos vuelos
rasantes de aviones sobre mi morada. Es curioso que en los días de
ensayo pasaran más y más bajo que ayer en el propio acto. No he estado
pero creo profundamente en la profesionalidad de mis compañeros que
cuentan como Manuel Marchena se ha dolido de las filtraciones de la
sentencia de su vida "que son inevitables".
Encuentro
terrible que un presidente de tribunal asuma algo así, excepto que sepa
como humano cuáles son los motivos de esa irremisibilidad, porque era
una parte importante de su trabajo que esto no sucediera. Más que nada
porque el Tribunal Supremo debe cumplir la ley y eso debe ser un
objetivo prioritario. Si siete magistrados de la máxima categoría no
pueden hacer su trabajo y sellar el secreto inherente a él, vamos dados.
Y no han podido o no han querido.
No tengo ninguna
duda sobre la profesionalidad de los compañeros que han publicado las
filtraciones y tengo claro que mañana quedará reafirmada cuando
conozcamos la sentencia pero tampoco dudo que sea una cagada del
Tribunal Supremo de la que difícilmente se va a sobreponer la Justicia
española. Del Rey abajo, ninguno o del Rey abajo, todos. A partir de
ahora el prurito del resto de tribunales inferiores puede rebajarse
varios grados. Por algo me dijeron a mí que el viernes se conocería la
sentencia... siempre pensé que hablaban de forma oficial pero, claro, se
referían a esto.
No sólo hemos sabido lo principal
del fallo, no habrá rebelión sino sedición y malversación, y una
aproximación de las penas, sino que también ha habido filtraciones sobre
las propias deliberaciones que según la ley son secretas y obligan a
los magistrados. Nos han dicho que Marchena veía la conspiración para la
rebelión y que ha sido la presión de Ana Ferrer, que no estaba
dispuesta a pasar por ello, la que ha llevado la transacción a la
sedición para mantener la unanimidad y el supuesto "blindaje" ante el
Tribunal Constitucional y Estrasburgo.
La inane
unanimidad que ninguna ley consagra. La ley lo que arbitra es cómo
paliar esa obligación del magistrado de firmar resoluciones en las que
su postura ha perdido sin vulnerar su conciencia, por eso establece los
votos particulares. No es cierto que una sentencia pierda efectividad o
fuerza por las divergencias jurídicas. Eso es un invento de hace pocas
décadas para blindar más al tribunal ante las críticas que a la propia
sentencia. En este país se ha condenado a un ministro del Interior por
terrorismo de Estado con varios votos particulares en el Tribunal
Supremo y ahí está la institución y ahí está el Estado. La unanimidad,
según constatan los compañeros en sus crónicas de filtración, produce
monstruos. A veces, dicen los expertos, consigue resoluciones
transaccionales que ninguno de los participantes harían suyas de forma
individual. Puede ser el caso.
No obstante, no haber
querido guardar las formas hasta el final es una cuestión nada baladí.
Nos han contado que andaban estudiando cómo realizar la notificación
para que "según la ley" los interesados fueran los primeros en
conocerla. Evidentemente el espíritu de la ley se opone a que dos días
antes sean los medios de comunicación los que les den la noticia. Todo
el esfuerzo que hagan el lunes para dar la apariencia formal se habrá
estrellado con la realidad.
Ha habido sentencias de
gran calado político y de gran repercusión en este país cuyo secreto se
ha mantenido hasta el final. Los magistrados obtuvieron ordenadores
nuevos que nunca habían estado conectados a Internet y que nunca se
conectaron para evitar hackeos. La conjura para lograr que la ley se
cumpliera y que la notificación se produjera de primera mano a los
acusados se cumplió a pie de la letra. No ha sido el Tribunal Supremo el
que nos ha obsequiado con una escrupulosidad de tal calado. Los motivos
poco me importan. Como siempre hay quien justifique lo injustificable,
he llegado a leer y a oír a jueces decir que tal vez lo que han
intentado es ir dosificando el impacto de la sentencia soltando pequeñas
píldoras. Solo el número de los que están dispuestos a encontrar
siempre una explicación a lo que está mal hecho es mayor que el número
de los justos.
Lo que, según lo filtrado, veremos
mañana merece una lectura muy atenta de la forma en la que el tribunal
ha cortado y cosido el vestido porque, a priori, parece que tira de las
costuras jurídicas según muchos expertos. Veremos cómo sienta el corte
al Estado de Derecho. Y espero con ansia la aquiescencia de los que
gritaban dando por hecho el golpe del Estado y la condena de los
"golpistas".
Lo que sí parece es que las tesis
jurídicas de la ministra Delgado, armadas a través de la postura de la
Abogacía del Estado, habrán tenido un más que buen respaldo y, según nos
cuentan, que la postura de la magistrada Ferrer ha sido decisiva para
este resultado.
Al final nos vemos con una mujer al frente del Poder Judicial por primera vez en la historia. Se hace camino al andar.
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