lunes, 28 de febrero de 2022

Más claro imposible, dentro de la turbiedad de los acontecimientos y los torpes enredos de doble fondo por parte de "los buenos". Gracias, Torres López, por no apagar nunca la luz, a pesar de lo que cuesta el recibo, sobre todo en tiempos de tinieblas tan densas...Ains!


La tramoya

Ni las sanciones ni el "botón nuclear" financiero detendrán a Putin

Imagen de archivo. Reunión entre Putin y Biden en Ginebra. -Kremlin / dpa

El mundo vive una situación cada día más complicada y peligrosa como consecuencia de tres circunstancias principales, cada una de ellas más irracional que las otras: se ha dejado crecer un monstruo, se ha alimentado su ira innecesariamente desde hace años y, quienes supuestamente deberían contenerlo, se han hecho cada vez más dependientes de sus decisiones y suministros.

Que el expresidente de la nación más poderosa del planeta, cuyo partido puede ganar las elecciones legislativas de noviembre próximo y él mismo volver a la presidencia, no deje de halagar a Putin cuando acaba de invadir un país soberano (como también están haciendo, además de Trump, otros líderes políticos occidentales), es buena prueba de lo primero. Haber ayudado a que fuerzas claramente nazis se hayan hecho con resortes fundamentales de poder en Ucrania, permitir que un gobierno fruto de un golpe de Estado haya llevado a cabo miles de acciones violentas contra población ucraniana no ya pro rusa sino con pasaporte ruso, o alentar constantemente la entrada de Ucrania en la OTAN prueban, entre cosas razones, lo segundo. Y que un excanciller del país más poderoso de la Unión Europea, Gerhard Schröder, sea el presidente del consejo de administración de la mayor petrolera de Rusia, o que la estrategia energética de la Unión Europea se haya basado desde 1990 en el suministro de las autocracias y oligarquías corruptas de su lado oriental, confirman lo tercero.

Cuando se ha llegado a una situación de máxima tensión por la invasión militar rusa de Ucrania, Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea prestan a esta última una ayuda militar que es (como toda la anterior) materialmente inútil para hacer frente a la gran superioridad del ejército ruso. Y, para intentar frenarla, recurren a sanciones económicas que podrían llegar al llamado "botón nuclear" financiero, consistente en expulsar a Rusia del sistema SWIFT para impedir que las entidades bancarias o el gobierno ruso puedas realizar cobros y pagos con el exterior.

La pregunta es si estas medidas pueden frenar a Rusia y la respuesta, en mi modesta opinión, es no, por varias razones.

No es la primera vez que se establecen sanciones económicas contra un país y sabemos que su efecto es siempre limitado. Una economía minúscula y con muchísimos menos recursos que la rusa, como la cubana, lleva sobreviviendo 61 años a un embargo durísimo, e Irán tampoco se vino abajo cuando se le aplicó la misma exclusión financiera con la que ahora se amenaza a Rusia.

Un estudio exhaustivo de doscientos cuatro casos de sanciones occidentales modernas ha demostrado que son "parcialmente exitosas en el 34 por ciento de los casos" (aquí). No son inocuas, desde luego, pero no se puede considerar que sean total y definitivamente eficaces.

De hecho, no se puede olvidar que Rusia soporta sanciones económicas desde hace años.

Diversos estudios han mostrado que las aplicadas por los países occidentales sobre los principales ejes estratégicos de la economía rusa (finanzas, defensa, petróleo y patrimonios de algunos oligarcas) han tenido un coste económico muy importante.

Aunque a su efecto hay que añadir el de la crisis de 2008 y el de la caída en el precio del petróleo, lo cierto es que el PIB de Rusia había disminuido un 35% de 2013 a 2020 y su renta disponible real un 10%. A pesar de ello, sin embargo, las entidades financieras internacionales y el propio Fondo Monetario Internacional no han dejado de alabar la estabilidad macroeconómica de Rusia porque había logrado contener la deuda pública (19,2% del PIB a finales del 2020) y aumentar sus reservas internacionales, unos 600.000 millones de dólares en ese mismo año, casi diez veces más que España, a pesar de tener un PIB solo ligeramente superior.

Según el último reporte del Congreso de Estados Unidos (aquí), a Rusia le afectan actualmente quince programas de sanciones cuyo efecto es limitado por varias razones: los políticos rusos están dispuestos a asumir el coste de las sanciones, pueden tener el efecto no deseado de aumentar el apoyo al gobierno ruso, y este ha limitado sus efectos mediante ayudas, contratos preferenciales y políticas de sustitución de importaciones y mercados alternativos. Dicho informe afirma que "los estudios sugieren que las sanciones han tenido un impacto negativo pero relativamente modesto sobre el crecimiento en Rusia"; en parte, porque se han adoptado tratando de "minimizar su impacto sobre el pueblo ruso y sobre los intereses económicos de los países que las imponen."

Esto último es una segunda razón de por qué las sanciones a Rusia no terminan  de ser efectivas. Es cierto que Estados Unidos y los países europeos las han establecido no solo sobre objetivos económicos sino también sobre intereses concretos de algunos oligarcas rusos en el exterior. Pero lo han hecho muy limitadamente porque no han querido renunciar al gran negocio que Rusia les reporta. Aunque sea peccata minuta, recordemos que en España, sin ir más lejos, los millonarios chinos y rusos son los principales acaparadores de visados por compra de viviendas, una forma indirecta establecida por los gobiernos para que introduzcan aquí (como en otros muchos países) las fortunas que soportan el poder de la autocracia rusa.

Se ha calculado (aquí) que los oligarcas rusos tienen riqueza fuera de su país por un valor equivalente al 85% de su PIB, es decir, alrededor de 1,1 billones de dólares. Y ese dinero no es un patrimonio pasivo sino la fuente de grandísimos negocios de los que no solo se benefician los oligarcas sino también las entidades financieras y las grandes corporaciones y fondos de inversión occidentales. Utilizan para ello los paraísos fiscales cuyas puertas no se quieren abrir porque, si se hiciera, no se podría perseguir solo a unos ("los malos") y no a otros (nuestros "buenos").

Lo mismo que los países europeos no han querido frenar al monstruo nacionalista ruso durante las últimas tres décadas, porque querían aprovecharse y hacer caja con sus suministros, tampoco se ha querido acabar con la extraordinaria fuerza financiera en el exterior de la autocracia rusa: los negocios son los negocios.

La lucha del presidente Draghi para que la industria del lujo italiana quede fuera del alcance de las sanciones es la más patética expresión de la ética que guía la respuesta europea contra la autocracia.

Las sanciones económicas no van a detener a Rusia mientras los países que las imponen no estén dispuestos a sufrir en sus carnes, o mejor dicho, en las carnes de sus propias oligarquías, las consecuencias y los costes de imponer un orden de justicia y paz en el planeta.

Además, resulta francamente impensable que los dirigentes rusos no hayan considerado los costes financieros que sus decisiones agresivas iban a llevar consigo, de modo que es muy poco realista creer que se hayan visto sorprendidos por ellos y que se vayan a detener por su causa.

Incluso me atrevo a pensar que algo parecido puede ocurrir con el llamado "botón nuclear" financiero. Aunque no cabe duda de que expulsar a Rusia del sistema de comunicaciones en que se basan los cobros y pagos internacionales tendría consecuencias gravísimas, me parece que no solo podrá esquivarlas sino que incluso pudiera tener efectos no deseados para occidente.

En primer lugar, por la razón antes aludida: Europa no está en condiciones de renunciar, al menos a medio plazo, al suministro de gas y otras materias primas rusas y la subida de precios subsiguiente la va a llevar a una situación económica muy delicada.

En segundo lugar, porque Rusia lleva años preparándose para esta eventualidad, creando un sistema nacional alternativo y otro en colaboración con China. El resultado de expulsar a Rusia del mecanismo le hará mucho daño, sin duda, pero puede abrir una brecha de incalculables consecuencias en el sistema financiero internacional que ha sido el soporte del comercio internacional globalizado de las últimas décadas. Un efecto que no estoy seguro de que los grandes poderes económicos y financieros de occidente estén dispuestos a asumir, al menos de momento. Y no se puede olvidar que es muy probable que las autoridades rusas controlen indirectamente o en la sombra miles de millones de dólares en el exterior con los que podrían provocar situaciones de gran inestabilidad en las finanzas internacionales.

Rusia no ha tomado la decisión de invadir Ucrania pensando que Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN se iban a cruzar de brazos. Contaba con las medidas y sanciones económicas que se están anunciando y adoptando; por cierto, de la manera menos efectiva, es decir, advirtiendo de ellas con antelación y aplicándolas con cuentagotas.

Me gustaría que esas medidas fueran lo suficientemente disuasorias como para frenar la invasión y poder retomar el conflicto desde otras coordenadas que no implicaran la guerra, la destrucción y la muerte de seres humanos. Me temo, como he dicho, que no lo serán y lo verdaderamente preocupante es que el nacionalismo ruso ha señalado ya muy claramente cuáles son sus dos principios de actuación: uno, que se cree con derecho a reconstruir el viejo imperio, y otro que si Estados Unidos pudo usar el arma nuclear cuando lo consideró oportuno, Rusia también puede utilizarla cuando lo crea conveniente.

La situación creada por la autocracia rusa es verdaderamente criminal y desastrosa y nada se puede equiparar a su responsabilidad en el caso de Ucrania. Pero la lógica que guía a occidente a la hora de frenarla tampoco es ejemplar, y no ha estado basada ni en la coherencia, ni en la prudencia, ni en la cultura de la paz que es la única que puede poner un poco de sensatez en este planeta.


Un peligro de doble filo, sin duda alguna, querido Bernie Vergara. Cuando yo era chica había un dicho popular -muy comprensible en España a partir de 1939- que en estos momentos canta a coro: "Que Dios nos libre de quienes quieren salvarnos, por nuestro bien, y sobre todo por el suyo". Tal cual.

 ¡Ay!

Mercedes Sosa - Sólo Le Pido A Dios

Gracias, Juez Garzón, por compartir el sentimiento y las deplorables certezas que el monstruo va repartiendo, una vez más, a su paso por el mundo. ¿Cómo olvidar aquella fiera -la nada- que destruía todo a su paso en "La Historia interminable" de Michael Ende? En realidad, y lo más triste, es que el monstruo siempre ha estado aquí, nunca se ha tomado vacaciones, desde que lo peor de nuestra especie estrenó el tiempo y comenzó a demoler el espacio para pillar poder y forrarse, no para sobrevivir con normalidad, ojalá hubiese sido así. El monstruo pre-humano alterna su estado constante de sopor con estados puntuales de furia instintiva descontrolada prêt a porter. Ahora estamos en medio de uno de ellos. El monstruo es la acumulación de lo peor, de lo más primitivo y, a la vez, de lo más retorcido y suicida de nuestra pre-humanidad, incapaz de reconocerse a sí misma en cada uno de sus integrantes si no se ajusta a sus fijaciones primitivas. Incapaz de descubrir a su hermano en el que solo le parece un rival enemigo que quiere hacerle sombra , llevarle la contraria, quitarle poder, glamour, importancia, tierras, razones, tradiciones, estatus o dinero y si, para remate, no es de su mismo credo, raza, cultura, color, nacionalidad o ideología. En realidad, el monstruo necesita ir a la escuela de la vida, aprender del cariño, del amor y del respeto unos valores éticos en el día a día, que ignora, aprender higiene íntima y lavarse las legañas de ese ego descomunal que le impide mirarse y reconocerse en el espejo de sus semejantes. Algo así como "La bella y la bestia", pero dentro de cada un@ de nostrr@s, y en consecuencia, también en el convivir y descubrirse para poder entenderse sin hacerse picadillo, hasta muy legalmente y con todos los derechos para castigar y reprimir antes que comprender y empatizar. Y que el que la haga la pague y el que no la haga también, como en el caso de los pobres ucranianos y la mayoría de rusos que deben sufrir a Putin y sus secuelas egótico/narcisas, haciendo con el marxismo lo mismo que hacen los curas abusadores con el evangelio, las inmatriculaciones a saco y el ninguneo del IBI. El monstruo tiene más caras que un cubo de Rubik. Ains...¡Infinitas gracias, querido Juez Garzón e InfoLibre!

    

(foto eldiario.es)

Esto es lo que hay en el equipaje del monstruo en las fronteras entre la vida y la muerte. Toda Europa, todo el mundo, es en realidad y en (im)potencia este paisaje humanitariamente desolado, aunque de momento el selfi solo sean Ucrania y Rusia. Conciencia, conciencia, concienciaaaaa...¿Dónde estás que no se te ve y solo se escucha el llanto y los gemidos de tu ausencia?

El monstruo ya está aquí

Solo le pido a Dios

Que la guerra no me sea indiferente

Es un monstruo grande y pisa fuerte

Toda la pobre inocencia de la gente

'Solo le pido a Dios, de Leon Gieco, cantautor argentino

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Un buen amigo, especialista en seguridad, me comentaba que el conflicto que hoy vivimos, motivado por la invasión de Ucrania por parte de Rusia, está abocado tal y como se ven las cosas ahora mismo, a dos soluciones: que una parte gane, o que todos pierdan. Estas parecen, hoy por hoy, las salidas. Tal como están las cosas y quizás gracias al lado medio optimista que me caracteriza, que es la contracara de la mitad pesimista que compensa mi criterio, me siento más próximo a pensar en el “todos pierdan”.

De momento, la barbaridad perpetrada por el presidente ruso Vladimir Putin ya está provocando que se haya desmoronado el mundo hasta ahora normal en el que vivía la población ucraniana, más de 44 millones de personas, que hasta hace unos días se dedicaba al trabajo, las preocupaciones familiares, las alegrías cotidianas, las penurias y el interés por su futuro y el de los suyos. Ahora se ven sumidas, de forma brutal, en una incertidumbre absoluta. Una incertidumbre dramática traducida en tener que abandonar sus casas, buscar un refugio ante las alarmas antiaéreas; protagonizar un éxodo terrible —quienes pueden hacerlo— para cruzar la frontera y la angustia ante la llamada a la movilización de mayores y jóvenes, casi niños, para defender la libertad. Y las vidas segadas de una forma absurda, sin sentido humano, por mucha geoestrategia que exista de una parte o de otra.

Como juez, no puedo olvidar que la Corte Penal Internacional tiene competencia en Ucrania y, por tanto, la Fiscalía de esa instancia deberá abrir la investigación pertinente si considera que se están cometiendo crímenes que correspondan juzgar a la CPI, de acuerdo al Estatuto de Roma.  

Frente a sanciones y avisos, el presidente ruso daba un paso más este domingo al poner en alerta máxima sus fuerzas de disuasión, incluyendo fuerzas nucleares estratégicas, o más aún, “en servicio de combate” en base, dijo, a las declaraciones agresivas provenientes de la OTAN y por las sanciones económicas acordadas por la Unión Europea y Estados Unidos.  

En el marco de tan peligroso anuncio, autoridades rusas y ucranianas acordaban sentarse a negociar una salida. La reunión se fijaba en Bielorrusia, después del rechazo inicial a tal idea por parte de Ucrania. Zelenski, el presidente ucraniano, confirmó que el encuentro se celebraría "sin condiciones", expresándose de esta forma amarga, tras informar de que cerca de 200 personas habían perdido la vida, a la vez que continuaba un éxodo inagotable próximo ya a los 360.000 desplazados.  

¿Quién podía imaginar que llegaríamos a esto? Se diría que, pese a reiterados avisos, todo el mundo estaba como adormecido y de golpe llegó el despertar, pero aún en el limbo de la somnolencia. “En Europa siempre reaccionamos muy despacio”, me decía el mismo amigo, con tono amargo. “¿Y los informes de la CIA advirtiendo de la acción militar rusa?”, le pregunté.  Contestó: “¿Profecía autocumplida? ¿Quizás acabaron o pretendieron siempre provocarlo?”. Una cuestión difícil de responder, porque a fin de cuentas, ¿quién puede entender el mensaje críptico de las agencias de inteligencia? Quizás el propio Vladimir Putin, criado en el KGB durante más de un cuarto de siglo y del que los entendidos dicen que sigue aplicando el manual del buen espía. No lo sé, pero insisto en formularme la pregunta clave para mí: ¿quién sale beneficiado con todo esto?

La prudencia se esfumó

Lo que está ocurriendo supone la falta de cordura total. El fracaso de toda lógica. La prudencia se esfumó. Confieso que, como muchos de ustedes por no decir la mayoría, me siento destrozado por esta situación y el dolor que me produce es muy profundo. Me quita casi todas las esperanzas que tengo en que la humanidad avance. Pareciera que tras salir de la pandemia habríamos aprendido la lección, en la idea de hacer un mundo mejor, pero, por lo que estamos viendo, volvemos a caer en las mismas necedades que siempre nos han caracterizado.

En estos días aciagos trato de hacer un análisis lo más objetivo posible, y para ello hay que remontarse a años atrás, cuando la OTAN y Estados Unidos, sin demasiados disfraces, tomaron medidas claramente encaminadas a consolidar su poder militar y extender sus dominios en unos territorios “minados” que, desde luego, no iban a ser consentidos por la otra parte, Rusia, que, a su vez, hizo lo propio en territorio ucraniano. No intento justificar al presidente ruso porque su proceder es el de un líder autoritario que no vela por el principal interés de su pueblo, que debe ser garantizar su prosperidad en vez de enviar a las familias los féretros de jóvenes que ya no podrán ver un mañana desde cualquier lugar de su país en donde tenían un proyecto de vida.

En la dicotomía de quién gana y quién pierde, no hay que olvidar que las grandes empresas norteamericanas no son ajenas al beneficio. ¿Por qué no baja el precio del petróleo Estados Unidos? Mientras, en Europa, en efecto, estamos a por uvas.

Escribía este viernes el sociólogo y pensador Boaventura de Sousa Santos: “La soberanía de Ucrania no puede cuestionarse. La invasión de Ucrania es ilegal y debe ser condenada. La movilización de civiles decretada por el presidente de Ucrania puede considerarse un acto desesperado, pero presagia una futura guerra de guerrillas. Putin debería tener en cuenta la experiencia de Estados Unidos en Vietnam: el ejército regular de un invasor, por poderoso que sea, acabará siendo derrotado si el pueblo en armas se moviliza contra él. Todo esto augura pérdidas incalculables de vidas humanas inocentes. Apenas recuperada de la pandemia, Europa se prepara para un nuevo desafío de proporciones desconocidas. La perplejidad ante ello no podría ser mayor”.

Ese es sin duda el futuro inmediato, máxime cuando leo en el momento de escribir estas líneas que Rusia ha ordenado a su Ejército intensificar su ofensiva en Ucrania "desde todas las direcciones". Mientras tanto, Ucrania resiste. Boaventura analiza el porqué de esta ofensiva sobre la base de un error estratégico de Estados Unidos y la OTAN que radica en que no estaban solos y prepotentes en el mundo, como llegaron a creer. Cita la salida de Afganistán —caótica, dice— para seguir en su huida hacia adelante “y en esa estrategia pretender arrastrar a Europa que pagará una factura alta por lo que está pasando”. Para Boaventura de Sousa “la invasión de Ucrania es inaceptable. Lo que no se puede decir es que no fue provocada. Rusia, como gran potencia que es, no debió dejarse provocar…”

Ya dejé constancia de mi opinión en estas páginas, en referencia a tal afirmación. Los conflictos bélicos no son casuales ni inocentes. Siempre alguien busca obtener un beneficio, ya sea antes, durante o después de la colisión. Las sanciones económicas, las restricciones de transacciones bancarias, el corte de suministro de gas, el bloqueo de suministro de cereales, la posibilidad de sacar a Rusia del sistema swift, la subida del precio del petróleo, etc., perjudicarán, de nuevo, a los mismos: siempre el pueblo que, además de los muertos, pone el sufrimiento. Las élites políticas y económicas, no. Curiosamente las bolsas subieron el pasado viernes. ¿Alguien puede explicar esto racionalmente?

Sin piedad

Soy antibelicista, y por ello no puedo justificar la agresión de Putin, pero trato de entender lo que sucede. Es posible que en la decisión del líder ruso de ir a la guerra y masacrar al pueblo ucraniano haya pesado la consideración de que la OTAN le trata de asfixiar por el norte y por el oeste, con Turquía y China cubriendo el resto. Rusia parece necesitar, según los expertos, un puente terrestre hacia Crimea y un estatus más seguro para la región separatista de Donbás. Pero ¿es tan importante tal necesidad como para asumir las sanciones que tanto la Unión Europea como Estados Unidos puedan asestarle? El saldo de desolación y coste en vidas humanas, las propias de Rusia y las ucranianas, no parecen afectar al presidente Putin. La escena que ha dado la vuelta al mundo de un tanque en una calle de Kiev arrollando un vehículo particular, del que a duras penas pudieron sacar los vecinos a un señor de edad, no deja lugar a dudas de la falta de respeto a las personas que anima a las tropas invasoras, cuyas instrucciones parecen claras: sin piedad.

Da escalofríos la falta de empatía y el ánimo de hacer daño en una situación sobrevenida para el pueblo de Ucrania, que se ve en la tesitura de huir o autodefenderse. La imagen del presidente Volodímir Zelenski paseando por las calles de la capital para demostrar que sigue allí, animando a la ciudadanía a no dejarse intimidar, casi mostrándose como un cebo para que la barbarie apunte hacia él y obvie a los habitantes, ejemplifica la desesperación de quien sabe que la batalla está perdida, aunque quizás queden otras muchas y ello suponga pérdidas aún mayores.

Es preciso insistir en llamar al diálogo a Rusia, a la Unión Europea y a Estados Unidos. Aun puede ser tiempo de retroceder y resolver las cuestiones pendientes en una mesa de negociación, pero teniendo claro que las reclamaciones y cuitas pendientes, reales o imaginarias, no dan derecho a agredir y acabar con la vida de miles de inocentes ni a invadir una nación constituida en un Estado de Derecho.

Pido, como el compositor León Gieco, que nada de esto nos sea indiferente y que entre todos reclamemos la paz, que es la única medida eficaz para acabar con el monstruo. Una vez más hay que recuperar aquel grito que nos movilizó por millones en todo el mundo, ante una contienda tan ilegal como esta, entonces en Irak y ahora en Ucrania: ¡No a la guerra!


domingo, 27 de febrero de 2022

Bach: The Art of Fugue, BWV 1080 (MacGregor)

Ucrania, Rusia y el mundo entero somos tod@s

             Día mundial de la población: + 30 imágenes

 

 Hay un significado profundo en los grandes peligros del siglo XXI: la verificación de la fragilidad del género humano y la urgencia de sentirnos fraternidad universal por encima de todo; esa fraternidad implica la búsqueda conjunta y la materialización de soluciones que no dañen a nadie, pero que tampoco se vuelquen en preferencias ideológicas y emocionales, o de nacionalidades y estratos sociales, afinidades e intereses de grupo de cualquier tipo. 

En el caso de Ucrania y de Rusia que ahora tenemos delante, desde luego la masacre de una guerra es una hecatombe sin más, nunca una solución. Lo primero es la ayuda directa, crear canales seguros de evacuación y centros de acogida y atención inmediata a las víctimas y a los refugiados. Digamos que esa es la UCI social urgentísima. La primera e inaplazable medida.

Pero mientras actuamos en ese servicio de urgencias, en paralelo, tenemos también la constante inclinación y necesidad de reflexionar y discernir desde qué plano estamos trabajando en la escalada o en desescalada, si manejamos bien las cuerdas que sujetan a cada un@, si sabemos en qué dirección hay que enfocar y orientar el viaje, si hay que subir o bajar, hacia qué lado girar, en qué saliente colocamos los pies para no despeñarnos con los heridos que estamos rescatando.  Es inevitable e imprescindible que no seamos máquinas semovientes, sino  desarrollar conciencia que nos conecte el dentro y el fuera, lo grande y lo pequeño, lo de arriba y lo de abajo, lo abundante y lo escaso, el problema y la solución. Por eso la inteligencia y la luz del discernimiento son tan fundamentales como lo que estamos haciendo e intentando solucionar. No podemos intentar cortar una pandemia de violencia, como es la guerra de Ucrania, si al mismo tiempo cultivamos y propgamos el virus de la violencia "justa", del odio, del miedo  y lo "normalizamos", y así lo extendemos en vez de dejarlo K.O. aislado, sin lugar ni momento para el contagio, hasta que se extinga. No es cosa de "combatirlo", sino de impedirle que actúe en nosotros; esa es la única paz que impide la guerra verdaderamente. Para eso es necesario que conozcamos de donde viene el origen del cataclismo y que no nos pongamos a tiro emocional de su ataque y salpicaduras. 

La acción no es única, sino diversa, y debe aplicarse a diversos niveles, porque la violencia es un proceso letal que tiene un origen, unas causas y unas consecuencias, que van a depender de cómo gestionemos la enfermedad, la alteración o la catástrofe. 

La guerra, especialmente, es distinta porque no depende de la naturaleza ni del clima ni de la alimentación ni de la mala higiene, sino de la voluntad y las decisiones de los seres humanos en proceso deshumanizador exponencial e incapaces de poner freno a su propia torpeza, egopatías y ceguera voluntaria, es el estallido patológico, implosivo y agudo de una enfermedad social, económica, geopolítica e ideológica, muy contagiosa y "normalizada" que no se detectó ni se curó antes de generalizarse en el organismo de la humanidad. Por eso es imprescindible que dispongamos de recursos, no solo materiales y defensivos o atacantes e invasivos -que se usan como defensas falsas, porque al mismo tiempo debilitan, hieren, matan, agotan y arruinan, todos pierden vidas, salud, equilibrio y recursos-. Se trata de recursos psicoemocionales, no comercializables, que traemos de casa, de origen cósmico, con los que conectamos en nuestras primeras respiraciones la nacer, que poco poco se van manifestando, que se pueden acrecentar o reprimir, -para eso está el modo de vida, la educación y el  despertar de nuestras almas y conciencias, que permiten armonizar nuestras propias reacciones sin dejarnos arrastrar por la violencia, la mentira y los bajos instintos, que nos permiten distinguir la necesidad verdadera del bien común del riesgo del montaje de intereses espurios y manipuladores, por el contrario, está la opción de no ver ese caudal e ignorarlo porque no se nota, ni se puede exhibir para fardar y presumir. Justo, es tan ligero y pesa tan poco y libera tanto que quien lo descubre ya no necesita aditivos ni añadidos para parecer mejor de lo que es, porque simplemente aprende de sus propias meteduras de pata y hasta agradece sus errores inocuos para crecer por dentro y librarse del peso agotador de la vanidad y la soberbia, dos elementas pesadísimas de mucho cuidado.

En nuestra civilización de 'aquí te pillo y aquí te exprimo si sales rentable y si no, te tiro a la basura sin pensarlo dos veces', contamos con  el agravante de que la guerra y el material bélico son un filón para las ganancias de empresas y estados filoempresariales, porque, para más inri, "dan trabajo y crean empleo", para desgracia de toda la especie humana. ¿Por qué se olvida, por ejemplo, que la España Vaciada con la atención y buena gestión de un estado inteligente, puede dar incluso más sanos y mejores empleos que las fábricas de armamento? 

Sigamos descubriendo más caras del mismo cubo de 'Turbick': el conflicto, las crisis y las pandemias, inexplicablemente, en vez de hacernos más solidarios y generosos, encarecen inmediatamente todo , ponen el consumo de lo necesario por las nubes, y haciendo que  la economía se desplome inmediatamente a las pocas horas de haberse producido o comenzado el desastre. No ha dado tiempo a comprobar los efectos, al contrario, los efectos se convierten en causas de un modo instantáneo. Putin dice que va a atacar Ucrania y en un par de horas las bolsas se han ido a pique. ¿No es un modo de entronizar a Putin y de concederle un poder que no tiene, sin siquiera saber cómo va a resultar el ataque? 

Creer que las soluciones solo son materiales es equivocarse de medio a medio. Toda solución que lo sea de verdad no nace de arrebatos impulsivos e improvisaciones del momento, sino de la reflexión y la lucidez aplicadas a la realidad funcional. Es más, cuanto más violento y agresivo es el ataque más calma, serenidad e inteligencia necesita la respuesta. 

En el caso de la putinada actual, paralelamente al socorro, rescate y ayuda a los ucranianos, no necesitamos vendettas añadidas como demostración de poderío otánico, moralmente a la misma altura maligna y estúpida del ataque, como lo es bloquear la economía del pueblo ruso para joder a Putin y pararlo en seco sin que nada cambie en su entorno ni le haga reflexionar y cambiar de actitudes, porque aunque se consiguiera pararle ahora, podría repetir la jugada en cualquier momento y en cualquier lugar, si no hay suficiente inteligencia y propuestas que le hagan valorar las ventajas de la  paz y el acuerdo por encima de la guerra salvaje. Qué genial sería para este mundo disponer de la presencia de varias Yolandas Díaz, de Albertos Garzón o Manuelas Carmena, por ejemplo, para dialogar con gente como Putin.

Para comenzar, una iniciativa  terapéutica muy apañada, justa y acertada por parte de USA sería compartir, a petición propia, con Moscú y Bejing, sus compañeras de trío en el mangoneo de la ONU, la sede de esa única y globalizada institución mundial, afincada al otro lado de los océanos que la separan de sus colegas de gobierno mundial. Está claro que el manejo del mundo, por parte de los USA, es una de las causas de que haya constantes cismas y piques del poderío, sobre todo si como en el caso ruso y chino hay una complicidad y una especie de competición constante con "la policía" planetaria de los dichosos USA, que desde hace ya tres cuartos de siglo, por lo menos, pivota entre  Pentágono, Despacho Oval y Wall Street. Otro trío para echarse a temblar y un reto constante para las dos economías rampantes del Oriente europeo y asiático. Rusia y China. Compañeras de camino, quieran o no.Y más vale la igualdad de los amigos y compañeros que la desigualdad y los complejos de inferioridad de los rivales, con el daño y conflictos constantes que ese sistema produce en el resto del Planeta. 

Hay ideas para aplicar tan buenas y prácticas como la de sustituir las tropas de la ONU e incluso las de la OTAN, las rusas y las chinas, por UMEs globalizables, o sea, Unidades Militares de Emergencias.  Así se haría un trasvase pedagógico de motivos para la "defensa" de los estados. Una cooperación internacional e intercultural. Se iría borrando el estigma del miedo, la violencia y de las invasiones de tierras y recursos porque si ya se comparte sanamente lo que hay no hace falta "defender" ni atacar nada ni a nadie. La noviolencia se establecería como un elemento imprescindible para la buena convivencia, cada vez más necesaria en un Planeta que hemos ido transformando en aldea global, como ya confirmó McLuhan. Cuando hace falta ayuda para las urgencias de un desastre, inundaciones, terremotos, tsunamis, incendios, derrumbamientos, erupciones de volcanes o pandemias, sería genial que los países ayudasen de ese modo a los damnificados, con una buena coordinación internacional. Los militares aprenderían idiomas, estudiarían las diversas culturas del mundo, salvamento, primeros auxilios y a  ser fuerzas de salvación y alivio universal, se dedicarían a cuidar y a proteger la vida y a sus semejantes sean de la etnia, lengua, cultura o religión que sean, no a destrozarla y a destrozarse ellos mismos.

Otro punto importante que no debe pasar desapercibido. Ahora, como siempre, se pone el grito en el cielo por la invasión de Ucrania, porque, claro, Ucrania es Europa, está ahí al lado de Polonia, Hungría, Chequia, Alemania, Suecia, Noruega, Finlandia...etc, etc y por allí tienen la llave del gas y del pretróleo siberianos, más el acceso libre al Ártico en pleno deshielo. Un filón de sorpresas  rentables!...Por supuesto, que no es Libia, ni Líbano, ni Palestina, ni Siria, ni Afganistán ni Irak o Irán, ni Yemen. Ni es la vieja URSS de antaño cayéndose a cachos en los Balkanes, que aquello sí que fue una guerra de lo más kuky e interesante, ¿verdad? Aquí es otro cantar y hay que echar el resto, vaya que sí. No es lo mismo que mueran inmigrante pesadísimos, echados de sus tierras ya agotadas en recursos por nuestro intrépidos empresariados forrísticos,  solo son menas, negros, tostadillos, musulmanes, budistas, gente rara de costumbres rarísimas, con babuchas, velos, mezquitas e imanes, xd! Eso sí, cuando se ponen y se forran, son geniales, montan unos emiratos para acoger refugiados eméritos y campechanos, quepaqué...Con esos nunca habrá guerra si no es para pararles los pies a los pobretones y muertos de hambre, que hay que ver en qué plan están últimamente, huyendo hechos unos cobardicas, no como los de Ucrania, ahí, defendiendo la libertad como dioshmanda! 

Así es por desgracia nuestra corteza occidental, nuestro maravilloso e indescriptible Primer Mundo. El resumen exacto de los diez cuernos de la bestia apocalíptica, con la que la prostituta sentada al borde del mar y procedente de la ciudad de las siete colinas, sigue apurando el brindis en la copa de la corrupción con los poderosos de la tierra. Esa prostituta es la vieja humanidad  que ahora se va deshaciendo en su mismo jugo. 

Por fortuna hay una nueva humanidad naciente, despierta o en trance de despertar, que libre de miedos, rencores, odios, juicios y prejuicios, facilita las cosas en vez de complicarlas, y así va descubriendo en su interior un Nosotros tan cuántico, consciente, espiritual sin ataduras religiosas ni ideológicas, tan sano y limpio, que hasta le permite amar y comprender la desgracia de USA y de Putin, por eso, mientras crea iniciativas y las va poniendo en marcha sale a la calle a proclamar la necesidad de construir la paz y de borrar para siempre la violencia, el rencor y el miedo que los produce. Esa humanidad tiene un don: es contagiosa y aunque de manifieste en barrios o pueblecillos, es capaz de esparcir por el planeta las ondas imparables del amor sin fronteras, la única salida verdadera y eficaz que tiene nuestra especie para seguir viva.

Irán viendo el camino de salida, el Planeta será la Casa de Tod@s y la entropía de este final de ciclos será solo historia. Si quieres una vida nueva, no te despistes y constrúyela con tu familia humana, que somos tod@s, sin exclusión de quien no quiera autoexcluirse, claro, para eso somos libres y responsables de que nuestra libertad no sea una cadena ni un castigo para nadie. Ni siquiera para Putin y quienes están en su mismo plano. 

No es casualidad, seguramente, que Chernobil signifique en ruso "ajenjo", el nombre de uno de los fenómenos apocalípticos, que según refiere Juan de Patmos, contamina el cielo, el agua y la tierra del Planeta, envenenando todo lo que le rodea. Tampoco es casualidad que Chernobil esté en Ucrania y Ucrania al lado de Rusia. El universo evolutivo y consciente no da puntada sin hilo. Y nada sucede sin causas ni consecuencias. Pero pase lo que pase todo será para bien de quienes aman sin límites y viven empeñad@s en dar la vuelta al 6 de la bestia para transformarlo en el 9 de la verdadera humanidad. Eso depende de nostr@s. No lo olvidemos nunca, familia querida!  

Una guerra también puede ayudarnos a imaginar y a diseñar en plan efecto mariposa cuántica un mundo mucho mejor, sin salir de éste, donde la guerra ya no tenga sitio, ni espacio ni tiempo que hacer perder a la vida maravillosa que somos tod@s y que podemos compartir en las mejores condiciones si nos empeñamos en los pocos a pocos de cada día, en la diminuta y enorme belleza de lo que Es y Somos, y que en realidad es el único "tesoro" de que disponemos y ni siquiera poseemos, solo lo disfrutamos. El presente. Para inventar, imaginar, aprender, construir, transformar, fluir y compartir ¿Quién sabe dónde y cómo podremos estar mañana o dentro de una hora? Ése y no otro es el verdadero significado del carpe diem. Una gozada. Besicos a tod@s  y una tarde estupenda de domingo y febrero.


             Paisajes de Villavicencio son una Riqueza - DecibelesFm

No hay nada como los testimonios vividos en primera persona para canalizar materialmente la realidad de la historia. Mil gracias, Luis, querido poeta y hermano, por esta crónica de vida y experiencia, que el constante verso libre convierte en poema interminable como lo es la Vida cuando rebosa conciencia mientras salpica y empapa tiempos y espacios...

 

El pasado nos persigue

Sí, el pasado nos persigue para bien y para mal. El tiempo va con nosotros, vive todo entero en nosotros. Es una realidad que se impone en la conciencia cuando el futuro queda a la espalda y el pasado aparece delante de los ojos.

Esta semana, mientras el Zar Putin agrede de forma imperial al sueño del siglo XXI, tuve la suerte de presentar una novela de Miguel Pasquau, Aunque todo se acabe (Ediciones Miguel Sánchez, 2021). Mi amigo novelista recordó una imagen de 1986, la noche en la que perdimos el referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN. Estábamos en el Palacio de los Condes de Gabia, sede granadina en aquella ocasión de los que nos oponíamos a la dinámica militarista de los viejos bloques de la Guerra Fría. Camino del baño, al abrir la puerta de una sala de reuniones en penumbra, Miguel me sorprendió solo, con una copa de champán y llorando.

El deseo de que la ONU sea una institución fuerte, antimilitarista y con papel en la historia del mundo parece imposible. Ya lo demostró poco después la guerra de Irak, cuando los EE.UU se inventaron que había en Bagdad un peligro de armas de destrucción masiva para justificar así una matanza especulativa que envenenó las relaciones de Occidente con el mundo árabe. Nuestro José María Aznar se sumó a la matanza y cruzó por añadidura las líneas rojas de la neoinfamia periodística. En pleno proceso electoral, el terrorismo yihadista castigó la participación de España en la mentira de Bush y sembró Madrid de barbarie y muerte. Todavía con los cadáveres en el suelo, Aznar se inventó que había sido ETA la culpable del horror y encontró medios de comunicación capaces de acompañarlo en aquella blasfemia cívica. Alguno de esos medios sigue hoy envolviendo bulos en papel y en las redes contra Pedro Sánchez y el Gobierno de coalición.

Pero hasta las guerras tienen huecos para la alegría en la vida privada. Las noticias de la agresión a Ucrania me movieron a buscar la huella de un 13 de febrero de 1991. En el cuarto de trabajo de Almudena hay enmarcada una página de El País en la que se da noticia de una reunión de escritores celebrada en el Ateneo de Madrid. Protestábamos por los bombardeos sobre Bagdad. Nos había convocado Juan García Hortelano y yo leí un mensaje de Rafael Alberti. Como todos los que aparecen en los extremos de la foto, me veo con 30 años menos, pero gordito de más y no muy bien vestido. A mi lado está Eduardo Mendicutti, luego José Luis Sampedro, luego Javier Alfaya y luego Almudena Grandes. Fue la primera vez que nos vimos. Desde entonces muchas batallas nos reunieron en nombre de la paz.

Las meditaciones teóricas sólo se asumen en carne y hueso cuando las experimentamos en la propia vida. La derrota en el referéndum de la OTAN tuvo para mí una significación especial. Unos años antes había viajado a Praga para participar en un congreso de intelectuales comunistas junto a personas tan importantes en mi educación como Rafael Alberti, Juan Genovés, Marcos Ana y Juan Antonio Bardem. Yo me había identificado con el PCE al llegar a la Universidad en 1976, porque era el partido que luchaba contra el franquismo por la justicia social y por la libertad. Mi conocimiento de las dictaduras del Este me dejó en la intemperie, consciente de que la igualdad deriva en mentira cuando las sociedades pierden su libertad. Con la manipulada campaña sobre la OTAN, en la que el cinismo entró de golpe en la recién conquistada democracia española, tomé conciencia de hasta qué punto el poder encuentra también formas de dominio y mentira al amparo de una libertad mediática. Condenado por partida doble a la intemperie, he querido siempre sentirme acompañado por gente en la que confiar a la hora de defender una democracia social.

Ha sido otro de los recuerdos del pasado que se han puesto delante de mis ojos estos días. Los amigos. Paco Portillo se llamaba un admirado dirigente del PCE de Granada que fue capaz de soportar palizas y torturas sin dar en comisaría el nombre de ningún camarada. Jorge Semprún se llamaba el admirado escritor que volvió del exilio a España para montar la red clandestina del PCE en la lucha antifranquista. Como había soportado torturas en los campos nazis, sabía bien que su vida dependía de la voluntad de guardar silencio de otros camaradas. No se trataba sólo de ser fiel a un partido, sino a la propia conciencia y a los compañeros de vida. Paco y Jorge dejaron el PCE y se integraron en el PSOE cuando lo consideraron oportuno. Pero nadie pudo o nadie debió tratarlos de traidores, porque se habían jugado la vida por sus camaradas en los momentos más difíciles. Su lucha, según su conciencia, estaba ya en otro sitio.

He recordado también este pasado al ver de qué manera las ratas abandonaban el barco de Pablo Casado para seguir flotando en el mar de la corrupción. Tengo poco que ver ideológicamente con Casado, o con Pablo Montesinos, por ejemplo. Pero deseo que encuentren algo del calor que a mí, al cabo de los años, me sigue dando la palabra camarada.

Madrid: libertad para robar o socialismo.  

Querida Ana, es un verdadero regalo de la Vida -con mayúscula, sí- que seres humanos como tú se dediquen al periodismo. Gracias infinitas por ese master de decencia, fundamental e hipernecesaria siempre, pero más aun a estas alturas del mejunje eshppañolazo, en la tv y en el Diario Público.


Dominio público

Elogio de la decencia👍👍👍👍👍👍👏👏👏👏👏👏😍😍😍😍😍😍🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗

Ana Pardo de Vera

Vista del mural con la cara de Isabel Díaz Ayuso. —EFE/Rodrigo Jiménez

Imaginen que yo tengo una hermana que es secretaria de Estado. Imaginen que una de las empresas públicas que dependen de su departamento lanza una oferta para un proyecto de comunicación sobre las consecuencias de no protegerse contra la covid –pongamos– en los aviones. Como es una oferta de emergencia en pandemia, se otorga sin más al mejor proyecto sin concurso público.

 Imaginen que yo tengo una colega con una agencia de comunicación y le digo que vamos a medias para la oferta, si la conseguimos, y que presente la oferta con su agencia porque la ley sí prohíbe que se presente un familiar. Imaginen que la logramos y sale mi nombre publicado, dejando una zona oscura tras de sí en la que se desconoce si mi hermana conocía mi proyecto y cuál fue mi papel en esa adjudicación. Solo se sabe que cobré una parte de dinero público de una empresa ídem que depende de la Secretaría de Estado que dirige mi hermana y a ustedes, ciudadanos y ciudadanas que pagan con sus impuestos la oferta que me paga a mí, se les exige que haga un ejercicio de fe sobre mi comportamiento y el de mi hermana en esa zona oscura que algunos dicen que no tenemos que explicar porque hay presunción de inocencia, pero parece que ninguna responsabilidad política por parte de mi hermana y moral por mi parte, profesional del periodismo. Todo ello, aunque los pagos a mi persona, con 25 años de experiencia también en administraciones y empresas, hayan sido confirmados por mi hermana en público y en la prensa, que hace escrupulosamente su trabajo denunciándolo.

Pueden imaginar mucho porque, de inicio, a mí no se me pasaría por la cabeza meter las narices -y la cartera- en una Secretaría de Estado que dirigiese mi hermana, comunicándoselo o no, bajo ningún pretexto y menos para obtener dinero público. Y pueden imaginar aun más porque mi hermana jamás me permitiría participar en semejante cosa, sin concurso o con él. Es lo que yo llamo una consideración exquisita por el dinero de todos y es lo que a mí me enseñaron a exigir y respetar; en definitiva, me enseñaron decencia. De tal forma que, como ciudadana y pagadora de impuestos, es lo que pido a mis gobernantes, a todos/as. Decencia sin matices con mi dinero y el del resto de compatriotas.

Todo esto lo traté de explicar, con poco éxito me temo, en la última tertulia de Las Claves del Siglo XXI, de TVE, este viernes, hablando del liderazgo del PP y de las informaciones sobre los contratos de la Comunidad de Madrid con familiares de la presidenta Isabel Díaz Ayuso, sobre todo, con su hermano Tomás, pero también con un socio de su madre, como desveló Público.

 Tal vez, al Partido Popular y a sus votantes, les guste más esta cita del filósofo Fernando Savater: "La ética es la convicción humana de que no todo vale por igual, de que hay razones para preferir un tipo de actuación a otros". Efectivamente, el comportamiento de los empleados públicos, sean fijos o eventuales, como los cargos políticos, los partidos o todo organismo público y privado que establezca una relación con ellos, requieren un tipo de acción que no debe ser comparable al resto, sino que tiene que ir muy por encima de la legalidad y sus sanciones de todo tipo; tienen que ser tasados conforme a su ejemplaridad y su decencia. Conforme a una ética política que, desde luego, la contratación o negocio de familiares de responsables públicos no incluye.

Es imposible que España, un país de historia marcada durante siglos por su "corrupción patológica", en palabras de Giovanni Sartori o en muchas otras de Ortega y Gasset en idéntico sentido, evolucione en cualquiera de sus dimensiones -política, social, económica, territorial…- si no elevamos los parámetros actuales con los que concluimos que el comportamiento de un/a política es intachable. Alemania nos lleva mucha ventaja en esto, sin duda; allí dimiten los ministros por copiar tesis de hace 20 años o currículos de acceso profesional, pero en Hungría -que no es precisamente una democracia plena- dimitió un presidente en 2012 por plagiar unas páginas de su doctorado y en Reino Unido, un lord lo hizo "por vergüenza" al llegar dos minutos tarde a la sesión de la Cámara de los ídem. Una primera viceministra dimitió en Suecia por pagar poco más de 35 euros por dos chocolatinas y un vestido. ¿Imaginan estos casos en España? Rían, rían…

 Los controles públicos en nuestro país, en todas sus administraciones e instituciones, son muy mejorables, pero no solo eso; la cultura democrática de los y las españolas se ha instalado en niveles muy bajos. En Roma, desde donde escribo estas líneas, me contaba un funcionario español de nuestra embajada que el problema de Italia con Silvio Berlusconi, que la gobernó a su sonrojante antojo durante años, no era el control de la Justicia o la propiedad de los medios de comunicación, sino que la mayoría de italianos que le votaban quería ser como él. No lo veían como un corrupto de libro, sino como un ejemplo a seguir. ¿Les suena?

 Urgen las asignaturas sobre ética y cultura democrática en las aulas y sobran la religión católica y su apología de la desigualdad. La política como forma de vida y como negocio, el primum vivere, deinde filosofare, deben rechazarse con repulsión, incluso; como una amenaza contra nuestros intereses, que lo es e irreparable. Pero para eso, como para todo, primero necesitamos educación.

Se puede y se debe, dos verbos que nunca deberían ir separados en la auténtica política, siempre que lo que se pueda y se deba sea la construcción constante del bien común. De momento en València se va por ese camino, esperemos que el acuerdo, la inteligencia, la sensatez y la ética sigan a cargo del timón y del puerto que debe seguir con las mismas dimensiones actuales para respetar el ecosistema y la salud medioambiental, más allá de las tentaciones forrísticas de siempre.


CV Opinión cintillo

La izquierda ante la industria del siglo XXI

Terrenos de Parc Sagunt II.

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eldiario.es

Llíria, Albuixec, Sagunt, Almussafes. Son nombres de municipios localizados a unas pocas decenas de kilómetros de València, donde ahora mismo se construyen piezas de la futura industria sostenible. No se reduce a esos lugares la gran transformación en curso, pero en ellos se encarna la transición hacia otra forma de producción en plena lucha contra el cambio climático. También se refleja en ellos la apuesta de una política que entiende el progreso de manera muy diferente a la que se daba en el pasado. 

En Llíria, comarca del Camp de Túria, tiene su sede Power Electronics, una compañía valenciana fundada en los años ochenta del siglo XX, presente en medio centenar de países y dedicada a la tecnología del almacenamiento energético especialmente ligado a plantas solares. La empresa lidera una Alianza Valenciana de Baterías en la que participan 23 sociedades. El proyecto, avalado por la Generalitat Valenciana, tiene una vertiente de investigación y otra de producción y aspira a captar fondos europeos. Con una plantilla de 2.000 trabajadores en el conjunto de sus centros, Power Electronics ha lanzado hace poco una oferta de 250 empleos nuevos que tiene previsto cubrir este mes de marzo.

Por otra parte, la sede de la multinacional suiza Stadler en España está en Albuixec, comarca de L'Horta Nord. Dedicada a la fabricación de vehículos ferroviarios, es la última encarnación de una antigua gran empresa valenciana que hunde sus raíces en el siglo XIX. Stadler era al principio Macosa hasta que fue comprada por la francesa Alstom y después por la alemana Vossloh, para pasar finalmente a manos suizas. Con el Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos y el ministro valenciano José Luis Ábalos al frente de la cartera de Transportes, consiguió el año pasado por primera vez un contrato con Renfe de cerca de 1.000 millones de euros para fabricar trenes de cercanías de gran capacidad. Stadler cuenta en la planta valenciana con cerca de 1.200 trabajadores, 400 de ellos ingenieros, y entre otros impulsa proyectos relacionados con el hidrógeno aplicado al ferrocarril. De hecho, tiene un encargo de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana para desarrollar tranvías movidos por hidrógeno.

Dentro del proceso orientado a la descarbonización de la economía, la producción masiva de baterías destinadas a la fabricación de coches eléctricos es uno de los frentes que la Unión Europea potencia. La ciudad de Sagunt, en la comarca del Camp de Morvedre, será la sede de la factoría de baterías que Volkswagen construirá con el apoyo de fondos europeos. La elección del emplazamiento, en la segunda fase de Parc Sagunt, que será anunciada oficialmente en unos días, ha sido posible gracias a que el Gobierno valenciano del Pacto del Botánico, formado por el PSPV, Compromís y Unides Podem, ha hecho los deberes, al facilitar unos terrenos de ubicación estratégica junto al Corredor Mediterráneo, aportar inversión y remarcar la disposición de mano de obra cualificada. Se estima que, además de decenas de empresas y miles de puestos de trabajo indirecto, la factoría creará de forma directa unos 3.500 empleos.

La elección de Sagunt resulta estratégica por otro motivo. Volkswagen tiene un acuerdo con Ford para facilitar sinergias en el suministro de baterías, un argumento de mucho peso para la continuidad de la factoría de la multinacional estadounidense en Almussafes, a unas decenas de kilómetros al sur, en la comarca de la Ribera Baixa, que se encuentra inmersa en un impasse sobre su futuro dentro del proceso de reconversión a la fabricación de coches eléctricos. Los planes de Ford en Europa son motivo de preocupación para los más de 6.000 trabajadores de la planta, para todo el sector de empresas auxiliares a su alrededor y para la economía valenciana en su conjunto. Y la posibilidad de que disponga de una producción de baterías tan cercana es una buena noticia.

En la época de la especulación, la corrupción y el pelotazo, el entonces presidente valenciano Francisco Camps proclamó que los grandes proyectos (léase Terra Mítica o la malograda Ciudad de la Luz) y los grandes eventos (digamos el premio de Fórmula 1 en València, cuyas facturas pendientes todavía colean) serían "las fábricas del siglo XXI". Aquel discurso de 2007 en la feria turística Fitur resumió como pocos la mentalidad de una derecha que todavía hoy se aferra a la bondad de cualquier proyecto "al servicio de una industria estratégica como es el turismo", pese a que esa política contribuyó al siniestro total del sistema financiero valenciano. Una derecha que reitera las acusaciones a la izquierda de boicotear la prosperidad colectiva cuando se opone a planes urbanísticos y de ocio que consumen territorio y recursos o a eventos deportivos como la Copa del América de vela, de la que acaba de descartar la Generalitat Valenciana por su alto coste -unos 180 millones de euros- una eventual nueva edición en València.

Sin embargo, como demuestran los ejemplos anteriores, el gobierno de coalición que preside Ximo Puig, que por otra parte no rehuye implicarse en eventos de impacto mediático, como los recientes del Benidorm Fest o la gala de los Premios Goya, intenta mantener (no sin contradicciones internas, como la polémica ampliación del puerto de València) un concepto de prosperidad alejado del despilfarro y a la altura de los desafíos que presenta este siglo marcado por la lucha mundial contra el cambio climático. Por eso juega fuerte, en un momento clave, a favor de las factorías de una nueva economía sostenible, cuyo efecto tractor debe ayudar a una transición que se presenta especialmente compleja en un país donde predominan las pequeñas y medianas empresas. Es un reto y una oportunidad al mismo tiempo.

sábado, 26 de febrero de 2022

Tod@s somos Ucrania y tod@s somos la Rusia pisoteada y amordazada por Putin cuando ha intentado salir a la calle para expresar su indignación por esta crueldad con el NO A LA GUERRA EN UCRANIA

 

        Your social science review: PALOMA DE LA PAZ.

València grita: "No a la guerra"

Centenares de personas se han manifestado en la plaza de la Virgen de València en apoyo a Ucrania tras el inicio de la guerra en este país por parte de Rusia. El objetivo ha sido la condena de las acciones llevadas a cabo por el presidente ruso, Vladímir Putin: "No a la guerra", gritaban. 

 

Castellonenses han querido mostrar su respaldo a los ciudadanos ucranianos en la movilización de València.

 

 

La Comunidad Valenciana acogerá a 560 niños que huyen de la guerra en Ucrania

Solidaridad

Serán acogidos por familias valencianas que colaboran en los programas de acogimiento humanitario en verano desde hace veinte años

Cientos de ucranianos se manifiestan en Alicante para denunciar la invasión rusa y pedir ayuda a la comunidad internacional

(La Vanguardia)

Periodismo limpio, sano e imprescindible. Gracias, Jesús Maraña e InfoLibre. Nada mejor que un periodismo honesto y transparente para ver lo que hay y lo que no puede haber si la cosa funciona en tales demoledoras desvergüenzas


Diez apuntes sobre la 'Operación Ayusóo'

Produce verdadero pudor escribir de la guerrita interna del PP en medio de una guerra (o al menos invasión militar) de las de verdad, de las que dejan muertos, heridos y exiliados. Pero conviene asumir que ambas, la primera y la segunda, nos afectan, y sus consecuencias tendrán largo recorrido. Confieso que ha pasado más de una semana desde el inicio de la hecatombe en Génova 13 y aún no salgo de la perplejidad ante el espectáculo político, mediático y humano que hemos vivido. Algún día (pasado mañana quizás, a la velocidad de los tiempos) habrá tesis doctorales sobre la autodestrucción practicada por la cúpula del principal (de momento) partido de oposición y también (debería haberlas) sobre la capacidad de destruir que ejercen medios de comunicación más concentrados en la propaganda y/o el negocio-espectáculo que en cumplir (desde la plena libertad editorial) su función de intermediarios en el servicio público del derecho a la información.

Sobran los motivos (creo) para la perplejidad, pero intento resumir lo que creo que más importa a efectos de la salud democrática, o, dicho de otra forma, lo que más ofende a la inteligencia de la ciudadanía contribuyente.

1.- Todo empezó con una maniobra de Ayuso filtrando a dos medios amigos la existencia de una supuesta trama de espionaje que investigaba a su familia, concretamente a su hermano Tomás Díaz Ayuso, por haberse lucrado con uno o varios contratos públicos adjudicados por el gobierno de la Comunidad de Madrid. Gran escándalo mediático y político que centra todos los focos en ese intento (chusco, patético y al parecer frustrado) de espionaje.

2.- ¿Había o no había materia que investigar, no por el tristemente célebre Carromero, sino por los órganos políticos, administrativos o en su caso judiciales correspondientes? La había, y muy sustanciosa, como proclamó Pablo Casado ante los micrófonos de la Cope (ver aquí), donde habló de tráfico de influencias y del cobro de más de 280.000 euros de dinero público en adjudicaciones del gobierno de Ayuso por parte de su propio hermano.

3.- Después de una primera negación total en la que Ayuso había ejercido por enésima vez como Santa Isabel sufridora y perseguida (ver aquí), ya tuvo que reconocer y documentar que una empresa de un íntimo amigo suyo había obtenido, efectivamente, una adjudicación pública por millón y medio de euros de los que Tomás Díaz Ayuso habría cobrado 55.000. Y dos de sus consejeros entregaron, poco después de las acusaciones públicas de Casado, los “papeles” que desde Génova 13 se habían reclamado a Ayuso desde hacía más de cuatro meses. ¿Todos los papeles? Para nada.

4.- En cuestión de horas, el tigre Pablo Casado que había denunciado “los gravísimos indicios de tráfico de influencias” se volvió corderito y anunció que daba por “buenas” las explicaciones de Ayuso y cerraba el “expediente informativo” que ni siquiera se llegó a abrir. Hemos preguntado insistentemente cuál fue el motivo de ese brusco cambio, probablemente el que supuso la derrota definitiva de Casado y su escudero García Egea en una batalla que no habían iniciado ellos. La respuesta de fuentes fiables es doble: Ayuso entregó “papeles”, sí, pero sobre todo se había desatado un terremoto de presiones de los barones territoriales para que Casado diera marcha atrás y se rindiera. Feijóo y Ayuso, teóricamente los dos nombres que supuestamente simbolizan dos almas ideológicas en el PP respecto a Vox, habían hablado y acordado que había llegado el momento de fulminar a Casado y a su número dos, el hombre que más antipatías provoca en las filas del Partido Popular por sus modos autoritarios.

5.- Leímos en esos días editoriales y artículos de toda una batería de medios y analistas ilustres de la derecha masacrando a Casado y Egea con un entusiasmo tan desproporcionado como los contundentes vaticinios que sólo tres semanas antes esos mismos medios y analistas lanzaban sobre las firmes posibilidades de Casado de llegar a la Moncloa, según encuestas propias que le colocaban al borde de la mayoría absoluta, empezando por Castilla y León y avanzando en España entera. Impresionante el cuajo con el que en este país tanta gente se empeña en tener razón cuando sostiene una cosa y también cuando sostiene la contraria. Sin complejos.

6.- Sobre los patéticos intentos de Pablo Casado de resistir al frente del partido y sobre el bochornoso espectáculo de deslealtades y traiciones retransmitido en estos días y culminado (curiosamente) en la noche del 23-F y la madrugada del 24, hemos leído ya unos cuantos relatos detallados y quizás algún día escriba un libro-testimonio Pablo Montesinos, uno de los pocos apoyos de Casado que ha mantenido la dignidad y la lealtad y que probablemente devuelva pronto su acta de diputado (cosa que no se espera de toda la tropa de enterradores del perdedor y abrazadores del vencedor).

7.- Que no nos despisten ni la indignidad de los traidores ni la empatía por el ejecutado con nocturnidad y alevosía. Casado y Egea han acumulado toneladas de méritos para figurar en las peores páginas de la historia democrática, siempre dispuestos a mentir, a bloquear el funcionamiento del Estado, a deslegitimar el resultado de las urnas o las mayorías parlamentarias, a hablar mal de España o poner en riesgo los fondos europeos con tal de desgastar al Gobierno… Tienen una extensísima hoja de servicios para el mal.

8.- Todo lo cual no es óbice para sentirse no ya perplejo sino indignado ante el hecho incontestable de que aquí ha habido una denuncia de presunto tráfico de influencias y de claro nepotismo y resulta que el ejecutado es el denunciante, mientras la denunciada, Isabel Díaz Ayuso, sigue con su teatro de dama ofendida e inocente. Ya es el colmo que este jueves, aprovechando que todos los focos del mundo mundial estaban puestos en Ucrania, desde la propia Comunidad de Madrid se distribuyera un argumentario (ver aquí) en el que se reconoce que Tomás Díaz Ayuso cobró por cuatro trabajos con la empresa de su íntimo amigo Daniel Acuña, la adjudicataria de la polémica, alrededor de ¡283.000 euros!, casi exactamente la cifra que había dado Pablo Casado en la Cope. Una vez más cabe deducir que nos toman por idiotas (en la hipótesis de que nos consideren siquiera humanos).  

9.- Sobre el cúmulo de indicios de irregularidades en las contrataciones a dedo o “por emergencia” realizadas por el gobierno Ayuso invito a echarle un ojo a los datos y análisis que en infoLibre hemos venido publicando (ver aquí). Respecto a la investigación abierta por la Fiscalía tras las denuncias de PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos, me remito a lo que con absoluta claridad proponía (ver aquí) mi compañero Manuel Rico hace unos días: compruébese si Tomás Díaz Ayuso ha tenido un incremento notable de sus ingresos en los últimos dos años y con qué origen si así fuera. La valoración que el propio fiscal anticorrupción hace al asumir la querella y la actitud demostrada en casos tan escandalosos sobre la familia Ayuso como Avalmadrid (ver aquí) alimenta el escepticismo.

10.- Por supuesto, no hemos escuchado ni leído una sola palabra en toda la semana sobre discrepancias de fondo, de estrategia o de discurso respecto al ascenso de Vox. El débil resultado y el melón abierto en Castilla y León sobre gobernar con la extrema derecha o romper con ella en todas partes aceptando el cordón democrático que proponen el resto de fuerzas políticas están ahí, a la espera de decisiones trascendentes. Sabemos que Alberto Núñez Feijóo, el deseado y probablemente aclamado el 3 de abril como nuevo líder del PP, se ha puesto de acuerdo con Ayuso para liquidar a Casado. Pero no ha habido un solo mensaje que no estuviera centrado en poner fin al escándalo de presunta corrupción, sin siquiera exigir a Ayuso una sola explicación más.

 ¿En serio de este modo puede representar la renovación o hasta “refundación” del PP (claman algunos de sus medios afines) un Feijóo que lleva veinte años al mando en Galicia y que ha necesitado una especie de pacto de no agresión con Ayuso para ocupar el trono de Génova? No es extraño que algún fontanero de la sede nacional, espantado por lo que ha visto estos días, lo haya bautizado como Operación Ayusóo.

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