lunes, 29 de febrero de 2016

El indio Evo Morales nos la quería jugar

por J. Carlos Escudier

29 feb 2016 (Público)


Los demócratas del planeta se han puesto muy contentos con la derrota en el referéndum de Bolivia que debía permitir a Evo Morales optar a un cuarto mandato con el que mantenerse en el poder hasta 2026, es decir 20 años ininterrumpidos. La perspectiva tenía alarmadísima a la comunidad internacional, especialmente a Occidente, que tiene muy engrasado su sensor de injusticias y reacciona siempre a tiempo contra todos los desmanes, ya adopten la forma de guerras, dictaduras, crisis de refugiados, epidemias en África, hambre en el mundo o, singularmente, de caudillo latinoamericano.
Morales, ya saben, es ese indio extravagante que viste un jersey a rayas, que no tiene ningún master en la London School of Economics porque sus trabajos como albañil, panadero o trompetista sólo le dieron para graduarse como bachiller y que, en el colmo de la desfachatez, se atrevió a llamar república a España al ir a saludar a nuestro rey campechano, hoy emérito.
Los bolivianos siempre han estado en el centro de las preocupaciones de las naciones más avanzadas y, de ahí que las alarmas sonaran cuando Morales llegó al poder en 2006 y empezó a nacionalizar los hidrocarburos, la electricidad y los recursos naturales del país, y sonaron aún más cuando invirtió los ingresos adicionales del Estado en industrializar el país, construir redes de transporte y viviendas y favorecer la artesanía y el desarrollo rural. Cuando Bolivia puso en órbita en colaboración con China un satélite propio las alarmas sonaron tanto que se llegó a pensar en llamar a un técnico por si el mecanismo se había vuelto majareta.
Ha sido un sinvivir para los oídos. Las alarmas han sonado año tras año, a medida que el PIB boliviano crecía a un promedio del 5% y se multiplicaba por cuatro hasta los 33.000 millones de dólares; y lo siguieron haciendo cuando la pobreza pasó del 60% al 32%, el salario mínimo de 440 pesos a 1.656, el paro llegó al 3,2%, el más bajo de la región, la inflación se estabilizó en torno al 5% y casi una tercera parte de la población, en torno a 2,6 millones de personas, se encuadraron en la clase media. Morales ha sido tan dañino para Bolivia que hasta ha institucionalizado el cobro de impuestos y las reservas en divisas suponen a día de hoy cerca del 50% de la economía nacional.
A diferencia de otras naciones golpeadas por la caída en picado del precio de las materias primas, Bolivia ha mantenido su tasa de crecimiento gracias a que ha aumentado el consumo de los hogares y la inversión pública y está a punto de quemar las alarmas con las previsiones de la Cepal para este año: el PIB avanzará un 4,5% por el repunte de los salarios y del consumo, algo que puede permitirse un país con “sobradas reservas” y “escasa deuda externa”.
Ante este desolador panorama, la derrota de Morales en el referéndum ha supuesto un gran alivio, aunque todavía nadie se explique por qué estos dictadores populistas aceptan el veredicto de las urnas siendo tan caudillos y tan populistas.
La verdad es que se veía venir algo semejante. A diferencia de España, donde la corrupción asociada al partido en el poder apenas si da titulares, en Bolivia se ha conocido recientemente un caso especialmente grave que implica al llamado Fondo Indígena, creado para financiar proyectos de desarrollo en áreas rurales. Supuestamente, entre 7 y 20 millones de dólares de proyectos no realizados o inconclusos habrían sido transferidos a cuentas de particulares, un gravísimo escándalo visto desde nuestra perspectiva e imposible por estos predios. En abierta demostración de la complacencia del régimen con lo sucedido, se han identificado a más de 100 responsables, siete de los cuales han sido detenidos, entre ellos la exministra de Justicia y Desarrollo Rural y dos dirigente sindicales próximos al partido de Morales. Dos de sus senadores fueron sometidos también a arresto domiciliario.
No queda ahí la cosa. Simultáneamente, se supo que la expareja de Morales, Gabriela Zapata Montaño -con la que habría tenido un hijo que en un principio se dijo que había fallecido- ejerció de comisionista para la empresa china CAMC Engineering, adjudicataria de siete grandes obras estatales gracias, supuestamente, a los buenos oficios de esta señora en el proceloso mundo del tráfico de influencias. El caudillo, lógicamente, hizo lo que se esperaba de él y la Justicia acaba de enviar a Zapata a la cárcel de mujeres de Obrajes, imputada por tres delitos. Algo semejante jamás hubiera podido producirse en un país desarrollado tipo España.
En democracias avanzadas como la nuestra, donde nuestra Constitución por el momento no impide que un presidente pueda permanecer en el cargo hasta la muerte a condición de que gane las elecciones cada cuatro años, vemos con especial preocupación que un indígena iletrado que ha sumido a Bolivia en los diez años de mayor prosperidad de su historia intente perpetuarse en el poder. Es algo que nos rebela como occidentales y como demócratas.
Afortunadamente, los bolivianos han estado listos. Si en los cuatro años que restan de mandato a Morales el Movimiento al Socialismo (MAS), su partido, consigue alumbrar un sucesor que complete la tarea, las alarmas seguirán sonando. Y si el delfín, además, no se parece a Maduro el ruido será ensordecedor.

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Completa información y razonamientos magníficos para entender lo que significa Evo Morales en Bolivia y para el sistema rapaz y desalmado al que ha desafiado y ninguneado sin violencia ni maldades, sino con justicia y teniendo claro lo que hay que hacer. Eso, para quienes argumentan que solo los altos titulados tienen capacidad gestora. Ya nos gustaría tener en España unos cuantos bachilleres ex-albañiles, ex-trompetistas o ex- panaderos, con esa disposición para gestionar y gobernar. Pero no debemos merecerlos. Lo nuestro es más tirando a un mix entre Arsenio Lupin, El Pernales, Villar-Mir, Montoro, Marjaliza, Rus, Fray Gerundio, Rita Caloret, Espe Driver-Show y el Hidalgo del Lazarillo. Gracias, Escudier.

Barones del PSOE y el Ibex frustraron la investidura de izquierdas "casi hecha" entre Sánchez e Iglesias

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, el día de su encuentro en el Congreso después de que el rey encargara formar Gobierno al socialista. EUROPA PRESS
MADRID.- La investidura de Pedro Sánchez como próximo presidente del Gobierno tras la única legislatura en La Moncloa de Mariano Rajoy estaba "casi hecha", subrayan fuentes parlamentarias conocedoras de las conversaciones entre PSOE y Podemos. Tanto, argumentan los mismos interlocutores, que los socialistas se habían garantizado el apoyo del PNV (6 escaños) y la formación morada, la abstención de los nacionalistas catalanes ERC (9) y DiL (8), y así se lo trasladaron mutuamente en la reunión del 5 de febrero los dos líderes.

Es decir, la oposición (el "no") de PP, con 123 escaños, y de Ciudadanos (atendiendo a la negativa mantenida de su líder, Albert Rivera, a votar con Podemos), con 40 escaños, no sumaría más escaños que el "sí" al bloque de izquierdas (PSOE, Podemos y sus confluencias, Compromís e IU-U) y PNV. Esto serían 167 escaños a favor de un Pedro Sánchez presidente y 163 en contra en segunda votación. 


"Lo importante de verdad es que no se nos dé la presencia de Podemos, porque eso desajustaría la economía", advierte Villar-Mir
Son conocidas y públicas las presiones recibidas para no pactar con Podemos por parte de Sánchez, tanto dentro de su partido como de los conocidos como poderes fácticos que se concentrarían en el término Ibex (las 35 empresas con más peso en las cuatro bolsas españolas), aunque en realidad se trate de un entramado económico y financiero más complejo que un determinado número de empresas.

Por ejemplo, esta misma semana, el presidente de OHL, Juan Miguel Villar-Mir, insistía en lo repetido por varios de sus colegas de la cúpula empresarial desde antes de las elecciones generales del pasado mes de diciembre: "Lo importante de verdad es que no se nos dé la presencia de Podemos, porque eso desajustaría la economía", sostenía el empresario abogando por la gran coalición y el acuerdo PP-PSOE-Ciudadanos.

Una suma que sí que da

El Partido Socialista, confirman desde sus filas, no es "impermeable" a los llamamientos del Ibex 35 -con quien desea mantener una buena relación, "como siempre", apelando a la "riqueza de país", y con cuyos responsables nunca ha dejado de mantener contacto frecuente- y cuando el rey pidió a Sánchez que se sometiera al debate de investidura, saltaron todas las alarmas: la gran coalición parecía imposible, mientras que un pacto de izquierdas no sólo era factible, sino que sumaba, efectivamente, una mayoría simple con las coordenadas que tanto Sánchez como Pablo Iglesias se expusieron mutuamente en la reunión del 5 de febrero.
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en su comparecencia ante los periodistas tras una de sus reuniones con el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. REUTERS/Susana Vera
Tras el fin de las negociaciones PSOE-Podemos-Compromís-IU impuesto por el acuerdo PSOE-Ciudadanos que la formación de Iglesias ve totalmente incompatible con su proyecto de Gobierno de cambio, plural y progresista, Podemos cree que los socialistas no son "honestos" con ellos y que, en realidad, nunca quisieron un pacto de izquierdas. Varias voces del PSOE reconocen las dificultades que ha habido siempre (el referéndum catalán, por ejemplo, o la entrada en el Consejo de Ministros de Iglesias y su equipo), pero se niegan a hablar de presiones externas. Los socialistas, informa Manuel Sánchez, apuestan por la "transversalidad" y siguen confiando en que Podemos se una a un acuerdo "abierto" firmado sólo con Ciudadanos, de momento.

Investir a Rivera

En los últimos días, y ante una situación con un bloqueo que, a tenor de las encuestas, no resolvería una nueva convocatoria electoral, gana enteros la posibilidad de que ni Sánchez —el cual, a día de hoy, fracasaría en su investidura— ni el candidato del PP y presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, sean el jefe del Ejecutivo en la legislatura que entra. Sobre todo, entre las filas conservadoras, conscientes como son de que mantener a Rajoy en La Moncloa es "tarea imposible", pues no contaría tampoco con el apoyo del Ibex, admiten fuentes del PP reconociendo el "cerco de corrupción" que rodea a su líder.
Varios medios (Soledad Gallego-Díaz, en Contexto, entre otros) han publicado esta semana que tampoco la presidenta de Andalucía, la socialista Susana Díaz, vería con malos ojos la posibilidad de que ni Sánchez ni Rajoy fueran investidos. La operación, llena de complejidades y renuncias generosas por parte no sólo de los dos líderes de PP y PSOE, pasaría por ceder la Presidencia del Gobierno a una tercera persona que atase la gran coalición limpiamente. Albert Rivera, líder de Ciudadanos, cuarta fuerza parlamentaria, sería el elegido para someterse a un segundo debate de investidura. Nunca 40 escaños habrían dado para tanto.

La voz de Iñaki


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Aplausos al perdedor

EL PAÍS 

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Comparto la opinión de Iñaki sobre el valor y la buena voluntad de Pedro Sánchez. No dudo ni por un momento de su capacidad para responsabilizarse y afrontar la dureza de situaciones tan arduas y complejas como estériles y torticeras.  Lástima que esa buena y valiente disposición del candidato socialista no sea bastante para lograr objetivos tan difíciles en plazos tan cortos y apremiantes. Estoy segura de que, además, Pedro Sánchez respira honestidad, que no es poco, y también creo que no solo no saldrá carbonizado de esto, sino que será, con Garzón, uno de los portavoces más valorados que los aparatos de sus partidos; al contrario de lo que sucede en Podemos, donde lo más valorado es la base y lo más flojo la portavocía aparatista-hegemónica especialista en obstrucciones de todo tipo si no saca tajada en superavit; la ciudadanía también observa y comprende las trampas y entramados del juego sucio que la impresentable "casta" pseudo-política, ha convertido en estrategia "natural" a base de acostumbrarse a las marrullerías, en vez de acostumbrar las marrullerías a la decencia para pactar gobiernos sin avergonzarse de uno mismo, pensando que es el único modo conocido de poder gobernar sin mayoría absoluta. Otra cosa es el aparato del Psoe y sus peculiares "barones". Otra cosa es el hábito pernicioso del bipartidismo y sus vicios de acoplamiento, que son el verdadero escollo casi insalvable para que las cosas fluyan, avancen y cambien a mejor. Cuatro u ocho años  en el Gobierno para hacerlas de todos los colores y otro tanto para deshacerlas y colocar otra vez la misma historia de anteayer que será deshecha pasado mañana por la Oposición de hoy. Sin pactos de Estado que nos salven del maldito ping-pong. Esto tiene que acabar de una vez. Y eso solo lo consigue la pluralidad democrática pactando todo.
No es lo mismo un pacto izquierda-derecha -Psoe/C's- en los ayuntamientos pequeños, que en el gobierno de la nación. En los municipios la gente se conoce y más que una ideología se vota a las personas por sus cualidades o se las evita por lo contrario. Y así es más fácil coincidir y ser flexibles en valores y en experiencias compartidas que unen más que separan, a la hora del bien común. 
Para el gobierno  del Estado, en cambio, hace falta una base orientadora más contundente, rigurosa y clara en materia de economía y de sociedad. No nos sirven acuerdos fantasma utilitarios entre izquierda y derecha, que siempre se romperán por enfrentamientos éticos  e institucionales, y estarán plagados de goteras y brechas insalvables, porque en ese terreno se abarca la totalidad del Estado y las posturas clave en las relaciones internacionales, especialmente, en nuestro caso, con el conjunto de una UE escorada descaradamente hacia un neoliberalismo inhumano y ciego de solemnidad que arrasa el mundo. 
Si el gobernar solo se concibe como una lucha entre poderes ideológicos enfrentados  nunca podremos salir del frustrante y paralizador "y tú más", pero si, como hizo, por justicia, pedagogía y sentido práctico, en los años cuarenta Alcide De Gasperi en Italia, se consiguiera formar un gobierno multicolor, donde todos los partidos estuviesen convocados a participar gestionando ministerios adecuados a la sensibilidad política de cada grupo parlamentario, sería una de las mejores soluciones que Pedro Sánchez podría proponer, aunque aquí tropezamos con la situación putrefacta del pp, que también obligado por sus miembros más jóvenes y no corrompidos, podría exigir con todo el derecho una refundación y una regeneración que les permitiese participar en un proyecto común, porque en el estado actual de basurero absoluto es impensable que los demás partidos les incluyan en un proyecto político decente que sería un fiasco en realidad. La delincuencia institucional derivada de una corrupción criminal no puede ni debe jamás ser convocada para gobernar un Estado de Derecho serio, culto y honesto, el partido que lo hiciese se estaría haciendo el hara-kiri. Si hay una carbonización completa no es la de Pedro Sánchez, es la del actual pp.

Aunque la investidura de Sánchez no sea un éxito esta semana, sí lo es su disposición y su entrega a la buena causa; me pregunto qué pasaría si alguien con la disposición y la apertura necesaria como Pedro  Sáchez o Alberto Garzón o Mónica Oltra o Ada Colau o Manuela Carmena o Joan Ribó o  Ximo Puig, fuesen los portavoces de Podemos en las negociaciones, o si Maroto, Borja Semper o cualquier otra u otro joven incorrupto con más luces, fuesen los portavoces de  un pp ya libre de buitres carroñeros, dinosaurios indecentes y tiranosaurus-rex prepotentes y caciques. No es cosa de la edad, sino de la disposición al diálogo, de la empatía y la simpatía social que requiere el nuevo tiempo y de los valores que se comparten en distinta intensidad y nivel. El diálogo en sí mismo es terapéutico, sana heridas de siglos, abre las puertas de la mente y del corazón, reconcilia, iguala, comprende y redime, crea nuevo tejido social regenerado e innovador. Hay muchas menos frustraciones creadas que posibilidades magníficas por crear. Dar el paso de lo uno a lo otro es la clave. Y todo empieza por la escucha activa, por dejar respetuosamente que todos se expresen y expongan. Escuchando. Y escuchar significa no solo callar cuando el otro habla, sino parar la mente que salta como un muelle ante la discrepancia mientras el otro habla, pensando en lo que se va a rebatir en cuanto el otro termine su exposición. Eso no es debatir, porque no hay escucha. Un ejemplo muy revelador es el supuesto debate de La Sexta Noche, donde nadie escucha. Nadie. Por eso es un ejemplo total de gallinero y de mercadillo donde todos gritan vendiendo sus productos y en el caos de los gritos nadie se entera de nada y, naturalmente, se acaba haciendo zapping por salud acústica y mental. Por no hablar del paradigma horrísono y estéril que ese tipo de "debate" instaura en la audiencia espectadora. No tenemos tradición de debatir, por eso cuando en política el debate se convierte en urgente necesidad es tan difícil entrar al trapo del diálogo. De la fluidez del 'logos', de la inteligencia qu ese expresa. Los propios políticos están convencidos de que debatir es arrasar, callar a todos y, así, "vencer" por apabullamiento argumental, como si todo fuese un juicio constante de habilidades oratorias entre fiscales para lo ajeno y defensores para lo propio. De ahí, las actitudes de Iglesias y Rajoy, a los que el destino, que ellos mismos se han labrado con tanto empeño, está colocando en la misma onda. Y no. Dialogar y debatir es todo lo contrario. Empezando por escuchar. Algo imposible cuando ya se lleva un paquete de dogmas y medidas sacralizadas por el ego como intocables, caiga quien caiga. Así estamos. Debatir y dialogar no tiene por objeto vencer ni convencer, vencedores ni vencidos, sino comprender al otro y que el otro nos comprenda  y entonces la empatía de ese entidimiento común facilite buscar y encontrar juntos las soluciones.

Quizás el paso que Pedro Sánchez no se ha atrevido a dar ha sido el de superar prejuicios y un infantilón y perjudicial sentido de la dignidad: hacer lo mismo que Iglesias y no acudir en persona al debate que propuso Garzón, enviando delegados a un encuentro de primera magnitud. Un gesto, paralelo a las entrevistas con Rivera, e incluso invitando a éste a un diálogo plural con la izquierda y viceversa, hubiese abierto las puertas del todo y dejado en evidencia la inútil y estratégica artimaña de Iglesias. Al evitarlo, automáticamente, Iglesias por arrogancia y Sánchez, que no es naturalmente arrogante sino discreto, por no ser menos  frente a los fans,  han dejado pasar la oportunidad de oro en esta ocasión. Ojalá, ambos, lo hagan cuando pase el trago frustrante de la ya imposible investidura. Sánchez tiene madera de buen portavoz y si lo comprende será además un triunfo de la democracia y de la sensatez política que necesitamos ahora muy especialmente; un servicio al bien común, mucho más que a un partido, que sólo es un trozo de ideología inserto en el todo social. Es el momento de comprender que las partes solo tienen sentido en la totalidad. Quien lo entienda logrará la unidad necesaria en la rica diversidad de criterios, imprescindible para un buen gobierno en tiempos difíciles.
Yo, Iñaki, no llamaría perdedor a Pedro Sánchez, sino a Pablo Iglesias, que a pesar de las apariencias no ha ganado nada, ni siquiera tiempo, y, además a base de ego inútil, ha echado a perder la oportunidad de una coalición muy válida; y por supuesto, a Rajoy por su inútil cerrazón histérica en el miedo a la pérdida de inmunidad aforada, que recuerda al  Nerón de los últimos días, encerrado en el Palatino con las legiones de Galba a las puertas de Roma y que incapaz de suicidarse, -la cobardía es la cara oculta de los tiranos- fue su fiel Actea, quien le salvó del escarnio de una ejecución pública con linchamiento, clavándole piadosamente un puñal eutanásico. ¿Quién será la Actea de Rajoy, y de Rita y de Camps y de ...todos los demás? Deberá ser la nueva generación del pp que aún no ha perdido la vergüenza ni la dignidad y que aún  tiene en sus manos a siete millones de votantes en espera de algo más digno y decente. Nadie, por muy zopenco y obtuso que sea, se merece votar otra vez y a sabiendas, algo tan despreciable y corrompido. El resto de españoles tampoco merecen sufrir las consecuencias de tal "barberidad" rajoyana.

Chupachups



Es como si un adulto le planteara a un niño el siguiente dilema: a ver, guapo, ¿qué prefieres, la bicicleta o el chupa-chups? Como es obvio, el niño elegiría la bicicleta. El adulto, sin desanimarse, le haría una nueva propuesta. Estoy dispuesto a añadir al chupachups dos chicles y cinco gominolas, ¿qué me dices? El niño seguiría diciendo que no, que la bicicleta. Ante tamaña tozudez, el adulto señalaría con el dedo a un crío parado en la otra punta del patio. ¡Pero, bueno! Con lo mal que te llevas con ese, ¿vais a acabar escogiendo lo mismo? Él ya me ha dicho que prefiere la bicicleta, así que lo lógico sería que tú escogieras el chupa-chups. En ese punto, un niño bien educado se limitaría a darle la espalda. Uno maleducado se partiría de risa en su cara y le preguntaría por qué clase de imbécil le ha tomado. Una bicicleta es un bien incomparablemente más valioso que un chupachups. Lo saben todos los niños del mundo y, con más razón, deberían saberlo los adultos, pero por lo visto no es así. Porque si la bicicleta es el poder y el chupachups la abstención en una sesión de investidura, lo que pretenden Sánchez y Rivera es que el PP o Podemos se conformen con un triste chupachups —vale, y dos chicles, y cinco gominolas— para dejarles a ellos una bicicleta idéntica a la que podrían ganar dentro de cuatro meses. Y el argumento, propio de cráneos privilegiados, que se les ha ocurrido para convencerles es que no es lógico que dos rivales tan antagónicos adopten la misma postura. Hasta ahora no está claro quién es el niño bueno que va a darles la espalda y quién el gamberro que se reirá en su cara, pero una cosa, al menos, está clara. Para llegar a la gran coalición que propone Rajoy desde el 20 de diciembre, no necesitábamos tantas alforjas.

¿Y qué pensará de todo esto el votante medio?


Pedro Sánchez conversa con Albert Rivera en las Cortes Generales
Pedro Sánchez conversa con Albert Rivera en las Cortes Generales EFE/J. J. Guillén 

 
Seguramente lo primero que debe estar considerando el votante medio, ese elector imaginario que representaría la media del espacio donde se sitúan la mayoría del ciudadanos, es que a Pedro Sánchez tiene que dolerle mucho la cabeza con tanta gente a su alrededor diciéndole qué debe hacer y tanto fuego a discreción amigo y enemigo antes siquiera de haber subido a la tribuna a defender su investidura.
Lo segundo no le extrañará. El secretario general socialista le ha parecido un blanco fácil a demasiada gente desde el primer día. Lo primero resulta algo más novedoso. Seguro que hace un par de meses no tenía tantos amigos o consejeros.
El mítico votante medio, que presta una atención puntual al día a día de la política porque tiene una vida propia que gobernar, acabará de escuchar que más de la mitad de los socialistas han votado el acuerdo con Ciudadanos y ocho de cada diez lo han apoyado. Puede que le desconcierte que para muchos el problema ahora sea que lo han respaldado sin entusiasmo, o que los mismos barones que reclamaban no negociar con Podemos en nombre de la unidad de España ahora reprochen al pacto con Ciudadanos la supresión de la Diputaciones, esas fenomenales agencias de colocación.
Seguramente tanto escepticismo le resulte tan intrigante como la innecesaria solemnidad de la firma del pacto con Ciudadanos. Una cosa es que el votante medio sepa que votar con el Partido Popular supone un problema para Podemos, otra muy distinta es que le parezca bien que se les obligue a pasar por el aro. También le chocará el empeño del propio Sánchez por salir a “bailar pegados” con Albert Rivera cuando cualquiera sabe que el líder naranja actúa como un oportunista puro. No caben ni el amor, ni la lealtad. Él te utiliza y tú le utilizas. Punto. Pero así son las coaliciones. Las une el interés, no la pasión.
A nuestro votante medio puede que le resulte tedioso y algo absurdo dirimir quién tiene razón, si Podemos con sus ocho razones para votar en contra o el PSOE con sus ocho sinrazones. Parece probable que dedique poco tiempo a dos argumentarios que representan un auténtico monumento a la tontería; sólo dejan claro que los vetos de unos y otros tienen un origen exclusivamente electoral y no se sostienen sobre la endeblez de sus respectivos programas.
Probablemente al votante medio también le dará que pensar que sea Íñigo Errejón quién haya asumido el peso público de negar al candidato socialista cuando hasta ahora, siempre que había algo que decir sobre las negociaciones, lo decía Pablo Iglesias. Parece la prueba de hasta qué punto en Podemos saben que votar con los Populares supone y supondrá un coste difícil de calcular.
Respecto al PP cuesta trabajo imaginar qué estará pensando el votante medio cuando, entre registro y registro de la Guardia Civil, le llegan noticias sobre la euforia que desata en sus filas el previsible fracaso de Sánchez y las grandes posibilidades concedidas a Rajoy tras el 5 de marzo. Tiene ese aire extraño de la alegría de los condenados a muerte cuando encargan su última cena.
Aunque los protagonistas piensen lo contrario y crean que esas cuarenta y ocho horas serán el centro de nuestras vidas, el votante medio seguirá con interés relativo una investidura camino de convertirse en otra extenuante sesión de “y tú más”. A no ser que alguien se salte el guión y cruce las líneas para ofrecer un acuerdo cuyo rechazo resulte muy difícil de explicar. Un movimiento que el candidato podría ejecutar sin grandes riesgos a la vista de la fragilidad de los argumentos contrarios expuestos por sus posibles socios por la izquierda. 
A la gente le interesa la política cuando sirve para algo, suceden cosas relevantes y resuelve alguno de sus problemas. Solo quién lo hace pierde su tiempo con el ruido.

domingo, 28 de febrero de 2016

Paseo


Resultado de imagen de imágenes de la noche

Llueve un canto silencioso
cuando la palabra pisa
las aceras de la nada
y reposa en los jardines
y cruza las avenidas
entre el humo y el cemento
y se para en cada hoja 
de esa acacia indiferente
a la espera de otra luz.

Pasa deprisa este tiempo
entre verde, rojo y ámbar,
entre ruidos y sordinas.

Y aquí la vida se queda
rodando por el arcén
hasta la huerta del alma,
donde los naranjos duermen
y el romero los despierta
con el tacto del invierno
y la esperanza colgada
en la percha de un febrero
que se va por la tangente.

Y huele a pólvora el aire.
Marzo llega acelerado
y empujando primavera
entre las bicis y el sueño
de un soneto a medio hacer.

Entre las sábanas negras
de un cielo desmotivado
harto ya de anochecer
bosteza en cuarto creciente
una luna ya cansada
antes de salir a escena
junto al guiño de un lucero
que se esconde por sorpresa
en la panza improvisada
de un nubarrón solitario.

Huele a barro, huele a tierra
y bailan las ocho y cuarto
en la pista de ese cielo
que se mira en los tejados
y se columpia perplejo
en el hueco de un balcón
hasta quedarse atrapado
a  reposar suavemente
en el charol del asfalto.

Abre la naturaleza
su cofre resplandeciente
de secretos a ojos vistas
y va soltando las cuentas
de un collar entrecortado.

Como es arriba es abajo
y como abajo es arriba.



 

La herencia recibida...


Cinco regalos envenenados que Barberá dejó a Ribó

Mientras el PP recibía presuntamente dinero de empresas, el gobierno de Rita Barberá comprometía a las arcas municipales en gastos que se arrastrarán durante décadas. Estos son algunos ejemplos de la gestión de la exalcaldesa.

Rita Barberá durante la presentación de Valenbisi en junio de 2010
VALENCIA.- Ya avisaba en campaña y, poco después de asumir la alcaldía, Joan Ribó declaraba en una entrevista a Europa Press que con el PP "se disparó con pólvora de rey”, algo que a su juicio los valencianos y valencianas estarán pagando “durante muchísimo tiempo". Además de reprobar la corrupción popular, Ribó suele citar entre sus grandes dolores de cabeza lo que considera el lastre de una “pésima gestión” de Rita Barberá, que tras 24 años al frente del ayuntamiento de la ciudad dejó tras de sí.

Concesiones de contratos públicos adjudicadas o prolongadas en dudosas circunstancias, deudas por pagar, proyectos a medio hacer y entes públicos dependientes del consistorio en la bancarrota. Estas son, también, algunas muestras de la herencia que Barberá dejó en Valencia.


La deuda de la Marina y la resaca de la Copa América

La resaca de la Copa América de vela dejó en Valencia una deuda que ya roza los 500 millones de euros por la construcción y mantenimiento de la Marina Real, donde los equipos náuticos levantaron edificios convertidos ahora en elefantes blancos, si no han sido ya destruidos (aunque aún no pagados). Nadie en el Consorcio Valencia 2007 (la competición se celebró en la ciudad en las ediciones del 2007 y una versión micro en 2010), formado por el Ejecutivo central, el Consell y el gobierno municipal quiere asumir su parte de la deuda, que se incrementa unos 20 millones de euros cada año por intereses a los que no se hace frente.
Joan Ribó ha pedido al Estado que condone al Ayuntamiento el crédito de 370 millones de euros concedido por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) que se solicitó para construir la Marina Juan Carlos I. A su entender, la condonación sería justa, al supone exigir al Estado “el mismo trato que recibió Barcelona en los Juegos Olímpicos del 92, Sevilla en la Expo del mismo año y Zaragoza en la Expo de 2008", casos todos ellos en los que el Ejecutivo invirtió y “perdonó” las deudas.

El parking inacabado del Mercado Central

Trece millones de deuda por pagar y una rampa de salida (o de entrada) por construir es el balance del parking inacabado de la plaza Ciudad de Brujas, que debe dar servicio principalmente al Mercado Central de Valencia, el más grande de la ciudad y una de las joyas arquitectónicas más visitadas por los turistas. Fruto de un acuerdo entre la conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente de Isabel Bonig (hoy presidenta del PPCV) y el anterior consistorio popular de la ciudad, el pliego de condiciones para la licitación de la explotación de este aparcamiento contemplaba en un principio que la empresa concesionaria del servicio debería abonar por adelantado y en un solo pago los 11 millones que costó la obra. Además, la adjudicataria debería pagar seis millones adicionales para acabar la segunda rampa de acceso que le falta al aparcamiento subterráneo y 1,2 millones más para urbanizar la plaza. Ante semejante oferta, el concurso quedó desierto.

A principios de este año, Generalitat y Ayuntamiento anunciaron que redactarán un nuevo convenio para “desbloquear” la situación tras ocho años a vueltas con el estacionamiento. Finalmente, será el consistorio quien asuma los 13 millones a los que ascienden las obras y se hará una nueva licitación para finalizar el proyecto y su explotación.

El Bus Turístico regalado cuatro días antes de elecciones

A cuatro días de las pasadas elecciones municipales, el concejal de Circulación y Transportes Alberto Mendoza prorrogó la adjudicación de la explotación del bus turístico de la ciudad a dos empresas. El asunto no sería grave si fuera un negocio rentable, pero a diferencia de los ingresos que obtienen ciudades como Madrid (3 millones de euros fijos al año más un variable sobre ingresos) o Barcelona (6’25 millones al año de una empresa privada más los beneficios de otra explotación pública) de las empresas que ofrecen el servicio, las adjudicatarias valencianas contribuyen a las arcas públicas con 0 euros. Así viene siendo desde 1999 y así seguirá, si no lo remedia el equipo de Ribó, hasta 2019.

Casualmente, el director general de Transvía Tours, que explota el Bus Turístic de Valencia desde 1999, es el empresario detenido a principios de esta semana junto al exvicealcalde de Valencia, ambos sospechosos (sobornador y sobornado) de un delito de cohecho relacionado, precisamente, con las adjudicaciones de contratos del consistorio.

Según los cálculos a la baja de la actual concejalía de Movilidad Sostenible, el Ayuntamiento de Valencia ha dejado de ingresar al menos siete millones desde 1999 (medio millón al año) por esta “autorización gratuita” para gestionar el bus turístico que consideran un “trato de favor” al no contemplar que la empresa adjudicataria debería pagar un canon por la utilización del dominio público.

Una feria de congresos quebrada

Con su llegada a la alcaldía, Ribó se convirtió también en el presidente del patronato de Feria Valencia, una institución al borde de la quiebra con un agujero de 1.000 millones, 580 de ellos acumulados por una ampliación del recinto investigada por la Fiscalía que la propia Barberá pilotó.

Feria Valencia es también el ente que regalaba periódicamente –tal y como ella misma reconoció, diciendo que era una “costumbre habitual”- a Barberá bolsos, pañuelos, bolígrafos y guantes de diferentes marcas de lujo durante los años más duros de la crisis. Solo entre 2007 y 2009, la exalcaldesa recibió obsequios por valor de 7.600 que Anticorrupción también investiga.

Valenbisi: la adjudicación de nunca acabar

La implantación del servicio de Valenbisi es una de las últimas medallas que se colgó Barberá. En una ciudad plagada de coches, de la noche a la mañana las calles se llenaron de bicis de alquiler y se anunció a bombo y platillo la implantación de la “bici pública”. Sin embargo, el servicio de Valenbisi de público tenía poco. Ofrecido como contraprestación por la explotación de centenares de soportes de publicidad en espacio urbano repartidos por toda la ciudad, cuyos ingresos son desconocidos por la administración local, la empresa JC Decaux es la mantenedora privada del servicio de alquiler de bicicletas por el que además cobra a los usuarios, en un contrato que liga a empresa y ciudad hasta 2029.

Además, a pesar de que el contrato de licitación solo permitía un aumento del abono anual de 18 euros iniciales a 20, dejando cualquier subida posterior a un acuerdo entre concesionaria y Ayuntamiento, el equipo de Barberá aprobó su incremento hasta los 29,21 euros actuales. A cambio de ese beneficio empresarial, no ha habido contraprestación alguna los usuarios, aunque las peticiones de más estaciones en los barrios y mejor servicio no cesan. Ahora ese precio solo se podrá bajar si la empresa lo permite.

Una historia de la crisis

                                               

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Se la voy a contar a ustedes tal y como me la han contado a mí.
Esta historia arranca en el invierno de 2014, cuando el padre de Andrea, un hombre fuerte, sano, candidato a longevo, muere repentinamente de un infarto cerebral. Marco tenía 51 años, y su súbito fallecimiento afecta tan profundamente a Vicenta, su viuda, que le provoca otro infarto cerebral, más leve, del que logra recuperarse no sin esfuerzo. Hasta aquí las bromas macabras del destino. Desde aquí, las que sólo corresponden a la voluntad de los seres humanos.idad
Marco y Vicenta vivieron juntos durante 30 años, pero no estaban casados ni inscritos como pareja de hecho. Por tanto, ella carece de derecho a cobrar una pensión de viudedad. La hija de ambos, Andrea, estudiante, que era menor de edad cuando murió su padre, sí tiene ­derecho a cobrar una pensión de orfandad, por la que recibe exactamente 194,30 euros cada mes. También heredó la única propiedad de la familia, el piso donde residen actualmente, una vivienda de 60 metros cuadrados situada en su pueblo, Vélez-Málaga. Y ahí empieza la pesadilla de Vicenta y de Andrea, a la que más le habría valido no heredar absolutamente nada.
Vicenta tiene 54 años y es parada de larga duración. Durante seis meses, entre mayo y octubre de 2014, percibió una ayuda del Ayuntamiento de su pueblo destinada a prevenir situaciones de exclusión social, 260 euros mensuales para comprar productos de primera necesidad, cuya adquisición tenía que justificar con las facturas correspondientes. Cuando esa ayuda se agotó, solicitó y obtuvo una prestación de 426 euros para desempleados sin ingresos durante un plazo de 11 meses, que está a punto de cumplirse.




La dignidad de las personas, el derecho a la vivienda y a la educación tendrían que estar por encima de cualquier norma
Por desgracia, la historia de Vicenta no es excepcional. En España viven demasiadas personas, demasiadas familias, que atraviesan por situaciones parecidas. Por eso no les habrá llamado mucho la atención, pero les animo a seguir leyendo. Estoy segura de que no les defraudaré, porque lo que voy a contarles ahora es que el Ayuntamiento de Vélez-Málaga reclama a Andrea, simplemente por haber inscrito a su nombre la vivienda que había heredado de su padre, una plusvalía de 8.647,35 euros, que los intereses de demora han incrementado en febrero de 2016 hasta la cantidad de 9.516,04 euros. Todo esto por un piso que es la única propiedad y la primera vivienda de la familia, y que en el mercado no alcanzaría un valor superior a los 70.000 euros. La guinda de esta bonita historia es que, en enero de 2015, el Ayuntamiento anterior, del PP, aprobó una bonificación del 95% de la plusvalía para familias en riesgo de exclusión, pero el nuevo equipo municipal, del PSOE, se niega a aplicar la retroactividad en este caso.
La única salida de Vicenta y de Andrea es vender el piso para poder pagar la plusvalía reclamada y quedarse sin casa para satisfacer la exigencia de un Ayuntamiento que conoce de sobra sus carencias, puesto que las incluyó hace dos años en una lista de vecinos en peligro de exclusión social. Después tendrían que alquilar otro piso, irse comiendo las ganancias poco a poco y, si la situación no cambia, que no tiene trazas de cambiar, Andrea tendría que abandonar la Universidad, inscribirse en el INEM y dedicarse a peregrinar, igual que su madre, por mostradores y oficinas, para repartir su currículum, encontrar trabajos donde trabajaría 40 horas para cobrar 20, o solicitar raquíticas ayudas y subvenciones. Ese es, en este momento, el panorama que se extiende ante ellas.
Yo soy partidaria del impuesto de patrimonio. Soy partidaria de la igualdad de los españoles ante la ley. Soy partidaria de la justicia. Por eso me parece inconcebible que se produzcan casos como éste, que es fruto de la arbitrariedad, de la inflexibilidad, de la inclemencia, del abuso de las instituciones, de la falta de sensibilidad y de empatía con los que sufren. La aplicación injusta de una ley justa la desvirtúa por completo. La dignidad de las personas, el derecho a la vivienda y a la educación tendrían que estar por encima de cualquier norma administrativa. Un ordenamiento jurídico que no está dispuesto a contemplar casos excepcionales, en la excepcional situación de emergencia social por la que estamos atravesando, carece de legitimidad, puesto que se convierte en fuente de injusticias.
Las comparaciones me las ahorro. Seguro que a ustedes ya les han venido a la memoria suficientes casos de corrupción, de blanqueo, de fraude fiscal, de evasión de capitales y de institutos religiosos que no pagan ni un céntimo de impuestos, como para llenar media docena, o más, de páginas como esta.

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Escalofriante. Y por desgracia tan frecuente. Gracias, Almudena por tus aterrizajes constantes y tan certeros en el corazón lacerado de la realidad. Otra vez más he tenido que ir a tu rincón de El País a buscar tu columna y he encontrado este artículo que hace unos días no estaba editado aunque según la fecha que consta en encabezamiento ya estaba escrito cuando encontré un artículo posterior, del 22 de Febrero que puse en este blog y que encontré el 26. Es inaudito que pasen estas cosas, que no incluyan estas columnas en el listado de la "opinión" cuando las escribes, sino cuando les parece bien a los fantasmas manipuladores. Pero tiene su lógica. Estas descripciones que honran a los autores y autoras, asustan a los que las editan.  ¿Qué les pasa, por qué tanto miedo a dejar que se escriban verdades? No es difícil imaginar los porqués.

La tentación de sí mismo


Los pierde eso que alguien llamó, tiempo atrás, la tentación de sí mismos: “Ese momento en que miran alrededor, miles de cabecitas allá abajo, y piensan pobres, qué sería de todos ellos si no estuviera yo. O, incluso: qué habría sido de todos ellos si yo no hubiese estado. O, si acaso: qué será de todos ellos cuando yo ya no esté. O quizá piensen ay, qué duro ser el único que. O tal vez, quién sabe: ¿por qué será que sólo yo lo puedo? Lo cierto es que, piensen lo que piensen, creen que el estado –de las cosas, de los cambios, de su ¿revolución?– es ellos y que sin ellos nada. Entonces, se contradicen en lo más hondo y ceden –gozosamente ceden– a la tentación de sí mismos”.
El gobierno más exitoso –el más serio, el más auténtico– del populismo latinoamericano acaba de perder el referéndum que convocó porque su jefe no se resignaba a dejarle su lugar a otro. Después de diez años de gobierno y elecciones triunfales, Evo Morales cayó en la trampa y se llevó su primera derrota. Su partido sigue siendo el más fuerte, pero ahora su candidato para las próximas presidenciales no será una elección sino un sustituto, una opción de segunda, sospechosa de marionetazgo y pasible de perder por ello. Lo mismo que le pasó a Cristina Fernández en la Argentina, sin ir más lejos.
Más allá de resultados, lo curioso es que lo intenten una y otra vez. Que señoras y señores que se llenan la boca con pueblos y militancias y movimientos sean incapaces de confiar en sus pueblos y sus militancias y sus movimientos: que se pasen años en el poder sin conseguir –sin querer– formar a quienes puedan reemplazarlos, anulando a quienes pudieran reemplazarlos, como si la condición de existencia de sus políticas fueran sus personas. Como si no pudieran aceptar la primera regla de la democracia verdadera: que no hay reyes sino delegados. Que nadie es indispensable, que importa el colectivo tanto más que el individuo.
Hablan de izquierdas; frente a los diversos intentos –incipientes, difíciles– de cambiar las formas de hacer política, su voluntad de control y su personalismo los sitúan en la derecha más conservadora. Da argumentos a sus enemigos, los enfrenta con sus sociedades, los derrota, y ni así se resignan a confiar en los suyos: es más fuerte que ellos, hombres fuertes –aunque sean mujeres. Hablan de izquierdas; si hay que buscarles parentescos, quizá sea más fácil encontrarlos con un partido español que está a punto de perder el gobierno porque su jefe no quiere dejárselo a sus compañeros: lo más rancio de la política más rancia.

Llueve sobre mojado

La última tortura de Rajoy












Votación para declarar a Rajoy persona 'non grata' en Pontevedra. Ó. CORRAL / ATLAS




Una línea de más de un siglo cruza los destinos de Eugenio Montero Ríos y Mariano Rajoy Brey. Los dos nacieron en Santiago y los dos hicieron vida en Pontevedra. Montero Ríos, al igual que Rajoy, fue ministro de varias carteras y llegó a estar frente al Consejo de Ministros, si bien solo unos meses. Pero lo que ha unido su carrera política es una pequeña parroquia pontevedresa, Lourizán, que alberga un lugar llamado Os Praceres (Los Placeres) que fue a finales del XIX un “paraíso”, según el documentalista Lukas Santiago. “Un paraíso”, dice, “perdido”.

Ése fue el lugar elegido por Montero Ríos para rehabilitar un palacio del siglo XV, el Pazo de Lourizán, una residencia de verano de enormes jardines llenos de cipreses, cedros, magnolias, araucarias o camelios. El poderoso hombre de la Restauración hizo de Lourizán el epicentro de la convulsa actividad política y social de la época, y alrededor del Pazo crecieron un pabellón de invitados ilustres, una Casa de Baños y una iglesia que mandó construir el viejo cacique, y en la que están enterrados hoy él y su mujer.
Os Praceres se convirtió entonces, a finales del XIX y principios del XX, en un lugar de turismo del que se conservan fotografías de bañistas en un paraje de arena y mar, frecuentado por muchos de los visitantes de Montero Ríos y por otros atraídos por la belleza de la Ría de Pontevedra. De la zona salía, según Santiago, autor de un documental que atestigua el auge y decadencia de Lourizán, el mejor y más productivo banco marisquero de Galicia, un lugar en el que crecía la cría de molusco destinada para todos los bancos gallegos.



La Empresa nacional de celulosa sepultó el turismo de la zona en los 50
La Guerra Civil y la posguerra dinamitaron el paraíso, y en 1957 se instaló a los pies de la Ría de Pontevedra una fábrica, la Empresa Nacional de Celulosa (Ence), que sepultó la recuperación turística y paisajística de Lourizán. La empresa fue inaugurada por Franco seis años después, en 1963. El NO-DO informó de la relevancia de una industria pujante que daría empleo a la provincia a través de empleos directos e indirectos gracias a su impacto forestal. En la actualidad, Ence da trabajo a 366 personas y a unos miles (la empresa defiende que son 5.000; los opositores matizan que son menos) de forma inducida.
Para entender el grado de crispación alcanzado en Pontevedra a raíz de la prórroga de la fábrica en la Ría 60 años más, hasta 2073, hay que situarse en 2007. Antes, el bipartito del PSdG-BNG fue incapaz de encontrar una solución, pero ese año por primera vez el PP atendió la demanda de la sociedad local, expresada en manifestaciones, de trasladar la empresa a otro lugar de la comarca. Se pretendía de esta forma conservar los puestos de trabajo y la pujanza empresarial, y abrir de nuevo una zona turística privilegiada en la costa. Fue el PP de Pontevedra a través de su candidato Telmo Martín el que rompió la baraja con el apoyo del candidato a la Xunta, entonces en la oposición, Alberto Núñez Feijóo.

El pudor como compromiso político



Actualizada 27/02/2016 (Infolibre).  


La consulta no vinculante que la dirección del PSOE ha planteado a su militancia sobre el acuerdo con Ciudadanos sitúa el panorama político español en los territorios del ridículo. El pacto de una investidura imposible se redactó para que cada parte contratante pudiera interpretar la letra inútil según le diese la gana. La opinión de la militancia fue pedida, además, en términos de inutilidad con una respuesta no decisiva a una pregunta fantasma sobre algo que no se sabe bien qué es.

 La espuma mediática del ruido sin nueces afecta en este caso a un peligro grave: la oquedad de las palabras. Si dejamos vacío el sentido de palabras como acuerdo, negociación y participación, pierden realidad los debates y expresiones como tiempo nuevo o regeneración democrática. Confieso que el vacío de las palabras es un mal que padece todo el mundo, pero duele de manera particular en los oídos del escritor.


Esta consulta ridícula puede relacionarse con el carácter gaseoso de Pedro Sánchez y su equipo, aunque me temo que es una perspectiva demasiado corta. Lo gaseoso caracteriza con sus dinámicas de ida y vuelta la política española desde que el paradigma de la telebasura se apoderó del paisaje. Las indignaciones, los instintos, las embestidas y las furias suelen acabar en una plaza de toros. El diestro que sale al ruedo asume como primera obligación salvar la vida toreando al animal. La idea de que la ciudadanía es tonta y que se puede representar mal teatro, diciendo lo contrario de lo que se ha dicho o se hace, no deja de ser una respuesta a la idea ciudadana de que todos los políticos son iguales, nada merece respeto, viva la liquidación por saldo y vamos a inventarnos el mar Mediterráneo en un nuevo amanecer.


Quizá sea el momento de que la política española se esfuerce por recuperar el pudor. El sentimiento pudoroso es una buena medicina para las opiniones tajantes, los matonismos y los ataques de cólera: esto lo arreglo yo en un segundo… El compromiso político de la militancia cotidiana enseña el pudor como una forma de autovigilancia, algo que suele perderse en el mundo abstracto de las redes y la telepolítica. ¿Tiene la sanidad pública problemas? Claro que sí, pero basta haber colaborado con la defensa de la sanidad pública en unas cuantas ocasiones para saber el beneficio que las descalificaciones rotundas aportan a los partidarios de la privatización. Ocurre lo mismo con las escuelas, los institutos, las universidades… ¿Deficiencias?, claro. ¿Pero qué pasa con sus valores y con los posibles progresos que se empeñan en desconocer, en beneficio siempre del negocio privado, los que llenan de improperios la educación española?


Matizar supone algo así como el sindicalismo de la propia conciencia, el esfuerzo por negociar la propia opinión para asegurarle un salario digno a las ideas que uno quiere argumentar y defender. El pudor es imprescindible para huir de las embestidas retóricas y de los tiros que salen por la culata.


Propongo con pudor algunos asuntos en los que debemos autovigilarnos llegados a este punto: 
1. Evitar el descrédito acelerado de la política. Dedicarse a la representación pública no es un camino asfaltado hacia la mentira y las corrupciones. El reconocimiento de los problemas y las malas prácticas resulta imprescindible para dignificar la democracia. Pero es muy peligroso convertir la escena pública en un circo, abriéndole la puerta a las payasadas a cuenta de las descalificaciones generales. Esto afecta tanto a la presión sin límites del mundo del dinero como a las reacciones de sus víctimas. 

2. Devolver el sentido a las palabras izquierda y derecha. Lo estamos viendo ahora. En un reino de palabras huecas, derecha e izquierda significan poco cuando un político que se llama socialdemócrata está más cerca de los intereses del IBEX-35 y de sus puertas giratorias que de los trabajadores. Pero en la realidad, a la hora de pensar en la legislación laboral o en los servicios públicos, hay distintas formas de entender la vida, formas que responden a lo que de manera tradicional se llama la izquierda y la derecha. Así que renunciar a las palabras puede ser la forma extrema de cumplir con su vaciado a la hora de intervenir en la realidad. ¿Quién gana? Yo prefiero decir que el PSOE se ha comportado en el pacto con Ciudadanos como un partido de derechas en vez de sostener que no existen la derecha y la izquierda. 

3. Tan peligrosos son los viejos cascarrabias como los jóvenes sin memoria. Ni cualquier tiempo pasado fue mejor, ni la mochila de los años es por definición un peso muerto. La juventud convertida en ideología es tan peligrosa como el tiempo viejo convertido en dogma tradicionalista. Temo el adanismo de Ciudadanos tanto como la mochila ideológica del PP. Y que cada organización se aplique el cuento, porque... 

4. hay que volver a tomarse en serio la palabra organización. Las bases no pueden ser el fantasma no vinculante que responde a las preguntas forjadas en los espectáculos televisivos. Una cosa es la audiencia y otra la militancia. ¿Problemas en los aparatos? ¡Díganmelo ustedes a mí! Pero se trata de democratizar las organizaciones, no de sustituirlas por tácticas populistas, navajazos y estrellas.

y 5. Un compromiso con la verdad y la palabra contra el silencio y la demagogia. España, por ejemplo, tiene hoy un problema grave de articulación territorial. Cerrar los ojos sólo sirve para que se pudra el aire. En este debate hay muchas sensibilidades legítimas:el independentismo, el nacionalismo, la conciencia democrática, el miedo a que los derechos históricos se conviertan en privilegios económicos o la inquietud de que el respeto a la singularidad se transforme en desigualdad. El problema de la articulación territorial en España no puede ser una línea roja, ni un tabú, ni un río revuelto, ni una urgencia desesperada que nos haga olvidar otros asuntos. Se trata nada más, pero nada menos, de una realidad seria que merece abordarse políticamente en un marco adecuado.


Ser pudorosos ayuda a negociar nuestras propias ideas con la realidad para buscarles una formulación política. No me parece mal equipaje en tiempos de incertidumbre.   

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Gracias, amigo Luis. Leer tu inteligencia en prosa reconforta tanto como leerla en verso, siempre libre. 

No cabe poner en duda que un principio de organización es imprescindible para cualquier proyecto humano que valga la pena; como es igualmente imprescindible  en una sana democracia  que esa organización responda de sus actos y consulte sus decisiones fundamentales ante la base social asamblearia que la hace posible y de la que debe ser portavoz y no una representante plenipotenciaria que haga de su capa un sayo con poderes hegemónicos y absolutos que impidan y desactiven la participación y el compromiso cívico, sin el que los valores esenciales de la democracia se pierden en capillismos y tejemanejes insustanciales, pero tan apasionantes para los implicados, que se les olvida muy pronto lo esencial, engullidos por la vorágine de los nuevos estímulos y el cambio de estatus. Por eso mismo la consulta debe ser el alma de un  estado libre y democrático, además de la pedagogía insustituible para que la inteligencia colectiva se afiance y se promocione y es también la verdadera garantía de la transparencia. 

El pudor debe llegar a convertirse en análisis honesto y quienes llevan toda su vida como militantes y/o como miembros de aparatos de partido revisen sus actitudes, que casi siempre están separadas del conjunto de la ciudadanía tanto por la confusión entre cargo y encargo, como por esa mochila ideológico-organizativa a la que aludes y que con tanta frecuencia, a derecha y a izquierda, se olvida el porqué y el para quienes, concentrados en la urgencia y en los intereses del como, con qué y con quienes. Es decir que arrinconan el fin y se encariñan con y  se aprovechan excesivamente de los medios, justo, porque una vez que se entra en la órbita del poder, si la conciencia no está despierta y la ética solidaria no es tan esencial como debe serlo, se produce la escisión entre los nominados para ser encargados y los nominantes que les han facilitado el contrato en las urnas para que hagan ese servicio público, que no un patrimonio ni una carrera política con muy buenas salidas futuribles.
En ese punto se hace evidente la distancia entre normalidad y casta. Si los ciudadanos y las ciudadanas pudiésemos normalmente participar en asambleas constituyentes y en observatorios de control municipalista, sectorial y parlamentario, ¿estaríamos como estamos ahora? Creo, honestamente, que no. 
¿Es normal que casi cuarenta años de democracia en pleno siglo XX y XXI, hayan derivado en este estado actual de nuestra sociedad, en la que tras una destrucción sistemática de derechos, libertades y garantías durante cuatro años sin parar, aún sea posible que el pp y c's se lleven juntos millones de votos y que el psoe valore más los planes del Ibex35 de Rivera que las propuestas de la izquierda progresista? ¿Es casualidad acaso que desde que Podemos se convirtió en representante ejecutivo y no solo en portavoz consultivo, arrogándose toda la capacidad de decidir por sus "representados", la movilización ciudadana se haya quedado en cuadro y ya no haga apenas nada porque los círculos y asambleas se limitan a tratar asuntos de partido y han aparcado los intereses y problemas sociales sine die, hasta que los hados les permitan saber si gobiernan o despotrican en la oposición? 
Por fortuna la mareas y plataformas sectoriales se están movilizando otra vez con fuerza, en vista de que los problemas concretos de los trabajadores, el pequeño comercio de barrio agobiado por tiendas y negocios chinos y tragados por las grandes superficies explotadoras pero muy influyentes en la política a base de sobres y donativos corruptores, de las familias, de los inmigrantes, de los dependientes, de los desempleados y los arruinados, siguen atascados en el limbo destroyer del pp disfuncionante, mientras los elegidos en las urnas como repuesto del cambio, están en un sin vivir con la soberbia de unos, la tozudez y el apaño de otros y la paciencia cansina de los que no son soberbios ni cabezotas encasquillados en su rollo de siempre. Y hasta la paciencia, esa virtud maravillosa, debe tener un límite razonable cuando ya se ha sufrido en exceso. Decía José Martí que el pudor se manifestaba en el silencio, menos mal que no lo practicó demasiado.
Precisamente por pudor, todo político "profesional" o aspirante a serlo, debería plantearse en voz alta qué le pasa a su gremio cuando se mete en el poder y en el  mangoneo elitista, y empieza a justificar todo aquello de lo que hace unos meses se echaban pestes electoralistas y se olvidan de que son portavoces y no mini-caudillos de tribu ideológica potenciando el propio bien parcial (del partido, del troceado)  mientras se cargan el bien común. Eso sí, por la "culpa culpita" de las necesarias estrategias y tácticas a que obliga la lucha indecente "por el poder", tan necesario, a su vez,  para llegar al reino del glamour  y desde allí, comprobar lo bien y lo lejos que se está de la chusma enfurruñada por tonterías, pero a la que hay que camelarse como sea para que les compre el producto, que vote y permita, cada cuatro años, que todo parezca que cambia para que todo siga igual. Ya sé que resulta redundante y cansino citar tantas veces a Lampedusa, pero es que no encuentro mejor síntesis literaria para retratar sin retórica lo que estamos soportando. Y eso el teorema Tancredi lo borda en poquísimas palabras que por desgracia no han pasado a la historia como arqueología política, sino que son el pan nuestro de cada día.  
 Está claro que la ciudadanía ya no es la que era, está aprendiendo a pensar por cuenta propia y a asimilar que las ideologías enconadas, con demasiada frecuencia, son un lastre, pero que en el fondo son los intereses creados -que el burguesón Benavente retrató tan requetebién, ¡si sabría él de lo que va la cosa!- los que parten el bacalao,  aunque se llevan el lomo tienen el detalle de dejar las espinas y el pellejo para que la plebe cascarrabias que protesta por protestar, se haga un caldito; en realidad, la chusma bocachancla no sabe de la misa a la media, ni que eso de reivindicar solo lo deben hacer los caudillos de tribu ideológica que siempre saben como hacer lo mejor posible y sacar leche de una alcuza, aunque sea vendiendo el alma al diablo por alcanzar un asiento en el Olimpo del poderío. Aunque sea repitiendo elecciones a diestra y siniestra.

Que la izquierda abomine de la corrupción y la derecha la convierta en fuente de beneficios y en escudo protector, no quiere decir que por eso a la izquierda todo valga. Para poder gobernar con eficacia y honestidad, hace falta algo más que rechazar la corrupción. Hay que aprender que el objetivo no es el poder y mandar desde la organización de los cielos sino el servir para organizar los suelos , y que con una participación ciudadana cuatrienal de sujetos pacientes y sufrientes en las urnas, no se puede ser una verdadera democracia, más bien un trámite veterinario de rebaño pastoreado por aparatos y estructuras, sí, es cierto, muy organizadas, tanto, que al final se olvida el por qué original de tanta organización, porque ya no hay lazos reales de humanidad que conecten la burbuja del poder político con la realidad social, por la que en teoría, dossieres, encuestas e informes a cascoporro todo les suena tanto como desconocen lo que hay en realidad y no solo en papeles y carpetas, en entrevistas y tertulias mediáticas, o en dimes y diretes desde la segura tarima del escaño y la tribunaA años luz de la vida diaria y del codo con codo. Sin tocar piel, como reconocía de boquilla, aquel Floriano ppero en un video  publicitario entre el cinismo y el astrakán. 

El pudor es imprescindible, pero tiene que haber más cosas para que el propio pudor tenga sentido y no se nos quede en simple gesto mojigato. Tan hueco como las palabras que pierden el contenido semántico y eficaz de la ética y la coherencia si no se materializan en los actos adecuados y necesarios.

                                                                             
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sábado, 27 de febrero de 2016

Preguntas sin respuesta

                                         
The Hay Wain by Hieronymus Bosch.jpg                                                                                                                  

El carro del heno (El Bosco)
                                       


Si unos títeres torpes de cachiporra, por un letrero mal entendido, han dado lugar a una acusación en toda regla con inmediato encarcelamiento de unos titiriteros acusados de "enaltecimiento del terrorismo" armado, ¿qué tendría que hacer la justicia con los  que durante años han  incurrido y reincidido día tras día en el terrorismo social y económico, con su "enaltecimiento de la apropiación indebida del patrimonio financiero del Estado", con el resultado de su propio enriquecimiento a costa de la ruina de la ciudadanía, con el resultado de muertes por suicidio inducido "por ley", y por negar auxilio a los enfermos y dependientes, ordenando métodos de exterminio contra los inmigrantes refugiados que huyen de la guerra, del hambre, de la persecución política, "acogidos" con sadismo inhumano en los CIEs como prisiones de degradación humillante y crueldad infinita; y  con los agravantes de pérdida de los derechos y dignidad fundamentales que exigen la Constitución española y la Declaración Universal de esos mismos derechos?  

¿De qué mecanismos dispone el Estado para defenderse de una banda delincuente de guante blanco que se hace con el poder en las urnas? 

¿Es legítimo admitir la delincuencia en el gobierno que se votó creyendo que se trataba de un partido decente?  

¿Es democrático que no haya un mecanismo en el Parlamento o en la Jefatura del Estado para exigir la dimisión a unos delincuentes que han conseguido perpetrar, no ya un golpe de Estado económico, administrativo y "legal", sino una estocada con descabello a la dignidad, garantías, libertades y derechos de los españoles, convirtiendo al mismo Estado en un cenagal? 

¿Qué puede hacer la Justicia con jueces, fiscales y defensores a las órdenes  de quienes pisotean los derechos de todo un país y encima van de víctimas?

¿De qué recursos dispone el Estado para obligar a Rita Barberá a que dimita y sea juzgada por su abuso de poder, prevaricando, con nepotismo y en cohecho  a tutiplén, con el resultado del saqueo de las arcas municipales? 

¿Es legítima una democracia que bendice la corrupción, que permite que el pp siga decretando barbaridades como gobierno en funciones, aunque haya perdido las elecciones, a pesar de ser el más votado, sabe Dios con qué artimañas y a pesar de estar pringado por latrocinio y complicidad manifiesta del mismo individuo que lo preside y sus secuaces,  y que no haya un Jefe de Estado capaz de convocar un gabinete de crisis formado por personas competentes y preparadas, que las hay entre juristas, profesores , intelectuales, economistas y técnicos con conciencia, hasta que se pongan de acuerdo las formaciones para investir un presidente normal? 

¿Es consciente el partido socialista de lo que nos estamos jugando en su coqueteo con c's empeñado en atraer al pp a una "gran coalición"? 

¿O es que el partido socialista tiene muchos más intereses comunes con c's y pp que con la sociedad decente, que debería ser la esencia de una socialdemocracia  ética y honesta?

Que respondan las Instituciones del Estado con hechos, y no con evasivas y comedias de vodevil, si es que de verdad España no se ha asfixiado ya convertida en un basurero social, ético y político. Y si es posible que esto, aún, tenga arreglo.

Las españolas y españoles ya dudamos de que tanto alambique tenga algún contenido y de que lo que hemos votado por mayoría diversificada, tenga capacidad para hacer frente a sus responsabilidades. Y también estamos sospechando que detrás del telón de este pésimo sainete no haya nadie capaz de garantizar siquiera la representación del esperpento, tras habernos cobrado la entrada a un precio astronómico.

¿De verdad hay alguien más ahí que no sea el aquelarre de  Rato, Blesa, Urdangarín y señora, la familia Pujoladams, Barberá, Aznares y Botellas, Granados, Aguirre ,Bárcenas, Cospedal, Rus, Camps, Calatrava, Matas, Fernández Díaz, Marjaliza, Rajoy y la casa irreal? ¿Es posible que no haya nadie más humano y presentable? ¿Puede ser que esos paladines del oxímoron hayan creado tendencia y por eso nadie más ve necesario un cambio sin pasar por la imitación del mismo modelo de chulería, ignorancia, horterada cognitiva, decencia missing, embrutecimiento de entendederas y lucidez en black-out neuronal? 

Juro por Snoopy, que me encantaría despertarme de repente y comprobar que todo esto es un sueño delirante sin una chispita de realidad, una pesadilla sin pies ni cabeza, el ectoplasma de un programa de telepingo, de tarotistas borderlines o de la cope tv, que la luz de la mañana espanta y borra de un plumazo con el toque reconfortante de la salud mental que vuelve por sus fueros y progresa adecuadamente. Pero no, de momento, la cruda realidad denuncia que hemos retrocedido quinientos años en las selfies y que los cuadros de El Bosco siguen siendo el Hola del desastre, la crónica inamovible de los mismos comportamientos y miserias. Mucha tecnología, mucho glamour, pero solo es chapa y pintura.
En realidad España aún no sabe lo que es la Ilustración, la Reforma, la Libertad de Conciencia ¡responsable! con criterio y valores de verdad, no del catecismo, ni tampoco sabe qué es la Democracia, si lo supiera no llamaría democracia a esta bazofia ni estaría tan satisfecha de su precariedad. Hemos perdido cuarenta años más cultivando el mismo estercolero de siempre en transición. Eso sí, con mucho protocolo, con mucha corona y tanto trono como tronío, con mucho centro de estética y fitness, con mucho tangue de  vitaldent y preferentes, con mucha forma repintada y la misma fosa séptica de fondo. Y así nos va, de Herodes a Pilatos. Dando vueltas a la misma noria. Como los burros de antaño, pero con Ipad adosado en las anteojeras y Iphon en la albarda. Hasta las nuevas generaciones reformadoras adolecen de lo mismo, vienen tocadas con el mismo defecto de fábrica. ¿Será posible que no comprendan que con la misma mentalidad piraña, plana, zafia, arrivista, cacique, miope, torpe, marrullera, chuleta y miserable no se puede salir del tugurio porque ni se ve que es un tugurio, sino que se considera una maravilla en cuanto a uno le jalean como jefecillo o jefazo de algo importante?

Qué patética rutina, qué rebaño de acémilas enmarañando lo más sencillo y haciéndolo imposible e insoportable, que soberbia de imbéciles e incapaces,  y qué cutrez de país, xd! Ajjj.                                               

Mesa de los pecados capitales.
La Mesa de los siete ppecados cappitales
(El Bosco)