miércoles, 24 de febrero de 2016

La voz de Iñaki


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Un sí y un no en el mismo día

EL PAÍS  

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Cuando comenté los aspectos astrológicos del momento político, al considerar los riesgos de Sánchez- Piscis, estaba claro que el peligro más acusado era precisamente éste, el de enredarse ad infinitum, por miedo, y quererlo todo junto, en una confusión de imposibles, haciendo caso omiso a la realidad, y esperando complacer a todos y que, al mismo tiempo, todo responda según  espera el candidato socialista, sin comprender que es imposible estar en misa y a la vez, repicando. Que no se puede jugar a la omnipotencia cuando se está en precario y uno es simplemente un comodín de fuerzas más potentes y prepotentes. Que prudencia y cobardía no son sinónimos y que hay veces en que lo prudente es lo contrario de lo que se considera prudencia, por ejemplo ante un incendio que comienza en la cocina, no es prudente no llamar a los bomberos para evitar el ruido de las sirenas, la incomodidad del vecindario, y el espectáculo en la calle y entonces intentar apagar el fuego como se puede en casa, a base de jarras y vasos de agua...y que a ser posible todo se arregle por sí mismo con la buena voluntad de no incordiar a nadie, mientras el fuego acaba con todo. Por ahí va la cosa. El peor aspecto de Piscis se está poniendo las botas con Sánchez. 
Este momento de nuestra historia democrática es de esos que marcan un antes y un después, de esos en que una decisión puntual puede hacer milagros inesperados o desastres irreparables. 
Lo de Catalunya es decisivo, claro que sí, pero, a pesar de las apariencias sería más fácil superar esos escollos con buena voluntad de cara al bien común y una disposición de respeto y diálogo, pero lo que en el fondo está marcando la situación con más dramatismo son las inclinaciones opuestas en economía en el bloque de la izquierda tripartita, Podemos, UP y Compromís, cuya orientación en ese aspecto está a favor de un cambio de rumbo inspirado en la visión de Joseph Stiglitz, Picketty o Varoufakis y la inercia neocón, que está clarísma en el  modus operandi de Jordi Sevilla y Summers, que son el catecismo económico en el programa de Sánchez y la musa diseñadora del menú único de C's. Por eso se entienden y se ponen de acuerdo al margen del resto. Por eso Pedro Sánchez envía comisiones a debatir con los que deberían ser los más afines, y con los que no se encuentra nada cómodo porque ponen en evidencia la realidad "apañística" del Psoe y por eso él se reserva en cuerpo y alma para la verdadera afinidad. Le resulta más fácil y entendible Rivera que Garzón, Podemos y Baldoví. Y como no está convencido de que ser izquierda  sea algo más que palabras en los discursos, se ha bloqueado en una tierra de nadie que en realidad es más derecha que otra cosa. El miedo a tomar decisiones que mejoren la sociedad y el Estado nunca ha sido cosa de la izquierda, sino de la derecha timorata, más apegada al poder que al compromiso con el bien común, más apegada a quedarse en lo malo conocido que a ella le va de perlas, que en lo bueno por conocer que solucionaría los problemas de la mayoría ciudadana, aunque a ella le procuraría mucho más empeño y sacrificio de lo que está dispuesta a ofrecer. 
De todas maneras, aún queda un resquicio para la sorpresa, que como pasó en Valencia, nos pueda deparar un acuerdo inteligente a la izquierda. También Ximo Puig estuvo ronroneando con Punset y C's, hasta el último minuto, para vencer la resistencia de Oltra que deseaba sobre todas las cosas ser presidenta de la Generalitat. Le ofecieron la vicepresidencia y el control de todas las Consejerías más importantes. Y al fin ella cedió y acabó por valorar  más el bien común que el sillón, y en el pacto del Botànic, Psoe y Podemos, junto con Compromís han logrado que Valencia esté regenerando la democracia, los DDHH, la libertad, la solidaridad, Justicia y la decencia. No está mal tampoco presionar con el coco de C's las ínfulas de los neófitos. Ojalá fuese esa la intención de Sánchez. Ya veremos. Porque el riesgo de cacao mental a causa del miedo y las presiones de los "brahmanes" de su propio partido no son moco de pavo ni cartílago de gamba, en el fondo ellos están tan apegados al ppoder y tan asustados como el pp. Y Sánchez se debate entre su conciencia socialista teórica y su miedo práctico a pifiarla, a no dar la talla de lo de siempre, a perder los papeles y dejar a su partido por los suelos. Es muy triste que a un futurible presidente de Gobierno le pueda preocupar más su partido que el bien común de su país.
Hay una mayoría votante que espera un gesto de valor decisivo por parte de Sánchez y esa mayoría, si Sánchez se inclina por un pacto con C's, pasando de su esencia socialista de izquierdas, como es el socialismo de verdad, -incluida, obviamente, la economía- eliminará para siempre al Psoe de su intención de voto. En estos tiempos de cambios imprescindibles es mucho más fácil que nunca acabar como UPyD o con una división sorpassista tal que la de IU apisonada por Podemos, que les deje, con mucha suerte, con media docena de escaños en la próxima cita electoral que Mariano ya está publicitando por esos mundosh de Dioshs. 
A lo mejor es el karma biparty que se han buscado entre la derecha corrupta y esa izquierda habitual de viejo procurador en cortes, aquellos que en la dictadura siempre decían sí porque no les quedaba otra si querían seguir en sus cargos.

Psoe y Sánchez, no tenéis más narices que girar a la izquierda para no iros por  la alcantirilla. Y no tendréis perdón de nadie si no sois capaces de actuar como un verdadero partido de izquierda,  aquí, ahora y de cara al reto tremendo que España, Europa y el mundo entero tienen por delante. Se necesita un socialismo vivo,comprometido y no un estorbo para avanzar y cambiar, no sólo de caras, ni necesitamos un club de aposentados en la política como profesión vitalicia, a los que mantener a cuerpo de rey mientras la pobreza y la miseria pagan su manutención. Hay que jugarse todo en momentos así. Y quienes estiman más su cargo que el encargo que les ha hecho la ciudadanía, no son dignos de ser sus portavoces y por ello desaparecerán muy pronto de ese estatus que tanto les pone, porque ya casi nadie querrá votarles. 

Sánchez y el Psoe lo tienen crudísimo si siguen en estas. Los españoles pueden prescindir de cualquier partido parásito que no responda a las verdaderas necesidades de la sociedad, pero no pueden prescindir de  su dignidad, de sus derechos y de una democracia limpia y justa que facilite el bien común. Así que, o afinan y cambian, o adiós al puño que no es capaz de nada y a la rosa medio seca que ha perdido color, espinas y  aroma, pero sólo conserva el tallo para que le llegue la clorofila sintética del "cargo".


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