jueves, 18 de febrero de 2016

El referéndum es una excusa del PSOE y de las derechas para que no se establezca un gobierno de izquierdas



18 feb 2016 (Público)



Vicenç Navarro
Autor de Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante (Anagrama, 2015)


El punto clave que los principales medios de información del país enfatizan como el mayor obstáculo para conseguir el gobierno de coalición de izquierdas es el tema del referéndum en Catalunya. Se dice que tanto para el PSOE como para el PP y Ciudadanos, el referéndum es la línea roja que jamás cruzarán. Para poder justificar esta postura, tales partidos presentan, deliberada y maliciosamente, el referéndum en Catalunya como una llamada a la independencia, asumiendo erróneamente que la aprobación del referéndum daría pie inmediatamente a la independencia.
Los dirigentes pasados y presentes del PSOE, así como del PP y de Ciudadanos confunden (fruto más de una malicia que de una ignorancia) lo uno con lo otro, y crean un problema donde no debiera haberlo, pues permitir que se haga el referéndum no quiere decir que se desee la independencia de Catalunya. El derecho a decidir es el mero derecho democrático que un pueblo y nación debería tener dentro de un Estado plurinacional, derecho que, en contra de lo que tales partidos políticos están diciendo, existe en muchos países. El tema a debatir no es, pues, sobre unidad de España o su desunión, sino sobré qué tipo de Estado se desea. Este es un punto clave que los dirigentes de aquellos partidos (PP, Ciudadanos y PSOE) no desean tocar, pues quieren mantener por todos los medios posibles (incluidos los aparatos de represión del Estado que controlan) su visión del Estado, un Estado heredado de la dictadura que le antecedió y que se caracteriza por su visión uninacional, radial y escasamente democrática, en lugar de ser un Estado plurinacional, poliédrico y mucho más democrático de lo existente hoy en día en este país, y que las izquierdas democráticas (como Podemos, En Comú Podem, En Marea y Compromís) están pidiendo. La lucha por la democratización del país pasa por el reconocimiento de la plurinacionalidad de España.
El derecho a decidir es el derecho a elegir
Naturalmente que el derecho a decidir, por definición, incluye el derecho a elegir, incluyendo el derecho a decidir sobre el tipo de articulación, en este caso de Catalunya con el resto de España, la cual tiene que tener a su vez el mismo derecho a decidir, respetando la diversidad de España, de manera que la unidad de esta esté basada en el consenso democrático y no en la fuerza militar o policial. El mal llamado “tema difícil del referéndum” no es, pues, lo que dicen o presentan aquellas fuerzas políticas que han intentado presentar tal demanda como una demanda de ruptura de España. En realidad, no hay razón para que no se pudiera resolver tal llamado problema si los partidos que están explorando la coalición fueran partidos de izquierda con vocación democrática. Soy consciente de que ni el PP ni Ciudadanos desean otro tipo de Estado que el actual. Y de ahí que se inventen todo tipo de falsedades para defender su visión del Estado, radial y uninacional. Pero los partidos de izquierda no deberían compartir esta visión de la España uninacional, pues esta visión es excluyente y oprimente con aquellos pueblos y naciones que no la comparten. Como he escrito en muchísimas ocasiones, el PSOE tendría que recuperar la visión plurinacional y poliédrica que tuvo en su pasado heroico, cuando luchaba para establecer la democracia en España y apoyaba el derecho a decidir de las distintas naciones de España y, con ello, su plurinacionalidad. Por desgracia, abandonaron aquella visión, adaptándose (como se adaptaron en otras áreas de igual importancia) haciendo suya su visión radial y uninacional hasta tal punto que llegaron a considerar como nacionalistas y/o secesionistas a aquellos que no compartían su visión de España.
Un ejemplo de ello es Alfonso Guerra, el autor del “cepillaje del Estatuto de Catalunya” en las Cortes Españolas, y hoy, uno de los máximos exponente dentro del PSOE de la oposición al referéndum en Catalunya, que en su día llegó a acusar nada menos que al Presidente de la Generalitat de Catalunya, el socialista José Montilla, y a la muy popular Presidenta del PSC, Manuela de Madre, de estar “contaminados con el nacionalismo catalán”. Es esta visión excluyente, que domina el establishment político mediático basado en la Capital del Reino (que tiene poco que ver con el Madrid popular) la que está hoy utilizando el referéndum (recurriendo a la sacrosanta Constitución) para evitar el establecimiento de una coalición de partidos de izquierdas, prefiriendo en su lugar que se establezca una coalición PSOE-Ciudadanos-PP. Su mal llamada defensa de la “unidad de España” rememora la llamada de los golpistas del 1936, que también utilizaron tal eslogan para imponer por la fuerza una dictadura de clase frente a la mayoría de la población.
¿Cuál es, pues, el mayor obstáculo para establecer el gobierno de izquierdas?
La mayor dificultad para poder establecer una coalición de izquierdas –que el debate sobre el referéndum está ocultando- es la política económica del PSOE, que es más cercana a la de Ciudadanos y a la del PP que a la de Podemos. Ahí está el problema mayor del que no se está hablando. Ni que decir tiene que el programa económico del PSOE no es el mismo que el de las fuerzas conservadoras y neoliberales que en España representan el PP y Ciudadanos. Sin ninguna duda, el programa del PSOE tiene notables diferencias con los programas de estos dos últimos partidos. Pero, sin embargo, el PSOE coincide con el PP y con Ciudadanos (y con Convergència en Catalunya) en un tema central que influencia todo lo demás. El PSOE comparte la misma visión estratégica y económica, queriendo salir de la enorme crisis en la que todavía estamos sumergidos continuando las políticas neoliberales que nos llevaron precisamente a esta crisis y que han sido la mayor causa de que todavía estemos estancados en ella.
El desempleo en España es enorme, y la calidad de empleo (tanto en intensidad como en cantidad) continúa en unos niveles de deterioro nunca vistos antes. El PSOE, sin embargo, no ha roto con el socioliberalismo, y continúa creyendo en la bondad de las políticas impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), por la Comisión Europea, por el Eurogrupo y por el Banco Central Europeo (BCE), que son las mismas políticas que nos han llevado al desastre. La evidencia de que tales políticas han causado la gran crisis, retrasando además la recuperación, es robusta y abrumadora (ver mi libro Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante. Anagrama, 2015).
Elementos importantes del neoliberalismo en el programa del PSOE
 Y este socioliberalismo aparece tanto en su programa (en la timidez de sus propuestas) como en las declaraciones de sus principales asesores y/o economistas de referencia. El coordinador del plan económico del PSOE y miembro clave del equipo negociador del Sr. Sánchez, es el economista Sr. Jordi Sevilla, uno de los mayores defensores del socioliberalismo. Si no se lo creen, lean por favor sus declaraciones y su libro, De nuevo socialismo, donde se pueden ver expresiones tales como “¿quién a estas alturas pide que se aumente el gasto público en España?”, pregunta que él mismo se contestó, señalando que “solo los socialdemócratas tradicionales (la manera amable de decir anticuados) como Vicenç Navarro”. Hay que conocer que tal propuesta de no aumentar el gasto público se hacía y se continúa haciendo en uno de los países con menos gasto público por habitante en la Unión Europea de los Quince (UE-15), el grupo de países más semejantes a España en la UE por su nivel económico (ver mi artículo “El continuismo neoliberal en el PSOE”, Público, 02.07.15). Tal economista ha dicho en muchas ocasiones que las instrucciones de la Troika sobre el déficit deben obedecerse.
Una postura casi idéntica a la del Sr. Sevilla es la que sostiene el Sr. José Carlos Díez, uno de los economistas de referencia del PSOE, que goza de una gran proyección mediática en España, siendo asesor del canal televisivo que se considera más progresista de España, La Sexta. Aparece constantemente en el programa Al Rojo Vivo como el economista de la casa, y un tanto parecido en el programa de La Sexta Noche. Pero lo que prueba más claramente la orientación neoliberal del equipo económico del PSOE es el contraste, no solo entre los asesores económicos nacionales, sino también entre los internacionales, del grupo de trabajo que elaboró el programa económico de Podemos, que incluyó, entre otros, al Premio Nobel Joseph Stiglitz y a Thomas Picketty. Para contrarrestar tal lista, el PSOE mostró como su gran fichaje al Sr. Larry Summers, que fue uno de los economistas más responsables de la enorme crisis de la banca en EEUU como consecuencia de la desregulación bancaria que él (junto con Robert Rubin, codirector del Goldman Sachs) realizó cuando fue Ministro de Finanzas del Presidente Clinton (les aconsejo que vean el documental Inside Job).
¿Será posible la coalición de izquierdas?
La enorme hostilidad que tales personajes, así como el aparato del PSOE y su vieja guardia, han mostrado hacia las mayores propuestas económicas de Podemos se debe precisamente a que su visión de cuál ha sido la causa de la crisis actual y la manera de resolverla es mucho más cercana a la de Ciudadanos (cuyo economista de referencia, el Sr. Garicano, es muy próximo al IBEX-35 y apoyó tanto las reformas laborales del PSOE como las del PP, así como las medidas de austeridad del PP) y a la del propio PP. Veo, por lo tanto, difícil que pueda llegarse a un acuerdo, pues nos estamos jugando no ya la unidad de España (que ni Podemos, ni En Comú Podem, ni En Marea, ni Compromís están cuestionando, como maliciosamente lo están presentando las voces del bunker dentro del PSOE), sino su propia viabilidad y el bienestar de las clases populares. Hoy el equipo económico del PSOE es un equipo todavía comprometido con el liberalismo, mientras que Podemos e IU están comprometidos –como la socialdemocracia siempre estuvo comprometida (antes de que se convirtiera al neoliberalismo)- en revertir las políticas de austeridad, enfatizando la necesidad de ampliar la intervención del Estado para crear buen empleo y estimular la economía, pagando tales inversiones con políticas redistributivas que signifiquen un amplio aumento de los ingresos al Estado (en España el enorme retraso social de su Estado del Bienestar se debe precisamente al bajo gasto público social).
El Sr. Díez, con la frivolidad e ignorancia que lo caracterizan, anunciaba recientemente en el programa Al Rojo Vivo que las políticas propuestas por Podemos llevarían automáticamente al corralito que ocurrió en Grecia, expresión que quedó sin corregir (como siempre ocurre en La Sexta  y otros canales), pues no se invitó a ningún economista con una visión contraria para que la cuestionase. Estos personajes son meros sirvientes del establishment político-mediático europeo cuyas políticas que promueven están causando  un enorme dolor a las clases populares de este país. He escrito en otra parte que Syriza podría haber respondido de otra manera a la que había propuesto el gobierno griego y había presentado Varoufakis en sus negociaciones (ver mi artículo “Crítica amistosa a Varoufakis y a sectores de las izquierdas sobre lo ocurrido en Grecia”, Público, 19.10.15) con la Troika. Pero lo que es incluso más importante es que España no es Grecia. España es una de las potencias económicas de la UE, que si se aliara con Italia, Francia y Portugal podría cambiar las políticas impuestas por la coalición conservadora-socialista alemana revirtiendo las políticas de austeridad. En contra de lo que asumen Jordi Sevilla, José Carlos Díez, Luis Garicano y el blog Nada es Gratis del IBEX-35, así como los dirigentes del PSOE, la Troika no es omnipotente, y sí que hay alternativas que raramente aparecen en los mayores medios de información y persuasión (que nunca presentan voces críticas con tales instituciones, dando en cambio grandes cajas de resonancia a personajes que reproducen la sabiduría convencional que tanto dolor está causando), que deberían aplicarse (ver Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España, de Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón) y que son factibles y realizables.
El Sr. Díez, en su intento por desacreditar la coalición de partidos de izquierda, señaló que la resistencia ofrecida por el gobierno portugués a las políticas de austeridad le llevaría a un desastre, pues la Troika no lo aceptaría. Tres días más tarde, la Comisión Europea, parte de la Troika, aceptó el presupuesto presentado por el gobierno portugués, y fue la Comisión Europea la que tuvo que aceptarlo, pues hoy el establishment europeo está más que preocupado por la posibilidad de que se abra otro flanco en el sur de Europa. Lo que ocurrió en Grecia les supuso un coste político elevado. Si Italia, Francia y Portugal se resistieran, junto con España, a estas políticas, la polarización que existe en Europa –entre este establishment europeo, hegemonizado por los partidos conservadores y liberales (con la ayuda de los partidos socioliberales) y los demás, alcanzaría niveles difícilmente absorbibles por tal establishment. Los gobiernos pueden oponerse y resistir, y lo ocurrido hace unos días en Portugal es una señal de ello.
La otra observación es que en las políticas de pactos entre los distintos partidos no es coherente aceptar propuestas que entran en conflicto entre sí. Por ejemplo, es más que probable que el PSOE (e incluso Ciudadanos) aceptara la necesidad de hacer un rescate rápido a la población dañada por la crisis que está en una situación insostenible. En realidad, el impacto de la crisis y de la mal llamada recuperación en el nivel de pobreza ha sido tan acentuado que los partidos conservadores y neoliberales han aceptado la necesidad de hacer algo para ayudar a los pobres. Y de ahí aparecen los programas antipobreza. Pero el problema de la pobreza es mucho más amplio que el problema de los pobres, pues el crecimiento de la pobreza es un síntoma de las políticas públicas neoliberales que se extienden desde las dos reformas laborales (la del gobierno Zapatero y la del gobierno Rajoy) hasta los recortes (realizados por el gobierno PSOE y por el gobierno PP). Intentar cuidar a los pobres sin revertir aquellas políticas es dar agua al sediento en un vaso con un agujero. El poco éxito de los programas antipobreza se debe a este hecho. Aumentar los salarios, dar más poder a los sindicatos, expandir la protección social y el gasto público y crear empleo, es mucho más eficaz que transferir fondos públicos a los pobres, lo cual siendo importante, es dramáticamente insuficiente. No es muy coherente pactar con Ciudadanos el rescate a los pobres, y a la vez no hacer nada o hacer lo que pide Ciudadanos, que aumentará todavía más la pobreza, no solo de los pobres, sino también de todos los demás.
Una nota como conclusión
Lo que estamos viendo hoy en España es que el establishment financiero y económico español, que tiene una influencia excesiva sobre los establishments político-mediáticos, quiere destruir a Podemos, y si no puede, al menos ningunearlo. Utilizan todo tipo de argumentos y falsedades, llamándolos bolivarianos, yihadistas, iraníes, independentistas, utópicos, pronazis, progolpistas, y una predecible larga lista de insultos. Y cuando, por primera vez, llegan a las Cortes Españolas, como la tercera fuerza política parlamentaria (que, de alargarse la campaña tres semanas más, podrían haber alcanzado la segunda posición), se los pone en el “gallinero”. Y ahora estamos viendo que además se les está responsabilizando -con la ayuda de los grandes medios de información y persuasión- de ser ellos los que están dificultando la coalición de las izquierdas, cuando, en realidad, la dirección del PSOE y la vieja guardia de tal partido nunca han intentado hacer tal coalición. Desde el principio vieron que sus máximos aliados eran y son Ciudadanos, pues son los que ideológicamente son más cercanos a ellos. Y ahora tienen la desfachatez de acusar a Podemos de que este partido sea el responsable de que no se haga la coalición. Y con la ayuda de los medios, y con el soporte del establishment financiero y económico de siempre, parece que lo están consiguiendo. Así es esta España que ellos quieren mantener. Quieren evitar el cambio profundo que el país necesita. Así de claro.

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El análisis del Profesor Navarro me parece muy interesante y acertado, aunque creo que es justo hacer algunas puntualizaciones al respecto. Es evidente que en este momento la ciudadanía está padeciendo un sufrimiento social enorme y la realidad es que en las urnas quedó muy clara la voluntad de los españoles: un entendimiento entre las izquierdas diversas, ya que los votos obtenidos por el pp y C's no les dan mayoría para establecer un gobierno de derechas. La mayoría real ha votado una izquierda plural. Un fenómeno al que el bipartidismo no está habituado, y en eso incluyo también a los emergentes, Podemos y C's, que esperaban con mucha suerte relevar a los viejos dinosaurios apoltronados y con menos fortuna, gobernar con ellos a cuatro manos. Los cuatro querían de alguna manera el poder absoluto para el manos libres frente al empoderamiento ciudadano. Pero ha sido ese empoderamiento el que en las urnas les está obligando a plantearse un serio consenso de fuerzas muy distintas entre sí, aunque de izquierdas en mayoría. No tienen la misma visión del poder los socialistas que Podemos, Izquierda Unida/Unidad Popular, Compromís o Esquerra, Bildu y las confluencias, en las que están mezclados Podemos, UP y los territoriales independientes como la coalición Compromís, por ejemplo, o los movimientos municipalistas, feministas, animalistas, anticapitalistas,  que participan en la Mareas. Es demasiada izquierda para unos moldes partidistas tan limitados. 
No toda la fuerza renovadora está en Podemos, aunque ese partido ha intentado anexionársela por todos los medios, a la antigua usanza política, absorbiendo votos en el río revuelto de la transversalidad para poder reconvertirla en verticalidad a las primaras de cambio. No ha podido ser. La diversidad y la conciencia han podido más que el tirón de la hegemonía podemita; se les ha escapado casi un millón de votos por UP y bastantes más por el aumento de Compromís que de un diputado ha pasado a cuatro. Galicia, Cantabria, Catalunya, se inquietan y amenazan con secesiones y un nuevo partido catalán...Por otra parte el Psoe sabe que se juega todo en esta situación, o está a la altura y sale a flote posibilitando una coalición de izquierda decente o se va por el desagüe. Lo mismo vale para Podemos. Los votantes de ambos partidos esperan de ellos la capacidad suficiente como para que sepan consensuar sabiendo que no puede haber tabúes insuperables que no puedan debatirse.
El referendum catalán es un derecho que nadie puede poner en duda, lo único que debe hacerse es un calendario para dialogar sobre plazos adecuados  y circunstancias favorables para su realización; por mucho que los políticos tengan ideas y prejuicios  a favor o en contra, la voluntad de los pueblos para elegir y decidir su destino es mucho más soberana y contundente que las manías y fijaciones parciales de cualquier partido. Y ninguno de ellos está éticamente capacitado ni autorizado para quitar y poner a su aire sus propios criterios por encima del bien común
Por eso tanto Podemos como el Psoe se están equivocando gravísimamente al poner como excusa el referendum catalán para no sentarse a planificar un programa conjunto que ponga solución a la descomposición social del Estado por falta de acuerdos en lo básico: respeto inicial a los derechos humanos, justicia social y leyes serias y urgentes contra la corrupción, fin de los desahucios, creación de empleo eliminando la precariedad laboral y el chantaje de los contratos, sustento básico para las carencias, un consenso institucional para la educación, la sanidad y las pensiones y la soberanía, que no sea modificable por los gobiernos sin un referendum previo; luego, vendrá el referendum catalán, puesto que si se solucionan todos los temas urgentes, también los catalanes independentistas salen beneficiados antes de ejercer su derecho a elegir, con lo cual esa votación se haría desde una total ausencia de presiones y angustias como ahora sucede, ya que la misma ciudadanía catalana merece votar en paz , sin prisas y sin presiones de los corruptos que la han manipulado y arruinado hasta ahora y  tratan de hacerse los paladines de la independencia para que no se vea lo que hay detrás. Son tan corruptos como el pp y no por ser catalana una corrupción es menos corrupta. Psoe y Podemos tienen que tener bien presente que antes que elegir la forma de Estado, en primer lugar  está la supervivencia y la dignidad de la ciudadanía.
 Y lo siento mucho por los soberanistas, pero lo suyo puede esperar un poco más, no  es cuestión de vida o muerte, en cambio los desahucios, la precariedad energética, la carencia de lo más elemental y los recortes sin alma que dejan morir a los dependientes y a los enfermos por falta de medicación, no pueden esperar a que Catalunya, que, para más inri, está pringada en lo mismo que el resto del Estado, pueda decidir antes o después qué quiere hacer con su soberanía. Y en eso tanto Iglesias por exceso de celo como Sánchez por defecto de empatía están metiendo la pata hasta las orejas. Y además utilizando el problema catalán para llevarse el agua a su molino, mientras retardan el debate y los acuerdos que lleven por fin a una investidura. Es postureo nada más. ¿Acaso no es mucho más decisivo y crucial que no estuviesen de acuerdo y debatiesen sobre la orientación económica de cada uno de ellos, ya que una,la de Podemos, procede de la visión de Stiglitz  y de Picketty y la otra, la del Psoe, es la de Jordi Sevilla y del terminator  económico Larry Summers? ¿No sería más lógico que la hipotética línea roja estuviese ahí, ya que de ese punto deriva la crisis y sus hecatombes? Pues no, eso ni se toca ni se habla ni se roza. Pero el referendum que no da de comer a nadie ni resuelve ninguna papeleta imprescindible, resulta que es sagrado y no se puede ni tocar con palabras y mucho menos con propuestas.
Da la impresión de que toda esta comedia, simplemente, sea una miserable excusa para repetir las elecciones, cada uno barriendo para dentro, a ver si a la próxima salen con más votos que les coloquen más cerca de la hegemonía del rodillo, que es el estado ideal y más cómodo para hacer un sayo de cualquier capa sin  tener que dar explicaciones a ningún socio tiquismiquis o a una oposición con mala uva,aunque la democracia que haya permitido tal dislate se vaya al cuerno por una larga temporada como ya viene pasando desde el primer rodillo Psoe.. Situación de la que, obviamente, el pricipal beneficiado es el estasblishment, qué duda cabe... Lo que no se imaginan estos gendarmes del despropósito, es hasta donde puede llegar el cansancio y la indignación de los ciudadanos. Quizás esta vez haya sorpresas de verdad. Y lo que menos se piensa obtenga mayorías inesperadas. O tal vez haya una abstención general y sea el pp el que repita la mayoría absoluta con media docena de diputados y se apodere del parlamento otra vez, por ser el más votado. El único. Porque sus votantes son incondicionales y nunca se plantean nada. Votan por inercia cerril como los burros y los caballos van al pilón a beber aunque no tenga agua. Así, que sigan jugando al veo veo podemitas y socialistas, porque a lo mejor es la última vez que pueden hacerlo si la cosa no pinta mejor aspecto.

No hay que idealizar a ningún partido ni perder la visión crítica, señor Navarro, aunque se trate de Podemos o de cualquier otro de nuestra cuerda, por mucho que le hayan pillado a usted, al Profesor Torres y a Garzón el programa económico, eso no significa nada y queda moralmente desautorizado, cuando se emplea el sufrimiento de la ciudadanía como ficha del juego para ganar poder al precio que sea y se ponen en la ruleta los resultados de las urnas con una falta de respeto tan bestia, tanto por parte del Psoe como de Podemos. Ya no se sabe si es por ignorancia irresponsable, por frivolidad o por intereses de partido. Sea como fuere los resultados hasta ahora son patéticos.
La semilla del caciquismo que produce la cosecha de la casta manipuladora parece que ha afectado a todo el espectro político. Que nadie se salva de la quema. Y, por lo que se ve  no  solo a la derecha. A la izquierda también.




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