miércoles, 10 de febrero de 2016

La voz de Iñaki


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Nada ha cambiado de verdad

EL PAÍS 

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Es evidente, Iñaki, que las situaciones no pueden cambiar si primero no cambian las actitudes de quienes provocan las susodichas situaciones. Y esa peña no está por la labor, precisamente, porque se forra con las crisis que provoca y ya se hecho adicta a la adrenalina del juego financiero y como vive en su burbuja a la que no llegan problemas reales sino solo virtuales como los números jugando en bolsa, manejando dinero que no existe nada más que en la especulación, -si se intenta sacar dinero contante de un banco, que sobrepase unos pocos miles de euros, hay que esperar unos días porque los bancos no disponen de dinero líquido suficiente-; y pasa lo que pasa: que a esa peña le da igual que se arruinen todos, porque la ruina de todos es precisamente su riqueza ya incalculable. 
Janis Varoufakis en  "El Minotauro Global" apunta que de esta situación es imposible salir si América del Norte no se implica en serio y cambia el rumbo de sus directrices financieras posibilitando la creación de un MGRE, que ya anunció Keynes en los años 40, un Mecanismo Global de Reciclaje de Excedentes para que no se reprodujera la misma situación económica de los años 30 que dio lugar a la segunda guerra mundial y que, al parecer, era la intención de Strauss-Kahn al  asumir la presidencia del FMI; y ya sabemos como acabó su historia. En el mundo empresarial de Alemania, por aquel entonces, se comentaba la hipótesis de que el escándalo era una trampa preparada para quitar del medio el peligro de un cambio de rumbo en el FMI, que habría hecho posible muchas cosas, como por ejemplo, minimizar la crisis y sentar bases para que no se repitiese como está pasando ahora. 

Para que cambien las cosas habrá que crear nuevas conductas, nuevos códigos de interés, aprender a vivir de otro modo, con otros valores, y a no depender tanto del dinero y de sus falsas comodidades, que son una falacia a corto plazo y una ratonera de cara al futuro. Si el interés por el dinero es la miel para los moscas de la especulación, solo caben dos soluciones: cerrar el tarro y que se vayan o abrirlo del todo y que se ahoguen en él, pringadas, bloqueadas en su obsesión por la pasta y sin poder salir de ella hasta consumirse. 

Una cosa queda clara: o esto se arregla ahora con un cambio de visión y actitudes o del colapso global no hay quien salve al mundo. Llegó Obama como un respiro y una esperanza y en pocos meses se vio lo poco o nada que puede hacer el presidente de la nación más poderosa, y presuntamente avanzada, del Planeta. En vista de lo cual ahora se perfila nada menos que un cafre como Donald Trump como favorito para sustituir al desfondado reformador de hace ocho años. El mérito de Trump no es otro que estar forrado y tener tan pocos reparos como para llegar a ese estado tal y como están las cosas, cuando hacer dinero a esos niveles se basa especialmente en acaparar lo que debería compartirse dada la situación global en que estamos. 

Si los ciudadanos de EEUU fuesen inteligentes nunca votarían a millonarios como Presidentes de su país, sino a personas sobrias, sencillas y éticas, preparadas intelectualmente, que no necesitan demasiadas cosas porque son ricos en recursos personales y autosuficientes por dentro y no dependen del dinero para comprar el poder; no lo necesitan porque  ven "el poder" más como un sacrificio y un trabajo por la comunidad que como laureles y pompas  en el curriculum de sus egos ni como una fuente de oportunidades giratorias. 
Tal y como pintan los indicios no parece que la situación pueda cambiar porque los actores no cambian, y si lo hacen es a peor , si como parece, Trump sustituirá a Obama el próximo noviembre. No queda esperanza en las instituciones ni en USA ni en Europa ni en los países emergentes que han pillado el modelo de desarrollo equivocado siguiendo la estela americana en vez de seguir el camino de sus posibilidades y hacer una gran coalición de emergentes, que consiga funcionar con otro modelo económico de sostenibilidad más que de crecimiento sin límites como propone la macroeconomía USA, que es también lo que debería hacer la Europa del Sur. También es verdad que en cuanto algún país intenta hacer algo más justo y libre, le crean al rededor y dentro, tantos problemas, que no puede hacer nada. Sólo hay que recordar el Chile de Allende. Por eso es imprescindible la cooperación y el apoyo mutuo de las naciones más conscientes para hacer frente, no a la crisis, sino a la forma depredadora de gestionar un mundo cada vez más limitado en recursos, no tanto por la población, sino por los hábitos desorbitados de una parte de la población, que por cierto es minoritaria. 

No lo tenemos nada fácil. Pero, como sigue diciendo Varoufakis en su ensayo: Nuestra única esperanza es que la historia a menudo forja nuevas posibilidades cuando no parece existir ninguna. Así que permitamos que el optimismo brille en la oscuridad que nos rodea y hagámonos esta pregunta: si el Minotauro Global debe ser sustituido por un MGRE bien diseñado y acordado colectivamente ¿quién puede ser el agente de ese nacimiento? ¿Quiénes emergerán como actores de la historia esta vez? 
La lógica, según Varoufakis es que solo USA tiene esa capacidad, ya que Europa ha decidido desfondarse  a sí misma y está fuera de juego en su maremagnum y las economías emergentes están aún  demasiado verdes y entorpecidas con la crisis y su falta de costumbre de romper esquemas a nivel internacional. 
Es una hipótesis, a mi juicio, muy difícil de materializar porque, precisamente, para ello, USA debería tener la humildad previa y el valor decente de hacerse una autocrítica realista y ver el panorama como es y no como allí lo ven, y que comprendiese la responsabilidad que tiene en el desastre global el hecho de que su economía se haya convertido en el modelo forzoso de desarrollo infinito, por imposición, invasión y presiones controladoras sobre los mercados y los territorios, y eso no entra en los parámetros del país más fuertote, machote y primo de zumosol del mundo mundial. Tanto que, según sus propias encuestas, prefiere como presidente a Donald Trump antes que a una mujeruca como Hillary Clinton, no por el hecho de ser demócrata sino por el de ser mujer y menos millonaria, aunque bastante más inteligente que el preboste borderline. Claro, que siempre puede haber sorpresas y que algunas goteras graves del candidato a última hora le dejen en el banquillo o en el vestuario como ya ha pasado alguna vez, aunque eso por sí mismo no sea lo definitivo, tal vez podría facilitar otro rumbo en la política global americana.
 Ya digo, como no sea un milagro de la física cuántica mediante el que la conciencia despierta de una masa crítica humana suficiente y dispuesta a no seguir en las mismas haga cambiar las tornas dentro y fuera de USA, la llevamos clara. Si nuestra redención económica depende de los EEUU, el creador del desastre, de las rapiñas globales, de las multinacionales del trinque y del Gran Hermano mediático, apaga y vámonos. Difícil es que una economía que juega tan sucio y tantos beneficios saca para su oligocracia de la desgracia del prójimo, creando crisis horribles cada vez que los países y los pueblos se mueven para recuperar soberanía y solvencia sin depender del FMI y de los préstamos norteamericanos (sólo hay que ver la bajada espectacular e inentendible del petróleo, que ya es un bien escaso, cuando países como Venezuela o Brasil, riquísimos en materias primas, y especialmente en petróleo en el caso venezolano, se han intentado independizar del parasitismo financiero del gran vecino del Norte, como el bajón repentino de China en los mercados, que según los poderes controladores, es la causa de la nueva amenaza de recesión) Menuda pandilla de buitres. 

De todas maneras no perdamos la esperanza ni el pensamiento positivo, en que un cambio de orientación en USA, puede ser posible. A veces hay milagros y circunstancias sorprendentes que mediante un caos, o un shock puede hacerles reaccionar al colocarles en la misma situación que USA está colocando al resto del mundo cada dos por tres sin hacerse responsable de lo que hace. ¿Quién sabe en qué momento pueden cambiar y desbordarse las cosas llevadas al límite de lo injusto? Aunque sería deseable que fuese por métodos menos contundentes que el shock, que fuese por un cambio de conciencia que les llevase del Planeta de los simios armados y agresivos, a un mundo de respeto y fraternidad universal.

Pero, también hay que confiar en que puede despertar su conciencia colectiva y ver lo que hay y  entonces, ponerse al servicio del bien común en una nueva organización de estados por el decrecimiento sostenible y una calidad de vida menos mecanicista pero más rentable en materia de humanidad. Total, seguiría siendo el non plus ultra, marcando tendencia, que es lo que de verdad le mola hasta más que la pela, pero en buen plan, o sea, en solidario en vez de ir en modo terminator fashion.
Si lo hiciese por la fuerza de la inteligencia sana, sería el primer imperio de la Historia que en vez de morir matando aprendiese a vivir con modestia y honesta generosidad, creando mejor vida para los demás. Y eso sí que sería un récord, un number one de verdad. Casi un fenómeno paranormal que cambiaría la historia de la humanidad.

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