martes, 23 de febrero de 2016

La voz de Iñaki


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El partido pasmado

EL PAÍS 

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Partido pasmado y pringado hasta los topes. Inmovilizado en y por su propio cenagal. 
Acabo de subir a casa. He estado más de una hora en la puerta de la Comandancia de la Guardia Civil acompañando a las compañeras y compañeros de IU a la espera de la salida de Rosa Pérez del interrogatorio policial, en la operación Taula, que se destapó gracias a su largo empeño por descubrir los entresijos corruptos de Alfonso Rus y su cuadrilla en la Diputación valenciana. Si el pp es ya una basura per se et per accidens, con este tipo de mejunjes está mejorando el curriculum de su cloaca a velocidad de vértigo. Lo mismo que hicieron con el Juez Garzón y la Gürtel están intentando ahora hacer con los denunciantes del PSV, Compromís e IU.  El sistema del ventilador en la basura no da resultados que no sean acumular más mugre sobre los actores de la trama corrupta que inunda Valencia y Madrid como en un constante ping-pong de inmundicias en las que se puede tener encerrada a una persona inocente durante más de tres horas sin orden judicial ni imputación solo por decisión caprichosa y vengativa de la Guardia Civil, cuya cooperación con el enjuague del pp queda más que diáfana, precisamente un 23F...Una vergüenza  para todos y todas los y las que aún conservan viva la conciencia y no se han dejado camelar por la tiranía de los corruptos y sus redes clientelares. 
La Constitución debe reformarse urgentemente e introducir en ella un título  sobre la protección y la regeneración de la democracia y que en él se especifique claramente y  con todos los recursos que hagan falta la necesidad y la obligación de invalidar por medio de la Ley a los partidos políticos que abusando en mayoría de sus privilegios institucionales y prebendas añadidas a sus cargos, se constituyan como bandas mafiosas con el fin palpable y demostrado de enriquecerse y apoderarse del propio Estado, colocando a sus afiliados y simpatizantes en los puestos más relevantes y hasta en los tribunales de Justicia, abusando, empobreciendo, humillando y engañando a la ciudadanía, convertidos un semillero de delincuentes que utilizan la política como negocio y el poder que les conceden las urnas como arma contundente contra sus propios conciudadanos. Algo parecido a la ley alemana que impide que el nazismo haga parroquia entre los ciudadanos y que llegue otra vez al poder. 
Así la corrupción institucional se comporta como un neonazismo exterminador de derechos, garantías, libertades, ética, justicia y de moral política y social. Ya es hora de que nuestro país de países se despierte y empiece a comprender en la práctica lo que significa la corrupción, que empieza con las influencias, los enchufes, las excepciones, los aforamientos, las recomendaciones, el caciquismo, las prebendas y la normalización de los chanchullos, que empiezan por considerar con benevolencia los abusos y enjuagues propios pero acusando a los demás de lo mismo que se practica bajo cuerda. O sea, que una base de la corrupción es la hipocresía y otra el cinismo. Luego se extiende la falta de moral pública y privada por todo tipo de asunto y se convierte en sistema de gestión. Y es precisamente ahí donde debemos ser declaradamente antisistemáticos. No solo por ideología, sino sobre todo por la ética más elemental y por la transparencia inseparable de una verdadera democracia.

El pp viene demostrando desde hace mucho tiempo que es un peligro para la propia democracia, suprimiendo de facto la libertad de manifestación, el derecho a la huelga, amordazando y calificando como delito todo lo que no  cuadra a sus intereses, impidiendo y entorpeciendo en todo la acción de la Justicia cuando se trata de ellos. Usando el derecho y las leyes para darles la vuelta y convertidos en trampas legales y coartadas repugnantes. El pp está moralmente fuera de juego por su mal ejemplo y por establecer precedentes deshonestos y delictivos, es social  y políticamente tóxico. Debería empezar a considerarse un peligro social a la altura de las bandas narcotraficantes o de  las asociaciones de la mafia, la camorra o la ndragheta en Italia. Que envenenan con la ambición, corrompen con el dinero, crean adictos y chantajean con el poder las voluntades más lábiles y poco formadas en valores éticos, y tratan de conseguir con amenazas lo que no se deja comprar con el dinero. Con la diferencia agravante de que los efectos y consecuencias de las drogas se pueden apreciar en vivo, pero los efectos letales de la corrupción se se convierten en 'normalidad' contagiosa cuando están amparados por ayuntamientos, alcaldes, regidores, diputaciones, ministerios, subsecretarías y por los mismos diputados, senadores y presidentes de gobierno refugiados en el intocable poder político y en la inmunidad de sus cargos. 
El peligro del pp, al contrario que la droga química no es tan grave y nocivo para sí mismo como para el tejido social del propio Estado que  ni siquiera sabe implantar y respetar la independencia de los poderes Judicial, Legislativo y Ejecutivo; un Estado que cada vez más parece un corral de comedias del siglo XV  mezclado con un circo de mafias lumpen de poblado chabolista o con el Patio de Monipodio, donde entre los mangantes escandaliza la justicia y se aplaude el fraude y la delincuencia de los más hábiles y sinvergüenzas. 

Por supuesto que no se trata de que sea solo cosa de la derecha. Esta lacra supera cualquier tentación de confusión dislexíca. Ya tuvimos una dosis pedagógica suficiente en el periodo felipista y actualmente con los EREs, para saber que en todas partes cuecen habas cuando no hay valores ni principios éticos de por medio,  pero que no en todas partes se confunden por igual la decencia con la indecencia. En los tejidos más deteriorados y más desalmados, esa diferencia desaparece en un marasmo de avidez, crueldad, cálculos, beneficios obscenos y prisas por llevárselo todo cuanto antes.

Se trata, por encima de apegos partidistas, de que hay que regenerar la democracia. Y protegernos contra la dictadura de la deshonestidad venga de donde venga. Y de exigir que todo partido político para conseguir ese estatus, demuestre constantemente su transparencia, su impecabilidad y que al menor indicio de sospecha seria y comprobable se expulse al corrupto. Si una vez aclarado el problema y comprobada la inocencia del sospechoso, quiere volver, tendrá las puertas abiertas, pero nunca volverán a entrar los culpables y reos de cualquier delito, ni los que estando a la cabeza del partido no actuaron con diligencia en su momento y les hicieron propaganda, les animaron a seguir en racha o les protegieron aforándolos y entorpeciendo la labor de la justicia con sus influencias, destrucción de pruebas que ya en sí es una autodenuncia, y chantajes. Por ejemplo, Rajoy, Aguirre, Soraya, Aznar, etc.. en casos como el de Rato, Bárcenas, Barberá, Fabra, Camps, Rus, Castedo, Granados y demás hierbas fétidas. El mismo cordón sanitario debería colocar el Psoe alrededor del viejo partido felipista que hizo trizas los cien años de honradez de la buena gente socialista y aún les hace perder votos constantemente. 

Y desde luego es fundamental que ese pp, si quiere continuar en política, se regenere por entero, despache a los dinosaurios y dinosaurias de la gruta y la  pringue y abra las puertas a gente limpia y decente; y no es necesario que la gente sea más joven, basta con que sea decente, medianamente lúcida, superando el listón actual,  y que sea ética, competente y honrada, basta con que sepa distinguir el buen gobernar del saqueo y del caciquismo, basta con que no compre a nadie ni se venda por sobres y porcentajes haciendo su propio cortijo de lo que es un servicio público. La decencia, la inteligencia verdadera y la honorabilidad no cumplen años nunca . Al contrario, el tiempo las hace cada vez más frescas, las ilumina, las engrandece, las fortalece y las hace cada vez más necesarias y queridas. 

Y sobre todo que le quede muy claro al pp que ladrón no es solo quien roba una cartera, una bici o un bolso, que ladrón y además criminal de alta gama y  bajísima catadura, es quien se lleva en sus comisiones el dinero público ("mil, dosmil, tres mil, diezmil, docemil, hale, dos millones de pelas!" ('Alfonso, que te quiero coño', dixit), en maletines en casa de los suegros, en cuentas de  paraísos fiscales, en gastos de lujo, en comilonas, hoteles de cinco estrellas a 700€ la habitación por una sola dormida y pagarés en bolsos Louis Vuitton que es lo más normal que se puede ir regalando por los ayuntamientos, o trajes for ever young, viajes privados de luxe a costa del Ayuntamiento o del presupuesto nacional, las luces del bodorrio filial del Escorial, los Jaguars  poltergeist, todo tipo de juergas, regalazos y francachelas, un dinero que estaba destinado a sostener la economía, el empleo, la sanidad, la dependencia y los cuidados, la escuela y la universidad públicas, la ciencia, la cultura, las pensiones, los derechos  y la dignidad de los ciudadanos y ciudadanas que con sus impuestos sostienen el Estado.  Al parecer el pp no ha caído en la cuenta, quizás porque no conoce otra cuenta que la cuenta corriente y en ésa cuando se cae no se sale más ni se nota el nivelón de hundimiento. Y ese imperdonable lapsus scientiae tiene que subsanarse ya mismo si es que ese mogollón colectivo de manguis no quiere desaparecer y pasar a la historia de las calamidades y plagas bíblicas de las crónicas celtíberas, como un particular hundimiento de la Atlántida, el diluvio universal, el fin del nazismo, o la desaparición repentina y por sorpresa de la civilización cretense en versión Génova nº13. Ains!

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