Mariano, un político de lo más "in"

Rajoy hace la cobra a Sánchez 

Rajoy niega el saludo a Pedro Sánchez, antes de la reunión.(EL País)

 / Foto: ZIPI (EFE) 

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No se pone en duda que Mariano seguramente sea un buen hombre, un buen hijo, un buen padre, un buen marido, un escrupuloso registrador de la propiedad y desde luego un buen amigo de sus amigos, siempre que la amistad sea compatible con el enjuague "legal" de los mejunjes. Salvo casos extremos Rajoy aguanta firmemente  el tirón de la amistad fervorosa a tutiplén. 

Con lo que Mariano no puede es con la política real. Está convencido de que hacer política solo es mandar y que a uno le obedezcan. Y no es sólo Mariano quien lo cree. El pp, según estamos comprobando, es de la misma cuerda. ¿Qué se puede hacer para permanecer en política cuando ya no se manda? Según el código más inteligente, la solución es el diálogo. ¿Pero es posible el diálogo cuando éste se interpreta como una actitud de perdedores o un suplicatorio de emergencia par fracasados? 

Mariano en su burbuja sigue empecinado con que es el ganador de un imposible, de un concurso de belleza amañado y trucado en sus normas, en el que se nombra 'mister plenospoderes' al que preside el grupo más trilero mediante un similitruqui de entuertos que puntúa más alto el voto más ignorante y resignado y muy bajo al voto más exigente, informado y progresista. Los ciudadanos, ya desesperados por semejante merengue, se han echado al monte electoral dividiendo sus votos entre los grupos de más garantía democrática, que lejos de ser hegemónicos, son plurales. Está claro que la ciudadanía no quiere más campeones en solitario presidiendo el podium político, sino un equipo lo más decente posible que aprenda a trabajar en común. O sea, poniéndose de acuerdo en las necesidades colectivas de los sectores sociales, consultando a las personas interesadas, respetando la democracia directa, y sobre todo comprendiendo que el objetivo de su tarea es mucho más el servir que el mandar, la portavocía mucho más que la representación y el liderazgo todopoderoso, que hasta ahora habían marcado las pautas y diseñado una política elitista, cerrada en sí misma completamente anacrónica y ya hasta enrarecida en el mejor de los casos y podrida por la corrupción en el peor de los aspectos. 

Desde ese panorama la ciudadanía ha decidido que se acabó el pastel y que ya no vale la pringue de siempre. Por eso, de 22 millones y medio de electores, sólo 7 le han votado al pp, los otros 15 millones y medio se han repartido entre los grupos del progreso. Bien, pues Mariano, agarrado al mástil de su galera mientras se hunde, dice que eso no vale, que él es el ganador. El agua ya ha inundado la bodega, los camarotes, la sala de máquinas y la cubierta, la mayoría de sus marineros han abandonado el barco como han podido, los contramaestres y jefes de tripulación se le están cayendo por la borda, aunque él ha tratado desesperadamente de sujetarles con maromas que les dejan colgando en el aire y azotados y golpeados por el oleaje contra el casco, aunque él sigue creyendo que los ha blindado y que están a salvo de la tempestad. 
Como un alma en pena permanece subido en lo alto de mástil, que se bambolea en todas direcciones. En el enclave costero  más próximo se reciben preocupantes y angustiosas señales de alarma, por eso le han enviado al práctico del puerto en helicóptero para ver cómo pueden salvarle del naufragio y rescatarle con vida; el enviado, pendiente de la cuerda del helicóptero, le ha tendido la mano para rescatarle, pero este Capitán Memo, entre desconcierto, orgullo y horror vacui, tiene las manos fijas aferrando el mástil, en lo alto, con su bandera, su gaviota y sus PPs y además, como es muy macho, no se va a humillar aceptando un rescate que considera un ultraje con pérfidas intenciones -tal vez porque cree el ladrón que todos son de su condición y él nunca tendería una mano a alguien que no fuese un cómplice en igualdad de poderío o un rendido súbdito inferior en glamour- , por eso ha dejado en el aire la mano solidaria  que venía a salvarle de su propio desastre.

Es lo que pasa cuando se es tan "in". Inconsciente. Incompetente. Inadecuado. Incapaz.Intolerante.Infatuado.Infantilón.Inmaduro.Ineducado.Indecente.Impresentable.

Demasiado "in". 

Mientras el helicóptero del rescate se aleja de vuelta a puerto, entre los jirones del banderín de la gaviota rasgado por la furia del viento, fundido en las nubes se oye el eco de una voz en off muy familiar que deja en el aire una frase repetida hasta el infinito: "Márchese señor Rajoy, márchese señor Rajoy, márchese señor Rajoy..." Como si fuese el retorno homeopático  de la memoria colectiva convertido en estribillo.