sábado, 2 de mayo de 2009

Tres estados y un sólo reino

Nuestro cuerpo es el frasco
que contiene el oficio misterioso
de la perfumería universal.
Modela en pensamientos
la materia que se hace cristalina
o marmórea y opaca,
según el elemento dominante
en su composición fundamental.
De nosotros depende la forma y el color
de esa casa mutable y obediente.
El modo de aplicarnos
en su conservación. Y su restauro.
También el ritmo que acelera o retarda
su mismo deterioro y su extinción.

El líquido que encierra es un extracto,
un concentrado intenso de esencias elegidas:
átomos amarillos que aporta el pensamiento
en forma de centellas,
el agua emocional que evapora sus ondas
danzando en el azul
y sólo deja un toque de frescura
que limpia y aligera el sentimiento
cuando se absorbe entera
en el rojo dominio de ternura
que aporta la verdad del corazón.

El tapón que protege el proceso
es un filtro fundido en la conciencia
que cuando se descorre o se levanta
permite que el perfume contenido
nos abra con la llave del espíritu
y en él identifique nuestro vuelo,
capaz de penetrar las formas infinitas
sensaciones, ideas y palabras,
milagros y poesía, músicas repentinas
y sublimes,
alas de luz que suben por la escala de las notas
y riegan las praderas del color
que va de la violeta hasta la rosa
con esa Realidad de lo inefable,
que concentra en el beso del silencio
la escritura secreta del Amor.

La vaporosidad de esa experiencia
conoce el contenido y la trastienda
del único secreto verdadero
que hace del universo una canción
y con el suave aroma
despierto en lo invisible
hace posible el regalo del día,
el premio de la noche,
la discreción ambigua de la luna
y el soplo vigoroso hecho de sol.

No busqueis elixires tan sutiles
en las estanterías del mercado.
Ni perdais vuestro tiempo
en el zoco, buscando en frasco ajeno,
lo que nunca hallareis en tal estado.
Si moveis el tapón de la conciencia
lo sentireis vibrar en lo profundo
del frasco corporal,
entonces respiradlo dulcemente...

Lo que pueda ocurrir será el comienzo
en la ruta asombrosa del milagro.




Sanai-Ben-Syphanì "Manual del perfumista"

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