martes, 8 de noviembre de 2011

El debate y sus secuelas

El bipartidismo debe superarse. La vieja dialéctica de siempre está agotada. Hay muchas ideas originales y creativas para poder superar la crisis dando forma a una sociedad más rica en recursos humanos y en proyectos para compartir. Se echa de menos la sana pluralidad de la democracia real.
Los políticos deben aprender a escuchar y a olvidarse de dar sermones teóricos y aprendidos de memoria que chocan de frente con una realidad que supera y desactiva conceptos sobados y gastados. Desde ese ángulo, observé el debate. Y tuve la sensación de que en la precariedad del bipartidismo, Rubalcaba resulta más creíble, justo porque tiene más recursos aplicables que el pobre Rajoy, con su catecismo aprendido de memoria y repetido en cada debate electoral y para colmo practicado ya en comunidades autónomas en franca bancarrota corrupta desde hace la tira de años.
Está claro que le favorecen los casi 8 años de oposición cerril y obtusa, devastadora y medieval, sobre todo en una sociedad como la española que es adicta al linchamiento, a lo primero que confirma sus miedos y se desespera con facilidad y verborrea agresiva.Y ante cualquier contrariedad olvida los aciertos y las virtudes que le han ayudado a crecer. España es torpe y primaria en sus reacciones, por eso es carne de cañón para el engaño mediático, publicitario e insultón. No relaciona causas y consecuencias. Ni se imagina que sea imposible crear prosperidad con la irresponsabilidad de las privatizaciones que están desmantelando el Estado de derecho. Se acalora con las noticias pésimas y olvida la óptimas. Se desinfla enseguida. Y cuando ve oropeles e inauguraciones de pirámides, alucina y no se pregunta cuánto le ha costado cada ladrillo cobrado al mil por cien de su verdadero valor, para llenar los bolsillos especuladores del faraón que se llenan a base de comisiones e intermediaciones gürtelianas, mientras los esclavos siguen siendo esclavos en precario con sueldo de miseria, sanidad y educación bajo la amenaza sel copago, si es que queda algo de sobra para pagarles después de las fiestas y eventos. Por eso, se diría que se identifica más con la dureza acartonada de los ultraísmos, sean del color que sean.
A España le falta educación para la democracia y el civismo y le sobran vísceras en tensión constante. Ingenuidad malpensada y bocazas. Le sobran romerías político-falleras y le falta un sentido común que no es la perogrullada de Rajoy, sino la toma de conciencia para salir de la pasividad antisocial, egoísta, infantil inculta y primaria.
Pero mientras se va fraguando con mucha más lentitud de lo deseable esa nueva sociedad más lúcida e inteligente, y ante el debate inevitable de la confrontación, si tuviese que elegir entre la supervivencia con Rajoy o con Rubalcaba, elegiría a Rubalcaba. Dentro de la precariedad del sistema, prefiero que gobierne el menos bloqueado y el menos fatuo.El que tiene más reflejos y menos prejuicios. El que por lo menos ha tenido el detalle responsable de leer su programa electoral y el de su oponente. El que ha tenido mano y cabeza para facilitar el fin de ETA y además tiene la humildad de no ponerse medallas y atribuir a los vascos su éxito.
La verdad es que resultaría deprimente saberse gobernados por un robot programado para combatir a Zapatero hasta cuando Zapatero ya no está como quedó clarísimo en el debate, cuando Mariano Rajoy confundió el nombre de su contertulio. Mariano, como líder prefabricado, moviendóse a pilas como las muñecas de famosa, me recuerda los monumentos falleros. Tres días de gloria y exhibición para acabar en la cremà de una crisis laberíntica fraguada por sus mismos fabricantes y promotores. Y a quien, contra toda lógica, a pesar de las evidencias indiscutibles, las encuestas -no sabemos hasta qué punto manipuladas- se emperran en conceder la máxima confianza. Quizás es lo que esta España dormida necesite para despertarse de una vez por todas. Que gane el peor, porque un pueblo tan torpe, tan escaso en ciudadanía, que no reconoce la huella genética del totalitarismo más obtuso cuando la tiene delante, quizás no merece otra cosa mejor. Lo que es injusto es verlo y tener que soportarlo, cuando en la estrechez de la foto sólo salen dos y el resto no cabe. Porca miseria!

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