Aquí tenemos un ejemplo acertadísimo de lo que debe ser y debe hacer un estado para cumplir sus funciones y no ser un marrón miserable, y del magnífico resultado que da la inteligencia asociada y cooperativa.
Por muy buenos músicos que sean los intérpretes, si cada uno tocase a su bola interpretando partituras diferentes en el mismo e inevitable espacio orquestal, el resultado sería insoportable e insostenible en todos los aspectos, lo mismo que si toda la orquesta, muy ordenada, tocase el mismo instrumento totalitario y la misma nota todo el rato, como pretenden los golpistas, el concierto sería una ridícula bazofia.
El disco se titula "Cuerdas, aunque disímiles, aunadas". La cultura y el arte son herramientas fundamentales para desarrollar la inteligencia y la sensibilidad humana, es la evolución que civiliza y al mismo tiempo el producto de la civilización que evoluciona, es decir, la cara opuesta de la militarización de las sociedades. ¿Alguien se imagina que la música orquestal quisiera matar a 16 millones de seres humanos porque no le gusta lo que piensan?
El estado es una orquesta a cuyos compases baila el pueblo, que a su vez es la esencia natural de los músicos, de la composición y de la danza de la convivencia civilizada y solidaria, dialogante, abierta, consciente y despierta...como los mejores músicos, de cuyas filas emergen los compositores, directores y los solistas, pero sin olvidar jamás que la democracia es la música que los instruye y que es a la vez el resultado de la mejor instrucción. No hay concierto ni música de verdad si la orquesta es una mierda, la composición un fraude y la dirección un desconcierto. O sea, si los músicos no dan la talla. Así que, hále, a despertar YA!!!, señorías y señoríos, ciudadanía sustentadora del descalabro. Sin público que acuda a los auditorios y pase de todo empeño colectivo tampoco hay concierto/estado que resista.
Ufff!!!!
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