It's good to be the king
"– Majestad, se dice que el pueblo está excitado.
– Es normal, yo también lo estoy"
Luis XVI al Barón de Parné. Mel Brooks
¡Quién nos iba a decir que la loca historia del mundo sería nuestro libro de cabecera! No hay mayor sarcasmo. ¿Recuerdan al rey Luis XVI de Mel Brooks metiendo los morros en el escote de todas las cortesanas y exclamando gozoso "Es bueno ser rey"?
Si no lo recuerda, se lo digo: Es bueno ser rey.
No sólo por hozar en los escotes, que parece que también, sino por revolcarse en las arcas públicas, recochinearse en el desprecio a las leyes y vivir tan lejos y tan a expensas de los que tratas como tus súbditos.
¡Es bueno ser rey!
Yo no sé qué pensarían ustedes de un presidente que creyera que tiene derecho a un estilo de vida -él y toda su parentela- y se empleara en conseguir, aprovechando su cargo, las fuentes de financiación precisas para vivir toda su vida -él y toda su parentela- como un potentado de Silicon Valley. No sé qué pensarían, pero lo querrían en el banquillo. El servicio a la patria da para poco. Vives de prestado en un palacio -que le cediste a Patrimonio, porque no hubieras podido mantenerlo- y cuando se lo pasas a tu hijo pretenden que te quedes sin cacerías, sin vuelos privados, sin caballos y sin cortesanas. ¡Qué vergüenza, oye!
¿Recuerdan al Rey Luis XVI de Mel Brooks disparando "al pobre" mientras conversa con el barón de Parné? ¡Pobreee! Pummm! ¿Ustedes qué pretenden, que los nietos del que ha sido Rey Católico de España, Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, del Algarve, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, y de las Islas y Tierra Firme del Mar Océano. Archiduque de Austria. Duque de Borgoña y de Brabante, de Milán, de Atenas y de Neopatria. Marqués de Oristano y Gocéano, Conde de Habsburgo, de Flandes, del Tirol, de Barcelona, del Rosellón, de la Cerdaña, Señor de Vizcaya y de Molina, Rey de Hungría, Dalmacia y Croacia, Duque de Limburgo, Lotaringia, Luxemburgo, Güeldres, Estiria, Carniola, Carintia y Wurtemberg, Landgrave de Alsacia, Príncipe de Suabia, Conde de Artois, Hainaut, Namur, Gorizia, Ferrete y Kyburgo, Margrave del Sacro Imperio Romano y Burgau, Señor de Salins, Malinas, la Marca Eslovena, Pordenone y Trípoli y Rey de Jerusalén, no puedan conducir un Audi de motorización excesiva o montar a caballo si les place?
Puede que me haya saltado algún título pero no me equivoco en que ustedes quieren que se retrate con Hacienda como el común de los mortales. ¿En serio? ¿El Rey de la Mar Océana constreñido por los requerimientos terrenos de Hacienda?
Viendo lo anterior se darán cuenta de por qué es excepcionalmente importante que sepamos no sólo si es cierto que se pasó por la chequera la norma sino cómo lo hizo y de dónde procedía el dinero para hacerlo. ¡Cherchez la pasta! Porque lo de la mujer ya se nos queda corto. ¡Es bueno ser rey, ya saben! También era bueno ser sátrapa y nieto de sátrapa -vean lo que se querían llevar del pazo- y lo importante ahora es saber cuál es la diferencia, si la hay.
En los burladeros de la Fiscalía hay ahora mismo tres cuestiones abiertas, así nos dicen, que se pretenden cubiertas por la impunidad en su mayor parte (¡ay, que era inviolabilidad!) y que se desbordan más allá de lo que la capa de invisibilidad puede estirarse. Es el escándalo que no cesa. En realidad, más allá de esa protección excesiva que por miedo se dio al monarca en la Constitución, esa irresponsabilidad y esa inviolabilidad que casi parecen de monarca absoluto -¡Es bueno ser rey!- y que en ninguna república cubren al presidente más allá de los actos propios de su cargo -¡Pobre Sarko, que no era rey!- lo que supone un salto en el vacío es el origen de todo ese cargamento de Midas, que se sustrajo al fisco.
Dicho de otra manera, si ya resulta obvio que del Rey abajo, todos los que tienen fortuna y patrimonio no se retratan con Hacienda excepto caso de suma necesidad, o sea, que los pillen, lo que resulta menos obvio es el origen de los dineros. Todos sabemos de dónde salió la pasta que escamotearon los Botín o Messi o incluso de Cuatrecasas y Shakira, lo que nos piden ahora es que creamos que existe una multinacional del regalo de millones por tu borbónica cara y eso, eso ya es pedirnos demasiado.
¿Quién y por qué y a cambio de qué? Llamarse Borbón, primo, no es suficiente. ¡Anda que no hay Borbones tiesos de toda solemnidad! Eso es lo que se dice que temía el Emérito. ¿Por qué, por ser rey de la Mar Océana, o sea, Rey de España y por las influencias que agasajarle podrían traer?
Es imprescindible saber: ¿fueron empresarios españoles? ¿empresarios extranjeros? ¿cohechos? ¿tráfico de influencias? ¿lavado de imagen de gobernantes dictatoriales? ¿de dónde fluyó el maná y por qué? Nadie da nada por nada ni aunque te llames Borbón. Es peligroso pasar de puntillas sobre esa cuestión.
Tal vez no sea tan bueno ser Rey, porque sobre esto no se puede pasar página. Lo bueno de las instituciones democráticas es que si te falla el ocupante, lo relevas. Lo malo de la monarquía es que si te falla el ocupante, se te cae el chiringuito y muy grandes han de ser los esfuerzos y los méritos del siguiente para lograr sortear las minas que siembras.
La historia del mundo es muy loca, pero no siempre original.
Este año, difícil volver a casa por Navidad.
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