miércoles, 7 de octubre de 2009

El poder y la nueva conciencia

En el nuevo paradigma que estamos comenzando a construir, están cambiando muchas cosas y lo veremos reflejado en vuelcos sociales y sorpresas inesperadas que darán al atraste con montajes y estructuras viejas, que ya no se corresponden con las necesidades que la evolución necesita. La evolución, como la misma fuerza divina creadora y mantenedora del cosmos visible e invisible, no funciona con los parámetros "humanos" al uso, basados en el juicio, es decir, en la aprobación o el rechazo de ideas y tradiciones,costumbres o intereses, que se defienden o atacan según conviene al estamento cultural, social , religioso, político, étnico, genérico, económico, etc, al que se pertenece. En el nuevo modo de vida que se está empezando a desarrollar, el interés es el bien común. No el bien "común" de una parte, de un clan, de un trust, de una fracción, sino el bien de todos los componentes del conjunto humano. Por eso se hace sin lucha, sin agresión, con la fuerza de la serenidad que dimana de las cosas que llegan a su tiempo, como se nace y se muere. Como las cosechas maduran. A su tiempo. Eucronísticamente.

Una de las esclavitudes más perjudiciales que hemos soportado a lo largo de la historia ha sido la lacra del "poder"; un sistema que pervierte las responsabilidades que deben ejercerse al servicio de la comunidad y las convierte en manipulación usufructuaria de las mismas por parte de los gobernantes corrompidos, usando la posibilidad de utilizar la cosa pública para adquirir influencia social, autoridad política, económica o religiosa, para sacar provecho personal y de partido, escondiendo las ambiciones más bajas y rastreras en la pésima gestión de los asuntos públicos, hasta llegar a unificar falsamente los intereses de un colectivo ciudadano, con los propios de los dirigentes, de modo que los todos identifiquen la fuerza del gobierno, el símbolo de la nación, la gobernabilidad necesaria, con la figura y los intereses de los gobernantes. Y cuando esos piratas de la picaresca y el chanchullo se sienten acorralados por las consecuencias de sus errores y fiascos y delitos, intentan que el ciudadano se sienta perseguido y acosado, porque el daño no es pera el "héroe" que gobierna, sino para el pueblo entero, que está siendo menospreciado y maltratado por el poder central antitodo, absolutista y malísimo. Ha sido siempre la táctica de los imperios. Pero en nuestros días se ha agravado el proceso con el uso de los medios de comunicación y de la publicidad como armas indetectables pero realmente peligrosísimas para un sistema equilibrado de libertad de expresión y de participación ciudadana en los asuntos que conciernen a todos y no a los intereses interesadísimos de unos cuantos.

El poder,como todas las fuerzas que están a nuestra disposición, no es real si no se llena de contenido y se le da una aplicación práctica. El resultado de su función depende del uso consciente y justo que se le conceda, del modo en que esa fuerza operativa, que en sí es neutra, se utilice. Al llegar a este punto, la nueva visión consciente de la humanidad comprende que las ideologías que vinculan y articulan los estamentos del poder y que subyadcen en las decisiones políticas, económicas, religiosas o legislativo-judiciales, no sirven al desarrollo de todos, sino que están al servicio de una concepción partidista que mutila y margina las opciones diferentes y los intereses opuestos a quien manda más y corrompe mejor.
La concepción que se tiene de quienes deberían ser servidores públicos, es exactamente la opuesta: personajes ambiciosos, corruptos, manipuladores e intrigantes, capaces de lo peor para llegar al poder y mantenerse en él. Una aberración endémica que se debe soportar como un mal de "menor cuantía". En este sistema de desinformación zafio y obtuso, a cualquier cargo público la corrupción se le supone, como al soldado el valor. De tal modo afecta esta visión al ciudadano normal, intoxicado y desesperanzado por los media, -que no desean ofrecer otra cosa, que las peores noticias y desastres, ignorando los hechos buenos, nobles, sanos y justos, alegando que no son "noticia"- que el panorama apático y desmoralizante, no tiene en cuenta al servidor público honesto, ni valora sus esfuerzos; los medios se han encargado de tirar por tierra y desvalorizar a todos por igual. Y los llaneros solitarios de la ética deben lidiar solos, juzgados con la misma dureza que si fuesen corruptos. Así encontramos que se puede incohar un proceso contra un juez demostradamente honesto, sin fundamento alguno, y dejar sueltos los cabos de un grupo entero de jueces corruptos usados como tapaderas para ocultar verdaderos delitos, tras la más desvergonzada prevaricación. Así comprobamos que la maledicencia y la calumnia de las mentes enfermas, salpican y expanden las basuras propias sobre el "enemigo"a través de una prensa incapaz de analizar ni comprender, que vomita desinformaciones y deformaciones y se pone al servicio de la confusión para vender más y mejor. El resultado es lo que hay: la eterna historia de "buenos y malos", según del lado en que se milite. Ergo, la militancia y la partidocracia, nos están sobrando. Nos molestan y nos estorban.

En la nueva energía este concepto guerrero y obsoleto del servicio público como campo de batalla, áspero e inútil, el sistema de gobernar siempre contra algo, en vez de a favor de todos, no puede seguir vigente. Los miembros de un parlamento no han sido votados por la ciuadadanía para que se enfrenten y se falten el respeto, para que corrompan y esquiven al poder judicial, para que se renueven vestuario y complementos a base de conceder dineros públicos a los mangantes, pícaros y delincuentes, poniéndose a la misma altura de éstos. Para que dispongan de la región que gobiernan como si fuese su finca particular, para que deformen obras de arte que mencionan lo que no les gusta, como ese "Roger de Flor" de Chapí, que han mutilado y cambiado a su mediocre criterio y palurda concepción de la cultura "valenciana". No. No seguirán. Y no será porque nadie de fuera los espíe ni les persiga. Les persiguen sus acciones corruptas, su complejo de inferioridad, su no adecuación al momento histórico y evolutivo. Su demostrada incapacidad para gestionar con decencia y eficacia el patrimonio de todos. Su mediocridad. Su analfabetismo ético.
Ya se les ha pasado el arroz en la cocina del universo. Y el socarrat de su coentor, la puzza della loro immondizia, como dirían en Italia, atufa demasiado el medio ambente. Por eso mismo no necesitan que nadie les ponga zancadillas, las denuncias no las he hecho nadie de fuera de su entorno, sino la gente misma de su grupo, que está horrorizada de pertenecer a una mafia, cuando pensaban creer y pertenecer a algo digno. Tienen miedo y se han ido directos a la policia judicial para denunciar lo que sus conciencias en estado de renovación ya no pueden asumir. Quieren volver a dormir tranquilos. Tienen al "enemigo" dentro y se están desgastando al buscarlo fuera. No lo detectarán, pues su falta de inteligencia no les permite reconocerlo cuando se miran cada mañana al espejo. Las leyes universales tienen sus métodos y sus herraminetas de trabajo. No se conspira contra nadie, sino contra uno mismo. No se eliminan enemigos, se destroza uno mismo. No se engaña a nadie, la verdad tiene tanta fuerza que acaba por sobrevivir a sus potenciales verdugos. La sectas del poder, como Cronos, acaban devorando a sus hijos predilectos. Y los pactos con el diablo siempre acaban fatal. El mal odia a los perdedores que engendra y quien vendió su alma ya es un perdedor. Se ha despojado voluntariamente de su mayor riqueza: su conciencia.

Desde el nuevo paradigma de conciencia la participación ciudadana en el bien común no es hacer "polìtica"tal y como se entiende ahora, sino una obligación ética y moral lejísimos de las ideologías y ajena al partidismo, que según su nombre indica, es división y fisión, como la desintegración atómica, destructivo y creador de luchas inútiles. Socialmente mortal por desgaste y enfermedad colectiva. Cada ser tiene perfecto derecho a pensar, sentir y hacer lo que considere bueno y constructivo para su vida y su persona, mientras su mundo privado no interfiera y perjudique al resto. Y por tanto tiene el deber de trabajar para lograr una sociedad que permita ese estado y forma de vida para todos. El bien común.
Estamos en el final de unos tiempos devastadores y en el principio de un mundo nuevo. No nos asustemos de que las viejas estructuras que se niegan a evolucionar y a rehabilitarse, adaptándose limpiamente y sin lavados de cara estratégicos, a las nuevas necesidades y desafíos, se desplomen sin que ninguna piqueta desde el exterior las golpee. Se derrumban porque sus cuarteadas bases ya no soportan el peso de la inutilidad y la hostilidad inoperantes, per sé.
No se puede ya sostener que el cambio climático es un rumor sin base. Un alarmismo. No se puede sostener que los intereses personales y amiguistas organicen el modo de gobernar. No se puede sostener que las conductas corruptas demostradas son infundios. No se puede gobernar desde la paranoia viendo enemigos en quienes opinan diferente y enriquecen con su visión la limitación propia. No se puede imponer el chino como estudio para impedir una asignatura imprescindible como educar ciudadanos para el mundo que está gestándose, sólo por pánico a afrontar en público lo que se vive oscuramente en privado. No se puede montar una cruzada religiosa y menos para rentabilizarla políticamente. Toda religión que no se basa en el respeto al prójimo y a su derecho a elegir, es falsa. Pura idolatría de conveniencia. No se puede manipular la información, porque el mismo manipulador acaba por creerse su propia farsa y romper sus vínculos con la realidad entrando en un estado de demencia peligroso, que le incapacita para gobernar, ya que no es capaz de controlar su miedo a la responsabilidad de afrontar lo real y eso es lo que lo ocurre cuando decide falsear o silenciar la información o no responder a la prensa ni al congreso cuando le piden respuestas y razones de sus actos sin fundamento ni coherencia. De sus delitos que todos ven, menos el interesado y la camarilla interesada en seguir lucrándose de un personaje chantajeable y teledirigible. Vendible y comprable. Todo esto es el epílogo a que ahora nos enfrentamos desde la esperanza y la comprensión. Desde el perdón preparado para cuando esté listo el arrepentimiento hecho realidad y las ganas de devolver lo arrebatado: la dignidad de un pueblo engañado y alienado, que ha dejado en manos negrísimas y desastrosas su presente. Y que ahora está pagando tan cara su atolondrada elección y su falta de discernimiento. Un pueblo así de fatuo, iluso, elemental e ingenuo merecía este escarmiento. Seguramente por eso votó en masa el despropósito. Ya se sabe que con la masa, sobre todo, se hacen churros. Y así estamos. Esperando que las existencias se acaben y la churrería cierre por falta de clientes.
La nueva conciencia ya sabe alimentarse mejor. Los fritos son pesados y pierden aceite por todas partes. Producen colesterol. Prefiere el aire limpio a la fritanga. La huerta verde y viva, al cemento desolado. La cultura de las bibliotecas al chisgarabís de la wikipedia mediática. La fiesta civilizada y hermosa de unas fallas musicales y participativas, al estruendo palurdo del bestiario montaraz aislado en carpas insolidarias e incívicas. El diálogo y el respeto a la burla de las instuticiones en degradación creciente. La inteligencia y la bondad, a la chulería impositiva. La crisis dead the old way of life .
El universo nunca se para. Y todo se armoniza por sí mismo. Los propios males traen sus remedios escondidos en su interior: El aprendizaje y el cambio irreversible. El antídoto perfecto.Todo está en marcha. No hay más poder real que la propia justicia eterna dando a cada uno su parte según sus actos. Ni más riqueza que la inteligencia del amor haciendo posible la nueva vida.
Ya queda menos.

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