martes, 21 de julio de 2009

Un dilema

-Maestro, aquí vengo a entregarle mis inquietudes, mi búsqueda y mi libertad, para que usted me guíe por el camino de la perfección. Haga de mí lo que considere oportuno.

-¿Quién te ha dado esa libertad que me ofreces?

-Supongo que Dios.

-Así es. Y ¿crees que esa herramienta imprescindible y sagrada de tu libre albedrío la puedes ir entregando por ahí al primer hombrecillo, débil y tan deficitario como tú, al que consideres "maestro", si ya estás partiendo de la base de que no sabes encontrar el camino? ¿Quién te asegura que yo no voy a equivocarme y no te confundiré con mis errores? ¿A caso te ha dado Dios el don imprescindible de la libertad para no usarla por miedo a equivocarte?

-Es que temo no saber como caminar solo.

-¿Recuerdas como aprendiste a andar?

-No. La verdad, no lo recuerdo.

-Pero caminas, ¿no?

-Claro!

-Para que caminases, tuviste que soltarte de los brazos de tus mayores. Tuviste que atreverte a experimentar por ti mismo la capacidad de vencer la fuerza de la gravitación y a dominar el equilibrio motriz. Ejercitaste tu libre albedrío para ser independiente. Como Dios te creó. Ahora estás aprendiendo a descubrir quién eres y ¿quién mejor que tú mismo para averiguarlo?

-Pero entonces ¿qué es ser maestro? ¿no es aquél que nos conduce a la verdad segura?

-Maestro es aquél que camina a tu lado y aprende contigo el arte de conocerse a sí mismo al mismo tiempo que tú. Sirviéndote y acogiéndote en los momentos de dificultad y agradecido por el servicio que le prestas. En realidad un verdadero maestro nunca dirá que lo es, porque él se considera un eterno discípulo de la verdad divina y un parvulito en el amor de Dios. Pero creo que yo ni siquiera llego a eso. Aún me queda tanto por hacer, descubrir y trabajar...

-Entonces ¿qué hago?

-Pregúntale a tu libertad consciente qué debes hacer y obedecela.

Silencio largo. Tras el cual llega la resolución:

-Mi libertad dice que aprenda de un hombre como yo, a encontrar mi propia via. Él ya sabe que ni siquiera es un parvulito y yo ni siquiera me lo había planteado.

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