domingo, 22 de septiembre de 2013

No sé como han tardado tanto en hacerlo. Qué paciencia tienen los catalanes!

Portazo de Barcelona a ‘Isabel’

R. G. GÓMEZ / B. CIA Madrid / Barcelona
El veto del Museo de Historia de la ciudad a grabar la serie de TVE sobre los Reyes Católicos en el Tinell desata una polémica política.
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Es de admirar el aguante de las instituciones catalanas en este tema, como en tantos otros. Y es de compadecer el aguante acrítico y merluzo que nos hace al resto de españoles inmunes a los detritus monárquicos de la historia tanto antigua, como moderna y comporánea y ensalzar la maza que nos ha golpeado desde siempre y la espada que nos ha descuartizado el alma y el sentido común ciudadano.

Que la serie esté bienhecha, bien documentada y bien ambientada no puede ocultar su intención: reavivar  las cenizas del yugo y las flechas, sin calcular que nuestro inconsciente colectivo ya se saturó para, por lo menos, doscientos años, del patriotero contenido, algo, que además el estudio de la Historia real nos mostró a los de mi generación, ya en el Instituto como en la Universidad,  leyendo y estudiando a los verdaderos investigadores expertos en el asunto.

¿Fue un mérito de Isabel y de Fernando unificar "las Españas" y echar a los españoles de cultura y religión musulmana y hebrea? No. Para nada. A parte de una decisión inhumana y cruel, avalada y circuncidada por la Inquisición y el Vaticano que les calificó para siempre de "Católicos", con toda la razón del mundo,fue una torpeza y un error que ha empobrecido el substrato cultural y cognitivo más profundo y abierto de la sociedad que hemos heredado. Sólo fue un agrandamiento explosivo de sus ambiciones egocéntricas territoriales y una lucha fanática por el poder personal, que en nada se refiere al bien común ni a la mejora de nadie, nada más que en provecho de sus tesoros particualares y del inflamiento de sus egos egregios, mientras por el camino se cargaba a hermanos, cuñada, sobrina y a quien fuese menester.
Parece que aún no ha habido ocasión para hacer una serie en la que la historia se cuente desde la mirada de los Pacheco, el Marqués de Villena, su hermano y su hijo o desde la óptica de Enrique IV, del que  nunca sabremos quién lo envenenó, lo mismo que a Alfonso el también heredero y rival de Enrique, estando la Isabelita de por medio. Desde luego la "providencia" en aquello tiempos no es la que solía hacer posible que una princesa ambiciosa y marrullera, con mal genio y más soberbia que vergüenza, accediese a un  trono tan disputado con esa facilidad liquidadora en serie, colocada tan distante en la lista de sucesión al trono, además de ser mujer y detrás del desgraciado Alfonso Trastamara, de Juana de Portugal, la viuda del reinante Enrique IV, que debería haber sido la regente durante la minoría de edad de la heredera legítima Juana "la Beltraneja" ( a saber qué cronista pelota y agradecido se inventó que era hija de Beltrán de la Cueva y no del rey) Isabelita huele a chamusquina desde que se estudian los fondos oscuros de la leyenda y se ve la columna intacta de la Historia. 

El franquismo hizo de esa pareja de cafres coronados un mito y un patrón modelo de talibanismo acaparador, al que intentó copiar fielmente los peores rasgos, que eran todos. Y al mismo tiempo se ocupó de definir como zafios desestabilizadores de la unidad de la patria a las Comunidades y Germanías que, precursoras de una democracia que nunca llegó a madurar por falta de apoyo y por miedo a la represión, rechazaban ese sistema avasallador y totalitario, como se vio muy bien cuando llegó Carlos I de España y V de Alemania, el nieto de los dos  buitres ansiosos de poder y territorios, y donde ya el germen de la UE avasalladora se estrenaba para los españoles inaugurando un imperio ruinoso y desbaratado por la ambición y la crueldad del descubrimiento de América, que Bartolomé de las Casas describió sin pelos en la lengua ni en la pluma, un imperio depredador a saco "donde no se ponía el sol" precisamente porque nunca llegó a salir.  España siempre y especialmente desde entonces hasta ahora, ha sido un puro black out en todos los aspectos públicos e institucionales y ya es hora de que le pongamos remedio de una puñetera vez. De que se cuente la verdad y nos dejemos de telenovelas deformadoras de lo que hubo y no hubo.

Como en tantas ocasiones la lucidez de Catalunya es admirable, negándose a seguir haciendo el canelo histórico una vez más. Visca Catalunya estupenda, autónoma intelectual e independiente tanto en la salvajada de los toros como en lo de los reyes catastróficos y fantoches. Una maestra maravillosa para una escuela de chicha y nabo. Gulliver en el país de los liliputienses.

No hay comentarios: