sábado, 21 de septiembre de 2013

Hay que cambiar de gafas sociales. Sí se puede!






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 Aquí va esta referencia. La fundación internacional Baltasar Garzón. Es una página muy interesante y rica en información y reflexiones. Hace mucha falta que sobre todo los que viven de la Justicia se esfuercen también por vivir con y para la Justicia y sean hombres y mujeres incorruptibles, capaces de tal independencia ética y de conciencia, que supere sus propias ideologías siempre limitadoras y parciales. 
La plataforma para esclarecer la verdad me parece un avance interesantísimo, como  la buena, y a la vez triste, noticia de que la causa de nuestras víctimas se defienda desde Argentina. Buena, porque demuestra que la Justicia mueve las conciencias de todos y triste porque lo es tener un país donde la ley es una mercancía y no la norma de la decencia y la equidad. Donde los delincuentes están en la cresta de la ola y los hombres justos en el exilio profesional si quieren seguir trabajando por un mundo mejor o con bozal y mordaza si no tienen más recursos disponibles que el miedo y las presiones constantes, que también es humana la fragilidad y no todos tienen el temple para seguir cuando las tinieblas lo cubren todo de oscuridad. Eso está deteriorando tanto nuestra sociedad, que la Justicia ahora mismo en España es como un estanco o como un puesto de lotería. Expende sentencias a gusto del comprador o del conseguidor. 

Ya es hora de que tabúes inamovibles como las instituciones se cambien si no dan la talla para la que fueron pensadas. El Estado, es uno,  los tres poderes públicos que lo sostienen, son otro. Pero es a la base, a la ciudadanía responsable, a la que ahora le toca hacer la tarea que no hizo hace un par de siglos: liberarse del totalitarismo institucional del Estado que ahora actúa al revés de sí mimo: privatizándose en el dinero pero extendiendo la miseria y el abuso,en  un Estado cuya función básica es conseguir y facilitar el bien común y no machacarlo y entorpecerlo, valiéndose de ilegitimizar la legalidad a su conveniencia e interés empresarial y no político-social, que es es la razón por la que existe.

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