sábado, 14 de septiembre de 2013

Marginación por defecto y por exceso


Hay que salvar a los niños eshpañoles del hambre y la desnutrición. En las escuelas públicas los chiquillos ya se empiezan a caer redondos en el recreo porque van a clase sin haber cenado el día anterior ni desayunado antes de ir al cole. Padre y madre en el paro. Subsidio de miseria o ya caducado. Apoyo social cero. Sólo la caridad cuando se encuentra, que no todos pueden permitírsela. Hay que salvar a los niños de la hecatombe. Y sobre todo de que crezcan en un país sin entrañas descerebrado, gobernado por depredadores sin sentimientos ni remordimientos, o sea, sin alma ni conciencia. Donde el fiasco de una mascarada de olimpismo-ficción se lleva más presupuesto que la escuela, sólo  para pasear testaferros de la inutilidad y la desvergüenza.
Con lo que cuesta mantener a mini Doña Leonor, su palacio, sus trajes, sus coches, sus tatas, sus coles, sus caprichos y a su familia en pleno, podrían comer y educarse los niños y niñas que en el futuro, que están pintando los poderes de la mugre, tendrían que seguir manteniendo a Leonor y a su parentela, ella  como reina, quieran o no, si esto sigue como va. Esperemos que la experiencia cambie las vías de la Historia por otras más adecuadas, felices y ligeras. Para bien de todos, incluida Leonor y su salud mental, su desarrollo humano y su adaptación al medio.

En cuanto a ella, como niña, pobre criatura. Pobre menina mayestática, que parece escapada del cuadro de Velázquez y fuera de época totalmente. Un fleco extramuros de la historia pasada que se ha quedado enganchado por debajo del tiempo. Es como rescoldo en el brasero de una tradición que atufa y marea bajo la mesa mesa camilla de una pringue consuetudinaria, inerte, vacía y muerta.
La pequeña Leo ya ha nacido en cautividad millonaria y con esperpéntica predestinación adjunta. Tan linda y tan manipulada desde la cuna. Qué penita penita pena. ¿Qué será de ella cuando vea que los augures no acertaron, que la han timado miserablemente, que la educaron para la Edad Media y le ha tocado vivir en el siglo XXI metida con calzador, donde los reyes y reinas que no encajan en la Navidad, como los Magos de Oriente, en el ajedrez o en las barajas, son anacronismos que nadie quiere mantener a su costa?  ¿Por qué su madre tan inteligente, por profesión, no hace algo para remediar ese infanticidio premeditado por una dinastía en extinción con un curriculum digno de Freud, Rojas Marcos, el Cottolengo y Sherlok Holmes? Esto no es Inglaterra, ni Suecia, ni Noruega, ni Bélgica. Allí los reyes se lo curran bastante. Saben que los ciudadanos les soportan porque ellos se comportan como ciudadanos normales, en todo lo que pueden. Y están al quite de todo, empezando por la responsabilidad y la transparencia y el respeto a las instituciones, que están por encima de la corona y no por debajo. Son una tradición que a los ciudadanos les interesa mantener. Aquí no es el caso. España nunca ha elegido ser monárquica, las dos únicas veces que pudo hacerlo eligió república con la mala fortuna de que la clase oligarca que tiene la pasta y el poder, sí quiere reyes o dictadores adecuados a sus gustos, para que el Estado haga la vista gorda y reyes y oligarquía se protejan mutuamente en la corrupción. Y la compartan como buenos camaradas del abuso y la depredación. Por eso en España los reyes son caciques y los ciudadanos no los quieren ni en pintura. Los soportan mientras no descubren lo que hay, una vez visto el percal, sólo  quieren librarse de ellos. Es una realidad mucho más real que la Zarzuela, que más bien es una opereta temporal o sea una ficción que sale carísima.

Aquí van algunas ideas para completar la educación de la egregia infantita y su entorno familiar:

Llevarla a un cole público de barriada periférica sin falta. Hoy mejor que mañana.

Que sus papis, por una larga temporada y para no romper el equilibrio mental de la niña, se dejen el palacio y se vayan a vivir a Entrevías, por ejemplo y que ayuden a Enrique de Castro en el barrio. Ah, y que las niñas vayan a catequesis para la primera comunión en la parroquia con los demás chiquillos y los padres, a las reuniones semanales de formación humana y social, que es el cristianismo real y no lo que vocifera y masculla Rouco Varela.

Que Letizia vaya a comprar al mercado y haga cola en la frutería como todo el mundo y cocine y tienda la ropa en el patio interior sin tiempo para decorarse ni acicalarse porque  el día con 24 horas no es suficiente cuando la gente se tiene que valer por sí misma y no hay dinero para pagar una asistenta.

Que Felipe se saque una licencia de taxista y vaya practicando como se puede vivir con una miseria de sueldo y teniendo que pagar la letra del taxi, el alquiler o la hipoteca, la luz, el agua, el gas, la comida, la ropa, la gasolina y con un quita y pon para vestirse: de faena y de domingo y comprobar que nadie se muere por eso ni es menos guapo ni menos válido. Al contrario, resulta socialmente mucho más útil, gratifucante e interesante, por lo que enseña y comparte y porque en vez de un parásito al que hay que mantener para que se pasee en nombre de quienes ya pasean bastante para ganarse el pan, es él mismo la riqueza de su país, porque su trabajo es mucho más importante que el de príncipe cantamañanas.

Que con lo que gane en el taxi Felipe tenga que pagar, además, los 500 o 600 euros de los libros de la nena y el material escolar, porque la escuela no dispone de libros ni de ayudas para comprarlos. Y además si Lety no se apaña para combinar horarios por falta de costumbre y de control sobre su tiempo sin secretarios que le digan a donde, cuando y como ir a los sitios siempre llevada por otros y la niña debe comer en el cole y pagar tres euros diarios por el bocadillo casero con el tupperware, ya irán viendo lo que significa ser español y trabajador, sin riquezas heredadas y/o depredadas en familia a costa de ciudadanos que a pesar de vivir bajo mínimos, o precisamente por eso, deben mantener a sus altezas además de pasarlas canutas para sobrevivir.

Si después de esa experiencia no renunciasen al trono con verdadera repugnancia y con la contricción sincera por haber vivido tantos años por encima de las posibilidades de la mayoría de ciudadanos y haciendo el vaina chupóptero a base de impuestos, trbajo y desgaste, demostrarían ser unos monstruitos sin conciencia que nunca deben gobernar nada porque les faltaría lo fundamental: inteligencia y humanidad. Y entonces, si se aferrasen al chollo, habría que echarles como sea, aunque fuese despegándoles del trono con disolvente, rasqueta y agua hirviendo.
Es necesaria una recogida de firmas para salvar a Leonor de su nefasto destino y, de paso, salvar a los españoles del nefasto destino de Leonor.

Lo que malgasta Zarzuela debe ser para la escuela

Lo que se invierta en escuela lo ahorraremos en Zarzuelas

Si existe ciudadanía no hace falta monarquía

Solamente hay monarquía donde no hay ciudadanía

No te engañes, ciudadano, si aún estás pagando un trono
más que humano eres un mono y por eso te mereces
la miseria que padeces

Los recortes a la Corte de las Cortes

 

Cómo educar a una reina de España

La infanta Leonor, llamada a ser reina, comenzó ayer el curso. Estudia donde lo hizo su padre. Así es su educación. Por MÁBEL GALAZ


No hay comentarios: