Ayer hubo españoles que también quisieron celebrar la diada a su aire. A su aire cerril. Y atacaron en Madrid lo que se les escapa en Catalunya. Es el sistema connatural de quienes no disponen de herramientas dialogantes, de los que nunca preguntan porque ya desde chicos les grabaron a piñón extrafijo en las dendritas el programa de festejos y todas sus opciones, que se reducen a una sola . "España es una", gritaron, resumiendo el mandato de su catecismo, enardecidos por la distancia en kilómetros y entendederas entre Catalunya y la Meseta Central.
Pues la verdad es que para ser una, España, presenta demasiados socavones kilométricos que nunca se ha permitido a sí misma ir rellenando y asfaltando para poder autoentenderse que es lo mínimo que se puede esperar siendo Una y no el cipizape que estamos habituados a soportar como este contranatura más natural y normalizado en el que sobrevivimos como podemos; se diría que España es sólo una para la corrupción, para el fanatismo, para impuestos feudales, para las arrancadas de caballo-paradas de burro, la boca caliente y el compromiso en el congelador, para la profunda incultura democrática y la caspa mugrienta de los bises históricos y bastante histéricos. Para la "cortura" de lo cerril y la escenografía de lo grotesco. En eso aciertan de pp a PAH y de banco a desahucio preferente, los alevines de la uniterapia compulsiva.
Ser Una, Grande, Maniatada, Expoliada y Machacada es un programa muy poco original y un escudo vergonznte, repetitivo y muy poco seductor para quienes se ven reducidos a serrín institucional por obra y desgracia del caciquismo impolítico que considera la Política un vicio peligroso del que se sirve, obviamente, para apoderarse de los gobiernos y fusilar después e impunemente la democracia a sangre fría whith café con leche embotellado. Y que es la inmensa minoría de esa "unidad" estrafalaria, fuera de tiesto y de contexto.
Catalunya no puede romper una unidad que no existe, sólo quiere evidenciar su deseo de no permanecer por más tiempo en tal enjuague indecente y contagioso; sólo hay que ver el parentesco directo y forrante entre el pp y ciu. La mayoría de catalanes no quiere algo así. La mayoría de españoles, tampoco. Pero hay una diferencia entre ambos que justifica la aspiración a la independencia catalana: ellos tienen el valor de reivindicar y de plantarle cara al monstruo del tabú y el resto de españoles, excepto los vascos, no lo han hecho nunca. Reivindicar su independencia respecto al poder oligárquico que desde siempre se ha confundido alevosamente con "la patria", "los principios" y "la esencia española". Eso nos ha partido por el eje. Desde que los puñeteros ególatras y crueles Reyes Católicos la pifiaron por los siglos y los siglos juntando sus ambiciones individuales con el Sacro Imperio Vaticano expulsando a los españoles de religión islámica y hebrea, con lo que arruinaron la cultura que Alfonso X animó con el respeto y la verdadera unidad y que plasmó en la Escuela de Traductores de Toledo, hasta colocar a Borgia como papa y convertir a Fernando de Aragón y Castilla en el modelo de gobernante sin escrúpulos que inspiró a Maquiavelo su tratado pedagógico, "El Príncipe", sobre la miseria del poder absoluto y sus trampas repulsivas.
De aquellas polvaredas indecentes vienen estos lodos asfixiantes. Cuarenta años cantado a voz en cuello en la escuela: "De Isabel y Fernando el espíritu impera, moriremos besando la sagrada bandera", no han sido en balde. Lo terrible es que los españoles han descubierto demasiado tarde el timo de la interesadísima y supuesta sacralidad de la bandera y que la patria no es un ideal sino un apaño de intereses nada patrióticos, que funciona como una apisonadora de derechos y libertades porque siempre acaba en manos de los mismos...Una patria que deja en la calle a sus habitantes más humildes, que se habían ganado un hogar a base de trabajo y esfuerzo año tras año, que va como una piraña detrás de los abuelos para dejarles sin pensiones, que empobrece la escuela pública para llenar los bolsillos de la iglesia romana, -ese Estado-buitre dentro de otros-, que recorta el trabajo, la inversión, los salarios y los servicios de todos mientras mantiene en las alturas los derechos, abusos y prebendas de los legisladores sobornados por el mercado, no es una patria deseable nada más que para los bandidos que la esquilman y por eso la quieren "unida" bajo el yugo de los reyes de marras y bajo la amenaza de las flechas de sus esbirros: el dinero y el poder absoluto del dinero. Ejemplo práctico:
¿Alguien podría darnos una razón convincente por la que se vea el fundamento ético de que se gasten más de 4.000.000 de euros en reparar el Congreso -o más bien en perforarlo, según se ha comprobado ayer mismo- mientras se desechan las propuestas de ley para evitar desahucios y abusos de la banca en ese mismo Congreso y hoy se juzgue en Valencia a dos ciudadanos, con la amenaza de una condena de dos años de cárcel, por protestar en ese mismo recinto contra la barbarie y el desprecio a la ILP que defiende sus derechos con la bendición y el respeto del gobierno de la UE? ¿Cómo es posible que sea más importante el lugar donde se legisla que la vida y los derechos de quienes pagan el Congreso, el sueldo de los congresistas y las obras de reparación?
¿Cuántas becas, comedores escolares y enfermos sin recursos se habrían podido atender con esos cuatro millones de euros?
¿Qué puñetas de patria es el mejunje que pide dinero prestado para salvar banqueros y dejar en la calle a los ciudadanos que no han arruinado a nadie? ¿Una patria que premia sinvergüenzas y parásitos mientras castiga a los trabajadores, educadores, médicos, científicos y profesionales de tantas ramas del saber, que se deben expatriar para poder comer, trabajar y vivir con dignidad, es una patria? Venga ya!
¿Cómo es posible que un diputado en el restaurante del Congreso coma un menú completo por tres euros y un niño en la escuela pública tenga que pagar tres euros por comer lo que trae de su casa en una fiambrera?
¿Dónde están las reivindicaciones de la oposición parlamentaria? No las oímos. No les vemos plantarse y declararse en huelga ni denunciar esta crueldad en el Tribunal de la Haya, ya que en España la Justicia es un imposible pperizado. ¿Qué unidad es ésta?
¿Qué clase de tomadura de pelo se ha dado en llamar "patria" y se atreve a amenazar a quienes no se pliegan a su irresponsabilidad criminal por muy "legal" que la pinten?
Legal es cualquier cosa que un hatajo de caciques califiquen de "ley". Nada más. Una ley sobre todo, para tener el valor de tal legalidad, el primer requisito que necesita es servir al bien común y no a reprimirlo y anularlo.
Tras la reclamación más que justa y el derecho natural de los catalanes y de todas las comunidades autónomas, está la prueba de la democracia española. Si es real y funciona como tal democracia, Catalunya será respetada elija lo que elija. Catalunya es la hija y hermana que ha decidido emanciparse porque se siente con madurez bastante para elegir su casa, su trabajo y su forma de vida. La "madre" y la familia españolas debería sentirse orgullosas y animarla, como hacen los padres y madres que no viven de los hijos sino de su trabajo y esfuerzo. Y animar a los demás hijos y hermanos a hacerse responsables de sus vidas y necesidades, de sus votos y gestores representantes, aunque siempre quedará el vínculo familiar, cultural y fraterno de la federación. Una solidaridad madura y civilizada. Como ya se vive en otros países de Europa y del mundo sin que nadie se rasgue las vestiduras ni ponga el grito en el cielo. Sólo hay que racionalizar un poco los motivos más que legítimos y lícitos que llevan a ese tipo de decisión.
Estoy convencida que una gran mayoría de españoles, si lo reflexionan y lo dialogan, si repasan nuestra historia y su dolor congénito lleno de infortunios y esclavismo disfrazado de "dios, patria y rey", rubricado con el terrible y clásico "¡vivan las caenas!" y millones de muertos a capricho de inquisiciones, tabúes, guerras imperiales, torturas, asesinatos genocidas por ideas y diferencias , exilios forzosos que se convierten en emigración para sobrevivir, contiendas civiles, democracias siempre soñadas y nunca conseguidas porque un sector primitivo de la población no lo quiere permitir, teme perder privilegios y miedos aseguradores de que nada cambie a mejor, si lo piensan bien y con inteligencia, comprenderán por completo la opción de los catalanes. Y la respetarán.
Una patria no es sólo la tierra donde naces, sino, fundamentalmente, el lugar geográfico y espiritual en el que encuentras trabajo digno, justicia social e individual para todos, una convivencia armónica, unas instituciones eficaces, transparentes y decentes, unos servicios solidarios, una cultura democrática, un respeto verdadero a la pluralidad y a la diferencia y una educación que permite que se formen ciudadanos y no energúmenos, caciques, oligarcas, mafiosos y sinvergüenzas "institucionales" e inmunes a las leyes y su justicia. Todo país que no presente esas condiciones no es una patria para nadie, sino un corral de ganado manso que se maltrata y se ceba para acabar en el matadero.
Lo raro no es que Catalunya se quiera emancipar del merder español, sino que el resto de regiones no le aplaudan y hagan lo mismo.
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