Currículum de hojalata
No es creíble que alguien que ha estado alejado de la disciplina
académica durante siete años y que en sus años académicos regulares no
había acreditado su excelencia en el estudio, pueda hacer en dos meses
lo que se suele hacer en dos o tres años
Pablo Casado no es un Menéndez Pelayo; es Pablo Casado
Pablo Casado no es un Menéndez Pelayo; es Pablo Casado
De todos los presidentes
del Gobierno de la democracia española, Leopoldo Calvo Sotelo ha sido,
con mucha diferencia, el que ha tenido un currículum más brillante.
Además de estar en posesión de uno de los títulos más difíciles de
obtener, todavía hoy, pero mucho más cuando él lo obtuvo, dominaba
varios idiomas, tocaba el piano, y acreditaba una pasión por la lectura
que suele acompañar a las personas curiosas intelectualmente. Recuerdo,
varios años después de que hubiera dejado la Presidencia del Gobierno,
un diálogo que mantuvo con Santos Juliá en un encuentro académico, al
que él acudió como uno más de los que allí estábamos. Un ex-presidente
del Gobierno acudiendo a un seminario académico y participando en el
debate en pie de igualdad con los demás. Jamás necesitó presumir de su
currículum, porque su currículum hablaba por sí solo. Y con su sola
presencia se notaba.
No creo que casi nadie entre los ciudadanos que no están muy
interesados en la política recuerde hoy a Leopoldo Calvo Sotelo como
líder político. Ha sido el único presidente del Gobierno que llegó a
serlo sin ser cabeza de lista de un partido en unas elecciones generales
y, una vez investido presidente, a nadie en el partido en el que
militaba se le ocurrió que podía ser el candidato en las próximas
elecciones.
Quiero decir con ello que un buen currículum, incluso un
excelente currículum académico, no es que no sea condición suficiente,
sino que no es ni siquiera condición necesaria para ser un buen
dirigente político. De todos los miembros de la dirección de UCD, Adolfo
Suárez era uno de los que tenía un currículum académico menos
brillante. Y sin embargo, nadie podrá discutir que sus aptitudes como
líder político eran muy superiores a las de todos los demás. Felipe
González no tiene un currículum académico apabullante, pero sus
condiciones como líder político en democracia son casi insuperables.
Tener un buen currículum académico es positivo. Es mejor que un
dirigente político lo tenga que que no lo tenga. Pero no es
indispensable que lo tenga. Lo que es indispensable es que el currículum
que tenga, lo tenga de verdad. El currículum es la tarjeta de
presentación con la que un ciudadano se presenta en sociedad. Cuanto más
joven se es, más importante es esa tarjeta de presentación. Y más
importante es que lo que la tarjeta de presentación dice se corresponda
con la realidad. La política en democracia descansa en la confianza. Los
ciudadanos tienen que confiar en que los políticos que solicitan su
voto para dirigir la sociedad y gestionar los servicios públicos sean
personas que no engañan. Si alguien engaña en el momento inicial de su
actividad profesional, va a engañar toda su vida. Y engañará tanto más
cuanto más éxito haya tenido en el engaño inicial.
Este es el problema que tiene Pablo Casado con su currículum académico.
No se si se acabará demostrando o no que su título de licenciado en
Derecho ha sido obtenido de manera irregular. Si se acabara demostrando
que ha sido así, estaríamos en el terreno de la responsabilidad penal de
los profesores que permitieron que eso ocurriera. Y tal vez de la suya.
Pero, aunque no se acabe demostrando, nunca podrá desaparecer la
sospecha de que no ha obtenido dicho título de forma limpia. Puede que
no delictiva, pero en todo caso, no de forma limpia.
No es creíble que alguien que ha estado alejado de la disciplina
académica durante siete años y que en sus años académicos regulares no
había acreditado su excelencia en el estudio, pueda hacer en dos meses
lo que se suele hacer en dos o tres años. Pablo Casado no es un Menéndez
Pelayo. Es Pablo Casado. No hay nada en su trayectoria académica en los
años que estudió en ICADE, que acredite que siete años más tarde y como
diputado electo puede hacer en dos meses 12 o 13 asignaturas.
Lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible. Imposible
jugando limpio. Con juego sucio es otra cosa. La trayectoria académica
de Pablo Casado está llena de atajos. Todos sus títulos, desde el de
Licenciado en Derecho a todos los másteres posteriores los ha conseguido
sin que entre todos haya llegado a estar seis meses en un centro
universitario, sin asistir a las clases, sin conocer a los profesores
que impartían las asignaturas, con trabajos que permite que sean
fotografiados, pero que no permite que puedan ser examinados...
En España hay millones de ciudadanos que han cursado estudios de
Licenciatura y de Máster que los siguen cursando. La trayectoria
académica de Pablo Casado es un insulto para todos ellos. Es una sombra
más que se proyecta sobre la Universidad española. No se puede tolerar
que se transmita la impresión de que los currículum universitarios
pueden ser currículum de hojalata, hechos de retales que se adquieren de
cualquier manera menos estudiando.
El cierre de
filas de la dirección del PP en torno a Pablo Casado es, a tenor de lo
que ha ocurrido en el pasado, una certificación de que todo lo que
todavía son meros indicios acabarán siendo pruebas irrefutables.
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