jueves, 10 de mayo de 2018

Genial, Iñaki. Un leñazo en toa la cresta a esa C con estrambote 's, que se lo ha ganao a pulso kikirikero. ¡Mencanta!



Ciudadanos, al que todos los vientos le son favorables, debería andarse con ojo, debería tener cuidado y controlar su euforia, pues se le está subiendo a la cabeza el papel que se ha adjudicado, ese de único patriota verdadero, martillo de tibios, como vimos ayer en el Congreso. Ese gesto de romper el consenso con el PP en torno a Cataluña quiere decir básicamente que ese tema, Cataluña, es suyo. Que en ese importante asunto no está dispuesto a compartir protagonismo porque es su bandera y, por tanto, ha de ir siempre un paso por delante. Gloriosamente solo, como van los héroes, y dictando las normas de obligado cumplimiento. Como le ocurrió al PP con el terrorismo, ¿recuerdan ustedes? Una batalla en la que, por un lado, pedía unidad y, por otro, se ocupaba de que quedara clara su condición de solista y autoridad suprema en la materia.
A Ciudadanos le convendría recordar varias cosas. Que queda mucha carrera, que a la derecha de la derecha hay espacio, pero no tanto, y que ese espacio está lleno de arenas movedizas. Y que quien mete en ellas un pie, muy pronto se ve metiendo el otro, y así hasta ser engullido. Ya se ve que el asunto del acercamiento de presos de ETA va a ser su nueva baza en defensa de España, y luego vendrá otra, y luego otra. Cuidado, porque la bulimia patriótica es muy peligrosa. Debe recordar también que Rivera no es Macron. Y que éste, Macron, ganó en Francia porque allí la derecha y la izquierda se suicidaron. Y que aquí, aunque no paren de jugar a la ruleta rusa, aún no han caído. Así que conviene que Ciudadanos sepa administrar, y que no olvide que los primeros kikirikis del gallo son muy estimulantes, porque anuncian el amanecer, pero a partir de un cierto punto se convierten en una pesadez y se hacen insoportables

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