jueves, 3 de mayo de 2018

De Mujeres y Hombres. No de corrales con hembras y machos de granja.


 Acabo de colgar aquí mismo dos artículos consecutivos de imprescindible lectura cuyas autoras son  Yayo Herrero y Elisa Beni. En ambos testimonios se hace patente la denuncia del idéntico estado de miedo y agresividad por  parte  del machirulismo más zafio, rupestre y corrupto del género masculino, en el que por fortuna no todo del monte es orégano. Esa reacción virulenta ante la vacuna social contra el patriarcado opresor que venimos padeciendo desde la noche de los tiempos, tanto las mujeres como los hombres que no se resignan a seguir en las cavernas paleolíticas en pleno siglo XXI, sobre todo, en lo que respecta al desarrollo de una conciencia colectiva digna de una verdadera humanidad. Y a años luz de cualquier concepto y conducta humillantes y degradadas tanto para las víctimas como para los verdugos, que en una civilización de verdad no deben tener cabida ni lugar.
Tanto Elisa como Yayo, nos relatan sus experiencias con la manada machista. Elisa en las redes, ya que su campo de acción es el periodismo y Yayo desde el activismo social, desde el empeño ecologista comprometido con la sociedad y la economía, que es una de las bases fundamentales del cambio político, social y sobre todo de conciencia, tanto  planetaria como individual. 
El hecho de que las actividades de ambas compañeras despierte la agresividad y el juego sucio de la manada mediática, con sus coces y rebuznos testosterónicos, es signo de que el camino andado va en buena dirección y de que las denuncias y propuestas que la una y la otra trabajan y exponen no caen en saco roto ni son tracas del momento que como se encienden se apagan en un plisplás. Mujeres como ellas, como Lidia Falcón, Manuela Carmena, Mónica Oltra, Ada Colau, Teresa Rodríguez, Sol Sánchez, Irene Montero, Anna Gabriel, Lorena Ruiz-Huertas y tantísimas más, son el signo del cambio de era, y no de sólo de siglo ni de ciclo electoral. 

¿Cuándo irrumpe una nueva era en la evolución  humana? Cuando se produce un cambio global de miras, de perspectiva, de dirección, que reacciona a situaciones insostenibles que solo abocan al exterminio de la especie humana y  en el momento actual, de toda especie viva que aun ose respirar, alimentarse y moverse libremente por la biosfera. Por eso hay tan pocas eras en lo que llevamos padecido hasta ahora. Arcaica, Primaria, Secundaria, Terciaria y Cuaternaria o  período machicénico que ahora agoniza con lamentables y estruendosos berridos, pataletas y terroríficas maniobras desastrosas hasta para su propia supervivencia. 
Es seguro que con las mutaciones cometidas  y perpetradas por los incontables agentes machicénicos hemos llegado al fin del Cuaternario y casi al agotamiento del Planeta como consecuencia de tanto agente foro-dolmen fashion y despendolado, inventores de la guerra constante, de la ambición exterminadora, de la rapiña y el saqueo en todos los planos imaginables desde el más rudimentario al más sofisticado, y del abuso en general como forma de vida, manufacturado y repartido en incontables formatos 'pedagógicos' e idelógicos que han venido modelando conductas, estados de ánimo, culturas, pensamiento, políticas, economías, religiones y sistemas de gestión variadísimos pero con el mismo finiquito en general.
Tiene toda la lógica que si el abuso se ha hecho sistémico durante miles de años, o sea, como mínimo un lustro de milenios, ahora todo el invento falsamente humano sea un almacén de residuos destroyers y putrefactos, o sea, la  escombrera del sistema solar, desde lo más elegante chachipiruli a lo más rudimentario y zarrapastroso, de lo más listo a lo más zopenco, se goza de idéntico nivel de inteligencia -puro eufemismo- aplicada y de resultados aplastantes, que ya saltan por los aires sin que nada ni nadie los pueda camuflar.

Como siempre, ¿quiénes salen al quite práctico y resolutivo cuando todo se   desmadra en una casa y amenaza con irse al garete? Pues las madres. Las hijas. Las hermanas. La suegras y las cuñadas, tan en las antípodas del cuñadismo macho. Las amigas y compañeras. No las hembras del corral, ni las burras de carga, ni las putas, ni las guarras, ni las zorras, ni las tontas, ni la maripuris, ni las marujonas, ni las trepas ni las corruptas, que sólo son inventos del machirulado y de su imaginación de hacha de sílex y fuego a indiscreción. Las mujeres sin adjetivos esperpénticos  salvan los muebles de la decencia aterrizada mientras arde el contencioso inútil del macherío dominante pero cada vez menos convincente hasta el punto de devenir monstruosidad antibiótica. Incompatible con la vida. Por eso, seguramente, en su agonía fatal  se ensaña con ellas en plan feminicida. Las mujeres engendran y gestan la vida. Qué simbólico matarlas y luego suicidarse...como hacen tantos machos enloquecidos y tantas veces sin saber por qué cuando les preguntan en las comisarías y juzgados por el móvil de su crimen.

Y esa eclosión salvadora del desguace es lo que tiene al machirulado en un sin vivir, experimentando una inseguridad y un desconcierto totales. Y cuanto más machos de corral y manada se sienten, mayor grado de  alarma experimentan. Ellas, sin guerras frías ni calientes, pero con la capacidad organizativa y práctica de la misma vida, capaz de darse y repartirse hasta biológicamente sin hacerse las heroinas ni las mandamases, -roles, que por cierto, son más propios del machismo que de la inteligencia- están demostrando que sí, que hay soluciones hasta para lo imposible, que desde el alma puesta a punto en la vida por la inteligencia emocional, el mundo se puede mover y auto-organizar por sectores plurales de mutuo apoyo sin necesidad de bombas ni de rifles, ni de mafias,  ni de mercadillos de la inmundicia, donde un #"yo sí te creo, hermana"# tiene mucho más poder de despertar y poner en marcha que el miedo y la represión de origen atávico, ditactorial y machista.

El machismo siempre es dictadura aunque se vista de Prada, como el mismísimo diablo, pero si se le quita el poder especulativo del dinero, se queda en el chasis. Su 'derrota' -que en el fondo es el triunfo de lo mejor que tiene y no conoce-, consiste en que se ajusten entre sí,  por medio de nuestra voluntad,  el corazón sabio y el cerebro empático. Pensar, comprender y crear con el corazón y actuar organizando y construyendo con el cerebro. Madres. Mujeres. Mundo nuevo.
Francesco d'Assissi, otro adelantado a su tiempo, en el siglo XII-XIII, ya se lo decía a sus compañeros de vida pobre voluntaria en dinero, pero rica y espléndida en todo lo importante de verdad: todos tenemos que aprender a amarnos unos a otros con amor de madre. El machismo fósil en ese terreno es totalmente analfabeto, por eso  el mundo no sobrevivirá en sus manos sin esta alfabetización de urgencia.

Las mujeres lo sabemos desde siempre. Los machos "profesionales" no lo  entienden ni lo entenderán mientras sigan siendo machos y no alcancen el nivel evolutivo de Hombre, que es igual que el de Mujer, que juntos y armonizados, descubriendo otros aspectos más sutiles y liberadores de la sexualidad  y las emociones que se van convirtiendo en sentimientos e ideas más amplias y sanas,  construyen un mundo andrógino, cuyos primeros pasos elementales  y necesarios los está dando el movimiento LGTBI, partiendo de la experiencia hétero y homosexual, transexual o bisexual, como cambio de parámetros psicoemocionales, y que es sólo un atisbo de lo que irá naciendo paso a paso mientras crecemos sin violencia, sin juicios ni condenas, superando las dependencias y apegos ansiosos que impiden ser libres de verdad, sino con empatía, compasión y amor universal capaz de cambios que el dinero ni la avidez ni la mentira, la simulación, la arrogancia, la hipocresía ni el afán por el poder porporcionarán jamás.
Podremos vivir armonizados con nuestra inteligencia colectiva e individual combinada con una nueva experiencia del espíritu que se irá descubriendo en la misma praxis de lo que vamos experimentando, aprendiendo y compartiendo, y desde ahí nuestra especie irá pasando página y llegará a comprender qué es aquello de lo que nos hablaban el taoísmo, el budismo, el zen, los evangelios, las culturas más sanas y lúcidas de la antigüedad, la mística de los cristianos y de los sufis.

Todo es lo mismo, todo está en nuestro interior, como una fuente subterránea que la luz va haciendo visible. Y a la vez, todo está en todo lo que vemos y vivimos, sólo nos falta parar la máquina del pensamiento autómata que nos piensa y no nos deja comprender ni disfrutar lo pensado, ni aprender a mirar para ver, como sucede con esos cuadros puntillistas, que en apariencia son un amasijo informe de líneas, puntos y colores, pero cuando los miramos sin la presión intencional  de descubrir las formas sino disfrutando de lo que sencillamente se ve,  éstas se revelan por sí mismas con una naturalidad clarísma y absoluta y en el caos aparece un paisaje, un retrato o un bodegón. Todo fluye y cuando lo torcemos impidiendo el curso inteligente de la vida, todo se emboza y desvirtúa.
En ese fluir contemplativo está el por qué de los mensajes solidarios de las monjas de clausura en el caso de La Manada. Quienes alcanzan un nivel lúcido por medio de la contemplación  - que para nada es exclusiva de los conventos, sino la mejor salsa en el menú de cada día, a  disposición de quien la quiera probar- , comprenden el todo sin barreras desde la inteligencia del amor infinito, sin prejuicios ni tópicos.

¿Que las redes son el refugio de los violadores de todo? Acabar con su poder agresivo es perfactamente posible si las mujeres que somos, como mínimo, la mitad del aforo mundial, dejan de participar en el enjuague consumista de las emociones manipuladoras, de los sopapos morbosos y de repente los machicyborgs se quedan solos echando pulsos con sus banderas y sus hormonas. Hablándose al espejo como Narciso y sin más eco que su ego hipertrofiado al otro lado del hilo. Mientras al mismo tiempo se pone en marcha una red social de iniciativa femenina con unas reglas consensuadas de participación basadas en la igualdad y el respeto mutuo, donde sólo puedan acceder hombres que demuestren en sus mensajes que valen la alegría de la inteligencia y no la pena de la mediocridad borreguil y estúpida, llena de prejuicios y tópicos sin digerir, violentos y bestias, con sus tics heredados, aprendidos por imitación en la berrea del instinto. Sería una gran lección y una empresa de éxito global asegurado. Tal vez es lo que Lisa Simpson habría pensado y propuesto si no fuese un dibujo diseñado por una mano y una inercia macheras.

Chicas del mundo: ánimo. No estamos solas ni queriendo. Somos millones. Y esta es nuestra Era.


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