Es uno de esos días en los que no sabes si romper el
amago de vacaciones o no escribir nunca más. Has desconectado los
principales enlaces a España, capital Caracas. No
pones ni las radios, ni las televisiones, y pasas deprisa por las webs
encabezadas a toda hora por la furia ciega de la desproporción, como si
quisieran matar los restos de pasados prestigios en una orgía de
insultos desorbitados.
Cuesta desconectar por
completo. Por si te pierdes lo que importa. Que se nos ha muerto Ángel
Nieto, el valiente piloto, el pionero, el luchador, el amigo llano de
quienes le trataron. O los asesinatos machistas que se ceban en la mujer
como en todo tiempo. O los atropellos que no cesan en nuestra anómala
democracia. O el Trump que acrecienta la tensión a un palmo de los
mandos de destrucción en la Casa Blanca, mientras los establecidos lo
citan como solución. Hasta para montarle un golpe de Estado oficial a
Maduro. Lo dijo el Secretario de Estado de EEUU. Verán entonces lo que cuesta un peine.
Pero todo parece algo más lejano si intentas
distanciarte por vacaciones. Aunque, verán, es que no todos las tienen,
no con viajes. Se nota. Este año, en Madrid, no es fácil encontrar
aparcamiento ni en el barrio de Salamanca, tradicional feudo de la
derecha más arraigada. Era un mito: Te quedas en la ciudad en Agosto y
dejas el coche donde quieres. O vas como un rey en el transporte
público. Pues tampoco.
Lo que sí han aumentado son
los mendigos. Se apostan a la entrada de las tiendas de saldos, mucho
más baratas si cabe. En la calle Goya se han instalado los de ropa
interior. Uno tras otro. Y allí andan señoras de todo peso
—todo— buscando "braguitas". ¿Cuándo las bragas pasaron a llamarse
braguitas y por qué?
Se colocan precisamente a las
puertas de los comercios. El otro día vi, en una calle perdida, sin
tránsito, al hombre más triste que jamás me haya encontrado. No por un
impacto concreto, era como una actitud de estupefacción y derrota. Tenía
al lado La Farola, y ni siquiera miraba las monedas.
Menos mal que la presidenta de la Comunidad de Madrid se ha quedado sin
vacaciones, según ha dicho. Para ver si el ultraliberalismo merma
también este derecho. Y claramente para activar su campaña electoral, no
vaya a ser que se vea la conveniencia de un relevo. Campaña desbocada,
de trumpismo tuitero. Venezuelas sin cuento. Aún
hubo un pleno. Enfermeros de la residencia de Arganda donde murió una
anciana desangrada al quedar atrapada en la cama, denuncian una precariedad extrema. Sin personal, no hay cuidados. Pero si hay dinero para activar un curso de tauromaquia y
que críos de 8 a 14 años aprendan a disfrutar torturando. En el fondo,
encaja. Menos cuidados, más muerte, menos gastos. Insensibilidad y
crueldad como siembra de futuro.
El verano, para
quien no puede ir de vacaciones —y casi el 40% de los españoles se
encuentra en ese caso—, es mal tiempo para los ancianos, los enfermos,
sus familias, los débiles de toda condición. Y también para quienes se
acomplejan en la diferencia como un demérito. No al punto de plantarse.
Miren al ex ministro Soria, la policía lo escolta hasta la playa y hotel de sus amistades y pufos peligrosos.
Tiempo, el verano, que intensifica los contrastes. A grandes niveles,
los podemos seguir e intuir por las puntadas de un "collage". No he sido
capaz ni de entrar en una oficina de correos esta mañana. Barrio
emigrante, había mucha gente haciendo envíos. Esta tarde he coincidido
con un joven en otra oficina, cerrada, en zona de más posibles. Era un
Ciudadanito. "Luego se quejan de que ataquemos a los funcionarios", me
ha comentado. Yo me había equivocado, era en otras direcciones donde
había abiertas. Se lo he dicho. Más en el centro, no era preciso coger
ni número para que te atendieran. No me ha dado tiempo a contarle que
los mismos recortes por vacaciones o mayores los han hecho en sanidad. Y
no los funcionarios, los que mandan más arriba. Debería saberlo y tener
cuidado.
Hace un calor tórrido. En Mallorca o
Alicante se han superado todos los récords, no baja el termómetro de los
31 grados ni de noche. Lo pagaremos. Madrid, sin llegar a tanto, muy
lejos no anda. Es un efecto acumulativo, como de pila que se carga. El
agua, en larga inmersión, lo alivia. Los aires acondicionados de
edificio completo también. Se trata de entrar en tiendas a rebajar la
temperatura, entrar y salir, como estaciones de aliento.
Me dirigía a devolver dos sobres de jamón de york en mal estado. "Este
calor...", o no tener suficiente personal para mantener la cadena de
frío. En Zara Home —con un aire acondicionado excelente y muy útil para
estos trayectos— he atufado un poco al personal con el hedor que
traspasaba la bolsa. Pero luego me han hecho el cambio en el
supermercado sin problemas. Es que lo vas dejando y, mientras, te
duplican y triplican los precios de algunos hoteles para escapadas. Y no
da para todo. Si da.
He vuelto a encontrar a otra
ex compañera de TVE trabajando en una ocupación menor a la que tenía
antes de los ERE y despidos. Hicieron tanto daño. Hace poco una
periodista, de cajera. Hoy, una voz maravillosa que contaba los buenos
programas. Allí, en TVE, mandan otros, muy alejados de lo que debe ser
el trabajo riguroso de un medio público. De un medio, sin más. Y ahí
siguen, ahí sigue todo. Y ya pocos buenos programas por contar.
Las miradas perdidas de pobreza y estupor también continúan. La
injusticia y los fantasmas que crecen y se quitan la sábana. Dudas, una
cierta impotencia. Aun sintiendo el privilegio de cuanto somos y nos
podemos permitir. Y siempre luces sólidas de afectos, de esfuerzos, de
dignidad que es lo que de verdad vale la pena.
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Gracias, Rosa Mª, porque con esto del calor sigas ahí sin tirar la toalla a pesar de las inclemencias del termómetro, que aún con la 'torraera' siempre resultan menos agresivas y crueles que los gobiernos en manos de cínicos desalmados y cleptócratas.
Donde hay una voz limpia siempre hay una conciencia y si los medios politizados no se interesan por las voces limpias es porque en realidad el pueblo que ha hecho posible el disparate actual, no se merece esas voces aunque las necesita más que el comer. Su mayor desgracia es no caer en la cuenta de las verdaderas necesidades que tienen y dejarlo todo a nivel Sálvate de luxe, si puedes, so mindundi, que a nosotros nos da la risa floja, paganini de mierda! Porque vas a pagar años y años el capricho que te diste votándonos el 27 de Junio del año pasado o dejando de votar con la copla publicitaria de que todos son iguales, y ya ves lo que hay y que todos los límites son superables...se puede llegar a ser muchísimo peor que lo conocido hasta el momento presente.
Pero bueno, como en Casa Blanca, siempre nos quedará ese París revolucionario de las asambleas, la toma serena de la Bastilla parlamentaria, el renacimiento del alma ciudadana, del mayo del sesenta y ocho y del 2011 y el valor potencial de nuestros pueblos, que cuando por fin vayan despertando será otro cantar, el de tu paisano, el entrañable profe Labordeta Habrá un día en que todos al levantar la vista veremos una tierra que ponga libertad .
Y estaremos allí para vivirlo y contarlo, Rosa Mª, no lo dudes. Y ahora disfrutemos transmutando las tiranías en posibilidades y respiraderos para la salud colectiva y si no es mucho pedir, también para la alegría de estar vivas, despiertas y dando caña por el mundo. Poniendo gotas de amor de madres por donde pasamos, en una ruta histórica de cambios fuertes y necesarios en que los hombres sanos también son madres a la hora de ser, estar y hacer, y también se agradece que estén ahí como signos y prueba de que sí se puede.
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