El ‘equipo de paz’ americano
Entre los dirigentes palestinos crece la impotencia y el malestar con la gestión del proceso de paz por parte de la administración Trump.
Para empezar, el equipo americano está integrado por tres judíos radicales, el yerno del presidente, Jared Kushner, el enviado propiamente dicho, Jason Greenblatt, y el embajador en Tel Aviv, David Friedman.
El problema no es que los tres sean judíos, puesto que desde 1991, cuando se celebró la Conferencia de Madrid, la administración solo ha designado a judíos, un detalle que descubre las verdaderas intenciones de las sucesivas administraciones.
El problema es que los tres forman parte de los círculos más radicales de los judíos americanos identificados con los sectores más montaraces del Likud. Un botón de muestra: los tres son partidarios de expandir las colonias judías en los territorios ocupados. Y de hecho han contribuido pecunariamente y moralmente a la expansión colonial israelí.
Ceder la voz cantante a esos tres hombres revela también que los americanos son cada vez más radicales, y no solamente en cuanto al proceso de paz en Oriente Medio, sino también en otros ámbitos.
La Autoridad Palestina no sabe qué hacer. Las reuniones de los dirigentes palestinos con esos tres hombres se han convertido en un diálogo de sordos, un verdadero martirio.
Kushner, Greenblatt y Friedman no solo defienden las posiciones israelíes, sino que las presentan como si fueran posiciones americanas.
Esto está pasando en numerosos aspectos y está bloqueando el desarrollo del proceso de paz.
Probablemente esa e la intención de Israel y la intención de los tres mediadores americanos, que en realidad defienden sin compromiso las posiciones del gobierno de Netanyahu.
“Es el ‘equipo de paz’ más proisraelí desde la Conferencia de Madrid de 1991”, ha dicho un dirigente palestino.
En esta situación sería conveniente que la Unión Europea interviniese de alguna manera, aunque los europeos no lo harán. Bruselas es incapaz de articular una política exterior conjunta en los temas que son más importantes para Europa, y esto es lo que está ocurriendo con el conflicto de Orient Próximo.
La Europa que han diseñado los Estados europeos constituye el principal problema para el futuro de Europa, y eso es particularmente perceptible en el conflicto entre Israel y los palestinos.
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