martes, 15 de agosto de 2017

Una buena noticia, por fin...

Corbyn o el renacimiento de una esperanza

Los resultados de Jeremy Corbyn y el partido laboralista en las últimas elecciones británicas han significado una agradable sorpresa y no faltan razones.

Corbyn y su propuesta política de giro a la izquierda, de regreso a los valores de los laboristas y el abandono de la "tercera vía blairista", ha tenido que enfrentarse a muchas dificultades. En primer lugar las derivadas de los propios parlamentarios laboristas la mayoría identificados con una posición centrista. Corbyn ha superado dos veces la rebelión de sus parlamentarios que han tratado de desbancarle de la dirección del partido. Y lo ha conseguido gracias al apoyo de la militancia en especial la más joven, y de muchos de los nuevos militantes que han llegado al laborismo atraídos por las posiciones de Corbyn. 
Asimismo el liderazgo de Corbyn ha sido cuestionado constantemente por una mayoría de los medios de comunicación y por el conjunto del "establishment" que ha tratado de presentarlo como alguien anticuado y con propuestas no adecuadas al actual momento histórico. 






Pero el dirigente laborista ha mantenido un mensaje perseverante, a contracorriente, muy comparable al efectuado por Bernie Sanders en las primarias de Estados Unidos. Un mensaje coherente, sin fisuras y defendido con una clara honestidad. Un mensaje que enlaza con los planteamientos que en el pasado habían dado la hegemonía al "Labour" desde la victoria en 1945 de Attlee y Bevan.

Hace más de dos décadas el "thatcherismo" consiguió con su "revolución conservadora" obtener la hegemonía ideológica basada en el individualismo y la política neoliberal. Política e ideología, que con pequeñas matizaciones fue asumida por el "Nuevo Laborismo de Blair" y sus seguidores de la "tercera vía" partidarios de una posición centrista del partido para atraer votantes moderados. 

El programa electoral de Corbyn y el "Labour" ha confrontado directamente con el mensaje actualmente hegemónico del "thatcherismo" y ha reivindicado de nuevo unas esencias de izquierdas, y cuestionando lo que hasta ahora era aceptado como un pensamiento del "sentido común". Se trata de volver a plantear un nuevo conjunto de valores sociales y defenderlos con entusiasmo y honestidad. Se trata de demostrar que lo que sería extraordinariamente positivo y realmente de "sentido común" sería un gobierno que estuviera al servicio de la mayoría rechazando la austeridad y defendiendo a la mayoría frente a la minoría de especuladores y privatizadores. 


Es un programa basado en un incremento de impuestos al 5% más rico de la sociedad que supondría una recaudación de miles de millones que permitirían potenciar los actuales servicios públicos deteriorados en todos sus aspectos, educación incluyendo guarderías, Servicio Nacional de Salud, vivienda de protección oficial de calidad, incremento del trabajo digno fijo y con salarios adecuados y defensa de las pensiones, entre otros. También contempla la renacionalización de infraestructuras como las ferroviarias, el agua, la energía o la eliminación de las clasistas tasas académicas. 


Se trata de atacar de raíz un modelo actual que ha demostrado ser injusto e irracional destinado sólo al servicio de una minoría. Solamente el año pasado la riqueza de los mil más ricos de Gran Bretaña aumentó el 14% mientras los recortes salariales y la precariedad parecen no tener límites. Se plantea hacer una política que podíamos denominar claramente socialdemócrata, pero que en este momento parece revolucionaria, basada en que el más ricos paguen más impuestos para invertir en la economía y modernizando y potenciando los servicios básicos de la ciudadanía. 


Este programa ha ilusionado a una sociedad que hacía mucho tiempo que parecía dormida. Y contra las visiones apocalípticas de algunos, incluyendo la derecha laborista, ha arraigado de forma importante en el electorado. Y no ha sido sólo el resultado electoral, que  no ha podido superar todavía los "tories", sino fundamentalmente la dinámica política que ha generado y que impulsa Corbyn y el "Labour" en las encuestas y en el protagonismo político en los últimos meses.

El laborismo ha conseguido una fuerte amalgama no sólo entre la gente trabajadora sino también entre muchos sectores de la clase media, y especialmente en los jóvenes. Una mayoría de jóvenes hasta 35 años de clase media votaron laborista al igual que un 70% de los jóvenes trabajadores. Cabe resaltar estos hechos porque significa que las políticas que propone Corbyn interesan a estos dos sectores básicos para conseguir en el futuro la victoria electoral.Es importante resaltar que no se trata sólo de que haya conseguido movilizar el voto joven sino que incluso se ha producido una fuerza activa de los mismos con más de doscientos mil activistas activos, en la calle y en las redes, que sin duda han tenido una importante influencia en la remontada electoral.
Porque tanto la clase trabajadora como los jóvenes de clase media están de acuerdo en tener unos buenos servicios públicos y de calidad en campos como el educativo o la sanidad; un trabajo digno y estable; unos servicios ferroviarios de calidad y son contrarios a las privatizaciones de servicios básicos; con viviendas asequibles y seguras. Y son conscientes de que si la minoría que se ha beneficiado de la crisis pagara más impuestos, la mayoría disfrutaría de esos mejores servicios e infraestructuras, de más garantías de empleo digno y de acceso a la vivienda en condiciones favorables de precio y calidad. 


El objetivo, como diría Owen Jones, es volver a mover la "Ventana de Overton" es decir el paradigma socialmente aceptado. En su momento a partir de Attlee lo socialmente aceptado fue durante décadas una sociedad del bienestar, esto cambió con Thatcher que impuso su paradigma neoliberal dominado por el individualismo y la desigualdad, y ahora se trataría de devolver una la visión general aceptada hacia una sociedad más justa para la mayoría. La política de "Labour" de Corbyn, si puede llegar a llevarla a la práctica, puede conllevar la liquidación del "thatcherismo" y del "blairismo". 


Hay elementos que parecen señalar que el mensaje de Corbyn está calando, por primera vez en muchos años la clase media británica está de acuerdo en subir los impuestos a cambio de mejores servicios públicos. Como dice el periodista británico Paul Mason "si en las próximas elecciones los Conservadores plantean un plan de impuestos más altos y un incremento del gasto y la inversión pública indicará que Corbyn ha cambiado el juego".


Lo que está claro es que Corbyn como Sanders han creado una situación de esperanza en la gente de izquierdas y que su propuesta no sólo es válida para Gran Bretaña sino que es un programa exportable al conjunto de las izquierdas europeas hoy confundidas.


Y deberíamos esperar que los cambios producidos en los últimos tiempos en los sectores de la izquierda en nuestro país puedan producir un acercamiento hacia parámetros similares a los defendidos por Corbyn para lograr una alternativa real frente a la derecha gobernante.

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