miércoles, 9 de agosto de 2017

España, burdel turístico low cost

                  Imagen relacionada
Atentado turístico. Casco antiguo de Benidorm invadido e inutilizado para sus habitantes. Un pueblo de pescadores que ya no existen barridos durante el franquismo por los rascacielos. Un ecosistema asesinado por la pasta y los pocos escrúpulos



El origen de la prostitución nunca fue el placer, como supone el credo machista, sino la miseria y el sufrimiento, la carencia de todo lo básico, el secuestro de la libertad femenina por el vandalismo masculino a través de los tiempos. La mujer dependiente del hombre y tratada como objeto o como moneda de cambio. Bodas de niñas con viejos forrados para asegurarles el pan y el futuro, señoritos abusando de las criadas y engendrando bastardos a diestro y siniestro, matrimonios de conveniencia y venta de esclavas doblemente secuestradas, por el trabajo y por el sexo. 
En muchos pueblos de África   la prostitución sigue siendo el sucedáneo de la poligamia, muchas mujeres pobres y solas no tienen más remedio que cobrar por ser carne de cañón sexual, a cambio de comida, de ropa, o de agua, para no morir de hambre y sin techo, si no encuentran marido que las mantenga y expuestas a la violencia, malos tratos y a ser asesinadas a capricho de cualquier loco. En esas culturas lo humillante no es ser puta, sino ser pobre.

Algo muy similar es lo que estamos viviendo en España con las avalanchas de un repugnante turismo de saldo en el que la inteligencia es ausencia total y la dignidad con los derechos humanos, un chiste malo, malísimo. Una sociedad medieval pero con internet, que ha cambiado la servidumbre de la gleba por el sometimiento a los turistas, que dan muchísimo dinero, sobre todo a los tour operators ingleses y de otros países. Un país que de ser un imperio hace siglos, poquito a poco, se ha ido convirtiendo en un burdel histórico; primero fue el chulo prepotente dueño del prostíbulo, luego, la madame y ahora ya es la puta anónima pluriempleada de carretera o de bareto, disponible las 24 horas. El chulo y la madame, ahora son el estado y las empresas que aprovechan el tirón, respectivamente. Las putas y los putos son los y las trabajadoras que por dos euros hacen la limpieza de una habitación de hotel o por seiscientos euros al mes, trabajan doce y quince horas diarias como camareros/as o pinches de cocina. O recepcionistas con tres o cuatro idiomas, una licenciatura y tres masteres. Son los trabajadores que no pueden dormir ni descansar por el barullo, los enfermos que soportan el escándalo de la calle que nunca duerme, llena de borrachos berreando en cualquier idioma irreconocible a base de alcohol o cualquier otra droga.

Y para rematar este cuadro que lo mismo podría ser un aguafuerte negro de Goya que una pintura de El Bosco, aun nos queda pendiente el capítulo de la insostenibilidad en el tema hídrico: hotelazos, casoplones, campos de golf, piscinas, spas, balnearios de lujo, millones de metros cúbicos de agua para limpiar y regar, para la higiene y la cocina, y también para divertirse en las duchas de las playas. España es una tierra de secano. Llueve muy poco. Y a pesar de tener pantanos por un tubo, no da abasto para un despilfarro de esos calibres. Ningún gobierno hasta ahora ha tenido en cuenta la relación que hay entre agua, vegetación, abandono, incendios, pobreza agrícola, ruina medioambiental y cambio climático. Somos el país de Europa que tiene más abandonado el campo, que no cuida los bosques y solo se acuerda de ellos cuando se queman.
No cuida las granjas, deja que los pueblos se vacíen, porque no tienen recursos, como escuelas, institutos de zona, consultorios médicos ni transportes públicos, se olvida de los agricultores e invierte en el pijerío del turismo el dinero que debería invertir en la tierra que es la que da de comer cuando lo demás falla. Cuando este país sea un secarral en los cuatro puntos cardinales, todo esté quemado, y ningún turista quiera venir a achicharrarse en el interior y a cocerse en el mar, solo nos quedará la tierra y lo que hayamos hecho con ella. A lo mejor piensan los cerebros maravillosos que asesoran a los inversores y a los políticos, que eso no importa, porque ahí están los emiratos y mira qué bien viven hasta con pistas de patinaje sobre hielo en medio del desierto de Arabia...Sí, claro, a costa del calentamiento global y de los pozos de petróleo ya en las últimas boqueadas de su producción.

No deberían pensar en tontunas irrealizables e inasequibles. No se puede seguir construyendo como si esto fuese aún la época súper optimista de la Ilustración. Como a tantas cosas, también a eso llegamos tarde y ahora hay que aprovechar con lucidez los recursos naturales disponibles que no son los Francia, Portugal, Italia o Alemania, pero sí suficientes si se saben gestionar sin mamarrachadas horteras propias de termitas enloquecidas por la publicidad, porque hasta en el uso del dinero y la economía se nota la mentalidad hortera, o sea, torpe, zafia y derrochadora sin ton ni son, tan estrepitosa y como palurda, que se gasta un pastón en cohetes y después no tiene para comprar el pan. Lo mismo que el afán tan poco inteligente  por el dinero y las ganancias a pelotazo limpio, que como viene se va y sólo deja deudas y embargos. Poco espacio queda libre para la inteligencia donde todo lo domina la chapuza de la picaresca cortoplacista y su exhibicionismo sin ton ni son. Y por eso se valora tanto la fachada trampantojo y tan poco el trabajo serio de un tejido social y político  fundamentado en lo esencial.


Es cierto que hay mucho más trabajo, ¡y tanto!, no se da a basto para contratar barrenderos, fregonas, limpiacristales, camiones de basura, kellys a miles; nacen empresas subrogadas y lavanderías automáticas en cadena por todo el país. Chiringuitos de mugre y manteros de la impunidad que impiden vivir a los manteros obligados. Todo es cocinar y llenar buches de patanes y  bolsillos de pirañas ávidas sin escrúpulos y protegidas por leyes a su misma altura: también sin escrúpulos, que ningún magistrado encuentra reprobables ni delincuentes. Mientras los economistas de pro, cuentan en la tele las maravillas de la indecencia convertida en lucro a tutiplén, en trabajo miserable y explotación mayorista. Estamos mejor que nunca, nadando en vómitos y cogorzas, mierda aglutinada  en euros escurridizos que no paran de correr hasta Panamá o Suiza o la Islas ex-Vírgenes (es imposible conservar la virginidad cuando la sustancia que las mantiene procede de un prostíbulo vergonzante) 

Además, en medio del prostíbulo general a precio de saldo se ofrece el espectáculo añadido de sus iglesias, monasterios, catedrales, ermitas y santuarios, peregrinaciones a Santiago, Semana Santa, Corpus Christi, fiestas patronales, fallas dedicadas a la tortura humana en nombre de San José, a la tortura animal con San Fermín, juergas con la Virgen del Rocío, la Magdalena, San Roque o la Moreneta, la Xeperudeta, la Paloma, la Almudena, y de todo lo que se pueda ocurrir, no tiene parangón, y encima, los conciertos de verano masificados, por todas partes, en los que si muere un trabajador es peccata minuta y se le esconde si es preciso en un baffle  mientras el concierto sigue sin incidencias, que no va a parar unos minutos  y a crear un caos porque un matao se muera en acto de servicio, que es lo más normal del mundo.  

El problema que estamos sufriendo no es solo económico, que también lo es, ni de injusticia y vulneración de derechos civiles, laborales y humanos en general;  más allá de todo eso, y tal vez lo más grave a la larga sea el deterioro ético e intelectivo de la propia sociedad, que va rebajando tanto el listón de la dignidad y de los principios de la ley natural, que los daños, en poco tiempo y en esta misma generación, pueden ser incalculables en todos los aspectos, mediante la degradación contagiosa de las mentes, los cuerpos y los valores imprescindibles como son la ética, el civismo, la convivencia, la cultura, que no solo consiste en informarse y saber muchas cosas para controlar a los demás, sino sobre todo en cultivar mediante el conocimiento más profundo y su praxis, lo mejor que tenemos y corregir y mejorar lo menos valioso de nuestras maneras e ideas, de nuestros comportamientos, no solo en los modales sino también en la condición, en los hábitos, en el pensamiento y en los actos, en los procedimientos, leyes y normas adecuadas y consensuadas y, por descontado, en el compartir el don de la vida, claro. Y también en la autoestima como individuos y como comunidad social. 

Esas tareas no es posible desarrollarlas en un burdel institucional de socioppatías especuladoras a mogollón, donde la vida de quienes no son millonarios y no se corrompen para serlo, no vale nada. La ciudadanía en su conjunto importa menos que las reses bravas de una ganadería perteneciente a cualquier duque, marqués o ganadero venido a más en un territorio despatarrado ante los violadores que vienen a pasar en él sus vacaciones, para desfogarse haciendo cosas tan indignas y repugnantes que en su países de origen les llevarían a los juzgados y a la cárcel y les harían pagar unas multas enormes y con la obligación reglada de realizar un trabajo social como pedagogía penitenciaria y compensatoria a los damnificados. 

España, urgentemente, debe regular el turismo, no sólo la cantidad que es disparatada a causa de los precios baratísimos sino también por la permisividad, el caos organizativo, la irresponsabilidad de los municipios y ese laissez faire, laissez passer, tan propio de la marca Bienvenido Mr. Marshall, que según parece no se ha superado todavía, a pesar de que llevamos más de 50 años como boom turístico de la cochambre. 

¿No valdría la pena que el Estado animase a las empresas hoteleras a tener algo más de creatividad y de cultura, por ejemplo, instituyendo algún premio anual al mejor funcionamiento en creatividad y buena gestión, cooperación, mejor trato a los trabajadores, cogestión empresarial, etc,  y se esmerasen en orientar las actividades de los visitantes hacia propuestas interesantes y constructivas, ofreciendo paquetes de vacaciones inteligentes, agradables, con unas normas que respetar, donde haya programas diversos, con deporte, bailes de salón, concursos de habilidades divertidas, talleres de dibujo y pintura, conciertos, visitas guiadas a paisajes hermosos y lugares con historia, conferencias interesantes y amenas, interculturales,  campeonatos de juegos de mesa para las veladas, concursos de gastronomía fácil donde los turistas puedan mostrar los platos típicos de sus pueblos, casinos solidarios con juegos solidarios que dediquen una parte de sus ganancias a proyectos de ayuda al Tercer Mundo? Potenciar el agroturismo compartiendo la vida de los campesinos, mejor que el turismo hortera y devastador. Se puede asistir al Teatro Romano de Mérida, al de Sagunto, al Corral de Comedias de Almagro, a los festivales de Jazz estupendos, a  conciertos y cines al aire libre en lugares magníficos como El Retiro, el Parque de Maria Luisa, los Viveros, el Botánico y los Jardines del Tùria en València, en los de la Alhambra, en el Parque Güell, en la Plaza Porticada de Santander, en la Mayor de Madrid o de Samanca, en la ciudad antigua de Cáceres, en fin, hay tanta belleza repartida y tan mal aprovechada...Llevar la inteligencia y la belleza al negocio para convertirlo en prosperidad y cultura para todos y no al revés. Menos tascas y más paseos interesantes. Más inteligencia que rapiña.

No sé, algo de más calidad, sustancia y belleza, en vez tanta bazofia y pachanga, que son una vergüenza y un negocio grotesco. En la calidad de vida y de trabajo, no todo lo arregla  el dinero, a veces el dinero está tan manchado de sangre, sudor y lágrimas, que en vez de ser prosperidad es caspa, porquería y miseria para todos. También para el gobierno y para una clase de ladrones corrompidos aunque se vistan de Kalvin Klain ,Tucci, Versace o Rabanne, que apestan a kilómetros y solo atraen parásitos y patanes como clientela al burdel del abuso y la explotación.

Esto más que turismo es una peli de terror con retranca que sucede en  un ppsiquiátrico ppenitenciario regentado por Nosferatu, Drácula,Frankstein y la momia de Franco, con guión fantasma de Gila y dirigidos por el ectoplasma de Berlanga. 
Pero con el agravante real de víctimas expoliadas, muertos y heridos económicos abandonados a su suerte por todas partes. Esto no es economía, sino todo lo contrario: una casa de putas desahuciada, oikocaos y oikodesastre; y pensar que  oikonomía significa "gestión ordenada de la casa"... Aquí de eso, tararí que te ví.


       Imagen de la entrada de las Masia Rural

Otras opciones: turismo sano e inteligente. Molino Galán. València. Antigua masía,siglo XVII. Restaurada por completo respetando la arquitectura original. Apartamentos comodísimos con todo lo necesario. Un lugar ideal para actividades en grupo, solos o en familia. Rodeado de bosques. Delante del comedor de verano pasa el río navegable con barcas de remos, donde junto a los paseantes remeros nadan patos de una especie protegida que anida allí mismo. 
Un ejemplo de oferta para turismo de calidad, que es lo que habría que fomentar. 

Invertir con inteligencia atrae clientes con inteligencia y repele a los vándalos cuya visita no compensa, porque tras su paso, aunque paguen, hay que recomponer desperfectos, a veces llamar a los albañiles a los pintores y electricistas, a veces hasta a la policía, reponer menaje, muebles y enseres. Es muy mal negocio ser tan tontos pensando solo en la cantidad sin calibrar lo caro que sale el turismo sin calidad.
Con precios un poco más altos se ganaría lo mismo pero con menos masificación e incomodidades para todos, y todos se beneficiarían, los turistas incluidos.

No hay comentarios: