Quien quiera comprobar los daños infligidos a la
calidad de la democracia española tras una década de saqueo impune y
desgaste brutal de la instituciones para encubrirla por parte de los
gobiernos del Partido Popular, no tiene más que repasar la lluvia de
críticas que ha caído sobre Podemos por su anunciada moción de censura.
No existe mejor termómetro de cómo, tras más de un año de bloqueo y
marasmo político, lo anormal se ha vuelto normal y lo indeseable se ha
convertido en el paradigma de lo deseable.
Una de las
críticas más repetidas ha sido acusar a Podemos de desviar el foco de
la atención sobre los casos de corrupción que ahora mismo asolan al PP.
Resulta un tanto sofista y bastante contradictorio sostener que va a
despistar la atención de la corrupción una moción que se presenta
precisamente por causa de la corrupción. A no ser que lo que se esté
diciendo realmente es que el PP tiene razón y deberíamos estar hablando
de lo bien que va la economía, que es lo realmente importante.
En esta misma línea argumental se ha sostenido también
que la moción refuerza al gobierno de Rajoy. Puede ser. Pero habrá que
ver a quién refuerza o debilita cuando se presente y discuta.
Pronosticar ahora un resultado responde más a una corazonada o a un
deseo; especialmente si se comparte la lógica que repiten con entusiasmo
los Populares y según la cual, cuantos más casos les estallan, más
clara y nítidamente se percibe su lucha y compromiso contra la
corrupción. Entonces sí, la moción supone un regalo para el PP, tan
regalo como el caso Gürtel, la Púnica o la operación Lezo.
Otra batería de críticas se ha concentrado en resaltar que parece más
dirigida a los restantes partidos de la oposición que al propio gobierno
Rajoy. Unos dicen que les obliga a retratarse, algo que haría toda
moción de censura presentada por quien fuera y cuando fuera. Otros
razonan que al PSOE le viene mal en pleno proceso de primarias y supone
un intento de influir en el resultado. Pero ha sido el PSOE quien se ha
colocado por sus propios méritos en semejante posición y en ninguna
parte está escrito que haya que esperar a que los socialistas resuelvan
sus problemas para hacer oposición. Desde Ciudadanos han afirmado muy
ofendidos que ellos no van a contribuir a ningún circo, seguramente
porque ya tienen la agenda ocupada haciendo payasadas en Murcia o en
Madrid mientras debaten la diferencia entre imputado, investigado,
citado, aforado y semipensionista.
La semana pasada
se acusaba a Podemos de primar la calle sobre el Parlamento poniendo a
circular el 'tramabús'. Hoy se les acusa de usar el Parlamento para
presentar una moción de censura. Pese a su aparente diversidad, en el
fondo, todas las criticas se resumen en una: a todos los demás les viene
mal. Pero esa es precisamente la razón de ser toda moción de censura:
tomar la iniciativa política y poner en apuros a los rivales.
Ni España vive una situación de excepción, ni presentar la moción
supone un acto de patriotismo. Es estrategia y acción política. Podemos
responde como debe a lo que seguramente le demandan hoy sus cinco
millones de votantes. Les guste o no, Pablo Iglesias y los suyos están
reconociendo que se equivocaron tras el 20-D al no entender que la
primera prioridad pasaba por desalojar al PP del poder. Les guste a no,
con su respuesta sobreactuada de primadonnas ofendidas, todos los demás están reconociendo que Podemos ha dado donde duele.
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Bravo, Losada! Esta columna es uno de los mejores argumentarios sobre el tema que he leido hasta ahora en la prensa. Gracias!
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Bravo, Losada! Esta columna es uno de los mejores argumentarios sobre el tema que he leido hasta ahora en la prensa. Gracias!
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