Jorge Bezares
Que ya ha empezado la campaña de las primarias del PSOE, lo sabemos, entre otras señales de humo, por las portadas de El País de los días 8 y 9 de mayo. En la primera titula: “La campaña de Sánchez tacha a sus rivales de “mafia” a la orden de Rajoy”. Y agrega: “El alcalde de Calasparra dice que Díaz se ha arrodillado ante el PP”. En la segunda remata la faena: “Díaz denuncia el “silencio cómplice” de Sánchez ante los insultos. Y añade: “Pilar Alegría: “Preocupa que esto sea su forma de dirigir el partido””.
La máquina de picar carne se ha puesto en marcha y para inaugurarla le han hecho una sesuda entrevista a Eduardo Madina, donde, aparte de impartir lecciones filosóficas de democracia, ataca a Pedro Sánchez por encargo, con la saña que acostumbra y el desprestigio que le acompaña.
Pero, por un momento, aceptemos la mayor: Pedro Sánchez y los pedristas deben poner la otra mejilla, y no decir palabrotas.
Que Miguel Ángel Heredia, susanista mayor de la cofradía trianera en Málaga, llamó “hijaputa” a Margarita Robles, no tiene la menor importancia. Sería ese “hijoputa” tan andaluz que quiere decir “buena gente”. Claro, por eso la magistrada ni le dio importancia. Tampoco se la dio al tuit que hace poco le dedicó Antonio Pradas tras criticar ella a Susana Díaz en un programa de La Sexta: ”Margarita Robles dice q modelo de Sánchez no es personalista sino compartido. Con quién compartió su inclusión listas de Madrid? Por ahí no… (sic)”. Olé, olé y olé. Este es a quien le secuestraron el retrato familiar en Ferraz cuando los pedristas se atrincheraron, ¿no?
Que a Pedro Sánchez lo echaron como a perro aquel nefasto 1 de octubre después de exigirle Susana Díaz a Francina Armengol “lo quiero muerto esta noche”, tampoco tiene la menor importancia. Que era para llevar a Rajoy a Moncloa… Si uno hace un esfuerzo muy grande, ese lenguaje no contiene ni una pizca de metralla; todo lo contrario, nos lleva a la tierra de flores y miel de Winnie the Pooh: que digo un canto a la paz, un gran canto a la paz. Es más, no comprendo cómo nadie no la ha propuesto para el Nobel de la Paz. O para un goya, ¿no?
Que la Comisión Gestora del PSOE ha perseguido inmisericordemente a todos los diputados pedristas y los ha descabalgado de responsabilidades, pues ellos se lo buscaron, cojones.
Que el error histórico presidido por Javier Fernández ha hecho gala de forma permanente de una parcialidad rayana en la república bananera, pues esa era su misión histórica.
Que esta cosa transitoria ha hundido al PSOE hasta convertirlo en un jarrillo de lata del PP, pues más se perdió en Cuba, aseguran fuentes socialistas que ha comentado el presidente por lo bajinis.
A lo que yo me vengo a referir, que cantaría Javier Ruibal, es que a Pedro Sánchez no le cabe otra que poner la otra mejilla. De hecho –y esto lo digo totalmente en serio-, estoy convencido de que es lo que debe hacer para que la ola que le acompaña, que está incluso por encima de él, vaya creciendo hasta llegar a las playas del 21 de mayo.
Todas las campañas que el susanismo tiene preparadas, como la que El País ha puesto en marcha, solo van a servir para alimentar el tsunami que acompaña a Pedro Sánchez por toda España, para aumentar la diferencia en las urnas.
Pongo otro ejemplo: El Mundo, que se ha convertido en el periódico en papel más serio de estos momentos, publica que “los dos bancos más grandes de EEUU temen la victoria de Sánchez en las primarias del PSOE”. De risa.
Son un insulto a la inteligencia, y proceden –porque todos vienen del mismo sitio- del grupo de políticos –dirigentes, exdirigentes, gerifaltes, etc.- con menos credibilidad en la historia democrática de España.
Pero lo dicho, nada de insultos. Que estos artistas del alambre se comportan como mafiosos, pues se destacan sus dotes interpretativas y se les compara con Marlon Brando, pero no en El Padrino sino en Un tranvía llamado deseo.
Como mucho, hay que aplicarles el método Mario Benedetti y recitarles sin ánimo de ofender Los pitucos:
“Hijo mío
recuérdalo
son éstos los pituco
(…)
besan con labios blandos
y en la rambla se mueren
y van al paraíso
y claro
el paraíso
es también una rambla
fíjate bien
son ellos
los pitucos
casi una raza aparte
son nietos de estancieros
primos de senadores
sobrinos de sobrinos
de heroicos industriales
(…)
aman los dividendos
escuchan a Stravinsky
se bañan diariamente
con jabón perfumado
y a la hora del crepúsculo
bajan todos al Centro
hijo mío
prométeme
nunca intentes hacerles
zancadillas
los pitucos son tenues
los pitucos son blandos
una bocina
un grito
a veces una huelga
les arruinan el alma
en ocasiones
raras ocasiones
se hacen los malos
dicen palabrotas
pero después se mueren
de vergüenza
y allá en su diario íntimo
se azotan con metáforas
(…)
tú
déjalos pasar
son de otra raza
admíralos
toléralos
apláudelos
escúpelos
tírales caramelos
cualquier cosa”.
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