martes, 16 de mayo de 2017

Las mil caras invisibles de la verdad


Ayer celebramos el sexto aniversario del 15M. Ese huracán cívico y ético que se lanzó a la calle desesperadamente en 2011, en la Puerta del Sol de Madrid, ya en el limite de la hartura y del castigo injustísimo del estado-institución contra el estado social.  

Al parecer ni los medios más complacientes con el poder (o sea, casi todos), ni las mismas instituciones del estado, han sido capaces hasta ahora de comprender el sentido, la evolución y la dinámica de ese tejido en movimiento que es la ciudadanía. Lejos de disolverse en la nada, el 15M ha conseguido en estos años, cristalizar como el eje de la conciencia civil y laica, que se va haciendo responsable de sí misma. 

Hace seis años se salió a la calle por un impulso natural y espontáneo de supervivencia colectiva e individual, ahora ese impulso se ha organizado y ya aparece como grupos sectoriales, una vez superada la avalancha natural y legítima de la indignación como pistoletazo de salida.  Ya no hay tanta masa maleable para hacer churros, sino cada día más raíces y árboles en crecimiento, específicos y bien delimitados, creciendo juntos en el mismo territorio, en el bosque de la vida y de la democracia. Las raíces de lo sectorial y los troncos de las opciones están separados para crecer mejor y generar la savia bruta, pero las ramas y las hojas se juntan en lo alto, para respirar juntas la luz, fabricar la savia elaborada de la inteligencia colectiva y así hacer la tierra respirable con el oxigeno del bien común. Para esa función colectiva nadie sobra y todas somos necesarios.Ayer fue una maravilla ir viendo aparecer en la Plaza del Ayuntamiento, que para todos ya se ha convertido en La Plaza del 15M, a la ciudadanía agrupada por sectores de trabajo y compromiso: la educación, la sanidad, los estibadores, los pensionistas, los estudiantes, los sindicalistas, los funcionarios, las y los feministas, los desahuciados y afectados por hipotecas y timos bancarios de toda clase, los precarios de todos los colores...todo en la misma marea. Somos marea social constituyente y constituida. Hemos salido y seguimos saliendo del caldo inicial donde se fraguó el germen del nuevo tiempo y los nuevos espacios, esos a priores de la sensibilidad interna y externa que el maestro  Kant nos definió con tanta lucidez y precisión, con los que vamos consiguiendo dar sustancia material a la Idea primigenia que a su vez ilumina con su inteligencia  las sombras espacio temporales.

Darse un baño en el SPA universal del 15M es una terapia imprescindible para quitarse del cuerpo y del alma colectivos y personales, todas las adherencias del cansancio, del desaliento y del peso de lo que ya no nos sirve para crecer, caminar y construir a base de reciclar y resituar. La marcha de ayer por la dignidad, en todo el estado, de ese 15M que Julio Anguita calificó como Foro Cívico, ayer fue un verdadero respiro, una terapia mutua y grupal, por las calles de las ciudades, mientras la corteza endurecida de los medios se volcaba con curiosidad malsana y estéril en el debate funerario del Psoe. 

En la calle, a pesar de los pesares y del ninguneo del sistema forring office, ayer tarde, de siete a nueve y media mas o menos, la vida   debatía y dialogaba incansable, con la realidad, dejando en evidencia una vez más el abismo que existe entre ciudadanía y aparataje de intereses políticos manipuladores de conciencias,  votantes y/o abstinentes, en letargo, que sobrevive de espaldas a su tiempo y a las circunstancias reales y no especulativas, de quienes han hecho o pretenden hacer de la política una profesión vitalicia y un negocio espectacular a base de exprimir al prójimo como jamás se exprimirían a sí mismos ni a sus allegados y cómplices.

La mani acabó frente a la nueva sede del pp, en la Plaza de América, frente al parque del viejo Turia y el puente de Las Flores, por cierto, un negocio de Rita Barberá, q.e.p.d.  y una empresa de floristería amiga, que reponía flores, en vez de cultivarlas los jardineros del Ayuntamiento (que, obviamente pasaron a ser también  precarios por contrato subrogado en empresas enchufadas, cómo no, por la ahora difunta alcaldesa), para adornar la miseria de los valencianos mientras se llenaban los bolsillos con sus impuestos. 

Ayer esos valencianos que llevan pagando el pato por los que no saben lo que votan y pasan de saberlo, se/nos, plantaron/plantamos, ante la Cueva de Alí Babá ppeppera, exigiendo que la Justicia, si es que existe en España -lo que ya es una duda generalizada- ilegalice esa mafia infinita y ya fuera de control hasta por sí misma, que solo sabe, además de robar a saco, externalizar a Rajoy a las antípodas cada vez que los portavoces más decentes, en al Congreso o los periodistas no subrogados por  la corrupción generalizada, le piden cuentas de su absoluta irresponsabilidad cada día más incomprensible, o en las ruedas de prensa, de las que solo sabe escaparse presa de una especie de telele incontrolable e inexplicable en un personaje que lleva toda su vida viviendo del sector público, tendiendo puentes privados para el saqueo, en su nube del no saber, no responder, no hacer y no dar palo al agua. Solo corriendo de costa a costa, en plan Forrest Gump. 

Ante tal panorama de calamidad general y desamparo social absoluto, e incluso de ofensa gravísima a su integridad y a su inteligencia por parte del pp y del psoe, queda más claro que nunca, que la ciudadanía solo se tiene a sí misma y solo saldrá del atolladero en la medida en que exponencialmente lo comprenda y actúe en consecuencia como un 15M organizado en redes de base municipalista y en evolución y revisión constante.
Nada es eterno, todo debe cambiar y evolucionar sin miedos, sin tapujos, sin arrogancia, sin soberbia y sin avaricia ni crueldad, sin mentiras ni violencia, por eso solo el amor, y sus derivados como la honestidad, la empatía, la justicia,la transparencia y el apoyo mutuo, tiene las llaves de la despensa y del futuro. El 15M lo entendió desde el primer día. Y lo sigue entendiendo cada vez mejor.

Bendita sea la ciudadanía de a pie, que no es 'la gente'. La gens es una casta, un concepto emparentado por genética (de la misma raiz que "gen, genes"). Las castas no son el pueblo, sino agrupaciones por apellidos y eugenesia selectiva. Y mucho menos puede ni debe llamarse "gente" el pueblo capaz de reconocerse como civilitas o politeia, ciudadanía.

La Programación Neurolingüística debería incluirse en la educación para salir del analfabetismo deshumanizante, barnizado de "cultura" que nos falsea la realidad por medio del lenguaje manipulado en plan trampantojo maquillador, a veces por ignorancia y a veces por la "gens" del poder que se aprovecha y fomenta la ignorancia para seguir a lo suyo, el afán de las castas, que es oprimir y engañar para poseer y manejar todo, excepto lo fundamental: su propia esencia ontológica, su autoconocimiento, su conciencia. Una carencia gravísima que es la causa del desastre humano.




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Una prueba de lo despistadas que están las castas más glamurosas y mediáticamente jaraneras de las sociedad, es que la atención en el día de ayer estuvo absorta y  fija en un debate sin fuste entre mediocres del psoe, en vez de estar valorando el 15M y los cambios e iniciativas regeneradoras de la democracia y la gestión de base, que su aparición ha generado en la sociedad y el humus magnífico que está siendo capaz de crear con el estiércol político que le cayó encima por obra y desgracia del biparty pp/ppsoe. Mal vamos con esa afición a las tracas y al olor a pólvora...mojada, para más inri.




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