martes, 30 de mayo de 2017

Hay argumentos e inteligencias sin fecha de caducidad. Convendría repasarlos y transferirlos a nuestro tiempo. Nos sorprederemos de su valor intemporal y que nadie ha mejorado hasta ahora.



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"Igualmente decimos en un proverbio: 'en la justicia se encuentra resumida toda virtud'. Y es una virtud perfecta, precisamente, porque es un edificio de la virtud perfecta. Es perfecta, porque quien la posee puede conducirse virtuosamente con otros y no solo consigo mismo. En efecto, muchos pueden conducirse virtuosamente en sus asuntos particulares pero son incapaces de hacerlo igualmente con otro.Por eso se considera que está bien aquel dicho de Biante -"el gobierno revela al hombre"(*)- pues el gobernante lo es para con otro y ya en comunidad. Por esta misma razón parece también que la justicia es la única virtud que es, además, un' bien ajeno', porque es para otro, realiza lo que conviene, ya sea a un gobernante o cualquier otro miembro de la comunidad." (Fragmento de la Ética a Nicómaco. Aristóteles) 

(*) Biante de Priene, citado por Aristóteles en esta obra, fue uno de los Siete Sabios presocráticos, autor de un poema de dos mil hexámetros sobre "como podría ser próspero un estado".


Aristóteles fue el primer filósofo que consiguió dar a la ética una estructura materializable y organizada desde la lógica y la praxis, en pleno y acertadísimo ejercicio de la sofrosyne, (la capacidad de aplicar la inteligencia a la vida cotidiana). Hasta que él le dio cuerpo entendible, la ética en Grecia (del resto de culturas cercanas ya ni hablamos) significaba solamente "costumbre", "habito" y "conducta", sin más matices ni aplicaciones. 
El maestro estagirita descubrió la importancia  no sólo de la conducta del ser político (zoón politikón) sino de las posibilidades  y contenidos antropológicos y ontológicos  de ese fenómeno humano al que no le cambió el nombre, simplemente, lo engrandeció y lo convirtió en columna fundamental de todas las relaciones, desde con uno mismo a las interpersonales, sociales y políticas. Sobre este tema reflexionó incansablemente y escribió tres joyas que deberían enseñarse y repasarse constantemente en escuelas, institutos, universidades (sobre todo en las facultades de Ciencias Políticas, Económicas, Sociales, Derecho, de la  Educación y de la Información), debería ser el abecedario práctico, como en los partidos políticos, en los sindicatos y en las empresas, asociaciones culturales, de vecinos, etc, etc...Magna Moralia en latín, Mégalon Ezikón en griego, Ezikón Nikomajeíon o Ética para Nicómaco, dada la etimología de la palabra ese Nicómaco seguramente no era su hijo biológico como se ha dicho, posiblemente era Alejandro Magno, ya que nikaiós significa victorioso y majein combatir), que fue su alumno durante la adolescencia y primera juventud por encargo de Filipo de Macedonia, su padre; las reflexiones del mentor sobre la necesidad de la ética venían que ni pintadas para un joven poderoso, ambicioso y con insaciables deseos de grandeza y fama, como el joven Alejandro, cuyo ego, según las crónicas, debía  tener el tamaño de sus conquistas.
El tratado no tiene desperdicio y si su alumno macedonio lo hubiese entendido y practicado, quién sabe cómo estaría ahora Europa y el resto de Occidente...Además dejó un tercer tratado Ezikón Eudemión , Etica para Eudemio, que seguramente tampoco era alguien llamado Eudemio, sino recomendaciones y enseñanzas en forma de alegoría para un 'pueblo feliz, ('eudamonía' es felicidad y 'demos', pueblo). Por desgracia, en aquella época,  ya no estaba Pericles a cargo de la democracia ateniense, sino el poder de Alejandro. Tiene mucho sentido que viendo el curso de los acontecimientos, Aristóteles se preocupase intensamente por dar pautas sociales de cara a un presente y un futuro éticos más que dudosos.

Es fantástica la sutileza y el ingenio del autor, que hasta en los títulos deja clara la verdad a la que se refiere, para que ningún cabo quede suelto por más siglos que hayan transcurrido.

Con frecuencia debería recordarse que tal vez no se acabe de comprender a Marx, Nietzsche, Sartre, Foucault o Camus, porque se desconoce la profundidad tan básica, directa y necesaria de la Ética de Aristóteles. Antes de fundar revoluciones y seguir flautistas de Hamelín laclausianos cherchez l'éthique, porfa! o no se dará pie con bola en todo lo demás.


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